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Desde luego, al crearse la Polis, la institución del Estado para administrar la competencia
pública, la función de la educación también se institucionalizó como la administración de
justicia, el ejercicio del comercio y la salubridad en la sociedad. En la medida en que crecía
el conocimiento del entorno natural y social (que hemos conceptuado como educación
cósmica), también se hizo evidente la necesidad de institucionalizar a la escuela
socializándola, vale decir, colocándolo fuera del exclusivo dominio del entorno familiar,
donde estaba limitada a los saberes de la familia, para tomar un marco de referencia
mucho más amplio al ocuparse de la transmisión de conocimientos e instrucción de los
oficios requeridos por la sociedad en general. En la medida en que se hacía necesario la
generación de nuevas ideas, conceptos y procedimientos para abordar la realidad
cambiante, entonces se hizo necesario investigar las fuentes de información y
documentación que se tenían disponibles hasta el momento; de suerte que, se comenzaron
a reunir los libros que contenían las claves del entendimiento del mundo natural, físico y
humano que se tenía y se "democratizó" la lectura, a través de la creación de bibliotecas.
La más famosa de la antigüedad, la Biblioteca de Alejandría, con sus más de 100.000
volúmenes, comenzaron a irradiar su luz de conocimiento a todo el mundo conocido en ese
entonces, cuando la cultura griega entró en contacto a través de los macedonios con las
milenarias y antiquísimas culturas orientales, en lo que podríamos señalar como el
comienzo de la globalización de la gran cultura humana.
Así, Europa Occidental comenzó a ser registrada en el avance de sus saberes por el Medio
Oriente y el mundo arábigo, creándose una especie de archivo histórico del pensamiento
occidental que tenía como discurso integrador, la obra de Aristóteles, maestro de Alejandro
Magno, el actor político y militar cuya acción desencadenó esa difusión de valores y
conocimientos nuevos a los asentamientos humanos más antiguos del planeta.
De esa manera, la fina y elegante dialéctica socrática entró en maravilloso contacto con los
saberes de la India, de los árabes y de los chinos y demás pueblos populosos de Asia, en
una experiencia única, que hizo crecer a esas sociedades disgregados del este de Europa
que comenzaron a integrarse bajo una visión de Estado ecuménica, la cual permitía esa
especie de esfuerzo colosal que significó el sincretismo de las creencias, de las artes, de las
culturas en general. Así, se preparó el terreno para el florecimiento de una corriente
institucional que abordara todos los campos del saber alrededor de un concepto ciudadano
del hombre y del espacio. Nos referimos, por supuesto, a Roma, donde se crea la visión del
Derecho Republicano para constituir el Estado. Allí, entonces, la educación se estructura en
una cadena de saberes que engranan y se conectan con el modelo o perfil de sociedad que
se busca de acuerdo a un ideal de convivencia práctica y efectiva. La escuela, el liceo y la
academia, generan una actividad prolija en discusión de ideas y ejercicio del arte; siendo el
foro, en cierto sentido el equivalente al ágora o plaza griega, el espacio ciudadano por
excelencia, donde crece y se desarrolla la opinión pública como escenario del acuerdo
social. Podríamos señalar, en gran medida, que este es el momento de mayor esplendor de
la escuela peripatética, la iniciada en los tiempos presocráticos,aquella que escenificaba el
aprendizaje tomado de la abierta observación de la naturaleza a través de paseos al aire
libre, donde maestros y discípulos compartían un Estado dinámico de pensamiento
compartido caracterizado "por el tránsito" de las ideas hasta llegar a la formulación de
postulados de pensamiento y acción que surgían como verdades actualizadas, hoy diríamos
certezas, hasta el advenimiento de las leyes que estatuían su correcta interpretación. La
educación en este entonces, era portada por los maestros, "los sabios", especie de
ciudadanos muy cultos y con propensión marcada a la conversación didáctica, los cuales
efectuaban sesiones de discusión e interpretación de los saberes aplicados, teóricos y
espirituales que en suma correspondían al "pensum" prediseñado para la formación de los
diversos roles ciudadanos a realizar por ellos, dentro del espacio convenido o aceptado para
el ejercicio de los distintos roles o "profesiones" requeridas por la sociedad.
http://www.eluniversal.com/2007/09/08/opi_44479_art_el-origen-de-la-
escu_08A982837.shtml