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sintiendo

con el amado
SEMANA
SAbado
Santo LECTURAS DEL DIA
EXTRACTO DE MARÍA VALTORTA LECTURAS DEL DÍA
Dolorosa Madre mía, veo que ya te dispones a realizar tu
último sacrificio: tener que darle sepultura a tu hijo Jesús, PRIMERA LECTURA GÉNESIS 1,1 –
muerto. Y resignadísima a la Voluntad del Cielo, lo acompa- 2,2
ñas y con tus mismas manos lo pones en el sepulcro. Y mien- SALMO 104 (103)
tras compones sus miembros, tratas de decirle por última
vez « adiós » y de darle tu último beso, mientras que por el SEGUNDA LECTURA GÉNESIS 22,
dolor sientes que te arrancan el corazón del pecho. 1-18
El amor te clava sobre esos miembros y por la fuerza del SALMO 16 (15)
amor y del dolor, tu vida está por extinguirse junto con la de
tu hijo Jesús ya muerto. Pobre de ti, ¡oh Madre mía!, ¿qué vas TERCERA LECTURA ÉXODO 14,15 –
a hacer sin Jesús? El es tu Vida, tu Todo y sin embargo es la 15,1
Voluntad del Eterno que así lo quiere. Tendrás que combatir SALMO ÉXODO 15, 1B
con dos potencias insuperables: el amor y la Voluntad Divina.
El amor te tiene clavada de tal manera que no puedes sepa- CUARTA LECTURA ISAÍAS 54, 5-14
rarte de él; la Voluntad Divina se impone y te pide este sacrifi- SALMO 30,29
cio. Pobre de ti, ¡oh Madre!, ¿cómo vas a hacer? ¡Cuánto te
compadezco! ¡Ah, ángeles del cielo, vengan a ayudarla a que QUINTA LECTURA ISAÍAS 55, 1-11
se levante de encima de los miembros rígidos de Jesús, pues SALMO ISAÍAS 12, 2-5
de lo contrario morirá! Pero ¡qué prodigio! Mientras parecía
extinguida junto con Jesús, oigo su voz temblorosa que inte- SEXTA LECTURA BARUC 3, 9-15.32
rrumpida por el llanto dice: – 4,4
« ¡Hijo, querido Hijo mío! Este era el único consuelo que me SALMO 19 (18)
quedaba y que hacía que mis penas se redujeran hasta la
mitad de su peso: tu santísima humanidad; el poder desaho- SÉPTIMA LECTURA EZEQUIEL 36,
gar me sobre estas llagas, adorarlas y besarlas. Mas ahora 16-17A. 18-28
también esto se me quita, porque la Divina Voluntad así lo SALMO 42 (41)
quiere; y yo me resigno, pero sabes, ¡oh Hijo!, quiero y no
puedo; con sólo pensar que debo hacerlo se me van las fuerzas EPÍSTOLA ROMANOS 6, 3-11
y la vida me abandona. ¡Ah, Hijo mío!, para poder tener la SALMO 118 (117)
fuerza y la vida necesarias para hacer esta separación, permí-
teme que me quede sepultada totalmente en ti y que para mí EVANGELIO LUCAS 24, 1-12
tome tu vida, tus penas, tus reparaciones y todo lo que tú eres.
¡Ah!, solamente un intercambio entre tu vida y la mía puede
darme la fuerza necesaria para cumplir el sacrificio de sepa-
rarme de ti ». Y con decisión, afligida Madre mía, veo

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Sabado santo
que de nuevo vuelves a recorrer todos
los miembros de Jesús y poniendo tu
cabeza sobre la suya, la besas y encie-
rras tus pensamientos en la cabeza de
Jesús, tomando para ti sus espinas, sus
afligidos y ofendidos pensamientos y
todo lo que ha sufrido en su sacratísima
cabeza. ¡Oh, cómo quisieras reanimar la
inteligencia de Jesús con la tuya, para Por eso, ¡oh Hijo!, dejo mis oídos en los
poder darle vida por vida! Ya empiezas tuyos y tomo para mí todo lo que han
a sentir que vuelve la vida a ti habiendo sufrido tus santísimos oídos, el eco de
tomado en tu mente los pensamientos y todas las ofensas que resonaban en los
las espinas de Jesús. tuyos. Sólo esto puede darme la vida: tus
Dolorosa Madre mía, veo que besas los penas y tus dolores ». Y mientras dices
ojos apagados de Jesús y se me parte el esto, es tan intenso el dolor, la angustia
corazón al pensar que Jesús ya no te de tu Corazón, que pierdes la voz y
mira. ¡Cuántas veces esos ojos divinos al quedas petrificada. Miras el rostro san-
mirarte te extasiaban y te resucitaban tísimo de Jesús, lo besas y exclamas: «
de muerte a vida! Pero ahora, al ver que Hijo adorado, ¡qué desfigurado estás!
ya no te miran, te sientes morir. Por eso ¡Ah, si el amor no me dijera que eres mi
veo que dejas tus ojos en los de Jesús y Hijo, mi Vida, mi Todo, no sabría cómo
tomas para ti los suyos, sus lágrimas, la reconocerte! ¡A tal punto has quedado
amargura de esa mirada que ha Sufrido irreconocible! Tu belleza natural se ha
tanto al ver las ofensas de las criaturas y transforma-do en deformidad; tus meji-
al ver tantos insultos y desprecios. Pero llas coloradas ahora se ven pálidas; la
veo, traspasada Madre mía, que besas luz, la gracia que irradiaba tu hermoso
sus santísimos oídos y lo llamas y lo rostro, que mirarte y quedar en éxtasis
vueles a llamar; y le dices: « Hijo mío, era una misma cosa, ha tomado la pali-
pero, ¿puede ser posible que ya no me dez de la muerte, ¡oh Hijo amado! ». «
escuches, tú que al más mínimo gesto ¡Hijo mío, a qué estado has quedado
mío siempre me escuchabas, y ahora reducido! ¡Qué labor tan terrible ha rea-
lloro y te llamo y ya no me escuchas? lizado el pecado en tus sacratísimos
¡Ah, el verdadero amor es el más cruel miembros! Quiero fundir mi rostro en el
tirano! Tú eres para mí más que mi tuyo y tomar para mí el tuyo, las bofeta-
propia vida, ¿y ahora tendré que sobre- das, los salivazos,
vivir a tan grande dolor?

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los desprecios y todo lo que has sufrido tiendo por medio de ellas tu voz, mi
en tu rostro santísimo. ¡Ah, Hijo mío, si dolor podrá ser más soportable y tu
me quieres viva, dame tus penas, Madre podrá seguir viviendo por medio
porque de lo contrario moriré! ». de tus penas ».Destrozada Madre mía,
Y es tan grande tu dolor que te sofoca, te veo que te apresuras porque quienes
corta la palabra y caes como muerta están a tu alrededor quieren cerrar el
sobre el rostro de Jesús, ¡Pobre Madre, sepulcro y casi volando pasas sobre las
cuánto te compadezco! ; Y llegas ya a su manos de Jesús las tomas entre las
boca y al besarla sientes que se amar- tuyas, las besas, te las estrechas al Co-
gan tus labios por la amargura de la hiel razón y dejando tus manos en las suyas,
que ha amargado tanto la boca de tomas todos los dolores y las heridas
Jesús, y sollozando continúas: « Hijo que han traspasado aquellas manos
mío, dile una última palabra a tu Madre. santísimas. Y llegando a los pies de
¿Es posible que no vaya a volver a escu- Jesús, al ver la cruel destrucción que los
char tu voz? Todas tus palabras que me clavos han hecho en sus pies y mientras
dijiste cuando vivías, como si fueran pones en ellos los tuyos, tomas para ti
flechas, hieren mi Corazón de dolor y de sus llagas, ofreciéndote tú a correr en
amor. Y ahora, al verte mudo, estas lugar de Jesús, para ir en busca de todos
flechas se ponen en movimiento en mi los pecadores para arrancárselos al
Corazón lacerado dándome innumera- infierno. Angustiada Madre mía, ya te
bles muertes, y parece como si quisieran veo dar el último « adiós » al Corazón
arrancarte una última palabra a viva traspasado de Jesús. Y aquí te detienes;
fuerza, pero no pudiendo obtenerla, me es el último asalto que recibe tu Corazón
desgarran y me dicen: “Así que ya no lo materno y sientes que la vehemencia
vas a volver a escuchar, no volverás a del amor y del dolor te lo arranca del
oír su dulce voz, la melodía de su pala- pecho y se te escapa por sí mismo para
bra creadora, que por cada palabra que ir a encerrarse en el Corazón Sacratísi-
decía creaba un nuevo paraíso en ti...” mo de Jesús; y tú, viéndote sin Corazón,
¡Ah, mi paraíso se acabó, de ahora en te apresuras a tomar el suyo, su amor
adelante ya no tendré más que amargu- rechazado por tantas criaturas, tantos
ras! ¡Ah, Hijo, quiero darte mi lengua ardientísimos deseos suyos no realiza-
para animar la tuya! Dame todo lo que dos a causa de la ingratitud, y los dolo-
has sufrido en tu santísima boca, la res y las heridas de aquel Sagrado Cora-
amargura de la hiel, tu sed ardiente, tus zón, que te tendrán crucificada durante
reparaciones y tus oraciones; así, sin toda tu vida. Al ver esa herida tan

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ancha, la besas y tomas en tus labios su Iscariote: “Así quedamos. ¿Qué me
sangre, y sintiendo ya en ti la vida de daréis en recompensa?”. Judas habla
Jesús, sientes la fuerza necesaria para ya fríamente, como si estuviese hacien-
poder hacer esa amarga separación. Así do una compra cualquiera. Le contes-
que te lo abrazas y permites que la tan: “Lo que dijeron los profetas, para
piedra sepulcral lo encierre. Finalmente que seamos fieles a la palabra inspira-
permites que la piedra cierre el sepulcro; da: treinta denarios…” (12). Iscariote:
y tú, destrozada, besas el sepulcro, y “¿Treinta denarios para matar a un
llorando le das el último adiós y te alejas hombre y además a ese Hombre? ¡Lo
del sepulcro. Es tanto tu dolor que que cuesta un vulgar cordero en estos
quedas petrificada y helada. Traspasa- días de fiesta! ¡Estáis locos! No es que
da Madre mía. Veo que te ves obligada tenga necesidad de dinero. Tengo
a regresar a Jerusalén por el mismo buenas reservas. Así que no penséis que
camino por el que viniste. Apenas das me convencéis por ansia de dinero. Pero
unos pasos y te encuentras ante la cruz es demasiado poco para compensar el
sobre la que Jesús ha sufrido tanto dolor de traicionar al que siempre me ha
hasta morir sobre ella y tú corres hacia amado”. Le dicen: “Ya te dijimos antes
ella, la abrazas y viéndola bañada de lo que queríamos contigo. ¡Gloria, hono-
sangre, se renuevan en tu Corazón uno res! Lo que esperabas de Él no has con-
por uno los dolores que Jesús sufrió en seguido. Nosotros curaremos tu desilu-
ella; y no pudiendo contener tu dolor, sión. Pero el precio está fijado por los
entre sollozos exclamas: profetas. ¡No más! Lo demás vendrá
« ¡Oh cruz! ¿Cómo es que has sido tan después…”. Iscariote: “¿Y el dinero
cruel con mi Hijo? ¡Ah, en nada lo has ¿cuándo?…”. Le dicen: “En el momento
perdonado! ¿Qué mal te había hecho? que nos digas: «Venid». No antes. Nadie
Ni siquiera a mí, su Dolorosa Madre, me paga sino hasta que tiene la mercancía
permitiste que le diera al menos un en las manos. ¿No te parece acaso
sorbo de agua cuando la pedía y en justo?”. Iscariote: “Justo lo es, pero
cambio le diste hiel y vinagre a su boca triplicad la suma…”. Cananías: “No. Así
ardiente de sed. Sentía que mi Corazón está dicho por los profetas. Así debe de
traspasado se me derretía y hubiera hacerse.
querido darle a sus labios mi Corazón ¡Oh, sí que sabremos obedecer a los
derretido para calmar su sed, pero tuve profetas! No omitiremos ni una jota de lo
el dolor de verme rechazada. ¡Oh cruz, que han escrito acerca de Él. ¡Je, je, je!
cruel, sí, pero santa, porque haz queda-
do divinizada y santificada por el con-
tacto de mi Hijo!

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Esa crueldad que usaste con él, transfór- míos, vengan a hacerle guardia a esta
mala en compasión hacia los miserables sangre para que ninguna gota sea piso-
mortales y por las penas que él ha sufri- teada y profanada; por todos lados te
do sobre ti, impetra gracia y fortaleza a tropiezas con las huellas de su sangre y
las almas que sufren, para que ninguna recuerdas los dolores de Jesús. Por eso,
se pierda a causa de las cruces y de las apresuras tus pasos y te encierras en el
tribulaciones. Demasiado me cuestan cenáculo, y siento que se me rompe el
las almas, me cuestan la vida de un Hijo- corazón al ver que al mover la cabeza,
Dios; y yo, cual corredentora y Madre, ¡a sientes que las espinas que has tomado
ti te las confío, oh cruz! ».Y besándola y de Jesús penetran más y más en ti junto
volviéndola a besar, te alejas de ella. con las punzadas de todos nuestros
¡Pobre Madre, cuánto te compadezco! A pecados de pensamiento, y que, pene-
cada paso y encuentro surgen nuevos trándote hasta en los ojos, te hacen
dolores que creciendo en intensidad y derramar lágrimas de sangre. Y mien-
haciéndose cada vez más amargos, tras lloras, teniendo en los ojos la mirada
como si fueran olas, te inundan, te de Jesús, desfilan ante tu vista todas las
ahogan y te sientes morir a cada instan- ofensas de todas las criaturas. ¡Oh, qué
te. Das unos pasos más y llegas al sitio amargura sientes! ¡Qué bien compren-
en donde esta mañana te encontraste des todo lo que Jesús ha sufrido tenien-
con él bajo el enorme peso de la cruz, do en ti sus mismas penas! Pero un dolor
agotado, chorreando sangre y con la no espera al otro; y poniendo atención
corona de espinas sobre la cabeza, las en tus oídos, te sientes ensordecer por el
cuales, cada vez que la cruz golpeaba eco de las voces de las criaturas. Cada
con la cabeza penetraban más y más, especie de voz de criatura, penetra, a
dándole en cada golpe dolores de través de tus oídos a tu Corazón y te lo
muerte. Las miradas de Jesús cruzán- traspasan y repites una vez más: « ¡Hijo,
dose con las tuyas, buscaban piedad, cuánto has sufrido! ».Desolada Madre
pero los soldados, para quitarles este mía, ¡cuánto te compadezco! Déjame
consuelo a Jesús y a ti, empujaron a secar tu rostro bañado de lágrimas y
Jesús haciendo que se cayera derra- sangre; pero me siento retroceder al
mando así más sangre; y ahora, viendo verlo amoratado, irreconocible y pálido
la tierra empapada de su sangre, te pos- de una palidez mortal. ¡Ah, comprendo!
tras por tierra y mientras la besas te Son todos los malos tratos que Jesús ha
oigo decir: « Ángeles sufrido y que tú has tomado sobre ti, los
cuales te hacen sufrir tanto, que al
mover tus labios para orar o para emitir
suspiros de tu ardiente pecho,
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Sabado santo
sientes tu aliento amarguísimo y tus Para Meditar:
labios consumidos por causa de la sed ¿He llorado, compadecido y acompaña-
de Jesús. Tus dolores crecen cada vez do a María en su amarga soledad?
más, mientras parece que se dan la ¿Qué pasaría por la mente de nuestra
mano unos a otros. Y tomando tus Señora este sábado en la noche y
manos entre las mías, veo que están domingo en la madrugada?
traspasadas por los clavos. Es precisa- ¿Imitamos a María en su fe, en su espe-
mente en ellas donde sientes el dolor de ranza y en su amor, y esto nos sostiene
ver tantos homicidios, traiciones y sacri- en medio de la prueba?
legios y todas las malas obras, que hace ¿Es para ti La Santísima Virgen María un
que se repitan los golpes de martillo, modelo para sobre llevar el dolor?
agrandando tus llagas y haciéndolas
cada vez más crueles. Tú eres la verda-
dera Madre crucificada, tanto que ni Oración
siquiera tus pies quedan sin clavos; más Ah, Dolorosa Madre, llévame contigo; pero antes
aún, no solamente sientes que te los sepúltame totalmente en Jesús, vacíame de todo
clavan, sino como que te los arrancan para que puedas poner totalmente a Jesús en mí,
SEÑOR,
así como lotehas
suplicamos nos
puesto en ti. des AMOR
Comienza en a
conmigo
por tantos pasos inicuos y por las almas
nuestroel Corazón
cumplir hacia
oficio de Madre quetí Jesús
parateprefira-
dio estan-
que se van al infierno, tras las cuales tú
mos perderlo todo antes que ofenderte,
do en la cruz y abriendo mi extrema pobreza una
corres para que no se precipiten en las brecha en tu Corazón materno, enciérrame
para que prefiramos prefir antes que
llamas infernales. Pero eso todavía no es totalmente en Jesús con tus propias manos
pecar, y a ti Madre te rogamos nos
todo, clavada Madre mía: todas tus maternas. Encierra los pensamientos de Jesús en
ayudes
mi a entregarnos
mente para que no entre ensinmíreservar
ningún otroal
penas, haciéndose una sola hacen eco
Servicio de Dios.
pensamiento; encierra los ojos de Jesús en los
en tu Corazón y te lo traspasan no con
míos, para que jamás pueda escapar de mi
siete espadas, sino con miles y miles de mirada; pon sus oídos en los míos, para que
espadas, y más todavía, porque tenien- siempre lo escuche y cumpla en todo su Santísi-
do el Corazón de Jesús en ti, el cual con- ma Voluntad; pon su rostro en el mío, para que
tiene todos los corazones y envuelve en contemplando ese rostro tan desfigurado por
su palpitar los latidos de cada uno de amor a mí, lo ame, lo compadezca y lo repare;

SEMANA
pon su lengua en la mía para que hable, ore y
ellos, ese palpito divino conforme palpita
enseñe sólo con la lengua de Jesús; pon sus
va diciendo: « ¡Almas, Amor! ». Y tú, del manos en las mías, para que cada movimiento
pálpito « almas » sientes que fluyen en que yo haga y cada obra que realice, tome vida
tu palpito todos los pecados sintiendo de las obras y de los movimientos de Jesús; pon
que te dan muerte; mientras que en el sus pies en los míos, para que cada paso que yo
pálpito « amor », te sientes dar vida; de dé sea vida, salvación, fuerza y celo por las
almas. Amen
manera que te encuentras en acto con-
tinuo de morir y de vivir.
Sintiendo con el amado

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