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Szczurek, M. (1989). La estrategia instruccional. Investigación y Posgrado, 4(2), 7-26.

Szczurek, M. (1989). La estrategia instruccional. Investigación y Posgrado,


4(2), 7-26

RESUMEN

Este trabajo propone un modelo para la planificación de la estrategia instruccional,

presentándola dentro del contexto de un nuevo modelo general de diseño de instrucción. El

modelo de diseño de instrucción, con un enfoque sistémico, abarca: elementos directrices,

características de los estudiantes, características de los docentes, medios y otros recursos,

estrategia y evaluación. Se define la estrategia instruccional como el conjunto de acciones

deliberadas y arreglos organizacionales para llevar a cabo la situación de enseñanza–

aprendizaje. Comprende los siguientes componentes: técnicas instruccionales, actividades,

organización de la secuencia, organización de grupos, organización del tiempo y

organización del ambiente. Se trata con más detalle este último elemento debido a la escasa

información asequible al respecto.

Edición digital – Sept 2002

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Szczurek, M. (1989). La estrategia instruccional. Investigación y Posgrado, 4(2), 7-26.

LA ESTRATEGIA INSTRUCCIONAL
Mario Szczurek

CONTEXTO

Los modelos de diseño de instrucción

Para realizar de manera apropiada la planificación del proceso de enseñanza–


aprendizaje, o lo que es igual, el diseño de la instrucción1, es necesario tener en cuenta cada

uno de los componentes que intervienen en dicho proceso y sus interrelaciones.

Existen muchos modelos que tratan de representar el proceso instruccional y al

mismo tiempo, servir de guia para la elaboración de diseños de instrucción. Andrews y

Goodson (1980) analizaron 40 modelos y sin embargo, para un especialista en el campo,

resulta evidente que es una recopilación incompleta y un análisis probablemente prejuiciado.

Así, no parece casual que el modelo que dicho análisis considera el mejor, proviene de la

misma universidad de los maestros de los autores. Una revisión de la Revista de Tecnologia

Educativa permite constatar, aun sin acudir a otras publicaciones latinoamericanas, que

también aquí han proliferado modelos, sin que a ello haya escapado tampoco el autor de este

trabajo (Szczurek, 1978).

Regresando a lo fundamental

Después de encontrarse por años con tantos y variados modelos, resulta conveniente

detenerse y preguntarse ¿ Hacia donde se quiere ir ?,¿ Cuál es, desde el principio, el

propósito fundamental de tales modelos ?

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Se identifica la instrucción no con aprendizaje sino con enseñanza–aprendizaje, en el
sentido de un proceso que deliberadamente se lleva a cabo para que se logre un aprendizaje

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Como ya se mencionó, se trata de representar el proceso de instrucción, identificando

sus componentes fundamentales e interrelaciones, para orientar el estudio, diseño, desarrollo

y evaluación del mismo.

Por lo general, los modelos publicados van más allá de lo fundamental, con

ampliaciones que parecen reflejar bien sea el área de experticia particular de sus autores y/o

sus inclinaciones respecto a determinadas teorías de aprendizaje (que no de instrucción).

Para establecer los componentes fundamentales de un proceso de instrucción

cualquiera (en el entendido que ya se ha determinado la necesidad de instrucción ó ésta viene

dada), piense en una situación ordinaria de instrucción (su “clase” por ejemplo) y verifique

que lo que se encuentra es lo siguiente: elementos directrices, estudiantes, docentes, medios y

otros recursos, evaluación, y estrategias (Gráfico 1). Nada más y nada menos.

Elementos directrices
Son los que orientan globalmente el proceso, indicando lo que se espera lograr.

Generalmente esos logros se expresan en términos de lo que el estudiante aprenderá como

consecuencia de la instrucción. Pueden aparecer bajo uno o más de los siguientes nombres o

formas: fines, propósitos, metas, contenidos, objetivos (generales, terminales, específicos,

expresivos, etc.). Aunque no se declaren, estos elementos directrices existen como intención,

lo cual suele descubrirse en el momento de los tests, exámenes o pruebas y asignaciones.

También se incluyen entre los elementos directrices a los llamados análisis de tareas,de

objetivos y de contenido, puesto que no son más que técnicas para desagregar logros amplios

en otros más específicos. Los elementos directrices constituyen el “que” o “para que” del

proceso de instrucción.

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Estudiantes
Protagonistas del proceso de instrucción, traen sus propias características como

individuos y como grupos. Dichas características no se refieren sólo a los previos

conocimientos, habilidades , destrezas y actitudes, sino que también deben considerarse las

comunmente englobadas bajo el término de “características biopsicosociales”.

Tradicionalmente, la mayoría de estas características se han soslayado en la planificación de

la instrucción a pesar de lo mucho que se habla de su importancia, y aunque en los últimos

años vienen constituyéndose en un foco de atención de la investigación educativa , poco o

nada se han tomado en cuenta los resultados obtenidos para la práctica educativa. El

componente estudiantes constituye parte del “quien” o “con quien” del proceso de

instrucción.

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El docente
Sin duda se trata de un componente importante del proceso y sin embargo no suele

considerarse como tal en los modelos de diseño de instrucción. Posiblemente se deba a que

las características de los docentes como individuos, como grupo y en interacción con los

estudiantes, se han estudiado aun menos que las características de los propios estudiantes.

Algunos autores excluyen al docente como componente fundamental del proceso aduciendo

que la instrucción puede darse a través de un material seleccionado o preparado al efecto;

esta posición presupone, en forma obsoleta, que las funciones del docente sólo se dan con su

presencia directa, ante lo cual cabe la pregunta ¿Quién selecciona y/o prepara el material de

instrucción ? El docente constituye la otra parte del “quien” o “con quien” del proceso.

Medios y otros recursos


En el contexto del proceso de instrucción “se entiende por medio cualquier persona,

organismo u objeto que proporciona la información necesaria para facilitar un determinado

aprendizaje de conocimientos, actitudes o habilidades”(Szczurek, 1984).En este caso, la frase

“proporciona la información” indica que contiene en si mismo o es el sustrato de la

información. Algunos medios pueden requerir de otros recursos adicionales para que se

efectúe la transmisión de la información; por ejemplo una película requiere de un artefacto

llamado proyector, así como un objeto real microscópico requiere del microscopio. Además

de estos recursos llamados medios existen otros aparentemente obvios pero también

importantes como por ejemplo el tipo y cantidad de sillas, mesas, etc. Así mismo, son

recursos los materiales tales como aparatos, instrumentos, equipos, herramientas, útiles y

sustancias. Los medios y otros recursos como componentes del proceso de instrucción

constituyen el “con que” del mismo.

Evaluación
La evaluación en sus versiones cuantitativa y cualitativa proporciona datos para

establecer la efectividad y eficiencia, el valor y mérito del proceso instruccional o cualquiera

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de sus elementos o etapas y a partir de ello, controlar y tomar decisiones acerca del proceso.

Se debe considerar tanto la evaluación de los aprendizajes como la evaluación del diseño

mismo formativa y sumativamente. El componente de evaluación constituye el “que tan

bien” del proceso de instrucción.

Estrategia
La estrategia instruccional es también uno de los componentes fundamentales del

proceso de instrucción y como tal, está interrelacionado con todos los anteriores. Por ello,

aunque es el tema central de este trabajo, era importante ubicarlo primero dentro del contexto

conformado por el resto de los componentes para que se tenga presente que no debe

considerarse en forma aislada. El tema se trata más ampliamente a continuación, baste ahora

con indicar que la estrategia constituye el “como” del proceso instruccional.

ESTRATEGIA INSTRUCCIONAL

La selección de una estrategia instruccional debió preocupar al hombre desde el

primer momento en el cual decidió enseñar algo. Ciertamente, hay una cantidad y diversidad

de textos, artículos, experiencias e investigaciones referidas al uso de determinadas

“técnicas” o “métodos” de enseñanza–aprendizaje. Sin embargo, la determinación de la

estrategia apropiada para una situación instruccional es uno de los aspectos menos

desarrollados en el estudio y aplicación del diseño de instrucción, al menos si se compara con

la atención exagerada que se le ha prestado a otros elementos del diseño, como por ejemplo,

la redacción de objetivos (lo cual ha ocasionado tal vez una perspectiva exagerada del rol de

éstos en el proceso).

Lo que parece faltar en la mayoría de los estudios sobre diseño instruccional, aun en

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aquellos que dicen atenerse a un enfoque de sistemas, es el verdadero empleo de dicho

enfoque al considerar la estrategia. Aunque generalmente si indican que la estrategia no debe

tratarse en forma aislada, sino en el contexto de sus interrelaciones con los otros elementos

del diseño instruccional, fallan en tener en cuenta además el principio de recursividad de los

sistemas. Esto quiere decir que si para diseñar la instrucción se considera al proceso

enseñanza – aprendizaje con una visión sistémica, esto es, como un conjunto de elementos

que se interrelacionan con un propósito común, hay que considerar también que cada uno de

esos elementos son a su vez sistemas (subsistemas del sistema o sistemas que lo contienen).

Entonces, la estrategia como elemento del sistema instruccional debe considerarse a su vez

como un sistema con sus propios elementos, interrelaciones y propósito.

De lo anterior se desprende que el diseño de la estrategia instruccional es un proceso

más complejo que la decisión sobre lo que comunmente se llama un “método” de enseñanza

o de enseñanza – aprendizaje. En este sentido, la estrategia necesita abarcar más que ese

“método”, como se verá con más detalle a continuación.

Definición

La estrategia instruccional es un conjunto de acciones deliberadas y arreglos

organizacionales para llevar a cabo la situación de enseñanza – aprendizaje. Comprende la

consideración de los siguientes componentes: técnicas instruccionales, actividades,

organización de la secuencia, organización de grupos, organización del tiempo y

organización del ambiente (Gráfico 2).

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Técnicas instruccionales

Algunos llaman método a este componente de la estrategia y muchas veces confunden

los términos estrategia y método. Nérici (1980) propone categorías diferentes para métodos y

técnicas e incluye ambas. Es frecuente encontrar para el término método muy diversas

acepciones respecto a su alcance, desde señalar que sólo hay dos métodos (deductivo e

inductivo), hasta equiparar método con lo que aquí se denomina técnica.

Aunque método y técnica se refieren ambos a “procedimientos”, los métodos son

procedimientos más generales aplicables por lo común a diversas áreas del conocimiento,

mientras que las técnicas son procedimientos regulares y funcionales mas específicos,

generalmente propios de ciertas disciplinas.

Las técnicas instruccionales son, pues, procedimientos específicos para llevar a cabo

el acto instruccional, bien delimitados por una serie de pasos o características definidas, las

cuales contribuyen al logro de los objetivos y/o metas de instrucción propuestas.

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La bibliografía educacional presente decenas de técnicas (a veces identificadas como

métodos), clasificadas de diversas maneras. Una clasificación práctica bastante común las

divide en técnicas de:

Presentación: Es la forma más tradicional y sigue siendo la más empleada. En este

caso, se trata de técnicas como la exposición oral y/o visual y las demostraciones.

Interacción: Entre docente y estudiantes o entre estudiantes. Técnicas tales como

discusión, seminario, proyectos de grupo, mesa redonda, Phillips 66.

Estudio individual: Cada estudiante trabaja independientemente. Ejemplos de estas

técnicas son: lecturas guiadas, instrucción programada, proyectos individuales, estudio libre,

descubrimiento.

No está dentro del alcance de este trabajo presentar todas las posibles técnicas o una

selección de ellas. Ese es un tema del cual se ocupan diversos textos, desde algunos que se

dedican a una técnica en particular (por ejemplo instrucción programada, enseñanza por

descubrimiento, etc.), otros a un conjunto de ellas como las llamadas técnicas de dinámica

de grupos, hasta otros que presentan un inventario detallado de múltiples técnicas, como es el

caso de Nérici (1980) que ocupa unas 250 páginas describiendo decenas de técnicas paso a

paso.

Para una determinada situación instruccional podría utilizarse una sola técnica, o con

más frecuencia, una combinación de ellas. La selección de la técnica es un paso fundamental

en la planificación de la estrategia instruccional. Siendo que ésta es apenas una parte del

proceso instruccional, la selección de la técnica depende de los otros elementos del proceso y

muy especialmente de:

Los elementos directrices (objetivos, contenido, fines y/o propósitos). ¿ Se lograrán

mejor presentando la información a todos los alumnos a la vez ?, ¿ A través de experiencias y

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discusión en equipos pequeños, con o sin el docente ?, ¿ Permitiendo que cada alumno vaya a

su propio paso ?, ¿ Facilitando discusión o consulta con el docente ?, ¿ Se adecuará la técnica

al tipo de objetivo o contenido del cual se trata ? A este respecto no hay que olvidar que los

elementos directrices están influidos por las posiciones que se adopten en cuanto a teorías de

aprendizaje o de instrucción.

Las características de los estudiantes. Es otro de los elementos a tomar en cuenta

para la selección de las técnicas. Aparte de considerar factores tales como edad, sexo,

desarrollo mental y de los sentidos, habilidad general e intereses, hay también otros

relacionados con sus estilos de aprendizaje, como son la necesidad de estructura, el locus de

control, la tendencia al riesgo, interacción o trabajo solitario, generalista o detallista,

dependiente o independiente del contexto, impulsivo o reflexivo, etc. Todos estos son estilos

que se investigan intensamente en cuanto a su posible interrelación con las técnicas de

instrucción.

Características del docente. Es un elemento que siempre ha desempeñado un papel

importante en la selección de la técnica instruccional aunque a menudo se quiere desconocer

que es así. Hay que preguntarse ¿Domina suficientemente el empleo de la técnica?, ¿ Se

siente a gusto aplicándola ?, ¿ Le permite realizar su potencial ?

Además de todo lo anterior, necesariamente ha de considerarse la relación de la

técnica con los otros elementos de la estrategia, los cuales se describen a continuación.

Actividades

El plan detallado de actividades va a depender mucho de la técnica que se haya

seleccionado pues ésta determina una serie de pasos a seguir. En esta sección de la

planificación de la estrategia se especifican no sólo esos pasos dentro del contexto particular

de una situación instruccional, sino también aquellos determinados por rutinas

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administrativas y por el enfoque o teoría de aprendizaje o instrucción que se esté adoptando.

Ejemplos de rutinas administrativas serían la verificación de asistencia, la recepción

de tareas o trabajos encomendados, avisos generales o específicos del curso, nuevas

asignaciones, temario de futuras sesiones, etc.

Con respecto a actividades derivadas del enfoque o teoría de aprendizaje, por

ejemplo, quien adopte el enfoque cognoscitivo de Ausubel ( 1978 ), muy probablemente

precederá los pasos de la técnica con la presentación de uno o más organizadores avanzados,

o si adopta el enfoque de Gagné (1976 ), se cuidará de organizar las actividades ateniéndose

a los llamados “eventos de instrucción” que propone ese autor.

Organización de la secuencia

Esta etapa se refiere a la organización de los objetivos y contenidos en el orden en el

cual procederá la instrucción. Generalmente, ya hay un pre establecimiento de la secuencia

en la etapa de definición de los elementos directrices del diseño de instrucción, puesto que

allí se enumeran los objetivos terminales y contenidos generales y luego se hace lo mismo

con objetivos y contenidos más específicos al realizar los análisis de tareas, de objetivos y de

contenidos. Sin embargo, ahora en este paso de la estrategia se revisa esa secuencia de

acuerdo a algunos factores.

Por una parte, para cada objetivo/contenido o grupo de objetivos/contenidos hay que

tomar en cuenta quien va a controlar la secuencia. Así, la secuencia puede estar controlada

por el docente directamente, como en el caso de las presentaciones; por el docente

indirectamente a través del material, como en el caso de un texto de instrucción programada;

o por el estudiante ,como en el caso de la técnica del descubrimiento.

Por otra parte debe tenerse en cuenta la estructura misma de la secuencia, si la va a

controlar el docente directa o indirectamente. En este sentido hay múltiples posibilidades,

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entre otras:

Secuencia lógico–jerárquica
Es la que se emplea con mas frecuencia. Se ordena de acuerdo a los requisitos o

aprendizajes previos que requiere un aprendizaje nuevo. Si no hay requisitos, entonces se

habla de aprendizajes que se pueden dar paralelamente. Por ejemplo, sumar es un requisito

previo a la multiplicación y se debe aprender primero (son seriales), mientras que resta y

multiplicación son paralelos.

Secuencia regresiva
Se estructura en forma lógico–jerárquica como la anterior pero el orden de

aprendizaje se administra a la inversa. El estudiante aprende primero el último paso,

habiéndosele dado todos los datos de los pasos anteriores. Luego se le dan los datos de todos

los pasos menos los dos últimos, para que aprenda el penúltimo y repita el último. A

continuación se le dan los datos de todos los pasos menos los tres últimos, para que aprenda

el antepenúltimo y repita el penúltimo y el último. Y así sucesivamente con toda la cadena.

El argumento central de quiénes abogan por esta forma de secuencia es que con ella el

estudiante practica más los pasos más difíciles, ya que en vez de ir repitiendo siempre el

primer paso y luego el segundo y así sucesivamente a medida que avanza, en este caso repite

siempre el último paso y luego el penúltimo y así sucesivamente

Secuencia cronológica
Típica en el aprendizaje de la historia, la ordenación se efectúa según la ocurrencia de

los hechos en el tiempo.

Secuencia causal
Especialmente utilizada para el aprendizaje de relaciones causa–efecto como las que

se dan alrededor de muchos fenómenos que estudian las ciencias. Se ordena según la cadena

de causas y efectos. Un problema es que raras veces se pueden simplificar esas relaciones en

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forma lineal consecutiva y generalmente conforman una red o “mapa” de relaciones que

hacen de todas maneras difícil elegir una secuencia de forma no arbitraria.

Secuencia en espiral
Resulta particularmente útil cuando los objetivos/contenidos están de tal forma

entrelazados que es difícil profundizar en cualquiera sin conocimiento de los otros, es decir,

cuando es importante tener una visión de conjunto para entender de lo que se trata. En estos

casos es recomendable presentar una fundamentación general o básica de toda la secuencia

de elementos para luego volver sobre ellos, uno por uno, con mas profundidad,

relacionándolos entre si, y volver de nuevo cuantas veces sea necesario, cada vez con mas

detalle.

Organización de grupos

En términos generales, se considera que la agrupación de los estudiantes para efectos

de la instrucción, puede asumir tres formas diferentes: grupo pequeño,grupo grande,

individual.

Se llama grupo pequeño, aquel en el cual se da la máxima interacción posible entre

sus miembros, permitiendo la intervención de cada uno de ellos. Se estima idealmente que,

de acuerdo con investigaciones realizadas al respecto, un grupo con esas características no

suele pasar de doce miembros (Davies, 1971).

Se llama grupo grande, aquel en el cual ya no es posible una interacción que

involucre la participación de cada uno de sus miembros sin excepción.

En cuanto a la forma individual, ella se da cuando la interacción del estudiante se

establece con un tutor o con un material de instrucción.

Generalizaciones a partir de resultados de investigación sugieren que (Davies, 1971) :

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1. Para el logro de objetivos cognoscitivos y afectivos de nivel bajo, los grupos

grandes no son inferiores a los grupos pequeños.

2. Para el logro de objetivos cognoscitivos y afectivos de nivel alto, resulta óptimo la

organización de grupos pequeños de cinco a siete estudiantes.

3. Si sólo se persiguen objetivos cognoscitivos y afectivos del nivel más alto, la

tutoría individual (uno a uno) resulta superior a los grupos pequeños.

Puede notarse que tratándose de objetivos de nivel bajo, la organización de los grupos

puede decidirse según conveniencia administrativa, ya que no se producen diferencias

significativas de aprendizaje por el uso de una u otra forma.

Muy probablemente no existe forma ideal de agrupación para todas las situaciones de

aprendizaje, ya que por lo general se presentan diferentes tipos de objetivos combinados en

una misma situación.

Organización del tiempo

La distribución tradicional del tiempo de instrucción en “horas clase” es apenas una

de las formas como puede organizarse el horario. Tomando en cuenta los otros aspectos de la

selección de estrategias y del diseño instruccional, se debe determinar la conveniencia de

emplear otras formas de organización del tiempo. Entre ellas:

1. Horario dividido en períodos regulares de menor duración que la hora, por ejemplo

una hora dividida en tres lapsos de 20 minutos.

2. Horario estructurado por el estudiante de acuerdo al ritmo de su aprendizaje.

3. Horario con ciertos períodos fijos y el resto estructurado por el estudiante.

Aun cuando haya que atenerse a la hora clase tradicional, considere siempre la

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posibilidad de dividirlas o agregarlas de acuerdo, entre otras cosas, con el tipo de actividades

y técnicas empleadas y su relación con las características de los estudiantes.Una hora puede

ser demasiado tiempo con lo mismo en algunos casos e insuficiente en otros.

Organización del ambiente

La organización del medio ambiente suele ser desestimada en la planificación

instruccional, a pesar de su influencia decisiva en el aprendizaje de estudiantes que pasan

muchas veces más de mil horas al año en ese ambiente. El docente debería intervenir

deliberadamente en la regulación del ambiente instruccional y no conformarse con prestar

atención solamente al estudiante como si éste estuviera aislado del ambiente que lo rodea.

Uno de los aspectos a considerar es la planta física (dimensiones de salones, talleres y

laboratorios, áreas libres interiores y exteriores), sin embargo, reconociendo que es poco lo

que un docente puede hacer respecto a ésto cuando las características arquitectónicas ya

vienen dadas, no se hará énfasis en el punto. En cambio, el resto del trabajo, tomando en

cuenta que la información accesible es escasa, se dedicará a cambios factibles en el salón

tradicional de clases. El diseño del espacio interior del salón tradicional fue creado como una

respuesta funcional a cierto tipo de enseñanza (“siéntate y aprende”) en cierto tipo de

sociedad. La tarea del docente será la de rediseñar ese espacio interior para hacerlo tan

funcional como sea posible para el proceso instruccional planificado y sus protagonistas.

Las variables a considerar son:

1. El entorno visual (distancias y ángulo de visión, color, iluminación).

2. El entorno acústico (efectos y reducción del ruido, ruido de fondo, direccionalidad

del sonido).

3. El entorno climático (temperatura, humedad y ventilación).

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4. La distribución del mobiliario para sentarse y trabajar.

No hay “recetas” para decidir sobre estas variables debido a la enorme diversidad en

las diferentes situaciones que se pueden presentar. Sin embargo, para cada uno de esas

variables ambientales se dará una breve relación de resultados de investigación que pueden

ayudar a la toma de decisiones. Es importante señalar que no puede asegurarse que esos

resultados de investigación sean idénticamente válidos en nuestro medio, pero son un punto

de apoyo a falta de datos locales y es también, por cierto, una fuente de ideas para posibles

investigaciones útiles para nuestras necesidades.

El entorno visual
1. Hay poca diferencia en agudeza y fatiga visual entre la iluminación fluorescente y

la incandescente (McVey, 1975).

2. La legibilidad se vera afectada negativamente si hay mucho o muy poco contraste

entre al área central de trabajo y su alrededor. La iluminación del salón debe variar de

acuerdo a la luz que emane de cualquier aparato visual;el salón debe estar lo suficientemente

oscuro para que se aprecien exactamente los detalles y colores de la imagen, pero no más

oscuro (McVey, 1971).

3. Todas las formas de brillo reducen la agudeza visual e inducen el stress fisiológico.

Consecuentemente, luces y superficies altamente reflectantes no deben colocarse dentro del

campo de visión del estudiante (McVey, 1971).

4. La luz, especialmente la fluorescente, puede titilar a ciertas frecuencias que causan

efectos negativos en el funcionamiento humano normal, produciendo incluso dolores de

cabeza, náusea, alucinaciones o ataques tipo epilécticos en aproximadamente tres o cuatro

por ciento de los niños normales. Como la habilidad para fundir la luz intermitente varia con

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la edad, es posible que una luz que el docente encuentra confortable tenga una frecuencia de

titilación que sea distractora y fisiológicamente debilitante para algunos de sus estudiantes

(McVey, 1971).

5. Diferentes colores evocan diferentes niveles de respuestas actitudinales y

fisiológicas. Los salones para trabajos activos deberían decorarse con colores cálidos

(amarillo, anaranjado, rojo), mientras que aquellos dedicados a actividades más tranquilas

con colores fríos (verde, azul) (McVey, 1975).

6. Colores fuertes muy saturados, particularmente rojos y azules, deben evitarse para

el uso general en paredes, especialmente las superficies que pueden usarse como fondo para

exhibiciones visuales (McVey, 1975).

El entorno acústico
1. Contrariamente a lo que pueda pensarse, una cierta cantidad de ruido de fondo en

el salón de clases (aproximadamente 35 decibeles) es necesario para cubrir mucho del sonido

distractor creado por actividades tales como escribir, voltear las páginas, mover los pies, etc.

Pero ese ruido de fondo no debe ser tan alto como para que haga difícil la comunicación

verbal (McVey, 1971).

2. Niveles de ruido de 85 decibeles en adelante, generalmente se consideran

psicológicamente y fisiológicamente excesivos (McVey, 1971).

3. Debajo de esos niveles, el problema no es cuanto ruido se produce sino cuanto

ruido distrae o molesta. Eso dependerá de la actividad de los estudiantes (un alto ruido en una

sesión de laboratorio es menos distractor que uno similar en una sala de estudio) y del valor

en mensaje o contenido del ruido. También el ruido distrae más en condiciones de

aglomeración (Gump, 1975).

4. La exposición prolongada al ruido excesivo puede disminuir el rendimiento,

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especialmente en tareas de alta dificultad (McVey, 1971 y Weinstein, 1979) y cuando la

ocurrencia del ruido es impredecible (Moos, 1976).

El entorno climático
1. El incremento de calor tiende a reducir los niveles de rendimiento (McVey, 1971 y

Moos, 1976).

2. El rango de temperatura confortable se reporta entre 20 y 25 o 24 º C (McVey,

1971 y McVey, 1975), sin embargo, estos standards presentan considerable variación

individual de acuerdo a la edad, sexo, ropas y adaptación al clima local (McVey, 1971 y

Moos 1976). También hay que considerar el tipo de actividad física que se lleva a cabo

(McVey, 1971 y Moos 1976).

3. El calor excesivo puede facilitar la hostilidad y la violencia (Moos, 1976).

4. El calor parece afectar más a los estudiantes menos capaces (McVey, 1971 y Moos

1976).

5. Los niños tienden a volverse intranquilos en un salón frio y apáticos en uno

caliente (McVey, 1971).

6. El aire en movimiento es vital para la eliminación del calor corporal superfluo. Los

salones pobremente ventilados pueden causar dolor de cabeza, fatiga, mareos y náusea

(McVey, 1971)

La distribución del mobiliario


1. El ambiente para discusión mejora si los estudiantes se sientan frente a frente

(Heyman, 1978).

2. En mesas rectangulares la mayoría de los estudiantes prefieren posiciones esquina

con esquina conjunta o cara a cara (opuestos) para conversación, lado a lado para actividades

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cooperativas, cara a cara o distantes para competencias y distantes o en esquinas opuestas

alejadas para trabajar separadamente en la misma mesa (Sommer, 1969).

3. En mesas redondas la mayoría de los estudiantes prefieren sillas adyacentes para

conversación y para cooperación y directamente frente uno al otro para trabajar

separadamente (Sommer, 1969). Si la mesa es pequeña también se sientan opuestos para

conversación (McVey, 1971).

4. Sentarse frente a frente es poco común entre niños pequeños pero incrementa con

la edad, mientras que sentarse lado a lado decrece con la edad (Sommer, 1969).

5. Los estudiantes universitarios prefieren un arreglo en forma de U (Goodall, 1971).

6. Colocar a los estudiantes más cerca del docente mejora la comunicación,

especialmente la no verbal (Heyman, 1978).

7. Los estudiantes en la primera fila y en la del centro participan más que los demás

(A esta área “T” se le llama la zona de acción). En soporte de esto se ha encontrado que los

estudiantes moderadamente y muy verbales interactúan más en los asientos del frente y del

centro (los de baja verbalización no varían de acuerdo al lugar) y que los docentes llaman a

los estudiantes sentados al frente más a menudo que aquellos que se sientan hacia atrás en el

salón (Heyman, 1978; Sommer, 1969; Stires, 1980 y Weinstein, 1979).

8. Independientemente que los estudiantes escojan sus asientos o les sean asignados,

aquellos en el frente y en el medio del salón reciben notas más altas, les gusta más el curso y

el docente, que los estudiantes de los lados (Hawkins, 1974; Stires, 1980 y Weinstein, 1979).

9. El fenómeno de la zona de acción es menos prevaleciente cuando los docentes

están menos atados al frente e interactúan verbalmente con los estudiantes sentados mas

distantes (Weinstein, 1979).

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CONSIDERACIONES FINALES

Probablemente algunos lectores encuentren todo esto es muy complejo.

Verdaderamente, los sistemas de interacción humana suelen ser bastante complejos, y si se

consideran las relaciones con el medio ambiente, la complejidad resulta aun mayor. El

procedimiento para la planificación de estrategias instruccionales será tanto más complejo

cuanto más completa sea la consideración de los elementos realmente involucrados. De

manera que si el lector ha quedado impresionado por la complejidad, el autor sentirá

satisfacción por que uno de los objetivos importantes del trabajo se ha logrado.

Por otra parte, es importante considerar que la noción misma de estrategia acoge la

idea de flexibilidad en la ejecución. Con ello se quiere decir que la estrategia en su ejecución

debe ser adaptativa, según las exigencias de la situación. Esto no desmerita el esfuerzo de

planificación, por el contrario, una persona con mayor experiencia en la planificación suele

tener un mayor repertorio para elegir los cambios que deban hacerse sobre la marcha.

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REFERENCIAS

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