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Héroe: esta figura aparece como protagonista de la épica, un subgénero del género narrativo. La
idea de héroe se vincula directamente con lo que una sociedad necesita considerar como tal en un
momento histórico determinado. El concepto ha variado con el transcurso del tiempo.
En la Antigüedad Clásica el héroe era hijo de un dios y una mortal por lo que era considerado un
semidiós.
Más adelante sufre variaciones y se convierte en un hombre con destacadas virtudes tales como
la fortaleza (a nivel físico) y la sabiduría (a nivel mental/emocional). Este héroe seguía contando con
la ayuda sobrenatural (dioses) pero en la vida de este ser se producía un recorrido real (tenía que
recorrer caminos para llegar al lugar donde podía mostrar su valentía) y uno espiritual, de
crecimiento personal.
En la Épica Medieval la sociedad empieza a imponer sus ideales para considerar alguien, un
héroe.
El héroe contemporáneo que evoluciona con respecto al de la Antigüedad porque tiene una
heroicidad basada en valores y bondad humana.
Podemos destacar dos cuestiones fundamentales:
1. Se identifica al héroe con individuos reales: sujetos excepcionales marcados por el destino
para realizar grandes acciones.
2. En su figura se encuentran las virtudes a las que la sociedad aspira en cada momento de la
historia: un héroe debe contar con valores no sólo vinculados a lo heroico, sino que debe estar
relacionado con los valores sociales, morales, éticos, etc.
En América, los héroes son, en principio, las figuras de la revolución que surgen de las gestas. Ej:
San Martín como “Padre de la Patria”.
Actualmente, un héroe es alguien como un bombero que arriesga su vida para salvar a otros. Un
médico de pueblo que hace mucho con poco. Quizás, un jugador de fútbol que hace ese gol de último
minuto y salva un campeonato, o un mundial.