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República Bolivariana de Venezuela

Universidad Bicentenaria de Aragua


Facultad de Ciencias Sociales y Administrativas
Escuela de Psicología

CURRÍCULO
Concepciones y enfoques

Facilitadora:
Dra. Miriam Mendoza
Participante:
Jean Carlos Soto
CI 14230264
INTRODUCCIÓN

El currículo a lo largo del tiempo ha tenido dos momentos importantes: uno


es su origen y el otro es su nacimiento como recurso pedagógico. Según reseña
Toro (2017), su origen se remonta al siglo XVI aunque otros aseguran que fue
desde mucho antes tal y como se verá en el desarrollo de esta revisión. Ahora
bien, siguiendo a esta misma autora, en función del uso que se le ha dado como
actividad pedagógica su génesis se da desde la reforma nacida en la universidad
sobre la base de la teoría calvinista.
Otros autores sin embargo, tal es el caso de Díaz (1993), citado en Fonseca
y Gamboa (2017), reportan como el surgimiento del currículo a principios del siglo
XX, cuando en EEUU tras el surgimiento de un cambio de currículo autónomo de
la reforma en Pedagogía, en la necesidad de fortalecer su identidad nacional y
construir una corriente de pensamiento propio al verse amenazada por la llegada
de innumerables inmigrantes europeos, llevan a cabo tan importante cometido.
No obstante, el mismo autor sostiene que en la década posterior a la
Segunda Guerra Mundial, en la necesidad de buscar nuevos horizontes
económicos, gran parte del planeta ve a la educación como base del desarrollo y
al currículo como un campo que contribuiría en tal objetivo.
Con los datos suministrados anteriormente, parece no haber consenso en
torno al origen real del currículo, sin embargo lo cierto es que a lo largo de esta
revisión el lector podrá evidenciar las diferentes posturas que se han construido en
torno al mismo y como confluyen en un punto en común: el currículo no es estático
sino cambiante, porque busca adaptarse a las necesidades de los tiempos.
EL CURRÍCULO

Concepción desde varios autores.


Siguiendo los planteamientos de Fonseca y Gamboa (2017), históricamente
podría decirse que se han gestado al menos dos concepciones o interpretaciones
del currículo: la de John Dewey y Pestalozzi, que consideran al currículo con
amplitud en relación con la vida y la experiencia y orientado a la realización de
actividades y procesos que permiten el aprendizaje efectivo, y la visión de Taylor y
Bobbit, que adapta el currículo a nociones prácticas ligadas a la concepción
conductista de planificación, correspondiente a habilidades y destrezas requeridas.
Aunque desde otra óptica, según Luna y López (2012), el autor Contreras
(1991) distingue dos tipos de propuestas curriculares: la que concibe al currículo
como un instrumento que encamina al docente mediante contenidos y
procedimientos para la puesta en práctica y la que ve al currículo como un espacio
para la experimentación al impulsar al profesor a la utilización de herramientas
innovadoras que se adapten al contexto y las circunstancias actuales cuya
aplicabilidad sea sobre una realidad concreta y específica.
De lo anterior se evidencia que sin importar la concepción desde donde se
vea, el currículo se orientará indefectiblemente hacia la formación y desarrollo de
la identidad, moral y conciencia en los estudiantes para definirse como personas
individuales que aspiran trascender en los diferentes ámbitos de la vida.
Etimológicamente hablando, la palabra currículo tiene su raíz en la voz
latina “Currere” que significa recorrer un camino o dirección del recorrido con el
propósito de alcanzar una meta. De allí que se asocie este constructo con la
secuenciación e interacción de actividades distintas desarrolladas en el proceso
educativo y desde donde históricamente se ha visto su franca evolución.
En este particular, Luna y López (2012) nos remontan a las culturas
egipcias donde desarrollaron la escritura, el arte y la literatura; o en la cultura
romana, cuyo legado fue la organización del diseño curricular por niveles de
formación (elemental, media y superior); o el movimiento renacentista, a quien
debemos la democratización de la educación y el conocimiento; o en la Europa de
la época medieval, en donde el currículo estaba dirigido a las élites y hacía
referencia a los períodos trívium y cuadrivium para designar al estudio de la
gramática, retórica y didáctica en un período, y aritmética, geometría, música y
astronomía en el otro.
Frente a este hecho, queda claro que con el pasar de los años y conforme
evoluciona el mundo se van haciendo constantes planteamientos en función de los
avances científicos, tecnológicos y educativos en respuesta a los mutables
escenarios políticos, sociales, económicos, culturales que ocurren y que obligan a
estar en una constante construcción y reconstrucción y en una disposición no
rígida sino flexible para aceptar la realidad tal y como se presenta y hacer los
ajustes respectivos que demandan las necesidades de las sociedades.
Dichas necesidades, fueron las que dieron pie a un sinnúmero de
definiciones acerca del currículo para atrapar la esencia que éste encierra y hacer
de él un instrumento útil, adaptado a cada época pero con óptica visionaria.
Malagón, citado Toro (2017), le atribuiría el carácter de polisémico, dada la
multiplicidad de visiones desde diferentes autores, quienes lo han caracterizado
como un plan de estudios, otros como una respuesta a priori, otros como un
resultado o como la suma de experiencias.
Dentro del marco de la conceptualización, en un primer intento por definirlo,
Bobbit, citado en Luna y López (2012), lo consideró un conjunto de experiencias
de aprendizaje que tanto niños como jóvenes deben experimentar para desarrollar
habilidades y enfrentar problemas en su adultez. Esto también implica que el
currículo precisa de pertinencia y coherencia con las demandas económicas,
sociales, culturales y científico-tecnológicas que respondan al tipo de ser humano
que las sociedades organizadas requieren.
Otros autores como Kemmis, Sacristán, Lundgren, Stenhouse y otros,
citado en Magendzo y Donoso (1992), han optado por hacer una diferenciación
entre la teoría técnica, práctica y crítica del currículo.
En este orden de ideas, la teoría técnica sobre el currículo ve a la sociedad
y a la cultura como una trama externa a la escolarización, caracterizada por
contener las necesidades sociales deseadas a los que la educación debe
responder. En relación con la teoría práctica, el currículo ve a la sociedad asumir
un rol más activo en lo referente a la educación tratando de formar un juicio en los
profesores y estudiantes para actuar correcta y sensatamente frente a las distintas
situaciones que se le presenten. Y la teoría crítica, que adopta la posición de
aseverar que las sociedades no son tan racionales y justas como se piensa, sino
altamente influenciadas por la irracionalidad, el dogmatismo y la superstición, con
lo que deja en evidencia su visión problematizadora de la educación.
En esta misma línea, Toro (2017), hace una compilación de diversas
definiciones de autores sobresalientes y que a continuación se destacan:
Tyler (1973) define al currículo como un documento que anticipa los
resultados del estudiante mediante un proceso de planificación instruccional. Por
su parte, Mac. Donald (1971) y Beauchamp (1975), enfatizan en utilizar elementos
como objetivos, contenidos, estrategias metodológicas y evaluación. Entretanto,
Taba (1962), lo consideraba un plan que orienta la selección de experiencias de
aprendizaje, con lo que denota en el currículo, junto a los autores antes citados su
enfoque tecnológico al estar ligado el aprendizaje a los medios para obtenerlo
mediante el logro de objetivos previamente planteados.

El currículo adaptado a la postmodernidad.


Siguiendo las ideas de Pérez (2012), citando a Díaz-Barriga (2010), la
educación está en constante cambio tratando dentro de sus posibilidades
implementar innovaciones para enfrentar las problemáticas existentes.
Por tal motivo, autores como Pansza (ob. Cit.), hace un compilado de
autores que orientan su definición de currículo en cinco rubros diferentes:
Como contenido de enseñanza: se trata de una lista de asignaturas que
delimitan el contenido de la enseñanza y del aprendizaje y son percibidas como la
función principal de las escuelas.
Como plan de la actividad escolar: basado en la necesidad por
homogeneizar el proceso enseñanza aprendizaje.
Como experiencia: pone su énfasis en lo que se hace en la realidad y no en
lo que debiera hacerse; de corte ampliamente experiencial.
Como sistema: se desarrolla por la influencia de la teoría de los sistemas, el
cual abarca: elementos constituyentes y la relación entre ellos y la existencia de
metas.
Como disciplina: no es solo un proceso activo y dinámico, sino que además
es reflexivo.
Con base en las diferentes concepciones que del currículo se han hecho
para darle diferentes facetas y sustentados en proposiciones de autores que han
estudiado ampliamente este terreno, sobre la base de la experiencia y las
necesidades actuales, surge la necesidad de plantear una definición de lo que
sería el currículo hoy en día, ante lo cual se expone que el currículo incide
transversalmente en la educación, la cultura, la sociedad y la ideología colectiva y
busca establecer un lazo entre la teoría y la práctica, los supuestos y aspiraciones
y el resultado final de la realidad concreta, una realidad que obliga a gestionarla
con flexibilidad, calidad adaptativa en torno a lo que ocurre en las aulas de clase,
el desempeño docente y estudiantil.
CONCLUSIÓN
Luego de haber hecho una somera revisión del currículo visto como un gran
recurso pedagógico, no puede siquiera asomarse la posibilidad de verlo desde una
sola faceta sino como algo plural que abarca aspectos no planeados, el ejercicio
de la profesión docente, las experiencias del aprendizaje y las políticas que
influyen en la educación vista como Institución.
Concomitantemente, se aprecia en su interior la gran fuerza que tiene para
penetrar en el tejido social, político, económico, científico, tecnológico y
evidentemente educativo en torno al proceso de enseñanza-aprendizaje, y a la vez
oscilar entre el sujeto como individuo y la comunidad con lo queda claro su
carácter dinámico, cambiante y que supera a la teoría transcripta en documentos y
libros.
Hoy en día no es posible prescindir de la idea de actuar sin el currículo o el
diseño curricular dada la fuerza que tiene para impulsar la búsqueda por el
correcto actuar en el ejercicio docente y la constante y efectiva evolución de los
estudiantes en su búsqueda incansable por lograr el conocimiento y darle una
aplicabilidad funcional en su cotidianidad.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Fonseca, J. y Gamboa, M. (2017). Aspectos teóricos sobre el diseño curricular y


sus particularidades en las ciencias. Cuba. [Revista en línea]
https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/6132044.pdf [Consulta: 2022,
febrero 18].

Luna, E. y López, G. (2012). El currículo: concepciones, enfoques y diseño.


Colombia. Revista Unimar. [Revista en línea].
https://www.academia.edu/28845747/el_curr
%c3%8dculo_concepciones_enfoques_y_dise
%c3%91o_the_curriculum_concepts_approaches_and_design [Consulta:
2022, febrero 18].

Magendzo, A. y Donoso, P. (1992). Teorías del currículo y concepciones


curriculares. Chile. [Documento en línea].
http://biblioteca.esucomex.cl/RCA/Teor%C3%ADas%20del%20curr
%C3%ADculo%20y%20concepciones%20curriculares.pdf [Consulta: 2022,
febrero 18].

Pérez, M. (2010). Conceptos básicos de la teoría curricular. México. [Documento


en línea]. https://www.uaeh.edu.mx/docencia/VI_Lectura/LITE/LECT62.pdf
[Consulta: 2022, febrero 18].

Toro, S. (2017). Conceptualización de currículo: su evolución histórica y su


relación con las teorías y enfoques curriculares en la dinámica educativa.
Ecuador. Revista Publicando. [Revista en línea] file:///C:/Users/Jean
%20Carlos%20Soto/Downloads/576-Texto%20del%20art%C3%ADculo-
2267-1-10-20170713.pdf [Consulta: 2022, febrero 18].

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