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Anécdotas Chetumal
Anécdotas Chetumal
Juan A. Xacur M.
Antonio Baduy
Y narró Cervera: “Cuando era un joven estudiante pobre prestaba una bicicleta
para ir a enamorarla, pero también iba el señor Mena en un automóvil
convertible importado; y claro, se casó con el señor Mena”.
Y Baduy contestó: “Qué poca visión política de la tía”.
La carretera a Escárcega.
Un estudio de Mercado
En el año de 1986 tras el secado de la famosa charca que se creaba tras las
lluvias en lo que hoy viene siendo el fraccionamiento Flamboyanes la empresa
Urba de Mérida inicio la construcción del fraccionamiento que hoy conocemos.
En el proyecto original solo había viviendas y en algún momento se pensó que
era necesario instalar en esa zona un centro comercial.
Llévate todo
Don Miguel Zogby Cheluja fue un caballeroso comerciante que en vida logró
levantar una de las más importantes casas de comercio de la ciudad de
Chetumal. Era alto, obeso, rubicundo. Tenía por instrucción médica que
caminar varios kilómetros al día para mantenerse en buena salud. Y don Miguel
caminaba todos los días por la mañana tras despachar los asuntos de su
tienda. Salía bajo el sol. Y detrás de él iba un abusado paletero que cada tres o
cuatrocientos metros lo surtía de paletas y bolis para refrescarlo. Era todo un
espectáculo.
En los años setenta estaba de moda un lugar de baile llamado el Kobah y ahí
se reunía la juventud chetumaleña para bailar cada sábado por las noches.
Cada sábado por la noche llegaba el joven Johnny Baroudi, tras trabajar en la
tienda de su padre, con una camisa de fondo blanco, flores azules y rojas y
unos pantalones de terlenka tipo marinero y gritaba a todo pulmón: “Una mujer
que me comprenda”. El conjunto paraba de tocar y coreaba con todos los
asistentes: “Tu- ma- má”. Esto se convirtió cada semana en parte del folklore
citadino.
Un buen corredor.