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Nietzsche, F. W. (2011). Así habló Zaratustra: Un libro para todos y para nadie (A.

Sánchez Pascual,
Ed.; A. Sánchez Pascual, Trans.; tercera ed.). Alianza Editorial.
En esta obra, Nietzsche expone las tesis centrales de su filosofía, nociones como la muerte de dios, la de superhombre,
el eterno retorno, la voluntad de poder y la superación del nihilismo. Bien es cierto que esta obra es de una complejidad
literaria y retórica sumamente alta, sin embargo, trataré de hacer un análisis sobre la concepción del ser del hombre
ofrecido por Nietzsche al igual que una breve valoración de sus ideas tras las complejas metáforas y cánticos.
En el prólogo, Zaratustra, tras abandonar su patria para meditar y preparar la anunciación del ocaso durante diez años,
decide que es el momento de “regalar y repartir hasta que los sabios entre los hombres hayan vuelto a regocijarse con su
locura”.
Primero decide ir a visitar a los hombres del mercado, pero estos no estaban listos para acoger las palabras de Zaratustra
sobre el superhombre. Nietzsche en las primeras pinceladas sobre este lo expone no como si fuera antagonista al
hombre puesto que el superhombre no es una realidad, pero, sin embargo, sí que es una esperanza para la superación del
hombre. El superhombre es presentado no desde la biología “sino que se hace referencia a las fuerzas espirituales del
hombre como capaces de plasmarse a sí mismas [...] en línea creciente"1. Pero estos hombres del mercado, hombres
hastiados del juego, hombres que han perdido toda esperanza y todo anhelo de superación, esos son los que creen que la
fuerza del hombre se ha extinguido y que ahora solo puede vegetar.

Después de esta nefasta y aterradora experiencia con los hombres, Zaratustra experimenta varias idas y venidas de su
soledad intercalando diálogos con los hombres. En el último de sus intentos de regalarle un porvenir al hombre se
encuentra con los “hombres superiores, que son justamente aquellos que representan el residuo de dios”2 , estos hombres
superiores junto con los del mercado representan la actitud nihilista del hombre, una actitud motivada por el hastío, el
asco y la servidumbre a una vida vacía, pero a la vez llena de ritos sociales entregadas al ocio organizado para no ser
consumidos por el aburrimiento. Con la salida del sol llegan a Zaratustra la paloma y el león, símbolos de la ternura y de
la fortaleza, y fervoroso y reconfortado se dispone a aventurarse a lo desconocido.

El tema por excelencia de la primera parte es la muerte de dios, aunque ya Nietzsche dio unas pinceladas sobre esto en
el prólogo, y el superhombre. Cuando en el prólogo Nietzsche relata el descenso de Zaratustra a la ciudad a través del
bosque, relata el encuentro de Zaratustra con un viejo santo que aún no se había enterado de la muerte de dios. Pero
¿Qué supone este suceso para Zaratustra? El afán de Nietzsche por promulgar la muerte de este traidor tiene una
motivación mucho más profunda que un simple odio al cristianismo, sino un odio acérrimo al platonismo. La
interpretación de Platón sobre el mundo que deslinda una realidad bajo la figura de las ideas y otra realidad gobernada
por las cosas sensibles y su respectiva correlación ontológica supone "la diferencia entre lo existente auténtico y lo
existente inauténtico”3 del mundo sensible, es decir, el mundo de las cosas. Por lo tanto, todo esto acaba siendo la
medida de todas las cosas representada en algo absoluto y divino, y por encima de toda esta división entre un mundo
sensible y el mundo inteligible se alza un dios infinito, por consiguiente, la devaluación de las cosas creadas, el mundo,
y una revalorización de dios con todos los atributos que en antaño se le atribuían al ser del mundo.

1
Safranski, R. (2002). Nietzsche: biografía de su pensamiento (R. Gabás, Trans.). Tusquets.
La caída del santo templo y la de su dios supone una nueva posibilidad de ser del hombre, el hombre ya no se encuentra
bajo el arduo yugo de la idealidad, de un más allá supraterrenal del hombre, sino que ahora el hombre se encuentra ante
dos nuevas posibilidades de ser. Una de ellas es la del hombre empobrecido que se halla ante el peligro del
aburrimiento, de la mundanalidad de la existencia y de la amoralidad racional y banal, la del hombre. La otra posibilidad
es en la que se mantiene el idealismo, pero que ya no venera algo transmundano y alejado a la tierra, ya no venera al
dios del más allá, sino que se toma a sí mismo como el propio creador, el hombre se reafirma como creador y no como
esclavo.

Pero esta segunda posibilidad no es tan sencilla, ahora, bien es cierto que toda esta primera parte y apartados de la
segunda parte hay que entenderlas desde la muerte de dios. La primera parábola de la primera parte lleva por título “De
las tres transformaciones”,desde la perspectiva propuesta por Nietzsche esto supone una apertura de posibilidades de ser,
justo en este capítulo se trata la segunda, la reorientación del idealismo alejándose de un dios del más allá hacia el más
acá.
“Tres transformaciones del espíritu os menciono: cómo el espíritu se convierte en camello, y el camello en león, y el
león, por fin, en niño”2. El camello representa a esos hombres superiores, doblegados “ante la supremacía de Dios, ante
la sublimidad de la ley moral, que se postran y cargan voluntariosamente con el gran peso”3 este tipo de hombre se
parece al camello, no quiere nada fácil, detesta la vida cotidiana y la mundanalidad de esta, quiere soportar el peso del
“tú debes”, se aísla en el placer de un mundo con valores fijos y consolidados, y los admira desde el sometimiento
voluntario.
Es en el desierto cuando el camello se da cuenta que todo lo que le rodeaba eran ruinas de un dios convaleciente y
vengativo, y es en ese desierto, en la nada tras la caída de esos fútiles muros, cuando se convierte en León. El camello-
el idealismo- perece por su propio peso-por motivos ideales, transformándose en el espíritu libre, libre de todo dios que
lucha contra su último “dios”- la moral objetiva-. La moral objetiva encarnada en el dragón en cuyas escamas “valores
milenarios brillan”4. En esta lucha el león consigue librarse de los valores objetivos en su fundamentación trascendente,
del mundo inteligible y de la voluntad de dios, obteniendo la libertad que siempre había estado en el pero aletargada,
pero, no es una “libertad para”, sino una “libertad de”.

Esta “libertad para”, esta soltura creadora es misión del niño, que con su juego inocente representa la creatividad del
hombre que durante la doblegación a dios le era incapaz de reconocer como suya- este jugar no hay que entenderlo
como hacía Nietzsche en su primer período, no como un juego dionisiaco universal sino como un jugar con los mundos
de valores- y que mediante su inocente juego pone en cuestión todo el esquema metafísico de “mundo de las ideas” y
“mundo de las cosas”. Es esencial entender que el juego también consiste en repeticiones continuas, pero Nietzsche
consigue darle calor a una doctrina tan fría- la doctrina del eterno retorno, que analizaré con mayor profundidad más
adelante-, es por eso que el niño juega con agrado, poniendo en primer plano el riesgo, lo lúdico y la fuerza de la
existencia humana. Ese niño-el superhombre- se presenta con la fortaleza de penetrar en el repetitivo juego del mundo.

2
Nietzsche,2011,p.65
3
fink, 2019,p.115
4
Nietzsche,2011,p.67
En la parábola sobre los “despreciadores del cuerpo”, Zaratustra habla en contra de aquellos que desprecian su
mundanalidad, pero no solo contra los seguidores del Nazareno sino también contra la filosofía Kantiana, el positivismo
y el cartesianismo. Todos estos tienen en común la tendencia a menospreciar y devaluar la vida y el mundo verdadero
hasta el punto de que hay una voluntad de hundimiento, de miseria, y que a la vez reconforta esa visión de un dios del
más allá y de trasmundos. Todos estos son enemigos del superhombre, puesto que hay que entenderlo como “amo al que
goza de su espíritu y corazón libre”5, y estos solo quieren ser esclavos, predican una moral de esclavos, ya sea de un
dios o de un “yo”, es por eso que no son “puentes hacia el superhombre”6.
La identidad del superhombre se caracteriza no por un aferrarse a la congoja ni a sí mismo, su identidad es un continuo
movimiento lúdico, un continuo y puro prodigarse, es un egoísmo rico que solo quiere multiplicarse, transformarse cada
vez en una vida más plena, más rica y más poderosa. Un continuo extenderse motivado por la jovialidad de la libertad
tras la muerte de Dios, ahora el hombre es libre y creador, su único anhelo es prodigarse y expandirse en el espíritu del
hombre, es actualidad pura.

“Si vuestro corazón borbotea amplio y pleno, igual que el río, que es bendición y peligro para quienes viven a sus
orillas, ese es el origen de vuestra virtud. Si estáis por encima de la alabanza y de la reprobación, y si vuestra voluntad
quiere mandar sobre todas las cosas, como la voluntad de un amante, ese es origen de vuestra virtud” 7

En este fragmento del último parlamento ya Nietzsche deja caer cuál será el tema de la segunda parte- la voluntad de
poder-. Sin embargo, sigue predicando la virtud del superhombre tras la muerte de Dios, “la superación creadora de una
existencia que juega libremente”.El margen de la libertad creadora se expande sin límites, ya no hay un señor que nos
esclaviza, nos hemos convertidos en dueños y amos de nosotros mismos, sin caer en el error de divinizar al hombre.
Dios no ha muerto para divinizar al hombre, ese dios cristiano y de la filosofía platónica de las ideas, ha muerto para
darle el lugar que le corresponde a la tierra, esa diosa antiquísima sin contornos y cercana a nosotros pero difícil de
comprender.
Esta segunda parte tomará como tema principal la voluntad de poder, pero Nietzsche no la describe abruptamente,
mantiene su lenguaje poético y misticismo. Esta segunda parte no comienza desde cero, sino que relaciona la voluntad
de poder con lo tratado anteriormente, sobre todo con la idea de superhombre. En “de las tres transformaciones”, el niño
representaba al hombre auténtico, el hombre capaz de jugar y de crear valores. Este creador de valores no juega con
miedo a su creación, juega de manera inocente y aventurada, con la inocencia de un infante. En “las islas afortunadas”,
Zaratustra le dice a los hombre que tienen que romper con el mundo de antaño, y no crear a partir de sus cenizas sino
crear un mundo completamente nuevo, “que vuestra razón, vuestra imagen, vuestra voluntad, vuestro amor lleguen a ser
ese mundo” Todo esto es posible, la aparición del superhombre es posible porque Dios ha muerto, Dios contradice la
libertad humana, esclaviza al hombre a través de mandatos y ritos, imponiendo una moral de esclavos. Porque
conformarnos en obedecer a dioses cuando nosotros podemos ser los dioses, eso es lo que plantea Zaratustra.
En Ecce homo Nietzsche plasma esta nueva realidad- y como no atacando al cristianismo y a ese dios irreverente-:

5
Safranski, R. (2002). Nietzsche: biografía de su pensamiento (R. Gabás, Trans.). Tusquets.
6
Nietzsche, 2011,p.80
7
Nietzsche,2011,p.142
“El descubrimiento de la moral cristiana es un acontecimiento sin parangón, una verdadera catástrofe. Quien ilustra
sobre ella es una force majeure, un destino: rompe en dos partes la historia de la humanidad. Se vive antes de él, se vive
después de él… El rayo de la verdad cayó precisamente sobre lo que más alto se encontraba hasta entonces”8

Con la existencia de dios no solo quedaba devaluado el hombre, sino que también queda devaluado la noción de tiempo,
“la idea metafísica y transmundana de Dios solo plantea un más allá del espacio y del tiempo ante el cual el tiempo
resulta nulo y deviene mero fenómeno, excluido de la auténtica realidad”9. Por lo tanto, si la metafísica occidental y la
idea de dios negaban la existencia del tiempo, por consiguiente, la historia carece de significado, el camino del hombre,
sus proyectos y sus anhelos de hacer tampoco tenían significado. Es por esto que la muerte de dios supone una
revalorización del tiempo, este vuelve a adquirir su relevancia como dimensión absoluta e inagotable de todo ser.
“Querer hace libre: esta es la verdadera doctrina de la voluntad y libertad, así es como os la enseña Zaratustra”

El superhombre, el creador, el niño se realiza en el proyecto de un futuro lleno de posibilidades, esto quiere decir que
están limitadas por el tiempo, el tiempo ha vuelto a adquirir su relevancia y el superhombre se entrega a ella
voluntariamente. No se limita únicamente a estar en el tiempo, sino que participa del juego del tiempo universal, como
diría Hercalito, es un “pais paizon”. Toda esta doctrina sobre la voluntad de poder tiene una relevancia para la
concepción del superhombre, es decir, ya hemos reafirmado la existencia del tiempo, la volatilidad y caducidad de las
acciones de este, pero también es necesario que reafirmemos la mundanalidad del superhombre, es decir, la realidad
terrenal y mundano es la única realidad del hombre. Con esta inversión del idealismo que propone Nietzsche solo quiere
de nuevo reafirmar que lo humano es lo único existente, y la vez encontrar en el hombre la esencia de todo lo viviente.
Respecto a esto, Nietzsche no pretende reducir a igual un alga y al hombre, pero si que quiere matizar una igualdad
entre ellos, ambos son creaciones de la tierra. Incluso leyendo lecturas complementarias me ha costado entender la
noción de Nietzsche sobre la tierra y el poder creador de ésta.

“¡ay, hombres, en la piedra dormita para mi una imagen, la imagen de mis imágenes!”10

Esa piedra dormita, la tierra, es algo que ya no está únicamente presente en un segundo plano, sino que toma una nueva
significación, la tierra es ahora comprendida como aquello que hacer surgir, una naturaleza que engendra, por el cual
todas las cosas adquieren su contorno, forma y duración. La tierra es ahora comprendida comprendida como poder
creador porque Nietzsche “gracias a la figura del hombre creador puede llegar a comprender la esencia creadora de la
tierra, y por tanto el principio cósmico de todas las cosas”11

Los capítulos que siguen a “En las islas afortunadas” van a girar esencialmente en torno a la crítica de Nietzsche contra
los compasivos, los sacerdotes, contra la chusma y contra los virtuosos. Todos estos tienen en común el rechazo a la
voluntad creadora, la instauración de una moral de esclavos, una noción de justicia corroída por el rencor y la venganza
y una impotencia vital.

8
Nietzsche, F. W. (2010). Ecce homo: cómo se llega a ser lo que se es. Grupo Editorial Tomo.
9
Fink, E. (2019). La Filosofía de Nietzsche. Herder. p.123
10
safranski, 0000, p.167.
11
Fink,2019,p.126
Me centraré en el capítulo “de las tarántulas”, en este capítulo Nietzsche muestra su crítica más radical contra aquellos
que han despreciado al superhombre y a la voluntad de poder. Nietzsche ve en las tarantelas una imagen del espíritu de
aquellos que se han llevado la última y peor parte del reparto de la grandeza, del rencor y de la venganza. (véase nota 12)

“vosotros predicadores de la igualdad, la tiránica demencia de la impotencia es lo que en vosotros reclama a gritos
igualdad: vuestras más secretas ansias tiránicas se disfrazan, pues, con palabras de virtud”13

Nietzsche ve en las tarántulas el desprecio a todas las formas de vida superior o poderosas, reclaman la igualdad, pero
realmente encubren debajo de esa virtud un sentimiento de rencor y de venganza, y en consecuencia, se dedican
fervorosamente a mantener intacta la desigualdad, necesitan de ella para poder predicar y alimentar su odio y rencor.
“Nietzsche polemiza no solo contra las corrientes modernas, como por ejemplo la revolución francesa, Rosseau,los
socialistas y la democracia”14 también lo hace contra el cristianismo, y en común con todos estos, la concepción dentro
de la tradición occidental de justicia antes dios. En mi opinión, podría pensar que este ataque irreverente a los
movimientos sociales que luchan por la igualdad viene dado por una repugnancia hacia las capas más humildes de la
sociedad, así como un rencor y odio hacia ellos.
Este anhelo de igualdad sólo enmascara una impotente voluntad de poder, es decir, aquello que se hace llamar justicia
no es más que un anhelo de voluntad de poder, presumiendo así de ser una virtud con el mero fin de imponerse, y
dejando ver una clara diferencia entre la moral de esclavos y la moral de amos, tema que ya trató anteriormente con
menos claridad. Después de una breve pausa en la explicación de la voluntad de poder con las tres canciones: “la
canción de la noche”, “la canción de la danza” y “la canción de la tumba”, Nietzsche retoma en “ de la superación de sí
mismo” la explicación de la voluntad de poder:

“siempre que encontré algo viviente encontré voluntad de poder, e incluso en la voluntad del criado encontré la
voluntad de ser amo… Y la propia vida me confió este secreto: mira– me dijo–, yo soy aquello que constantemente se
tiene que superar a sí mismo”15

Está claro que la voluntad de poder, es la voluntad del superhombre de superarse a sí mismo constantemente, pero hay
una problemática que a mi parecer no consigue responder. Si la voluntad de poder es un constante superarse a sí mismo,
¿este también trasciende y supera la dimensión del tiempo?. Este socavón en la teoría de la voluntad de poder, Nietzsche
lo responde en el capítulo “de la redención”, claramente no en el sentido estricto del cristianismo ni de la metafísica,
sería una contradicción, pero tampoco es la redención del hombre con la esperanza del superhombre. Si ya nietzsche
dijo que la dimensión del tiempo era absoluta, la voluntad de poder debe quedarse bajo el yugo de esta, es decir, el
límite de la voluntad de poder es lo que y lo que fue, declarando su más trágica realidad, el hecho de que “toda voluntad
de poder finaliza con la inmutabilidad del tiempo ya transcurrido”16 A pesar de todo esto, Zaratustra afirma saber todo
este conocimiento y respuesta a este problema, pero no lo expone, hasta ahora, en “la más silenciosa de todas las horas”.
12
Recomiendo visualizar la siguiente obra: “Spiders, ants and hummingbird on a branch of a guava" lámina 18 de Merian, Maria
Sibylla. Esta obra, a mi parecer, refleja muy bien la imagen que Nietzsche le otorga a la tarántula como despreciadora de la grandeza, en este caso
representada por el colibrí, y como este yace en el nido de las tarántulas.
13
Nietzsche,2011,p.176
14
Fink,2019,p.127
15
Nietzsche, 2011,p.177
16
fink,2019, p135
La dueña de Zaratustra le habla, él es el más silencioso, conoce la solución a este problema, pero se revuelca en el
miedo y vuelve a la soledad.

Así comienza la tercera parte de esta obra, comienza revelando el secreto de Zaratustra, la doctrina del eterno retorno.
Explicar esta tercera parte supone una enorme complejidad ya que “no tenemos conceptos ni nociones que pertenezcan
al propio tiempo”17. No es la primera vez que Nietzsche expone la doctrina del eterno retorno puesto que “está contenida
también en el mito dionisiaco del dios que muere y que renace siempre de nuevo”18 Nietzsche encuentra la influencia
tanto de la física como de la filosofía. De la física encontramos la teoría de combinaciones y el cálculo fundamental,
que viene a decir que la materia o energía es limitada, y el tiempo es ilimitado. Por ello “en este tiempo infinito han
sucedido ya alguna vez todas las posibles combinaciones de la materia y de la energía , las cuales se repetirán
ilimitadamente”19. De la filosofía, encontrará su influencia en la filosofía schopenhaueriana, véase que en su teoría ya
aparece la imagen del tiempo como un círculo que no cesa de dar vueltas sobre sí mismo.
La doctrina del eterno retorno de lo mismo es esa fría ley mecanico-matemático del universo, sin embargo, Nietzsche
consigue darle calor y ternura a esta doctrina, es decir, es normal que esta doctrina al principio causó consternación y
temor pero nietzsche lo ve de otra manera: “también el pensamiento de una posibilidad puede conmovernos y
transformarnos, no solo las sensaciones o determinadas expectativas!¡Cómo actuó la posibilidad de la condenación
eterna!”. El eterno retorno de lo mismo nos concede la oportunidad de darle a todo instante el valor de lo eterno. El
tiempo en su unidad comprende dos unidades: pasado y futuro tienen que ser pensados como eternidades puesto que
“ambos son el tiempo entero con todo contenido temporal posible”, todo suceso no es otra cosa que la repetición
constante de algo anterior, de la misma manera que el pasado es algo fijo, el futuro lo es también, no hay nada nuevo en
el horizonte bajo el sol. Todo riesgo de hacer, todo hacer en si es inutil y absurdo, pero también se puede ver en el otro
sentido, todavía tendrá que hacerlo todo, decidirnos constantemente en el futuro, nuestras decisiones terrenales deciden
las innumerables repeticiones de la mundana existencia. Es una oda al instante y es una reivindicación de la
revalorización de lo terrenal como eterno en el tiempo. Claramente cargamos con el peso de la eternidad en todo
momento y esto causa pavor y horror, pero debemos ser como el pastor que narra zaratustra, al cual se le metió una
serpiente- símbolo del eterno retorno de lo mismo- por la boca estrangulándolo. De igual manera, la doctrina del eterno
retorno de lo mismo se desliza hacia nuestro interior y nos ahoga, nos apabulla, pero debemos morderle la cabeza a esta
serpiente como hace el pastor. Hecho esto el pastor ríe:

“ya no era pastor, ya no era hombre, sino un transformado, un iluminado que reía! Jamás hombre alguno río en la
tierra como él reía”

De igual manera que el pastor ríe, Nietzsche lloró en la roca de Surlej, ante el asombro de haber descubierto una
doctrina “con efectos existencialmente pragmáticos, de que también la vida individual recibe un peso tremendo por
repetirse, de que, por tanto, el pensamiento que se proyecta hacia la más remota lejanía- que él llama cósmico-, se
agudiza en la más próxima cercanía y asi confiere la dignidad de lo eterno al más íntimo e individual sentimiento de

17
Fink.2019,p.142
18
safranski, 2011,.p 160
19
safranski, 2011,.p 162
vida”. Tras el capítulo “de la visión y el enigma”, llega uno de los capítulos más importantes de la tercera parte, y
aunque esté repleto de metáforas sin sentido, estas metáforas o imágenes poéticas suponen el pensamiento de Nietsche.

“¡Oh cielo por encima de mí, tú puro!¡profundo!¡Abismo de luz!”

“Antes de la salida del sol “supone el capítulo esencial de la doctrina del eterno retorno de lo mismo. Zaratustra antes de
la salida del sol, se encuentra con ese abismo de luz, la amplitud del universo, y es ese pensador el que está dispuesto y
abierto a esa amplitud, a bucear en las alturas. La luz de ese deslumbrante abismo es para él la inocencia del mundo y
del pensador, y son los hombres que con sus palabras de “castigo'' y “odio” manchan la pureza del cielo como si de
nubes borrascosas se tratasen. Este mismo cielo, gobernante y reino del globo se presenta como espacio temporal y
como tiempo espacial del universo ante el cual todas las interpretaciones metafísicas y esquemas morales no tienen
estructura, se desmoronan ante dicho reino.

“Pues todas las cosas están bautizadas en el manantial de la eternidad y más allá del bien y del mal. Pero el bien y el
mal mismos no son más que sombras intermedias, lacrimógenas melancolías y nubes errantes”. 20

Los capítulos que van desde “de la visión y del enigma” hasta “del gran anhelo” tratan los temas del superhombre, la
muerte de dios y la voluntad de poder desde el punto de vista de la doctrina del eterno retorno de lo mismo, sin
embargo, me centraré especialmente en los capítulos “el convaleciente” y “del gran anhelo”.
En “el convaleciente” Nietzsche parte de la base que ya esbozo sobre la doctrina del eterno retorno, es decir, partimos
de la noción de que el tiempo parte del instante situado entre dos callejones temporales, definidos cada callejón como
eternidad. De esta manera, el callejón que mira hacia el pasado, al comprender la eternidad, abarca el transcurso de todo
lo sucedido, o sea se, que todo lo que puede suceder debe haber sucedido ya, comportándose así como una repetición
infinita. Por otro lado, el futuro se comporta como una eternidad, como algo que se repite infinitamente, todo lo que
queda por hacer tendrá el valor de eterno. Sin embargo, esta escisión entre pasado y futuro no hay que entenderla
radicalmente como una escisión fenoménica puesto que con la repetición infinita de lo temporal no se demarca una
brecha entre pasado y futuro. Toda esta doctrina aparentemente reporta gran confusión puesto que al final si el tiempo se
repite infinitamente este acaba por desaparecer, pero es este desaparecer lo que califica como excelente la teoría de
Nietzsche. En cierta manera, aunque nietzsche se aleja del platonismo en todas sus realidades, se sigue aferrando a la
noción del “ser como lo permanente”, y como todo ser es caduco y acaba perecienciendo, ve en esta continua repetición
de desvanecer la permanencia del ser. Un continuo repetir del mito de Dionisos, que muere y renace continuamente.

“las almas son tan mortales como los cuerpos. Pero el nudo de causas, en el que esté, igual que esta tierra, igual que
este aquila, igual que esta serpiente, no para una nueva vida ni para una vida mejor ni para una vida similar: regresaré
eternamente para vivir igual esta misma vida, tanto en lo máximo como en lo mínimo, para enseñar de nuevo el eterno
retorno de todas las cosas”21

20
Nietzche, 2011,p 275
21
Nietzsche,2011,p.358
Por último, en “del gran anhelo” Zaratustra habla sobre la apertura cósmica que supone el ímpetu del anhelo del
hombre, es decir, el anhelo del hombre por aquello a lo que quiere llegar, pero que de una manera misteriosa también
tiende a ocultar el objeto de deseo. Para el cristianismo ese gran anhelo era dios, para el hombre tras la muerte de dios,
ese gran anhelo es el acto de asomarse a la infinitud del tiempo y contemplar su apertura cósmica, pero esta apertura
cósmica sólo es posible cuando el hombre ha interiorizado la doctrina del eterno retorno.

“¡Oh alma mía! Te enseñe a decir -hoy- como se dice -un dia futuro- o -en aquel tiempo-, y a bailar su danza circular
alejandote de todo aqui y ahi y alla”

Una vez asimilada la doctrina se manifiesta una nueva comprensión ontológica del tiempo, el tiempo ya no se muestra
como una línea en el horizonte donde el “hoy” y “en aquel tiempo” están diferenciados, cona la doctrina asumida el
alma no diferencia entre lo pasado y lo futuro puesto que el futuro supone de una manera lo que ha sido, es decir, el
alma se percata del tiempo y su totalidad cuando se muestra indiferente ante los sucesos. De igual manera que la
diferenciación entre pasado y futuro se ha vuelto obsoleta, el superhombre una vez en la totalidad del tiempo , ve
obsoleta la diferencia entre necesidad y voluntad, puesto que la voluntad quiere libremente, y ese querer se volverá
eterno.

“Oh alma mía, yo te he lavado del pequeño pudor y de la virtud de los rincones y te persuadí a estar desnuda ante los
ojos del sol.”
El alma ya jocosa danza dentro de la totalidad del universo, ahora se encuentra en la más absoluta amplitud del universo
gracias a esos “ojos del sol”, inocentes y azarosos.Y es esa verdad la que ha acompañado al superhombre durante todo
ese viaje hercúleo, la desnudez de su alma le han permitido convertirse en el auténtico espíritu del hombre que eclipsa
hasta al lucero más poderoso, y cuya voluntad barre las nubes tempestuosas del firmamento.
“¡Pues yo te amo, oh eternidad!”
Así concluye la tercer parte, dando paso a la última parte de la obra, en la cual tras el paso de muchas lunas y muchos
años, decidió levantarse de la piedra de su cueva, y contemplando el mudo paisaje que le rodeaba en busca de la
felicidad dialogaba con sus animales. La cuarta y última parte de esta obra a pesar de ser igual de extensa que la primera
parte no supondrá un análisis por capítulo puesto que su relevancia para la doctrina filosofía de Nietzsche es ínfima,
además de comportar un final muy extraño para esta magnífica obra. Esta cuarta parte ha conseguido quitarle toda la
contundencia y dramatismo a las tres partes anteriores, “Nietzsche escribió diversos esbozos para diseñar otro final pero
no llegó a desarrollarlos”. Esta última parte finaliza con la imagen de zaratustra recibiendo al león riente, acompañada
de una bandada de palomas, fervoroso y eufórico decide abandonar la cueva, se dispone a caminar, desconocemos si va
en busca de una aventura o en busca de sí mismo.

“Así habló Zaratustra, y abandonó su caverna, ardiente y fuerte como un sol matinal que viene de oscuras montañas”

References
Fink, E. (2019). La Filosofía de Nietzsche. Herder.

Nietzsche, F., & Nietzsche, F. W. (2006). La voluntad de poder (D. Castrillo Mirat, Trans.). Editorial Edaf, S.L.
Nietzsche, F. W. (2010). Ecce homo: cómo se llega a ser lo que se es. Grupo Editorial Tomo.

Nietzsche, F. W. (2011). Así habló Zaratustra: Un libro para todos y para nadie (A. Sánchez Pascual, Ed.; A. Sánchez

Pascual, Trans.; tercera ed.). Alianza Editorial.

Safranski, R. (2002). Nietzsche: biografía de su pensamiento (R. Gabás, Trans.). Tusquets.

Vattimo, G. (2012). Introducción a Nietzsche (2nd ed.).

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