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María Lucía Chaves

Historia de Colombia

El legado de las mujeres del siglo XX

¿Cómo se puede relacionar la lucha de la mujer colombiana del siglo XX con

la actual?

La historia es escrita por los vencedores. Y analizando cuidadosamente la palabra


masculina “vencedor” podemos inferir que solo los hombres ganan, e históricamente
esto es verdad. Muy pocos triunfos están escritos por mujeres y los que sí lo están
no son reconocidos, se perdieron con el tiempo, se destruyeron o están escritos
bajo un pseudónimo masculino. Como experiencia personal, encuentro peculiar
toparme con el nombre de una mujer en un texto académico de historia pues no son
frecuentes, a menos que se esté refiriendo a la esposa de un hombre importante.
Así pues, la historia ha obligado al género femenino a gritar su historia desde las
sombras y aunque el feminismo ha avanzado grandes pasos desde el siglo XX, el
patriarcado sigue posicionado.

El artículo 182 del código civil colombiano originalmente decía “La mujer no puede,
sin autorización del marido, celebrar contrato alguno, ni desistir de un contrato
anterior, ni remitir una deuda, ni aceptar o repudiar una donación, herencia o legado
(..)” esto supone que, ante la ley, la mujer solo era una propiedad más del hombre,
el cual podía disponer de ella y de sus bienes como le viniera en gana y ella al no
ser reconocida como ciudadana se encontraba en la obligación de aceptar cada
decisión de su marido. En 1922 esta situación mejoró con la reforma de la ley 8 de
ese mismo año, donde la mujer ya podía disponer de sus joyas e instrumentos de
profesión, pero solo de eso. Hoy en día ya no existe esa barrera jurídica pero la
sociedad cree que hay cosas que una mujer debe hacer estrictamente bajo la
compañía de un hombre, por ejemplo, el estereotipo en cuanto conocimiento
automotriz, si una mujer va a comprar un carro, debe estar acompañada de un
hombre porque “sabe más” y si ella va sola hará una mala compra, o peor, cuando
esta lleva su carro al mecánico, si este no es de confianza, en la mayoría de casos,
asumiendo por que la clienta es mujer no va a notar que por un simple cambio de
aceite le terminaron cobrando el triple del valor real refugiándose en que
“encontraron muchas fallas en el carro”.

Con lo que expuse anteriormente no quiero decir que la mujer a inicios del siglo XX
aceptara felizmente su condición jurídica. Solo que no le quedaba más opción que
ceder, aunque esto fue cambiando. Pues como lo expuso Norma Villareal, si bien la
mujer no era reconocida como ciudadana empezó a cuestionar la organización
política, un claro ejemplo de esto es María Cano quien luchó por los derechos de los
obreros, aún si no fuera legítimamente escuchada por los gobernantes, fue
reconocida por el pueblo como una de las mujeres más importantes de la historia
colombiana. Pues, legados como el de ella dieron paso a los movimientos
sufragistas de más adelante en el que destacaron mujeres como Mercedes Abadía
con su lucha por el derecho al voto femenino (aunque las condiciones en las cuales
se dió este derecho son controversiales, pero ese es otro tema). Ahora esas
manifestaciones ocurren en marchas como las del 8M y como en el siglo XX, estas
siguen siendo muy criticadas. Supongo que todo acto que quiera erradicar la
opresión del patriarcado molesta profundamente a sus dirigentes.

La lucha continúa, y aunque el contexto histórico ha cambiado, las causas siguen


siendo muy similares. El mundo sigue siendo increíblemente androcentrista y más
en un país tan conservador como Colombia. Muchos dicen “¿pero si ya hay igualdad
por qué siguen peleando?” si bien, desde la constitución de 1991 las mujeres somos
reconocidas como ciudadanas y con igualdad de derechos, esto no se termina de
reflejar en la realidad pues ¿cuántas presidentas ha tenido Colombia? o ¿cuál es la
proporción de mujeres en cargos públicos comparada con la de los hombres? o en
un contexto menos político, las mujeres ganamos menos así ocupemos los mismos
puestos y ni hablar de las estadísticas en cuanto a feminicidios se refiere. El papel
de la mujer en el siglo XX fue crucial para empezar a reconocer nuestros derechos,
pero sin duda, todavía hay mucho camino que recorrer.

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