Está en la página 1de 4

gómez martínez maría cecilia

educar en
tiempos de
pandemia
Profesorado en Artes Plásticas
“La escuela está en crisis” es una frase que aparecía ya
con cierta frecuencia en los noticieros cuando los
conflictos entre quienes hacen y deshacen la escuela
afloraban. Repetidamente en los textos y ensayos de la
carrera, esta misma cita volvía a aparecer. Parecía que
no había mucho que hacer entonces, más que
esforzarse por llevar adelante un sistema que ya se
sabía hacía un tiempo estaba horadado, como dice
Larrosa. Como cuando uno se siente mal y sabe que
debe ir al médico, pero no lo hace porque “se aguanta” o
“no es tan grave”, porque el estado en el que se
encuentra medianamente deja vivir. La escuela
sobrevivía ya hace años como una institución de la
modernidad en la vorágine de la posmodernidad y se
sentía que de alguna manera lograba funcionar. En
especial en nuestro país, donde se siente que las
instituciones no logran dar respuestas a los tiempos que
se viven, o lo hacen a medias; una crisis educativa
latente estuvo siempre esperándonos, pero hacía falta
un detonante. Por supuesto nadie se hubiera imaginado
que sería algo de tal magnitud.
La crisis nos obligó revisar contenidos, re inventar los
procesos de enseñanza sobre la marcha y a veces asistir
a los procesos de aprendizaje con un salto de fe. Es
probablemente en este sentido de la reestructuración
de los procesos de enseñanza que podemos ver con
algo de ironía cómo se ha descuidado en muchos casos
herramientas de las que ya se disponía, pero que se ha
tardado en adoptar. Las TIC, y las llamadas “materias
especiales”. Se las ha pensado desde lo lúdico y no
como complemento de los procesos de aprendizaje. Es
altamente probable que si se hicieran evaluaciones más
frecuentes de lo curricular en las TIC se podrían
encontrar soluciones eficaces parta adaptar los
conocimientos formadores a los tiempos que
transcurren y a quienes van dirigidos. Hace tiempo que
la manera en la que percibimos la información ha
cambiado, no así la manera de comunicar en la escuela,
no en referencia a usar tecnología en ella, si no en tanto
interdisciplinariedad, y que no existen conocimientos
aislados por materia. Se accedería a un abanico de
nuevas posibilidades que renovaran la manera en la que
se imparte conocimiento.
Una versión actual de lo que Camus expresaba en “El
Primer Hombre”, evitando aquellos modos
sistematizados y rutinarios que existen como práctica
entre algunos docentes, recordando lo que se exponía
con la profesora “corderito” en “El Tobogán”.
En esta crisis existen muchísimas cosas por resolver y
lamentablemente muchas nos exceden, en especial
aquellas donde la desigualdad social impide que la
escuela llegue. Pero con optimismo, podemos mirar
todo aquello de lo que si disponemos y que como
docentes si está en nuestras manos, trabajar con ello y
buscar métodos que busquen la confirmación de la
igualdad utópica de la escuela.

También podría gustarte