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Resumen
Palabras claves:
Abstract
This article aims to make a critical reading of the theory of the Spanish black
legend, in its relationship with a set of phenomena that would have led to the
independence of Alto Peru. The purpose of this is to evaluate the relevance and
usefulness of the theory of the black legend for the historiographic investigation of
our past.
For this purpose, some of the main postulates of the theory of the black legend are
exposed to compare them with facts assumed by the official historiography.
Key words:
Dicho de otra manera, España sería víctima de una conspiración bien coordinada
de un conjunto de élites intelectuales, que buscan sostener su hegemonía
menoscabando, precisamente, toda lo asociado a la hispanidad. Se querría
establecer en la conciencia colectiva, una imagen de superioridad moral, social,
tecnológica e incluso racial (Roca Barea, 2016, pág. 577) 1, de esos otros países
que se ajustaron “exitosamente” a las ideas de la ilustración francesa y el
liberalismo económico protestante.
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El número de las páginas se asigna según aparecen en el documento de edición electrónica encontrada en
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ibérico, a la inmensa variedad de ámbitos geográficos y socioculturales de
América, como muestra innegable de su actitud imperial enriquecedora. En el lado
contrario estaría la actitud asumida, por ejemplo, por los británicos que negaban
cualquier acercamiento cultural o mestizaje hacia sus colonias, siendo esta la
típica actitud imperialista.
En consecuencia, Barea cita al hispanista Philip Powell, para ilustrar lo que, según
ella, fue la intervención española en América entre los siglos XV al XIX: “El
concepto básico del Imperio español no fue lo que nosotros llamamos hoy día
colonial. Más bien puede calificársele como el de varios reinos de ultramar
oficialmente equiparados en su categoría y dependencia de la Corona con los
similares de la Madre Patria (…). En general, la Corona no intentó imponer en
América algo extraño o inferior a lo que regía en la Península” (Roca Barea, 2016,
pág. 395).
Desde esta visión, se considera que muchos de los líderes más importantes del
proceso insurreccional americano, como Francisco Miranda, Antonio Nariño, o
Simón Bolívar habrían sido adoctrinados, a tal grado de fundar ellos mismos, bajo
influjo conspiracionista británico y francés, logias masonas en contra de la
hispanidad (Del Castillo Caballero, 2014, pág. 16). Este argumento también se
podría emplear para incluir en el mismo grupo a otros personajes de la historia de
la independencia de Charcas, como nuestros héroes, caudillos y pensadores.
Para responder con pleno rigor, hace falta un estudio extenso del panorama. Sin
embargo, como de lo que aquí se trata es de esbozar posibles respuestas, a
manera de ensayo, propongo acercarnos al tema con solo unos cuantos apuntes
históricos, todo con el fin de aclarar esas “dudas razonables” que buscan sembrar
los teóricos de la leyenda negra.
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Término sustentado por Roca Barea, el cual apunta a un rechazo o fobia a lo imperial. Es un “racismo que
no se basa en la diferencia de color o en la religión, pero se apoya en ambas” (Roca Barea, 2016, pág.
154) y que se eleva desde los gobernados hacia los precursores del imperio; mismos que ostentan una
eminencia.
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Para mayor referencia leer su testamento (de Viedma y Narváez, 1979)
Se podrá decir, que la gran parte de la población “civilizada” asistía y practicaba
regularmente los cultos, pero pocos individuos ponían en práctica la moral
cristiana; pues, a excepción del estoicismo de algún Quijote extraviado o de algún
personaje independiente, esta solo servía para reafirmar ideológicamente la
dominación de la colonia.
4
Al respecto tenemos en nuestros días documentos de primera mano como el diario del comandante José
Santos Vargas escrito en el período de 1814 a 1825, el cual constituye una fuente primaria muy valiosa para
la historiografía nacional.
5
Fechado el 4 de agosto de 1812 en Jujuy
Turpín6 a Belgrano, relatando la acción de Cochabamba acaecida el 27 de mayo
de 1820.
6
Tomo V, primera parte.
De igual manera la Gran Rebelión de Encomenderos de 1544, cumple como
antecedente de protesta contra las formas administrativas españolas. La pugna
violenta sobre los cargos públicos bajo protección de la corona fue un hecho
recurrente durante todo el proceso de colonización.
Para el siglo XVIII, España, era el imperio más grande de la tierra, del cual el Alto
Perú era una de sus colonias más apartadas, importante únicamente por las minas
del Cerro Rico de Potosí. Aunque el Rey Carlos III, quien inició su reinado el año
1759, quiso introducir reformas económicas y comerciales con el concurso de
personajes ilustrados como el Conde de Aranda y gaspar Melchor de Jovelinos,
partidarios de las ideas económicas de Adam Smith, solo se comprendió
tardíamente que, “para desarrollarse (el imperio) tenía que jugar dinámicos
papeles comerciales por el Atlántico, compitiendo con Inglaterra, Francia, Holanda
y Portugal” (Aguirre Lavayén, 2004, pág. 87). En otro ámbito, bueno hubiera sido,
que por lo menos, la riqueza se haya producido no solo por explotación directa de
los recursos naturales, sino que hubiera existido algún afán, ya sea de empresa
transformadora o de comercio global. Pero en este aspecto tampoco hay mucho
que destacar, puesto que “no hubo libertad de compra en el extranjero y de
importación a la Península y a América. Poco tiempo después del descubrimiento
e iniciada la Conquista, fue instituida la Casa de Contratación de Sevilla, que
debía ocuparse de las expediciones y descubrimientos de nuevas tierras, pero
que, principalmente, fue el organismo activo para regular y supervisar el
movimiento comercial de España y sus colonias con otros países. De esta
manera, la Casa de Contratación, retenía en sí el monopolio del comercio,
particularmente el exterior (Valencia Vega, 1973, pág. 95)”
Para tener una mejor imagen del estado económico en el que se encontraba el
Alto Perú de la época de la independencia, recogemos la referencia que nos hace
el historiador Gabriel René Moreno en 1901, en su obra “Últimos días coloniales
en el Alto Perú”. Del apartado sobre documentos inéditos de la época, acerca del
estado social y político de Chuquisaca7, tomamos cierto fragmento de una misiva
oficial:
Tampoco había un plan de desarrollo para las colonias; hay que recordar a los
lectores, que el cerro rico de Potosí, la principal fuente de riquezas del mundo
entero, estaba a estas alturas prácticamente agotado; con ello, su “imperial”
ciudad había sido abandonada a su suerte. Lejos quedaba la gloria de la urbe más
grande y poblada del mundo; lejos quedaba la protección de los reyes y la
supuesta intención de expansión cultural. Por todo contesto a los teóricos de la
leyenda negra, apelando al sarcasmo, al decir que no podemos culpar de todos
estos males a la “estable e incluyente” Madre Patria, “las distancias no permitían a
la Corona fiscalizar el buen cumplimiento de las leyes, en épocas en las que una
carta tomaba seis meses en llegar a Madrid y seis meses en regresar” (Aguirre
Lavayén, 2004).
la apetencia por las ideas ilustradas, habría resultado simplemente de la reivindicación que los estudiantes
de clases sociales altas hacían de su “basta cultura” (Barragán & Qayum, 1997, pág. 44)
producido ese mismo año; aunque de manera explícita, “…el movimiento de 1809
no tuvo por objeto la independencia, sino que, por el contrario, fue nacido de una
ciega adhesión a la causa de Fernando VII. Sin embargo, no faltan quienes,
entreviendo la posibilidad de un cambio en los destinos de la América, se
decidiesen a tentarlo” (Muñoz, 1859, pág. 12).
Así mismo, en su libro, Imperiofobia y leyenda Negra, Roca Barea afirma que
España es acusada “de haber estrujado las colonias”, cuando en realidad
“cualquiera que venga detrás (de tales acusaciones) las estrujará el doble, solo
que con arte y maña” (Roca Barea, 2016, pág. 17). La intención de la escritora es
demostrar que existe gran hipocresía cuando la comunidad histórica arremete
contra el imperio español, pasando por alto los desmanes protagonizados por
otros sujetos históricos. Semejante reacción no puede atraer seriamente la mirada
de la comunidad investigativa, puesto que fenómenos como la alcabala, la
encomienda y la mita han sido abundantemente estudiados y pierden su
especificidad al compararlos con otros como la hambruna de Bengala producida
en 1770 a causa de la subida de impuestos por parte del poder británico.
Episodios históricos vinculados simplemente por abstracciones como la “tasa
impositiva”, el “imperio” o el “imperialismo”, deberían ser estudiados cada uno en
su contexto. De esa manera podemos reconocer, por ejemplo, cómo es que las
relaciones impositivas pudieron influir en los procesos independentistas de cada
una de estas regiones del planeta.
Bibliografía
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Paz: Novedades.
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Jarak, D. (2013). Bernardo Monteagudo y la « América, que por desgracia se llamó antes
española ». Amerika.
Moreno, G. (1901). Últimos días coloniales en el Alto Perú - Documentos inéditos de 1808
y 1809. Santiago: Imprenta Barcelona.
Muñoz, J. (1859). Vida y escritos de D. Bernardo Monteagudo. Valparaiso: Del Mercurio.
Roca Barea, M. (2016). Imperiofobia y leyenda negra. roma, Rusia, Estados unidos y el
Imperio español. Madrid: Ediciones Suiruela S. A.
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