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TEORÍA JURÍDICA INTEGRAL DE LA LÍNEA JURISPRUDENCIAL

Tomando como punto central de la línea jurisprudencial que interesa a esta


investigación y correlacionando todos los pronunciamientos analizados de la Corte
Constitucional de Colombia que desarrollan el alcance del derecho fundamental al
debido proceso en las actuaciones disciplinarias que imparten las instituciones de
educación secundaria y con base al gráfico Nº 3 se determina que el precedente arroja
un BALANCE CONSTITUCIONAL, pues cada caso analógico que se presenta de
manera consecutiva sigue al precedente, muestra tres sentencias consolidadoras (T-
301/96, T491/03 y la T-565/13) que además de tomar los argumentos de la sentencia
fundadora, los refuerzan con nuevas razones que solidifican el precedente y que a
continuación se señalan bajo los siguientes postulados:
La educación como un derecho de la persona. Se trata sin duda, como ya lo expreso esta
Corte, de un derecho fundamental e inalienable en cuanto se deriva de la naturaleza
racional del hombre, así mismo el articulo 67 C.P, consagra la Autonomía Universitaria
para toda Institución de Educación Superior con la finalidad de evitar que el Estado, a
través de sus distintos poderes, intervenga de manera ilegítima en el proceso de creación
y difusión del conocimiento, esta Autonomía se extiende a los establecimientos de
Educación Básica tanto Públicos como Privados y les da la posibilidad de estipular un
régimen interno, que normalmente adopta el nombre de reglamento, aplicable a las
distintas situaciones que surjan por causa o con ocasión de su actividad, tanto en el
campo administrativo como en el disciplinario, sin embargo los fines que estos persiguen
no pueden servir de excusa a los centros docentes para que, prevalidos de esa valiosa
garantía institucional, vulneren los principios y derechos en los que se apoya el
ordenamiento jurídico a través de dichos manuales y tampoco podrán alegar inmunidad
judicial de los actos que en ejercicio de su desarrollo sean susceptibles de vulnerar los
derechos fundamentales de sus estudiantes bajo dicha autonomía.

La creación de estos reglamentos no pueden ir en contra vía de las disposiciones


constitucionales y mucho menos su aplicación al momento de imponer sanciones, sin
embargo en aras de preservar la necesaria pero razonable discrecionalidad en la
apreciación de los hechos y circunstancias, la potestad sancionatoria de los centros
educativos no requiere estar sujeta al mismo rigor de los procesos judiciales. 1

1
Sentencia T – 492/1992
En diversas oportunidades , esta Corporación ha señalado que la garantía constitucional
2

al debido proceso (artículo 29 Superior) tiene aplicación en los procesos disciplinarios


adelantados por los centros educativos de naturaleza pública y privada. En virtud de
ello, la imposición de una sanción disciplinaria debe estar precedida del agotamiento de
un procedimiento justo y adecuado, en el cual el implicado haya podido participar, pre-
sentar su defensa y controvertir las pruebas presentadas en su contra.
En consecuencia, los reglamentos deben contemplar unos requisitos mínimos que hagan
efectivo, básicamente, el derecho de defensa del inculpado. Sobre este punto la Corte ha
expresado:

La efectividad del derecho al debido proceso dentro de los procedimientos sancionadores


aplicados por las instituciones universitarias y de educación básica, sólo queda
garantizada si el mencionado procedimiento comporta, como mínimo, las siguientes
actuaciones: (1) la comunicación formal de la apertura del proceso disciplinario a la
persona a quien se imputan las conductas pasibles de sanción; (2) la formulación de los
cargos imputados, que puede ser verbal o escrita, siempre y cuando en ella consten de
manera clara y precisa las conductas, las faltas disciplinarias a que esas conductas dan
lugar (con la indicación de las normas reglamentarias que consagran las faltas) y la
calificación provisional de las conductas como faltas disciplinarias; (3) el traslado al
imputado de todas y cada una de las pruebas que fundamentan los cargos formulados; (4)
la indicación de un término durante el cual el acusado pueda formular sus descargos (de
manera oral o escrita), controvertir las pruebas en su contra y allegar las que considere
necesarias para sustentar sus descargos; (5) el pronunciamiento definitivo de las
autoridades competentes mediante un acto motivado y congruente; (6) la imposición de
una sanción proporcional a los hechos que la motivaron; y (7) la posibilidad de que el
encartado pueda controvertir, mediante los recursos pertinentes, todas y cada una de las
decisiones de las autoridades competentes. 3

Ahora bien esa potestad de sancionar tiene una esfera de actuación, lo que implica que
su campo de aplicación también está delimitado, puesto que concursa bajo una línea
muy delgada con aspectos muy propios y privados de la persona, que de inmiscuirse en
ellos estaría sobrepasando su competencia y es por esto que la Corte ha precisado que
un colegio no solo tiene la potestad sino el deber de sancionar el comportamiento de los
miembros de la comunidad educativa, pero en otros escenarios esa facultad se ve

2
Sentencias T-1233/03 y otras.
3
Sentencia T-301/1996
restringida e incluso anulada por completo. Para tal fin pueden distinguirse al menos
tres ámbitos distintos, a saber: (i) los foros educativos, (ii) los foros con proyección
académica e institucional y (iii) los foros estrictamente privados.
En los foros estrictamente privados la conducta de los miembros de la comunidad
educativa no interfiere ni entorpece la actividad académica, ni compromete el nombre
de una institución.
En consecuencia, las conductas allí desplegadas no pueden ser objeto de sanciones
disciplinarias por la sencilla razón de que hacen parte del desarrollo privado y autónomo
del individuo, cuando a un alumno se le impone una sanción por un comportamiento
que hace parte exclusiva de su intimidad, de su vida privada, y que no tiene incidencia o
afecta al centro educativo, se vulnera con ello sus derechos fundamentales al debido
proceso, a la educación y, por supuesto, a la intimidad. 4

También es preciso dejar en claro que los centros educativos deben realizar un estudio
minucioso para determinar si hay o no violación de derechos fundamentales con las
sanciones impartidas deben acudir al principio de proporcionalidad, que consiste en
establecer si la medida limitativa persigue una finalidad constitucional, si es idónea
respecto del fin pretendido, si es necesaria por no existir alternativa razonable menos
limitativa de la libertad e igualmente eficaz y, finalmente, si el sacrificio a la autonomía
resulta adecuado y estrictamente proporcional en relación con la finalidad pretendida. 5

En suma al procedimiento disciplinario, en el trámite sancionatorio se debe tener en


cuenta: (i) la edad del infractor, y por ende, su grado de madurez psicológica; (ii) el
contexto que rodeó la comisión de la falta; (iii) las condiciones personales y familiares
del alumno; (iv) la existencia o no de medidas de carácter preventivo al interior del
colegio; (v) los efectos prácticos que la imposición de la sanción va a traerle al
estudiante para su futuro educativo y (vi) la obligación que tiene el Estado de
garantizarle a los adolescentes su permanencia en el sistema educativo.” 6

Un tema de gran importancia en el universo educativo es la constante interrelación entre


las conductas que estos tratan de imponer a través de los reglamentos, que algunas veces
chocan con derechos tan trascendentales como lo es el libre desarrollo de la
personalidad, derecho que hace parte del núcleo esencial de la dignidad humana, por
este y muchos derechos que interactúan bajo el ámbito educativo es que el Sistema
Nacional de Convivencia Escolar (ley 1620 de 2013) en términos generales, consagra
4
Sentencia T -491/2003
5
sentencias C-309/97; T-067/98.
6
Sentencia T-917 de 2006.
los siguientes objetivos: i) fomentar y fortalecer la convivencia escolar y el ejercicio de
los derechos humanos, sexuales y reproductivos de los niños y niñas; ii) garantizar su
protección integral en espacios educativos a través de la puesta en marcha y el
seguimiento de la ruta de atención integral; iii) prevenir, detectar y atender los casos de
violencia escolar, acoso escolar o vulneración de derechos sexuales y reproductivos; y
iv) desarrollar mecanismos de detección temprana y denuncia de todas aquellas
conductas que atentan contra la convivencia escolar.

Es por ello que las autoridades de los colegios deben seguirlos obligatoriamente y
mantenerse al margen de intervenir en estos aspectos intrínsecos a las personas, pues
los mismos escapan del dominio que forma el fuero educativo.

Se puede concluir que: El Constituyente Primario en el artículo 29 de la Carta Política


estableció el derecho fundamental al debido proceso, es garantía que aplica para toda
clase de actuación judicial y administrativa.

Dicha protección es extensiva a las actuaciones de investigación disciplinarias, dentro


de las que se destacan las adelantadas por los colegios, indistintamente de si su
naturaleza es privada o pública

Adicional a lo dicho, los manuales y reglamentos estudiantiles constituyen documentos


escolares que contienen características propias de un contrato de adhesión, fijan reglas
de convivencia y valores e ideas que caracterizan a la comunidad escolar.

Lo anterior se refuerza con el hecho de que, de manera previa a la inscripción del menor
los padres y el estudiante tienen acceso al documento y voluntariamente decidieron
acogerlo como parámetro que va a regular la vinculación académica con el plantel, con
los docentes y los demás alumnos , entre otros.
7

En ese sentido, el reglamento estudiantil de las instituciones es un precepto de


obligatorio cumplimiento para la comunidad académica a la que aplica, del cual no se
pueden apartar y, por el contrario, debe ser respetado y acatado a menos que el
documento suponga el cercenamiento de una prerrogativa básica descrita en la
Constitución.

7
Sentencia T-688 de 2005, los manuales escolares son exigibles siempre y cuando hayan sido conocidos
y aceptados por los padres y los estudiantes.

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