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histórico. Desarrollo
De acuerdo con las autoras en la constitución subjetiva tienen lugar los siguientes
pasajes:
Los pasajes implican un complejo trabajo psíquico, una serie de condiciones mínimas y
necesarias sin las cuales el sujeto no es tal. El primer territorio nunca desaparece, es
condición de posibilidad, del territorio a fundar, lo anímico primitivo es imperecedero.
La posibilidad de recordar, la memoria y hasta el olvido implican profundas
transformaciones psíquicas.
Solo puede recordar el sujeto y hay cosas sobre las que ni siquiera puede recordar,
tendrá marcas huellas de las que nada sabe más que por el relato de otros significativos.
En la vida anímica no hay cortes radicales ni sepultamientos absolutos de lo anterior,
pero si lo reprimido, no accesible a la consciencia, que actúa como fondo del
inconsciente.
Cuando nos referimos a lo inconsciente estamos hablando del sistema del aparato
psíquico cuyos contenidos permanecen reprimidos y tienen vedado el acceso al sistema
preconsciente/ consciente.
Función materna
En los orígenes de la constitución subjetiva se encuentra el Otro, como condición y como
posibilidad. El otro que, nutre asiste, arrulla, mima, toca, abriga, habla, imagina al bebe,
cuida como solo un ser humano con una subjetividad constituida puede hacer, en esa
asistencia de lo autoconservativo, de la necesidad, introduce algo radicalmente distinto
de lo biológico, que será el motor de la complejidad psíquica. Los primeros tiempos en la
vida del niño dependen de estos contactos con su madre o con quien ejerce, encarna
esta función. Se trata de la instauración de la sexualidad. Se trata de la pulsión, de la
exigencia de trabajo que esta produce.
Entendemos por sexual, la ganancia de placer a partir de zonas del cuerpo, que no esta
al servicio de la reproducción. El otro al asistir al alivio de la tensión de lo biológico,
producto de la necesidad, introduce otra tensión, de otro orden. En el chupeteo en el que
el bebe persevera, podemos observar la ganancia de placer sexual independiente de la
nutrición.
La sexualidad será el motor de la complejización psíquica y una exigencia de trabajo
para ese psiquismo incipiente. El aparato psíquico funciona con un mecanismo
regulatorio que Freud llama “serie de placer – displacer”. Intentando evitar el displacer –
incremento de tensión de cantidades – y tendiendo al placer que implica una disminución
de la tensión, el aparato logra sostenerse en un equilibrio energético estable. Es un
aparato que tiende al principio de constancia.
Cuando hacemos referencia a estas cantidades en términos de excitación, cabe
distinguir esta del concepto de estimulo. Pulsión y estimulo son diferentes. La pulsión es
afecto de la intromisión sexualizante de Otro, que se define en su origen como una
excitación interna, constante de la cual es imposible huir. Es esta imposibilidad de fuga
lo que marcara su lugar en el origen de las elaboraciones psíquicas.
A diferencia de la pulsión el estimulo es de origen externo, momentáneo y permite al
sujeto la fuga. La cuestión es que hace el sujeto con aquello de lo que no puede huir, lo
endógeno, lo constante. Es producto de la pulsión que el psiquismo se complejice para
dar respuesta a estos excesos a los que esta sometido, para librarse de estas
cantidades que le causan displacer. El trabajo de ligazón, de metabolización, de
representación, de organización del aparato psíquico, es el modo en el que el sujeto
intento ligar este plus instalado en el.
La función materna no solo consiste en libidinizar al cachorro, sino que también le ofrece
recursos que permitan ligar esas cantidades, de otro modo el sujeto quedaría librado
solo al embate pulsional. También es exigencia de apertura de ese psiquismo, ya que
ofrece una imagen identificatoria. Le aporta sentidos, significados, una imagen de ese
niño que será, un proyecto, un anhelo, una filiación …Violencia legítima y fundante para
el sujeto en el cual la función materna codifica y violenta significaciones sobre el infans.
Ella codifica.
Esta violencia primaria presupone la asimetría radical. Se trata de una violencia que solo
es legítima en un momento de la vida y que después pasa a ser obturante en la
posibilidad de un sujeto de crear sus propias significaciones. Al exceso de violencia
interpretativa se la llamara violencia secundaria. Es aquella que no cesa de imponer su
propia significación, de violentar sentidos, y que atenta contra el funcionamiento del yo y
de sus posibilidades de autonomía.
Función paterna
La función paterna es fundamental en la constitución subjetiva, es simbólica y no
biológica. Es la encargada de efectivizar la separación entre la madre y el niño. El padre
como representante de la ley cumplirá una función de corte, en aquella relación
originaria poblada de certezas. Sera el primer agente de los otros, del discurso y como
tal brindara emblemas y atributos extra familiares que introducirán la oferta de objetos
sustitutivos, para que la separación de ese primer vínculo no signifique la perdida de
todo referente. Propiciara la salida a lo social, introduciendo objetos, ideas, emblemas,
que anticipan el mundo exogámico e inscriben a ese niño en un campo filiante.
Debemos pensar la ley como estructurante, ordenador, constitutivo del psiquismo. La
función paterna introduce la terceridad, garantiza que el discurso materno no emane de
un poder abusivo, sino que se sostenga en un discurso social que lo avale.
El yo y la significación
La significación, creación, construcción de sentidos nos permite introducirnos en lo que
es el yo. El yo realiza el trabajo de interpretación de dar sentido al mundo. El lenguaje
constituye el medio privilegiado para la transmisión de las significaciones.
En el origen de la constitución subjetiva, es la función materna la que violenta
significaciones sobre el infans, interpreta un llamado, un mensaje, crea significados, de
acuerdo con su deseo, su historia infantil, su cultura
La posibilidad de crear los propios enunciados, presupone por parte de la pareja
parental, un acto de nominación que le permita al niño, nombrar el afecto sentido que
hasta ese momento carece para el de nominación. Ese acto de nominación por parte del
sujeto es, un acto de enunciación, de interpretación y de autodenominación de su yo.
¿Cómo opera el pasaje de afecto a sentimiento mediante lo que Piera Aulagnier
denomina lenguaje fundamental?
Los Otros significativos van nominándole al niño el conjunto de sus manifestaciones, a
partir de allí el niño podrá ligar esa vivencia, ese afecto, que hasta ese momento no
tenía nominación, con un sentimiento. Podrá de ahora en mas enunciar su propio afecto.
Si embargo un sentimiento es único y singular en cada sujeto. Aquello que es trasmisible
de la tristeza lo es por la significación compartida que tenemos del concepto, por las
características que le otorgamos, porque el lenguaje le confiere un estatuto de sentido.
Cuando un niño ríe, llora o protesta, la primera significación, le viene del otro. Es
necesario que así sea. El niño podrá comenzar a ser su propio intérprete, su propio
enunciante a partir de la adquisición del lenguaje. Que lo incognoscible adquiera sentido
es una conquista inconmensurable. Este pasaje de nominación del afecto es lo que
Aulagnier llama sentimiento. “lejos de reducirse a la designación de un afecto, el
sentimiento es su interpretación, que liga una vivencia incognoscible en si a una causa
que se supone acorde a lo que se vivencia”
A partir de poder nombrar lo hasta entonces innombrable, incognoscible, el sujeto se
convierte en enunciante, en teórico. En el mismo acto de enunciación de un sentimiento
se autodenomina el yo.
Proyecto identificatorio e historizacion
El sujeto nada sabe sobre su origen, no es capaz de reconstruir sus primeros tiempos de
vida. Ese relato, que estará a cargo de los otros significativos, será fundante para el yo.
Para que sea capaz de proyectarse en un tiempo futuro, el sujeto necesita una verdad
acerca de su pasado. Es esa historia que los niños piden a sus padres que les relaten
una y otra vez.
El relato sobre el origen en la vida de un sujeto siempre está escrito por una mano
extranjera. Ese sujeto deberá estar inscripto en una memoria que no es la suya.
La ausencia de ese relato fundante deja al sujeto, expuesto a graves peligros en lo que
respecta a las posibilidades de la constitución del yo.
Es la posibilidad de nominar de significar los objetos del mundo, de dar significación a
los afectos sentidos lo que permite al yo su existencia. La identidad no es mas que el
relato que nos hacemos de nosotros mismos.
Cuando decimos que el yo se constituye en un tiempo historizado, hacemos referencia a
un saber acerca del pasado que posibilite la proyección de un sujeto en un futuro, que
permita la enunciación de un proyecto identificatorio para ese sujeto. Proyecto que es
autoconstrucción permanente del yo por el yo, que permite un continuo movimiento, del
cual depende la propia existencia del yo.
Cuando se resquebraja el proyecto, el yo se siente amenazado. El proyecto tiene que
ver con la construcción de una imagen ideal que el yo se propone. Pero entre el yo y su
proyecto siempre hay una diferencia. Presuponer la ausencia de ella , la coincidencia
entre el yo y su proyecto, es condenar al yo a la inmovilidad, o poner en riesgo su propia
existencia. No solo los niños necesitan enunciar un proyecto identificatorio, también los
adultos necesitamos de él, lo reescribimos, lo modificamos, sentimos sus efectos, nos
cabe la tarea de reinventarlo permanentemente.
“El efecto del proyecto es tanto ofrecer al yo la imagen futura hacia la que se proyecta
como preservar el recuerdo de los enunciados pasados, que no son nada mas que la
historia a través de la cual se construye como relato”.
Sobre la función del campo social
La posibilidad de enunciar un proyecto identificatorio está fuertemente imbricada con la
posibilidad de una salida al mundo exogámico, con el lugar que la cultura y el campo
social tienen como estructurantes en la subjetividad del niño. Piera Aulagnier otorga al
conjunto social un estatuto constitutivo para el sujeto. Por lo tanto, la inscripción de lo
social forma parte indisoluble y estructurante en la subjetividad de cada sujeto.
El sujeto puede constituirse solo a partir de su inscripción en lo social. Sus modos de
pensar y actuar, sus normas y sus valores, su identidad misma, dependen de dicha
interiorización.
Para Castoriadis el individuo social se constituye en la medida en que las cosas y los
individuos sean para él, significativos, pasibles de ser cargados libidinalmente. Esto tiene
que ver con el proceso de la sublimación, que considera como el proceso de
socialización de la psique, con la sustitución de los objetos privados cargados
libidinalmente por objetos públicos que sean soportes de placer para el sujeto.
La sublimación en tanto destino de la pulsión, implica un modo de sustitución, de pasaje
de una forma de satisfacción a otra. Es imposible aproximarse a la temática del
conocimiento sin dar cuenta del proceso de sublimación., en el cual la pulsión apunta
hacia un nuevo fin no sexual y hacia objetos socialmente valorados.
La institución escolar se ve comprometida en la oferta de estos objetos públicos, en
propiciarlos y en facilitarlos.
Silvia Bleichmar, como vimos, señala el lugar de la cultura como fundante en la
estructuración psíquica. No es solo la intromisión sexualizante del otro, sino que esa
intromisión se produce en el marco de una cultura.
Contrato Narcicista: constitución singular y constitución de ciudadanía.
El concepto de contrato narcisista es nodal para pensar la relación entre cultura y
psique.
Es el establecimiento de ese contrato lo que posibilita la conformación de la
ciudadanía, en la medida en que cada individuo reproduce la razón de ser del grupo
social, interioriza sus instituciones y recrea sus enunciados. Por otro lado, hace posible
la constitución de la singularidad en tanto cada sujeto encuentra en el campo social
referentes identificatorios, objetos sustitutivos que le permitan alejarse de las figuras
parentales y del mundo privado. Nos conduce a pensar en una necesidad de transmisión
sobre lo social, que se torna estructurante y fundante para él. Por otro lado, aparece la
idea de sustitución para el sujeto, la exigencia del alejamiento de las figuras parentales
como únicos y exclusivos referentes identificatorios.
El conocimiento será posible en la medida en que el sujeto pueda alejarse de las figuras
de base y encontrar en el discurso social objetos (ideas, emblemas, creencias) que le
hagan posible enunciar un proyecto futuro y que estos sean objetos de placer.
El concepto de contrato narcisista merece ser complejizado. Lo que se trasmite es la
necesidad misma de lo social, del discurso del conjunto. No necesariamente se repite,
fundamentalmente se crea y se construye.
Lo social no se presenta como algo homogéneo en este fin de siglo. Los significados no
aparecen fijados de una vez y para siempre, sino que son negociados en forma
permanente
Escuela pasaje y contratos
La institución educativa sigue operando como el lugar de pasaje fundamental en la vida
de un niño. Su ingreso lo confronta con una legalidad diferente de la familiar, el maestro
es una figura de investimiento y depositario de un acero cultural e institucional para el
niño y su familia. La escuela es el lugar de oferta de objetos sustitutivos por excelencia.
La palabra del maestro posee para el niño el lugar de un referente y representante de un
discurso social.
El conocimiento es un lugar de terceridad, que evita el pegoteo propio de lo primario y
que recupera el sentido de la relación entre un sujeto que enseña y un sujeto que
aprende.
Así como no se trata de que la escuela sea una reproducción ampliada del ámbito
familiar, tampoco se trata de que la distancia respecto de lo que cada niño trae produzca
tanta ajenidad que impida al niño advertir alguna resonancia entre lo que trae inscripto y
los objetos que se le van a ofrecer. En este difícil equilibrio se inscribe la institución
escolar, entre la recuperación de la singularidad y la transmisión de lo universal, entre lo
viejo y lo nuevo, entre lo conocido y lo desconocido.
Aulagnier hace referencia a las posibilidades de ruptura del contrato narcisista:
Cuando la pareja parental no es capaz de catectizar el mundo externo, con lo cual su
oferta de objetos y emblemas para la salida exogámica es casi nula.
Por otro lado cuando lo social no tiene la capacidad de garantizar su compromiso en el
contrato, cuando la barbarie se instala sobre la ley. Nuestro desafío es pensar en la
modalidad en que se instaura y se desarrolla y de qué manera la institución escolar
facilita u obstaculiza su establecimiento.
Cuando un niño tiene “problemas de aprendizaje”, su “problema” toma estado público.
Es importante distinguir entre problema de aprendizaje y fracaso escolar. No todos los
que fracasan en la escuela tienen problemas de aprendizaje y no todos los que tienen
problemas de aprendizaje fracasan en la escuela. A diferencia de aquello que se
circunscribe al ámbito privado, los problemas de aprendizaje adquieren la característica
de lo público y a la vez su significación solo puede construirse a partir de la historia
singular de ese sujeto que queda “marcado” social y subjetivamente por esa
significación. Por eso es tan importante profundizar sobre el modo en que la escuela
como institución específica, trabaja para impedir la construcción del estigma del fracaso.
El lugar simbólico del educador y su práctica son elementos concretos que operan en
estos complejos procesos.
Conocimiento y acción
Desde esta perspectiva el conocimiento se concibe como un tipo de acción sobre el
mundo. Se construye a partir de la actividad sobre el mundo. Ahora esta acción, no es
cualquier acción, es cognoscitiva, es decir una acción orientada hacia los objetos, que
les da un significado, un sentido. Esta dirigida a los objetos y hace algo con ellos,
transforma la realidad.
Para Piaget el conocimiento no es un estado, sino que es un proceso activo en el
que tanto el sujeto que conoce como el objeto a conocer interactúan y se
modifican, cambian. En esta interacción entre sujeto y objeto, ambos se
construyen a través de la acción y a lo largo de un proceso. Es un proceso
dialéctico en el que el conocimiento no avanza por acumulación, sino por
reorganizaciones de argumentos y reformulaciones teóricas.
La hipótesis de la psicología genética es que el modo espontaneo en que los niños
construyen su conocimiento es paralelo al devenir del conocimiento científico. Considera
a los niños pequeños científicos, esta analogía no se establece respecto al contenido del
pensamiento, sino en el funcionamiento, en el mecanismo, el proceso por el que se
genera el conocimiento.
Piaget pudo comprobar que los niños insisten en sostener hipótesis que en muchos
casos son contrarias a aquellas que los adultos consideran evidencias y las modifican
cuando se les presenta algún conflicto, o cuando sus ideas comiencen a ser
incompatibles entre si.
El sujeto que conoce.
La psicología genética se ocupará del sujeto epistémico, del sujeto cognoscente
(sujeto que conoce), del sujeto cualquiera, es decir, de lo que hay en común en todos
los sujetos que están en el mismo nivel de desarrollo y no del niño en particular, ni
de las diferencias individuales de estos. Las variables individuales no le interesan.
Psicología genética
Objeto de estudio → la construcción de las estructuras cognoscitivas
Método
Análisis clínico: Por medio de interrogatorios dirigidos al niño busca conocer su
sistema intelectual, a través de las justificaciones que el niño en
cuestión brinda acerca de su accionar.
Análisis estructural: Se realiza sobre datos que arroja el análisis clínico.
Implica un corte en el desarrollo, tiene como fin la comprensión de los sistemas
cognitivos (estructuras)
Análisis psicogenético: Permite reconstruir el modo de formación de los
sistemas cognoscitivos.
La actividad inteligente
Toda actividad inteligente tiene un desarrollo que hunde sus raíces en las
estructuras biológicas más elementales y se continúa en las formas últimas de la
inteligencia humana. Concibe a la inteligencia en su doble naturaleza: biológica y
lógica.
En esa continuidad entre las estructuras biológicas y lógicas se realizan los
intercambios continuos con el medio.
La inteligencia constituye el instrumento fundamental para regular los
intercambios entre el sujeto y el mundo cumpliendo una función adaptativa
por excelencia y constituyéndose de este modo, en la adaptación mental
más avanzada.
Entiendo la inteligencia como un proceso de adaptación.
Esquema de acción
Las acciones de un sujeto no se producen de manera azarosa, se organizan en
esquemas, se reiteran y se aplican de modo semejante en situaciones comparables.
Un esquema de acción es un sistema de actos que se transfiere de una situación a
otra.
Es un conjunto organizado de sub-acciones conectadas entre si. Llamamos
esquema a lo que hay de común en las diversas repeticiones o aplicaciones de la
misma acción.
Los esquemas constituyen marcos para interpretar la realidad. No son un observable,
sino una construcción teórica, elaborada por el investigador para dar cuenta de
ciertos núcleos o modos organizados de actuar sobre el mundo para construirlo,
dándole significado, significándolo.
Otra característica de los esquemas es su carácter dinámico (en continua
modificación), y funcional (instrumento que permite asimilar la realidad). Es por ello
que Piaget se refiere a ellos como sistema de asimilación o de significación de la
realidad.
Estos primeros esquemas (primarios): chupar, agarrar, se van conectando, coordinando
entre si, dando lugar a esquemas secundarios: agarrar lo que mira y mirar lo que agarra
Conceptos centrales de la psicología genética:
Noción de estructura:
estructura es un sistema que tiene leyes de totalidad en tanto que sistema y se
conserva o enriquece por el juego de sus transformaciones, sin que ellas lleguen a
algún resultado más allá de sus fronteras. En síntesis, una estructura comprende
las características de totalidad transformación y autoajuste. El hecho de que posea
un cierre no impide que pase a formar parte a modo de subestructura, de otra estructura
más compleja.
Génesis:
Las estructuras son el resultado de una génesis, y es posible rastrear los pasos de esta
génesis desde la estructura más simple hasta las más complejas (desde las estructuras
biológicas hasta las estructuras acabadas del pensamiento lógico formal)
Piaget explica el proceso de generación de las estructuras cada vez más complejas por
medio del concepto de génesis:
“En psicología, no conocemos comienzos absolutos y la génesis se hace siempre a
partir de un estado inicial que eventualmente comporta ya en sí mismo una estructura.
Se trata, por consiguiente, de un simple desarrollo. Diremos que la génesis es un
sistema relativamente determinado de transformaciones que comportan una historia y
conducen por tanto de manera continuada de un estado A a un estado B, siendo el
estado B más estable que el estado inicial sin dejar por ello de constituir su
prolongación”
El desarrollo cognoscitivo
Existe un orden secuencial, según el cual la construcción de las estructuras
intelectuales van atravesando periodos sucesivos, a los que va a denominar
estadios del desarrollo.
El orden de sucesión entre uno y otro no varía.
Tomemos como ejemplo el orden en cuanto a la conservación, es necesario que un
objeto primero se conserve a pesar de sus cambios perceptivos, luego podrá
conservarse a través del tiempo a pesar de desaparecer del campo perceptual y
finalmente podrá conservar sus propiedades.
Cada estadio se caracteriza por ser una estructura de conjunto, por lo que pueden
explicarse las particularidades del comportamiento, recurriendo a las leyes que
rigen la totalidad. Y finalmente esas estructuras son integrativas, significa que las
estructuras construidas se convierten en parte integrante de las siguientes y no se
sustituyen, sino que se integran a modo de subestructuras conservando sus
propiedades o bien enriqueciéndose.
Los sucesivos estadios que describe Piaget se pueden agrupar en tres grandes
periodos:
1. el periodo de la inteligencia sensorio – motriz. (eje: acción)
2. el periodo de la inteligencia representativa. (eje: representación)
3. el periodo de la inteligencia operatoria: concreta y formal. (eje:
operación)
A cada uno de los periodos lo define un eje alrededor del cual se estructuran las
adquisiciones propias de ese momento evolutivo. Dichos ejes son la acción, la
representación y la operación.
Las acciones constituyen la forma más elemental de funcionamiento psicológico y
constituyen el origen de las formas posteriores que adoptan las estructuras intelectuales.
Es a partir de ella que se comienza a conocer el mundo y a si mismo.
El ser humano, al nacer cuenta con los recursos proporcionados por su estructura
biológica (reflejos). Del inicial ejercicio de esos reflejos en dialogo con el ambiente irán
surgiendo por diferenciaciones adquiridas y organizaciones de las acciones sensorio –
motrices.
Alrededor de los dos años, la aparición de la función semiótica permite la evocación de
las situaciones no percibidas en el plano actual. Dicha función permite la manifestación
de una serie de conductas nuevas (juego simbólico, el lenguaje, el dibujo, la imagen
mental) en que la acción, de ser puramente perceptiva y motriz, pasa a reconstituirse en
el plano de las representaciones. Hasta ese momento las posibilidades del niño de
conocer el mundo estaban limitadas a la actividad en el plano perceptivo y motriz, ahora
a través de la actividad del pensamiento comienza a conquistar en el plano de la
representación las adquisiciones del periodo precedente. El niño es capaz de hacer las
primeras inferencias como la representación del espacio, clasificaciones figurativas,
ciertas relaciones causales, pero aun es incapaz de estructurar y equilibrar totalmente
las relaciones que establece.
Aquellas acciones interiorizadas, alrededor de los siete u ocho años, comienzan a
coordinarse unas con otras para constituir sistemas de conjunto. Piaget dice que es a
partir de este momento que aparecen las operaciones propiamente dichas,
caracterizadas por su reversibilidad. Estos cambios cualitativos permiten al niño operar
en el plano del pensamiento por sistemas de acciones virtuales que garantizan la
conservación de sus propiedades, pero el niño necesita aun para razonar de la
presencia concreta de los objetos. Por este motivo llama a este periodo de operaciones
concretas.
El periodo siguiente es el de las operaciones formales, que comienza alrededor de los
11 años. El niño comienza a ser capaz de desprenderse de los datos concretos y
comienza a razonar no solo sobre lo real sino también sobre lo posible. Lo real es
concebido como un subconjunto de lo posible: los adolescentes pasan a ser capaces de
razonar sobre las distintas posibilidades de una situación, aunque no tengan una
existencia real y concreta, imaginando otras situaciones posibles a la presente y
conjeturando sobre las consecuencias derivadas de esas otras posibilidades. Comienza
el razonamiento hipotético, el cual posee una lógica aplicable a cualquier contenido.
Razonamiento hipotético-deductivo: las conjeturas que el adolescente realiza a partir de
imaginar realidades alternativas son estructuradas en forma de hipótesis que hay que
verificar, siguiendo una lógica deductiva y controlando las distintas variables en juego a
través de una lógica combinatoria. Típicamente, en un juego como el de los barquitos
(batalla naval) se puede apreciar esta característica por la forma sistemática y
planificada en que los adolescentes eligen sus disparos, realizando deducciones
generales que acotan cada vez más las diferentes posibilidades.
Pensamiento proposicional: los adolescentes son capaces de abordar las relaciones
lógicas que se establecen entre enunciados o proposiciones, manifestadas bien a través
de un lenguaje verbal, lógico o matemático. Estas relaciones lógicas entre proposiciones
pueden ser de negación, inversión, equivalencia, exclusión, disyunción, implicación, etc.,
hasta un total de 16 posibles combinaciones proposicionales. El razonamiento se
independiza entonces de los datos de la realidad, de los datos empíricos y pasa a
depender de una lógica formal.
El desarrollo de estas nuevas capacidades funcionales guarda una relación estrecha con
la capacidad del sujeto para sustentar verbalmente su pensamiento sobre lo posible.
Dicho de otro modo: lo posible, lo imaginario, lo hipotético, sólo existe en el
pensamiento. Y para operar sobre este pensamiento es necesario verbalizarlo. Lo
distintivo del pensamiento formal respecto a la etapa anterior de las operaciones
concretas sería la utilización coordinada de estas características antes mencionadas.
Así, los sujetos pasarían por una sub etapa inicial de adquisición parcial y progresiva de
estas habilidades que abarcaría el periodo de los 12-15 años para pasar después a un
periodo de consolidación entre los 15-18 años. Sin embargo, no todos los individuos
adquieren globalmente este tipo de pensamiento, puesto que su adquisición y su
consolidación posterior requiere de una ejercitación de estas competencias, bien a
través inicialmente de las experiencias educativas propias de la secundaria y posteriores
etapas educativas o bien a través del ejercicio profesional. De ahí la importancia de que
la educación secundaria sirva como cauce para su desarrollo.
7 - Teoría socio-histórica
El uso de medios artificiales, la transición a la actividad mediada, cambia todas las funciones
psicológicas. En este contexto, podemos emplear el término de función psicológica superior o
conducta superior al referirnos a la combinación de herramientas y signos en la actividad
Línea natural y línea sociocultural
psicológica