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20 HISTORIA DE LAS RELIGIONES

BIBLIOGRAFÍA

OBRAS GENERALES

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Capítulo II
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ORIENTE PRÓXIMO
ESTUDIOS
1. DATOS HISTÓRICOS: EL PROBLEMA DE LA DIFUSIÓN
Goody, J. (1977), The Domestication of the Savage Mind, Cambridge.
— (1986), The Logic ofWriting and the Organization ofSociety, Cambridge. La historia de la humanidad, entendida como una historia documentable y docu-
Mellart, J. (1967), Qatal Hüyük, a Neolithic Town in Anatolia, Londres. mentada según los criterios y los cánones de la historiografía, comienza en torno a
la mitad del v milenio a.C. en Mesopotamia, la «tierra entre dos ríos», donde apa-
rece la primera gran civilización. Desde este territorio, los principios y las formas,
las características y estructuras de lo que hemos convenido en llamar civilización se
expandieron lenta pero imparablemente por los países vecinos, extendiéndose, desa-
rrollándose y refinándose. Pero esta difusión no significa que la civilización que se
creó, aunque fuera la «primera», en el área mesopotámica, donde también apareció
en Uruk, en el iv milenio, la «primera escritura» de la humanidad, se transfiriera o
exportara en su forma originaria a los países limítrofes, como si se tratara de nue-
vos espacios que había que ocupar, contenedores vacíos que había que llenar. Hay
que pensar más bien en un mecanismo de intercambios culturales, favorecido por el
desarrollo del comercio y de las tecnologías, que dieron lugar a nuevas interpreta-
ciones y plasmaciones, reformulaciones y adaptaciones, que configuraron las expre-
siones propias y peculiares de cada una de las civilizaciones (capítulo I, 1). Eso no
impide que la cronología establezca ciertas prioridades, pero el reconocimiento de
las diferencias obliga inevitablemente a no considerar única y unívoca la historia
de las grandes civilizaciones del Mediterráneo. Por esta razón, y a pesar de las evi-
dentes dificultades, conviene intentar captar las diferencias culturales que distin-
guen de hecho los múltiples universos que en el transcurso del tiempo se sucedieron
en aquel territorio. Los propios habitantes de la región, los sumerios en el golfo Pér-
sico, los acadios, los babilonios y los asirios, tenían una visión fragmentada de su
realidad histórico-cultural y geográfica, que implicaba una clara conciencia de
su propia identidad.
Cuando la historia comienza a suministrarnos los primeros documentos escritos,
los sumerios, cuyo origen sigue siendo oscuro, están ya asentados en el territorio
mesopotámico. Aunque su civilización pueda parecemos homogénea, los sumerios
no crearon un estado unitario, sino que se distribuyeron en el territorio según el

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