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Villarreal-Zegarraet al. Psiquiatría BMC https:// (2021) 21:455

doi.org/10.1186/s12888-021-03456-z

INVESTIGACIÓN Acceso abierto

Depresión, estrés postraumático, ansiedad

y miedo al COVID-19 en población general
y trabajadores de la salud: prevalencia,
relación y modelo explicativo en el Perú

David Villarreal-Zegarra1,2, Anthony Copez-Lonzoy2,3,4*, Ana L. Vilela-Estrada2,5y Jeff Huarcaya-Victoria6,7

Resumen

Antecedentes:Este estudio tiene dos objetivos. Primero, determine el ajuste del modelo de miedo al COVID-19, la ansiedad y el
estrés postraumático en la población general y los trabajadores de la salud. En segundo lugar, determine qué modelo explica
mejor la relación entre la depresión y la tríada de miedo, ansiedad y estrés postraumático en ambos grupos.
Método:Se realizó un estudio transversal utilizando cuestionarios autoinformados para ansiedad, miedo a COVID-19, depresión y
estrés postraumático. La información se recolectó de adultos residentes en Lima, la capital y la ciudad más poblada del Perú. Los
modelos explicativos se evaluaron mediante un modelo de ecuaciones estructurales.
Resultados:Se incluyeron un total de 830 participantes, incluida la población general (norte =640) y
trabajadores de la salud (n =190). Se identificó una alta prevalencia global de síntomas depresivos (16%),
ansiedad (11,7%) y estrés postraumático (14,9%). Se identificó una mayor prevalencia de síntomas
depresivos, ansiosos o de estrés en la población general (28,6 %) en comparación con los trabajadores de la
salud (17,9 %). El modelo de tríada de miedo al COVID-19, ansiedad y estrés presentó índices de bondad de
ajuste adecuados para ambos grupos. Se identificó un modelo que logra explicar los síntomas depresivos en
más del 70% de la población general y trabajadores de la salud, a partir de las variables de la tríada (CFI =
0,94; TLI = 0,94; RMSEA = 0,06; SRMR = 0,06). En la población general el estrés postraumático medió la
relación entre ansiedad y depresión (β = 0.12; IC95% = 0.06 a 0.18) la cual fue significativa,

Limitaciones:Las estimaciones de prevalencia se basaron en información autoinformada. Otras variables de interés, como la
intolerancia a la incertidumbre o el nivel de ingresos, no pudieron ser evaluadas.

* Correspondencia:anthonycopez22@gmail.com
2Instituto Peruano de Orientación Psicológica, Lima, Perú
3Unidad de Investigación en Bibliometría, Universidad San Ignacio de Loyola, Lima,
Perú
La lista completa de información del autor está disponible al final del artículo.

© El(los) autor(es). 2021Acceso abiertoEste artículo tiene una licencia internacional de Creative Commons Attribution 4.0, que permite el uso, el
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Conclusiones:Nuestro estudio propone y prueba un modelo que explica más del 70% de los síntomas depresivos. Este modelo
explicativo se puede utilizar en contextos y poblaciones de salud para determinar cómo los factores emocionales pueden afectar los
síntomas depresivos.
Palabras clave:Depresión, Estrés postraumático, Ansiedad, Miedo al COVID-19, Perú
Antecedentes
Perú es uno de los países más afectados a nivel mundial por la
pandemia del COVID-19. Según datos oficiales entregados por el
Gobierno peruano, al 06 de junio de 2021 se han confirmado 1.983.570
casos y 186.511 defunciones, y la tasa de mortalidad fue de 9,40% [1].
Para garantizar una disminución en la propagación de la enfermedad,
se han tomado políticas, como el aislamiento y la cuarentena, para
limitar el contacto y la exposición [2]. Por ejemplo, el 16 de marzo de
2020, las autoridades peruanas decretaron un estado de emergencia
con medidas de cuarentena obligatorias.
La pandemia del COVID-19 y las medidas de cuarentena han
generado diferentes problemas sociales y económicos, que,
sumado al miedo a contagiarse del virus, han afectado la
salud mental de la población en general. La prevalencia de
estrés, ansiedad y depresión entre la población general
durante la pandemia de COVID-19 se estima en 29,6, 31,9 y
33,7%, respectivamente.3]. Estas cifras representan un
aumento en la prevalencia de estos trastornos de salud
mental en comparación con las mediciones previas a la
pandemia en la población general [3]. La evidencia sugiere
que las personas que han estado aisladas y en cuarentena
debido a la COVID-19 han experimentado niveles significativos
de ansiedad, ira, confusión y estrés [4]. Asimismo, el miedo al
COVID-19 se asocia con la presencia de síntomas ansiosos
depresivos y estrés postraumático [5].
El miedo es uno de los factores más influyentes en la presencia
de problemas emocionales, como la ansiedad y el estrés. La
evidencia de modelos animales de miedo y estudios en humanos
indica que la exposición al miedo constante aumenta la ansiedad,
lo que a su vez puede desencadenar estrés traumático.6–9]. Una
posible explicación es que el sistema endocannabinoide vincula la
percepción de estímulos externos e internos con diferentes
resultados neurofisiológicos y conductuales, como la reacción al
miedo, la ansiedad y el estrés. Este mecanismo neurobiológico
permite que el sujeto se adapte o no a este estrés. Un evento
traumático o una situación altamente estresante (es decir, una
pandemia) podría desencadenar la aparición de estrés traumático
si la respuesta de miedo y ansiedad no es adaptativa.7]. Por lo
tanto, esta relación puede entenderse como un proceso secuencial
de miedo, ansiedad y estrés postraumático, considerando que el
miedo también influye directamente en la aparición del estrés.
Hipótesis a: tríada de miedo, ansiedad y estrés
postraumático (ver Fig.1a)
Esta tríada implica respuestas emocionales a corto o
mediano plazo, como la respuesta de miedo y ansiedad a
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una situación altamente estresante (es decir, una pandemia). El
miedo se define como la respuesta de miedo o aversión a una
situación concreta, conocida o definida (es decir, la posibilidad de
contraer el virus) [10]. En cambio, la respuesta de ansiedad es una
sensación difusa e inespecífica que no necesariamente está
asociada a un elemento concreto o bien definido (es decir, el
contexto de la pandemia) [10]. El miedo, la ansiedad y un evento
altamente estresante son elementos que corresponden al circuito
del miedo que podría desencadenar un estrés agudo y posterior
estrés postraumático [10]. El estrés agudo suele comenzar
inmediatamente después del evento altamente estresante y dura
de 3 días a 1 mes; sin embargo, el estrés postraumático puede
manifestarse tan pronto como el primer mes después del evento.
Por tanto, tanto las personas directamente expuestas al virus (es
decir, los trabajadores de la salud) como las personas expuestas
pero no expuestas pero ansiosas por la incertidumbre del futuro,
el posible contagio de familiares y la avalancha de noticias sobre el
COVID-19 (es decir, el población general y trabajadores de la
salud) [11], podría desencadenar un estado de estrés
postraumático derivado de un evento altamente estresante como
lo es enfrentar los primeros meses de la pandemia.
Aunque existe amplia evidencia sobre la tríada de miedo,
ansiedad y estrés postraumático, no se comprende cómo
esta tríada influye en la presencia de síntomas depresivos.
El miedo al COVID-19 está débilmente relacionado con los
síntomas depresivos, pero más fuertemente relacionado
con la ansiedad y el estrés postraumático.5]. Sin embargo,
existen varias posibilidades de cómo la depresión puede
ser explicada por la tríada de miedo, ansiedad y estrés
postraumático (ver Fig.1ser). Por tanto, este estudio
plantea cuatro posibles hipótesis (hipótesis B, C, D y E) que
podrían explicar el papel de la depresión dentro de esta
relación.
Hipótesis B: el estrés postraumático influye en la depresión
(ver Fig.1B)
En muchos casos, el estrés postraumático no es la única condición
resultante de experiencias traumáticas (es decir, vivir en una
pandemia), sino también la aparición de otras condiciones
comórbidas, como depresión, somatización o problemas físicos.12
]. Estudios longitudinales han identificado que el estrés
postraumático predice la depresión [13,14], por lo que la hipótesis
de que el estrés postraumático influye en la depresión es
plausible, considerando que este estrés es precedido por el miedo
al COVID-19 y por síntomas ansiosos [5].
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Figura 1Modelos que explican la relación entre depresión, miedo, ansiedad y estrés postraumático. Nota: Figura 1aHipótesis A: Tríada de miedo, ansiedad y estrés
postraumático. Figura 1BHipótesis B: El estrés postraumático influye en la depresión. Figura 1CHipótesis C: El miedo al COVID-19 influye en la depresión, mientras que
la ansiedad y el estrés postraumático son mediadores. Figura 1DHipótesis D: La ansiedad influye en la depresión y el estrés postraumático es un mediador. Figura 1mi
Hipótesis E: El miedo, la ansiedad y el estrés postraumático están relacionados con la depresión

Hipótesis C: el miedo al COVID-19 influye en la depresión,
mientras que la ansiedad y el estrés postraumático son
mediadores (ver Fig.1C)
Este modelo asume que los síntomas ansiosos y depresivos no
están directamente relacionados, sino que junto con el estrés
postraumático son mediadores. Sin embargo, existe
abundante evidencia de que la ansiedad y la depresión están
estrechamente relacionadas.15,dieciséis]. Es factible que la
fuerza de la relación entre ansiedad y depresión disminuya si
el estrés postraumático actúa como mediador.17]. Esto podría
apoyar la hipótesis, pero es necesario demostrarlo con datos.
también puede actuar como un mediador parcial de las
relaciones entre el trauma y la gravedad de la depresión y
entre el trauma y el funcionamiento mental general.20].
Asimismo, existe abundante evidencia de que los síntomas
ansiosos y depresivos están fuertemente correlacionados
entre sí.15], incluso en el contexto de COVID-19 [dieciséis]. Por
lo tanto, se sugiere que este puede ser un modelo tentativo de
la relación de la depresión con el miedo, la ansiedad y el estrés
postraumático. Para nuestro estudio consideramos el papel
mediador del estrés postraumático ya que la evidencia sugiere
que esta variable se comporta como mediadora y no como
moderadora.

Hipótesis D: la ansiedad influye en la depresión y el estrés

postraumático es un mediador (ver Fig.1D)
En la hipótesis B se justificaba la relación entre estrés
postraumático y depresión, pero en este modelo, como indica la
evidencia, se considera al estrés postraumático como un factor
mediador en la relación entre ansiedad y depresión.18]. Algunos
estudios también han identificado que el estrés postraumático
puede mediar la depresión con otros problemas de salud mental.
Los estudios en refugiados expuestos a diferentes formas de
trauma indican el efecto mediador del estrés postraumático en
algunos trastornos mentales, como la depresión, el abuso de
sustancias y los trastornos de personalidad.19]. Además, el estrés
postraumático
Hipótesis E: el miedo, la ansiedad y el estrés postraumático están
relacionados con la depresión (ver Fig.1mi)
Este modelo asume los mismos supuestos que la hipótesis
anterior (modelo D) pero considera que el miedo al COVID-19
y la depresión están directamente relacionados. Cabe señalar
que aunque el miedo al COVID-19 y la depresión en los análisis
bivariados han encontrado una correlación positiva pero baja [
5], esta correlación puede aumentar si está mediada por
factores como la ansiedad o el estrés postraumático. Además,
al considerar todas las relaciones posibles, es posible ver más
claramente qué dimensiones están más o menos
relacionadas.
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Una mejor comprensión de la relación de la tríada de
miedo, ansiedad y estrés postraumático con la aparición
de síntomas depresivos permitirá identificar cómo estas
variables desencadenarían problemas emocionales
durante el contexto de la pandemia por COVID-19. Un
elemento importante a considerar es que el modelo podría
verse afectado si los grupos evaluados tienen una mayor
exposición o conocimiento sobre el virus. Por lo tanto, es
necesario identificar si los modelos evaluados son
equivalentes entre los trabajadores de la salud y la
población en general. Debido a que los primeros tienen un
mayor conocimiento del tratamiento y evolución del virus
y una mayor exposición media al virus por la naturaleza de
su trabajo, las relaciones de las variables de la tríada con
síntomas depresivos podrían verse afectadas.
Por lo tanto, hay dos objetivos relacionados con las
hipótesis presentadas anteriormente. El primero es
determinar si la “hipótesis A” sobre la relación entre el miedo
al COVID-19, la ansiedad y el estrés postraumático encaja
adecuadamente con los datos recopilados de la población
general y los trabajadores de la salud (ver Fig.1a). La segunda
es determinar cuál de las hipótesis presentadas anteriormente
explica mejor la relación entre la depresión y la tríada de
miedo, ansiedad y estrés postraumático en ambos grupos (ver
Fig.1ser). Nuestro estudio considera una valoración
diferenciada de la población general y de los trabajadores de
la salud, ya que están expuestos a diferentes condiciones
concretas e inespecíficas de miedo, ansiedad y estrés.
Métodos
Diseño del estudio
Se realizó un estudio transversal que incluyó el uso de
cuestionarios autoaplicados. Se utilizó una encuesta en línea
para evitar el contacto físico y la propagación del SARS-CoV-2
entre los participantes. Se obtuvieron datos demográficos y
sociales de los participantes. La ansiedad, el miedo a la
COVID-19, la depresión y el estrés postraumático se midieron
mediante cuestionarios y sistemas de puntuación validados.
La recopilación de datos se llevó a cabo durante 1 semana, del
17 al 23 de abril de 2020, 1 mes después de que se declarara
el estado de emergencia y se ordenara la autocuarentena
obligatoria en Perú. El muestreo fue no probabilístico y
utilizamos redes de contactos a través de redes sociales y
otros medios digitales para difundir la encuesta en línea.
Participantes
La información se recolectó de adultos residentes en Lima, la
capital de Perú y la ciudad más poblada del país. Los criterios
de inclusión incluyeron: 18 a 80 años de edad y un acuerdo
para participar en la encuesta en línea. Los participantes se
dividieron en dos grupos: la población general y los
trabajadores de la salud. Recopilación de datos
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trató de proporcionar un número suficiente de casos de cada
grupo para realizar los análisis (al menos 150 participantes por
grupo) [21].
Variables e instrumentos de medida
Miedo al COVID-19
La Escala de miedo a la COVID-19 (FCV-19S) es una escala
unidimensional con siete ítems que se utiliza para evaluar los
miedos a la COVID-19 en la población general. Los ítems se
puntúan en una escala de 5 puntos que van desde 1 (totalmente
en desacuerdo) hasta 5 (totalmente de acuerdo). Las puntuaciones
totales oscilan entre 7 y 35, lo que indica que, a mayor puntuación,
aumenta el miedo al COVID-19 [22]. Los valores de confiabilidad
de las puntuaciones de consistencia interna fueron aceptables a α
= 0,82. Las propiedades de evaluación del instrumento han sido
evaluadas en un estudio previo [5]. Hay evidencia de validez y
confiabilidad en sus puntajes.
Síntomas del estrés postraumático
Se utilizó la Impact of Event Scale-Revised (IES-R), con 22 ítems
puntuados con una escala de cinco puntos, que van de 0
(ninguno) a 4 (extremadamente) [23]. La IES-R es una escala
de autoinforme de tres dimensiones: a) dimensión de
intrusión que evalúa indicadores de pensamientos intrusivos,
pesadillas, sentimientos e imágenes intrusivos y una nueva
experiencia de tipo disociativo (ítem 1, 2, 3, 6, 9, 14 , 16 y 20);
b) dimensión evitación que se utiliza para evaluar indicadores
de entumecimiento y evitación de sentimientos, situaciones e
ideas (ítem 5, 7, 8 11, 12, 13, 17 y 22); c) dimensión de
hiperexcitación que analiza indicadores de ira, irritabilidad,
hipervigilancia, dificultad para concentrarse y respuesta de
sobresalto intensificada (ítem 4, 10, 15, 18, 19 y 21). Este
instrumento ha mostrado buena consistencia interna (α =
0,964). Las tres dimensiones se suman y presentan una
puntuación global con un punto de cohorte de 33 o más
puntos correspondientes a síntomas de estrés postraumático [
24]. La premisa utilizada para definir el evento IES-R altamente
estresante fue “responda en función de su experiencia con la
pandemia de COVID-19.
Sintomas depresivos
Se utilizó el Cuestionario de Salud del Paciente-9 (PHQ-9)
para evaluar los síntomas depresivos. El PHQ-9 es una
escala autoadministrada, puntuada de 0 (nada) a 3 (casi
todos los días), que consta de nueve ítems basados en los
nueve indicadores de depresión mayor del DSM-IV [25].
Sus puntuaciones van de 0 a 27, considerándose un punto
de cohorte de 10 como la presencia de síntomas
depresivos clínicamente relevantes.26]. La validación del
PHQ-9 realizada en Perú ha mostrado niveles adecuados
de confiabilidad y validez para un modelo unidimensional
del PHQ-9 [27].
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Síntomas ansiosos
La Escala de Trastorno de Ansiedad Generalizada-7 (GAD-7) es un
instrumento de autoinforme válido y eficaz para evaluar la
gravedad de los trastornos de ansiedad en la práctica clínica.28].
Se considera que un punto de cohorte de 10 o más corresponde a
síntomas ansiosos clínicamente relevantes.29]. La escala ha sido
previamente traducida al español y validada [30]. Consta de siete
ítems diseñados para medir la sintomatología de la ansiedad
durante las 2 semanas previas a la autoaplicación. Cada ítem se
puntúa en una escala tipo Likert que va de 0 (nada) a 3 (casi todos
los días). En el presente estudio, el GAD-7 presentó una
consistencia interna adecuada (alfa de Cronbach = 0,898). Se
evaluó la ansiedad generalizada, en lugar de la ansiedad
relacionada con el COVID-19, ya que corresponde a una respuesta
de ansiedad global (es decir, pérdida de trabajo, enfermedad,
problemas familiares) y no solo relacionada con la infección por el
virus.
Características sociodemográficas
Se recolectó información sociodemográfica sobre:
sexo (hombre o mujer), estado civil (casado,
divorciado, soltero o viudo), nivel educativo
(primario, secundario, técnico o universitario),
situación laboral (empleo formal, informal
empleado, o desempleado), si profesan una religión
(sí/no), y si auto-reportan tener un problema de
salud mental (sí/no). La edad se registró como una
variable continua y se clasificó en seis grupos de 10
años cada uno (18–19, 20–29, 30–39, 40–49, 50–59 y
60 o más). Además, se consideró el tipo y número de
síntomas de COVID-19 para la creación de una
variable en función de si la persona reportaba tos,
cansancio, dolor muscular, dolor de cabeza o
diarrea.31,32] ya que las poblaciones con peores
condiciones de salud pueden experimentar una
mayor vulnerabilidad psicológica debido a la
incertidumbre sobre su estado de salud,
seguimiento, tratamiento y atención [3].
Procedimientos
La recolección de datos se enfocó en recolectar un número
suficiente de participantes para la población general y
profesionales de la salud, por lo que el cuestionario se
socializó a través de grupos de redes sociales específicos para
trabajadores de la salud y a través de páginas de perfil donde
hay un mayor alcance a la población general.
Análisis de los datos
Descriptivo y prevalencia
Se realizó un análisis descriptivo para la población general
y trabajadores de la salud. Asimismo, la prevalencia
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de síntomas depresivos clínicamente relevantes (PHQ-9≥10
puntos) [26], síntomas ansiosos clínicamente relevantes
(GAD-7≥10 puntos) [29], y síntomas de estrés
postraumático (IES-R≥33 puntos) [24] fue analizado.
Relación entre variables y confiabilidad
La correlación entre variables fue determinada por
Spearman (rs) ya que no se cumplieron los supuestos de
normalidad. Un gran (rs>0,70), moderado (rs>0,50), o
pequeño (rs>0,30) se determina en función del tamaño del
coeficiente de correlación. Además, se evaluó la
confiabilidad con el coeficiente omega, considerándose
adecuados valores superiores a 0.80 [33].
Modelo de ecuación estructural
Se utilizó un modelo de ecuaciones estructurales utilizando las
medias de mínimos cuadrados ponderados y la varianza
ajustada (WLSMV), que permite manejar la no normalidad [34].
Este análisis utilizó las matrices policóricas adecuadas a la
naturaleza ordinal de los ítems [35,36]. Todos los modelos
presentados en la Fig.1fueron evaluados. Primero, evaluamos
un modelo de línea de base que respalda la relación entre el
miedo al COVID-19, la ansiedad y el estrés postraumático
(modelo A) para tener evidencia de que es un modelo con un
ajuste adecuado para evaluar los modelos más complejos.
Este modelo se tomó como línea de base porque presenta
suficiente evidencia para sustentarlo, como se describe en la
sección de antecedentes. Luego se evaluaron los modelos 1B a
1E para ver qué modelo tenía el mejor ajuste y la mayor
varianza.
Cabe señalar que el modelo se ajustó utilizando dos
variables sociodemográficas (sexo, edad y síntomas de
COVID-19). Primero, se agregó el sexo al modelo para influir
en el miedo al COVID-19 ya que el miedo al COVID-19 escala y
no es invariable entre hombres y mujeres [5]. Así, se
añadieron las variables sexo y edad para poder ajustar el
modelo. En segundo lugar, los síntomas de ansiedad se
ajustaron por los síntomas de COVID-19 porque existen otros
instrumentos enfocados en medir la ansiedad relacionada con
COVID-19 que han demostrado que la ansiedad
experimentada está directamente relacionada con la
percepción de los síntomas de COVID-19 (es decir, tos,
mareos, dolor muscular) [37]. Por lo tanto, se consideró
necesario incluir estas tres variables sociodemográficas en el
análisis del modelo.
Se utilizaron dos criterios para evaluar los diferentes
modelos. En primer lugar, se evaluaron diferentes índices de
bondad de ajuste. Utilizamos el Comparative Fit Index (CFI) y
el Tucker-Lewis Index (TLI), ambos con valores adecuados ≥
0,90. Para comparar el ajuste del modelo se utilizó el
Standardized Root Mean Square Residual (SRMR) y el Root
Mean Square Error of Aproximation (RMSEA) con un intervalo
de confianza del 90% y con valores adecuados < 0,08.34,38].
En segundo lugar, elR2de la variable de resultado
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(síntomas depresivos), lo que nos permite saber
cuánta varianza explica el modelo propuesto. Los
modelos que explican más varianza son los más
adecuados [17].
Además, el análisis de mediación evaluó el efecto indirecto
del estrés postraumático en la relación ansiedad-depresión. Se
calculó el producto cruzado de los coeficientes para obtener
un efecto indirecto del modelo estructural con 5000
iteraciones se utilizaron para calcular el error estándar y
obtener la trayectoria del efecto indirecto.
software de estadisticas
Todos los análisis se realizaron en R Studio, con los paquetes
"lavaan", "semTools" y "semPlot".
Ética
El protocolo de estudio y los instrumentos utilizados para
la evaluación fueron aprobados por el comité de ética de la
Universidad San Martín de Porres (Oficio No. 227-2020-
CIEI-FMH-USMP).
Resultados
Características generales y prevalencia
Las características de los participantes se encuentran en la Tabla1.
La edad promedio de los trabajadores de la salud fue de 38,8 (DE =
11,2) y de la población general de 38,3 (DE = 13,2). La mayoría de
los participantes eran mujeres. La prevalencia general para los
trabajadores de la salud y la población general fue del 16 % para
los síntomas depresivos clínicamente relevantes, del 11,7 % para
los síntomas de ansiedad clínicamente relevantes y del 14,9 %
para el estrés postraumático. Se encontró que el 23,1% de los
participantes tenía uno de estos problemas de salud mental. Se
identificó una mayor prevalencia de síntomas depresivos, ansiosos
o de estrés en la población general (28,6 %) en comparación con
los trabajadores de la salud (17,9 %).
Relación entre variables y confiabilidad
La relación entre los síntomas depresivos y ansiosos fue
alta y muy similar en la población general y en los
trabajadores de la salud (rs>0,70). La población general
presentó una fuerte relación entre los síntomas ansiosos y
el estrés postraumático (puntaje global y tres
dimensiones), mientras que los trabajadores de la salud
alcanzaron una relación moderada (rs>0.50) [39]. Sin
embargo, estos valores no cambiaron mucho (ver Tabla2).
Todos los instrumentos evaluados presentaron niveles
adecuados de consistencia interna.
Una relación moderada (rs>0,50) entre estrés
postraumático (puntuación global y tres dimensiones) con
miedo a la COVID-19 y síntomas depresivos tanto para la
población general como para el personal sanitario. Cabe
señalar que se encontró una pequeña relación
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entre el miedo al COVID-19 y los síntomas depresivos y
ansiosos en ambos grupos (rs>0,30).
Modelo de ecuación estructural
El “modelo A” o modelo base de la relación miedo al COVID-19,
ansiedad y estrés postraumático mostró índices de bondad de
ajuste adecuados (ver Tabla3), lo que indica que este modelo
es estable y podría usarse para evaluar modelos más
complejos para explicar los síntomas depresivos en los
trabajadores de la salud y la población en general. Por lo
tanto, los modelos para explicar los síntomas depresivos se
evaluaron utilizando como base el “modelo A” (ver Fig. 1ser).
Se identificó que los cuatro modelos evaluados (Modelo
B a E) identificaron índices de bondad de ajuste adecuados
en todos los casos. Sin embargo, los modelos que más
explicaron los síntomas depresivos fueron el modelo D
(que explica el 73,9% de la varianza) y el modelo E (que
explica el 74,8% de la varianza). Aunque el modelo E
aportó un 0,7% más de varianza, la relación entre el miedo
al COVID-19 y los síntomas depresivos fue de -0,104. Este
hallazgo sería contrario a lo teóricamente esperado ya que
se estima que a mayor miedo al COVID-19 se esperan
mayores niveles de síntomas depresivos, tal como se
encontró en el análisis bivariado, donde estas variables
presentaron un efecto directo, correlación significativa y
positiva (ver Tabla2). Por lo tanto, se decidió que el modelo
D explicaría mejor los síntomas depresivos porque
presenta suficientes índices de bondad de ajuste, explica
casi la misma cantidad de varianza que el modelo E y se
ajusta mejor a los supuestos teóricos (ver Fig.2).
Análisis del modelo D para el número total de participantes,
la población general y los trabajadores de la salud (ver Fig.2y
la figura3), identificaron que el miedo al COVID-19 está
directamente asociado a la ansiedad (pag <0.001), y con la
respuesta de estrés postraumático (pag <0,001). Además, la
ansiedad está directamente asociada con el estrés
postraumático y los síntomas depresivos (pag <0,001). Cuando
se evaluaron las relaciones entre las variables del modelo D
por tipo de población, se encontró que la población general y
los profesionales de la salud tenían valores muy similares
entre las variables (ver Fig.3). Sin embargo, algunas variables
ya no son significativas entre los dos grupos. Por un lado, la
edad en los profesionales sanitarios no se asocia con los
niveles de ansiedad (β = − 0,065;p =0,479), mientras que en la
población general sí (β = − 0,337; p < 0,001). Por otro lado, el
estrés postraumático no se asocia con la presencia de
síntomas depresivos en la población general (β = 0,122;p =
0,025), pero no en profesionales sanitarios donde presenta un
coeficiente muy pequeño y no significativo (β = − 0,015;p =
0,876).
El análisis de mediación identificó que en el total de
participantes el efecto indirecto del estrés postraumático
en la relación de ansiedad y depresión fue significativo
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tabla 1Características sociodemográficas (norte =830)

Población general (norte =640) Trabajadores de la salud (norte =190)

norte % norte %
Años 18 a 19 20 3,1% 0 0,0%
20 a 29 180 28,1% 38 20,0%

30 a 39 190 29,7% 85 44,7%

40 a 49 103 16,1% 32 16,8%

50 a 59 94 14,7% 17 8,9%
60 a más 53 8,3% 18 9,5%
Sexo Hombres 217 33,9% 68 35,8%

Mujeres 423 66,1% 122 64,2%

Estado civil Casado 260 40,6% 85 44,7%

Divorciado 56 8,8% 15 7,9%

Único 317 49,5% 89 46,8%

Viudo 7 1,1% 1 0,5%

Nivel educacional Primario 1 0,2% 0 0,0%
Secundario 81 12,7% 0 0,0%
Técnico 109 17,0% 3 1,6%
Universidad 449 70,2% 187 98,4%

Estado de Empleo empleo formal 381 59,5% 176 92,6%

empleo informal 88 13,8% 8 4,2%

Desempleados 171 26,7% 6 3,2%
¿Tienes una religión? No 211 33,0% 47 24,7%

sí 429 67,0% 143 75,3%

Diagnóstico de un problema de salud mental No 553 86,4% 162 85,3%

sí 87 13,6% 28 14,7%

Número de síntomas inseparables de COVID-19a Ninguna 435 68,0% 132 69,5%

1 135 21,1% 40 21,1%

2 40 6,3% 14 7,4%
3 a más 30 4,7% 4 2,1%
Depresión No 514 80,3% 167 87,9%

sí 126 19,7% 23 12,1%

Ansiedad No 547 85,5% 174 91,6%

sí 93 14,5% dieciséis 8,4%

Estrés No 514 80,3% 170 89,5%

sí 126 19,7% 20 10,5%

aTos, fatiga, dolor muscular, dolor de cabeza o diarrea

(β =0,10; IC del 95% = 0,05 a 0,16). Sin embargo, los resultados
variaron dependiendo de la población evaluada. En la
población general, el estrés postraumático medió la relación
entre ansiedad y depresión (β = 0,12; IC95% = 0,06 a 0,18),
pero la mediación no fue significativa en trabajadores de la
salud (β = 0,03; IC95% = − 0,11 a 0,19).
Se realizó un subanálisis para evaluar el papel de otras
variables sociodemográficas como el sexo y la edad con las
variables de miedo, ansiedad y estrés postraumático de
COVID-19. Se identificó que sólo las relaciones significativas
estaban entre el miedo al COVID-19 y la edad; estrés
postraumático y sexo; y la edad y los síntomas ansiosos.
Discusión
Principales hallazgos y significado de los resultados
Nuestro estudio propone y prueba diferentes modelos basados
en modelos de ecuaciones estructurales que permitieron probar
modelos hipotéticos basados en teorías sustantivas que utilizan
la tríada de miedo, ansiedad y estrés postraumático para explicar
los síntomas depresivos en la población general.
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Tabla 2Relación entre el miedo al COVID-19, los síntomas depresivos, los síntomas ansiosos y el estrés postraumático (norte =830)
(1) (2) (3) (4) (4.1) (4.2) (4.3) ω
Población general (1) Miedo al COVID-19 1 0.90
(n =640)
(2) Síntomas depresivos 0.32 1 0.88
(3) Síntomas ansiosos 0.44 0.73 1 0.89
(4) Estrés postraumático 0.54 0,65 0.73 1 0.98a

(4.1) Intrusión 0,55 0,63 0.71 0,94 1 0.82

(4.2) Evitación 0.51 0,56 0,64 0,95 0.83 1 0,93
(4.3) Hiperexcitación 0.49 0,67 0.74 0,92 0.86 0.80 1 0.91
Trabajadores de la salud (1) Miedo al COVID-19 1 0.91
(n =190)
(2) Síntomas depresivos 0.35 1 0.87
(3) Síntomas ansiosos 0.48 0.74 1 0.90
(4) Estrés postraumático 0,61 0,56 0,64 1 0.98a

(4.1) Intrusión 0.59 0.54 0,62 0,93 1 0.79

(4.2) Evitación 0.57 0,46 0,55 0,94 0.80 1 0,93
(4.3) Hiperexcitación 0.54 0,64 0,69 0.91 0.84 0.77 1 0.87
La relación se evaluó con el coeficiente de Spearman. Todos los valores son significativos (pag <0,001).aCoeficiente omega considerando modelos de segundo orden

y trabajadores de la salud durante la pandemia de
COVID-19.
Encontramos que esta tríada, junto con tres variables
adicionales (número de síntomas de COVID-19, edad y sexo),
explicaba más del 71% de los síntomas depresivos en la
población general y los trabajadores de la salud. El modelo
propuesto (modelo D) permite comprender el papel del miedo
al COVID-19, la edad y el número de síntomas de COVID-19
percibidos en presencia de síntomas de ansiedad. A su vez, se
encuentra que los síntomas de ansiedad y el sexo inciden en
los síntomas de estrés, y todos estos son
asociado con síntomas depresivos. Los síntomas de ansiedad
son los más influyentes en la aparición de síntomas
depresivos, en la compasión al estrés. Se identificó que el
modelo presenta un comportamiento diferente para la
población general y los trabajadores de la salud ya que en este
último grupo las variables edad y estrés postraumático no se
asocian con síntomas depresivos.
Este modelo explicativo se puede utilizar en contextos y poblaciones
de salud sobre cómo los factores emocionales (miedo, ansiedad y
estrés) pueden afectar los síntomas depresivos. Además, el modelo se
puede utilizar para comprender una respuesta diferencial.

Tabla 3Índices de bondad de ajuste del modelo de ecuaciones estructurales (norte =830)

X2 d.f. CFI TLI RMSEA [IC del 90 %] SRMR R2

Ambos grupos Modelo Aa 3389.7 692 0.940 0.945 0,068 [0,066–0,071] 0.056 –
(n =830)
Modelo B 4821.9 1069 0.923 0.928 0,065 [0,063–0,067] 0.065 0.613

Modelo C 4741.9 1068 0.924 0.930 0,064 [0,062–0,066] 0.063 0.682

Modelo Da 4120.2 1068 0.937 0.942 0,059 [0,057–0,061] 0.056 0.739

Modelo E 4114.4 1067 0.937 0.942 0,059 [0,057–0,061] 0.055 0.748

Población general Modelo A 2674.9 692 0.946 0.951 0,067 [0,064–0,070] 0.058 –
(n =640)
Modelo B 3716.9 1069 0.933 0.938 0,062 [0,060–0,064] 0.065 0.627

Modelo C 3672.3 1068 0.934 0.939 0,062 [0,060–0,064] 0.064 0.689

Modelo D 3262.0 1068 0.945 0.949 0,057 [0,054–0,059] 0.057 0.750

Modelo E 3262.5 1067 0.945 0.949 0,057 [0,055–0,059] 0.057 0.759

Trabajadores de la salud (norte =190) Modelo A 1196.5 692 0.956 0.960 0,062 [0,056–0,068] 0.070 –
Modelo B 1859.8 1069 0.936 0.941 0,062 [0,057–0,067] 0.089 0.555

Modelo C 1807.4 1068 0.940 0.945 0,060 [0,055–0,065] 0.086 0.705

Modelo D 1664.6 1068 0.952 0.955 0,054 [0,049–0,059] 0.078 0.716

Modelo E 1662.7 1067 0.952 0.955 0,054 [0,049–0,059] 0.078 0.723

X2chi-cuadrado,d.f.grado de libertad,CFIíndice de ajuste comparativo,TLIÍndice de Tucker-Lewis,RMSEAraíz cuadrada media del error de aproximación,SRMRraíz cuadrada media
estandarizada,R2coeficiente de determinación.aEstos son los modelos presentados en la Fig.2
Villarreal-Zegarraet al. Psiquiatría BMC (2021) 21:455 Página 9 de 14

Figura 2Modelo de la relación del miedo al COVID-19, la ansiedad y el estrés postraumático (modelo A) y el marco explicativo de la depresión (modelo D) para
todos los participantes (norte =830). Nota: *pag <0,05,**pag <0.01, ***pag <0.001

de los trabajadores de la salud y la población en general en la
génesis de los síntomas depresivos.
El análisis de la tríada miedo-ansiedad-estrés para predecir
los síntomas depresivos identificó que solo la ansiedad está
fuertemente asociada con los síntomas depresivos, como
El PTSD tiene un efecto pequeño y no hay una relación directa
con el miedo con COVID-19. Sin embargo, nuestro estudio fue
respaldado por el hecho de que este mecanismo de tríada
representa una respuesta conjunta a eventos cargados de
emociones, como una pandemia. por lo tanto, nosotros
Villarreal-Zegarraet al. Psiquiatría BMC (2021) 21:455
Fig. 3Modelo de la relación del miedo al COVID-19, la ansiedad y el estrés postraumático (modelo A) y el marco explicativo de la depresión (modelo D) para la
población general y los trabajadores de la salud. Nota: *pag <0,05,**pag <0.01, ***pag <0.001. Los valores en rojo no son significativos
considera que su valoración en su conjunto (miedo,
ansiedad y estrés) puede explicar mejor la presencia de
síntomas depresivos.
Además, existe una mayor prevalencia de síntomas depresivos,
ansiosos y de estrés en la población general que en los
trabajadores de la salud. Por lo tanto, es necesario centrarse en
las intervenciones de salud mental y las actividades de prevención
para ambos grupos.
Contraste de hallazgos con la literatura existente
Predominio
En un estudio previo para comparar los efectos emocionales
de COVID-19 entre tres grupos diferentes en Perú, se encontró
una prevalencia de síntomas clínicamente relevantes de
depresión en la población general (21%), trabajadores de la
salud (9%) y trabajadores de la salud en COVID- 19 áreas (8%) [
40]. La prevalencia registrada en los estudios de revisión
sistemática fue superior a los valores registrados en nuestra
investigación para depresión (33,7 a 22,8%), ansiedad (29,6 a
23,2%) y estrés postraumático (31,9%) [3,41,42]. Sin embargo,
se debe considerar que los métodos utilizados para evaluar la
prevalencia en las revisiones sistemáticas son heterogéneos,
pertenecen a diferentes
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tiempos de la pandemia, y en su mayoría corresponden a
países de altos ingresos. Por lo tanto, estos elementos podrían
estar sobreestimando los valores.
La prevalencia de cada variable reportada en nuestro
estudio es superior a las registradas en estudios nacionales
realizados en Perú antes de la pandemia, donde la prevalencia
de depresión fue de 6,4% [43]. Aunque se estima que la
prevalencia de la depresión en el Perú antes de la pandemia
se mantuvo estable y no aumentó [44], es probable que la
prevalencia nacional haya aumentado durante la pandemia. El
aumento en la prevalencia es especialmente cierto para las
personas que saben que tienen una enfermedad crónica [45],
ya que son poblaciones de riesgo.
Modelo de ecuaciones estructurales y relación entre
variables
Solo se han identificado dos estudios que plantean modelos
predictivos que incluyen miedo al COVID-19, ansiedad, estrés y
síntomas depresivos. Esta brecha es comprensible debido al
número limitado de estudios publicados y preimpresos, ya
que la pandemia, junto con sus factores relacionados, es un
problema emergente.
Villarreal-Zegarraet al. Psiquiatría BMC (2021) 21:455
El primer estudio se realizó en universitarios ecuatorianos y
propuso un modelo que predice los síntomas depresivos, a partir
del miedo al COVID-19, la ansiedad y el estrés [46]. Este estudio
concuerda con nuestros hallazgos, y aunque el modelo
presentado no es el mismo que el nuestro, refuerza la hipótesis de
que la tríada de miedo, ansiedad y estrés predice síntomas
depresivos. Sin embargo, este estudio tiene dos limitaciones
significativas. En primer lugar, el instrumento utilizado para medir
el desenlace principal es la Depression Anxiety Stress Scales
(DASS), que presenta un buen desempeño cuando se utiliza como
instrumento bifactorial (una dimensión global), pero su
desempeño presenta inconsistencias cuando se utiliza como
instrumento tridimensional correlacionado. (modelo DASS
original) [47]. Esta inconsistencia podría introducir sesgos en la
medición del resultado principal. En segundo lugar, el estudio no
evalúa otros posibles modelos predictivos que podrían tener un
mejor ajuste. Además, no queda claro cuál fue el proceso para
definir el modelo presentado. Por ejemplo, no se justifica porque
el miedo al COVID-19 y el estrés no están relacionados, y los
estudios han identificado una fuerte relación entre ambas
variables [48,49].
El otro estudio realizado en gestantes evalúa un modelo
donde el miedo y la ansiedad relacionados con el COVID-19
predicen la aparición de problemas de salud mental, los cuales
fueron evaluados con el DASS pero considerando solo un
puntaje global que suma los puntajes de ansiedad, depresión,
y estrés [50]. Aunque no es directamente comparable, este
estudio identifica que el miedo al COVID-19 juega un papel
esencial en la presencia de problemas de salud mental.
Se han identificado algunos estudios que analizan parcialmente
nuestro modelo propuesto. Un estudio encuentra que el miedo al
COVID-19 tiene un efecto indirecto sobre la presencia de síntomas
depresivos [51], y otro estudio en población general identificó que
el miedo al COVID-19 tiene una asociación con problemas de salud
mental (es decir, ansiedad y depresión) [52], lo que respalda
nuestras conclusiones. Además, otro estudio ha informado una
fuerte relación entre la ansiedad, el estrés y la depresión en el
contexto de la pandemia de COVID-19 [49].
Otros estudios han evaluado variables que no estaban incluidas
en el estudio pero que pueden tener un papel relevante en la
tríada de miedo, ansiedad y estrés postraumático con depresión.
Dos estudios han evaluado el papel mediador que puede
desempeñar la tolerancia a la incertidumbre con el miedo a la
COVID-19 y los síntomas depresivos [53,54]. Aunque esto puede
ser una limitación, nuestro estudio evalúa de forma más compleja
el papel que tienen la ansiedad y el estrés, a diferencia de los
estudios mencionados. Además, el papel mediador de la ansiedad
dentro de la relación entre el miedo al COVID-19 y la depresión no
se considera en los estudios mencionados.
El modelo propuesto muestra un comportamiento diferente
entre los profesionales de la salud y la población en general.
Por un lado, diferentes estudios han identificado que la edad
se asocia negativamente con los síntomas ansiosos en
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la población general y es más frecuente en personas más
jóvenes [55,56] y que la población general tiene niveles más
altos de ansiedad y depresión que los profesionales de la
salud [57]. Una posible explicación de la disminución de la
fuerza de la relación entre la edad y los síntomas de ansiedad
es que los trabajadores de la salud están expuestos a una
menor incertidumbre sobre el virus (debido a su formación
biomédica) y que pueden disipar mejor las noticias falsas
sobre el COVID-19. 19, que se produjo al inicio de la pandemia.
Por otro lado, la asociación entre el estrés postraumático y los
síntomas depresivos no fue significativa en los trabajadores
de la salud, pero sí en la población general. Hemos
identificado dos posibles explicaciones. Primero, aunque los
trabajadores de la salud han tenido una mayor exposición al
virus en promedio, su formación biomédica podría ser un
factor que les ayude a reducir su incertidumbre sobre el virus
y por lo tanto tener menos estrés.53]. En segundo lugar, el
propio hecho de trabajar es un factor que se asocia a una
mayor percepción de autoeficacia, y este es un factor
protector de problemas de salud mental como el estrés o la
depresión.52]. Ambos elementos podrían estar reduciendo la
fuerza de la asociación entre el estrés postraumático y la
presencia de síntomas depresivos. En cambio, la población
general, debido a que en promedio no trabaja, no tiene una
educación biomédica básica, puede experimentar mayor
incertidumbre, tener dificultad para diferenciar noticias falsas
relacionadas con el virus y, por lo tanto, experimentar más
estrés postraumático y síntomas depresivos.
Implicaciones en la salud pública y la toma de decisiones
Estudios previos muestran el papel clave que juegan las
organizaciones y los organismos de salud pública para promover
el afrontamiento adaptativo y reducir las preocupaciones por la
salud y el malestar emocional y psicológico causado por la
pandemia. La evidencia destaca grupos particulares en riesgo de
desarrollar problemas de salud mental (contacto con pacientes
infectados, tener hijos) y puntos de tiempo donde el riesgo puede
aumentar (fase de respuesta inicial, cuando está en cuarentena) [
58]. Nuestro estudio plantea tres implicaciones principales para la
salud pública y global en Perú y otros países de ingresos bajos y
medios (LMIC) con características similares. En primer lugar, la alta
prevalencia de problemas de salud mental registrada durante la
pandemia [3] hace necesario establecer políticas y estrategias
nacionales de tamizaje y vigilancia epidemiológica de los
componentes de la tríada miedo a la COVID-19, ansiedad y estrés
postraumático, ya que estos tres elementos predicen la presencia
de síntomas depresivos y otros problemas emocionales . Los
trabajadores de la salud de Perú y otros LMIC están
sobrecargados por la pandemia y se encuentran en un sistema de
salud fragmentado [59]. Se recomienda el uso de herramientas
tecnológicas como aplicaciones o sistemas de autoinforme virtual
cortos (2 o 4 elementos) para recopilar información sobre
Villarreal-Zegarraet al. Psiquiatría BMC (2021) 21:455
problemas emocionales (es decir, ansiedad, estrés, miedo o
depresión) de la población general y trabajadores de la salud.
Estas estrategias han demostrado ser útiles para atender
necesidades de salud mental y derivar usuarios con
problemas emocionales severos en otros países durante una
emergencia pandémica. En segundo lugar, se recomienda
desarrollar e implementar actividades preventivas enfocadas
en los tres elementos de la triada (miedo al COVID-19,
ansiedad y estrés postraumático). No solo es necesario
brindar atención a las personas que presentan problemas de
salud mental moderados o graves (depresión, ansiedad o
estrés postraumático), sino también desarrollar estrategias
dirigidas a personas con indicadores de salud mental leves e
inespecíficos como estrés o miedo al COVID-19 [60]. Estas
estrategias podrían evitar que estos últimos evolucionen a
una etapa más avanzada que implique importantes problemas
de salud y genere años de vida perdidos por discapacidad.60].
En tercer lugar, en Perú y otros LMIC, la brecha de tratamiento
para problemas de salud mental como la depresión es alta, y
se estima que solo 1 de cada 10 personas que requieren
tratamiento lo reciben [44]. Esta brecha puede haber
aumentado durante la pandemia, por lo que es necesario
orientar las acciones para aumentar el acceso a la atención
adecuada. Este modelo se puede utilizar para identificar casos
con un miedo alto al COVID-19 y facilitar su acceso al sistema
de salud para que no se desarrollen casos con mayor
gravedad de depresión en el futuro.
A nivel de los responsables de la toma de decisiones en salud
mental, se recomienda encarecidamente aumentar los recursos en
la atención de la salud mental. En Perú, solo el 2% de todo el PIB
se destina a la salud, y solo el 0,2% del PIB se destina a la salud
mental [61], lo que requiere mayores recursos de capital humano,
financiero y político para mejorar la salud mental durante y
después de la pandemia de COVID-19.
Fortalezas y limitaciones
Nuestro estudio presenta y evalúa diferentes modelos para
comprender los síntomas depresivos utilizando la tríada de
miedo, ansiedad y estrés. Nuestro modelo aplica un marco
sólido sobre la influencia de esta tríada en la salud mental y lo
aplica en presencia de síntomas depresivos.6– 9]. Otro punto
fuerte del estudio es el uso de métodos estadísticos que
consideran todas estas variables dentro de su análisis. Sin
embargo, nuestro estudio no está exento de limitaciones.
Primero, este estudio transversal se realizó durante el inicio de
la primera ola de COVID-19 en Perú (abril de 2020), por lo que
este modelo podría variar durante las etapas posteriores de la
pandemia. En segundo lugar, los datos son de una ciudad
urbana con la mayor densidad de población del país (Lima, la
capital de Perú), por lo que los resultados podrían variar en un
contexto rural o menos densamente poblado (riesgo de
infección). En tercer lugar, se evaluó la prevalencia de
síntomas depresivos, ansiosos y de estrés con métodos
psicométricos validados.
Página 12 de 14
instrumentos, pero esta evaluación no es un sustituto de la
evaluación clínica, por lo que la clasificación errónea puede ser
un problema. En cuarto lugar, la escala para medir el TEPT
(IES-R) se basa en los criterios de la DMS-IV, que propone tres
dimensiones (intrusión, evitación e hiperactividad). Sin
embargo, el criterio para definir TEPT se modifica en el DSM-5
donde se proponen cuatro dimensiones (Reexperimentación,
Evitación, Alteraciones Negativas en Cogniciones y Estado de
Ánimo, Hiperexcitación), por lo que es posible que el
constructo TEPT esté siendo medido parcialmente. Este no es
el caso de los instrumentos utilizados para medir la depresión
y la ansiedad ya que los criterios DMS-IV y DSM-5 son
equivalentes. Quinto, otras variables que podrían ser útiles
para explicar el modelo como la intolerancia a la
incertidumbre [53], embarazo en las participantes femeninas [
50], ansiedad provocada por el COVID-19 [50], o nivel de
ingresos [dieciséis] no se pudo incluir. Sexto, nuestro estudio
es un estudio transversal, por lo que no se pueden hacer
declaraciones de causalidad solo sobre la asociación. Séptimo,
no se hizo diferenciación entre el personal de primera línea
que trabaja directamente con pacientes con COVID-19 y otros
tipos de profesionales de la salud que pueden estar haciendo
trabajo remoto. Por lo tanto, es posible que no todos los
trabajadores de la salud tuvieran el mismo nivel de exposición
al virus.
Conclusiones y Recomendaciones
Nuestro estudio concluye que la tríada de miedo, ansiedad y
estrés postraumático puede explicar más del 70% de los
síntomas depresivos en la población general y los
trabajadores de la salud durante la pandemia de COVID-19.
Además, se identifica una mayor prevalencia de síntomas
depresivos, ansiosos y estresantes en la población general que
en los trabajadores de la salud.
Se alienta a los investigadores y tomadores de decisiones a
desarrollar e implementar políticas y estrategias para realizar
la detección y vigilancia epidemiológica del miedo a la
COVID-19, los síntomas de ansiedad y el estrés, ya que estas
variables son precursoras de los síntomas depresivos. Otra
recomendación es el desarrollo e implementación de acciones
preventivas de estos tres elementos (miedo, ansiedad y estrés)
en la población general y en el personal sanitario para que se
reduzca la prevalencia de síntomas depresivos.
Expresiones de gratitud
ALVE agradece al DR por su valiosa contribución en la revisión del lenguaje del
manuscrito.
Contribuciones de los autores
David Villarreal-Zegarra:Concibió y diseñó el análisis; datos aportados o
herramientas de análisis; realizó el análisis; escribió el papel.Anthony
Copez-Lonzoy:Concibió y diseñó el análisis; datos aportados o herramientas
de análisis; realizó el análisis; escribió el papel.Ana L. Vilela Estrada:
Concibió y diseñó el análisis; escribió el papel; supervisión del papel.Jeff
Huarcaya-Victoria:Concibió y diseñó el análisis; recogido
Villarreal-Zegarraet al. Psiquiatría BMC (2021) 21:455
los datos; escribió el papel; supervisión del papel. Los autores leyeron y
aprobaron el manuscrito final.
Fondos
El estudio fue autofinanciado.
Disponibilidad de datos y materiales.
La base de datos está disponible enhttps://doi.org/10.6084/m9.figshare.13683955
Declaraciones
Aprobación ética y consentimiento para participar
El protocolo de estudio y los instrumentos utilizados para la evaluación fueron aprobados
por el comité de ética de la Universidad San Martín de Porres (Oficio N° 227–2020-CIEI-
FMH-USMP). Todos los procedimientos realizados en este estudio con participantes
humanos se realizaron de acuerdo con el Consejo de Ética organizacional del equipo de
investigación y la Declaración de Helsinki de 1975. Los participantes aceptaron
voluntariamente participar en el estudio y se obtuvo el consentimiento informado de
todos los participantes. Los datos recogidos fueron anónimos y confidenciales por lo que
el estudio no supuso ningún riesgo para los participantes.
Consentimiento para
publicación No aplica.
Conflicto de intereses
Los autores han declarado que no existen intereses contrapuestos.
Detalles del autor
1Escuela de Medicina, Universidad César Vallejo, Trujillo, Perú.2Instituto Peruano
de Orientación Psicológica, Lima, Perú.3Unidad de Investigación en Bibliometría,
Universidad San Ignacio de Loyola, Lima, Perú.4Asociación Peruana de
Profesionales de las Adicciones, Lima, Perú.5CRÓNICAS Centro de Excelencia en
Enfermedades Crónicas, Universidad Peruana Cayetano Heredia, Lima, Perú.6
Departamento de Psiquiatría, Hospital Nacional Guillermo Almenara Irigoyen,
Lima, Perú.7Departamento Académico de Psiquiatría, Universidad Nacional Mayor
de San Marcos, Lima, Perú.
Recibido: 19 enero 2021 Aceptado: 14 agosto 2021
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