Está en la página 1de 3

CUENTOS LARGOS PARA NIÑOS

Los cuentos largos para niños que encontraréis en CuentosyRecetas


son relatos infantiles perfectos para aquellos niños que muestran afición
por la lectura. Pero también para aquellos que, aun disfrutando
enormemente de la lectura, todavía no se animan a hacerlo ellos solos y
buscan la compañía y la ayuda de algún adulto.

El mejor ejemplo que podemos dar a los niños es leer junto a ellos. Que
nos vean leer. Por eso, os recomendamos que leáis junto a ellos
cualquiera de nuestros cuentos infantiles. Así, poco a poco ellos se
animarán a leer de manera autónoma.

En esta colección encontraréis: cuentos de aventuras, de Navidad, de


brujas, con valores, y muchos más.
Nuestras historias tienen un lenguaje adaptado a la edad de los niños y
las ilustraciones harán que la lectura sea más divertida.
Si vuestros niños se están haciendo mayores y quieren comenzar a leer
solos, estas historias les encantarán. Aventuras, magia, amistad, etc.
Todo lo necesario para que disfruten y sigan creciendo, sin dejar de dar
rienda suelta a su imaginación.

CUENTOS LARGOS

El primer grupo en hacer su presentación dejó el listón bastante alto.


Prepararon una presentación muy divertida con una receta de mini
pasteles de zanahoria y, para rematar la jugada, trajeron 23  pasteles que
repartieron en clase.

La idea me gustó y pensé que nosotros también llevaríamos una muestra


de nuestra receta para todos los compañeros.

Mientras estaba abstraído pensando en cómo iba a ser nuestra


presentación, me llegó el turno de recibir mi pastelillo de zanahoria.

Aunque agradecí el detalle culinario, lo cierto es que aquel obsequio me


ponía en un serio compromiso. Veréis, el problema es que yo soy muy
escrupuloso y tanto sobeteo de comida hacía imposible que me metiera el
pastelillo en la boca.
Y allí estaba yo, cara a cara con mi pastel, todo el mundo con la boca
llena de pastelillos y yo con un ataque de asco que me impedía pensar
con claridad.

Para evitar que mis compañeros se dieran cuenta de mis escrúpulos y


pudiesen pensar que era algo rarito, decidí guardar el pastelillo en mi
mochila, pero justo cuando iba a envolverlo en un folio para que no se
manchase la mochila por dentro, mi amigo Guille se dio la vuelta y, con
la boca llena de pastel, me dijo – ¿a que está riquísimo– Si – contesté
mientras inflaba los carrillos fingiendo que comía como el resto de
compañeros.

Con los nervios, empujé el pastelillo al fondo de la mochila sin ningún


tipo de envoltorio y, mientras lo escondía, notaba como el pringue
invadía el interior y todo lo que encontraba a su paso.

Ya no había nada que pudiera hacer, así que cerré la mochila y me dirigí
a casa, intentando no darle más importancia a aquel asunto.

Llegué a casa, tiré la mochila en el sofá, como de costumbre, y encendí la


tele para hacer tiempo hasta que Guille llegase,  pues habíamos quedado
en que se quedaría a dormir conmigo para preparar nuestro trabajo.

Entonces, llegó mamá, que había ido a comprar los ingredientes para
preparar la receta de nuestra presentación: Volovanes de pollo.

También podría gustarte