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Situación Política:

El Gobierno y política de Irlanda consiste en una república democrática


representativa parlamentaria  compuesta por 26 condados. El presidente
designa al jefe del Gobierno (primer ministro), nominado por la cámara
baja (Dail), que ejerce el poder ejecutivo. El jefe del Estado (el presidente)
tiene funciones principalmente protocolarias. El Parlamento está formado
por dos cámaras (cámara alta y cámara baja). Mantiene este modelo de
gobierno desde que fue declarado independiente unilateralmente en el
año 1919 (tras el Levantamiento de Pascua).

Irlanda es una república que presenta pluralidad de partidos políticos,


pero en la práctica el panorama político ha estado dominado por dos de
ellos (el partido “Fianna Fáil” y el partido “ Fine Gael”). El Fianna Fáil es un
partido republicano y conservador posicionado en el centroderecha. El
Fine Gael es un partido conservador y democratacristiano de derecha (es
el actual partido del Gobierno). Existen otros partidos con tendencia o
ideales más de izquierdas como el Sinn Fein y el Partido Laborista pero
históricamente con menos transcendencia política que los dos
anteriormente citados. (imagen de votos de partidos)

El Estado se rige por la Constitución de Irlanda, oficialmente conocida


como la Bunreacht na hÉireann, adoptada en 1937. La Constitución
corresponde a la tradición democrática liberal. Define los órganos del
gobierno y garantiza ciertos derechos fundamentales. La Constitución solo
puede ser enmendada por medio de un referéndum; uno de los
referéndums más importantes fue el emitido para la participación en la
Unión Europea.

Con respecto a la Unión Europea, Irlanda es miembro desde el 1 de enero


de 1973 y miembro de la zona euro adoptando la moneda desde el 1 de
enero de 1999. Otra política con respecto a la unión europea destacable,
anterior a la crisis económica, es la negociación de una clausula de
exclusión voluntaria del “espacio Schengen”. El “espacio Schengen” es un
espacio sin fronteras internas, un espacio en el que ciudadanos de la UE, y
muchos ciudadanos de otros países, empresarios y turistas pueden
circular libremente sin estar sujetos a controles fronterizos. Desde 1985,
ha ido creciendo gradualmente y en la actualidad engloba a casi todos los
Estados miembros de la UE y a algunos países asociados no pertenecientes
a la UE.

Situación socio-cultural:

Al analizar el entorno social y cultural irlandés hay que mencionar que


en Irlanda, el 95% de la población es católica romana y el 5% restante
practica el protestantismo. Su cultura y tradiciones son consecuencia de
su historia que comienza con la llegada de los celtas, más tarde con la
ocupación de los vikingos y por último su unión al Imperio Británico hasta
su salida del mismo y formalizar más tarde la República de Irlanda. La
cultura irlandesa ha sido principalmente gaélica, pero también ha sido
influenciada por la cultura anglo-normanda, inglesa y escocesa.

En Irlanda se produce una renovación socio-cultural que se inicia a finales


de la década de los sesenta para finalizar a mediados de los noventa:
Consiste en el cambio de mentalidad liderado por los más jóvenes
enfocados principalmente en las nuevas tecnologías y los elementos de
comunicación.

Los Irlandeses siempre han sido considerados grandes innovadores frente


a la “seriedad” y preferencia por la seguridad, en cuanto a estados
financieros y económicos, de los británicos. Históricamente son más
riesgofilos que otros países con los que comparten semejanzas culturales
como Reino Unido o Escocia.

Situación tecnológica:

La situación tecnológica que presentaba la República de Irlanda antes de


la crisis revela una tendencia ascendente. La era tecnológica de Irlanda
coincide con el despegue económico de los noventa. Se trata de un
desarrollo planificado el cual iba a estar protagonizado por las actividades
intensivas en la utilización de nuevas tecnologías, tales como las
telecomunicaciones y la informática. Precisamente estas actividades se
corresponden con las nuevas actividades generadoras de empleo en
Irlanda.
El Gobierno irlandés para atraer a las empresas americanas, sobre todo,
decide implantar un sistema de telecomunicaciones tan avanzado para la
economía irlandesa, que no correspondía a las necesidades de la sociedad
en aquellos momentos; las medias más destacables para atraer a estas
empresas eran: fiscalidad atractiva, buenas infraestructuras, y una mano
de obra muy cualificada y joven, para ubicar sus fábricas.

La industria predominante en los años ochenta era la de componentes


electrónicos y de ordenadores personales. El gobierno irlandés promovió
el estudio de carreras técnicas proporcionando personal cualificado a
estas nuevas empresas. La inversión tecnológica en Irlanda es tan
importante que a comienzos de los noventa el empleo lo crean las
industrias química, farmacéutica, informática, y las actividades de servicios
financieros, de seguros y de telemarketing.

En la siguiente tabla vamos a observar la importancia de las manufacturas


de alta tecnología con respecto al total de países de la UE (%):

Podemos observar como Irlanda venía siendo el cuarto país europeo en


aportación tecnológica. Hay que destacar que asociado a este alto nivel de
manufacturas tecnológicas viene un alto nivel de empleo en la misma
rama que propicia el crecimiento económico del país.
Situación económica:

Antes de hablar del crecimiento económico de Irlanda, hay que destacar


que la República de Irlanda hasta 1960 posee un dificultoso historial de
crecimiento económico. Desde principios del S.XX Irlanda, que poseía un
PIB per cápita medio-alto, iba a ir perdiendo capacidad y crecimiento del
mismo con respecto al resto de Europa Occidental (considerando a Irlanda
en el conjunto de países más desarrollados).

Las políticas económicas que primaban en el gobierno irlandés hasta la


época de los años 60 eran políticas proteccionistas, como consecuencia de
estas políticas la importancia económica de las exportaciones quedaron
en un segundo plano significando en la década de los años 50 sólo el 30%
del PIB (y la mayoría de estas exportaciones eran con Reino Unido). Este
deterioro económico provocó una masiva emigración que redujo la
población irlandesa hasta 1/7 del total.

Pasados los años 50 el gobierno abandona las políticas proteccionistas y


centran su crecimiento económico en estrategias orientadas a la
exportación. Una de las políticas o acuerdos más importantes a nivel
económico para Irlanda fue la firma del “Acuerdo Comercial Inglés-
Irlandés” que permitió el ingreso de manufacturas irlandesas libre de
impuestos al Reino Unido, esta y otras políticas hicieron de Irlanda un país
más atractivo para la inversión extranjera.

La liberalización del comercio durante los sesenta fue clave para el


crecimiento económico que sentaría las bases para seguir prosperando y
de manera más significativa como se produce en la década de 1990. Antes
de esta época de espectacular crecimiento hay que destacar dos
acontecimientos importantes: se adhirió a la Comunidad Económica
Europea en 1973 pero la mayor parte del período desde 1973 hasta 1986
se caracterizó por políticas keynesianas que la condujeron a una crisis
fiscal. Para salir de esta crisis fiscal, Irlanda tuvo que hacer un cambio en
sus políticas y enfocarla a la reducción de gastos gubernamentales
(haciendo importantes recortes como: los gastos en salud en un 6 por
ciento, educación 7 por ciento, el gasto en agricultura se redujo en un 18
por ciento, transporte y vivienda se rebajó en un 11 por ciento y el
presupuesto militar se recortó 7 por ciento. Se eliminó la oficina
ambientalista “Foras Forbatha” así como también se eliminaron el Consejo
Nacional de Servicios Sociales, la oficina de Educación Sanitaria y la
Organización de Desarrollo Regional). Las reducciones en los gastos del
gobierno sacaron a Irlanda de su crisis fiscal.

En la década de los años 90 la economía Irlandesa comenzó a crecer


gracias al trabajo que se venía haciendo en años anteriores (el tamaño del
gobierno en la economía reducido, el clima macroeconómico estabilizado,
y las políticas de libre comercio que habían existido por décadas). Para
seguir fomentando el crecimiento del PIB sin aumentar la deuda pública,
ni crear un problema con la inflación (no podía al ser miembro del SMI),
Irlanda optó por reducir las tasas de impuestos, llegando a ser la segunda
tasa impositiva europea más baja solo por detrás de Luxemburgo. El
crecimiento de Irlanda desde la época de 1996 hasta los años 2000 se
estima que estuvo de media entorno al 9 %, sobrepasando de esta manera
los niveles de vida del resto de Europa.

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