Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
El presente informe analiza las principales tendencias de la migración en Chile, el que pasó de
ser un país expulsor de población a convertirse en un destino migratorio de población de
países vecinos preferentemente.
Se analiza la normativa vigente en materia migratoria que impera en Chile, destacando el
rezago que manifiesta la legislación imperante en materia de migración, pues esta se diseñó
bajo una lógica de seguridad nacional y sin contemplar los actuales estándares de protección
de los derechos humanos.
Finalmente, se destaca el principal avance en materia migratoria de la legislación chilena, que
dice relación con la entrada en vigencia de la Ley Nº 20.507, que tipifica los delitos de tráfico
ilícito de migrantes y trata de personas y establece normas para su prevención y más efectiva
persecución criminal.
Tabla de Contenido
Índice de Tablas
I. Antecedentes generales
Europa y América Latina tiene una historia de larga data, que desde hace décadas presenta
una particularidad, que es que por primera vez los flujos migratorios son preferentemente desde
América Latina hacia Europa —tendencia que se ha revertido levemente en los últimos años por
efecto de la crisis—. Las cifras estimativas de migrantes europeos a América Latina entre 1850
y 1950 se calculan en 11 millones de migrantes aproximadamente, de los cuales un 38% eran
italianos, un 28% eran españoles y un 11% eran portugueses 1. De estos 11 millones, la mitad
se asentó en Argentina y un poco más de un tercio lo hizo en Brasil. Si a estos migrantes se le
adicionan aquellos que se asentaron en Norte América —que suman alrededor de 32 millones
para el período comprendido entre 1820 y 1932 2—, hablamos que América constituyó —y sigue
constituyendo— la gran puerta de escape a las crisis que vivió el viejo continente, encontrando
un escenario propicio para su progreso y acogedor para su integración en América.
A partir de la década de 1970, la tendencia histórica de América Latina de recepción de
población europea comienza a cambiar de signo, que se consolida en un nuevo patrón
migratorio a escala regional. De ser receptora de inmigración proveniente de ultramar, se
convirtió en un par de décadas en una de las regiones con los índices más altos de emigración 3.
A este respecto, son justamente los países europeos con pasado y/o presencia colonial o
inmigratoria en la región, aquellos que se transforman en polos de atracción poblacional, como
es el caso de Inglaterra para los Caribeños, así como España, Italia y Portugal para los
latinoamericanos. Esto plantea un nuevo escenario, donde debería primar la vinculación
histórica entre las regiones y la solidaridad, a la luz de las oportunidades y acogida de los
migrantes europeos en tierras americanas.
Un elemento importante para discutir la envergadura de la migración latinoamericana y caribeña
a Europa, es la relativa a los stocks migratorios, a este respecto: “en los últimos años el número
de migrantes latinoamericanos y caribeños ha experimentado un incremento considerable,
habiendo alcanzado un total estimado de más de 21 millones de personas hacia alrededor del
año 2000. Antecedentes fragmentarios permiten situar la cifra en casi 26 millones hacia 2005, la
cual probablemente se ha estabilizado desde entonces hasta 2010”4. De los cuales, según
estimaciones del año 2000, sólo un total cercano a los 3 millones de latinoamericanos y
caribeños se desplazaron fuera de la región a países distintos a Estados Unidos, siendo España
el segundo país con mayor migración de nuestra región.
Aislando a Estados Unidos como principal destino migratorio, América Latina evidencia una
gran movilidad intrarregional, en especial entre países limítrofes o cercanos, siendo
históricamente atractivos como destinos migratorios Argentina, Costa Rica y Venezuela, los
cuales mantienen dicha condición dentro de la región. Al mismo tiempo, otros países se han
convertido en emisores, receptores y de tránsito, combinadamente. En este sentido, como se
1
Pellegrino, A. (2001), “Migrantes latinoamericanos: síntesis histórica y tendencias recientes”, CEPAL y Universidad de
la República de Uruguay, Montevideo.
2
Castles, Stephen y Mark Miller (2004), “La Era de la Migración. Movimientos internacionales de población en el
mundo moderno”, Universidad Autónoma de Zacatecas, México.
3
CEPAL (2006). “Cuatro temas centrales en torno a la migración internacional, derechos humanos y desarrollo”.
CEPAL, LC/L.2490, 10 de marzo del 2006, Santiago de Chile. [En línea]:
http://www.eclac.org/publicaciones/xml/2/24012/LCG2490.pdf
4
Barcena, Alicia (2010). “América Latina y Europa: la migración internacional es oportunidad para la integración, el
desarrollo y el fortalecimiento de los derechos humanos”. CEPAL, para el Foro Biarritz 2010, Francia.
2
vera más adelante, Chile representa uno de los casos paradigmáticos de cambio de “signo” de
sus saldos migratorios, pasando de expulsor a receptor.
Desde el punto de vista de los migrantes chilenos, se debe tener en cuenta los datos del Primer
Registro de Chilenos en el Exterior, realizado entre los años 2003 y 2004, que buscó cuantificar
y conocer la realidad de la familia chilena en el exterior. Para el caso de Europa, esta región
representa sólo el 14,6% de los destinos migratorios de chilenos, con un total de 125.050
personas, siendo el principal destino Suecia (con 42.396 personas), seguido por España en el
segundo lugar (23.911), tercero Francia (15.782) y cuatro Alemania (10.280). Esta tendencia
específica de la migración chilena respecto de la latinoamericana, dice relación con
particularidades de nuestra historia, que se vincula con la acogida de un número significativo de
refugiados y exiliados políticos durante la década de 1970, que se vio complementada por una
fuerte migración económica durante la década de 1980 y 1990, que se ha mantenido hasta la
actualidad.
Respecto a los emigrantes chilenos, aún existe una intensa discusión respecto a como
integrarlos en mejor medida a país. A este respecto, cabe destacar las diversas medidas para
facilitar el retorno, en especial para aquellas personas que vivieron el exilio. Estas medidas son
franquicias tributarias para el ingreso de bienes, y en el caso de aquellos que fueron víctimas de
la violencia política, se han establecidos medidas reparatorias. No obstante, persiste la
discusión respecto a una mayor integración con la realidad nacional, como es el caso del voto
de los chilenos en el extranjero, la cual fue parte del programa del Presidente Sebastián Piñera,
pero que todavía no se ha concretado, pues no existe consenso respecto a cuales serían los
requisitos para que los migrantes nacionales puedan acceder a dicho derecho.
3
5
Martínez, Jorge (2009). “Notas sobre las características de la fuerza laboral migrante en las Américas”. Taller sobre
Programas para Trabajadores Migratorios Temporales El Salvador, 23 y 24 de abril de 2009 (Mimeo).
6
Pellegrino, A. (2003), “La migración internacional en América Latina y el Caribe: tendencias y perfiles de los
migrantes”, en Serie Población y Desarrollo Nº 35. CEPAL/CELADE, Santiago de Chile.
7
Ministerio del Interior, Departamento de Extranjería y Migración (2009). “Informe de Permisos Otorgados y Estimación
de población de extranjeros en Chile a diciembre de 2009”. [en línea]
http://www.extranjeria.gov.cl/estadisticas_mig.html
4
8
Ministerio del Interior, Departamento de Extranjería y Migración (2009). “Informe de Permisos…”, op. cit.
9
Ibídem.
10
Ibídem.
6
IV. La ley que sanciona la trata de personas en la legislación Chilena y los esfuerzos
para su prevención
11
Castillo, M. A. (2003), “Migraciones en el hemisferio. Consecuencias y relación con las políticas sociales”, en Serie
Población y Desarrollo Nº 37. CEPAL/CELADE, Santiago de Chile.
12
Citado en Organización de Estados Americanos (2005). “Proyecto de resolución: Los derechos humanos de todos los
trabajadores migratorios y de sus familias”. Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos / Comisión
de Asuntos Jurídicos y Políticos (CP/CAJP-2245/05 rev. 4), 25 mayo 2005. Washington.
7
Como se puede apreciar, la nueva ley que sanciona el tráfico y la trata de personas, le permite
a Chile cumplir con los estándares internacionales en la materia, y ha comenzado a rendir sus
frutos mediante el procesamiento judicial de estos ilícitos. Sumado a esta ley, las iniciativas
llevadas a cabo en el país, representan intentos importantes y sustantivos en el combate y
prevención del tráfico y trata de personas, lo cual permite afirmar que no existe posibilidad en la
sociedad chilena de que exista tolerancia o permisividad para la acción impune de mafias
internacionales dedicadas a estos crímenes.
8
V. Conclusiones
Un elemento que no hay que olvidar, es que la migración no es un tema que compete
exclusivamente a los países receptores de migrantes, sino que también, a los países de salida y
tránsito. Es por ello que hay que tener presente que buena parte de los riesgos y las situaciones
de mayor riesgo, como son la trata y el tráfico de personas, comienzan en los países de origen
de los migrantes, pues guardan estrecha relación con los serios obstáculos que existen en
estas sociedades para ofrecer y garantizar a las poblaciones el disfrute de derechos en sus
comunidades de origen, ciudades y regiones, brindándoles escasas oportunidades laborales,
reducidos espacios de ciudadanía y de realización de sus proyectos de vida, los que además se
ven amplificados con la desinformación respecto de los riesgos de la indocumentación.
Por otra parte, la violencia política y vinculada al narcotráfico no es un problema erradicado en
la región, por lo que los factores abiertamente coercitivos siguen estando presentes en las
decisiones de migrar de muchos latinoamericanos, pues se ven expuestos a la vulneración de
sus derechos humanos mediante persecuciones y amenazas a la vida, que obligan el
desplazamiento forzado y hacen que el problema de la migración se convierta en un asunto que
roza el cuerpo de doctrina y obligaciones estatales relacionadas con el derecho de asilo y
refugio13. A este respecto, debe existir un compromiso de los países latinoamericanos tanto de
erradicar la violencia de nuestras sociedades como de brindar protección al migrante forzado,
pues representa un compromiso básico con los derechos humanos.
Este panorama obliga a que los Estados se coordinen y desarrollen políticas de protección
social de los migrantes, tanto en sus países de origen como de arribo. En el primer caso, los
Estados de origen deben prodigar que los migrantes potenciales tengan la opción de emigrar
libremente y, para ello, los Estados tienen que asegurar condiciones de vida para que sus
nacionales puedan ver realizadas sus expectativas de vida en su propio país, si así lo desean.
En los países receptores deben tener políticas claras, así como transparentar las necesidades
reales de capital humano, tratando de esta forma combatir la percepción errónea respecto de
consecuencias sociales y económicas negativas y, por tanto, indeseadas.
En los países receptores la inmigración suele asociarse frecuentemente con la percepción de
consecuencias sociales y económicas negativas y, por tanto, indeseadas, aunque la evidencia
empírica, el conocimiento acumulado y la historia reciente demuestran lo contrario, como se
expone en el Informe del Desarrollo Humano en el Mundo 2009 del Programa de las Naciones
Unidas para el Desarrollo (PNUD)14, el cual demuestra el impacto económico positivo de la
llegada de migrantes a la fuerza laboral. Por ello, es menester promover una imagen positiva
del migrante, y desterrar aquellas visiones que los ven como una amenaza a la seguridad
laboral de los nativos, una carga para los servicios sociales y, en los últimos años, como
promotores sospechosos de delitos, narcotráfico y terrorismo. Según Abella 15, esto es un factor
que se opone pertinazmente a la construcción de un ambiente que asegure la protección de los
derechos de los migrantes.
Por otra parte, emerge la necesidad del monitoreo del estado de implementación de los tratados
y las legislaciones existentes, conformando un sistema de rendición de cuentas que evalúe el
estado de implementación de los compromisos suscritos por los gobiernos que adhieren a estos
13
Bicudo, Helio (2000), “Derechos humanos y migraciones a la luz del Sistema Interamericano de Derechos Humanos”,
Simposio sobre Migración Internacional en las Américas, CEPAL-OIM, San José, Costa Rica, septiembre
14
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) (2010). “Informe del desarrollo humano en el mundo
2009”. Naciones Unidas, Nueva York.
15
Abella, Manolo (2000), “Los derechos de los migrantes y el interés nacional”. Simposio sobre Migración Internacional
en las Américas, CEPAL-OIM, San José, Costa Rica, septiembre
9
instrumentos16. De esta manera, se podrían identificar aquellos elementos y factores que traban
la implementación efectiva de estos acuerdos regionales, permitiendo identificar los elementos
que pueden ayudar a impulsar y agilizar la agenda de integración regional en materias de
migración y salud.
16
Kendall, Tamil (2007). “Migración, VIH/SIDA y temas relacionados”. [En línea]:
www.popcouncil.org/migracion/m1/doctos_m1/migracion_VIHSIDAy_
%20temas_relacionados.pdf