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VÍAS DE DISEMINACIÓN E INFECCIÓN MICROBIANA

 Por Elsevier Connect 

Los microbios pueden entrar en el huésped a través de grietas de la piel, por inhalación o
ingestión, o por transmisión sexual.  A través de la obra de referencia Robbins. Patología
humana (10ª edición) descubre las vías de infección, entrada y diseminación de estos dañinos
agentes.
Piel

Las infecciones cutáneas se adquieren típicamente por la entrada de los microbios a través
de roturas en la piel, como heridas o incisiones quirúrgicas (estafi lococos),
quemaduras  (Pseudomonas aeruginosa)  y úlceras en los pies por decúbito o asociadas a la
diabetes (infecciones multibacterianas). Los catéteres intravenosos de los pacientes
hospitalizados constituyen puertas de entrada de infecciones locales o sistémicas y los pinchazos
con agujas exponen al receptor a la sangre infectada, con transmisión del VHB, el VHC o el VIH.
Algunos patógenos penetran en la piel aprovechando la picadura de un insecto o la mordedura de
un animal. Las picaduras de pulgas, garrapatas, mosquitos, ácaros y piojos rompen la barrera
cutánea y transmiten arbovirus (que causan fiebre amarilla y encefalitis), bacterias (peste,
enfermedad de Lyme o fiebre exantemática de las Montañas Rocosas), protozoos (paludismo o
leishmaniosis) y helmintos (filariasis). Las picaduras de animales pueden provocar infecciones por
bacterias, como  Pasteurella, o virus, como el de la rabia. Solo algunos microorganismos pueden
atravesar la barrera cutánea directamente. Por ejemplo, las larvas de Schistosoma
diseminadas por caracoles de agua dulce penetran en la piel de los nadadores al liberar enzimas
que disuelven la matriz extracelular, atravesando la piel intacta. De manera similar, algunos
hongos (dermatofitos) pueden infectar una capa córnea intacta, el pelo y las uñas.

Tubo digestivo

Los patógenos digestivos se transmiten por alimentos o bebidas contaminados con material fecal.
Las enfermedades diarreicas se vuelven incontrolables cuando las medidas higiénicas fracasan,
como puede suceder durante desastres naturales, como inundaciones y terremotos. Las
secreciones gástricas ácidas son mecanismos de defensa importantes y son letales para muchos
patógenos digestivos. Los voluntarios sanos no se infectan por Vibrio cholerae  si no ingieren al
menos 10 11  microorganismos, pero la neutralización del ácido en el estómago reduce la dosis
infecciosa en 10.000 veces. Por el contrario, algunos agentes ingeridos, como  Shigella  y quistes
de  Giardia,  son relativamente resistentes al ácido gástrico, de manera que menos de 100
microorganismos pueden causar la enfermedad.

Aparato respiratorio

Cada día, cada persona inhala un gran número de microorganismos, tanto virus como bacterias y
hongos. En muchos casos, se inhalan junto al polvo o en partículas de aerosol. La distancia que
esas partículas recorren en el interior del aparato respiratorio es inversamente proporcional a su
tamaño; es decir, las más grandes quedan atrapadas en la sábana mucociliar que reviste la nariz y
las vías respiratorias altas. Los microorganismos atrapados en el moco que secretan las células
caliciformes son transportados por la acción de los cilios hacia la parte posterior de la garganta,
donde son deglutidos o expulsados mediante la tos. Las partículas menores de 5  μm  se desplazan
directamente hacia los alvéolos, donde son fagocitadas por los macrófagos que allí residen o por
neutrófi los que son reclutados hacia el pulmón por acción de las citocinas.

Aparato urogenital
El aparato urogenital casi siempre es invadido desde el exterior a través de la uretra.  El lavado
del aparato urogenital que se hace regularmente con la orina sirve como defensa frente a los
microorganismos invasores. La orina de la vejiga normalmente está estéril o contiene pequeña
cantidad de bacterias difíciles de eliminar; sin embargo, los patógenos que tienen éxito (p. ej.,  N.
gonorrhoeae, E. coli ) se adhieren al epitelio urinario y superan las defensas del huésped mediante
lavado regular. La anatomía es muy importante para el desarrollo de la infección. Las mujeres
tienen muchas más infecciones del aparato urogenital que los hombres, ya que la distancia entre
la vejiga de la orina y la piel (es decir, la longitud de la uretra) es de 5 cm en ellas frente a los 20
cm que mide en el hombre. La obstrucción del fl ujo de la orina, como en la hiperplasia prostática
benigna, o la presencia de un refl ujo comprometen las defensas normales y aumentan la
susceptibilidad a infecciones en el aparato urogenital. Las infecciones de la vía urinaria se
diseminan desde la vejiga al riñón por vía ascendente y pueden producir pielonefritis aguda y
crónica.

Desde la pubertad hasta la menopausia, la vagina se encuentra protegida frente a los patógenos
por un pH bajo que se produce como consecuencia del catabolismo del glucógeno por lactobacilos
en el epitelio normal. Los antibióticos pueden matar a los lactobacilos y permiten el crecimiento
excesivo de las levaduras, con la aparición de la consiguiente candidiasis vaginal.

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