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UNIVERSIDAD DE LA TERCERA EDAD

UTE

Asignatura:
DERECHO PROCESAL CIVIL II

Tema:
LA SENTENCIA

Participantes:

WANDY LENNY PERALTA GUZMAN ST202000036

Facilitador:
EDWIN ANTONIO VASQUEZ MARTINEZ

Santiago de los Caballeros


Febrero, 2022
I. La Sentencia
Clasificación: definitivas y previas
Definitivas: Es cuando el Tribunal resuelve sobre el fondo o sobre un incidente, su
sentencia es ciertamente definitiva, pero no forzosamente irrevocable.
Previa: Es la que un Tribunal pronuncia en el transcurso del proceso, antes de decidir
sobre el fondo, y por medio de la cual ordena sea una medida de instrucción, sea una
medida provisional. c) Sentencia de instrucción: Esta sentencia comprende Dos (2)
grupos: la sentencia preparatoria y las sentencias interlocutorias.
Contradictorias: Es contradictoria cuando el demandado a comparecido, y en que tanto
él como el demandado han presentado conclusiones.
Defecto: Cuando se comprueba la incomparecencia del demando o la falta de
conclusiones de este o del demandante.

Ordinarias: Es la sentencia propiamente dicha, esto es la que interviene a título de


decisión del Juez respecto de una diferencia real de interés entre las partes.

Expedientes:  Es el conjunto de documentos que conforman la historia judicial de un


conflicto, es decir, todas las actuaciones procesales realizadas. El expediente judicial es el
mecanismo básico a través del cual se desarrolla los procesos judiciales.

Declarativas: Es la que se contrae a comprobar la existencia de un derecho o de una


situación jurídica.

Constitutivas en única instancia: Cuando la sentencia no es susceptible de apelación, se


dice que es dicta en instancia única.

Constitutivas en última instancia: Es cuando la sentencia es apelable, y el recurso de


apelación es interpuesto, la decisión del Juez de segundo grado, se dice dictada en última
instancia.
II. Formalidades de la sentencia
La sentencia es el acto jurídico emanado de uno o más jueces (según resulte ser un
tribunal unipersonal o colegiado) y revestido de las formalidades necesarias, que tiene
como fin dar por concluido un pleito brindando una de las soluciones posibles que la ley
prescribe. También suele llamársela norma jurídica individual, ya que va dirigida a una
persona en particular y resulta de cumplimiento obligatorio para ella.

Generalidades
a) Sentencias definitivas:

i) definitivas de fondo, si habiendo sido válidamente constituida la relación procesal, el


juez le pone fin dando cumplimiento a la obligación de pronunciarse sobre la demanda,
estimándola o rechazándola;

ii) absolutorias de la prosecución del juicio, si, no habiéndose constituido válidamente


la relación procesal, declara el juez solo que no puede resolver sobre el fondo; o si la
relación se extinguiese si bien resolución de fondo (caducidad, desistimiento; …) y el
juez la declarar extinguida; o si el demandante fue declarado rebelde y el demandado pide
que se le absuelva de la prosecución del juicio, más bien que de la demanda (…)

b) Sentencias interlocutorias, las cuales no ponen fin a la relación procesal, sino


resuelven, en el curso de ella, sobre un punto determinado; pero siendo estas cuestiones,
que pueden dar ligar a una sentencia en el curso del proceso, muy distintas entre sí, la
doctrina distingue, dentro de las sentencias interlocutorias, en:

i) sentencias incidentales, que resuelven sobre a la existencia de la relación procesal (por


ejemplo, rechazando una excepción de incompetencia), o que resuelven sobre la
intervención adhesiva u obligada, sobre la acumulación de causas (proposición de
intervención principal, de llamada en garantía, de reconvención;
ii) sentencias preparatorias, que regulan el desenvolvimiento de la relación procesal;
así, a la sentencia que ordena el cambio del procedimiento, la sentencia que ordenara la
integración del juicio;

iii) sentencias provisionales, que resuelven sobre demandas de medidas cautelares o


provisionales;

iv) sentencias interlocutorias propiamente dichas, que resuelven acerca de la formación


del material de conocimiento y, por otro tanto, afectan mucho más cerca del fondo
(admisión de medios instructoras). Una sentencia interlocutoria puede resolver
definitivamente un extremo de la demanda; se da entonces una sentencia, que es en parte
interlocutoria y en parte definitiva. Cabe, por otro lado, que en una interlocutoria se
resulta una cuestión de hecho y de derecho relativa al fondo; se tiene entonces una
preclusión de cuestiones.

Según el criterio clasificatorio clásico, las sentencias pueden ser:

 Declarativas
 Constitutivas
 De condena

Sentencia declarativa

La sentencia declarativa actúa mediante la declaración de una preexistencia de la


voluntad de la ley (la voluntad de que se produzca un cambio jurídico); es, por tanto,
idéntica en esto a las obras (sic) sentencias (de condena y de declaración), y no tiene nada
de excepcional. Pero en cuanto la ley se refiere o condiciona el cambio futuro a la
declaración misma, esta es el hecho jurídico que causa aquel efecto jurídico por virtud de
la ley. No ya que el cambio jurídico sea producido por la voluntad del juez; la voluntad
del juez, aún en este caso, no pretende sino formular la voluntad de la ley”.
Sentencia constitutiva

Para Cabanellas, este tipo de sentencias es aquel sobre “la que recae la acción constitutiva
interpuesta, a fin de crear, modificar o extinguir una relación jurídica, sin limitarse a la
declaración de derecho y sin obligar a una prestación; tales son las dictadas en juicios de
divorcio, de reconocimiento de filiación, de separación de cuerpos

Sentencia de condena

Para Cabanellas, “es aquella que acepta en todo o en parte las pretensiones del actor
manifestadas en la demanda, la cual se traduce en una prestación”. Debe tenerse en
cuenta que las pretensiones de las partes son aquellas que surgen como consecuencia del
incumplimiento de la norma y que, al ser puesta en conocimiento del órgano
jurisdiccional, este ha de traducir la aplicación de la norma en la sentencia.

Contenido
La sentencia se divide en tres partes: el encabezamiento, la motivación y el fallo o parte
dispositiva.

1. Encabezamiento.

El encabezamiento contiene todos los datos necesarios para identificar el proceso en que
se produce: Tribunal, Magistrado Ponente, partes del proceso, los hechos que hubieren
dado motivo a la formación de la causa y el lugar y la fecha (artículo 142.1º)

2. Motivación

La motivación se compone de “antecedentes de hecho” y “fundamentos de Derecho”


(artículo 248.3 de la L.O.P.J.).
Se consignarán en resultandos numerados los hechos que estuvieren enlazados con las
cuestiones que hayan de resolverse en el fallo, haciendo declaración expresa y terminante
de los que se estimen probados (artículo 142.2º). Se consignarán las conclusiones
definitivas de la acusación y de la defensa y la que en su caso hubiese propuesto al
Tribunal, en virtud de lo dispuesto en el artículo 733 (artículo 142.3º).

Los hechos que se declaren probados deben constar con la amplitud suficiente, así como
cuantos datos puedan servir para valorar jurídicamente los hechos perseguidos.

La expresión de hechos probados ha de ser, además de clara, terminante. La mera duda o


probabilidad del hecho no basta para fundar en él el efecto jurídico-penal.

Se consignarán también en párrafos numerados, que empezarán con la palabra


considerando:

Primero. Los fundamentos doctrinales y legales de la calificación de los hechos que se


hubiesen estimado probados.

Segundo. Los fundamentos doctrinales y legales determinantes de la participación que en


los referidos hechos hubiese tenido cada uno de los procesados.

Tercero. Los fundamentos doctrinales y legales de la calificación de las circunstancias


atenuantes, agravantes o eximentes de responsabilidad criminal en caso de haber
concurrido.

Cuarto. Los fundamentos doctrinales y legales de la calificación de los hechos que se


hubiesen estimado probados con relación a la responsabilidad civil en que hubiesen
incurrido los procesados o las personas sujetas a ella a quienes se hubiere oído en la
causa, y los correspondientes a las resoluciones que hubieren de dictarse sobre costas, y
en su caso a la declaración de querella calumniosa.
3. Parte dispositiva

El fallo se pronunciará después de la cita de las disposiciones legales que se consideren


aplicables, en el que se condenará o absolverá no sólo por el delito principal y sus
conexos, sino también por las faltas incidentales de que se hubiere conocido en la causa,
reputándose faltas incidentales las que los procesados hubiesen cometido antes, al tiempo
o después del delito como medio de perpetrarlo o encubrirlo.

También se resolverán en la sentencia todas las cuestiones referentes a la responsabilidad


civil que hubieren sido objeto del juicio, y se declarará calumniosa la querella cuando
procediere.

El fallo es la conclusión de las premisas expresadas en los motivos.

Exhaustividad y motivación de la sentencia

El artículo 120.3º de la Constitución establece que “las sentencias serán siempre


motivadas”, exigencia ésta que ha sido vinculada por el Tribunal Constitucional al
genérico derecho a la tutela judicial efectiva recogido en el artículo 24.1º del texto
fundamental.

En los razonamientos jurídicos debe exponer el juzgador los argumentos utilizados, y es


que de no hacerlo así se llegaría a una doble consecuencia no deseable:

a. De una parte, sería imposible el control de la actividad jurisdiccional.


b. De otra, se vulneraría una garantía esencial del justiciable.

Cuestión distinta es la de la exhaustividad de la sentencia, principio no consagrado de


forma expresa ni legal ni constitucionalmente, pero latente en la L.E.Cr., cuando dispone
que “en sentencia se resolverán todas las cuestiones que hayan sido objeto del juicio”
(artículo 742). Que la sentencia deba ser exhaustiva significa, ni más ni menos, que en la
misma debe darse cumplida respuesta a todas y cada una de las cuestiones que hayan sido
objeto de debate.

VALORACIÓN DE LA PRUEBA.

La valoración de la prueba es el problema capital del proceso penal.

La plasmación de hechos en la sentencia es consecuencia de la prueba percibida por el


Tribunal, porque a las alegaciones fácticas efectuadas por las partes ha seguido la prueba
para llevar al ánimo del Tribunal el convencimiento sobre la veracidad o certeza de los
hechos expuestos, y si estas pruebas han resultado eficaces, el Tribunal adquiere
conciencia de lo manifestado en el proceso que traslada a la sentencia.

El problema más importante que plantea la valoración de la prueba es elegir el criterio


estimativo, que puede consistir en confiar libremente al Tribunal el señalamiento de lo
que resulte probado o, por el contrario, vincularle a una serie de reglas tasadas,
anticipadas por la ley, en que se determinen los medios eficaces para entender probado un
hecho y los insuficientes. La L.E.Cr. consagra el principio de libre apreciación de la
prueba, al establecer que “el Tribunal, apreciando según su conciencia las pruebas
practicadas en el juicio, las razones expuestas por la acusación y la defensa, y lo
manifestado por los mismos procesados, dictará sentencia” (artículo 741).

La expresión “según su conciencia”, debe entenderse como alusiva a los criterios


razonables que el Tribunal ha utilizado para dar o no dar por probados los hechos. El
Tribunal ha de fijar en la sentencia los hechos que hayan quedado probados; el problema
a dilucidar es, cómo ha de llegarse a esa íntima convicción.

La valoración de la prueba debe tomar como punto de partida el examen riguroso y


pormenorizado de los elementos objetivos aportados al proceso, debiendo quien juzga
evitar en lo posible, a la hora de elaborar su opinión, tanto posibles influencias externas
como internas. Además, tal examen debe procurar la homogeneidad, persiguiendo una
visión integradora del conjunto de elementos fácticos disponibles. Finalmente, y una vez
formada tal convicción, el Tribunal debe exponer en la sentencia la argumentación
seguida, especialmente a la hora de valorar la llamada prueba indirecta o indiciaria.

LA PRESUNCIÓN DE INOCENCIA.

La Constitución establece que “todos tienen derecho a la presunción de inocencia”


(artículo 24.2º).

El derecho a la presunción de inocencia despliega sus efectos durante todas y cada una de
las fases del proceso, incluyendo la fase instructora. En ésta, la adopción de medidas
cautelares limitativas de derechos fundamentales sólo puede acordarse previa
constatación de motivos fundados de participación del investigado en el hecho punible, y
con sujeción siempre al principio de proporcionalidad.

En puridad de conceptos, la presunción de inocencia no es sino un “status” provisional


susceptible, como toda presunción “iuris tantum”, de destrucción mediante prueba en
contrario. En su virtud, toda persona es considerada inocente mientras no se demuestre su
culpabilidad. Pero esa demostración o acreditación de culpabilidad sólo puede llevarse a
efecto a través de una actividad probatoria que ha de reunir necesariamente los siguientes
requisitos:

a. Desde el punto de vista formal, la prueba de cargo ha de practicarse con estricta


sujeción a las exigencias constitucionales y procesales.
b. Pero, además, el derecho fundamental a la presunción de inocencia sólo es en
principio desvirtuable a través de la prueba practicada en el plenario ante el
Tribunal decisor, a la que debe agregarse la anticipada y la preconstituida que sea
de muy difícil o imposible reproducción, siempre que se hayan respetado las
garantías necesarias para la defensa.
El Tribunal Constitucional viene declarando que la presunción de inocencia queda
desvirtuada únicamente si existe una mínima actividad probatoria de cargo que permita al
Tribunal sentenciador valorarla en conciencia de acuerdo con el principio de libre
valoración de la prueba. Por lo tanto, sin esa mínima prueba de cargo, procede la
absolución.

El Tribunal Supremo, ha declarado que la presunción de inocencia se integra por las tres
exigencias siguientes:

1ª. La carga de la prueba sobre los hechos constitutivos de la pretensión penal


corresponde, exclusivamente a la acusación, sin que le sea exigible a la defensa una
“probatio” diabólica de los hechos negativos.

2ª. Sólo puede entenderse como prueba de cargo la practicada en juicio bajo la
inmediación del órgano judicial decisor y obtenida con los principios de publicidad y
contradicción.

3ª. La valoración conjunta de la prueba practicada es una potestad exclusiva del órgano
judicial que ha de razonar el resultado de dicha valoración.

EL PRINCIPIO “IN DUBIO PRO REO”.

A partir del examen y valoración de las pruebas practicadas el Tribunal extraerá una
conclusión determinada, que en lo sustancial se traducirá en un pronunciamiento de
culpabilidad o inocencia (artículo 742 de la L.E.Cr.). Puede ocurrir, sin embargo, que el
examen de esas pruebas genere dudas en el Juzgador a propósito de los hechos
penalmente relevantes o de la participación del acusado en su comisión. En tales casos, el
principio “in dubio pro reo” impone el dictado de un pronunciamiento absolutorio.
En realidad, la razón de ser del principio “in dubio pro reo” se halla íntimamente ligada al
problema de la carga de la prueba en el proceso penal. Al respecto, cabe distinguir entre
carga de la prueba formal y carga de la prueba material.

a. Carga de la prueba en sentido formal, como obligación que tienen las partes de


pedir y producir la prueba, so riesgo de que ésta no se haga, no existe en el proceso
penal, porque el Instructor y el Tribunal tienen obligación de buscar por su cuenta
la verdad material y producir las pruebas necesarias.
b. Carga de la prueba en sentido material, como respuesta que ha de darse al
problema de cuál de las partes ha de sufrir prácticamente las consecuencias
derivadas de la falta de prueba de un hecho, está claro que sí existe en el proceso
penal, porque en todo proceso necesita el Juez normas para el caso de
incertidumbre de las circunstancias de hecho.

El proceso penal no es un proceso de partes, porque no hay en realidad intereses


contrapuestos, ya que tanto interés tiene el Estado en castigar al culpable como en no
castigar al inocente. En la carga de la prueba del proceso penal, prevalece el interés de
que ningún inocente sea castigado.

El principio “in dubio pro reo” no es sino una consecuencia del principio “nulla poena
sine crimine, nullum crimen sine culpa”, y cubre no solo los hechos constitutivos del
delito, sino también la imputabilidad, la culpabilidad, las causas excluyentes de la
responsabilidad y la punibilidad.

El Tribunal Supremo, por su parte, ha delimitado el alcance del principio “in dubio pro
reo” señalando que “supone un principio auxiliar que se ofrece al juzgador a la hora de
valorar la prueba, en el sentido de que, si la practicada no llega a ser bastante para formar
su convicción en orden a la condena del acusado, el “dubium” ha de decantarse a favor
del reo. No debe, por lo demás, confundirse tal principio con el de presunción de
inocencia.
Ejecución provisional

Es aquélla que se produce cuando la sentencia definitiva de condena todavía no es firme


(véase firmeza) por haber sido recurrida.

Quien haya vencido en el pleito puede solicitar mediante demanda ejecutiva la ejecución


provisional de la sentencia, tanto si la misma ha sido dictada en primera instancia [y ha
sido recurrida en apelación (véase recurso de apelación) como si ha sido dictada
en segunda instancia (cuando se ha interpuesto recurso extraordinario por infracción
procesal o recurso extraordinario de casación).

Como regla general se puede solicitar la ejecución provisional de todo tipo de sentencias
de condena.

No obstante, la ley contempla excepciones a dicha regla, es decir, sentencias que no son
susceptibles de ejecución provisional:

1. Las dictadas en los procesos sobre filiación, paternidad y maternidad, nulidad


matrimonial, separación matrimonial y divorcio, capacidad y estado civily
derechos honoríficos, salvo los pronunciamientos que regulen las obligaciones y
relaciones patrimoniales relacionadas con lo que sea objeto principal del pleito.
2. Las que condenen a emitir una declaración de voluntad.
3. Las que declaren la nulidad o caducidad de títulos de propiedad industrial.
4. Tampoco procederá la ejecución provisional de las sentencias extranjeras no
firmes, salvo que expresamente se disponga lo contrario en los tratados
internacionales vigentes en España.
5. Por último, tampoco procederá la ejecución provisional de los pronunciamientos
de carácter indemnizatorio de las sentencias que declaren la vulneración de
los derechos al honor, intimidad y propia imagen.

Hoy día, tras la LEC de 2000, y a diferencia de lo que sucedía con anterioridad, se puede
solicitar la ejecución provisional por el vencedor sin necesidad de prestar caución alguna.
Esta novedad se justifica, según la Exposición de Motivos de la LEC, en una decidida
confianza en la Administración de Justicia.

En cuanto a la posible oposición del deudor a la ejecución provisional, la ley distingue


según se trate de ejecución provisional de sentencia de condena no dineraria o dineraria.
En el primer caso, el deudor puede fundamentar su oposición en la alegación de resultar
imposible o de extrema dificultad, atendida la naturaleza de las actuaciones ejecutivas,
restaurar la situación anterior a la ejecución provisional o compensar económicamente al
ejecutado mediante el resarcimiento de los daños y perjuicios que se le causaren, si
aquella sentencia fuese revocada. En cambio, si la sentencia fuere de condena dineraria,
el ejecutado no podrá oponerse a la ejecución provisional, sino únicamente a actuaciones
concretas del procedimiento de apremio, cuando entienda que dichas actuaciones
causarán una situación absolutamente imposible de restaurar o de compensar
económicamente mediante el resarcimiento de daños y perjuicios.

Además de las causas citadas en ambos casos, la oposición podrá estar fundada en el
pago o cumplimiento de lo ordenado en la sentencia, que habrá de justificarse
documentalmente, así como en la existencia de pactos o transacciones que se hubieran
convenido y documentado en el proceso para evitar la ejecución provisional.

III. Efectos de la sentencia


Desapoderamiento
 La sentencia, una vez dictada, desapodera al juez. Una vez el juez ha conocido y juzgado
un asunto, no puede volver a conocerlo ni aun con el consentimiento de las partes. Esto
en nada contradice el carácter de retractación que tienen algunas vías de recurso.
Efectos

El principal efecto que produce la sentencia y el más importante es el de cosa juzgada.

La cosa juzgada es material y formal:

 La cosa juzgada formal ocurre cuando, transcurren los plazos necesarios para


que se pueda recurrir una sentencia, en ese caso se produce la cosa juzgada
formal o preclusión (Ley 1/2000 de 7 de Ene (Enjuiciamiento civil)-207 LEC).

Como consecuencia de la preclusión aparecen las sentencias firmas.

 La cosa juzgada material, llamada también simplemente cosa juzgada, consiste


en el efecto que se produce a partir de una sentencia firme, es decir, la
invariabilidad de la sentencia y su permanencia y eficacia en el tiempo. Solo
las sentencias firmes producen el efecto de la cosa juzgada (Ley 1/2000 de 7 de
Ene (Enjuiciamiento civil)-221 LEC ). Es necesario que se trate de una sentencia
firme porque es el tipo de sentencia que no permite que sea impugnada. Es
necesario que sea de ese tipo porque, en otro caso, si puede ser impugnada, no
puede producir efectos de cosa juzgada, porque todavía podría variar.

Cosa juzgada
Es el efecto impeditivo que, en un proceso judicial, ocasiona la preexistencia de
una sentencia judicial firme dictado sobre el mismo objeto. Es firme una sentencia
judicial cuando en derecho no caben contra ella medios de impugnación que permitan
modificarla. Este efecto impeditivo se traduce en el respeto y subordinación a lo decidido
sobre lo mismo, en un juicio anterior. Por ello también se le define como la fuerza que
atribuye el derecho a los resultados del proceso. Habitualmente se utiliza como un medio
de defensa frente a una nueva demanda planteada sobre idéntico objeto que lo fue de otra
controversia ya sentenciada, y que le cierra el paso.

Fuerzas ejecutorias
Es la imposibilidad de modificar lo decido en ella porque no se admiten recursos, se
venció el termino para interponerlos, el interesado no hizo uso de ellos, o ya se
interpusieron y resolvieron.

Hipoteca Judicial

Esta actuación se utiliza para inscribir por ante el registro de títulos un derecho real de
garantía, sustentado en una decisión judicial con autoridad de la cosa irrevocablemente
juzgada, que establezca el pago de un crédito cierto, líquido y exigible a favor de una
persona (acreedor), en contra de otra persona denominada deudor

Sentencia arbitral
Es una instancia entre dos partes que pretende evitar llegar a los tribunales, resolviendo el
caso con más agilidad y practicidad. Así mismo, es posible que las partes señalan ciertos
elementos a ser considerados junto con el marco jurídico sobre
el cual tienen que responder las consideraciones del caso.

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