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29 de julio 2018
I. SISTEMAS SUCESIONALES
En la naturaleza no crece una sola especie, sino muchísimas especies crecen en forma conjunta,
pudiéndose observar y diferenciar distintas etapas o ciclos de desarrollo. Para aprovechar
adecuadamente esta dinámica de procesos sucesionales tenemos que combinar especies que se
complementan en el tiempo y en el estrato que ocupan, tratando de imitar en la mejor forma
posible la dinámica y estructuración de un bosque. La más alta diversidad de nuestro
agroecosistema nos garantiza fertilidad del suelo y sanidad de todas las especies que nosotros
queremos cultivar. E. Götsch muestra que la vida de cada lugar se complejiza y se transforma en
sistemas cada vez más complejos y por lo tanto estos sistemas no son algo estático sino muy
dinámico. La dinámica de la sucesión natural de especies es el vehículo en que la vida se mueve en
el espacio y el tiempo
Al existir mayor diversidad de vegetación sobre un mismo terreno, se consigue reestablecer los
parámetros nutricionales del suelo, debido a que las diversas plantas ocupan diferentes estratos
del suelo, por tanto, no todas las plantas estarán absorbiendo nutrientes del mismo estrato del
suelo, no existirá competencia por la absorción de nutrientes, si en cambio por la absorción de los
rayos solares. Ocurren interacciones biológicas y económicas entre los diferentes componentes
que permite mejorar la eficiencia del uso de la tierra.
Un suelo sin una capa de vegetación densa pierde por un lado la capacidad de retener agua de
lluvia y por otro ya no devuelve más agua hacia la atmosfera mediante la evaporación de las
plantas.
Pioneros llamados sistema de lignina, se caracteriza por especies de plantas con una relación
Carbono/Nitrógeno (C/N) muy amplia, con elevada presencia de lignina en la composición de la
materia orgánica, lo que provocará una lenta descomposición de esta. Aquí aparecen árboles sin
frutos comestibles para grandes animales, es lugar de insectos y animales pequeños como ratones,
culebras y pájaros pequeños.
Secundarios Nacen junto con los pioneros, quienes dominan el sistema luego de uno o dos años.
Dentro de este grupo existen especies con ciclos de vida que varían de tres, cinco, diez, quince,
veinte, treinta y cincuenta años.
Transicionales Cuando las condiciones de vida mejoran gracias a la dinámica de la vida en los
procesos sucesionales, comienzan a surgir otras especies que forman sistemas intermediarios o
transicionales. Aquí existen ya mejores condiciones de vida, para especies con relación C/N más
estrecha, con frutas y semillas mejores, además de animales de porte mediano.
Comprender los principios de la sucesión y conocer las especies características de cada etapa y
ecosistema, son clave para el exitoso manejo de sistemas agroforestales dinámicos y
estratificados. Dentro de cada sistema descrito existe una secuencia en la dominancia de
diferentes consorcios de especies, pioneros, secundarios, transicionales y primarios.
II. FRUTICULTURA
El fruto de las plantas frutales está constituido por uno o más ovarios maduros, incluyendo partes
de la flor que se fusionan y maduran con él. Los frutos se clasifican morfológicamente en:
- Frutos sencillos, derivados de una flor, la cual cuenta con un solo pistilo simple o
compuesto. Existen frutos sencillos secos y carnosos en capsulas, como la castaña; nueces,
como el nogal y la avellana; bayas, como el aguacate, la tuna y los cítricos; falsas bayas,
como el plátano; drupas, como la ciruela, el durazno, la aceituna y el mango; pomos, como
la manzana y la pera.
- Frutos agregados, con agregados simples, como las anonáceas.; agregados accesorios,
como la fresa y la mora.
- Frutos múltiples, formados por la inflorescencia. Cada flor madura en un fruto ínfero. A su
vez, estos se fusionan formando una masa conjunta y carnosa. Algunos ejemplos de frutos
múltiples: piña, higo, y pan de árbol.
Propagación
La propagación de frutales tropicales como los cítricos, mango y aguacate puede efectuarse por
medio de semillas (propagación sexual), o por medio de partes vegetativas de las plantas
(propagación asexual o vegetativa). Se ha encontrado que rara vez las semillas reproducen
fielmente las características de la planta madre y que por el contrario la propagación vegetativa
tiene el efecto de perpetuarlas. Es así como adquiere importancia la selección de las plantas
madres y del sistema de propagación vegetativa más conveniente. El sistema de propagación junto
con el de manejo determinan los rendimientos y la calidad de las frutas, que son los medios más
apropiados de evaluar todo el sistema de producción. Se recomienda que el sitio de propagación
cumpla con las siguientes características:
Toda plantación debe diseñarse en base a un estudio de las condiciones agroclimáticas de la zona.
En este sentido, el análisis de las temperaturas y de los suelos es fundamental para la elección de
especies, variedades y portainjertos, y así asegurar una buena implantación y producción de los
árboles. Siempre que sea posible se deberá evitar replantar frutales en zonas en las que el cultivo
precedente hayan sido esos mismos árboles, de cara a evitar posibles enfermedades producidas
por microorganismos de suelo que pudieran estar presentes.
Clima
El clima y el suelo determinan, en primer lugar, la adaptación de frutales en cada región. Las
diferentes plantas frutales tienen sus propias exigencias en relación con estos factores.
Unos frutales son más exigentes que otros. Por este motivo, se agrupan en:
- Frutales que requieren una estación de frio. como manzano, ciruelo, castaña, pera
- Frutales que resisten heladas de corta duración. tales como palta, cítricos, mango, papayo,
uva, y guayaba
- Frutales que no resisten heladas o escarchas. como la piña, plátano, chirimoya
Existe también variedades de frutales, por ejemplo, el durazno, que se adaptan a climas fríos,
medios y cálidos. No obstante lo anterior, cada frutal tiene su propia temperatura optima; por
debajo o por encima de esta, disminuye la asimilación, la cual tiene influencia en la dulzura del
fruto. Además, la temperatura extrema que se presentan durante la floración y fructificación
puede causar daños y reducción de la producción. Especialmente, la ocurrencia de granizadas es
un factor limitante, ya que estas causan daños físicos al romper hojas, flores y frutos.
Humedad
El agua es otro factor que determina la factibilidad de los cultivos frutícolas. Una alta humedad da
como resultados:
La luz
Hay que tener en cuenta la iluminación homogénea de los árboles, por lo que es recomendable la
orientación norte-sur, evitando el efecto sombra entre los propios árboles. Esta práctica junto a
unas podas adecuadas para facilitar una buena aireación de la copa, permiten la prevención de un
gran número de plagas y enfermedades en los frutales. Asimismo, la cantidad de luz por día
durante el año, o sea, la ocurrencia de estaciones, y esto en combinación con periodo de
temperaturas bajas y altas, son indispensables para los frutales que requieren reposo. La
coloración del fruto depende de la luz que recibe. La luz solar directa causa la coloración rojiza de
la manzana, el durazno y el mango, mientras que los frutos que están en la sombra se mantienen
verdes. Las plantas que reciben luz intensa requieren y soportan más calor. Las plantas, en
regiones con temperaturas elevadas en combinación con poca luz, crecen raquíticas y débiles.
Suelo
Una buena estructura del suelo favorece el enraizamiento de los frutales. Los arboles sufren
menos por la lluvia excesiva y resisten mejor la sequía. Además, la topografía del terreno debe ser
apropiada. Especialmente, las pendientes mayores dificultan las labores de trasplante, de
construcción de drenajes y de cosecha. La acidez del suelo tiene en general poca influencia,
porque los frutales crecen en una amplia escala de pH, aunque la mayoría prefiere un pH entre 6 y
7. Sin embargo, en suelos ácidos puede ocurrir una deficiencia de manganeso, causando clorosis
en hojas.
Nutrición
Poda
Los árboles deben formarse y podarse para lograr plantas de tamaño uniforme y manejable, para
conseguir un equilibrio en el crecimiento y unos rendimientos regulares, y para permitir la buena
penetración en el interior del árbol de la luz y de las sustancias empleadas en eventuales
tratamientos foliares.
- Poda de Formación: se aplica cuando la planta está joven con la finalidad de proporcionar
forma y tamaño adecuado.
- Poda de Fructificación: se aplica con la finalidad de formar ramas fruteras y eliminar las
ramas vegetativas (que no van a dar frutos).
- Poda de mantenimiento: Se realiza después de cada cosecha, quitando los brotes mal
ubicados, brotes enfermos, ramas dobladas, con la finalidad de dar limpieza al árbol.
- Poda de Renovación: Se emplea para rejuvenecer al árbol, cortando por completo al
árbol a 20, 50 cm. del suelo.
III. BIBLIOGRAFÍA