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Cuál es el papel de la Mujer, hoy en día ?

El papel que ella quiera

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ANA ROMERO 17/03/2016 09:23

Especial por el Día Internacional de la Mujer

MARZO,

Simboliza un mes femenino, ya que contiene una día especial para todas las mujeres a nivel
mundial, el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, fecha que dignifica, reivindica y
especialmente recuerda con admiración y gratitud, a todas aquellas mujeres que lucharon,
demandaron, exigieron y transformaron el mundo, arriesgando su propia vida por la lucha de la
igualdad de género en todas las facetas: social, político, legal, económico, familiar, entre otros, en
un pasado muy difícil y resistente al que vivimos hoy en día.

Ana Romero Maldonado

Si bien es cierto, todavía nos falta mucho por recorrer para conseguir una verdadera igualdad de
género, no podemos negar todo lo que las mujeres hemos recorrido y avanzado en la historia.

LA MUJER EN LA HISTORIA

En Grecia, la mujer era vista como un “hombre pero incompleto y débil”, según el filósofo
Aristóteles. En Roma donde las mujeres no podían participar en la vida política y ciudadana.
Además de ello, no tenían nombre propio, las niñas no deseadas eran abandonadas al nacer y
condenadas a la esclavitud si conseguían sobrevivir.

Durante la edad media, hubieron mayores oportunidades de trabajos para las mujeres en el
mundo laboral, sin embargo, las condiciones de inferioridad de género se mantenían, en cuanto al
control y poder del hombre sobre la mujer, afectando de manera sobredimensionada el sueldo; A
finales del siglo XV la crisis económica, generó grandes transformaciones, afectando de manera
negativa a la mujer, en donde la educación pasó a pertenecer únicamente al hombre, excluyendo
a la mujer de la Universidad y alejándola de las profesiones que estaban encaminadas a realizar,
dirigiéndola al ámbito familiar únicamente.

¿ JUSTICIA PARA TODOS?

En 1789, se creó la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano logrando un
contexto social en donde se cuidaba y promovían los derechos de “todos”, con excepción de la
mujer. Esta situación no fue indiferente para Marie de Gouze, mujer que presentó la Declaración
de los Derechos de la mujer y la Ciudadana un año después; en 1792, otra mujer llamada Mary
Wollstoncraff publicó “Vindicación de los derechos de la mujer”; sin duda, dos ejemplos de
mujeres valientes y fuertes que se enfrentaron a un contexto muy duro para la época, en la que
en vez de callar, arriesgaron su voz ( para la época: su vida) para empezar una revolución por la
igualdad y respeto de nuestros derechos.

Para el siglo XIX, el proceso de industrialización, trajo consigo grandes transformaciones en donde
las mujeres trabajaban en las fábricas textiles, en donde fueron explotadas con jornadas
sobrenaturales de 16 horas, despido libre, ausencia de asistencia sanitaria y/o seguridad laboral.
Un ejemplo claro de explotación, sucedió en la fábrica de camisas Triangle Shirtwaist de Nueva
York, donde ocurrió el desastre industrial más mortífero en la historia de la ciudad, causando la
muerte de 146 trabajadoras textiles que murieron por quemaduras e inhalación del humo. La
tragedia se debió a la imposibilidad de salir del edificio incendiado, ya que los responsables de la
fábrica habían cerrado todas las puertas de las escaleras y salidas, para evitar robos y altercados.

Este lamentable suceso, obligó a realizar importantes cambios legislativos en las normas de
seguridad y salud laborales e industriales, asimismo fue el detonante para la creación del Sindicato
internacional de mujeres trabajadoras textiles con el objetivo de buscar mejores condiciones
laborales de la mujer.
En el siglo XX, los tiempos y las estructuras sociales comenzaron a cambiar para las mujeres,
debido a su incorporación masiva al mundo laboral, gracias a las dos guerras mundiales
irónicamente, ya que mientras los hombres iban al combate armado, las mujeres tuvieron que
quedarse a cargo del trabajo y no sólo de la casa, como factor clave de la economía de estos
tiempos.

LA GRAN LIBERACIÓN

Si analizamos los avance de la mujer y la igualdad en el tiempo, podremos darnos cuenta que no
hace mucho, ( hasta la víspera de la Segunda Guerra Mundial), que la mujer todavía debía solicitar
el permiso del marido para ejercer una profesión, matricularse en una Universidad presentarse a
un examen, abrir una cuenta bancaria, solicitar un pasaporte, un permiso de conducir, entre otras
limitaciones, lo que me hizo reflexionar sobre el poco tiempo que realmente ha pasado desde la
“liberación” de la mujer, para ser exactos, solo han pasado 51 años, desde que la mujer se ha ido
liberando no sólo constitucionalmente y/o legalmente, sino también mental y emocionalmente
para encontrarse con ellas mismas. Si bien es cierto, el tiempo de cambio ha sido relativamente
poco, el proceso ha sido intenso y ha tenido avances muy productivos a favor de la mujer, contra
siglos pasados de supresión y opresión contra ella.

MUJERES DEL SIGLO XXI EN EL MUNDO

Hasta aquí, hemos hablado sobre los avances productivos de la mujer en general durante la
historia, sin embargo, en pleno siglo 21, estos avances no son equitativos, ya que no llegan a
todas por igual, debido a las diferentes formas y/o percepciones de ver el mundo, en una palabra:
la cultura.

Debido a la cultura, el progreso hacia el camino de la igualdad de la mujer occidental, es superior a


comparación de la mujer de oriente; un ejemplo claro es la historia de Waris Dirie, la hermosa
modelo musulmana somalí, que fue mutilada genitalmente a los 3 años, para ser entregada a un
hombre mucho mayor que ella a los 13 años, en un matrimonio arreglado, algo a lo que ella se
oponía, y huyó a través del desierto hacia Mogadiscio, capital de Somalia. Su historia se hizo sonar
en los medios, ya que fue la primera mujer de color que apareció en la portada de Vogue en
Europa, logrando acaparar la atención e indignación de muchos medios que le dieron su respaldo
y apoyo total a su historia y a la causa. Así como Waris, hay millones de mujeres que no reciben la
“igualdad occidental” que merecen y claramente necesitan.
Cuesta creerlo, pero hoy en día, la mujer árabe está restringida al ámbito doméstico, depende
económicamente de su marido, el acceso a la educación está anulado, además, está
rotundamente prohibida de adoptar costumbres occidentales ya que se consideran pecaminosas,
asimismo no puede vestir ni pintarse a la manera occidental y siempre deben salir con la burka
que es una especie de saco que cubre todo su cuerpo.

SER FEMINISTA ES

Historias como las de Waris, hacen que el espíritu femenino salga del corazón y atraviese cualquier
muralla, con el único fin de gritar Igualdad. Ser feminista no significa declarar la guerra a los
hombres, tampoco significa ser amargada, todo lo contrario, me gusta el humor y se reírme de mi
misma, pero me identifico también con millones de mujeres que son víctimas de violencia
psicológica y física que sufren día a día para seguir adelante. Es por ellas, por nosotras, que
debemos permanecer unidas en este proceso de cambio gradual, para lograr una verdadera
Igualdad.

Un estudio de la Organización Internacional del Trabajo reconoce que al ritmo actual las mujeres,
este proceso de cambio gradual tardará cinco siglos en conseguir la igualdad. De aquí a 475 años
los puestos de decisión política y económica del mundo estarán repartidos en iguales condiciones
entre hombres y mujeres. Hasta que eso suceda, seguiré siendo feminista y éstas son algunas de
mis razones:

1.- Porque los 2/3 de los analfabetos del mundo son mujeres y niñas.

2.- Porque el 84% de los parlamentarios del mundo son hombres mientras que las mujeres son
más de la mitad del electorado.

3.- Porque, en Afganistán, las mujeres sufren una barbarie desmedida y se encuentran privadas de
todo tipo de derechos.

4.- Porque los hombres sólo colaboran en un 20% de las tareas domésticas, cuidado de hijos y
mayores de la familia.
5.- Porque al menos uno de cada 10 hogares es el escenario de violencias graves cuyas víctimas
son en un 95% mujeres y niños.

6.- Por todas las mujeres que han sido insultadas en la calle o conduciendo su automóvil.

7.- Porque en el mundo, cada año, a dos millones de niñas le es practicada la ablación y se añaden
a los cien millones de mujeres mutiladas genitalmente.

8.- Porque pedimos una ley antisexista tomando como modelo la ley francesa antirracista de 1972,
para que los delitos y los crímenes sexistas sean reconocidos como tales y castigados.

9.- Porque “el feminismo nunca ha matado a nadie, mientras que el machismo mata todos los
días” (Benoîte Groult).

10.- Porque algún día, cuando sea madre y tenga el milagro de tener una hija, quiero poder
entregarle un mundo más igual para ella, un mundo en el que se sienta tranquila si es que decide
viajar sola a cualquier lado del mundo, sin ese miedo de terminar violentada sin razón.

PROMOCIÓN Y AVANCES EN LA EQUIDAD DE GÉNERO Y EMPODERAMIENTO DE LA MUJER

De acuerdo al Banco Mundial, empoderar a las mujeres y niñas no solo es lo correcto, sino que
además es una medida acertada desde el punto de vista económico y esencial para poner fin a la
pobreza promoviendo la prosperidad compartida, objetivos institucionales del Grupo del Banco
Mundial. Por ejemplo, un año adicional de escolaridad secundaria en las niñas puede aumentar su
salario en 10 % a 20 % en el futuro. La igualdad de género también es una prioridad fundamental
para la Asociación Internacional de Fomento (AIF), la cual permitió que más de 194 millones de
embarazadas recibieran atención prenatal de un proveedor de salud entre 2003 y 2013.

EL PAPEL DE LA MUJER HOY

La mujer del siglo XXI es una mujer libre en búsqueda de reivindicación y empoderamiento
femenino. La mujer de este siglo elige qué estudiar, si vivimos solas o en pareja, si tendremos hijos
o no, entre otras miles de decisiones que hace 51 años exactamente no era posible. Las mujeres
de hoy en día, si vivimos mejor pero todavía no podemos hablar de una igualdad real hombre-
mujer, desde ejemplos tan cotidianos como la vida familiar en donde el hombre, de repente, se
olvida de la igualdad y repite los comportamientos que ha visto en su familia: el padre trabaja y la
madre ocupándose de la casa y los hijos. Es curiosa la admiración de un “buen padre” por pasar
todo un sábado con los hijos y el poco reconocimiento del trabajo constante de “la buena madre”
durante toda la semana. Por el lado empresarial, acceder al mercado laboral en igualdad de
condiciones es todavía aún más difícil. En teoría, todos tenemos los mismos derechos y
responsabilidades, pero en la práctica no sucede así, especialmente si eres joven y mujer, un
factor doble de discriminación, en donde las mujeres cobran menos que los hombres por el mismo
trabajo y muy pocas acceden a puestos de tomas de decisión.

Si bien es cierto, hemos ganado en independencia económica, estudios y respeto profesional, el


precio a pagar es muy alto ya que paralelamente nos quejamos de falta de tiempo y estrés,
asimismo la presión social por ser perfectas nos angustia y muchas veces deprime. Las mujeres de
este siglo queremos hacerlo todo, al mismo tiempo y bien hecho. Entonces, sucede que mientras
eso ocurre, no disfrutamos del proceso y nos auto-exigimos de tal manera que nos llegamos a
olvidar de nosotras mismas. El éxito está sobre valorado y no alcanzarlo nos angustia.

Finalmente, espero algún día, deje de existir el “Día de la mujer” como un día de género de la
minoría frágil y se cambie por el “Día de Igualdad” ya que reflejaría realmente lo que buscamos:
Respeto, porque el respeto al final y al cabo, no tiene género.

Mas
La mujer y su rol en el desarrollo de las sociedades

Si existe un tema que ha sido profusamente abordado y analizado en el ámbito del


desarrollo en todos los países del mundo, éste ha sido sin duda el del género y
concretamente el rol que desempeñan las mujeres en la mejora de las condiciones socio-
económicas y políticas de las sociedades.
Es cierto que la realidad de la mujer es diferente dependiendo del lugar geográfico en el
que se encuentre ubicada. La gran variedad de países que conforman el planeta provoca
que nos hallemos con múltiples modelos aplicables a la situación en la que se encuentra
una determinada mujer. Cada país regula el tema de género de forma diferente, de tal
forma que las mujeres se ven integradas o apartadas de la sociedad en mayor o menor
medida y dependiendo de la estructura socio-cultural de cada sociedad[2]. Generalmente,
suele haber una corresponsabilidad entre una mejor situación de la mujer en países
desarrollados frente a una situación de mayor discriminación en los países en vías de
desarrollo. El rol de la mujer en cada una de las sociedades depende de muchos factores
que condicionan su vida, como son la cultura, las tradiciones, la religión, etc.

El rol de la mujer se ha circunscrito, desde el inicio de la construcción de la sociedad, al


ámbito estrictamente familiar. Progresivamente, la mujer irá asumiendo otros roles en el
ámbito público tras las reivindicaciones llevadas a cabo para conseguir avanzar en las
conquistas que el otro género, los hombres, iban adquiriendo de acuerdo con la propia
evolución del mundo. Las mujeres de los países desarrollados se han ido incorporando al
desarrollo de sus países como consecuencia de una búsqueda y un anhelo constante para
obtener la igualdad con el hombre, pero manteniendo el respeto a la diversidad. La mujer
ha sido consciente de que su incorporación a la sociedad no se puede realizar mediante
una política de desplazamiento que hubiera tenido como consecuencia un rechazo frontal
a sus posiciones[3].

La lucha de las mujeres de los países desarrollados se originó gracias al acceso progresivo
de la mujer a la educación formal, plataforma fundamental que les proporcionó un arma
muy poderosa de formación e información a través de la cual canalizaron sus aspiraciones
y reivindicaciones sociales y políticas así como su integración en el mercado laboral.

Este acceso ha permitido el inicio del proceso y, aunque queda todavía mucho camino por
andar, el trecho recorrido ha colocado a la mujer si no en un nivel igualitario con el
hombre, sí en unas cotas de igualdad muy superiores a las mantenidas en épocas pasadas.
La autonomía de la mujer comienza por su independencia económica, un elemento clave
para el disfrute del resto de derechos, por lo que la integración de la mujer al mercado
laboral es esencial, aun cuando siguen existiendo aspectos muy controvertidos como son
la igualdad de retribución por un mismo cargo desempeñado y la conciliación laboral y
familiar.
Respecto a la igualdad de retribución salarial, a pesar de que se han conseguido avances
aún queda mucho para poder alcanzar la igualdad, según señala la Organización
Internacional del Trabajo (OIT) al indicar que los salarios promedios de las mujeres son
entre un 4 y un 36% inferiores a los de los hombres, y la brecha salarial aumenta en
términos absolutos para las mujeres que ganan más. En Europa la brecha salarial entre
hombres y mujeres es del 19% y llega casi a doblarse en Estados Unidos con un 36%.[4]

En España una mujer cobra un 17% menos de salario que un hombre por hacer el mismo
trabajo, pese a que aquélla tiene una mejor educación y está mejor formada. Pero si se
atendiera a los factores de capital humano, es decir, a aquello que hace objetivamente
productivo a un individuo en el mercado laboral, como son el nivel educativo, la
experiencia, la ocupación, la categoría profesional, el ámbito rural o urbano, así como a
los meses trabajados por año y a las horas trabajadas por semana, esa mujer debería
cobrar un 2% más que el hombre[5].

Centrándose este estudio en España, esa parte no se puede explicar en función de


factores objetivos sino que se debe a la pura discriminación. La OIT en dicho informe
reconoce su incapacidad para explicar por qué las mujeres, aun gozando de una educación
y una formación muy superior a la de los hombres y mostrando valores similares en el
resto de factores de capital humano, son éstos, los hombres, los que más ganan en todos
los sectores y en todas las escalas salariales[6].

La OIT reconoce que si la reducción de la brecha salarial entre hombres y mujeres sigue a
este ritmo aún será necesario que transcurran 71 años para eliminarla. También entre las
propias mujeres se aprecian diferencias en función de si tienen hijos o no. El Informe
Mundial de Salarios[7] concluye que la sociedad penaliza la maternidad, no sólo
salarialmente con una media del 5% en España, sino que, además, cuantos más hijos
tenga una mujer menos sueldo percibirá en relación a los hombres y a las mujeres sin
descendencia. Con los hombres ocurre sin embargo lo contrario: cuantos más hijos tiene
un hombre, más ganancias percibe. También se puede concluir que la brecha salarial se
reduce si la madre trabajadora tiene niñas en lugar de niños: se supone que las niñas
pueden ayudar más en las tareas del hogar y liberan a la madre para trabajar más horas.

Respecto a la conciliación laboral y familiar se produce la siguiente paradoja: si bien la


mujer se ha incorporado a la sociedad y al mundo productivo, una vez alcanzado ese paso
continúa asumiendo la carga familiar. El reto al que se enfrentan estas sociedades en la
actualidad consiste en conciliar ambas vidas, la laboral y familiar, tanto para hombres
como para mujeres. Así, se favorecerá un reparto más equitativo entre ambos sexos y esto
contribuirá a la igualdad real.

Otro aspecto relevante en el que centrarse dentro el análisis de la realización de género y


desarrollo es el referente al liderazgo y la participación política de las mujeres. Las mujeres
obtienen una escasa representación no sólo como votantes, sino también en los puestos
directivos, ya sea en cargos electos, en la administración pública, el sector privado o el
mundo académico.

Esta realidad contrasta con su indudable capacidad como líderes y agentes de cambio, y
su derecho a participar por igual en la gobernanza democrática. Las mujeres se enfrentan
a dos tipos de obstáculos a la hora de participar en la vida política. Por un lado, las
barreras estructurales creadas por leyes, y por otro las instituciones discriminatorias que
siguen limitando las opciones que tienen las mujeres para votar o presentarse a
elecciones.

Las brechas relativas a las capacidades provocan que las mujeres tengan menor
probabilidad que los hombres para contar con la educación, los contactos y los recursos
necesarios para convertirse en líderes eficaces[8].

Como señala la resolución sobre la participación de la mujer en la política aprobada por la


Asamblea General de las Naciones Unidas[9]en 2011, “las mujeres siguen estando
marginadas en gran medida de la esfera política en todo el mundo, a menudo como
resultado de leyes, prácticas, actitudes y estereotipos de género discriminatorios, bajos
niveles de educación, falta de acceso a servicios de atención sanitaria y a la pobreza que
las afecta de manera desproporcionada”.

Es interesante poner el acento sobre algunos datos de esta problemática publicados este
2015: sólo un 22% del total de parlamentarios nacionales eran mujeres, lo que significa
que la proporción de mujeres parlamentarias ha aumentado muy lentamente desde 1995,
cuando se situaba en un 11,3%;[10] 11 mujeres eran Jefas de Estado y había 13 Jefas de
Gobierno[11]. Ruanda es el país del mundo con mayor número de parlamentarias (un
63,8% de los escaños de la cámara baja)[12]. A escala mundial, había 37 Estados donde las
mujeres representaban menos del 10% del total de miembros del parlamento en cámaras
individuales o cámaras bajas, incluyendo 6 cámaras con ninguna mujer en absoluto[13].
Sólo un 17% de los cargos ministeriales estaban ocupados por mujeres, y la mayoría de
ellas se ocupaba de los sectores sociales, como la educación y la salud[14].

En general, se considera que la “masa crítica” con respecto a la representación de las


mujeres se sitúa en el 30%, lo que supone afirmar que 41 países habían alcanzado dicho
porcentaje de referencia,[15]de los cuales 11 se encuentran en el continente africano y 9
en América latina.

A diferencia de lo que se suele suponer, la presencia de un mayor número de mujeres en


la política no está correlacionada con niveles más bajos de corrupción. Antes bien, se
aprecia la existencia de una correlación entre los sistemas políticos democráticos y
transparentes y unos niveles de corrupción reducida. Ambos elementos crean a su vez un
entorno propicio para un incremento de la participación de las mujeres[16].

Si la situación en los países desarrollados dista mucho de haber alcanzado la igualdad,


como se puede ver, en los países en desarrollo la realidad es mucho más compleja. Estos
países no solo se encuentran condicionados por la falta de desarrollo económico sino que
la cultura, la idiosincrasia y las tradiciones condicionan enormemente la sociedad y la
estructura de la misma.

En estos países, la mujer centra sus esfuerzos en el sector reproductivo y en la economía


informal, realiza todos los cuidados familiares y contribuye al sostenimiento familiar desde
el punto de vista afectivo y de cooperación con los hombres, pero queda apartada de la
toma de decisiones tanto dentro del seno familiar como del comunitario además de
quedar excluida de la participación en la esfera pública en la mayoría de los casos. En
estas sociedades, la mujer no tiene acceso a la educación formal, existiendo tasas de
analfabetismo muy elevadas (alrededor de un 70% corresponde a las mujeres)[17] por lo
que el analfabetismo sigue teniendo cara de mujer, y este hecho provoca que lo que
supuso para la mayoría de las mujeres de países desarrollados un punto de partida en pro
de conseguir la integración en sus sociedades y la lucha por conseguir la igualdad de sus
derechos, en estos países del Tercer Mundo sigue constituyendo un freno para
conseguirlo.

Diferentes estudios han puesto de relieve que la incorporación de la mujer a la sociedad


es la única vía para conseguir avanzar en el desarrollo, ya que es económicamente
rentable.
Las mujeres representan poco más de la mitad de la población mundial pero su
contribución y la participación femenina en la fuerza laboral se ha mantenido por debajo
de la participación masculina. Las mujeres realizan la mayor parte de los trabajos no
remunerados, y, cuando tienen un empleo remunerado, están sobrerrepresentadas en el
sector informal y entre la población pobre.

Los desafíos del crecimiento, la creación de empleo y la inclusión están estrechamente


relacionados. Si bien el crecimiento y la estabilidad son necesarios para ofrecer a las
mujeres las oportunidades que necesitan, la participación de la mujer en el mercado de
trabajo también es parte de la ecuación de crecimiento y estabilidad. Conceder mejores
oportunidades para las mujeres también puede significar obtener un mayor desarrollo
económico en las economías en desarrollo, por ejemplo a través de un aumento del
número de matrículas escolares de las niñas.

La aplicación de políticas que corrijan las distorsiones del mercado laboral y creen
igualdad de condiciones ofrecerá a las mujeres la oportunidad de desarrollar su potencial
y participar en la vida económica de manera más visible.[18]

Frente a esta realidad, se vienen utilizando diversas aproximaciones a las estrategias y


políticas públicas para conseguir avanzar hacia la igualdad de género y fortalecer el papel
de la mujer. La equidad de género es fundamental para mejorar las condiciones
económicas, sociales, políticas y culturales de la sociedad en su conjunto, y también
contribuye a lograr una ciudadanía más integral para fortalecer la gobernabilidad
democrática. Lograr la equidad de género es un reto para todas las sociedades y sus
gobiernos, tanto es así que dentro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, se
encuentra el objetivo de promover la Equidad de Género y la Autonomía de la Mujer
(ODM 3)[19].

Para lograr estos objetivos es necesario que problemas como la pobreza, la falta de acceso
a la educación, servicios de salud y la ausencia de oportunidades de empleo y trabajo
productivo dejen de afectar principalmente en las mujeres. Es también ineludible que se
formulen y estructuren los medios pertinentes para desarrollar las mismas capacidades,
oportunidades y seguridad reduciendo su vulnerabilidad a la violencia y al conflicto, esto
con el fin de que tanto los hombres como las mujeres tengan la libertad y la capacidad de
elegir y decidir de manera estratégica y positiva sobre sus condiciones de vida.
Como se ha señalado más arriba, las condiciones de igualdad de género difieren
notablemente de las sociedades desarrolladas a las no desarrolladas, si bien es cierto que
a pesar de los logros conseguidos en las primeras, la igualdad de género no se ha logrado.
En los países en vías de desarrollo la desigualdad de género es una constante en la
dinámica de funcionamiento de la sociedad, y la mujer pasa a convertirse en el colectivo
más vulnerable y discriminado de estos países. Si verdaderamente se quiere conseguir
avanzar en el desarrollo es necesario incorporar a ambos géneros en dicho proceso. Si se
continúa relegando a la mujer a un segundo plano, sin mejorar el acceso a los diversos
sectores de la vida social, económica, política y cultural del país, el desarrollo estará
condenado a convertirse en una meta inalcanzable.

La igualdad efectiva entre hombres y mujeres continúa siendo más un objetivo que una
realidad en todo el mundo. Vivimos en un mundo desigual e injusto, en el que hay que
hacer frente a relaciones asimétricas de poder generadoras de variadas formas de
desigualdad y a la vulneración de derechos económicos, sociales y políticos de muchas
personas y especialmente de las mujeres. Por ello es necesario seguir realizando
aportaciones que contribuyan a que la igualdad avance, tanto desde el punto de vista del
análisis como de la intervención[20].

Debemos implementar todas las acciones necesarias para avanzar hacia un desarrollo
sostenible, que pasa por la inclusión de las mujeres en todos los procesos de la vida,
fomentando la incorporación universal de las niñas a todos los ciclos de enseñanza,
apoyando su inserción real en el mercado laboral y el espacio público, mejorando la
gestión de su tiempo familiar y privado para no se vean sobrecargadas en exceso,
fomentando la lucha contra la violencia de género en todas y cada una de sus
manifestaciones, fortalecer la autoestima de las mujeres para que puedan identificarse
como sujetos de derechos, etc. Si verdaderamente las sociedades quieren avanzar en el
desarrollo y bienestar de sus miembros, esto no se podrá lograr sin incorporar a la mitad
de la masa laboral, las mujeres, sin que se vean postergadas a ser meras espectadoras.

Porque la mujer debe dejar de ser el Sur de todos los Nortes.

Imagen: II Concurso Africanas en España de FMxA. Accésit especial del jurado para
“Abierta al mundo” (Laura Perea). Diciembre del 2014.Fundación Mujeres por África.
http://www.mujeresporafrica.es/content/bases-ii-concurso-fotogra%CC%81fico-africanas-
en-espan%CC%83
[2] Giovanna G. de Calderón y José Babé Presidenta de Mujeres para el Diálogo y la
Educación (MDE)/ Colaborador de MDE.
http://publicaciones.sodepaz.org/images/uploads/documents/revista044/03_generodesa
rrollo.pdf

[3]Giovanna G. de Calderón y José Babé Presidenta de Mujeres para el Diálogo y la


Educación (MDE)/ Colaborador de MDE.
http://publicaciones.sodepaz.org/images/uploads/documents/revista044/03_generodesa
rrollo.pdf

[4]Informe Mundial sobre Salarios 2014/2015http://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/


—dgreports/—dcomm/—publ/documents/publication/wcms_324818.pdf

[5] Ibi.

[6]Natalia Vázquez-Álvarez, experta en salarios y econometría de la OIT, autora del


Informe Mundial sobre Salarios 2014/15.http://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/—
dgreports/—dcomm/–publ/documents/publication

[7] Natalia Vázquez-Álvarez, experta en salarios y econometría de la OIT, autora del


Informe Mundial sobre Salarios 2014/15.http://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/—
dgreports/—dcomm/– publ/documents/publication/wcms_3248

[8] http://www.unwomen.org/es/what-we-do/leadership-and-political-
participation#sthash.535S6Gu2.dpuf

[9]Resolución aprobada por la Asamblea General el 19 de diciembre de 2011 [sobre la


base del informe de la Tercera Comisión (A/66/455 y Corr.1)] 66/130. La participación de
la mujer en la política. http://www.un.org/ga/search/view_doc.asp?
symbol=A/RES/66/130&referer=http://hq.unwomen.org/en/what-we-do/leadership-and-
political-participation&Lang=S
[10] Unión Interparlamentaria, “Women in national parliaments, as at 1 August
2015”.http://www.unwomen.org/es/what-we-do/leadership-and-political-
participation/facts-and-figures#sthash.fb9zi20n.dpuf

[11] Calculado por ONU Mujeres basado en información proporcionada por las Misiones
Permanentes ante las Naciones Unidas. http://www.unwomen.org/es/what-we-
do/leadership-and-political-participation/facts-and-figures#sthash.fb9zi20n.dpuf

[12] Unión Interparlamentaria, “Women in national parliaments, as at 1 August 2015”.


http://www.unwomen.org/es/what-we-do/leadership-and-political-participation/facts-
and-figures#sthash.fb9zi20n.dpuf

[13] Ibid.

[14] Ibid.

[15] Unión Interparlamentaria y ONU Mujeres, «Mujeres en la política: 2014.”


http://www.unwomen.org/es/what-we-do/leadership-and-political-participation/facts-
and-figures#sthash.fb9zi20n.dpuf

[16] Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer, 2008, El progreso de las
mujeres en el mundo 2008/2009: ¿Quién responde a las mujeres?, Nueva York.
http://www.unwomen.org/es/what-we-do/leadership-and-political-participation/facts-
and-figures#sthash.fb9zi20n.dpuf

[17] http://informe21.com/analfabetismo-femenino

[18] Las mujeres, el trabajo y la economía: Beneficios macroeconómicos de la equidad de


género Preparado por Katrin Elborgh-Woytek, Monique Newiak, Kalpana Kochhar,
Stefania Fabrizio, Kangni Kpodar, Philippe Wingender, Benedict Clements y Gerd Schwartz
Autorizada su distribución por Siddharth Tiwari y Carlo Cottarelli Septiembre de 2013.
FONDO MONETARIO INTERNACIONAL Departamento de Estrategia, Políticas y Evaluación
y Departamento de Finanzas Públicas

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