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Universidad Popular Autónoma

del estado de Veracruz

LIC. CRIMINOLOGIA Y CRIMINALISTICA

ENSAYO LA DOCTRINA
DEL SHOCK

DOCENT : RAUL
E GONZALEZ
ASIGNATU : FILOSOFIA DEL
RA PENSAMIENTO

ALUMN : DORIAN
O VARGAS GOMEZ
GRADO : Grupo 101

2021
INTRODUCCION
La doctrina del shock o también conocido como el capitalismo del
desastre, documental echo del libro de la autora Naomi Klein, muy bien
armado y explicado e incluso con la colaboración de la autora del libro.
Es la historia de como se incursionó e impuso el libre mercado, muestra
las técnicas utilizadas en la globalización. La autora del libro nos cuenta
que trabajo casi 5 años en la investigación demostrando las artimañas que
utiliza el capitalismo, basándose en la violencia y el terrorismo en contra
de la población y sociedad en general.
Nos habla que el shock es lo que nos pasa cuando perdemos el sentido de
orientación, perdemos la historia, no tenemos referencia alguna o nos
vemos dentro un desastre natural y también nos habla que hoy en día ya
no es tan común creerles ese tipo de juegos sobre todo al grupo de
gobernantes de los grandes países.
LA DOCTRINA DEL SHOCK
El documental se inicia narrando los programas de torturas desarrollados
por la CIA en los años cincuenta, centrados en la tortura psicológica como
medio en la extracción de información. Esta forma de tortura predomina
el castigo físico y el psicológico para un aprovechamiento óptimo del
estado de shock del prisionero. Los medios de tortura utilizados son la
incomunicación y debilitamiento de la voluntad de resistencia a través del
uso del aislamiento total (celdas mínimas sin luz, desnudez, confusión del
tiempo) y el miedo (incertidumbre, electroshock, música a todo volumen,
perros, etc.). Los programas fueron experimentados por psiquiatras y
psicólogos en famosas universidades antes de convertirse en el manual de
torturas de la agencia. También sabíamos que la Escuela de las Américas
ya enseñaba esas técnicas desde los cincuenta y sesenta, algo tan
conocido.
La tesis de Naomi Klein no es una metáfora, sino un estudio que se basa
en la idea de que el capitalismo utiliza esas técnicas para modelar
«PAISES» y convertirlas en gigantescas fábricas totalmente desreguladas
en las que el trabajo está totalmente sometido al capital. Un capitalismo
salvaje que, en realidad, es el capitalismo en sí y para sí… causa material y
causa formal. La idea es que cuando hay una crisis se produce un vacío de
poder, un hueco histórico en el que todo puede pasar: eso está claro,
también lo sabíamos. Naomi Klein dice haberse dado cuenta de que el
capitalismo aprovecha esas situaciones de crisis, se beneficia de ellas. Los
artífices de la nueva sociedad se sirven del estado general de shock para
imponer políticas de desregulación y privatización a todos los niveles.
Como si se desmontaran del todo los restos del Estado social (ejemplos
son Chile, los países de la antigua Unión Soviética y China, ésta como un
capitalismo de Estado). Las protestas son ahogadas rápida y brutalmente,
provocando más shock y por tanto debilitando la resistencia hasta su
aniquilación. Naomi Klein plantea que este aprovechamiento de las crisis,
sean políticas o incluso de origen natural (Indonesia, Haití), se alterna y
complementa con la provocación directa de crisis, como el caso de las
guerras imperialistas actuales (Irak, Afganistán).
Los artífices de esta doctrina son, primero, los economistas de la Escuela
de Chicago, seguidores del economista neoliberal Milton Friedman; le
siguen sus discípulos de origen americano y latinoamericano;
posteriormente los contactos y personajes que comparten las mismas
ideas y tienen el poder para ejecutarlas. Todo ello con el apoyo de la
política exterior norteamericana y de potencias súbditas. Reagan,
Thatcher, y la caída del muro como inicios de una nueva fase de
consolidación de esta doctrina. Uno de los primeros casos de puesta en
práctica y experimentación de esta doctrina fue Chile, con el golpe de
Pinochet en 1973, al que siguieron el de Argentina, Bolivia, Uruguay. El
libro construye de esta forma el relato del desarrollo de las políticas que
siguieron a la caída del muro en la URSS, Para Naomi Klein parece que son
estos profesores y economistas los que se empeñan, desde el FMI y el
Banco Mundial, en implantar este capitalismo desregulado en una
situación como la de Chile y total apoyo de las élites de los países en
cuestión.
En la impresionante investigación de Naomi Klein aparecen pocos
nombres de las «élites» y el lenguaje no es muy rebuscado, Sin embargo,
esto no debe ser un impedimento para intentar leer el libro ya que con el
documental nos deja con esas ganas de saber más y con mayor
profundidad. Tal vez ese es el secreto del éxito del libro.
La doctrina del shock es un tema que debería interesarle a todos en
general, aunque es cuestionada por algunos líderes políticos y de opinión,
lo que busca la autora con este libro y posterior documental es mantener
una sociedad informada e interesada en el futuro.
En conclusión, el capitalismo es un mal necesario (o no tan mal) no así las
formas e imposiciones que a través del miedo las aceptamos, aunque hoy
en día nos vamos dando cuenta del manejo del mundo por medio de
nuestros gobernantes.
La forma en que defino el «capitalismo de desastre» es muy sencilla:
describe la forma en que las industrias privadas surgen para beneficiarse
directamente de las crisis a gran escala. La especulación de los desastres y
de la guerra no es un concepto nuevo, pero realmente se profundizó bajo
la administración Bush después del 11 de septiembre, cuando la
administración declaró este tipo de crisis de seguridad interminable, y
simultáneamente la privatizó y la externalizó – esto incluyó el estado de
seguridad nacional y privatizado, así como la invasión y ocupación
[privatizada] de Irak y Afganistán.
La «doctrina del shock» es la estrategia política de utilizar las crisis a gran
escala para impulsar políticas que sistemáticamente profundizan la
desigualdad, enriquecen a las elites y debilitan a todos los demás. En
momentos de crisis, la gente tiende a centrarse en las emergencias diarias
de sobrevivir a esa crisis, sea cual sea, y tiende a confiar demasiado en los
que están en el poder. Quitamos un poco los ojos del balón en momentos
de crisis.

No hay ninguna forma humanitaria de gobernar a


la gente contra su voluntad.

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