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Consignas de trabajo:

1- Realiza una lectura comprensiva de los textos seleccionados.


2- Luego, elige un fragmento de los dos textos, que de algún
modo te haya resultado significativo para poder compartir tu
opinión en la Tertulia de mañana lunes de modo presencial y
mediante la comunicación oral.
3- Argumenta tu elección ¿Por qué la elegiste?
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Selección de textos

Popol Vuh

El Popol Vuh es un relato épico basado en las leyendas de la extraordinaria civilización


maya-quiché, que habla sobre la creación del mundo. Nos relata las aventuras de 2
hermanos, que después de su muerte, ascienden a tomar el lugar de la luna y el sol.

El libro comienza describiendo el proceso de creación de la tierra y todo lo ahora habita


en ella, también nos relata los intentos de creación del hombre por parte de los dioses los
cuales no funcionaron puesto que ninguna de sus creaciones los adoraban tal y como era
debido, hasta que decidieron crearlo de maíz, lo cual funcionó y los dotaron de basta
sabiduría. Se creó también a la mujer la cual tenía como objetivo acompañar al hombre.

Los dioses crearon al hombre con una vista sin límites, pero el corazón del cielo al ver la
habilidad del humano, decide acortarle la vista dejándole ver solo lo que está a su
alrededor. Se crearon 4 primeros hombres. El primero se llamaba: Acab, Balam, el
segundo: Quitze, el tercero: Mahucutah y cuarto: Iqui-Balam. La descendencia de ellos
daría inicio a los primeros pueblos indígenas.

Texto seleccionado:
Tercera Parte. Capítulo I.
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He aquí, pues, el principio de cuando se dispuso hacer al hombre, y cuando se buscó lo que
debía entrar en la carne del hombre.

Y dijeron los Progenitores, los Creadores y Formadores, que se llaman Tepeu y Gucumatz:
"Ha llegado el tiempo del amanecer, de que se termine la obra y que aparezcan los que
nos han de sustentar, y nutrir, los hijos esclarecidos, los vasallos civilizados; que aparezca
el hombre, la humanidad, sobre la superficie de la tierra." Así dijeron.

Se juntaron, llegaron y celebraron consejo en la oscuridad y en la noche; luego buscaron y


discutieron, y aquí reflexionaron y pensaron. De esta manera salieron a luz claramente sus
decisiones y encontraron y descubrieron lo que debía entrar en la carne del hombre.

Poco faltaba para que el sol, la luna y las estrellas aparecieran sobre los Creadores y
Formadores.

De Paxil, de Cayalá, así llamados, vinieron las mazorcas amarillas y las mazorcas blancas.

Estos son los nombres de los animales que trajeron la comida: Yac (el gato de monte), Utiú
(el coyote), Quel (una cotorra vulgarmente llamada chocoyo) y Hoh (el cuervo). Estos
cuatro animales les dieron la noticia de las mazorcas amarillas y las mazorcas blancas, les
dijeron que fueran a Paxil y les enseñaron el camino de Paxil.

Y así encontraron la comida y ésta fue la que entró en la carne del hombre creado, del
hombre formado; ésta fue su sangre, de ésta se hizo la sangre del hombre. Así entró el
maíz (en la formación del hombre) por obra de los Progenitores.

Y de esta manera se llenaron de alegría, porque habían descubierto una hermosa tierra,
llena de deleites, abundante en mazorcas amarillas y mazorcas blancas y abundante
también en pataxte y cacao, y en innumerables zapotes, anonas, jocotes, nances,
matasanos y miel. Abundancia de sabrosos alimentos había en aquel pueblo llamado de
Paxil y Cayalá.
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Había alimentos de todas clases, alimentos pequeños y grandes, plantas pequeñas y


plantas grandes. Los animales enseñaron el camino. Y moliendo entonces las mazorcas
amarillas y las mazorcas blancas, hizo Ixmucané nueve bebidas, y de este alimento
provinieron la fuerza y la gordura y con él crearon los músculos y el vigor del hombre. Esto
hicieron los Progenitores, Tepeu y Gucumatz, así llamados.

A continuación entraron en pláticas acerca de la creación y la formación de nuestra


primera madre y padre. De maíz amarillo y de maíz blanco se hizo su carne; de masa de
maíz se hicieron los brazos y las piernas del hombre. Únicamente masa de maíz entró en la
carne de nuestros padres, los cuatro hombres que fueron creados.

ÉTICA A NICÓMACO

Figura capital del pensamiento filosófico de Grecia junto con Platón, su maestro,
ARISTÓTELES (384-322 a.C.) fue autor de una vasta obra que abarcó desde la lógica y la
metafísica a la biología y las ciencias naturales, pasando por la retórica, la poética, la
política y la ética. Conjunto de recomendaciones dirigidas en un principio a la educación
de su hijo, su ÉTICA A NICÓMACO plantea y trata esencialmente la cuestión de cómo debe
el ser humano ordenar su conducta para alcanzar la felicidad. Según Aristóteles, además
de las virtudes o facultades intelectuales específicas del hombre, existe una capacidad
complementaria o virtud moral basada en tres pilares -la naturaleza (physis), la costumbre
(ethos) y la razón (lógos)- que debe ser, en definitiva, su pauta de conducta.

Texto seleccionado:

Moral a Nicómaco • libro noveno, capítulo IX

Sobre si hay necesidad de amigos en la prosperidad


Se suscita aún otra cuestión, y se pregunta si, cuando es uno dichoso, tiene necesidad o no
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de amigos. En efecto, se dice, los hombres absolutamente afortunados e independientes
para nada necesitan la amistad, puesto que disfrutan de todos los bienes; y además,
bastándose a sí mismos, no tienen necesidades que satisfacer, siendo así que el amigo,
que es otro yo, debe procurarnos lo que no podamos conseguir por nosotros mismos. Esto
es lo que pensaba el poeta cuando decía

«Cuando el cielo os sostiene, ¿qué necesidad tenéis de amigos?»

Pero cuando se supone que tiene todos los bienes el hombre dichoso, es un absurdo
evidentemente no concederle también los amigos, porque precisamente los amigos son el
más precioso de los bienes exteriores. Pero más aún; si la amistad consiste más en
dispensar beneficios que en recibirlos; si lo propio de la virtud y del hombre virtuoso es
hacer el bien en rededor suyo; y si su propósito debe de ser el servir mejor a los amigos que
a los extraños, se sigue de aquí que el hombre de bien tendrá necesidad de gentes que
puedan recibir de él beneficios.

He aquí por qué se pregunta también, si es en la desgracia o en la fortuna cuando hay


necesidad de amigos, porque si el hombre en desgracia tiene necesidad de personas que le
socorran, el hombre afortunado no tiene menos necesidad de personas a quienes poder
dispensar el bien. A mi entender es el más solemne absurdo convertir al hombre dichoso en
un solitario separado del resto de los hombres. ¿Quién accedería a poseer todos los bienes
del mundo, si se le pusiera por condición de que sólo pudiera usar de ellos para sí sólo? El
hombre es un ser sociable, la naturaleza le ha hecho para vivir con sus semejantes, y esta
ley se aplica igualmente al hombre dichoso; porque posee todos los bienes que puede
producir la naturaleza, y como evidentemente vale más vivir con amigos y personas
distinguidas que con extraños o con el vulgo, es claro que el hombre dichoso tiene
precisamente necesidad de amigos.

¿Qué significa por lo tanto la primera opinión que hemos indicado? ¿Cómo es que tiene
algo de verdad? ¿Será porque se cree vulgarmente que los amigos son gentes que nos
prestan utilidad, y por consiguiente que el hombre dichoso no tiene necesidad de todos
estos auxilios, puesto que se supone que posee todos los bienes? En este caso no tendrá
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necesidad de amigos y compañeros de placer, o por lo menos, será bien poca la necesidad
que advierta, puesto que su vida, siendo perfectamente agradable, puede pasarse sin
todos los otros placeres que los demás hombres nos proporcionan. Y si no tiene necesidad
de amigos de este género, es claro que verdaderamente no tiene necesidad de amigos de
ninguna otra clase. Este razonamiento no es quizá muy concluyente. Al principio de este
tratado dijimos, que la felicidad era una especie de acto; y se comprende sin dificultad, que
el acto llega a ser y se produce sucesivamente, pero que no existe, en cierta manera, como
una propiedad que se posee. Y si la felicidad consiste en vivir y obrar, el acto de un hombre
de bien es bueno y agradable en sí, como ya hemos visto precedentemente. Además, lo
que nos es propio y familiar nos proporciona siempre los más dulces sentimientos; y
nosotros podemos mejor ver a los demás y observar sus acciones que observar las nuestras
y vernos a nosotros mismos. Por consiguiente, las acciones de los hombres virtuosos,
cuando estos son nuestros amigos, deben ser vivamente agradables para los pechos
honrados, puesto que entonces los dos amigos disfrutan de un goce que es muy natural.
Estos son los amigos de que el hombre dichoso tendrá necesidad, puesto que desea
contemplar las acciones bellas y para él familiares; y tales son las acciones del hombre
virtuoso que es nuestro amigo (…)

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