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ANTOLOGÍA DE FABULAS DE FEDRO

PRÓLOGO

He pulido en versos senarios esta materia de la que Esopo fue autor.


La utilidad de este librito es doble: porque excita la risa y porque guía a la vida con
prudente consejo.
No obstante, si alguien quisiera criticar, porque también los árboles hablan, y no
solamente las fieras, que no olvide que nosotros divertimos con fábulas fingidas.

EL LOBO Y EL CORDERO

Un lobo y un cordero acosados por la sed, habían venido a un mismo arroyo; el lobo
estaba más arriba y el cordero mucho más abajo. Entonces el ladrón excitado por su perversa
voracidad encontró un pretexto de riña.
"¿Por qué, dijo, me has enturbiado el agua que estoy bebiendo?" A su vez el cordero
tembloroso le dijo:" ¿Cómo puedo, te pregunto, oh lobo, hacer eso de lo que te quejas? El agua
discurre desde ti hasta mis sorbos."
Aquél, rechazado por la fuerza de la verdad dice: "Hace seis meses hablaste mal de mí".
El cordero respondió: "Ciertamente yo no había nacido". "Entonces, por Hércules, tu padre
habló mal de mí”, dijo. Y así con una muerte injusta lo despedaza tras haberlo arrebatado.
Esta fábula ha sido escrita a causa de aquellos hombres que oprimen a los inocentes con
causas fingidas.

LA VACA, LA CABRITA, LA OVEJA Y EL LEÓN

La asociación con el poderoso nunca es fiable: esta fabulilla confirma mi proposición.


Una vaca, una cabra y una paciente oveja fueron socios de la injuria con un león en los
bosques. Habiendo cogido éstos un ciervo de gran cuerpo y realizadas las particiones, el león
habló así: Yo tomo la primera porque me llamo león; la segunda me la daréis a mí, porque soy
valiente; luego la tercera me seguirá porque valgo más; de mala manera terminará, si alguien
tocara la cuarta.
Así la perversidad sola se llevó la presa entera.
LOS PERROS HAMBRIENTOS

Un propósito necio no sólo carece de efecto, sino que llama también a los mortales a su
perdición.
Unos perros vieron un cuero hundido en el río. Para poder comérselo más fácilmente
una vez sacado, comenzaron a beber el agua; pero perecieron reventados antes que llegasen a
alcanzar lo que deseaban.

LAS RANAS AL SOL

Esopo vio las bodas de un ladrón vecino suyo y al punto empieza a contar esta fabulilla:
Una vez, queriendo tomar esposa el sol, las ranas levantaron el grito hasta las estrellas.
Júpiter, movido por su vocerío, pregunta el motivo de la queja. Entonces cierta habitante del
estanque dijo: "Ahora siendo uno solo deseca todas las lagunas y nos obliga a nosotras infelices
a morir en una morada seca. ¿Qué ha de suceder si llegara a tener hijos?"

EL LOBO Y LA GRULLA

El que solicita de los perversos el premio de un servicio, se equivoca dos veces: primero
porque ayuda a los que no lo merecen, luego porque ya no puede retirarse impunemente.
Al atravesársele en las fauces a un lobo un hueso que se había tragado, éste, vencido por
el gran dolor, comenzó a atraer a cada uno con una recompensa, para que le sacasen aquel mal.
Finalmente, la grulla se dejó persuadir por su juramento y arriesgando la longitud de su cuello
hizo al lobo la peligrosa operación. Y como exigiese de él con insistencia la recompensa
convenida dijo (el lobo): "Eres una ingrata: tú, que has sacado de mi boca tu cabeza sin daño,
aún me pides una paga”

LA ZORRA Y EL CUERVO

Quienes se regocijan con ser alabados con palabras engañosas, paga su culpa
vergonzosamente con tardío arrepentimiento.
Mientras un cuervo, posado en lo alto de un árbol, quería comerse un queso robado de
una ventana, una zorra, que se escondía en un árbol, lo vio y luego comenzó a hablarle así: ¡Oh
cuervo, ¡cómo es el brillo de tus plumas! ¡Cuánta gracia llevas en tu cuerpo y en tu rostro! Si
cantaras, ninguna ave sería superior a ti. Pero aquel necio, mientras quiere hacer ostentación de
su voz, soltó de su ancho pico el queso, que la astuta zorra arrebató velozmente con sus
codiciosos dientes.
Entonces la estupidez del cuervo engañada se lamentó finalmente. Con este hecho se
demuestra cuánto vale el ingenio; siempre la sabiduría prevalece sobre la fuerza.

LA MUJER DE PARTO

Nadie visita de nuevo con gusto un lugar que le hizo daño.


En el momento del parto una mujer, cumplidos los meses, estaba tendida en el suelo
lanzando afligidos gemidos.
El marido le aconsejó acostar su cuerpo en la cama para que pudiera dar a luz mejor.
Dijo: "De ninguna manera, no confío que pueda acabar un mal en aquel lugar donde su
inicio fue concebido".

LOS PERROS Y LOS COCODRILOS

Los que dan malos consejos a hombres prevenidos, no sólo pierden su esfuerzo, sino
que son burlados vergonzosamente.
Se cuenta que los perros beben en el río Nilo a la vez que corren, para no ser
arrebatados por los cocodrilos. Así mientras un perro había comenzado a beber corriendo, un
cocodrilo le dijo así: "Lame con tranquilidad cuanto quieras, no temas". Pero aquél respondió:
“Lo haría, ¡por Hércules! si no supiera que tú estás deseoso de mi carne."

UN POLLO A UNA PERLA

Un pollo de gallina, mientras buscaba comida, halló una perla en un estercolero.


“¡Qué cosa tan preciosa!", dijo, "¡estás tirada en un lugar indigno!” Si alguien codicioso
de tu valor hubiese visto esto, hace tiempo que hubieses vuelto a tu antiguo esplendor.
¿Por qué te he encontrado yo, para quien la comida es mucho más apreciable y esto no
puede aprovechar en nada ni a ti ni a mí”?
Cuento esto a aquellos que no me entienden: El valor de las cosas depende de las
necesidades de cada uno.
EL PAVO REAL A JUNO, ACERCA DE SU VOZ

Un pavo real vino a Juno soportando con indignación que no le hubiese concedido los
cantos del ruiseñor: que aquel era admirable para todos los oídos, y que él era burlado
cuando suelta su voz. Entonces con el fin de consolarlo la diosa dijo: "Pero le aventajas
en hermosura, le aventajas en grandeza: el brillo de la esmeralda reluce en tu cuello y
despliegas una cola de piedras preciosas con tus plumas pintadas". Él respondió ¿Para
qué me concediste una belleza muda, si soy vencido con la voz? Se os han dado las partes
al arbitrio de los hados, a ti, la hermosura, las fuerzas al águila, el canto melodioso al
ruiseñor, el augurio al cuervo, los presagios de la izquierda a la corneja, y todos están
contentos con sus propias dotes."
No desees lo que no se te ha dado, no vaya a parar a un lamento tu esperanza engañada.

LA SERPIENTE A UN HERRERO

Quien muerde con diente maligno a otro más mordaz comprenda que es descrito por
esta fábula.
Una víbora fue al taller de un herrero. Ésta, mientras probaba si alguna cosa había
para comer, mordió una lima. Ésta, a su vez resistente dijo: "Necia, ¿por qué te empeñas
en dañarme con el diente a mí que estoy acostumbrada a corroer todo el hierro?"

EL ASNO Y LA LIRA

De qué modo los ingenios a menudo se pierden por una desgracia.


Un asno vio una lira tirada en un prado. Se acercó y con su pezuña tocó repetidamente
las cuerdas; éstas tocadas sonaron. "Bella cosa es; pero, por Hércules, me salió mal", dijo,
"porque soy ignorante del arte. Si alguien más hábil la hubiese hallado, hubiera deleitado
los oídos con cantos divinos.
Así los ingenios se pierden a menudo por la desgracia.

LA ZORRA Y EL MACHO CABRÍO


Tan pronto como un hombre astuto llega a un peligro, procura hallar un medio de
huir gracias al daño de otro.
Habiendo caído una descuidada zorra en un pozo, y hallándose encerrada por el
borde más alto, un macho cabrío sediento llegó al mismo lugar; al mismo tiempo
preguntó si el agua era dulce y abundante. Aquella, maquinando el engaño dijo: "Baja,
amigo; la bondad del agua es tan grande que mi gusto no puede hartarse" El barbado se
metió. Entonces la zorruela, apoyándose en los altos cuernos salió del pozo y dejó al
macho cabrío atascado en el pozo cerrado.

LAS RIQUEZAS SON MALAS

Las riquezas son con razón odiosas para el hombre valeroso, porque un arca rica
impide una gloria verdadera.
Cuando Hércules admitido en el cielo por su valor saludó a los dioses que le
felicitaban, al venir Pluto, que es hijo de la Fortuna, apartó os ojos. Su padre le preguntó
el motivo. "Le odio", dijo, "porque es amigo de los malos y porque al mismo tiempo
corrompe todas las cosas con el lucro ofrecido".

DE LAS CABRAS BARBUDAS

Puesto que las cabritas consiguieron de Júpiter la barba, los chivos, entristecidos,
empezaron a indignarse porque las hembras habían igualado su dignidad. "Dejadlas gozar
de esta vana gloria", dijo, "y usurpar el ornamento de vuestro oficio, mientras no sean
iguales a vuestra fortaleza".
Este argumento aconseja que soportes que aquellos que son desiguales en mérito
sean semejantes a ti en su aspecto exterior.

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