Está en la página 1de 1

Siempre que un sistema entra en contacto con otro sufre un impacto.

 En la medida en que un sistema


social ve afectado su funcionamiento debido a esta acción externa, altera su relación con su medio
ambiente natural. El imperio romano imponía sobre las tierras dominadas un patrón de desarrollo que
definía la relación grupo-medio ambiente, no en función de la armonía entre el grupo que habitaba un
determinado sistema natural y este último, sino en función de la posibilidad de beneficiar al sistema social
dominante con la producción del sistema social dominado. A través de la historia, el proceso de
influencia mutua ha ido en aumento, hasta configurar un sistema mundial caracterizado por un centro
dominante y un subsistema periférico dependiente, siendo el primero de ellos el que impone sus patrones
sobre el segundo.

Los últimos, en parte forzados y en parte conscientemente, buscan la adaptación de un sistema económico


y la utilización de su medio ambiente natural a las exigencias del centro dominante. En general, podemos
afirmar que el sistema colonial organiza la sociedad local para producir en las mejores condiciones
posibles, desde el punto de vista de la metrópoli, los bienes de exportación, sobre la base de una
explotación intensiva del medio ambiente natural y una baja remuneración del trabajo. Es evidente que la
producción de ciertos cultivos como, por ejemplo, el mijo responde a ciertas características propias del
sistema natural a que se ha adaptado la dieta alimenticia del grupo local. La producción de trigo
significa, entonces, alterar el funcionamiento tanto del sistema natural como del sistema social.

La homogeneización de los cultivos afectará tarde o temprano el ciclo natural del ecosistema, cuyas
modificaciones y eventual colapso tendrán efectos importantes sobre el sistema social local. Por un
lado, la concentración de cultivos ha deteriorado el medio ambiente natural, disminuyendo la
potencialidad del ecosistema para mantener la población, y, por otro, ha hecho al sistema socioeconómico
más dependiente política, económica y socialmente. Los efectos sobre el ecosistema son más graves que
los asociados a la simple disminución de fertilidad, ya que el proceso de homogeneización redunda
también en una progresiva disminución de la diversidad del sistema natural, con lo cual su capacidad de
adaptación se va reduciendo, y el ecosistema se hace más frágil, inestable y, sobre todo, vulnerable a los
imprevistos. Es así como criterios racionales de eficiencia y productividad, basados en experiencias de
otros lugares y en función de objetivos de corto plazo, pueden traducirse en la práctica en una acción
irracional, predatoria del medio ambiente y negativa desde el punto de vista del desarrollo del sistema
social en el largo plazo, al ser transferidos indiscriminadamente a otros ambientes sociales y naturales.

Los desequilibrios resultantes en el sistema periférico son consecuencia de la actitud etnocentrista y de


dominación del medio orientada a la explotación y a la acumulación en el corto plazo, sin consideración
alguna con la dinámica del sistema natural ni de sus características estructurales. Ese sistema natural era
justamente el que --en una u otra forma, y a veces quizá intuitivamente-- había orientado la acción y
organización de las comunidades autóctonas.

También podría gustarte