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Acompañante Terapéutico.

Formación Profesional

Clase 1
Proceso de salud- enfermedad

La Organización Mundial de la Salud (O. M. S.) define a la salud como un estado


de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de
afecciones o enfermedades. Es un derecho humano fundamental y el logro del
grado más alto posible de salud es un objetivo social sumamente importante en
todo el mundo.»
Definir a la salud como un estado es la no consideración de los grados,
posibilidades entre ambos conceptos, ya que ubicar a la salud en un extremo y a
su “oponente” la enfermedad en el otro nos lleva a pensar en conceptos opuestos,
distantes sin una dinámica que los articule y nos lleve a reflexionar sobre ellos no
en términos de estado sino como procesos que se implican, interactúan y
determinan en un sentido amplio.
Los conceptos de salud-enfermedad son variables a través del tiempo y de la
cultura. Podemos dividir las concepciones de salud-enfermedad en dos posturas
opuestas:
1-El criterio médico hegemónico
2-El criterio de las ciencias de la subjetividad.

1-Criterio Medico Hegemónico

También llamado criterio médico-epidemiológico. Influenciado por la ciencia


positivista (busca causas “observables”), encuentra su fundamento en las
propuestas de Leavell y Clark [“Historia natural de la enfermedad”]. De acuerdo a
esta conceptualización las enfermedades son el resultado de la articulación de tres
factores: a] el agente, b] el huésped y c] el medio en el que se desarrollan. Bajo el
punto de vista de este criterio, por ejemplo, la sustancia psicoactiva (la droga)
cumple la función de agente, el consumidor es el huésped y el contexto familiar,
social, económico y cultural conforma el medio (pero estos no están
interrelacionados, sino que se toman aisladamente, es decir, no toman en cuenta
que estos contextos están separados artificialmente con el fin de analizar un
fenómeno), responde a un modelo multicausal (derivado del modelo unicausal:
donde por lo general se pone el acento en lo biológico, por ejemplo: una persona
sería adicta porque tiene alteraciones genéticas).

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Dentro de este criterio se enmarca la OMS (Organización Mundial de la Salud)


para quienes la salud y la enfermedad son estados que se pueden tener o
alcanzar: “Salud es un estado de bienestar físico, psíquico y social y no sólo
ausencia de enfermedad”.
El criterio médico hegemónico es el que predomina en la civilización occidental, se
relaciona directamente con el poder. El DSM-IV “Manual diagnóstico y estadístico
de los trastornos mentales” de la Asociación Psiquiátrica Americana (es el manual
de categorización de enfermedades mentales empleado en Argentina) sigue esta
ideología, en este manual se clasifican y se describen las enfermedades mentales,
el fin sería la terapéutica a emplear, ésta se relacionaría con la psicofarmacología,
cuyo lema sería “Una píldora para cada enfermedad”. En las leyes del mercado
capitalista el objetivo es vender todo a cualquier costo, incluso el costo ético, no
por nada la industria farmacológica es una de las industrias más poderosas del
mundo, junto con la industria armamentista.
Por ejemplo, para los discursos dominantes, la droga es la que genera daño
(dependencia y deterioro físico, psíquico y social), en este sentido se comporta
como un virus que ataca y destruye el organismo. Esta concepción piensa al adicto
como esencialmente adicto, y esta esencia se incluye en su organismo y
condiciones biológicas. También, los medios masivos de comunicación y las
estrategias políticas y discursivas de diferentes modalidades sobre la “salud”,
suelen ocuparse de la droga como si se tratase de un problema ligado a minorías
sociales y étnicas (inmigrantes y/o extranjeros) o a determinados momentos del
desarrollo como la adolescencia y la adultez joven. Todos estos posicionamientos
ante lo tóxico, derivan en políticas y formas de discriminación y exclusión social, en
las cuales el semejante se constituye como responsable absoluto. Tomemos como
ejemplo alguna problemática como la del HIV, y podemos llegar a conclusiones
similares.
2-Criterio de las Ciencias de la subjetividad

Para el psicoanálisis (una de las ciencias de la subjetividad), la salud-enfermedad


es un proceso, es decir, algo en constante movimiento e interacción. En esta
concepción dinámica no se pone el acento en un solo aspecto (en la salud o en la
enfermedad), sino que toma a este par como inseparable (salud-enfermedad),
existente a la vez.
Este criterio toma como marco de referencia el pensamiento complejo (Morin,
2001) en cuya concepción todo tiene una relación y ningún aspecto del sujeto y la
sociedad se toman por separados o preponderante sobre otro, ya que todos los
aspectos corresponden a una realidad compleja e interrelacionada.
A tal efecto Enrique Saforcada propone una definición ampliada de salud y la
enmarca dentro de la concepción positiva de la misma:

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Es la situación de relativo bienestar físico, psíquico y social –el máximo


posible en casa momento histórico y circunstancia social determinada-
considerando que dicha situación es producto de la interacción permanente
y recíprocamente transformadora entre el individuo (entidad biopsicosocial)
y su ambiente (entidad físico química psico socio cultural y económico
política).
Dicho autor expresa
Frente al fracaso del pensar y actuar en salud colectica solo en términos de
enfermedad y de lo macro, es razonable considerar que ha llegado el momento de
hacerlo en función de la una salud positiva y de espacios políticos y urbanos-
poblacionales relativamente reducidos. También hay que mencionar que el fracaso
exige cambiar la perspectiva de abordaje del proceso salud-enfermedad y de sus
emergentes, corriendo el foco de las categorías individuales de análisis y acción
(individuo, enfermo, etc), para pasar a usar solo categorías colectivas (familia, red
social, comunidad, etc).
Central la gestión de la salud positiva como primera prioridad, sin desatender el
problema de las enfermedades.
La prevención primaria, una de las acciones fundamentales del quehacer en este
campo, implica la protección y promoción de la salud y prevención primaria de la
enfermedad. Si hay una verdadera voluntad de mejorar la salud de la población
hay que disponerse a ceder una buena parte del poder y empezar a pensar y obrar
en función de las necesidades de la salud de los conglomerados humanos. El
poder no patogenizante es el que deviene de los AUTOGESTIVO,, por esta razón
hay que producir un giro en las concepciones del hacer en salud, pasando a lograr
que las poblaciones determinen sus prioridades de salud y que la atención de lo
priorizado se canalice hacia categorías colectivas de análisis y acción: familias,
redes sociales, vecindario, etc.
La población debe participar activamente en las acciones de salud porque es un
derecho y una responsabilidad de las comunidades y de cada uno de sus
componentes. Así mismo, hay que dejar de pensar situaciones o poblaciones de
riesgo, cuando el profesional percibe el riesgo es porque ya está instalada el daño.

Salud Mental
Definimos a la Salud Mental como aquella posibilidad de lograr un relativo
bienestar en el que el sujeto pueda funcionar en el mejor nivel posible de su
capacidad intelectual, emocional y física ante las situaciones favorables o
desfavorables que le toque vivir. Es considerada una condición del individuo, pero
es también un derecho a esa condición, relativo a sus recursos personales y al
contexto familiar y socio ambiental que lo rodea.

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Implica asignarle valor a la vida mental y defenderla como social. Deben estar
contemplados las necesidades básicas y los derechos humanos.
Afirmamos que “no hay salud mental si no están garantizados los derechos
humanos”, y viceversa. Esto quiere decir que, no existen condiciones de
posibilidad para la construcción de una subjetividad, en la cual predominen
procesos hacia la salud, cuando se vulneran derechos. Cualquier supresión de
derechos impacta en la subjetividad, alterando lo mental de la salud, resultando de
mayor gravedad en las personas o grupos previamente vulnerados o
desprotegidos comunitariamente o por el Estado. Por esta razón, se propone
hablar, en lugar del concepto de salud mental, de salud integral. Cuando no hay
salud tampoco puede existir salud mental.
En síntesis, la práctica concreta y cotidiana, el quehacer de los agentes de salud
mental no puede ser solo el ocuparse de los enfermos mentales, ni aun ampliadolo
con la prevención de trastornos mentales y neurológicos sino prioritariamente
debería implicar el ocuparse de la calidad de vida. Tanto de la comunidad como de
la calidad de vida de las familias y redes sociales con miembros institucionalizados
y de las mismas, de la calidad de vida en las organizaciones, de la incorporación
de los procesos de cambio y desarrollo de los constituyentes del factor humano,
etc.
Pero también implica ocuparse de la salud positiva cooperando con la generación
de procesos de protección y promoción de los que no está dañado en el campo
mental y emocional.

LAS POBLACIONES “EN RIESGO”


Cuando se trabaja desde la perspectiva de la salud positiva no se toma en cuenta
el riesgo sino el potencial de la comunidad o grupo social del que se trate y todo
ser humano, siempre un potencial de salud positiva. La actualización de este
potencial implica prácticamente en todos los casos la participación y el refuerzo de
las redes sociales de apoyo.
Los procesos autogestivos son en sí mismos salutogenos, aparte de la eficacia
que tengan en la solución de los problemas que afronte.
Presentaran más altos indicadores de salud una población en la que tengan
presencia la siguiente condiciones de vida:

1- Bien alimentada

2- Con provisión de agua potable.

3- Con una situación generalizada de un buen nivel de capacitación lega en salud


positiva y negativa (familiar, materno-infantil, inmunológica, accidentologica, de
salud mental y gerontológica) y la capacidad de autogestión de su salud, de las
satisfacción de sus necesidades en general, y de desarrollar destrezas para la vida
en niños y adolescentes.

4- Con cobertura total de vacunación.

5- Con fuerte actividad en promoción de la salud mental y prevención primaria.

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6- Con una buena asistencia materno-infantil y de salud reproductiva.

7- Que reside en hábitats carentes de contaminación.

8- Con una adecuada actividad preventiva de las enfermedades endémicas locales


y el tratamiento apropiado.

Todo esto supone abandonar totalmente el mercado de la enfermedad.


Un cambio importante en la práctica cotidiana del personal de salud mental se
relación con el objeto principal de su acción el cual se desplazará en primer lugar,
de la enfermedad a la salud (lo no dañado) y en segundo lugar de restaurar el
daño a prevenirlo. A su vez harán del problema de la calidad de vida el campo
principal de sus aportes científicos- técnicos.
Entre otras, una de las consideraciones fundamentales para la buena calidad de
vida de esta instancia laboral es lograr un total horizontalidad intra-equipo y una
horizontalidad en las relaciones equipo de salud/comunidad. Por lo tanto, el
personal tradicionalmente llamado de salud mental deberá tener formación en
mediación de conflictos.
Otro aspecto fundamental a tener en cuenta por el personal es el referido a la
problemática ambiental que depende del comportamiento humano: contaminación
biológica, física, química y psicosocialcultural. Implica capacitar al personal de
salud mental en psicología sanitaria.

Vulnerabilidad Psicosocial
Es el grado de fragilidad psíquica que la persona tiene por haber sido desatendida
en sus necesidades psicosociales básicas: no acceso al derecho a la salud, a la
educación, la seguridad, el trabajo, la recreación, como así también comida, agua
potable, etc. La situación de vulnerabilidad se juega predominantemente frente a lo
social. Esta vulnerabilidad se genera por una falla en la “función de sostén” –ya
sea la dada por la madre u otros dadores de cuidado del grupo de crianza, como
también en la inserción del sujeto en nuevas redes vinculares-, al no poder
garantizar el efectivo acceso a los derechos humanos fundamentales.
VULNERADOS: se asimila a las condiciones de pobreza, marginalidad, y
exclusión, es decir la de aquellos que ya padecen una carencia efectiva que
implica la imposibilidad actual de sostenimiento y desarrollo, y una debilidad a
futuro a partir de esta incapacidad.
VULNERABLES: el deterioro de sus condiciones de vida, la precariedad de estrategias
internas y el descuido no están definitivamente materializados, sino que aparecen como
situaciones de alta probabilidad en un futuro cercano a partir de condiciones de fragilidad
que los afecta.

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