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“la empatía va más allá de sólo sentir por el otro, implica conocer en profundidad a la otra persona”.

Empatía es la capacidad de comprender al prójimo en sus emociones y pensamientos. Es ir más allá de nuestra
propia perspectiva para entender la de nuestro hermano. Mediante la empatía buscamos en nuestro interior
los pensamientos y emociones por las que está pasando otro ser humano con el fin de ofrecerle ayuda. Es bien
sabido lo gratificante que es para el ser humano sentirse útil, saber que nuestra existencia y esfuerzo sirven a
alguien. En ello radica la importancia de la empatía.

Tener empatía implica saber escuchar


Una persona que tiene empatía sabe escuchar a los demás, es decir, pone atención a lo que está diciendo,
explicando o argumentando la otra persona. Por ello, para mostrar su interés genuino en lo que dice su
interlocutor, muchas veces la persona empática hace preguntas para involucrarse en el tema  de la
conversación.

La empatía nos hace más comprensivos


Comprender o entender  las motivaciones, expectativas o anhelos de los demás, es lo que hace la diferencia
entre una  persona empática y otra que no tiene esa percepción y sensibilidad.  Una persona con empatía tiene
una gran capacidad para entender ciertas conductas o reacciones y es capaz de poner calma en circunstancias
de mucha tensión.

La empatía sirve de apoyo emocional


Una persona empática puede ser de gran apoyo emocional para alguien que esté pasando por un mal
momento. Por su experiencia o por ser buen oyente, este tipo de personas son de gran ayuda para quien busca
un alivio y palabras de amistad y esperanza.

Tener empatía genera mayor aprecio de parte de los demás


Las cualidades de una persona empática permiten que la persona sea más apreciada por los demás. Su
predisposición positiva, respeto a los demás y solidaridad con el prójimo le hace ser una persona valorada en la
comunidad y con gran capacidad de liderazgo.

 La empatía emocional nos lleva a escuchar a la otra persona para comprender lo que le pasa.
 La empatía cognitiva nos lleva a querer solucionar su problema

1. Implica comprender la ley universal de unidad

Tener empatía implica comprender la ley universal de unidad que afirma que “todos somos uno”.

Todos provenimos de un origen común (llámese Big Bang, Dios o como quieras…) y, por tanto, en cierta
forma, todos estamos relacionados entre sí formando una sola unidad. Por consiguiente, cualquier persona
forma parte de esa única familia y por ende, también de nosotros mismos.

Cuando tenemos ese sentimiento arraigado en nosotros, somos capaces ponernos en la piel del otro y sentir lo
que está sintiendo. De ahí, el siguiente apartado.

2. Es la antesala del amor

Cuando somos capaces de sentirnos parte de la otra persona, también somos capaces de comprenderla.  De la
comprensión, nace el respeto, y del respeto surge el amor, que debería ser la base de nuestra vida y de
nuestras relaciones personales.

Si la empatía es la antesala del amor, por oposición, es también el antídoto del odio.

Sin empatía no nos ponemos en el lugar del otro, ni tampoco somos capaces de sentir lo que el otro siente.
Por tanto, nos resulta difícil comprenderlo.
Y cuando no hay comprensión, resulta más difícil respetar. Y, como bien sabes, de la falta de respeto nace el
odio, que contamina nuestra vida y nuestras relaciones personales.

4. Te permite ver tus propios defectos

La empatía nos permite comprender al otro de forma profunda porque, en el fondo, lo que piensan o hacen los
demás, también está en nosotros. Me explico.

Siempre digo que uno es lo que critica. ¿Por qué? Porque, de hecho, somos, hemos sido, seremos o podríamos
ser aquello que criticamos o no soportamos de los demás. Todos hemos hecho, o podríamos llegar a hacer,
cualquier cosa (buena o mala) que otra persona haya hecho antes.

No digo que, al cometer errores, no debamos pagar por ellos. De hecho, la ley de causa y efecto ya se encarga
de ello.

Pero sí deberíamos ser más empáticos y comprensivos con los errores que cometen los demás, porque, en
realidad –en acto o en potencia– son también los nuestros. Es por ello que, mediante la empatía, podemos ver
muchos de nuestros propios errores y defectos.

Recuerdo que, antiguamente, antes de las dilapidaciones solía decirse: “el que esté libre de culpa, que tire la
primera piedra”. Si a esa frase se le hubiera añadido: “y el que no lo esté, que sea dilapidado también”,
probablemente, nadie hubiera sido dilapidado jamás.

5. Es la base de la tolerancia y el perdón

Sin la comprensión del otro que nos confiere la empatía, resulta más difícil tolerarlo. Y de todos es sabido que
la intolerancia genera resentimiento, conflictos y odio.

Si eres empático con quién comete errores, eres capaz de verlos como propios.  Entonces, tolerar se convierte
en algo natural y, como puedes imaginar, desde la tolerancia, perdonar resulta más fácil. Y estarás de acuerdo
conmigo en que desde el perdón desaparecen la mayoría de conflictos, lo cual nos permite seguir amando.

9. Es una importante herramienta de crecimiento personal

Hemos visto que la empatía facilita que el amor prevalezca sobre el odio, nos ayuda a comprender leyes
universales, nos hace tolerantes y compasivos y fomenta el altruismo entre personas.

Hemos visto que la empatía nos ayuda a entender a las personas que tenemos al lado, nos hace ver nuestros
propios defectos e incluso nos ayuda a aprender de los errores ajenos sin necesidad de experimentarlos.

Queda claro, pues, que la empatía es, sin duda alguna, una fantástica herramienta de desarrollo personal
que nos permite crecer como personas, ser más felices y ahorrar mucho tiempo y sufrimiento por el camino.

Conclusión

Como has visto, la empatía es una cualidad fundamental para el ser humano.
De hecho, la falta de empatía es la causa de muchos problemas del mundo, y su presencia, por consiguiente,
supondría la solución de la mayoría de ellos, ¿no crees?

Así pues, espero que la próxima vez que te enfrentes a un problema, que exista un conflicto en tu vida o que
lidies con cualquier situación de tu vida cotidiana seas más empático.

Sólo tienes que ponerte en la piel del otro, observarte a ti mismo desde sus ojos y ver la vida y el mundo a
través de ellos. En ese momento, podrás sentir lo que la persona siente, verás cómo tus actos van a repercutir
sobre ella y ajustarás tu comportamiento en consecuencia.

Aceptar las diferencias


Por muchas cosas en común que tengamos con la gente de nuestro entorno, amigos y familia, no siempre
vamos a coincidir en todo. Si lo que te cuenta no es de tu agrado o no lo compartes, no te pongas a la
defensiva. Acepta las diferencias. Ser empático no es conseguir que piense como tú o actúe como tú, sino dar
un apoyo sincero, sin juzgar, mostrando comprensión y tratando de entender cómo se siente la persona, no
cómo se sentiría si hiciera lo que tú crees que debe hacer.

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