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MÍNIMAS
(ENSAYO)
Matrícula: N000001099
La primera vez que se propuso esta iniciativa fue en 1925, por H. Waller, quién era
el presidente del Consejo de la Dirección de las Prisiones de Inglaterra y Gales; Waller
Polwarth, de Escocia y Paterson (Inglaterra) Redactan el anteproyecto de Conjunto de
Reglas Mínimas para el tratamiento de los Reclusos. Para 1928, se constituye una
subcomisión encargada de la preparación del “Conjunto de Reglas”; aquí Intervienen
representantes de Suecia, Alemania y Países Bajos. No fue sino hasta 1929, en Berna,
cuando “Comisión Penitenciaria Internacional” las aprobó y adoptó, con un contenido de
55 reglas.
Durante el “Primer Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del delito y
Tratamiento del Delincuente”, celebrado en Ginebra, entre el 22 de agosto y el 3 de
septiembre de 1955, se establecieron los principales ajustes estructurales en la materia, de
los cuales somos esencialmente herederos hasta nuestros días. Aquí fue donde, por ejemplo,
se propuso que se cambiaran vocablos y palabras tales como “preso” por recluso; a partir de
aquí los congresos se celebrarían cada 5 años y acudirían delegados de todos los países que
se encuentran en el seno de las Naciones Unidas; y por supuesto, las reglas mínimas
también serían tratadas, siendo sus principales puntos los siguientes:
La aplicación debe ser imparcial, sin tomar en cuenta raza, color, sexo, lengua, etc.
Respetar las creencias de los reclusos.
Desde el punto de vista del sistema jurídico destaca que en el registro diario se
deben señalar los motivos de la detención, y la autoridad la autoridad competente
que lo dispuso, que ninguna persona puede ser admitida en un establecimiento
penitenciario sin título valido de detención.
Desde el punto de vista del sistema penitenciario, que los hombres y mujeres deben
estar separados, los individuos en prisión preventiva deberán ser separados de los
que están cumpliendo condena; los jóvenes deberán ser separados por los adultos,
evitar que en una celda existan dos reclusos (promiscuidad sexual), es decir,
siempre en números impar, además de temas como la higiene personal y general,
alimentos, vestidos, ejercicio físico, servicio médico, etc.
Sobre las penas cortas privativas de libertad se acordó que estas pueden ser nocivas,
ya que ofrecen el peligro de corromper al delincuente y poca o ninguna oportunidad para
una formación profesional constructiva, y para lograr esto último, deben buscarse formas
mediante la sustitución, tales como la suspensión de la condena, libertad condicional en
régimen de prueba, multas, trabajos penitenciarios realizados fuera del establecimiento y
otras que no impliquen privación de la libertad.
En el tema del trabajo en las prisiones, se determinó que el trabajo es una parte
integrante del tratamiento penitenciario, y debe verse como una formación profesional para
cuando el individuo abandone el reclusorio. Se propone incluir dentro de una Ley de
ejecución de Penas, la remisión de la misma por días de trabajo, además de fomentar la
participación de la sociedad, industria, banca y comercio, en la instalación de industrias y
en general fuentes de trabajo dentro de un centro penitenciario.
Desde entonces, los congresos se han seguido celebrando, pero fueron durante los
primeros dos donde se pactaron los acuerdos más importantes. En reconocimiento de los
avances producidos desde 1955 en materia de legislación internacional y ciencias
penitenciarias, la Asamblea General decidió en 2011 establecer un grupo
intergubernamental de expertos de composición abierta para examinar y, eventualmente,
revisar las Reglas Mínimas. Organizaciones de la sociedad civil y los órganos pertinentes
de las Naciones Unidas fueron invitados para contribuir en este proceso.
En el marco de las tres reuniones entre 2012 y 2014, a las que la UNODC (“Oficina
de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito”, por sus siglas en inglés) acompañó de
cerca, el grupo intergubernamental de expertos realizó avances en la identificación de las
áreas temáticas y reglas específicas que debían ser revisadas, respetando al máximo los
parámetros generales del proceso de revisión determinados por la Asamblea General:
A. Ningún cambio en las reglas debería reducir el alcance de los estándares existentes,
sino que debería mejorarlo con el objetivo de promover la seguridad y las
condiciones humanas para las personas privadas de libertad.
B. El proceso de revisión debe mantener el ámbito de aplicación de las Reglas
Mínimas.
En la cuarta reunión celebrada en Ciudad del Cabo (Sudáfrica) en marzo de 2015, el
grupo de expertos logró consenso en todas las reglas que estaban sometidas a revisión. En
mayo de 2015, la Comisión de Prevención del Delito y Justicia Penal aprobó las reglas
revisadas y las remitió al Consejo Económico y Social para su aprobación y posteriormente
a la Asamblea General para que se adoptaran como las “Reglas Mínimas de las Naciones
Unidas para el Tratamiento de los Reclusos”.
UNODC (s.f.). Las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para el Tratamiento de los
Reclusos. Recuperado de: https://www.unodc.org/documents/justice-and-prison-
reform/Brochure_on_the_The_UN_Standard_Minimum_the_Nelson_Mandela_Rul
es-S.pdf