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HECTOR NAVARRO DIAZ

Autonomía y democracia en
la universidad del siglo XXI

Gonzalo Chirinos, Divina Pastora, Patrimonio UCLA


Muchas y variadas son las opiniones acerca de la misión y visión de la universidad
actual desde una perspectiva histórica y en proyección de futuro. Sin embargo y
paradójicamente, en el espacio en el cual se debería dar la búsqueda y generación del
conocimiento, poca es la discusión académica y rigurosa que se lleva a cabo acerca de los
retos que hoy se presentan a esta casi milenaria y fundamental institución. Interrogantes
acerca de temas como el claustro universitario, la autonomía y democracia universitaria, la
carrera académica, el uso para fines académicos de las nuevas tecnologías o los impactos de
la globalización entre otros, están muy lejos de responderse. Muy por el contrario, pareciera
que existe una gran resistencia institucional no sólo al cambio sino a siquiera discutir sus
posibilidades.

Probablemente son las ideas tradicionales de claustro universitario y de autonomía


académica las que otorgan mayor inercia, mayor fuerza opositora a modificar su estado de
reposo o de movimiento, tal como leemos de la física clásica. ¿Cómo entender el claustro
universitario desde la perspectiva de su concepto medieval sin evocar un convento, al
menos de pasada? Y por tanto, ¿Cómo atender las demandas reales de una sociedad si la
universidad se encuentra encerrada en si misma o las mas de las veces atendiendo, al menos
en lo formal, las exigencias de investigación y desarrollo impuestas en otras latitudes y con
base en otras realidades y necesidades?.

El concepto de universidad autónoma, tal como la conocemos en América Launa,


permitió que las universidades operaran como una suerte de refugios de ideas, refugios de
democracia, que en no pocos casos constituyeron la única expresión de resistencia y
libertad en contra de la injusticia y el fascismo. Esto fue posible justamente porque las
conquistas populares previas facilitaron por una parte el ingreso y permanencia en las uni-
versidades de las capas populares de la población y por la otra, el acceso a las ideas y su
libre discusión y difusión. Es precisamente por ello que la lucha por la autonomía aca-
démica constituyó permanentemente un factor de movilización popular. Ahora la
autonomía universitaria sirve precisamente a los fines contrarios. Hoy asistimos a un
proceso acelerado de elitización universitaria en el sentido social primero por la prevalencia
de diversos mecanismos de selección establecidos autónomamente por las universidades
que siquiera en apariencia garantizan igualdad de oportunidades y segundo por un proceso
globalizador unidireccional que pretendiendo establecer la idea-única, el concepto único, la
verdad única irradiando desde los centros de poder, y en función de los centros de poder
impiden que el impacto de la actividades académicas universitarias; de investigación y
extensión este dirigido a la transformación social económica y política. Pero lo errado no es
la autonomía académica., que no hay discusión acerca de su necesidad; el problema
consiste en que el desarrollo de la autonomía no ha estado acompañado de un
planteamiento sincero acerca de la democracia universitaria, es decir, de la democracia que
debe operar en un ambiente de pleno debate de las ideas.

De este modo, autonomía y verdadera democracia interna son dos factores que se
encuentran íntimamente asociados. La verdadera autonomía existe sólo si, aunado a un
régimen que otorga a las universidades la capacidad de elegir sus autoridades y de
administrar los recursos que la sociedad les asigna, se desarrollan plenamente los me-
canismos internos de toma de decisión, en cuanto a la conducción propia de las
instituciones y de contraloría social y de revocatoria de mandato. Esto es en cuanto a lo
formal de la democracia. Pero tampoco existe verdadera autonomía, porque no existe
democracia, si no se garantiza la equidad y justicia social en el acceso y permanencia en la
educación superior.

En lo político formal, el problema del reparto del poder en las universidades fue
ampliamente desarrollado en el siglo pasado a partir del concepto de cogobierno uni-
versitario que sólo mantendrá vigencia plena si se amplía y profundiza considerablemente.
Sin embargo en lo institucional," ese poder se ha concentrado en un solo cuerpo que hace
las veces de ejecutivo, legislativo y judicial simultáneamente. Es decir que el desarrollo
democrático institucional de la división y equilibrio de los poderes, planteado hace más de
doscientos años desde los tiempos de la Revolución Francesa y alcanzado incluso por las
monarquías constitucionales, no ha llegado a las microsociedades de las universidades
autónomas. Esto trae como consecuencia obvia la tendencia perversa hacia una excesiva
concentración de poder: el cuerpo que legisla también sanciona, toma decisiones,
administra, designa jueces (incluyendo los electorales) y además controla; es juez y parte.

En cuanto a te democracia en el acceso y permanencia es necesario considerar que, a


los fines de la justicia social y más allá, a los fines de garantizar que la sociedad en su
conjunto utilice todos sus recursos a plenitud para el beneficio colectivo, se hace necesario
diseñar una política de admisión en la educación superior, sin discriminación social, que
garantice el acceso de los más aptos, entendiendo por aptitud no sólo el conocimiento visto
en términos absolutos sino y más importante, los elementos vocacionales y el desempeño
en relación al propio conjunto, al propio entorno. Tal diseño no estaría completo si, una vez
resuelto el problema de la injusticia social en los mecanismos de acceso, el estudiante de
bajos recursos es expulsado del sistema simplemente porque no posee capacidad financiera
para mantenerse. Por ello, toda nueva política para la educación superior en cuanto a
admisión y permanencia estudiantil, debe necesariamente incluir mecanismos eficientes y
agresivos de protección social para los estudiantes.

La transformación universitaria es inminente y es definitivamente seguro que la


universidad, en el futuro cercano, dejará de parecerse a lo que, es hoy y a lo que hemos
conocido hasta ahora.

* MINISTRO DE EDUCACIÓN SUPERIOR,


DOCTOR EN INGENIERÍA ELÉCTRICA,
PROFESOR TITULAR UCV.

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