un trabajador desempeñase bien sus tareas sólo era necesario poseer ciertas habilidades cognitivas y ser capaz de realizar esfuerzos físicos. Sin embargo, muchas ocupaciones, sobre todo las de atención al público, requieren como parte del trabajo manejar las emociones. Aquí, las emociones y su regulación juegan un papel primordial en aquellas actividades donde el trabajador/empleado debe cambiar sus sentimientos, suprimirlos, o bien, modificar su expresión para interactuar correctamente con los clientes, en vuestro caso, alumnos, y crear una impresión adecuada.
A la necesidad de manejar, modificar o cambiar las
emociones como requisito del rol laboral es lo que se ha denominado esfuerzo emocional “emotional labour”.
Hay trabajos que requieren de sus empleados
continuas muestras de hospitalidad, sonrisas y buen humor (sector servicios, comerciales...) Otros, por ejemplo, los relacionados con los cuerpos oficiales del estado, requieren una cierta expresión de seriedad como forma más efectiva de actuar, incluso de enfado si hablamos de situaciones de infracción de la ley otros, como serían jueces, terapeutas etc. en los que una cierta falta de expresividad emocional puede ser percibida por los demás como una característica necesaria que denota imparcialidad o profesionalidad en dicha ocupación. Y en el caso de los profesores, podeis hacer un repaso de la cantidad de veces al cabo del día en la que hay que trabajar vuestra expresión emocional, sobre todo los que trabajais con niños muy pequeños o con adolescentes.
Hay diferentes estrategias por las que los empleados
intentan mostrar las emociones deseadas de cara al público:
-Actuación superficial
-Actuación profunda
-Actuación emocional automática
6.a) Actuación superficial
Hace referencia a los intentos del profesional por
enmascarar los aspectos más visibles de sus estados emocionales para que no puedan ser percibidos en la interacción con el alumno, paciente o cliente. Se modifican los aspectos verbales y no verbales de las emociones acordes a las normas implícitas de la empresa (p.e., gesticulaciones, sonrisas, mirada, comentario gracioso) pero el sentimiento más profundo se mantiene intacto. Por tanto, la actuación a nivel superficial implica la existencia de una disonancia emocional durante la interacción entre la expresión emocional de cara al público y el sentimiento interno.
Esta estrategia puede ser útil en situaciones
estandarizadas de corta duración, por ejemplo, si al pagar la persona que está en la caja nos da el ticket y los cambios con una sonrisa y un gesto amable, pero cuando las interacciones son más duraderas y menos estandarizadas, el cliente espera algo más que una emoción no sentida por parte del empleado y demanda un interés más sincero (imaginemos la persona que recibe a los pacientes cuando llegan al servicio de urgencias, asustados y generalmente solos) En estas situaciones se requiere una consonancia emocional genuina y una expresión sentida.
Imaginemos también al profesor que durante toda su
jornada laboral se encuentra expuesto a la mirada de sus alumnos, generalmente pendientes de sus gestos o palabras. El alumno percibe cuándo el profesor está transmitiendo de una manera mecánica la teoría que corresponde a ese día y cuándo la persona que la transmite está interesada en lo que cuenta y en conseguir que los alumnos lo comprendan y disfruten.
6.b). Actuación profunda
Mediante esta actuación el empleado intenta influir en
lo que está sintiendo para, de alguna manera, experimentar verdaderamente las emociones que debe exteriorizar. En este caso no solo se modifica la conducta expresiva sino que las emociones internas también se regulan. Para ello el trabajador intentará modificar sus emociones a través de pensamientos, imágenes o recuerdos que induzcan ciertos estados de ánimo.
6.c).Regulación de emociones automáticas
Existen casos en los que la emoción necesaria surge
de forma expontánea en el trabajador porque verdaderamente la siente en ese momento (p.e.una profesora de infantil al atender a un niño que se ha caído y lastimado realmente siente pena o empatía por él). Si la persona siente de verdad una emoción determinada en su entorno laboral, la expresión de esa emoción se produce de manera natural en interacción con los usuarios o clientes y, aunque el trabajador “actúa” y realiza un rol, esa actuación no es consciente y es percibida por él como fácilmente realizable.
7. DEMANDAS DEL ESFUERZO EMOCIONAL
Algunos autores diferencian cinco demandas básicas
de esfuerzo emocional que se requieren al trabajador y cuya presencia influirá sustancialmente en su nivel de burnout y de malestar.
7.a)La necesidad de exteriorizar emociones
positivas a los clientes.
Es lo más demandado en el sector servicios.
7.b)La necesidad de exteriorizar y manejar
diversas emociones negativas.
7.c)La necesidad de ser sensible a las emociones
de los clientes y tenerlas en cuenta.
Esta necesidad empática es un requisito de la mayoría
de los trabajos asistenciales, ya que la expresión de la emoción del trabajador durante una interacción normalmente depende de la emoción que expresa la otra parte.
7.d)El nivel de control de la interacción. Se refiere a
la posibilidad de que el empleado controle las interacciones sociales con el cliente. Si el trabajador no puede decidir cuándo interactuar, con quien y la frecuencia y duración de esas interacciones, entonces se considera que el nivel de control es bajo y esto incrementará su cansancio y despersonalización.
7.e)La disonancia entre la emoción sentida y la
exteriorizada. Esta situación tiene lugar cuando la organización demanda al empleado que exprese emociones que realmente no siente en una situación particular. Se consideraría una forma de conflicto de rol. Los expertos demuestran altas correlaciones entre disonancia emocional y cansancio emocional (Grandey,2000)
8. CONSECUENCIAS
8.a) Consecuencias en los trabajadores.
A largo plazo produce una disminución del
rendimiento laboral y de la calidad de sus servicios. -Alteración del humor y del bienestar como consecuencia de la represión emocional.
-Problemas y conflictos potenciales con amigos y
familiares.
-Diversos síntomas a nivel físico y fisiológico
(hipertensión, fatiga, insomnio…)
-Enfermedades relacionadas con el sistema inmune
(hipertensión, enfermedades víricas)
La carga de tener que fingir emociones no sentidas
supone, en primer lugar, un deterioro en la ejecución del empleado en su trabajo y de la calidad en sus servicios. Además, como parte de tener que regular y reprimir constantemente emociones negativas como la frustración o el rencor, pueden surgir explosiones irrefrenables de ira con compañeros de trabajo o la familia y es más, si no se da salida a esas emociones negativas, muy pronto se llega al agotamiento emocional.
La inhibición y la supresión de emociones también
provoca efectos a nivel fisiológico, a través del debilitamiento del sistema inmune, ocasionando a largo plazo una mayor vulnerabilidad a enfermedades víricas, a la hipertensión, así como a toda una serie de síntomas somáticos(p.e.,fatiga, insomnio, dolores de cabeza..)
8.b) Esfuerzo emocional y efecto en la realización
del servicio
Una realización eficaz de manejo emocional en el
centro de trabajo provoca:
-Contagio emocional en el alumno o usuario del
servicio.
-Mejor evaluación de la calidad y del servicio.
-Mayor número de ventas directas e indirectas a
través del boca a boca.
-Aumento en la retención y recuperación de clientes.
Generalmente la expresión de emociones positivas se
asocia con una mejor evaluación del servicio por parte de los usuarios. A veces, sin embargo, se producen hallazgos inesperados como el conocido como “efecto Manhattan” (Sutton y Rafaeli 1988). Los autores esperaban que los vendedores que mostraran una cara sonriente a los clientes vendieran más productos. En cambio, encontraron que las sonrisas se asociaron con una percepción en el cliente de atmósfera más relajada que inducía a un menor número de compras. Según los autores, en tiendas con alto volumen de ventas los dependientes no tienen tiempo de mostrar sonrisas y ser todo lo sociable que se desearía y el cliente es consciente de ello.
A pesar de esto, los estudios en general constatan
que las actitudes de los empleados son vitales para una impresión favorable por parte del cliente. Si este percibe que los empleados no se han comportado adecuadamente según sus expectativas, la empresa pierde de diversas maneras. ¿Quién no ha recomendado a sus conocidos un restaurante o cualquier tipo de servicio debido al trato recibido o todo lo contrario, dejado de frecuentar un restaurante donde la comida está bien, pero el trato no es de nuestro agrado?
Las investigaciones en esta línea dejan patente que
un manejo exitoso de las expresiones emocionales por los empleados juega un papel crítico en el proceso de retención y recuperación de clientes. Por ejemplo, en la expresión de emociones positivas, es muy importante el efecto de emparejamiento o contagio emocional que el estado afectivo del trabajador provoca en el cliente. En nuestro caso, no vamos a perder clientes, a no ser en un caso muy extremo, pero si conseguimos ese efecto de contagio emocional o emparejamiento con nuestros alumnos nuestro trabajo diario será mucho más agradable y, seguramente, los alumnos estarán más atentos y receptivos.