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Más anécdotas de Chetumal.

Juan A. Xacur M.

Antonio Baduy

En los años ochenta coincidieron como gobernadores Pedro Joaquín en


Quintana Roo y Víctor Cervera Pacheco en Yucatán. Se realizó una reunión en
Chetumal para que ambos mandatarios desahogaran la agenda común: límites,
conflictos ejidales, y otros temas más. Tras las reuniones de trabajo hubo una
cena para las comitivas de ambos mandatarios a la que se convocó a los
yucatecos avecindados en la ciudad de Chetumal.

En la mesa principal nos sentaron junto a los gobernados a Antonio Baduy y a


mí, el primero funcionario público y el segundo comerciante.

Tras las presentaciones el gobernador Cervera preguntó a Baduy que si era


familiar de Alicia Baduy quien vivió de joven por el barrio de Santiago. Este dijo
que sí, que era su tía.

Y narró Cervera: “Cuando era un joven estudiante pobre prestaba una bicicleta
para ir a enamorarla, pero también iba el señor Mena en un automóvil
convertible importado; y claro, se casó con el señor Mena”.
Y Baduy contestó: “Qué poca visión política de la tía”.

La carretera a Escárcega.

En 1967 llegó a gobernar Quintana Roo el hidalguense Javier Rojo Gómez de


amplia trayectoria política nacional quien tras evaluar la situación del Territorio
Federal decidió pedir una reunión con el presidente Gustavo Díaz Ordaz. La
reunión fue programada de inmediato y en ella Rojo Gómez le pidió al
presidente que se hiciera la carretera de Escárcega a Chetumal. Muy serio
Díaz Ordaz le dijo que para qué tal carretera si nadie iba a Chetumal. Y Rojo
Gómez le argumentó: “Nadie va porque no hay carretera”.
Y así se consiguió esa carretera.

Un estudio de Mercado

En el año de 1986 tras el secado de la famosa charca que se creaba tras las
lluvias en lo que hoy viene siendo el fraccionamiento Flamboyanes la empresa
Urba de Mérida inicio la construcción del fraccionamiento que hoy conocemos.
En el proyecto original solo había viviendas y en algún momento se pensó que
era necesario instalar en esa zona un centro comercial.

Se invitó a los hermanos Asís y William Abraham, exitosos comerciantes


peninsulares con sede en Mérida, a sumarse al proyecto con un supermercado
al que se añadiría unos locales para el comercio local. En la reunión entre los
constructores, los promotores de desarrollo de gobierno los Abraham dijeron
que harían un estudio de mercado para determinar la factibilidad.

Fueron ambos, Asís y William, a la confluencia de las calles San Salvador y 4


de Marzo y se pararon ahí todo una tarde. Contaban mentalmente a la gente
que pasaba.
Al día siguiente decidieron hacer en ese lugar el centro comercial San
Francisco de Asís.

Llévate todo

Enrique Alonso Alcocer, más conocido como el Chiri, es poseedor de un humor


festivo y ocurrente. Fue alcalde capitalino de 1993 a 1996. Ya en la última
semana de su gestión entró a su despacho su secretario particular, Francisco
Albornoz para preguntarle sobre lo que había que llevarse de Palacio Municipal
antes de la entrega a la nueva administración. Su instrucción fue contundente:
“Llévatelo todo porque los que vienen son muy ratas”.
Del ejercicio de un comerciante.

Don Miguel Zogby Cheluja fue un caballeroso comerciante que en vida logró
levantar una de las más importantes casas de comercio de la ciudad de
Chetumal. Era alto, obeso, rubicundo. Tenía por instrucción médica que
caminar varios kilómetros al día para mantenerse en buena salud. Y don Miguel
caminaba todos los días por la mañana tras despachar los asuntos de su
tienda. Salía bajo el sol. Y detrás de él iba un abusado paletero que cada tres o
cuatrocientos metros lo surtía de paletas y bolis para refrescarlo. Era todo un
espectáculo.

De don Miguel de la Madrid,

Don Miguel de la Madrid Hurtado fue presidente de México de 1982 a 1988. En


1991 fue nombrado director del Fondo de Cultura Económica y vino a Chetumal
a inaugurar una distribuidora de libros del FCE; tras la ceremonia se fue a
pasar un fin de semana a una casa de la costera de Bacalar con su esposa
doña Paloma y unos amigos casi de incógnito. Por la mañana fueron a
desayunar al conocido restaurante del Cenote Azul, y por supuesto su
presencia no pasó desapercibida a los demás clientes. Una pareja de recién
casados se le acercó en medio de la comida y le pidió que posara con ellos
para una foto. De inmediato don Miguel aceptó. Se paró en medio de la pareja
y los abrazó. Tomada la foto les dijo: “Me deben un peso. Ahora que no soy el
presidente sirvo como caballito de feria”.

Del baile de los sábados.

En los años setenta estaba de moda un lugar de baile llamado el Kobah y ahí
se reunía la juventud chetumaleña para bailar cada sábado por las noches.

Cada sábado por la noche llegaba el joven Johnny Baroudi, tras trabajar en la
tienda de su padre, con una camisa de fondo blanco, flores azules y rojas y
unos pantalones de terlenka tipo marinero y gritaba a todo pulmón: “Una mujer
que me comprenda”. El conjunto paraba de tocar y coreaba con todos los
asistentes: “Tu- ma- má”. Esto se convirtió cada semana en parte del folklore
citadino.

Un buen corredor.

Elías Abuxapqui Adam tiene un curriculum impresionante en la administración


pública, ha sido Secretario de Finanzas del Gobierno del Estado, Director del
Instituto Quintanarroense de la Cultura, maestro en un plantel del Colegio de
Bachilleres y director de la Escuela Eva Sámano de López Mateos. Y declara a
quien quiera escucharlo: “A mi la cultura me persigue, pero yo corro más
rápido”.

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