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AUTORÍA
Francisco Zariquiey
EDICIÓN
Elizabeth Guibert
CORRECCIÓN DE ESTILO
Melody Toledo
DIAGRAMACIÓN
Laura Escobedo
Todos los derechos reservados. Queda prohibida cualquier forma de reproducción, distribu-
ción, comunicación pública y transformación de esta obra sin el permiso previo y por escrito
de los titulares de los derechos de propiedad intelectual.
CUADERNOS DEL
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cuenta que incorporar la cooperación a la dinámica habi-
FRANCISCO ZARIQUIEY BIONDI
tual de nuestras clases supone algo más que agrupar a los
alumnos, distribuir roles o utilizar unas cuantas técnicas
cooperativas: implica concebir el acto educativo desde una
perspectiva diferente, mucho más acorde con las necesida-
des de los estudiantes y las demandas sociales. Se trata de
una forma diferente de plantear la vida escolar, en la que la
interacción entre iguales pasa a ocupar un lugar privilegia-
do, descentralizando el diseño y la gestión del propio pro-
ceso educativo. Y es que, en las dinámicas cooperativas, el
alumnado va asumiendo parcelas cada vez más amplias en
la gestión de su propio aprendizaje, lo que permite que,
además de aprender los contenidos, aprenda a construir
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como un fin en sí mismo, entendiendo que muchos de estos
desarrollos que hemos mencionado resultan vitales de cara
FRANCISCO ZARIQUIEY BIONDI
a preparar a los alumnos para que puedan desenvolverse en
los distintos contextos sociales en los que les tocará vivir y
relacionarse.
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alumnado aprenda los contenidos. En consecuencia, una
buena forma de empezar a cooperar es conectar la coope-
FRANCISCO ZARIQUIEY BIONDI
ración con aquellas actividades que los alumnos desarro-
llan habitualmente en tus clases. Por tanto, más que hablar
de hacer aprendizaje cooperativo, estaríamos hablando de
cooperativizar lo que hacemos.
Planteada de este modo, esta sencilla definición de Jo-
hnson, Johnson y Holubec nos ofrece un tercer elemento
que consideramos vital a la hora de empezar a trabajar con
estructuras y dinámicas cooperativas: que habilita un mar-
co de actuación amplio en el que caben distintos aprendi-
zajes cooperativos. Si cada centro y cada grupo-clase
constituyen realidades distintas, es indispensable que
adecuemos las propuestas y los planteamientos en función
Cómo
Ahora bien, el hecho de que apostemos por una visión am-
plia de la cooperación, en la caben formas distintas de tra-
bajar en equipo, no implica para nada caer en una postura
de “todo vale”.
Para hacer aprendizaje cooperativo no basta con agru-
par a los alumnos y pedirles que hagan cosas juntos. De he-
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social derive en la promoción del aprendizaje de todos los
estudiantes. En este sentido, debes tomar las medidas ne-
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cesarias para que el trabajo conjunto de los alumnos derive
en el apoyo recíproco, en el intercambio de ideas, recursos
y estrategias, en el ánimo y estímulo constantes, en la con-
fianza mutua, etc.
Interdependencia positiva. El aprendizaje cooperativo
exige que estructures un marco de relación en el que todos
sean necesarios para realizar la tarea y alcanzar las metas
del equipo. Esto supone la articulación de una situación de
interdependencia positiva, que lleve al alumnado a tomar
conciencia de que solo tendrán éxito si lo tienen también
sus compañeros. De este modo, el éxito y el esfuerzo de ca-
da miembro del grupo beneficia a los demás y se establece
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ración (compartir los materiales y las ideas, pedir y propor-
cionar ayuda, cumplir los compromisos, controlar los
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tiempos, aceptar y cumplir con las tareas del rol asignado…),
la comunicación (escuchar con atención a los compañeros,
hablar con un volumen adecuado, respetar el turno de pala-
bra, preguntar y responder con corrección…) o la resolución
de los conflictos que surjan de la relación (escucha activa,
mensajes en primera persona, la descentración cognitiva,
relativización de posiciones...).
Autoevaluación grupal. Debes promover que los estu-
diantes, dentro de sus equipos, puedan reflexionar sobre su
trabajo conjunto, con el objetivo de valorarlo y emprender
procesos de mejora. Para ello, es muy interesante que habi-
lites los tiempos y los espacios para que los grupos evalúen
01
Establece una cultura de la cooperación
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02
Transforma tu aula en una red de aprendizaje
Pero no basta con una cultura de cooperación, es necesario
que se den las condiciones para que la interacción coopera-
tiva sea posible. Y en este sentido, es indispensable que es-
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tablezcas un contexto cooperativo en el aula. Para
conseguirlo, procura trabajar sobre, al menos, tres cuestio-
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nes fundamentales:
— Cohesiona al grupo-clase. Trata de establecer un
contexto en el que la cooperación sea posible y deri-
ve en una interacción promotora que favorezca el
aprendizaje de todos los alumnos. Para ello, puedes
desarrollar toda una serie de estrategias y dinámi-
cas dirigidas a fomentar el conocimiento mutuo en-
tre los estudiantes, mejorar sus relaciones, crear
sentido de pertenencia, valorar la diversidad, etc.
— Agrupa a los alumnos. Organiza tu clase a través de
una serie de grupos heterogéneos que constituirán
el marco de interacción sobre el que se articulen las
03
Diseña situaciones cooperativas
Una vez que has transformado tu clase en una red de apren-
dizaje cooperativo, llega el momento de poner esta red a
trabajar. Y esto implica que prestes una atención muy espe-
cial al diseño de las situaciones cooperativas.
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menos a dos niveles: en primer lugar, trata de anticipar
las posibles dificultades que pueden tener los alumnos,
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y prepara materiales y recursos que puedan andamiar
su trabajo; en segundo término, establece el nivel de
ayuda que recibirán los estudiantes de sus compañeros
dentro de la dinámica grupal, estableciendo el patrón
de cooperación sobre el que se estructurará la dinámi-
ca. Para ello, debes decidir si trabajarán todo el tiempo
juntos (patrón grupal), si empezarán juntos y termina-
rán solos (patrón grupal + individual), si empezarán so-
los y luego contrastarán su trabajo con el grupo (patrón
individual + grupal) o si trabajarán de forma individual
solicitando la ayuda de sus compañeros cuando la ne-
cesiten (patrón individual dentro de un grupo).
04
Gestiona la dinámica cooperativa
Una vez que cuentas con una tarea cooperativa bien diseña-
da, llega el momento de ponerla en práctica. En ese momen-
to, tu trabajo debe centrarse en la gestión de la dinámica
para promover que el alumnado coopere de manera adecua-
da y que la interacción derive en la promoción del aprendiza-
je de todos los estudiantes. Como te puedes imaginar, son
muchas las cuestiones que debes tener en cuenta a la hora
de gestionar el aprendizaje cooperativo, pero hay tres ámbi-
tos de intervención que resultan fundamentales:
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los alumnos el feedback necesario para mejorar su
competencia cooperativa.
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— La gestión de los conflictos. Durante las dinámicas
cooperativas pueden producirse diversos problemas
que llegan a comprometer el trabajo conjunto de los
estudiantes. Es indispensable que estés pendiente
de estas situaciones para ayudar a los grupos a ges-
tionarlas de manera adecuada.
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Evaluamos la cooperación
Finalmente, es necesario que prestes atención a la eva-
luación del aprendizaje cooperativo, entendida como un
elemento clave dentro de los procesos de mejora que deben
Por qué
Como has podido apreciar, hacer aprendizaje cooperativo
exige que conozcas y seas capaz de manejar un buen puña-
1
El aprendizaje cooperativo promueve la actividad del
alumnado en el aula, lo que contribuye decididamente a
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que desarrolle los procesos necesarios para aprender. La
participación de los alumnos en las dinámicas grupales ge-
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nera continuas situaciones de intercambio y contraste que
derivan en la construcción de aprendizajes más significati-
vos y profundos, derivados de un procesamiento mucho
más intenso de los contenidos trabajados.
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El aprendizaje cooperativo mejora el rendimiento escolar
de todos los alumnos, ya que les permite utilizar estrate-
gias de aprendizaje más sofisticadas y eficaces. Además, el
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El aprendizaje cooperativo aumenta la motivación hacia
el aprendizaje escolar, ya que incide de forma muy positiva
en algunas de las variables fundamentales de la motivación
del alumnado: probabilidad subjetiva de éxito, atribución
causal, compromiso con el aprendizaje, y persistencia en la
tarea o nivel de aspiración.
4
El aprendizaje cooperativo contribuye a una gestión mu-
cho más eficaz de la diversidad, derivada tanto de la auto-
rregulación grupal como de las situaciones de andamiaje y
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5
El aprendizaje cooperativo contribuye al desarrollo cog-
nitivo de los alumnos, en la medida en que consigue au-
mentar la variedad y la riqueza de experiencias que la
escuela les proporciona, ayudándoles a desarrollar mayo-
res habilidades intelectuales y a mejorar su capacidad de
expresión y comprensión verbal. En esta línea, las dinámi-
cas cooperativas, al favorecer la confrontación de puntos
de vista, generan conflictos de tipo cognitivo que conducen
a la reestructuración de aprendizajes, a través de la bús-
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queda de nuevas soluciones y la asimilación de perspecti-
vas diferentes a las propias.
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El aprendizaje cooperativo contribuye a reducir la ansie-
dad, en la medida que articula contextos tranquilos de tra-
bajo en los alumnos encuentran tiempo suficiente para
pensar, probar, equivocarse y recibir retroalimentación. Al
tiempo, democratiza las oportunidades de éxito en el aula,
a través de una gestión más eficaz de la diversidad que se
construye sobre la adecuación de la intervención educativa
y el apoyo entre iguales. Todo esto promueve la construc-
ción de un autoconcepto y autoestima más positivos, lo que
se concreta en niveles de confianza más altos.
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El aprendizaje cooperativo favorece el desarrollo socioa-
fectivo, ya que el aumento de la cantidad y calidad de las in-
teracciones que se deriva de la cooperación promueve el
desarrollo de destrezas específicas relacionadas con la
creación y mantenimiento de relaciones positivas, la ges-
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9
El aprendizaje cooperativo contribuye a reducir la disrup-
ción en la escuela, pues constituye una herramienta eficaz
10
El aprendizaje cooperativo desarrolla la competencia del
alumnado para interactuar en contextos heterogéneos
que, en el momento actual, se ha convertido en una de las
metas esenciales de cualquier sistema educativo. No en va-
no el proyecto DeSeCo, que puede considerarse el germen
de las reformas educativas basadas en el enfoque de com-
petencias que se están produciendo en todo el mundo, la
incluyen como una de las tres competencias clave que to-
dos los ciudadanos deben interiorizar de cara a desenvol-
verse de manera constructiva y positiva en los distintos
entornos sociales. Concretamente, las tres competencias
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clave que establece DeSeCo son: (a) usar herramientas in-
teractivamente, (b) interactuar en grupos heterogéneos y
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(c) actuar de forma autónoma.
Además, aunque las tres se potencian dentro de una diná-
mica cooperativa, resulta evidente que es la segunda de ellas
la que exige de manera irrenunciable que se apueste por la in-
corporación de las dinámicas de cooperación en el aula. De
hecho, cuando DeSeCo concreta las competencias a través
de capacidades, establece tres específicas en la competencia
para interactuar en contextos heterogéneos: la capacidad pa-
ra relacionarse bien con los demás, la capacidad para coope-
rar, y la capacidad para gestionar y resolver conflictos.
Visto desde esta perspectiva, resulta evidente que no
podemos considerar el aprendizaje cooperativo solo como
Cierre
Llegados a este punto, supongo que te estará rondando por
la cabeza una pregunta muy importante: ¿me interesa em-
barcarme en la empresa de transformar mi aula en una red
de aprendizaje? Como decíamos anteriormente, cooperar
supone, en un principio, un nivel de complejidad mayor en
tu práctica docente.
Una parte importante de ese “plus de dificultad” tiene
que ver con el hecho de cambiar el contexto, pasando de un
marco individualista —o, lo que es peor, competitivo— a un
marco de relación basado en la interacción y la coopera-
ción. Esto exige que tus alumnos pasen por un proceso de
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jetivo complejo, pero posible.
Y es que cuando se establece una dinámica en la que el
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éxito de uno es el éxito de todos y, por tanto, nadie se muestra
indiferente ante el fracaso de un compañero, la posibilidad de
conseguir un aula en la que aprenden todos, independiente-
mente de sus características, necesidades e intereses, deja
de ser una empresa utópica y pasa a convertirse, simplemen-
te, en una tarea compleja, pero no imposible.
Ahora bien, para conseguir todo esto, es necesario que
mantengamos una visión realista de lo que implica la coo-
peración en el aula. Uno de los obstáculos más importantes
a la hora de implantar el aprendizaje cooperativo es ese op-
timismo no informado que nos lleva a pensar que todo re-
sultará sencillo y será fenomenal. Esta visión ingenua
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constituye el fruto de casi veinte años de trabajo en
el ámbito de la incorporación de la cooperación a la
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dinámica escolar. Y, desde nuestro punto de vista,
constituye el mejor consejo que te podemos dar a la
hora de embarcarte en la empresa de transformar tu
clase en una red de aprendizaje cooperativo.
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teoría a la práctica. Un método de aprendizaje coope-
rativo para la diversidad en secundaria. Barcelona, Es-
FRANCISCO ZARIQUIEY BIONDI
paña: Graó.
Echeita G. & Martín E. (1990). Interacción social y aprendi-
zaje. En C. Coll, J. Palacios, A. Marchesi (Comp.), Desa-
rrollo psicológico y educación (pp. 49-67), Vol. III.
Madrid, España: Alianza.
Ferreiro Gravié, R. (2003). Estrategias didácticas del
aprendizaje cooperativo: el constructivismo social.
Una nueva forma de enseñar y aprender. Ciudad de Mé-
xico: Trillas.
Johnson, D. W. & Johnson, R. T. (1989). Cooperation and
competition: Theory and Research. Edina, Estados
Unidos: Interaction Book Company.
deseco.admin.ch/bfs/deseco/en/index/03/02.par-
sys.78532.downloadList.94248.DownloadFile.
COOPERAR PARA APRENDER
tmp/2005.dscexecutivesummary.sp.pdf
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el aula en una red de aprendizaje cooperativo. Madrid,
España: SM.
FRANCISCO ZARIQUIEY BIONDI