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UNIDAD VII

PSICOPATÍA

7.1. Antecedentes

El tema de la psicopatía estuvo presente en la historia desde la antigüedad, aunque


la conceptualización es más reciente, pero ya en Babilonia aparece la preocupación
por las personalidades anormales, que se separan conductualmente del resto pero
que no cabían en las categorías de cuerdo o loco.

Pinel (1745-1826) precisó en 1801 que se trataría de una forma de manía, sin déficit
en las facultades cognitivas, pero con un grave daño en la capacidad afectiva, lo que
constituye una de las características descriptivas del psicópata.

Morel en 1850 introdujo la psicopatía como una degeneración mental, la cual se


producía por una enfermedad hereditaria. Esta degeneración era principalmente en
las funciones morales. Koch en 1881 se refiere a la psicopatía como inferioridades
psicopáticas acuñando por primera vez el término psicopatía.

El primero en ver la psicopatía como un desorden de personalidad fue Kraepelin en


1896. Kurt Schneider, en 1923, explicó la psicopatía como un desorden de
personalidad. Este se manifestaba como un estilo de vida desalmado, como “aquel
que por su anormalidad sufre o hace sufrir a los demás”.

Una persona con psicopatía no nace y tampoco se hace, más bien, esto conlleva una
mezcla de varios factores. Pues la psicopatía es multifacética, determinada por la
interacción de la genética, ambiente, aprendizaje y experiencias de la persona.

7.2. Etiología

No existe evidencia real sobre las posibles causas del trastorno de personalidad
antisocial; sin embargo, se cree que factores genéticos y ambientales, como
el maltrato infantil o el abuso infantil, contribuyen a su desarrollo. Las personas de
padres antisociales o alcohólicos corren mayor riesgo. Asimismo, las prisiones
contribuyen en mucho a desarrollar esta afección en las personas.
Los primeros indicadores se dan en torno a los cinco o seis años de edad. Puede
haber más brotes en la pre adolescencia, más o menos a los 10 años, para luego
irrumpir hacia los 15. Esa actitud es una clara muestra de su falta de empatía con el
dolor ajeno.

También se cree que este trastorno en ocasiones puede tener su origen en daños
cerebrales en el lóbulo frontal.

7.3. Características típicas

Para Hellman y Blackman (1966), uno de los signos característicos a edades


tempranas de rasgos psicopáticos y/o antisociales, se podrían reducir a una tríada
caracterizada por enuresis, maltrato animal, y piromanía. Sin embargo, en los
manuales del DSM-IV, se ha puesto énfasis en que los rasgos antisociales pueden
desvanecerse con la edad, en especial en aquellos sujetos con psicopatía. Con el
tiempo han aparecido sistemas de clasificación más complejos basados en
descripciones, estudios y tests de Robert Hare y de Hervey Cleckley.
Independientemente de las características que cada uno de los dos anteriores
menciona en sus estudios, hay un consenso general acerca de ciertas características
evidentes y comunes en los psicópatas, como por ejemplo: Su falta total (o muy
elevada) de empatía, culpa, o remordimiento. Su tendencia a "cosificar” a las
personas u otros seres vivos que le rodean, y su continua violación de los derechos y
normas sociales, ya sea respecto de un individuo o de la sociedad. Algunas de las
características que suelen poseer las personalidades psicópatas son el victimismo y
la manipulación.

Las personas con trastorno psicopático, o psicópatas, suelen estar caracterizadas por
tener un «marcado comportamiento antisocial, una empatía y unos remordimientos
reducidos, y un carácter más bien desinhibido.

Las personas que tienen por costumbre maltratar a los animales durante la infancia
suelen estar ligadas al desarrollo de la personalidad antisocial.

7.3.1. Señales comunes de la psicopatía


 Comportamiento socialmente irresponsable.
 Ignorar o violar los derechos de los demás.
 Incapacidad de distinguir entre lo correcto e incorrecto.
 Dificultad para mostrar remordimiento o empatía.
 Tendencia a mentir con frecuencia.
 Manipular o lastimar a los demás.
 Problemas recurrentes con la ley.

Los psicópatas tienden a crear códigos propios de comportamiento, por lo cual


solamente sienten culpa al infringir sus propios reglamentos y no los códigos sociales
comunes. Sin embargo, estas personas sí tienen conocimiento de los usos sociales,
por lo que su comportamiento es adaptativo y pasa inadvertido para la mayoría de las
personas.

7.4. Pronóstico

Este tipo de personalidad son difíciles de tratar debido a su gran capacidad de


manipulación que poseen, además de que su motivación es escasa. Las diferentes
investigaciones han demostrado que el tratamiento es más eficaz cuando se trata de
jóvenes que aún no han desarrollado de forma sólida la personalidad psicopática.

Actualmente, existen programas de tratamiento de delincuentes juveniles con una


puntuación alta en psicopatía que presentan resultados favorables. El tratamiento
farmacológico se centra en un síntoma concreto y el único fin es que los sujetos sean
más dóciles en la terapia, es decir, es algo temporal.

La terapia conductual demuestra que responden mejor al refuerzo positivo


(especialmente si es monetario), que al negativo.

La terapia familiar e interpersonal se centra en las relaciones con los demás. Los
estilos educativos con un uso excesivo del castigo pueden provocar síntomas
predecesores de la psicopatía.

Si están en la cárcel, los psicópatas pueden ser manejados con tratamiento basado
en recompensas. Pero esto sólo es un método de control, no de cura.

Clínicamente, los psicópatas no son enfermos, no se pueden curar: padecen un


trastorno de la personalidad para el que no hay tratamiento. Tampoco ellos lo buscan:
mientras tienen una víctima, no sufren.

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