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No ocultaré mi sorpresa ante la eficacia que otra vez evidenciaban las teorías de
Holmes. Sentí que mi respeto hacia tamaña facultad adivinatoria aumentaba
portentosamente. Aun así, no podía acallar comple-tamente la sospecha de que
fuera todo un montaje enderezado a deslumbrarme en vista de algún motivo
sencillamente incomprensible. Cuando dirigí hacia él la mirada, había concluido ya
de leer la nota y en sus ojos flotaba la expresión vacía y sin brillo por donde se
manifiestan al exterior los estados de abstracción meditativa.
––¿Cómo diantres ha llevado usted a cabo su deducción? ––pregunté.
¿Qué deducción? ––repuso petulantemente.
––Caramba, la de que era un sargento retirado de la Marina.
Perdone mi brusquedad, pero ha cortado usted el hilo de mis pensamientos. Es lo
mismo... Así, pues, ¿no le había saltado a la vista la condición del mensajero?
––Puede estar seguro.
––Resulta más fácil adivinar las cosas que explicar cómo da uno con ellas.
No se columbra una sola ave en el cielo, duro y azul, no estremece la tierra gris y
yerta ningún movimiento, y, sobre todo, el silencio es absoluto.
ellas. Sin duda no vio usted sino una simple franja de barro pisoteado; pero a mis
ojos expertos cada marca transmitía un mensaje pleno de contenido.
Ninguna de las ramas de la ciencia detectivesca es tan principal ni recibe tan mínima
atención como ésta de seguir un rastro. Por fortuna, siempre lo he tenido muy en
cuenta, y un largo adiestramiento ha concluido por convertir para mí esta sabiduría
en segunda naturaleza. Así arribé a mi segunda conclusión, consistente en que
subía a dos el número de los visitantes nocturnos, de los cuales uno, a juzgar por la
distancia entre pisada y pisada, era de altura más que notable, y algo petimetre el
otro, según se echaba de ver por las menudas y elegantes improntas que sus botas
habían producido.
Al entrar en la casa obtuve confirmación de la última inferencia. Tras aplicar la nariz
a los labios del difunto, detecté un ligero olor acre, y deduje que aquel hombre había
muerto por la obligada ingestión de veneno. Al ser el envenenamiento
voluntario, pensé, no habría quedado impreso en su cara tal gesto de odio y miedo.