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El proceso penal acusatorio y oral se rige por los siguientes principios:

La mayoría de los autores consideran como principio, característica


fundamental o garantía estructural los siguientes conceptos: el acusatorio, la
contradicción, la igualdad de partes, la publicidad, la oralidad, la inmediación y
la concentración.
• Principio acusatorio o principio de separación de funciones entre
juez y acusador:
Es el elemento constitutivo más importante del sistema acusatorio, es un
presupuesto estructural y lógico de todos los demás elementos del sistema.
Responde al principio de nullum iudicium sine accusatione, no hay juicio sin
acusación. Constituye la base de las garantías orgánicas del modelo de sistema
garantista.86 Efectivamente, la importancia de este principio es fundamental a
todo el proceso y está dada por la relación que tiene con los demás principios o
garantías procesales. El principio acusatorio consiste en la separación entre el
juez y la acusación. Se identifica cuando se constata que el Juez no tenga
ninguna función de tipo acusatorio, ni que, en forma alguna, opere
oficiosamente; y de la misma manera, es indispensable que el órgano acusador
no tenga funciones judiciales; ni de forma velada, el Ministerio Público, no tiene
poder de ningún tipo de decisión que importe la sentencia del proceso.
• Principio de contradicción o de bilateralidad del proceso.
El principio de contradicción se refiere a la dinámica de todo el proceso y,
especialmente, a la dinámica de debate en las audiencias del juicio. Se trata de
la característica adversativa del modelo. Significa, en palabras de Carbonell,
que todo lo que se aporte al juicio puede ser objeto de refutación y que las
partes tendrán a su disposición los mismos elementos para demostrar que les
asiste la razón. Tiene una estrecha relación funcional y sobretodo permite la
actualización del principio de igualdad de las partes, que veremos en el
siguiente apartado. La contradicción permea también a todos los actos del
proceso, es un requisito de validez de los mismos, ya que, en el proceso, el
juez, para verificar una probanza o el conocimiento de la verdad, lo debe hacer
a través de la refutación que de éste hacen las partes. De manera que, la
contradicción puede percibirse como el método a través del cual el juez conoce
la verdad fáctica que le presentan las partes. es la mejor forma, de evitar el
error judicial (que cuando sucede da pena a inocentes y exculpa a culpables) y
la mejor forma de darle fiabilidad al sistema de justicia, lo cual, como hemos
visto en la introducción de este trabajo, es entre otras cuestiones el objetivo de
la RJP-08 y en general, la meta de cualquier sistema de justicia penal
contemporáneo que sea democrático.
• Igualdad de las partes.
El juez debe ser ajeno a los intereses de la parte acusadora y la parte
defensora. Pero, para que el juez no se vea ni siquiera psicológicamente
comprometido por un desequilibrio de poder en las partes y no se creen
ambiguas solidaridades, interferencias o confusiones, es necesario que exista
un equilibrio “de armas” entre las partes en el juicio. Es trascendental para la
contradicción y también para la imparcialidad del juez; como vimos antes, si no
hay igualdad en el sentido
completo del principio, la contradicción no se puede llevar a cabo cabalmente, y
esta situación puede ocasionar que el juez actué de manera imparcial, ante la
desigualdad que ve entre las partes.
• Principio de Publicidad
Carnelutti, explica que la publicidad del proceso es considerada por la ley sólo
en un aspecto inmediato, como presencia física del público en el lugar donde se
celebra el proceso, entendida la palabra "público" como indicadora de todos
aquellos que no tengan una posición particular en el proceso. Efectivamente, la
publicidad tiene que ver con la posibilidad de que cualquier persona pueda
acudir a las audiencias para ver cómo se desarrollan los debates y
resoluciones. La publicidad, en este sentido, es la legitimación social del
proceso, la cual es necesaria además de la legitimación legal o formal y
sustancial del mismo. La publicidad en el proceso, tiene las siguientes
implicaciones:
1. Cualquier persona puede acudir a la sala y observar el desarrollo de las
actuaciones procesales.
2. Todas las actuaciones, al ser públicas, pueden ser controladas por la
defensa y, en este sentido, la publicidad es garantía del derecho de
defensa y de igualdad de las partes, ya que con la publicidad se
evidencia cualquier irregularidad del proceso incluida la desigualdad de
las partes.
3. Ante la posibilidad de que sean observadas todas las actuaciones, la
publicidad actúa como un principio de control de legalidad, transparencia
y eficacia sobre las partes, en especial sobre el juez y el ministerio
público, que son órganos del estado y, por lo tanto, sujetos a control
externo.
4. Dado lo anterior, la publicidad es un inhibidor de la corrupción y de la
ineficacia del proceso.
5. Permite el control de la opinión pública sobre el proceso; en este sentido,
la publicidad es un agente democratizador del proceso, de manera que
beneficia al imputado ya que no será posible realizar actuaciones ilegales
en su contra, pero también beneficia a la sociedad al permitirle, a través
del control externo, vigilar los actos del proceso y ante casos de
ilegalidad o corrupción denunciarlos y, de esta forma, mejorar el aparato
de justicia penal y generar mayor confianza en él.
6. Evita “presiones sobre los jueces”, que son ejercidas por los poderes
fácticos, de esta forma, los jueces también se benefician de la publicidad
ante la posibilidad (libertad) de ser independientes e imparciales.
7. Genera, también, cultura de la legalidad y de la constitucionalidad en la
ciudadanía, ya que cualquiera puede acudir a las audiencias. 8. Permite
observar y aprender la práctica jurídica en el ámbito de la enseñanza del
derecho, ya que los estudiantes, mientras cursan su carrera, pueden acudir
a las audiencias a observar cómo se desarrollan los actos del proceso,
pasando, de esta manera, de una educación teórica a un esquema teórico-
práctico mucho más competitivo para el mundo laboral.
9. Permite el perfeccionamiento del sistema, ya que, al poder ser observada
la norma en la práctica, los científicos y académicos del derecho, así
como
los operadores y encargados de la política pública en materia de justicia
penal, tienen oportunidad de criticar, detectar errores y por lo tanto,
proponer mejoras.
Este principio implica el deber del Estado de garantizar la publicidad, en este
sentido, es una garantía del imputado y un derecho político de cualquier
ciudadano de controlar la actividad judicial.
• Principio de oralidad.
Diversos tratadistas no consideran a la oralidad como un principio. Si
recordamos que, lo que define a los principios del sistema, es la necesidad
fundamental de su presencia para configurar el modelo acusatorio, podemos
ver fácilmente que la oralidad es tan fundamental, como lo son los demás
principios del sistema. El hecho de que la oralidad, la publicidad, la inmediación
y la concentración, sean principios instrumentales o garantías secundarias o
instrumentales, no les quita su carácter fundamental. Sin ellas no se puede
configurar un sistema acusatorio, ni mucho menos garantista. La oralidad del
juicio está estrechamente vinculada a la publicidad, de la que representa la
principal garantía. La forma de expresión hablada, implica necesariamente la
publicidad. Pero de la misma forma que la oralidad es un presupuesto para que
exista publicidad, también necesita para su vigencia de los siguientes principios
que son la inmediación y la concentración. Si no hay inmediación y no hay
concentración, sólo se puede aspirar a una “media oralidad”. La media oralidad,
es algo así como una pantomima, una representación hablada de actuaciones
escritas que no entrega la garantía que necesita el sistema acusatorio.
• Principio de inmediación.
En palabras de Zafarroni, el principio de inmediación consiste en que el juez
tome conocimiento directo y de visu del sujeto, de la víctima y de las
circunstancias del hecho, en la medida requerida para cada caso. Este autor
nos indica que la inmediación garantiza que el imputado tenga la última palabra
en el proceso y, además, impone un mínimo de contacto inmediato entre el
procesado y el juez. Inmediación quiere decir: sin nada en medio; por ello,
Armenta Deu, establece que la inmediación significa que el juez debe actuar en
contacto personal con las partes, esto con la finalidad de una mejor valoración
de la prueba. la inmediación impide la delegación de funciones del juez, pero,
además, en conjunción con el principio de concentración o continuidad, también
implica que la identidad del juez (y evidentemente de las partes) sea la misma
durante todo el proceso.
• Principio de concentración y continuidad.
La continuidad del juicio significa que éste debe comenzar y terminar; no puede
mediar acto procesal ni procedimental ajeno al proceso de que se trate. Baños y
Buján, señalan que lo ideal es que el juicio empiece y termine el mismo día,
pero por razones de fuerza o descanso, pudiese interrumpirse hasta el día
siguiente. La concentración se refiere a que se reúnan la mayor cantidad de
pruebas posibles en un solo acto, una tras otra. Podría decirse que está
incluida en la
continuidad; la continuidad es al proceso, como la concentración es a las
pruebas.
Bibliografía:
Duarte, M. G. PRINCIPIOS RECTORES DEL SISTEMA PENAL ACUSATORIO.

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