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SAN JULIÁN

DE LOS PRADOS

Pablo Folgueira Lombardero

Curso de doctorado:

Arquitectura religiosa

en la ciudad medieval
ÍNDICE:

Introducción……………………………………………………………….3

Fuentes para el conocimiento de San Julián de Los Prados………………3

El edificio: Características generales……………………………………...6

Contexto histórico y construcción del edificio. La remodelación del siglo

XII……………………………………………………………………………….10

Las remodelaciones de la Edad Moderna………………………………..14

Las teorías del siglo XIX sobre el Patrimonio y las remodelaciones del

siglo XX…………………………………………………………………………15

a) Las teorías decimonónicas sobre el Patrimonio como

antecedentes de las restauraciones……………………………………….15

b) La restauración de Selgas……………………………………...15

c) Las restauraciones de la Posguerra…………………………….18

d) Las últimas fases de restauraciones……………………………18

Conclusiones……………………………………………………………..20

Figuras…………………………………………………………………...21

Datos de las fotografías………………………………………………….24

Bibliografía y fuentes……………………………………………………25

a) Bibliografía…………………………………………………….25

b) Fuentes…………………………………………………………27

2
INTRODUCCIÓN:
Hace ya bastante tiempo que la iglesia de San Julián de los Prados 1 me parece,
aparte de muy hermosa, muy interesante. Tal vez se deba a la cercanía con la Facultad
de Geografía e Historia y al subsiguiente hecho de que he paseado por sus
inmediaciones muchas veces. Por eso me propuse realizar este trabajo, que me
permitiría conocer más en profundidad este edificio. A través de estas páginas, voy a
intentar condensar en unas pocas palabras las certezas que hay sobre tan interesante
construcción, y también las preguntas que continúa suscitando.

FUENTES PARA EL CONOCIMIENTO DE SAN JULIÁN DE LOS


PRADOS:
En primer lugar, considero necesario empezar este trabajo refiriéndome a las
fuentes que nos hablan de esta iglesia, para conocer qué es lo que se decía de ella en los
siglos pasados.
Las primeras fuentes que nos hablan de este edificio son las Crónicas
Asturianas. Con esta denominación nos referimos a un ciclo historiográfico redactado
en época de Alfonso III el Magno, es decir, en los últimos veinte años del siglo IX,
fechándolas Bonnaz entre los años 883 y 890. Como vemos, son posteriores a los
hechos que narran. El ciclo de las Crónicas Asturianas está compuesto por la Crónica
Albeldense, la Crónica Profética y la Crónica de Alfonso III en sus dos versiones
(Rotense y a Sebastián)2.
Esta iglesia no aparece mencionada en la Crónica Albeldense, fechada en el año
881, pero sí se menciona en las dos redacciones de la Crónica de Alfonso III3. En la
versión más antigua, que es la Rotense, fechada en el año 883, se dicen del edificio las
siguientes palabras:
“(…) Necnon satis procul a palatium edificauit eclesiam in honorem
Sancti Iuliani et Baselisse cum uinis altaribus magno opere et mirauili locauit
(…)4”.
Cuya traducción es:
1
La iglesia de San Julián de los Prados fue declarada Monumento Nacional en 1971 y Patrimonio de la
Humanidad por la UNESCO en 1985 (BERENGUER, M.: Arte en Asturias, tomo II, Gijón, 1990, p. 192.
2
TORRENTE FERNÁNDEZ, I.: “La Monarquía Asturiana. Su realidad y los relatos históricos”, en AA.
VV.: Historia de Asturias, tomo II, Oviedo, 1990, pp. 310.
3
GARCÍA DE CASTRO, C.: Arqueología cristiana de la Alta Edad Media en Asturias, Oviedo, 1995, p.
452.
4
GIL FERNÁNEZ, J.: “Textos latinos”, en GIL FERNÁNDEZ, J., MORALEJO, J. L. y RUIZ DE LA
PEÑA, J. I.: Crónicas Asturianas, Oviedo, 1985, p. 140.

3
“(…) Levantó bastante lejos del palacio una iglesia en honor de los santos
Julián y Basilisa, con dos altares de mucho arte y admirable disposición (…)5”.
Por su parte, en la más erudita Crónica a Sebastián, fechada en torno al año 885,
se dice de este edificio:
“(…) Edificabit etiam a circio distantem a palatio quasia stadium unum
ecclesiam in memoriam Sancti Iuliani Martyris circumpositis hinc inde geminis
altaribus mirifica instructione decoris (…)6”.
Que José Luis Moralejo traduce así:
“(…) Edificó también al Norte, distante de palacio casi un estadio, una
iglesia en memoria de San Julián Mártir, poniendo alrededor, aquí y allá, dos
altares decorados con admirable ornato (…)7”.
Sin embargo, esta iglesia no aparece mencionada en otras obras medievales,
como pueden ser el Tudense, o sus continuadores, De rebus Hispaniae, o la I Crónica
General8.
No obstante, sí aparece en obras como la Historia Silense, que hace una relación
de las obras de Alfonso II y cita este edificio entre ellas:
“(…) Hedificauit etiam spacio unius staddi ab ecclesia Santi Salvatoris,
templum Santi Julian et Basilise, adnectens hync et inde titulos mirabili
compsitione locatos (…)”9.
La versión de la Crónica de Alfonso III hecha por mandato del obispo Pelayo la
atribuye igualmente al Rey Casto, en los siguientes términos:
“(…) Edificant insuper ecclesiam rex Adefonsus a circio quasi stadium
unum distantem a suo palatio in memoriam Santi Iuliani Martyris circumpositis
altaribus geminis mirifica instruccione decoris (…)10”.
También aparece mencionada en diversos documentos, de los años 896, 905
(Testamento del Rey Alfonso III y Jimena), 1133, 1196, 1220, 1261, 1346 y 1385-8611.
5
MORALEJO, J. L.: “Traducciones”, en GIL FERNÁNDEZ, J., MORALEJO, J. L., y RUIZ DE LA
PEÑA, J. I.: Crónicas Asturianas, Oviedo, 1985, p. 214.
6
GIL FERNÁNDEZ, J.: “Textos latinos”…, p. 215.
7
MORALEJO, J. L.: “Traducciones”…, p. 141.
8
GARCÍA DE CASTRO, C.: op. cit., p. 452, nota 46.
9
Citado en GARCÍA DE CASTRO, C.: op. cit., p. 452. Podemos traducir esta cita como: “(…) Edificó
también, a una distancia de un estadio de la iglesia de San Salvador un templo a los Santos Julián y
Basilisa, añadiendo aquí y allá altares de admirable composición (…)”. La traducción libre es mía.
10
Citado en GARCÍA DE CASTRO, C.: op. cit., p. 452. Podemos traducir esta cita como “(…) Además
el Rey Alfonso edificó una iglesia distante casi un estadio de su palacio en memoria de San Julián Mártir,
colocando dos altares iguales decorados maravillosamente (…)”. La traducción libre es mía.
11
Citados en GARCÍA DE CASTRO, C.: op. cit., p. 453 y en RUIZ DE LA PEÑA SOLAR, J. I.:
“Parroquias, concejos parroquiales y solidaridades vecinales en la Asturias medieval”, Asturiensia
Medievalia, 7 (1993-1994), pp. 107-108.

4
Las menciones posteriores a esta iglesia no fueron demasiado abundantes.
Ambrosio de Morales en su Viaje no cita esta iglesia, pese a que cita casi todas las que
hay en Oviedo12. El padre Luis Alfonso de Carvallo sí nos dejó una descripción de esta
iglesia en 1695 en su obra Antigüedades y cosas memorables del Principado de
Asturias, donde dice:
“(…) Fundó asimismo este Religioso Príncipe [Alfonso II] la iglesia de San
Iuliano cerca de la Ciudad de Oviedo, que corruptamente llaman Santullano (…)”13.
Posteriormente, el agustino Manuel Risco (1765-1801) en la España Sagrada,
también se refiere a San Julián de los Prados y dice:
“(…) [Alfonso II] Fundó así mismo la Iglesia de San Julián Mártir,
poniendo en ambos lados dos Altares de maravillosa estructura (…)”14.
Los eruditos decimonónicos citan igualmente esta iglesia, como José Caveda y
Nava (1796-1882), en su obra Memoria histórica de los templos construidos en Asturias
desde la restauración de la Monarquía Gótica hasta el siglo XII, que se refiere a ella,
diciendo:
“(…) La Yglesia de Santullano permanecía en su tiempo 15 como cuando
la labró don Alonso el Casto, y se sabe sin embargo que ha sido completamente
restaurada en época muy posterior. Sólo con examinar su fábrica hubiera
conocido que sin incurrir en un anacronismo no podía concederle tantos años de
existencia (…)”16.
Vemos eso sí cómo se equivoca al decir que esta iglesia no debe su forma a la
construcción debida al Rey Casto, sino que se debe a posteriores remociones. Más
adelante comentaremos este aspecto17.
José Amador de los Ríos no cita San Julián de los Prados, pese a que menciona
muchas iglesias de Asturias18.

12
No obstante, Lorenzo Arias asegura que Morales sí cita esta iglesia (cf. ARIAS PÁRAMO, L.: San
Julián de los Prados, Gijón, 1997, p. 12). No pretendo decir que este autor se equivoque, pero en la
edición que yo consulté no se menciona esta iglesia (sin embargo, Lorenzo Arias cita en la bibliografía de
su libro sobre San Julián una edición de la obra de Ambrosio de Morales más reciente que la que yo
consulté, de manera que tal vez fuera más completa la consultada por él).
13
Citado en ARIAS PÁRAMO, L.: San Julián de los Prados…, p. 12.
14
RISCO, M.: Asturias, en España Sagrada, Madrid, 1789, Capítulo XVIII, 224, p. 140.
15
Se refiere al tiempo del padre Carvallo, al que sigue para escribir este texto.
16
CAVEDA Y NAVA, J.: Memoria histórica de los templos construidos en Asturias desde la
restauración de la Monarquía Gótica hasta el siglo XII, Oviedo, 1982, p. 109.
17
Cf. infra.
18
RÍOS, José Amador de los: Monumentos arquitectónicos de España. Principado de Asturias, Madrid,
1877 [ed. cit. Oviedo, 1988].

5
Esta construcción sí fue mencionada por Ciriaco Miguel Vigil y Suárez Bravo
(1819-1903), miembro de la Academia La Quintana y de la Comisión Provincial de
Monumentos, que habla de ella en su Asturias monumental, epigráfica y diplomática, y
a la que se refiere como parroquia rural de Oviedo, y de la que menciona sus diversas
restauraciones. Entre otras cosas, Ciriaco Miguel Vigil escribe:
“(…) Iglesia parroquial de San Julián de los Prados, vulgo Santullano,
inmediata a la ciudad. Debe su fundación al Rey D. Alfonso II el Casto, y puede
reputarse como el edificio que conserva en la provincia más imperecederos
recuerdos de Príncipe tan religioso. Fue donada por D. Alfonso III el Magno a la
de San Salvador de Oviedo el año 862 (…). Y en el de 905 se concede también a
la Catedral la enunciada Iglesia, con el título de monasterio (…)”19.
También aparecen dos breves menciones en la monumental obra del fotógrafo
Octavio Bellmunt y del Rector de la Universidad de Oviedo, Fermín Canella Secades
(llamado Firme d’Uvieu, también miembro de la Comisión Provincial de Monumentos
y de La Quintana), Asturias. La primera es Rogelio Jove y Bravo, miembro de La
Quintana, y dice:
“(…) A él [Alfonso II] se atribuyen también las dos iglesias de Santa
María y San Miguel, adosadas en otro tiempo a la basílica, y la de San Julián,
Sancto Juliano o Santullano, como ha venido a denominarse vulgarmente en el
transcurso del tiempo (…)”20.
La segunda es de Justo Álvarez Amandi, y dice:
“(…) figura en primer término el monumento religioso levantado en las
afueras de la capital, casi extramuros, por la piedad de Alfonso el Casto, hoy
iglesia parroquial de San Julián de los Prados (…). Por lo que hace al templo
consagrado por el segundo de los Alfonsos al esforzado mártir San Julián o
Santullano (…), presenta todavía indicios numerosos en sus líneas generales de
la forma de antigua basílica que por el regio fundador quiso dársele (…)”21.
Como vemos, esta iglesia ha llamado la atención de gran cantidad de eruditos a
lo largo del tiempo.
EL EDIFICIO: CARACTERÍSTICAS GENERALES:

19
VIGIL, C. M.: Asturias monumental, epigráfica y diplomática. Datos para la Historia de la Provincia,
Oviedo, 1887, pp. 211-213. La cita está extraída de la página 212.
20
JOVE Y BRAVO, R.: “Oviedo”, en BELLMUNT, O. y CANELLA, F.: Asturias, Gijón, 1895, p. 62.
21
ÁLVAREZ AMANDI, J.: “Monumentos religiosos de Oviedo”, en BELLMUNT, O. y CANELLA, F.:
Asturias, Gijón, 1895, pp. 120-121.

6
La iglesia de San Julián de los Prados (figura 1 y fotografías 1 y 2 22), conocida
también como iglesia de Santullano, ha recibido diferentes nombres a lo largo de la
Historia, tales como Sancto Juliano, Sanctoullano, o Santo Ullano, hasta que se
consolida la forma Santullano, que viene de la contracción de Sanctum Iulianum, en el
siglo XV23.
La iglesia, de un estilo que Martín Almagro califica de prerramirense 24, se
encuentra al Norte de la sede regia, a unos ochocientos metros del centro urbano, es
decir extramuros, al Norte del suburbium de la ciudad de Oviedo (Ovetao). Se
encontraría en un marco de explotaciones agrarias y espacios boscosos, donde el Rey
Alfonso II habría erigido un complejo extraurbano, formado por la iglesia y un área
residencial, con palacio y dependencias varias, alternativo al palatium que era la
residencia oficial de Alfonso II. Tal vez Fruela ya tuviera en este emplazamiento una
villa o palacio. Este complejo extraurbano seguiría el modelo de las villae
tardoantiguas25.
Hablando ya de las características de la construcción de edificio, San Julián de
los Prados responde al tipo de basílica de proporciones cortas aunque anchas, propias de
la arquitectura altomedieval asturiana26. Es un gran rectángulo del que sobresalen como
anexos el nártex occidental y sendas cámaras al Norte y al Sur, es decir, que de la planta
sobresalen tres cuerpos: Uno está a los pies, y es el pórtico de entrada. El segundo está
al Norte del crucero, y pudo ser una tribuna real. El tercero está al lado opuesto de éste,
y fue reconstruido en 1913 por Selgas como un segundo porche27.
La iglesia tiene un aspecto sólido. Frente al uso de la sillería, se optó por usar
una mampostería con muros de aparejo de sillarejo unido mediante mortero, reforzados
en puntos clave mediante contrafuertes28 (fotografía 3) que dotan a los muros de

22
Las figuras se encuentran al final del trabajo, y las fotografías en el disco adjunto.
23
GARCÍA DE CASTRO VALDÉS, C.: op. cit., p. 453. BERENGUER, M.: op. cit., p. 86. Resulta
llamativo observar el hecho de que Martín Almagro se refiere a esta iglesia como la iglesia de San
Tuliano de los Prados en una obra no demasiado antigua (cf. ALMAGRO BASCH, M.: Arqueología y
Prehistoria de la Península Ibérica, tomo II, Madrid, 1987, p. 289).
24
ALMAGRO, M.: op. cit., p. 289.
25
GIL LÓPEZ, J. M.: “Arte de la Monarquía Asturiana”, en AA. VV.: Historia de Asturias, tomo II,
Oviedo, 1990, p. 332. ARIAS PÁRAMO, L.: San Julián de los Prados,…, p. 11. GUTIÉRREZ
GONZÁLEZ, J. A. y MUÑÍZ LÓPEZ, I.: “Reflexiones sobre los centros de poder en el Asturorum
Regnum. De las crónicas al paisaje”, en AA. VV.: Sulcum sevit. Estudios en homenaje a Eloy Benito
Ruano, Oviedo, 2004, pp. 333-372. ARBEITER, A.: “Sobre los precedentes de la arquitectura eclesiástica
asturiana en la época de Alfonso II”, en AA. VV.: III Congreso de Arqueología Medieval Española, tomo
II, Oviedo, 1992, p. 161.
26
GARCÍA DE CASTRO VALDÉS, C.: op. cit., p. 460.
27
BERENGUER, M.: op. cit., p. 86. GIL LÓPEZ, J.: “Arte de la Monarquía…”, p. 333.
28
BERENGUER, M.: op. cit., p. 89. ARBEITER, A.: “Sobre los precedentes…”, p. 162.

7
articulación29. El uso de este tipo de aparejo podría indicar que en el Reino Asturiano se
desconocía la sillería, aunque ésta no es una conclusión definitiva 30. Las esquinas
estarían hechas de manera muy cuidada, mediante el uso de grandes sillares escuadrados
a soga y tizón (fotografía 4). De hecho, es en las esquinas y los contrafuertes donde se
ve una fábrica más cuidada31. En los vanos, de forma rectangular, se utilizaron dinteles
de piezas calcáreas bajo arcos de descarga con dovelas de ladrillo (fotografía 5). Las
placas perforadas (celosías) que cierran las ventanas muestran una cierta influencia
visigoda (fotografía 6)32. El espesor de los muros va de los sesenta centímetros que
tienen los muros norte, sur y oeste, al metro de espesor que presentan los muros del
testero, que tiene que soportar el peso de las bóvedas de las capillas y de la cámara
supraabsidial de la que hablaremos más adelante 33, pasando por los ochenta y cinco
centímetros en las fachadas Norte y Sur de la cabecera 34. No tenemos datos sobre la
cimentación del edificio porque no se han realizado excavaciones en el lugar35.
A la iglesia se entra por un reducido vestíbulo, en cuyo sector occidental se
observa un arco con aparejo de ladrillo sobre jambas monolíticas rematadas en impostas
de rollo36.
La iglesia está orientada al Este, y tiene la planta basilical que predomina en la
tipología de los templos prerrománicos de Asturias. Presenta tres naves paralelas,
teniendo la central una longitud de 10’3 metros de longitud y siete metros de ancho; a su
vez, esta nave está separada de las otras dos mediante arcos de medio punto apoyados
en capiteles imposta sobre pilares y pilastras de sección cuadrada. Estas tres naves
desembocan en una nave transversal grande y elevada desde la cual se llega a tres
capillas rectangulares (de manera que tenía tres altares, como era propio en las basílicas
asturianas), rematadas en una única cabecera recta que englobaba los tres ábsides. Estas
tres capillas están cubiertas con bóvedas de medio cañón. El resto de la iglesia tiene
cubiertas planas hechas de madera de roble y teja. Al exterior, las cubiertas son a dos
29
La utilización de contrafuertes para dar esta articulación es una solución tardoantigua, y se ve ya en la
villa romana de Veranes (Gijón). Esta teoría fue enunciada por don Fernando Gil Sendino, co-director de
estas excavaciones, durante una conferencia pronunciada en la Facultad de Geografía e Historia de la
Universidad de Oviedo el 3 de mayo de 2005, y titulada “El proyecto Veranes, Gijón”, en el marco de las
I Jornadas de Arqueología en Asturias.
30
QUIRÓS CASTILLO, J. A.: “La sillería y las técnicas constructivas medievales: Historia social y
técnica de la producción arquitectónica”, Archeologia Medievale, XXV (1998), pp. 240-241.
31
ARIAS PÁRAMO, L.: San Julián de los Prados…, p. 27.
32
ARIAS PÁRAMO, L.: Prerrománico Asturiano. El Arte de la Monarquía Asturiana, Gijón, 1999, p.
56. ARBEITER, A.: “Sobre los precedente…”, p. 162.
33
Cf. infra.
34
GARCÍA DE CASTRO VALDÉS, C.: op. cit., p. 454.
35
GARCÍA DE CASTRO VALDÉS, C.: op. cit., p. 54
36
ARIAS PÁRAMO, L.: San Julián de los Prados…, p. 15.

8
vertientes.37. No obstante, la cubierta primitiva no se conserva en su totalidad, si bien es
la única iglesia asturiana de esta época que todavía conserva parte de su estructura de
madera original38.
Las cabeceras con tres ábsides abovedados serían habituales en la Europa de la
novena centuria39. De hecho, podemos considerar precedentes de las cabeceras
tripartitas en Bovalar (Lérida) o en Tamujas (Toledo), ambas del grupo que Pedro de
Palol calificó de transición a la arquitectura propiamente hispano-visigoda, durante los
siglos V y VI (figuras 2 y 3).
Sobre el ábside central hay una estancia que carece de acceso directo desde el
interior. A ella sólo se podría acceder a través de una ventana a la que se llegaría usando
una escalera. Su función no está clara, aunque podríamos suponer que serviría para
igualar la altura de la cabecera con la de la nave central 40. Sin embargo, Martín Almagro
dice que esta estancia podría estar destinada a que la habitara un ermitaño (reclusus),
por influencia de los monjes sirios41. Esta opinión no me parece demasiado acertada,
porque me parecería extraño que un ermitaño viviera en una iglesia tan cercana a la sede
regia, iglesia que además formaría parte de las dependencias reales.
Esta iglesia tiene un transepto alto, diáfano y sin compartimentación interna, al
que se llega a través de un arco toral, lo que no se ve en el resto de iglesias asturianas
conservadas. Este transepto tiene unas dimensiones de siete metros de largo por catorce
de ancho y once de altura 42. En la arquitectura hispana altomedieval en general y en la
asturiana en particular no hay paralelos ni antecedentes en lo que se refiere a este
transepto por su altura, que es mayor que la del resto de las naves, dando lugar a una
sensación de contraste entre las naves. Este transepto llevó a Bango Torviso a identificar
este templo con una iglesia palatina, aunque no tenemos ningún dato que nos permita
asegurarlo43, de modo que este transepto sería un elemento de escenificación, en
relación con la presencia del monarca en él44.

37
BERENGUER, M.: op. cit., p. 86. GARCÍA DE CASTRO VALDÉS, C.: op. cit., p. 468. ARIAS
PÁRAMO, L: San Julián de los Prados…, pp. 14-15.
38
ARIAS PÁRAMO, L: San Julián de los Prados…, p. 26.
39
DURLIAT, M.: Introducción al Arte medieval en Occidente, Madrid, 1988, p. 70.
40
BERENGUER, M.: op. cit., p. 87.
41
ALMAGRO BASCH, M.: op. cit., p. 289.
42
BERENGUER, M.: op. cit., p. 99. ARIAS PÁRAMO, L.: San Julián de los Prados…, pp. 14-15.
43
GARCÍA DE CASTRO VALDÉS, C.: op. cit., pp. 461-465. No obstante, Marcel Durliat dice que este
transepto continuo y muy elevado sería de tradición paleocristiana; respecto a esto véase DURLIAT, M.:
op. cit., p. 70.
44
ARBEITER, A.: “Sobre los precedentes…”, p. 162.

9
Además, el interior de la iglesia está decorado con pinturas murales al fresco,
que remiten a la Antigüedad y que se mantuvieron cubiertas hasta que Selgas las
descubrió cuando llevó a cabo la restauración de la iglesia45 (fotografía 7). Esta pintura
busca representar la Jerusalén celeste con un dios invisible, por eso no se representan
figuras humanas, sino que se inscribe en la tradición pictórica romana conocida como
“estilo arquitectónico” (fotografía 8)46.

CONTEXTO HISTÓRICO Y CONSTRUCCIÓN DEL EDIFICIO. LA


REMODELACIÓN DEL SIGLO XII:
No conocemos la fecha exacta de la erección de San Julián de los Prados, porque
la iglesia carece de lápida fundacional47, pero las crónicas la consideran obra del Rey
Alfonso II el Casto (fotografía 9)48. Fortunato de Selgas creía que debía ser posterior al
año 812, porque no aparece en el testamento de ese Rey, fechado ese año. A su vez,
Sánchez Albornoz fechó la iglesia entre los años 826 y 838, porque fueron los años de
mayor tranquilidad durante el reinado del Rey Casto. La falta de lápida fundacional no
hace sino complicar la atribución cronológica, obligándonos a fiarnos de las crónicas,
que tampoco nos dicen la fecha exacta49.
Este Rey era hijo de Fruela y nieto de Alfonso I, y habría nacido en los
establecimientos áulicos levantados por su padre en Oviedo. Subió al trono el día 14 de
septiembre del año 791, tras la renuncia de Bermudo, y reinó hasta su muerte en el año
84250.
Este Rey tenía estrechas relaciones con el reino franco, que ayudaron a
consolidar la Monarquía astur e hicieron que su Iglesia tuviera el respaldo del Imperio
Carolingio y del Papado frente a la herejía adopcionista (lo que implica la ruptura con el
Reino de Toledo), aunque no podemos considerar a Alfonso II vasallo de Carlomagno.
Precisamente, estas buenas relaciones con la Corte de Carlomagno se debían a que

45
ARIAS PÁRAMO, L.: Prerrománico Asturiano…, pp. 76-77. SCHLUNK, H.: “La iglesia de San Julián
de los Prados…”, p. 419.
46
BANGO TORVISO, I. G.: “La cultura artística de la monarquía astur, la última manifestación de la
antigüedad”, en AA. VV.: Astures: pueblos y culturas en la frontera del Imperio Romano, Gijón, 1995, p.
187. BERENGUER, M.: op. cit., p. 98.
47
GARCÍA DE CASTRO VALDÉS, C.: op. cit., p. 452.
48
Cf. supra.
49
GARCÍA DE CASTRO VALDÉS, C.: op. cit., pp. 465-466. ARIAS PÁRAMO, L.: Prerrománico
Asturiano…, p. 45.
50
RUIZ DE LA PEÑA SOLAR, J. I.: “Estudio preliminar: La cultura en la Corte ovetense del siglo IX”,
en GIL FERNÁNDEZ, J., MORALEJO, J. L. y RUIZ DE LA PEÑA, J. I.: Crónicas Asturianas, Oviedo,
1985, p. 14. RUIZ DE LA PEÑA SOLAR, J. I.: La Monarquía Asturiana, Oviedo, 2001, p. 93.

10
ambos Reyes condenaban esa herejía, y además el Rey Casto necesitaba también el
apoyo de Carlomagno frente a los musulmanes51.
Alfonso II es el que estabiliza la Corte en Oviedo, y este Rey es el artífice del
crecimiento de esta ciudad, haciendo que llegue a ser la primera ciudad histórica de
Asturias52. Oviedo se erige así en regia sedes, en el centro del Estado. Su programa
político convirtió a Oviedo también en sede episcopal, y la adopción de cargos y usos de
origen visigodo sirvió para reafirmarse frente a la Corte carolingia y aparecer como
heredero del Reino visigodo de Toledo53.
Un claro testimonio de su reinando lo componen los restos arqueológicos que
forman parte del primer ciclo artístico del Prerrománico Asturiano, cuyo antecedente
sería la iglesia de Santianes de Pravia, erigida por Silo cuando trasladó a Pravia la
capital54. De hecho, bajo el reinado de Alfonso II el Arte se afirma55.
Alfonso II será el responsable de un renacimiento cultural en el aspecto
monumental, sobre todo a partir del año 812, después de los ataques musulmanes de
finales del siglo VIII, ya que erige edificios de carácter tanto religioso como civil con la
intención de dar a Oviedo la infraestructura que necesitaba para poder desarrollar en esa
capital su política de organización que seguía el modelo de Toledo, aunque sin
renunciar a las influencias carolingias, italianas, orientales e incluso mozárabes. Un
reino que quería ser importante necesitaba una importante capital56.
De este modo, el Rey empeñaba su majestad fundando una ciudad, a semejanza
de los Reyes visigodos, transformando un antiguo núcleo monástico en una auténtica
regia sedes. Si bien quiso que Oviedo fuera una nueva Toledo, las influencias de la
Antigüedad Tardía que aún perviven en los siglos VIII y IX son evidentes57.
En lo que se refiere a la construcción del edificio, el Rey, a través de su
arquitecto Tioda, edificó esta basílica bajo la advocación de San Julián y Santa Basilisa

51
RUIZ DE LA PEÑA SOLAR, J. I.: La Monarquía…, pp. 134-135. ARIAS PÁRAMO, L.: San Julián
de los Prados…, p. 6. ARIAS PÁRAMO, L.: Prerrománico Asturiano…, pp. 18-19.
52
RUIZ DE LA PEÑA SOLAR, J. I.: La Monarquía…, p. 136. BENITO RUANO, E.: “El desarrollo
urbano de Asturias en la Edad Media. Ciudades y ‘Polas’”, BIDEA, XXIV, 69 (1970), pp. 162-163.
53
GIL LÓPEZ, J.: “Arte de la Monarquía…”, p. 329. ARIAS PÁRAMO, L.: San Julián de los Prados…,
p. 6.
54
RUIZ DE LA PEÑA SOLAR, J. I.: La Monarquía…, p. 96.
55
GIL LÓPEZ, J.: “Arte de la Monarquía…”, p. 329.
56
RUIZ DE LA PEÑA SOLAR, J. I.: “La cultura en la Corte ovetense…”, pp. 16-17. BERENGUER, M.:
op. cit., p. 50.
57
BANGO TORVISO, I. G.: “La cultura artística…”, pp. 175-176.

11
como iglesia palatina, extramuros de la ciudad, como parte de un conjunto áulico hoy
desaparecido, que sería la segunda residencia real58.
La advocación de San Julián y Santa Basilisa está documentada ya en el Toledo
hispanovisigodo de los siglos VI y VII, desde donde llegaría al Norte de la Península
Ibérica y a la Galia durante el siglo VII. Se trataría de dos mártires egipcios cuyo culto
se remontaría ya a la época romana, difundiéndose desde Antioquía. Ya Fruela les
habría levantado una iglesia. 59.
No es descartable que esta iglesia fuera usada también como basílica conciliar,
dándole así una gran importancia no sólo eclesiástica, sino también política, de manera
que tal vez fuera cierta la celebración de un concilio documentado sólo por unas actas
falsificadas en el siglo XIII60.
Pese a lo que aseguraba Caveda y Nava, la planta de tres naves sí es original,
como ya hemos comentado61.
En su construcción, en esta iglesia se vuelve a la mampostería, renunciando,
aunque no del todo, a la piedra tallada, y el arco de medio punto sustituye al arco de
herradura propio de los visigodos. No obstante, esta iglesia presenta elementos de
influencia visigoda, como la cabecera rectangular, la estancia sobre la capital central, el
pórtico con entrada en arco y las habitaciones en los extremos de la nave transversal62.
Los altares originales tendrían el podio característico de la tradición asturiana,
realizado en fábrica, y la mensa, superficie plana sobre la que se desarrollaría el
sacramento de la eucaristía. En torno a ellos, las columnas que sujetan las arquerías son
columnas reutilizadas, al igual que sus capiteles (fotografía 10). Fustes, capiteles, basas
y pilastras fueron aprovechados en la construcción de la iglesia, y de este modo vemos
capiteles corintios, por ejemplo, que serían copias provinciales de relieves escultóricos
de tradición oriental y cuya cronología sería del siglo IV. Es bastante posible que parte
de los capiteles de la capilla mayor de esta iglesia procedieran del monasterio visigótico
de Wamba en Valladolid63.

58
ARIAS PÁRAMO, L: Prerrománico Asturiano…, p. 45. ARBEITER, A.: “Sobre los precedentes…”, p.
161.
59
GARCÍA DE CASTRO VALDÉS, C.: op. cit., p. 454.
60
ARIAS PÁRAMO, L.: San Julián de los Prados…, pp. 11-12.
61
Caveda y Nava escribía: “(…) No tenemos noticia de que exista ni hubiese nunca existido en Asturias
una basílica de tres naves cuya erección fuese anterior a los tiempos de Alonso el Magno, esto es, a los
últimos años del siglo IX (…)” (CAVEDA Y NAVA, J.: op. cit., pp. 93-94).
62
DURLIAT, M.: op. cit., p. 70. BERENGUER, M.: op. cit., p. 91.
63
ARIAS PÁRAMO, L.: Prerrománico asturiano…, pp. 52-53.

12
Además, la iglesia tendría un pavimento de opus signinum y su exterior estaría
enlucido, pese a que durante muchos años se pensó que las iglesias de esta época no
presentaban enlucidos64.
Ya hemos comentado que el transepto de esta iglesia no tiene paralelos en la
arquitectura asturiana y que puede ser un elemento de escenificación relacionado con la
presencia real en él65. En efecto, abierta al transepto habría una tribuna real, situada al
norte del altar mayor, de estructura de madera, que hoy no se conserva y que
probablemente no estaba en el proyecto original, sino que sería añadida en un momento
indeterminado de la Edad Media. De ella no hay prototipos conocidos. Fue en 1972
cuando se descubrieron siete agujeros en los que encajarían otras tantas vigas de madera
que sostendrían esta tribuna. De esta manera, el transepto continuo tendría la función de
situar en un espacio concreto la tribuna desde la que la familia real seguiría la liturgia.66.
La iglesia de San Julián de los Prados sería restaurada en el siglo XII,
concretamente en 1165, interviniendo en la cubierta y en el pavimento original de opus
signinum que sería totalmente destruido. De esta remodelación se conserva una
inscripción en un tirante de la cubierta del transepto, que dice:
“Qui me reposvit et me laboravit riciescant in pace. Amen. Era MCCIII”67.
La espadaña que se ve en el hastial Oeste (fotografía 11) es de fecha discutible,
si bien el hecho de que los canecillos de su base sean tipológicamente parecidos a los de
iglesias del siglo XI, como San Pedro de Teverga, lleva a pensar en esa cronología,
aunque no es algo seguro. Cabe la posibilidad también de que fueran reutilizados en el
momento de construir esa espadaña, de modo que no se les podría dar una fecha
exacta68.

LAS REMODELACIONES DE LA EDAD MODERNA:


Parece que el templo debió de mantenerse sin remodelaciones hasta el siglo
XVII o XVIII, momento en el que se cerró el pórtico Norte, quedando ese espacio
habilitado para su uso como sacristía. A mediados de este siglo XVIII además se

64
GARCÍA CUETOS, Mª P.: El Prerrománico asturiano. Historia de la arquitectura y restauración
(1844-1976), Oviedo, 1999, pp. 96-97 ARIAS PÁRAMO, L.: San Julián de los Prados…, p. 24.
65
Cf. supra.
66
ARIAS PÁRAMO, L.: San Julián de los Prados…, pp. 16. SCHLUNK, H.: “La iglesia de San Julián de
los Prados…”, p. 421.
67
ARIAS PÁRAMO, L.: San Julián de los Prados…, p. 13. Esta inscripción puede traducirse como
“Descansen en paz los que me restauraron y me trabajaron. Amén. Era de 1203 (año de 1165)”; una vez
más, se trata de una traducción mía.
68
GARCÍA DE CASTRO VALDÉS, C.: op. cit., p. 459.

13
llevaría a cabo otra intervención en la cubierta, en la que se cubrieron las naves
transversal y central con bóvedas tabicadas. La colocación de estas bóvedas cegó
parcialmente las ventanas, lo que obligó a alargarlas hacia abajo 69. También se intervino
en el pavimento, llevando a cabo su enlosado70. Antes, durante el Barroco (siglo XVII),
se habían colocado unos altares y retablos en los ábsides, y también un remate en la
espadaña71.
Aún en el siglo XVIII se añadió un pórtico alargado, con unas dimensiones de
unos once metros por cinco, delante del pórtico Oeste. También se le añadirían sendos
camarines a ambos lados72. La fecha de esta remodelación sería 1774, ya que Ciriaco
Miguel Vigil dice:
“(…) Precede al ingreso del templo un pórtico espacioso construido el
año de 1774 (…)73”.
Hacia 1800 se llevó a cabo la construcción de una sacristía al Sur, derribándose
para ello el pórtico que la precedía, con su espacio anexo hacia el Oeste74.

LAS TEORÍAS DEL SIGLO XIX SOBRE EL PATRIMONIO Y LAS


REMODELACIONES DEL SIGLO XX:
a) Las teorías decimonónicas sobre el Patrimonio como antecedentes de las
restauraciones:

69
GARCÍA DE CASTRO VALDÉS, C.: op. cit., p. 459. GARCÍA CUETOS, M. P.: op. cit., p. 96
70
ARIAS PÁRAMO, L.: San Julián de los Prados…, p. 14.
71
GARCÍA CUETOS, Mª P.: op. cit., pp. 96-97.
72
GARCÍA DE CASTRO VALDÉS, C.: op. cit., p. 459.
73
VIGIL, C. M.: op. cit., p. 212.
74
GARCÍA DE CASTRO VALDÉS, C.: op. cit., 459.

14
Las desamortizaciones del siglo XIX supusieron un verdadero desastre para el
Patrimonio español, y por eso surgieron movimientos de oposición a las destrucciones
de templos, movimientos que además daban mucha importancia a la protección de los
monumentos y a la necesidad de una conciencia de su valor 75. En este ambiente, durante
la segunda mitad del siglo XIX, surgieron debates acerca del aspecto y la función de los
edificios, que permitieron sentar las hipótesis que sirvieron de base para empezar a
realizar las restauraciones76.
Surgen ahora la Comisión Provincial de Monumentos y la Academia La
Quintana, grupos a los que pertenecieron, por ejemplo Ciriaco Miguel Vigil, Fermín
Canella y Fortunato de Selgas. La Quintana tuvo importancia a la hora de desarrollar las
ideas asturianistas que sirvieron para proteger el Patrimonio de la Provincia, protección
llevada a cabo desde la Comisión. Así, Fermín Canella y Fortunato de Selgas querían
estudiar y conservar los monumentos prerrománicos como símbolos de los momentos
de mayor esplendor de la cultura asturiana77.
El primer interés por la restauración de San Julián de los Prados surge de una
reseña escrita por José María Flórez y González, vocal de la Comisión, en 1874. En esta
reseña estudia la evolución constructiva de la iglesia. Este trabajo será el punto de
partida de la restauración llevada a cabo por Selgas78.
b) La restauración de Selgas:
La restauración de Fortunato de Selgas y Albuerne (1838-1921) será el “canto de
cisne” del asturianismo en el aspecto de la intervención en los monumentos
prerrománicos. Esta intervención, en la que no se llegó a excavar, se desarrolló entre
1912 y 1915, publicándose la memoria en 191679. Esta intervención de Selgas, apoyada
por Canella y la Comisión, se vio ayudada porque la iglesia aún no había sido declarada
Monumento Nacional, lo que hacía que no hubiera una vigilancia estricta por parte de
las instituciones madrileñas. Además, los posibles problemas de financiación se
solucionaron al asumir Selgas todos los gastos derivados de los trabajos. El permiso de
la Iglesia asturiana, junto con el apoyo del párroco tampoco fue difícil de conseguir80.

75
GARCÍA CUETOS, Mª P.: op. cit., p. 21.
76
GARCÍA CUETOS, Mª P.: op. cit., p. 26.
77
GARCÍA CUETOS, Mª P.: op. cit., pp. 43-44.
78
GARCÍA CUETOS, Mª P.: op. cit., pp. 78-80.
79
GARCÍA CUETOS, Mª P.: op. cit., p. 89. FERNÁNDEZ CONDE, J.: “Balance general de la
Arqueología Medieval Asturiana”, en AA. VV.: III Congreso de Arqueología Medieval Española, tomo I,
Oviedo, 1992, pp. 11-12.
80
GARCÍA CUETOS, Mª P.: op. cit., p. 90.

15
La intención principal de Selgas a la hora de llevar a cabo esta intervención era
devolver al templo “su primitivo estado”81, pero como veremos, fue bastante selectivo a
la hora de decidir qué había que mantener y qué había que eliminar82.
Selgas comenzó eliminando los elementos añadidos durante el siglo XVIII
(figura 4), y en el transcurso de estos trabajos encontró unos muros que interpretó como
los muros primitivos del habitáculo Sur del crucero, que se encontraban formando un
ángulo recto con el propio templo. Descubrió también que las tejas del tejado a dos
vertientes de este habitáculo habían dejado unas impresiones. La cima de este tejado
llegaba hasta el alféizar del gran ventanal que se abrió en el crucero en el XVIII83.
Devolvió a las ventanas sus dimensiones originales, ya que, como ya
comentamos, habían sido alargadas hacia abajo y cegadas parcialmente al añadir las
bóvedas en el siglo XVIII84. Cambió las vidrieras por celosías fabricadas usando como
modelos las de las iglesias del Naranco, Lena y Valdediós. La del ventanal Sur no se
hizo porque no se sabía de qué manera estaba cerrado. Vicente Lampérez realizó los
diseños de las celosías de las naves, y las de los ábsides se copiaron de un fragmento
conservado en el ábside izquierdo (fotografía 12)85.
Trató de devolverle a la cubierta su forma original, derribando la que estaba,
muy reformada durante la Edad Media y en el siglo XVIII, y haciéndola de nuevo. Optó
por trazar los tejados de manera independiente, para evitar que se cortaran entre sí, y les
dio poca inclinación86. Al final sólo conservó in situ tres vigas del transepto y restos de
otras en la techumbre de los pórticos87.
Considerando, erróneamente, que en origen los muros no estaban encalados, se
procedió a su limpieza, dejando la mampostería de sillarejo a la vista. Hoy sabemos que
esto fue un error, ya que los monumentos altomedievales presentaban un enlucido
exterior88.
En el transcurso de sus trabajos, descubrió que la sacristía moderna estaba
sesenta centímetros por encima del nivel original, de manera que devolvió a esta
estancia su trazado original al reconocer los cimientos89.
81
Citado en GARCÍA CUETOS, Mª P.: op. cit., p. 92.
82
Cf. infra.
83
GARCÍA CUETOS, Mª P.: op. cit., pp. 95-96. Una fotografía de este enorme ventanal se ve en la
página 94.
84
Cf. supra.
85
GARCÍA CUETOS, Mª P.: op. cit., p. 96.
86
GARCÍA CUETOS, Mª P.: op. cit., p. 96.
87
GARCÍA DE CASTRO VALDÉS, C.: op. cit., p. 459.
88
GARCÍA CUETOS, Mª P.: op. cit., p. 54, nota 66 y pp. 96-97.
89
GARCÍA CUETOS, Mª P.: op. cit., p. 96.

16
También optó por eliminar los altares y retablos barrocos de los ábsides,
localizando los cimientos de los tres altares originales y también fragmentos de ellos
que le permitieron reconstruirlos90.
Sin embargo, no consideró oportuno restituir el suelo original, sustituido por
losas después de que desde el siglo XII se abrieran en él tumbas que habían alterado el
pavimento original. En la espadaña mantuvo la zona baja románica, pero eliminó el
remate barroco91.
Al Oeste de la nave central, Selgas consideró oportuno colocar un coro de
madera, para poder albergar a un número cada vez mayor de fieles. En la nave Sur,
Selgas procedió a eliminar la puerta denominada de Abuli92.
Al eliminar bóvedas y encalados en el interior aparecieron los frescos, aunque
Selgas optó por dejar los costurones de las cubiertas, para dar idea de la antigüedad del
edificio. El análisis y reconstrucción de las pinturas corrió a cargo de Senén Rivero
González-Rúa. También aparecieron las arquerías ciegas del ábside central93.
Finalizadas las obras, ya en 1917, Lampérez redactó un informe para que la
iglesia fuera declarada Monumento Nacional, dirigido a la Subsecretaría del Ministerio
de Instrucción Pública y Bellas Artes. En él dice que el estilo de la iglesia es
“romanocristiano”, señala su relación con la arquitectura basilical romana y dice que se
relaciona con la intención de los Reyes asturianos de resucitar la Toledo visigoda y la
Roma de Constantino. Al final, la iglesia fue declarada Monumento Nacional en una
Real Orden del Ministerio de Instrucción Pública del 8 de junio de 1917, publicada seis
días más tarde en la Gaceta de Madrid94.
De la restauración de Selgas se conserva una lápida conmemorativa en el muro
de la nave Norte (fotografía 13).
c) Las restauraciones de la Posguerra:
Luis Menéndez-Pidal Álvarez fue el responsable de las restauraciones llevadas a
cabo en el Prerrománico Asturiano durante la Posguerra, y llegó a ser él el que tomó
todas las decisiones relativas a esas intervenciones95. En la iglesia de Santullano realizó
dos, una entre 1939 y 1940, y otra en los años 70.

90
GARCÍA CUETOS, Mª P.: op. cit., p. 96.
91
GARCÍA CUETOS, Mª P.: op. cit., p. 96-97.
92
GARCÍA DE CASTRO VALDÉS, C.: op. cit., p. 459.
93
GARCÍA CUETOS, Mª P.: op. cit., p. 97.
94
GARCÍA CUETOS, Mª P.: op. cit., pp. 99-100.
95
GARCÍA CUETOS, Mª P.: op. cit., p. 171.

17
La iglesia de San Julián de los Prados había sufrido, durante la Guerra Civil, una
serie de importantes impactos que dañaron las celosías del ábside Norte, un contrafuerte
de la nave Sur, que fue arrancado totalmente, y la techumbre, en la que se abrió un
agujero. Por eso, la Dirección General de Regiones Devastadas encargó a Menéndez-
Pidal una intervención para rehacer los elementos dañados, rehacer totalmente la
cubierta y restaurar todas las celosías. Dicha intervención se llevó a cabo entre 1939 y
194096.
En esta intervención, se repararon los agujeros de las paredes laterales, el
contrafuerte fue reconstruido, las celosías fueron reparadas, optándose además por
colocar vidrios en esos vanos y se restauró por completo los más de 600 metros
cuadrados de la cubierta97.
d) Las últimas fases de restauraciones:
Desde 1970, Menéndez-Pidal dirigió otra fase de intervenciones. En esta fase se
vuelve a intervenir en las cubiertas y también, a lo largo de 1971, en las pinturas del
ábside mayor y el arco toral, que se habían visto profundamente afectadas en
intervenciones precedentes, hasta el punto de que habían perdido el color. Después, se
quiso restaurar las pinturas de los demás ábsides y del crucero. El tratamiento de las
pinturas corrió a cargo de Antonio Llopart Castell98.
Se optó por sustituir los deteriorados ventanales de los ábsides por otros nuevos
de bronce y cristal, que pudieran abrirse, para permitir así la ventilación que se
consideraba que las pinturas necesitaban. También se intervino en las cubiertas,
restaurando la armadura de madera y la cubierta del crucero, impermeabilizando y
retejando99. Sin embargo, estas nuevas cubiertas se vieron pronto dañadas por las
voladuras llevadas a cabo durante las obras de construcción de la autopista Oviedo-
Gijón-Avilés (la autopista Y), que pasa cerca del monumento, concretamente al Sur del
mismo. Esto llevó a planificar una nueva restauración de la cubierta, para la que se
utilizó una partida presupuestaria que originalmente estaba destinada a las pinturas. Esto
obligó a elaborar otro presupuesto de intervención en ellas100.
Precisamente, en relación con estas voladuras se hicieron una serie de sondeos,
que mostraron la necesidad de volver a calzar los muros de los tres ábsides y del costado
Sur, y también consolidar todos los muros del edificio inyectando cemento fluido. A la
96
GARCÍA CUETOS, Mª P.: op. cit., p. 184. GARCÍA DE CASTRO VALDÉS, C.: op. cit., p. 459.
97
GARCÍA DE CASTRO VALDÉS, C.: op. cit., p. 459.
98
GARCÍA CUETOS, Mª P.: op. cit., p. 184.
99
GARCÍA CUETOS, Mª P.: op. cit., p. 185.
100
GARCÍA CUETOS, Mª P.: op. cit., p. 186.

18
vez, se repasaron los revocos del interior y se restauraron las armaduras y cubiertas,
restauración que acabamos de comentar que era necesaria por culpa de las voladuras101.
Se restauraron los pavimentos de los tres ábsides y se fabricaron los altares de
piedra de sillería y mampostería que aún se conservan. Se restauró también el
crucificado de la capilla mayor y se colocaron lámparas de hierro forjado en el crucero
(fotografías 7, 14 y 15)102.
En el hueco semicircular del crucero se colocaron unas nuevas celosías que
siguen el modelo de las que están en la basílica de Santa Sabina, en Roma, y se
restauraron también las celosías de la nave mayor y del crucero103.
Por último se consideró necesario intervenir en las fábricas de los paramentos, y
efectuar un repaso de las cubiertas y un retejo de la iglesia, debido a los daños
ocasionados por las voladuras104.
En 1979, José Menéndez-Pidal Álvarez y Luis Rodríguez-Cueto Ferrándiz
elaboraron un proyecto de restauración centrado en las pinturas, cuyo color estaba
dañado por una serie de concreciones de carbonato cálcico cristalizado (CO 3Ca)
Además, se consolidaron los morteros que servían de soporte a las pinturas murales, se
resanaron las pinturas, se restauraron todos los motivos dañados y se realizaron
calcos105.
La última fase de restauraciones, hasta el momento, se llevó a cabo en 1982, y su
responsable fue Rodríguez-Cueto. Continuó con el trabajo en las pinturas, pero además
consideró necesario suprimir el coro elevado al Oeste por Selgas, además
impermeabilizó la cubierta y realizó una nueva carpintería en los pórticos Oeste y Sur106.

CONCLUSIONES:
A lo largo de este trabajo, hemos visto que la iglesia de San Julián de los Prados
es claramente una joya del Arte Prerrománico Asturiano en la que se aúnan influencias
llegadas de diferentes tradiciones. Pero esta iglesia fue también, sobre todo durante la
Edad Media, un edificio coherente con su momento histórico. En efecto, cuando Oviedo
era sede del poder real y esta iglesia un templo palatino, en ella había una tribuna desde

101
GARCÍA DE CASTRO VALDÉS, C.: op. cit., p. 460.
102
GARCÍA CUETOS, Mª P.: op. cit., p. 185.
103
GARCÍA CUETOS, Mª P.: op. cit., p. 187.
104
GARCÍA CUETOS, Mª P.: op. cit., p. 187. GARCÍA DE CASTRO VALDÉS, C.: op. cit., p. 460.
ARIAS PÁRAMO, L.: San Julián de los Prados..., p. 14.
105
GARCÍA CUETOS, Mª P.: op. cit., p. 187. GARCÍA DE CASTRO VALDÉS, C.: op. cit., p. 460.
106
GARCÍA DE CASTRO VALDÉS, C.: op. cit., p. 460.

19
la cual se destacaría a la familia real. Posteriormente, cuando la Corte se trasladó hacia
el Sur, esa tribuna desaparecería porque ya no habría en Oviedo un poder real que se
destacara sobre el resto de los fieles. En el transcurso de las remodelaciones posteriores,
sobre todo las del siglo XX, vemos que éstas se adaptaron no sólo a las necesidades de
la liturgia y de los fieles que asistían a ella, sino también a la ideología propia de cada
época y al gusto de los propios responsables de las restauraciones, que buscaban dar a la
iglesia una imagen acorde con la visión que tenían de la arquitectura altomedieval.
Al margen de las diferentes interpretaciones que se han propuesto para el
edificio107, no cabe duda de que éste ha tenido una historia que corre pareja a la de la
sociedad de cada época, que es lo mismo que decir que la arquitectura del edificio ha
cambiado en la misma medida que la mentalidad de los fieles que recibían los
sacramentos en él.

FIGURAS:
Figura 1: Planta actual de San Julián de los Prados108:

107
Se pueden consultar las diferentes teorías sobre la iglesia de San Julián de los Prados en SCHLUNK,
H.: “La iglesia de San Julián de los Prados…”, pp. 408-417.
108
ARIAS PÁRAMO, L.: San Julián de los Prados…, p. 11.

20
Figura 2: Planta de la iglesia de Bovalar (Lérida). En ella vemos un ejemplo de
iglesia con tres ábsides, como Santullano109:

109
SCHLUNK, H. y HAUSCHILD, T.: Hispania Antiqua. Die Denkmäler der frühchristlichen und
wetogeischen Zeit, Madrid, 1978, p. 164.

21
Figura 3: Planta de la iglesia de Tamujas (Toledo). En ella vemos otro ejemplo
de los tres ábsides110:

110
SCHLUNK, H. y HAUSCHILD, T.: Hispania Antiqua…, 1978, p. 41.

22
Figura 4: Planta de la iglesia de San Julián de los Prados en 1912 según Selgas.
En ella vemos los añadidos que se habían hecho a la iglesia durante el siglo XVIII111:

DATOS DE LAS FOTOGRAFÍAS112:


Fotografía 1: Vista de la fachada Oeste de la iglesia de San Julián de los Prados.
Fotografía 2: Vista de la cabecera de la iglesia de San Julián de los Prados.
111
ARIAS PÁRAMO, L: San Julián de los Prados…, p. 10. La escala es la misma que la de la planta de
la página 21.
112
Las fotografías de interior no tienen demasiada calidad, porque se realizaron sin utilizar el flash.

23
Fotografía 3: Detalle de un contrafuerte.
Fotografía 4: Detalle de una de las esquinas de la iglesia, con los sillares
colocados a soga y tizón.
Fotografía 5: Detalle de un vano con un dintel de piedra caliza bajo un arco de
descarga con dovelas de ladrillo.
Fotografía 6: Detalle de la celosía de la capilla Norte de la cabecera.
Fotografía 7: Detalle de las pinturas que se sitúan sobre el altar mayor. Se ve
también la reconstrucción de las pinturas que se han perdido.
Fotografía 8: Detalle de una de las restituciones de las pinturas, en la que se ve
una las figuras que dan nombre al “estilo arquitectónico”.
Fotografía 9: Estatua de Alfonso II el Casto, monarca que según las crónicas
construyó la iglesia, situada delante de la Catedral de Oviedo.
Fotografía 10: Arquerías y columnas que rodean el altar mayor.
Fotografía 11: Espadaña.
Fotografía 12: Celosía del ábside Norte.
Fotografía 13: Lápida conmemorativa de la reconstrucción de Selgas.
Fotografía 14: Lámpara de hierro forjado del crucero.
Fotografía 15: Imagen del Crucificado y lámpara del crucero.

BIBLIOGRAFÍA Y FUENTES:
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27
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VIGIL, Ciriaco Miguel: Asturias monumental, epigráfica y diplomática. Datos
para la Historia de la provincia, Oviedo, 1887 [ed. cit.: 1987].

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SAN JULIÁN
DE LOS
PRADOS
(Fotografías)

Pablo Folgueira Lombardero

Curso de doctorado:
Arquitectura religiosa
en la ciudad medieval

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