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Este término significa literalmente enfermedad de la mente (del griego psique, mente y pathos,
enfermedad) La psicopatía es un trastorno específico de la personalidad que se define por una
serie de conductas y rasgos característicos, está compuesta por un conjunto de síntomas
relacionados que se dividen en dos grandes grupos: síntomas emocionales y/o interpersonales y
síntomas de desviación social. Es un trastorno de las emociones y los sentimientos de un individuo
Los psicópatas son personas que funcionan sin las restricciones que a todo ser humano nos
impone la conciencia
En sujetos adultos criminales, hay una concordancia del 69 % para gemelos monocigóticos (un
mismo ovulo, por lo tanto, casi idéntica carga genética) y 0,33% para dicigóticos (dos óvulos), lo
cual da pruebas concluyentes de que existe un peso de la genética en la conducta criminal por
encima del ambiente. Numerosos estudios avalan estos resultados.
El gen MAO-A es hasta la fecha, el único ejemplo claro de cómo una mutación concreta, puede
alterar la conducta. Se encontró este gen alterado en personas que padecen un trastorno
psicopático y, en adición, en niños maltratados de pequeños. En otras palabras, la alteración de
este gen predispone a la conducta violenta. Por el contrario, las personas que desde nacimiento
tienen unas altas concentraciones de este gen tienen menos probabilidades de desarrollar
problemas antisociales.
- Hallazgos neuroanatómicos
La serotonina como modulador de la conducta agresiva: a menos serotonina, más reforzada estará
la conducta agresiva. Por lo cual sería fácil concluir que personas que sufren de este trastorno
podrían tener las vías serotoninérgicas alteradas.
- Hallazgos neuroendocrinos
- Hallazgos psicofisiológicos
Los psicópatas podrían tener la capacidad de comprender el significado literal (denotativo) del
lenguaje, pero no de su significado emocional (connotativo). Tendrían, por tanto, un déficit
emocional. Los psicópatas, además, tendrían la reactividad emocional alterada ya que, en
comparación a personas normales, en situaciones que deberían sentir ansiedad y miedo, no lo
sienten.
En base a todos estos datos, se propuso que los psicópatas tienen un débil sistema inhibitorio
cerebral, y un fuerte sistema de activación. Esto explicaría su impulsividad y su falta de capacidad
de pensar en las consecuencias futuras.
Diagnosticar a un psicópata a través de los patrones del TAP es un error porque la mayoría de los
delincuentes que cumplen con los mismos no son psicópatas o no tienen por qué serlo
Asociativos: cuando un psicópata entra en contacto con otro u otros para obtener
un objetivo común (también se suele denominar alianza). Dado que los integrantes
del vínculo son narcisistas y ególatras, el apego solamente está justificado por el
utilitarismo de tener un propósito común.
Tangenciales: cuando el psicópata encuentra una víctima ocasional en un
encuentro puntual, donde utiliza sus tácticas coercitivas de forma temporal.
Complementarios: determinan una relación de doble vía, que habitualmente ocurre
con un neurótico (este suele ser manipulado por el psicópata en una mal
denominada "simbiosis"), en este caso la persona psicópata suele aprovecharse
de la situación en los neuróticos culpógenos, neuróticos víctimas los cuales tienen
un duelo casi perenne ya que no pueden sustituir al objeto perdido, es decir que
se sienten culpables de algo con deseos (siempre inconscientes) de
autodestrucción sintomáticos, muchas veces en una depresión con sentimientos
de culpa que es aprovechada por cualquier psicópata generador de culpa o
psicópata culpógeno.
Causas:
Pero la confusión aumenta por el uso incorrecto e indiscriminado que del mismo llevan a cabo el
cine, cierta literatura y los medios de comunicación. Soy de la opinión de que para estos
instrumentos «manipuladores de conciencias» el concepto de psicópata no es más que una
acepción de carácter mediático dirigida exclusivamente a la obtención de pingües beneficios
económicos. Sabedores del morbo y de la curiosidad que despiertan en la sociedad, estos medios
tienden (sin la debida diferenciación y preocupación por el significado real del término) a
equiparar psicópatas con asesinos en serie u otro tipo de criminal desalmado y cruel sin que éstos
últimos, en realidad, reúnan los rasgos de personalidad del auténtico psicópata. A la problemática
conceptual y del uso indebido del término se añade una tercera cuestión, la del diagnóstico de la
psicopatía. Como tendremos ocasión de ver, existen dos síntomas claramente e diferenciados en
este tipo de trastorno de la personalidad. El primero, se refiere a la conducta desviada o al
comportamiento anti social del sujeto y, el segundo, a sus rasgos interpersonales o intrínsecos.
Pues bien, con la aparición, en las Clasificaciones Internacionales de las Enfermedades Mentales,
de los criterios diagnósticos Trastorno Antisocial de la Personalidad (TAP) y Trastorno Disocial de la
Personalidad (TDP) respectivamente, se ha originado una tendencia (sobre todo jurisprudencial) a
equiparar de una manera errónea la psicopatía con estos dos tipos de trastornos que únicamente_
reflejan patrones de conducta antisocial y que obvian (el TAP sobre todo) todos o la mayoría de los
auténticos rasgos de fini-torios del perfil psicopático (en este aspecto, veremos que el TDP sí hace
referencia a algunos rasgos que son característicos del perfilpsi-copático pero que no son
suficientes para el diagnóstico de estos sujetos). Esta situación, que ha generado un gran número
de críticas por parte de prestigiosos autores, no ha hecho más que añadir mayor inexactitud y
ambigüedad a la hora del diagnosticar una psicopatía. Por ello, y con razón, se ha argumentado
que diagnosticar a un psi-cópata a través de los patrones del TAP es un error porque la mayoría de
los delincuentes que cumplen con los mismos no son psicópatas o no tienen porqué serlo.
En sujetos adultos criminales, hay una concordancia del 69 % para gemelos monocigóticos (un
mismo ovulo, por lo tanto, casi idéntica carga genética) y 0,33% para dicigóticos (dos óvulos), lo
cual da pruebas concluyentes de que existe un peso de la genética en la conducta criminal por
encima del ambiente. Numerosos estudios avalan estos resultados.
El gen MAO-A es hasta la fecha, el único ejemplo claro de cómo una mutación concreta, puede
alterar la conducta. Se encontró este gen alterado en personas que padecen un trastorno
psicopático y, en adición, en niños maltratados de pequeños. En otras palabras, la alteración de
este gen predispone a la conducta violenta. Por el contrario, las personas que desde nacimiento
tienen unas altas concentraciones de este gen tienen menos probabilidades de desarrollar
problemas antisociales.
- Hallazgos neuroanatómicos
La serotonina como modulador de la conducta agresiva: a menos serotonina, más reforzada estará
la conducta agresiva. Por lo cual sería fácil concluir que personas que sufren de este trastorno
podrían tener las vías serotoninérgicas alteradas.
- Hallazgos neuroendocrinos
- Hallazgos psicofisiológicos
Los psicópatas podrían tener la capacidad de comprender el significado literal (denotativo) del
lenguaje, pero no de su significado emocional (connotativo). Tendrían, por tanto, un déficit
emocional. Los psicópatas, además, tendrían la reactividad emocional alterada ya que, en
comparación a personas normales, en situaciones que deberían sentir ansiedad y miedo, no lo
sienten.
En base a todos estos datos, se propuso que los psicópatas tienen un débil sistema inhibitorio
cerebral, y un fuerte sistema de activación. Esto explicaría su impulsividad y su falta de capacidad
de pensar en las consecuencias futuras.
Diagnosticar a un psicópata a través de los patrones del TAP es un error porque la mayoría de los
delincuentes que cumplen con los mismos no son psicópatas o no tienen por qué serlo
Primero tenemos que empezar mencionando que los psicópatas cumplen con los criterios del
TAP, y solo un pequeño porcentaje encajan en la psicopatía.
Como podemos encontrar a lo largo de las lecturas la psicopatía no está descrita en ninguno de los
manuales y su asemejarse a la realidad es con el trastorno dispositivo de la personalidad según el
CIE y con el trastorno antisocial de la personalidad, no siendo en ningún caso dichos diagnósticos
equivalentes ni sustituibles al constructo psicopatía, aunque poseen características que puedan
asemejarse, Precisamente, esta realidad es la que hace que en los contextos legales, exista una
confusión terminológica alrededor de la psicopatía. Mientras que la conducta disocial está más
cercana a rasgos de personalidad anómalos.
Los aportes que entrego el PCL-R que planteo Hare, en la actualidad han tomado más fuerza
porque son planteados en dos puntos importantes que se utiliza para valorar el riesgo de una
conducta criminal específicamente en delitos violentos y en la reincidencia.
Como tal es el instrumento más adecuado para determinar la psicopatía en la actualidad que se
basa también en El planteamiento de que la psicopatía como un continuo o una dimensión, en la
que los sujetos pueden ir desde no psicopáticos (0), hasta psicópatas puros (40), situándose el
punto de corte en 30 y generándose diferentes perfiles en función de la combinación de facetas
Repercusiones forenses (efectos jurídicos de la psicopatía)
En las aportaciones forenses en la parte de la psicopatía tenemos que dicha investigación genera
un mayor interés por una cuestión de necesidad práctica es el ámbito de la psicología jurídica.
Dentro de la psicología jurídica, se halla la psicología criminal, cuya ocupación se centra en la
explicación de la conducta criminal basándose en los conocimientos de la psicología, centrando
sus áreas de investigación en el estudio de las carreras delictivas, su prevención y tratamiento, y la
predicción del riesgo de violencia y reincidencia.
Por parte de los efectos jurídicos La psicopatía es considerada como un factor predictor de
primera magnitud de la conducta transgresora de la normativa social y legal. La personalidad
psicopática tiene una elevada probabilidad de vulnerar todo lo relativo a la normativa social,
entrando por ende en contacto con el sistema judicial, radicando ahí su interés criminológico y
forense. Aunque la investigación pone de relieve que existe una alta correlación entre la presencia
de la psicopatía y la alta probabilidad delincuencial, no podemos caer en el reduccionismo de
pensar que la mera presencia de la psicopatía aboca a la comisión de un acto delictivo, a pesar de
que si se eleve como un predisponente de criminalidad.
Por consiguiente llegamos a la conclusión de que las personas que cumple con las características
biológicas y mentales partas clasificar como psicópatas por sus alteraciones en la amígdala y en el
hipocampo a la combinación de las manifestaciones sociales, puede influir para la creación de una
persona como psicópata entonces se necesita la mezcla de los dos aspectos para crearse.
Son las relacionadas con los trastornos mentales como el, trastorno antisocial de la personalidad y
el trastorno dispositivo de la personalidad, falta de adaptación social y de la adaptación a las
normas y por la indiferencia a las emociones de los demás que no presentan miedo y presentan
una aparente estabilidad pero no es así y cumplen con una amplia capacidad de manipular a las
personas a su beneficio e interés y un total desorden mental.