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de De Lubac, cuya síntesis contiene la Pe solución de los problemas siempre actuales
queña catcquesis. Su planteamiento, que se como la relación entre la fe y la razón o en
escapa de la oposición fácil entre el «pro tre la Iglesia y el estado.
gresismo» y el «conservadurismo» teoló
gico, puede servir como buena base para la Andrzej PERSIDOK
Mediante un ensayo que describe, con una familia, como la complicidad en el pla
continuas metáforas, algunos efectos de la cer. Como respuesta, el profesor Sequeri
posmodemidad en la conducta de las per propone «devolver el atractivo específico y
sonas de hoy, Pierangelo Sequeri, profesor dignidad moral a la ambición de ser adul
titular de Teología Fundamental de la Fa- tos», de modo que se lleve a término la
coltá Teológica dell’Italia Settentrionale, adolescencia, y así reconocer que «estamos
nos ofrece algunas propuestas para superar a la altura de atender a los demás» (p. 25).
esa débil concepción del ser humano. El segundo, «Crecimiento», es el eros
Sin pretensión de brindar un escrito sis de la acumulación. Se trata de la avidez
temático, el autor explica cómo algunos autorreferida del poder y del goce que se
puntos negativos de la cultura contempo ha instalado en la esfera pública, de modo
ránea (como la sociedad de consumo y la que se considera ya como una exigencia
cultura del espectáculo) han llevado a la so propia de la naturaleza humana. Y esto se
ciedad a construirse unos «ídolos» posmo ha reflejado en el derecho y en la política
dernos («un ídolo siempre es una cosa men que se han puesto al servicio de la econo
tal»), que, en el fondo, son un narcisismo, mía, pasando de un Estado de Derecho a
pura autorreferencialidad. Estos son: la fija un Estado «asistencial» (p. 37); e incluso el
ción de conservar la juventud, la obsesión humanismo ha caído en las garras del ído
del crecimiento económico y el dinero fácil, lo del crecimiento económico (p. 42). Se
el totalitarismo de la comunicación y la queri propone dos vías para superar este
irreligión de la secularización (p. II). Y, problema: a) emancipar la política huma
junto a la descripción de esta problemática, nística de su reducción a una función de la
el profesor Sequeri busca dar una respuesta soberanía económica y, b) que la política
cristiana a cada uno de esos «ídolos». recupere el discurso sobre los afectos, que
El primer ídolo, «Juventud», es el de la es la base del humanismo ético, necesario
adolescencia interminable (el «puer aeter- para el vínculo social (pp. 43-50).
nus»), es decir, la juventud entendida no ya El tercero, «Comunicación», consiste
como una cuestión de edad sino como una en que los «mass media» han dejado de ser
categoría del espíritu que ha conllevado el «instrumentos» para facilitar la comunica
aumento de personas mayores que quieren ción, y se han convertido en un fin, hasta el
seguir en la etapa de la juventud. Esta pro grado de ponerse por encima de los conte
longación de la juventud implica encerrar nidos (p. 53). Las nuevas tecnologías han
se en uno mismo y eso conlleva, tanto el cambiado la comunicación que, por su in
rechazo de la responsabilidad de formar mediatez, han desplazado incluso al ser: «si