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FACULTAD DE TEOLOGÍA

LA PSICOPATOLOGÍA Y EL TRABAJO DE LA CONSEJERÍA PASTORAL

CYNTHIA NICHOLSON, M. A., LPC

EN CUMPLIMIENTO PARCIAL DE LOS REQUISITOS DE LA ASIGNATURA

ASESORAMIENTO DE FAMILIA

POR

RIGOBERTO ARTURO ZAPATA SÁNCHEZ

3 DE ABRIL DE 2012

SAN JOSÉ, COSTA RICA


ESPACIO DESTINADO PARA NOTAS Y COMENTARIOS DEL PROFESOR

ii
CONTENIDO

LISTA DE ILUSTRACIONES v

INTRODUCCIÓN 1

CAPÍTULO 1 5

CONCEPTOS Y DEFINICIONES DE LA CONSEJERÍA PASTORAL: MARCO TEÓRICO 5

CONSEJERÍA EDUCATIVA 5

VOCACIONAL-PROFESIONAL 6

PERSONAL Y SOCIAL 7

ESPIRITUAL 8

CAPÍTULO 2 13

LA NECESIDAD DEL CONOCIMIENTO DE LAS ESTRUCTURAS DE LA

PERSONALIDAD 13

LA COMPLEJIDAD DE LOS CONFLICTOS HUMANOS Y LOS PROBLEMAS

FUNDAMENTALES DE LA VIDA 13

LAS AFECCIONES SOMÁTICAS Y LAS AFECCIONES PSICOFÍSICAS 15

EL ARTE DEL DIAGNÓSTICO DE LA PERSONALIDAD 16

LA MULTIPLICIDAD DE LOS MÉTODOS, RECURSOS E

INSTRUMENTOS TERAPÉUTICOS 18

CAPITULO 3 23

LA CONSEJERÍA CRISTIANA Y SUS ESFUERZOS POR UNA LABOR DE

INTEGRACIÓN CON LAS CIENCIAS PSICOLÓGICAS 23

UNA LABOR DE NATURALEZA DIFÍCIL HASTA EL DÍA DE HOY 23


iii
SISTEMATIZACIÓN DE MODELOS DE RELACIÓN ENTRE LA PSICOLOGÍA

Y LA CONSEJERÍA CRISTIANA 24

RAZONES DE PESO PARA UNA LABOR DE INTEGRACIÓN

DIFERENCIADA 25

CONCLUSIONES 28

BIBLIOGRAFÍA 30

iv
LISTA DE ILUSTRACIONES

Figuras

1. Componentes de la Psicología Pastoral

2. Áreas o campos de la labor de consejería

3. Algunas Teorías de Psicología y Psicoterapia

4. Método de consulta del Dr. Szentmártoni

5. Técnicas sugeridas por el Dr. Betancourt

6. Modelos de Integración entre la Psicología y la Teología

7. Componentes de las Conclusiones

v
INTRODUCCIÓN

En las áreas de la consulta pastoral y de la consulta psicológica, se plantea el dilema de hasta qué

punto el ministro o pastor debe utilizar los principios de estas ciencias, o si para su trabajo de

consejería basta sólo el conocimiento de la Biblia. Actualmente, existe un debate acalorado sobre

el particular, en donde se hacen señalamientos fuertes hacia los pastores evangélicos del exceso de

tecnicismos en su labor de consejería, haciendo las veces de un profesional de psicología, y no el

de un ministro cristiano.

El núcleo central de este trabajo monográfico es el de indagar en la literatura especializada si se

hace indispensable, en el trabajo pastoral, la utilización de herramientas de tipo psicopatológicas,

como necesarias en la consejería de creyentes.

La consejería de almas requiere del uso de recursos técnicos que le posibiliten una adecuada

información del contexto social y personal en que se desenvuelve la persona afectada por algún

estado de patología mental. ¿Por qué?

• Los ministros evangélicos precisan de una sólida formación de los conocimientos

necesarios para el estudio de la personalidad humana, si se quiere dar con los problemas

de fondo que subyacen en estos casos.

• Las ciencias psicológicas y psicopatológicas están en avanzada científica en cuanto a los

puntos de vista y técnicas que tratan de comprender el comportamiento de las personas, los

cuales deben estar al alcance de todos los seres humanos.

• Ambas ciencias, la psicología pastoral y la psicopatología se complementan y no son

mutuamente excluyentes.

Esta investigación monográfica se circunscribe a la literatura que sobre el particular se ha escrito,

en especial a la literatura versada en aconsejamiento pastoral y en el uso de los recursos de las

1
2

ciencias psicológicas como herramientas de apoyo y de orientación en el trabajo de consejería de

almas. De igual forma, procura la consulta de la literatura que adversa el tema, es decir, de aquella

que recomienda que los ministros evangélicos deban utilizar solamente la Biblia, como el único y

suficiente recurso para el tratamiento de pacientes con patologías de la personalidad.

Por otro lado, no es el interés de esta investigación profundizar en teorías especializadas sobre las

últimas modalidades del tratamiento psicopatológico que se han escrito en los últimos años. Ni

tampoco el de ofrecer terapias en métodos de psicoanálisis y psicoterapia. La idea básica es

plantear una opinión general a los cuestionamientos señalados sobre el uso de los lineamientos en

psicopatología, en la labor del aconsejamiento de creyentes con problemas agudos de la

personalidad.

La metodología que se utilizará será la metodología de investigación holística, en la cual se

procura, a través de un proceso continuo y depurado, conocer algún fenómeno, hecho, evento o

situación, con el propósito de obtener respuestas particulares a una necesidad o inquietud

determinada. En el caso de este trabajo monográfico, la inquietud es la de saber si deben los

pastores evangélicos utilizar, como propios, los recursos ajenos a su campo de especialización.

Para el caso nuestro, se refiere a los recursos provenientes de la ciencia psicológica y

psicopatológica. Dicho de otra forma, en la naturaleza de esta monografía subyace “una

comprensión holística de la investigación”, la cual alude a una manera de ver el proceso

investigativo con una disposición de apertura y de búsqueda de un entendimiento integrador de

esta faceta tan singular del ministerio pastoral.

En cuanto a las técnicas, se tratará, en su mayoría, de técnicas asociadas a la recopilación de la

información, tales como la técnica del registro bibliográfico y la evaluación de los recursos de

internet, principalmente.
3

Las tareas científicas que se pretenden desarrollar con esta investigación son las siguientes:

❖ Poner al servicio de los ministros, el uso de los recursos tomados de la psicopatología,

información precisa y documentada sobre la relevancia y pertinencia del conocimiento de

esta ciencia en el área de la consejería pastoral.

❖ Analizar críticamente la literatura especializada en Asesoramiento Pastoral que se

fundamenta en el uso de recursos tomados de las ciencias psicopatológicas.

❖ Comparar críticamente las posiciones encontradas en la literatura sobre los planteamientos

curriculares en la formación de ministros con formación psicopatológica.

❖ Evaluar el enfoque de un Asesoramiento Pastoral fundamentado en las Escrituras, pero con

claro manejos de los recursos y técnicas de las ciencias psicológicas.

En relación a las fuentes que se pueden consultar al respecto, aparte de la excelente bibliografía de

psicología pastoral existente, se pueden mencionar algunos manuales de psicoterapia, con claras

inclinaciones hacia el asesoramiento pedagógico, más que a los enfoques terapéuticos y clínicos.

De igual forma, se pueden hacer consultas a algunos portales de revistas cristianas en materia de

consejería pastoral, tales como el Journal of Psychology and Theology, Evangelical Theological

Society, Journal of Psychology and Christianity, Journal of Pastoral Counseling, entre otros. Como

también algunas de las ponencias que, sobre el particular, se registran en el Primer Encuentro de

Consejería Pastoral, celebrado en Puerto Rico, en el año 1995, los cuales aspiran a una

sistematización y unificación de todas las posiciones influyentes en Latinoamérica, en materia de

la consejería de almas.

Por otro lado, se harán consultas de literatura recién publicada, precisamente en septiembre del

año 2011, donde se pueden consultar los reportes de las reuniones entre psicólogos y psiquiatras

cristianos, efectuadas en la ciudad de Buenos Aires, Argentina, auspiciadas por las Iglesias
4

Metodistas de ese país, y divulgadas mundialmente por el enlace “www.psicología-

pastoral.com.ar”, Primer sitio de Psicología Pastoral en castellano. En esos encuentros se hicieron

esfuerzos, en concreto, con las posiciones mantenidas por los profesionales cristianos de la

comunidad brasilera, específicamente.

Finalmente, nos asistiremos de los reportes norteamericanos emitidos en relación a los intentos de

una sistematización de las labores de integración de las comunidades científicas que han realizado

aportes significativos en torno al tratamiento de la consejería cristiana en general. Dichos reportes

documentan, de manera elocuente, la historia de esta singularísima ecuación psicología-teología,

en el contexto de las labores del tratamiento de cura de almas, con miras a la superación de

conflictos psicopatológicos.

Con las mejores intenciones, encomendamos esta propuesta monográfica a la “providencie Dei”,

con la esperanza de que la Facultad la tome como adecuada y pertinente a la formación de sus

estudiantes de postgrado.
5
CAPÍTULO 1

CONCEPTOS Y DEFINICIONES DE LA LABOR DE LA CONSEJERÍA PASTORAL:

MARCO TEÓRICO

La labor de consejería y de consulta pastoral es una actividad que requiere del concurso de

conocimientos y habilidades en materia de psicología, psicopatología y psicoanálisis, por el lado

de los conocimientos seculares, y, por el lado de los conocimientos espirituales, de una sólida

preparación bíblico-teológica, en especial de aquellas vivencias bíblicas de carácter formativo, si

se quiere ser efectivo en lograr mejoras en las personas que la soliciten.

Son muchas las áreas en que el ser humano precisa de un consejo u orientación profesional. Si se

trata de un alumno de colegio que necesita una orientación en materia de estudio, o si se trata, por

otro lado, de una pareja que necesita de orientación matrimonial, por ejemplo. En este sentido,

desde el punto de vista de las relaciones normales que los individuos tienen en su medio, es

perfectamente normal que las personas requieran de la ayuda de algún compañero, colega, amigo

o, incluso, de un profesional, si fuera posible. Según Fausto Lora, a la labor de la consejería

profesional se le pueden dar categorías o clases: “la consejería se define como educativa,

vocacional-ocupacional, personal-social y espiritual”.1

Consejería Educativa

Concentra en su haber conocimientos académicos y profesionales orientados a los campos

de formación escolar o universitaria. Este tipo de consejería se realiza en contextos estrictamente

escolares. Los clientes en este caso lo constituyen alumnos, que pueden se niños o adolescentes,

1
Lora Paulino, Fausto R. La consejería pastoral como disciplina, citado en Psicología y Consejo Pastoral:
Perspectivas Hispanas, Puerto Rico, 1995, p.25.

6
7

a los cuales se le presentan inquietudes o problemas en el decurso de sus estudios, o presentan

problemas de conducta o comportamiento en el predio escolar, a los cuales las instituciones

escolares o universitarias ponen a disposición recursos humanos, llamados psicólogos escolares y

tutores, los cuales orientan y tratan la situación de conflictos con sus aconsejados. No se descartan

también los casos donde se puedan tratar algunas patologías de la personalidad. El doctor Erich

Stern, un especialista en el campo de la psicoterapia infantil y consejo pedagógico, señala: “en

general, en el niño son trastornos en sus relaciones con los adultos, en primer lugar, con los padres

y educadores, con otros niños de la misma edad, especialmente hermanos, o bien infracciones

contra un orden que los adultos quieren imponer fundándose en su autoridad y al que el niño no

quiere o no puede someterse”.2

En ese caso, la institución, a través de su personal, los remite a los profesionales de la psicología

y de la psico-pedagogía que, dicho sea de paso, en el caso de las universidades corresponden a los

Departamentos de Psicología, Educación y Medicina, respectivamente, y en el caso de los colegios

o centros educativos, la ayuda corresponde a los gabinetes psico-pedagógicos.

Vocacional-ocupacional

Este tipo de consejería se hace necesaria en la etapa de la adolescencia, donde los jóvenes

se inician en los aspectos de la vida y la cultura del mundo de los adultos. Tengamos presente que

en esta etapa se forjan ideales y principios y, si se tiene buena asesoría vocacional, se decide de

manera inteligente por la futura profesión. No son pocos los jóvenes que, por falta de una adecuada

orientación vocacional y profesional a tiempo, eligen una carrera universitaria de la cual se

2
Stern, Erich. “Psicoterapia infantil y Consejo Pedagógico” en la Psicoterapia en la actualidad. (Buenos Aires:
EUDEBA. 1965), p. 316
8

arrepienten o se lamentan. En esta área de consejería me siento plenamente identificado, pues,

como parte de mi trabajo en la Universidad de Panamá3, me ha tocado asesorar y aconsejar a

jóvenes que terminan el bachillerato y se disponen a iniciar estudios de carrera. En la mayoría de

los casos que he tratado son chicos que tienen el interés por hacer estudios de Medicina, por

ejemplo, sin percatarse si disponen de las actitudes vocacionales y académicas necesarias para tal

profesión. En la Sección de Admisión de las Facultades de Ciencias y Medicina se cuentan los

casos de jóvenes que han cambiado sus preferencias vocacionales luego de las sesiones de

consejería vocacional-profesional que han recibido de parte de los profesores. Es estimulante y

muy motivador, desde el punto de vista profesional, ver a un joven que elige bien su campo de

estudio.

Personal y Social

Este campo es el que corresponde al mundo profesional en donde se desenvuelven los

psicólogos clínicos o profesionales de la salud. Este tipo de consejería se lleva a cabo en un

contexto habilitado para estos fines de salubridad social, llámese clínica, consultorio, instituto,

etc.; y los profesionales dedicados a esta labor tienen a su haber toda una preparación propedéutica

y clínica en los asuntos relacionados con la personalidad humana. En otras palabras, esta labor la

llevan a cabo psicólogos profesionales, preparados para este campo de estudio y de trabajo. Debe

señalarse, de igual manera, que existe todo un espectro de aplicaciones donde se realiza la

consejería de tipo personal y social, y en la cual se logran éxitos y fracasos, tal como ocurre en

cualquier otro campo de la seguridad social. Existen, pues, especialidades de todo tipo, en áreas

3
En la Universidad de Panamá me desempeño como profesor de matemáticas y curriculista, lo cual me ha permitido
laborar en la Sección de Admisión a las Facultades de Ciencias y Medicina, en donde se orientan a los muchachos
sobre sus intereses tanto vocacionales como profesionales. Doy testimonio, también, que mi preparación como teólogo
ha enriquecido mi perfil profesional para desempeñar esta posición académica.
9

tan singulares, como, por ejemplo, el campo de los matrimonios y divorcios, el área pertinente a

la pérdida dramática de seres queridos, la geriatría o psicólogos de los “viejitos”, y muchos otros.

En palabras de David Statt: “muchas de las investigaciones en psicología están enfocadas a los

factores externos y a la conducta individual, dado que los psicólogos se muestran principalmente

interesados en la conducta humana en un contexto social, es decir, en examinar la forma como las

personas se comportan con respecto a otras.4

En el caso de los psicólogos de orientación psicoanalítica o psicología profunda, es muy común el

reconocimiento de aquellos factores que afectan el tratamiento; al punto que algunos prefieren

documentarlos como las limitaciones de la psicoterapia.

Como puede apreciarse, este tipo de actividad psicológica es interesante y delicada, de allí que

algunos especialistas insistan que la preparación del recurso humano para estos menesteres sea

rigurosa, incluyendo no sólo los aspectos clínicos, sino el análisis didáctico5 propiamente de los

individuos que van a dedicar su vida y obra a estos asuntos tan sensibles e íntimos de la

personalidad humana.

Espiritual

Llamada así, por el mundo secular, por incluir, entre sus elementos significativos, el

aspecto religioso o de la fe, por parte tanto del paciente como también del profesional que lo

atiende. Para nosotros, sería más apropiado llamarle “consejería pastoral”; no obstante,

especialistas en el campo, tales como el doctor Daniel Schipani6, reconocen que es problemática

4
Statt, David A. La Psicología. (México: Harla, 1980), p. 11.
5
En el campo de la psicoterapia, el análisis didáctico se entiende como el someterse ellos mismos a consultas y
tratamientos psicológicos, antes del ejercicio profesional. Resulta interesante esta práctica, pues de alguna manera
asegura que los profesionales dedicados a estas labores sean los más sanos y aptos. Me pregunto si será posible aplicar
y hacer lo mismo en el campo de la psicología pastoral.
6
Daniel S. Schipani, “El consejo pastoral como práctica de sabiduría: seis pistas teológico-pastorales”,
www.menonitas.org(7, diciembre, 2011).
10

la elección del “nombre” que se le puede dar a esta forma tan especializada de ministerio, o de

servicio social que ofrecen las distintas confesiones evangélicas en la actualidad.

Desde el punto de la documentación profesional del campo, la consejería pastoral como disciplina

es de origen reciente, tal como Polischuk7 lo atestigua en una investigación realizada, en donde

señala que los inicios de este campo, como programa curricular, se encuentran en el Seminario

Teológico Fuller y en Biola University. Está claro que la consejería espiritual o pastoral se

distingue de la consejería individual o privada por la naturaleza del contexto en que ambas se

desenvuelven. En contraste, la consejería privada no posee ningún marco específico de trabajo,

salvo el impuesto por la práctica profesional de las ciencias médicas o facultativas. Sin embargo,

en la consejería pastoral no ocurre así, pues su marco teórico de trabajo lo constituye la iglesia y

su misión para la humanidad como institución que representa a Dios en la tierra. Tal como Pablo

Jiménez establece “la consejería pastoral ocurre en un contexto moral, fundamentada en un

contexto teológico-pastoral lleno de significados morales; y es pastoral porque se desarrolla en un

contexto de comunidad de fe.”8. Como puede claramente apreciarse, la consejería pastoral o

espiritual se desenvuelve en un contexto tripartito de significados: moral, teológico-pastoral y de

fe, señalando así lo singularísima de su tarea y finalidad. De más está decir que esta labor requiere

de una “preparación seria y profunda, no sólo con componentes académicos genuinos, propios

del campo teológico, sino también con componentes prácticos, didácticos, y propios del quehacer

psicológico”. Más adelante, en este mismo trabajo monográfico, ahondaremos un poco más en los

7
Pablo Polischuk, El Consejo terapéutico, en Psicología y Consejo Pastoral, Compilación: Perspectivas hispanas
(AETH: Puerto Rico, 1995), p. 25
8
Pablo A. Jiménez, Bases Bíblicas y Teológicas de la Consejería Pastoral en Psicología y Consejo Pastoral,
Compilación: Perspectivas Hispanas (AETH: Puerto Rico, 1995), p. 17
11

detalles curriculares, a mi entender, que deben tener todos los programas académicos involucrados

en la formación de ministros para esta finalidad.

Resumidamente, puede plantearse que la consejería espiritual es pastoral por tres elementos

fundamentales, a saber: la tradición judeocristiana que subyace en la fe evangélica, la misión que

la iglesia conlleva, implícitamente, un papel de restauración integral de las personas, y, finalmente,

los instrumentos, recursos y métodos de tratamientos se orientan a la incorporación de las personas

afectadas al Cuerpo de Cristo.

Por otro lado, el doctor Schipani9 señala que la consejería pastoral se distingue por la naturaleza

espiritual de su competencia. Así, pues, se establece que la consejería pastoral se define en

términos de los ministerios de la iglesia y de la teología que ésta regenta. Es decir, que la consejería

pastoral debe privilegiar sus presupuestos bíblicos-teológicos, como el fundamento del edificio

psicológico. Entendido esto así, la consejería pastoral debe dar atención prioritaria la formación y

capacitación de la comunidad de fe. Se podría ilustrar la psicología espiritual o pastoral de la

manera siguiente:

9
Daniel S. Schipani, Bases Eclesiológicas: La iglesia como comunidad sanadora en Psicología y Consejo Pastoral,
Compilación: Perspectivas hispanas (AETH: Puerto Rico, 1995), p. 4.
12

Figura 1: Componentes de la Psicología Pastoral

Vocacional-
Educativa
Profesional

Personal- Espiritual-
Clínica Pastoral

Figura 2: Áreas o Campos de la labor de Consejería


13
CAPÍTULO 2

LA NECESIDAD DEL CONOCIMIENTO DE LAS ESTRUCTURAS DE LA

PERSONALIDAD

La complejidad de los conflictos humanos y los problemas fundamentales de la vida

La educación que se espera trasmitir en las instituciones de educación básica general está

orientada a la formación del comportamiento práctico, sencillo, útil para la convivencia con los

demás individuos. De allí que la formación a través del nuevo paradigma de la formación por

competencias, por ejemplo, tiene por finalidad principal la adquisición de las competencias básicas

que todo individuo debe tener para el correcto desenvolvimiento en la sociedad civil.

En cambio, la modificación de las estructuras de la personalidad le compete a la ciencia

psicológica. El descubrimiento de las causas de los desórdenes del carácter sufridos por aquellos

que no están al nivel de sus exigencias de convivencia diaria, y los conflictos ocasionados por la

falta de orientación específica, para el tratamiento de esos desórdenes, le ha dado a la

psicopatología un lugar seguro de desarrollo dentro de la psicología secular y profesional.

Por ello, se hace indispensable el necesario conocimiento de las estructuras de la personalidad, por

parte de aquellos, como los pastores, que tratan a diario de atender los desórdenes psíquicos,

emanados de los trastornos del carácter, en los creyentes que a diario lo solicitan. En consecuencia,

está indicado el estudio de estos menesteres, no como un currículo oculto, en cualquier programa

de psicología pastoral. El manejo de una teoría por parte de los psicólogos pastorales se requiere a

diario, tal como la doctora Isabel Díaz Portillo lo establece:

La carencia de una teoría, cualquiera que ésta sea, que sustente el trabajo clínico, conduce
a interrogatorios caóticos, en los que se persigue con tenacidad datos poco significativos
para la comprensión, tanto del padecimiento actual, como de la personalidad que lo sufre,

14
15

mientras que desatiende a las comunicaciones que llevaría a un correcto diagnóstico y a la


indicación terapéutica adecuada.10

En ese sentido, el dominio de alguna de las tantas teorías que se practican en el campo

psicopatológico le resultaría provechoso para los que llevan a cabo la psicología pastoral. Esto

vendría a ser como el marco conceptual de la disciplina psicológica en que se ha decidido

identificar el trabajo de consulta diaria. Debe reconocerse también que algunos especialistas

rechazan el cuadrar a los psicólogos pastorales en algunas de las teorías del campo, tal como lo

señala el doctor James Hamilton.11 Para terminar esta sección no está de más, en esta monografía,

conocer, al menos, los nombres de algunas de estas macro-teorías de la psicología y la psicoterapia.

La siguiente lámina ilustra algunos de estos interesantes campos:

Figura 3: Algunas Teorías de Psicología y Psicoterapia

10
Isabel Díaz Portillo, Técnicas de la Entrevista Psicodinámica (México: Librería C. Césarman, 1994), p. 8
11
James Hamilton, El Ministerio del Pastor Consejero (Kansas City, Missouri: Casa Nazarena de Publicaciones,
1995), p. 73.
16

Las afecciones somáticas y las afecciones psicofísicas

¿Cómo puede el ministro cristiano, dedicado a la psicología pastoral, discernir si los

trastornos de la personalidad, de los que padece el creyente en consulta, son provocados por

afecciones orgánicas? Aquí es en donde se empiezan a presentar situaciones para las cuales la

iglesia precisa de una orientación de ayuda profesional con el mundo de la medicina. Tengamos

presente, siempre, que el trabajo de la psicología pastoral no está en contra de los tratamientos

médicos, tan necesarios y comunes en la sociedad actual. Lo que se quiere argumentar, en esta

sección, es la idea fundamental del respeto de las competencias de las diversas ciencias, en este

caso de la medicina, cuando está indicado un tratamiento de naturaleza somática. La consulta de

ayuda de los facultativos, por parte de los ministros, deberá estar siempre presente, tal como el

doctor W. Kretschmer lo señala al decir que “los trastornos determinados sobre todo por el

organismo pueden y deben tratarse con los medios de la medicina somática general”.12

En consecuencia, sería una práctica desastrosa, por parte de la consulta psicológica en la iglesia,

ignorar estos aspectos fundamentales del diagnóstico. La consulta psicológica en la iglesia debe

ser evidencia de una práctica responsable y acorde con los más altos intereses de la dignidad

humana. Tal como señalábamos anteriormente, estos detalles deberán ser parte de una propuesta

de currículo formativo de nuestros teólogos, los cuales eligen el servicio psicopatológico como

parte de su ministerio. Tengamos presente que “la aproximación del pastor al campo de lo anímico

anormal lo obligará a familiarizarse con los conocimientos psiquiátricos más indispensables y, por

añadidura, a pedir consejo al médico toda vez que la apreciación y el desenlace de la perturbación

12
Wolfgang Kretschmer, Psicología Sintética en la Psicoterapia en la actualidad. (Buenos Aires: EUDEBA. 1965),
p. 359.
17

puede aparecer dudosos. En una serie de casos, sólo la cooperación entre el pastor y el médico

puede llevar al éxito”13. Así también no puede soslayarse que la salvación del creyente involucra

todo un proceso integral de la persona, no sólo en los aspectos del alma y del espíritu, sino también

relacionados con la salud física. Así lo entiende el pastor James Hamilton cuando realiza un

parangón entre la salud del cuerpo y la del alma al decir que “salvar en griego quiere decir sanar o

hacer completo; por lo tanto, salvación es salud, racionalidad, libertad de todo desperfecto o

mancha que deforme la personalidad humana y que impida la amistad con Dios”.14

Por otro lado, como apoyo a esta práctica de coordinación conjunta con la medicina, le sirve al

pastor conocer algunas de las macro-teorías de la psicología, tal como se señaló en la sección

anterior. Todas estas teorías le exigen a sus proponentes y participantes el cuidado que se debe

tener al no confundir afecciones somáticas con afecciones psicofísicas. El dominio de estos

campos teóricos salvaguarda la integridad profesional y ministerial del pastor. En palabras del

doctor Szentmártoni, “las teorías permiten organizar un cúmulo de datos que, de otro modo, apenas

servirían para nada. El conocimiento de las distintas teorías nos permite alejarnos lo suficiente para

evaluar nuestro punto de vista, nuestras acciones y reacciones”.15 Y esto último es lo que

precisamente debe cuidar el pastor antes de proceder con su labor de consejería espiritual.

El arte del diagnóstico de la personalidad

La mayoría de los especialistas en el campo, si no todos, coinciden en señalar que la clave en el

tratamiento de pacientes con afecciones psicofísicas lo constituye un correcto diagnóstico. Así lo

expresa el doctor Kretschmer cuando dice que “el arte del diagnóstico de la personalidad consiste

13
James Strachey, Introducción a Oskar Pfister. Die Psychanalytische Methode, Centro de Investigación y Atención
en Psicoterapia Latinoamericano (1972)http://www.ciapla.com(5 de octubre de 2011).
14
James Hamilton, op. cit., p. 8.
15
Mihály Szentmártoni, Manual de Psicología Pastoral (Salamanca: Ediciones Sígueme, 2003), p. 13.
18

en averiguar del mejor modo posible en cada caso el peso de los elementos determinantes y

descubrir sus mutuas relaciones”.16 Es cierto que también en este punto se tienen fuertes críticos,

por parte de los clínicos, en el sentido de acusar a los pastores de la utilización de la terminología

psicológica, en lugar de su aparato bíblico-teológico. La más fuerte de las críticas, a mi entender,

proviene del psiquiatra Paul Pruyser, el cual es severo en sus señalamientos hacia la actividad de

diagnóstico que realizan los pastores usando la terminología clínica. Pruyer le pide a los pastores

que, en lugar de estar haciendo diagnósticos clínicos, “deben saber algo de la situación espiritual

de la persona, su condición en relación con la gracia, su desesperación, su lealtad profunda o

dudosa, sus creencias o sus incredulidades, sus bases para la esperanza, si las hay, y su rebelión o

su tendencia a negar cualquier responsabilidad por sí mismo”17. Me parece que todos estos

elementos señalados por Pruyer son contemplados en la consulta pastoral, no obstante, no puede

descartarse que, luego del diálogo ameno y cordial con el creyente afectado, se deben hacer las

relaciones entre los elementos ocasionadores de la afección y balancear su peso en el malestar

sufrido. Precisamente, esto último es hacer un diagnóstico, lo cual no se aprende en los libros, sino

comprometiéndose directamente con aquellos que en la clínica lo practican.

Volvemos aquí a mencionar los componentes curriculares que debe tener todo programa

académico con miras a la formación de los pastores en las áreas de la consejería. Los mismos

pastores dedicados a estos menesteres reconocen las debilidades de la formación pastoral

relacionadas con las competencias requeridas para el ejercicio del ministerio de psicólogo pastoral.

Me parece que en este punto el que más claramente lo enfatiza es el doctor Hamilton cuando

señala: “la falta de preparación del pastor es la más grande debilidad de la consejería pastoral. Y

16
Wolfgang Kretschmer, op. cit., p. 366.
17
Paul W. Pruyser, The Minister as Diagnostician (Philadelphia: Westminster Press, 1976), p. 39
19

por cuanto su preparación es limitada no se espera que sepa el trabajo tan bien como uno que ha

dedicado muchos años estudiándolo y practicándolo”.18Si esto es así, una buena medida sería que

las instituciones evangélicas dedicadas a la preparación de ministros deberían reforzar el pensum

de estudios en lineamientos psicológicos y psico-patológicos con la intención de subsanar esta

falla, sobre todo, en aquellos pastores que tienen que involucrarse forzosamente con el trabajo de

la consulta psicológica.

La multiplicidad de métodos, técnicas e instrumentos terapéuticos

Al inicio de este trabajo monográfico se señaló que no era competencia del mismo ahondar en los

aspectos terapéuticos relacionados con el oficio de la psicología pastoral, tomando ésta estos

recursos de las grandes teorías que practican y ejercen la psicoterapia en la actualidad. Es lógico

plantearse esta situación, pues éste no es el escenario para un tratamiento de tal naturaleza, aunque

confieso que sería un interesantísimo trabajo de investigación estudiar cuáles recursos e

instrumentos, como los métodos desde donde éstos se originan, son los más apropiados para el

trabajo de la psicología pastoral, entendida ésta como una disciplina interdisciplinar, con sus

raíces fundamentadas en la teología bíblica.

Sin embargo, parte de nuestra probatoria de la necesaria preparación del ministro en las estructuras

normales y anormales de la personalidad pasa forzosamente por considerar algunos de estos

recursos tan novedosos, algunos, como tradicionales, otros, en el diario andar de los que dedican

su vida y obra al tratamiento de los que padecen trastornos de la personalidad. En este punto, me

gustaría citar al doctor Rudolf Dreikurs, especialista del campo de la psicología individual de

Alfred Adler, cuando se atreve a señalar que “todos los problemas humanos entran en el marco de

18
James Hamilton, op. cit., p. 18.
20

la necesidad social de profesión, de las relaciones humanas y de la sexualidad. Todos los conflictos

humanos se desarrollan dentro de estos tres problemas fundamentales de la vida”. 19Más

específicamente, este galeno señala también que se producen problemas psico-patológicos cuando

las personas no están a la altura de sus problemas sociales.

Precisamente, el planteamiento de los conflictos humanos como problemas fundamentales de la

vida obliga a los expertos a considerar recursos e instrumentos que le permitan utilizar un método

lo más eficaz posible. Desde el punto de vista de la psicoterapia, lo más indicado, antes de la

selección de los métodos, sería atenerse a un esquema fundamental, en el cual se debe considerar

los aspectos siguientes:

❖ Conocimiento, lo más acertado posible, de la biografía del individuo.

❖ El análisis del carácter en el marco de las tres tendencias fundamentales y sus

correspondientes necesidades: corporales, psíquicas y metafísicas.

❖ El correspondiente diagnóstico de la personalidad con miras a su corrección en el

transcurso del tratamiento.

❖ El tratamiento, propiamente dicho, fundamentado en una combinación de métodos.20

En esta combinación de métodos resultan aleccionadoras las comparaciones que realiza

Szentmártoni, desde la óptica de la psicología pastoral, cuando señala que “la consulta psicológica

y la dirección espiritual tienen algo en común, a saber, que quieren que la persona consiga su

libertad”.21La psicología y la dirección espiritual, fundidas en la persona de un ministro preparado

19
Rudolf Dreikurs, La psicología Individual de Alfred Adler en la Psicoterapia en la actualidad. (Buenos Aires:
EUDEBA. 1965), p. 70.
20
Wolfgang Kretschmer, op. cit., p. 362
21
Mihály Szentmártoni, op. cit., p. 80
21

para tales fines, combinan el conocimiento del trasfondo de la persona y la amorosa gracia del

favor de Dios para obtener esa ansiedad libertad individual.

Para este autor son variados los métodos que puede emplear el pastor para realizar esta

combinación de disciplinas, pero básicamente en su obra menciona cinco métodos, a saber:

• el aporte institucionalizado

• la relación interpersonal,

• la dirección carismática,

• la confesión como método

• la experiencia de la vivencia cristiana.

En cada uno de estos métodos, Szentmártoni señala la combinación de disciplinas como recurso

de diagnóstico, tratamiento y liberación. Ilustrados todos estos pasos tendríamos lo siguiente:

Figura 4: Método de Consulta de Szentmártoni


22

Finalmente, y sólo a manera de comparación, las sugerencias del doctor Esdras Betancourt en

materia de técnicas y recursos de tratamiento en la consulta pastoral son muy interesantes. Para

este autor, en la consulta pastoral se deben conocer, por parte del ministro, varias técnicas de

tratamiento psicológico. No obstante, el conocimiento de las mismas, y su consecuente utilización,

dependerá sólo de la naturaleza del caso tratado, y no de una dependencia exclusiva a una de estas

técnicas en particular. En palabras del doctor Betancourt:22”el pastor no debe entregarse a ninguna

teoría, escuela o punto de vista respecto al asesoramiento. No hay una sola teoría que haya probado

ser efectiva en todas las situaciones”. Una descripción gráfica de las técnicas sugeridas por el

doctor Betancourt nos serviría para terminar nuestro capítulo.

22
Esdras Betancourt, Introducción a la Psicología Pastoral (Editorial CLIE: Barcelona), p. 73
23

Figura 5: Técnicas sugeridas por Betancourt.


CAPITULO 3

LA CONSEJERÍA CRISTIANA Y SUS ESFUERZOS POR UNA LABOR DE

INTEGRACION CON LAS CIENCIAS PSICOLÓGICAS

Una labor de naturaleza difícil hasta el día de HOY

Los logros alcanzados de la consejería, a nivel mundial, deberían ser suficientes para la

propuesta de una labor en conjunto y perfectamente coordinada de ambas disciplinas, tanto

en el ámbito secular como en el religioso. Sin embargo, la realidad nos obliga a la

consideración de que hasta en fechas muy recientes23la lucha y la oposición a la integración

de ambas ciencias es el factor común en todas esas deliberaciones.

El tema de la oposición a la integración es histórico, si nos remontamos a los inicios de la

labor del psicoanálisis, como método de análisis y de tratamiento, en época del mismo

Sigmund Freud, creador y fundador, el cual, no pocas veces, tuvo que salir en defensa de

algunos colegas suyos acusados por la ciencia médica de ejercer la psicoterapia sin poseer

un título de médico. Los reportes y crónicas de esa época son testigos elocuentes de la

negativa del doctor Freud a que el recién creado psicoanálisis quedara en manos de la

psiquiatría. Las razones de Freud, para tal negativa, se basaban en evitar que la ciencia

médica se viera triunfadora en otro logro más, pero sin llegar a las masas necesitadas de

tratamiento, como ha ocurrido tantas veces con otras áreas de la medicina.

Debemos seguir con los intentos a la integración de una labor conjunta respetando, claro

que sí, la naturaleza específica de cada disciplina, en el sentido de que pastores acudan al

facultativo para la orientación correspondiente, si el caso tratado obedece a asuntos

23
James R. Beck, The Integration of Psychology and Theology: An Enterprise out of Balance. Journal of
Psychology and Christianity, 22, 20-29.

24
25

orgánicos, o del médico de acudir a los ministros cuando se vean superados por los

fenómenos que ellos mismos llaman paranormales. Sencillamente, es respetar ambos

procedimientos, pero procurándose un fin común: la salud de nuestros semejantes.

Esta temática resulta tan interesante, como complicadísima tratar de describirla en tan

pocas líneas. Tal como señalábamos al inicio de esta sección, la nota característica es la

lucha interna que libran los bandos en cuestión, y también de todos aquellos que se ubican

en alguna sección intermedia. Las palabras del doctor James Beck son ilustrativas al

respecto, al decir “full integration has been and continues to be fairly rare in practice even

as it is common in commitment”24

Sistematización de modelos de relación entre la psicología y la consejería cristiana

En la obra especializada Psychology and Christianity se ha publicado recientemente un sumario

de los distintos puntos de vista en el campo de la relación entre ambas disciplinas. Los autores,

Eric Johnson y Stanton Jones, realizaron una monumental recopilación, con algo de interpretación,

claro que sí, de cuatro posiciones o puntos de vista que ilustran científicamente lo complejo de

integrar estas dos disciplinas. En palabras de los autores “Christians have taken different positions

regarding the extent to which they should have anything to do with modern psychology, some

embracing it wholeheartedly, others rejecting it just as vigorously, and many others falling

somewhere between”25.

Básicamente, los puntos de vista agrupan líneas de pensamientos afines en el contexto de la

naturaleza de la compleja relación. El primero de ellos, compilado por Gary Collins plantea el

tema de la integración posible de los dos campos. El segundo de ellos, regentado por el trabajo

24
Ibíd., 7
25
Ibid., 6
26

bibliográfico de D. G. Myres, describe a ambas disciplinas como líneas paralelas, tomando la

ilustración de la geometría analítica, en donde las líneas paralelas no se cortan en ningún punto,

no obstante, recorren la misma dirección. Esto es muy ilustrativo, en el sentido de que ambas

disciplinas respeten sus campos de accionar, sin afectarse la una con la otra. En esta vertiente,

Myers destaca más el lado psicológico de la ecuación Psicología-Teología. Por otro lado, R. C.

Roberts, por su parte, expone el tercer punto de vista ilustrado con los aportes de la llamada

“psicología cristiana”, exponiendo sus fundamentos y presupuestos bíblicos y teológicos, sin

ninguna o apenas alguna relación con la psicología profana, no obstante, abierta al trabajo

cooperativo con los vecinos de la otra acera. Finalmente, el cuarto punto de vista lo documenta la

obra de David Powlison en donde concentra sus aportes la llamada Consejería Bíblica, la cual

pugna por rechazar de plano cualquier intento de integración con el mundo secular.

Razones de peso para una labor de integración diferenciada

A lo largo de este trabajo se ha insistido, de varias maneras, en la necesidad de la consideración

de las ciencias, en general, como beneficiosas a la vida de la fe; en el sentido de sacar el mejor

provecho de sus avances, cuando éstos están al alcance de la mayoría. Por ejemplo, el contar con

agua potable hoy en día es gracias a los avances científicos, con que cuentan la mayoría de los

gobiernos del mundo. Sería “una estupidez mayúscula” privarse de ese beneficio por el simple

hecho de que los antiguos cristianos no necesitaban agua potable para poder vivir. Quizás el

ejemplo usado es muy burdo, no obstante, demuestra el punto sostenido en este trabajo

monográfico, a saber: que los pastores que se dedican al trabajo de la consejería deben apoyarse

con los conocimientos de las ciencias psicopatológicas, sin desmeritar el componente bíblico-

teológico que les asiste por parte de su formación primaria.


27

Coincido plenamente, en este punto, con el doctor Beck, el cual señala que son muchos los

beneficios de una integración conjunta de ambas disciplinas. Tal como él lo expone en su

monumental resumen: “the potential benefits of cross-fertilization between the two fields are

immense”.26También él es solidario del pensamiento de que debemos brindara nuestro mejor

esfuerzo a una integración diferenciada, es decir, en el respeto y consideración de cada disciplina.

Beck lo expone así: “I am convinced that the goal of balance in the integration enterprise continues

to merit our best efforts and the we should renew our attempts to take both sides seriously” 27

Figura 6: Modelos de Integración de la Psicología y la Teología

26
Ibid., 18
27
Ibíd.
28
CONCLUSIONES

Al término de este trabajo monográfico, arribamos a la sección de las conclusiones, las cuales

queremos presentar agrupándolas en tres componentes de trabajo, a saber: epistemológico,

curricular e institucional.

A. Componente Epistemológico:

1) Las labores del ministerio pastoral incluyen mayormente el contacto personal con los

miembros de la propia congregación. A lo largo de este estudio se ha señalado que el

pastorado posee un campo repleto de situaciones que precisan de la consejería oportuna

y necesaria del pastor. De la misma manera, se ha mencionado que la consejería que

brinda el ministro, a sus miembros, está indicada como campo de conocimiento,

llamado psicología pastoral.

2) Sintetizando parte de lo que se ha discutido, puede concluirse que la psicología pastoral

tiene dos dimensiones, a saber: la humana y la divina. La dimensión humana procura

el logro de la integración social plena, como también la madurez emocional del

individuo.

3) Esta dimensión se trató poniendo al corriente al lector de las investigaciones de

connotados especialistas en los campos de la psicopatología, psicoterapia y el consejo

pedagógico, tales como Stern, Dreikurs, Kretschmer, entre otros.

4) En esta sección se insistió en la necesaria convicción, por parte de los que en la iglesia

se dedican a la consejería de almas, de reconocer la utilidad de todo ese conocimiento

por parte de nuestros ministros y teólogos. Adelantándonos al componente curricular,

el cual más adelante se tratará, hace falta, por lo menos en nuestros programas

curriculares centroamericanos, el componente de la formación para la atención de los

29
30

trastornos del carácter y la personalidad, lo que comúnmente se conoce como

psicopatología. Parafraseando a Dreikurs, la existencia de esas afecciones

psicopatológicas se da cuando el individuo no se corresponde con la naturaleza de sus

conflictos sociales. Se puede agregar, a manera de corolario, que una buena

investigación, a nivel de Tesis de Maestría, sería una propuesta curricular en materia

de programas de formación clínica-académico en psicología pastoral.

5) Por otro lado, la dimensión divina se ocupa de hacer que el creyente se apropie de los

recursos que la Palabra y el Espíritu Santo le proveen para tener una relación espiritual

satisfactoria. En esta sección nos hemos apoyado de los resultados de “Encuentros” de

reconocidas figuras del ámbito de la consejería cristiana, tales como Schipani, Jiménez,

Betancourt, así como de otros. También nos hemos asistido de algunos los conocidos

sitios internacionales de psicología pastoral, como los que promociona la Iglesia

Metodista argentina, los cuales están realizando una excelente labor de acercamiento

con profesionales de la psiquiatría brasilera.

6) Finalmente, para concluir con esta sección epistemológica, se puede con seguridad

llegar a la conclusión de que la razón principal de las diferencias en la mayoría de los

enfoques de integración de este campo de conocimiento con el de las ciencias

psicológicas y psicoterapéuticas, se debe a una completa falta de aceptación de la

existencia de estas dos dimensiones.

7) “Todos los extremos son malos” reza un dicho popular. Las posiciones extremas, tanto

del lado cristiano, como también del lado secular, evidencian de que ni la una ni la otra

están en condiciones de aceptar la realidad existencial de cada dimensión.


31

8) En esta línea de pensamiento, esta investigación ha utilizado las afirmaciones colosales,

a manera de resumen, del doctor James Beck, el cual, de manera magistral, presenta

todas las aristas de la compleja situación de integración de los dos campos de

conocimientos. Para efectos de aclaración, en esta monografía se considera necesaria y

obligada la relación de cooperación entre ambos campos de conocimientos, en el

concurso, claro que sí, del respeto y la ayuda mutua.

B. Componente Curricular:

1) La consejería pastoral, dada la complejidad de situaciones que puede tratar, exige de

parte del ministro una adecuada formación académica, con orientaciones a los

problemas de la personalidad.

2) La mayoría de las investigaciones, en este campo, demuestran que los ministros no

reciben una adecuada formación en los lineamientos básicos del asesoramiento en los

casos de trastornos de la personalidad.

3) En consecuencia, hace falta el diseño curricular de programas académicos que atiendan

esa deficiencia formativa en los pastores.

4) Una propuesta coherente sería la puesta en práctica, en la misma Facultad de Teología,

de una investigación o investigaciones que pudieran atender ese aspecto. Esto sería

como un aporte significativo de la institución al Servicio de Educación Cristiana, con

miras a la implementación de programas latinoamericanos con esta orientación

formativa.
32

C. Componente Institucional:

1) Las iglesias evangélicas como institución deberían responsabilizarse por la calidad de

servicios que sus ministros prestan a la sociedad en general.

2) Esto significa que debería existir una “entidad” rectora que supervisara lo que los

pastores llevan a cabo en el campo de la consejería cristiana. Es decir, estar al tanto de

los resultados, favorables o no, de los distintos casos que se llevan a cabo.

3) La supervisión oportuna, con la debida asistencia de ministros calificados para este fin,

evitaría, en el mayor de los casos, los malos testimonios que a diario se escuchan en el

campo de la psicología pastoral.

4) No se debe dejar que los intereses puramente personales del ministerio pastoral sean

suficientes para una adecuada prestación de servicios. La iglesia, como institución

legalmente constituida en los distintos países, es responsable de esos menesteres.


Figura 7: Componentes de las Conclusiones

33
BIBLIOGRAFÍA

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