Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
TEMA I
1
Enseñanza Religiosa Escolar I y II
Una escuela que sólo se preocupe de transmitir unos saberes teóricos y no tenga en
cuenta estos cuatro fines, corre el riesgo de proponerse un objetivo mínimo insuficiente.
No puede olvidarse que en la escuela se enseña para educar, es decir, para formar al
hombre desde dentro, para liberarlo de los condicionamientos que pudieran impedirle
vivir plenamente como persona. Por esto la escuela debe partir de un proyecto educativo
intencionalmente dirigido a la promoción total del individuo.
Cabe decir más: ese cuadro de objetivos propios de la escuela no será acabado si no
se complementan con la enseñanza de la religión.
Pero existe otro motivo, más cercano aún al propio objetivo cultural, que hace que
la escuela deba prestar una atención muy especial a la formación religiosa: el contexto
cultural en que se desarrollan las demás disciplinas. Es un hecho que en Occidente –y de
modo decisivo en España-, en los más diversos campos del saber, la cultura ha
germinado y se ha extendido en un ámbito religioso.
2
Enseñanza Religiosa Escolar I y II
Lo mismo cabe decir de la historia del arte que, en buena parte, es representación
artística de los dogmas de la Iglesia. Aún con mayor fundamento cabe aplicar este
criterio a la historia. Desde la unidad de España, alcanzada por la conversión de
Recaredo y la unificación lograda por los Reyes Católicos, hasta las luchas del siglo
XIX y los recientes acontecimientos del pasado siglo XX, en la historia de España han
contribuido notablemente a los ideales religiosos.
Finalmente, la religión configuró toda la vida social, los gremios, las fiestas
populares, las costumbres, el folklore, los hábitos, el lenguaje, los adagios y refranes,
etc.
Esta consideración conserva su validez aún en el caso de que sea preciso rectificar
algunas insuficiencias de esa cultura, como no pocos reclaman. Es evidente que si la
escuela debe contribuir a una información crítica de los saberes, también la formación
religiosa ha de someterse al mismo discernimiento, con el fin de subsanar tales errores o
insuficiencias. Cabe aún decir más, tal como afirman los obispos españoles en ese
Documento, la enseñanza de la religión escolar contribuirá a una renovación constante
de la sociedad:
“El modelo educativo no puede tener como objetivo reproducir sin más el modelo de
sociedad existente. Habrá de disponer a sus alumnos para que puedan abordar críticamente esa
sociedad e intervenir en ella para cambiarla o modificarla. La preparación para esta crítica y
futura intervención en la vida social supone una determinada manera de ver la vida, en cuyo
fondo hay siempre una referencia a una escala de valores y a un concepto del hombre. Desde esta
concepción del hombre y de la vida tendrá lugar todo juicio y acción transformante, a no ser que
demos por bueno el positivismo sociológico que escondería, en el fondo, una voluntad de
reproducir la sociedad de hecho establecida. Consideramos que la religión, como instancia crítica
de la sociedad, ejerce un papel esencial en el desempeño de esta imprescindible función escolar,
a la que también otras disciplinas, ciertamente, han de colaborar”
Estas mismas razones son las que justifican la enseñanza de la religión en otros
países de Occidente. En consecuencia, la crítica negativa, que mantiene la tesis de que
la enseñanza de la religión en la escuela conduce a la sociedad a tiempos y actitudes
pasadas, no cuenta con que es precisamente la religión la que posibilita que las
sociedades se transformen al ritmo del tiempo, pero sin perder el rumbo que las hace
verdaderamente progresivas.
3
Enseñanza Religiosa Escolar I y II
mismo plano en que se reclama el derecho a la educación, reconocido por todos los
códigos que formulan los derechos fundamentales del hombre.
Esta educación religiosa debe hacerse en la escuela, dado que la institución escolar
es la que atiende a los niños en la edad en que se inician los rasgos fundamentales de su
personalidad. Si, como decíamos en el apartado anterior, la escuela debe proporcionar a
los alumnos una formación de todas las exigencias de la persona, es evidente que la
enseñanza religiosa tiene su ámbito en la propia escuela.
Pero este derecho de los alumnos, por las condiciones de la edad, recae
inmediatamente sobre los padres: es a éstos a quienes corresponde por derecho propio la
educación religiosa de sus hijos. El derecho prioritario de los padres es un principio
reconocido en todas las legislaciones de orden internacional. He aquí algunos textos
fundamentales:
“Toda persona tiene derecho a la educación (…). La educación tendrá por objeto el pleno
desarrollo de la persona humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las
libertades fundamentales (…). Los padres tendrán el derecho preferente a escoger el tipo de
educación que habrá de darse a sus hijos” (art. 26)
Este Pacto Internacional fue firmado por España el 28 de septiembre de 1976. Más
tarde, en la Constitución Española de 1978, este derecho es expresamente reconocido:
4
Enseñanza Religiosa Escolar I y II
garantizarán el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y
moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones” (art. 27)
De este modo, la jurisprudencia española señala la íntima relación -si bien, se trata
de dos cosas distintas- entre el derecho de los padres a la educación religiosa de sus
hijos y el derecho a elegir el centro docente en consonancia con sus ideales.
"Puesto que los padres han dado la vida a los hijos, tienen la gravísima obligación de
educar a la prole y, por tanto, hay que reconocerlos como los primeros y principales educadores
de sus hijos".
5
Enseñanza Religiosa Escolar I y II
por los Convenios entre la Santa Sede y el Estado Español sobre "Enseñanza y Asuntos
culturales" de 3 de enero de 1979:
"Los planes educativos en los niveles de Educación Preescolar, de Educación General
Básica (EGB) y de Bachillerato Unificado y Polivalente (BUP) y Grados de Formación
Profesional, correspondientes a los alumnos de las mismas edades, incluirán la enseñanza de la
religión católica en todos los centros de educación, en condiciones equiparables a las demás
disciplinas fundamentales" (art. 2)
Y más adelante, se determina que "la Jerarquía Eclesiástica y los órganos del
Estado, en el ámbito de sus respectivas competencias, velarán porque esta enseñanza y
formación sean impartidas adecuadamente" (art. 6).
"Pero vuestro servicio a la vida no se limita a su transmisión física. Vosotros sois los
primeros educadores de vuestros hijos. Como enseñó el Vaticano II, los padres, puesto que han
dado la vida a los hijos, están gravemente obligados a la educación de la prole, y por tanto, ellos
son los primeros y obligados educadores. Este deber de la educación familiar es de tanta
trascendencia, que cuando falta difícilmente puede suplirse".
Y el Papa continúa:
"No puede dejar de tenerse en cuenta la transmisión del mensaje de salvación con la
enseñanza religiosa en la escuela, privada y pública. Sobre todo en un país en el que la gran
mayoría de los padres pide enseñanza religiosa para sus hijos en le periodo escolar. Habrá de
impartirse esa enseñanza con la debida discreción, con pleno respeto a la libertad de conciencia,
pero respetando, a la vez, el derecho primordial de los padres, primeros responsables de la
educación de sus hijos".
6
Enseñanza Religiosa Escolar I y II
El Estado tiene tan sólo una misión de ayuda a las familias y a los grupos sociales
intermedios para que, individualmente o asociados, puedan cumplir ese derecho-deber
de educar religiosamente a sus hijos. A este respecto, los obispos españoles escriben:
"La educación, como necesario servicio de la sociedad a sus miembros, se canaliza a través
del Estado. Pero no en el sentido de que haya de ser el Estado el organizador y gestor de cada
centro escolar. El Estado debe garantizar la calidad de la enseñanza y la efectividad de este
servicio para todos los ciudadanos. Pero de ahí a considerar que el único tipo de escuela que
tenga legitimidad sea el estatal hay un abismo. Si la sociedad el pluralista, ha de alumbrar
proyectos educativos plurales, ha de conseguir que el pluralismo cultural se refleje en el sistema
educativo. Hay, en efecto, dentro de la sociedad unos saberes y una cultura comunes que
interesan a la sociedad en general, pero hay otros que son particulares de los grupos culturales y
religiosos que integran dicha sociedad. El Estado habrá de garantizar, jurídica y eficazmente, la
articulación de los saberes de interés general con los propios de los referidos grupos o
comunidades del país. En el aspecto que aquí nos ocupa, el Estado debe hacer posible –por vía
de la escuela estatal como de la no estatal- la formación religiosa para los alumnos de los padres
que lo deseen (…).
“No pertenece al Estado, ni siquiera a los partidos políticos que se cerrarán sobre sí
mismos, el tratar de imponer una ideología por medios que desembocarían en la dictadura de los
espíritus, la peor de todas. Toca a los grupos establecidos por vínculos culturales y religiosos –
dentro de la libertad que a sus miembros corresponde- desarrollar en el cuerpo social, de manera
desinteresada y por su propio camino, estas convicciones últimas sobre la naturaleza, el origen y
el fin del hombre y de la sociedad”.
7
Enseñanza Religiosa Escolar I y II