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Freddy Prestol Castillo - El Masacre Se Pasa A Pie
Freddy Prestol Castillo - El Masacre Se Pasa A Pie
se pasa a pie
FREDDY PRESTOL CASTIlLO
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Tiranía es todo esto. La tiranía tiene el rostro como el
de las estatuas: no ríe. La tiranía acogota con su mirada
amaJilla, peligrosa. (Cada vez que escribía, veía sobre mis
pliegos furtivos los ojos amarillos de la tiranía).
La tiranía es el tirano y todos los que no son el tirano.
La tiranía es Don Panchito el Matón -aquél que agonizara
catorce noches. cantando como gallo, croando como rana,
roncando como cerdo.
También, el cabo Sugilio: manos de tenazas, ojos
profundos de animal de presa, actitud de leopardo. Don
Panchito el Matón y el Cabo Sugilio estarían en todas
partes. ¿No asecharían mi libro? ¿No espiarían mis
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Al cabo de mis sufrimientos, estaba escrito el libro. Si
caía en manos de la policía secreta, habría sido sentenciado
a muerte.
El peligro hizo de mí y del libro dos personajes
oprimidos. Un día me fugué del poblado. A partir de esa
fecha el libro asumió su propia biografta.
En la biografr.a del libro están la historia del Doctor M.
y del Padre Oscar. A este último merecen estar vivas estas
páginas. Yo también le debo la vida. Trazaré brevemente
la historia del Doctor y del Padre Oscar.
El Doctor era cifra de sabiduría y de vibración humana.
Profundo conocedor de esta isla mágica. de sus ríos, de
sus montes, de su historia, de sus hombres. Podía hablar
largas horas acerca del hombre dominicano desde el
desembarco de Colón en "La [sabela". También podía
explicar todas la especies de insectos, de aves y peces de
la Isla. Conversador exquisito: violento, taumaturgo, un
Quyote mulato. A ratos parecía un desquiciado. Siempre
genial y valiente. Su cátedra de Medicina, en la
Universidad, atraía a todos los alunmos. aun los de las
otras disciplinas. La cátedra del Doctor. al atardecer, dicha
como en soliloquio, en bqja voz. a veces como aguacero
lento, y otras, como una cascada salvqje. congregaba a
los estudiantes de derecho. Sus digresiones. para
ambientar temas. eran maravillosas. ¡Vaya un hombre
genial! Cirujano famoso. clínico. botánico. novelista.
hablista, investigador, "Causseur". Se asfixiaba en el
10 Freddy Presto) Castillo
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En las afueras de la capital. en su oficina privada. el
Doctor leía entusiasmado el manuscrito. A veces suspendía
la lectura y hablaba solo. como discutiendo. con detonantes
interjecciones.
-Diabloooo!... -gritaba-o
-Maldito país!... No!No! Malditos poliiicost, porque este
es un pobre país ignorante y castigado por el hambre!
-Horror! Horror! ¿Es que tenemos que cobrar deudas
de sangre. también con sangre? .. No! Pese a sus crímenes
del siglo pasado. los haitianos son nuestros más
desgraciados hermanos. más desgraciados que nosotros!
-Maldita dictadura. que destruye los caracteres y
envilece los hombres! Maldita dictadura!...
Súbitamente callaba y daba pasos en redondo.
acomodando los quevedos y enarcando sus bigotes agudos.
Mientras tanto, caía la noche. Oíanse las cigarras. Y.
lejanas, las voces de arrieros nocturnos. conductores de
recuas con carbón vegetal. A veces se colaba por la ventana
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El Padre Oscar, su amigo, sacerdote, humanista,
intelectual brillante, hombre de gran valor, penetró en la
estancia. Quiso poner aquello en orden. Le intrigó el mazo
de papeles. Rápidamente se dio cuenta de que era un libro
inédito. Con su insaciable cwiosidad. de lector, comenzó a
leer. Su rostro mostraba asombro y se inclinó detenidamente
sobre los papeles. Mientras leía, su rostro traducía una
emoción pro.fimda. Aquellas páginas le causaban atracción.
Envolvió los infolios, escondiéndolos en su sobretodo. Salió
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Los policías tocaron a mi puerta imperativamente.
Buscaban a un hombre. Otra vez tocaban. Mi hermana se
llenó de miedo. Mientras mi madre abría la puerta. aquella
corrió al patio con los infolios y los enterró, como sembrar
simientes de miedo. Falsa alarma. "Estamos equivocados",
dijeron ásperamente. Desde entonces quedó enterrado el
libro. amarillo de días y de ocultaciones: amarillo. como
esos presidiarios privados de sol.
Sucedió la llegada de una primavera espléndida -un
cielo roto de aguaceros- como los habían pedido, con
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CAPITULOI
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Los estudiantes hijos de ricos vivíamos entre paredes
blancas. gruesas e inútiles: aquella arquitectura chata que
nos dejó España en una Colonia pobre. donde no hubo
Cortes ni boato. ni mínas, ni indios cargueros. Una colonia
pobrisima que a la postre vivió de los recursos que enviaba
México en la famosa limosna del "situado". Dicen que
nuestros abuelos sólo miraban el mar. en espera de los
galeones que traían sueldos y ayuda para la mísera
Colonia. Con todo. al cabo de siglos. éramos un país
aparentemente libre y yo y mis compañeros provincianos.
hijos de hacendados y ricos comerciantes. estábamos lejos
de todo: del país. de sus dramas: lejos. en fin. de la vida
dominicana. Sólo nos interesaban los domingos el foot
ball, el basse ball, el tenis y sobre todo nos orientaba una
autoridad sonora: el pito de orden del Rector. Colegio de
·San Román". Plácida vida -alta- como los pendones de
la caña de azúcar en nuestras haciendas del Este.
Mi padre tenía vastos campos sembrados de caña de
azúcar. Yo no conocí ese paisaje. ni el barracón de los
sembradores negros. ni la dureza de los soles. No conocía
lo que había dentro de aquellos bohíos. achatados y tristes.
En mi pueblo había visto el puerto -amplio. profuso
de naves extranjeras- que cargaban azúcar para países
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Ahora, en el ambiente refinado del colegio, nuestras
conciencias las forja un maestro sofisticado. lleno de
cortesía vacía, desprovisto de sentido nacionalista. Héle
allí: todo es cuidado y medido, como en las tiendas. Su
luciente melena de rey Sol, su cuidado mostacho; su traje
siempre negro y antañón, como las tocaa de un prior; su
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Pero la riqueza de los antillanos es asunto que ellos
no manejan: se resuelve en las Bolsas extranjeras. En
estas islas del Caríbe, donde el signo económico es la caña.
fundada en la obra de mano de los negros. se viven
sorpresas increíbles. Allá. no aquí. se dictamina el precio
de nuestros productos. lo que quiere decir que allá y no
aquí. se le pone el precio a nuestro trabajo. ¡Bolsa de Wall
Street! Supremo tribunal de los precios! Ruleta que
enriquece. o que lanza a la miseria. .
Nuestros pueblos. que afanan al sol, aprueban. Boleto
ganado: Alza! Ficha perdidosa: Quiebra!
y nosotros. los alegres habitantes de Macoris del Mar.
habíamos perdido al póker de la caña!
El paisaje brillante. de sol, de mi pueblo. se tomó gris
y nostálgico. Adiós la marinería exótica. rubia y ebria.
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No pude pagar los impuestos estatales para obtener
mi título. Los demás 10 habían obtenido. Incluso vi al más
retrasado de los compañeros, asumiendo la dirección de
un gran bufete. Pese a mis brillantes notas académicas,
yo andaba calle arriba y abajo, cavilando en quién pudiese
hacerme la merced de facilitarme unos pocos pesos para
obtener mi título y hacer mi juramentación. Fue imposible.
Decididamente pensé entonces -pienso todavía-: esta
es una tierra sin señores!
Salí a la plaza. Había un debate sobre política. Todos
hablaban de política. Todos unánimemente alababan al
Presidente. Pensé que alguno de estos caballeros pudiese
ayudarme. Recordé entonces que mi amigo. poeta de
renombre. me había presentado a uno de aquellos
importantes personajes. El generoso caballero me escuchó
con afecto poco usual por los que están en las eminencias
del poder. en este país. Me dio esperanzas. Yo debía
aguardar. mientras él propiciaba mi ingreso al servicio
judicial. Así. podría yo ocupar una silla en un Tribunal o
Corte de Santo Domingo. o de alguna Provincia. en Macorís
del Mar, por ejemplo. También podría ocurrir que el
poderoso. que no me conocía, dispusiese que yo fuese a
cualquier pueblo remoto... ¿guién era yo? .. ¡Un joven
letrado desconocido!
En verdad. la política es un fichero o una caja de
naipes. Las cartas me vinieron mal. La orden fue: salir
hacia Dqjabón. aquel pueblo remoto. frente a Haití. que
en mi niñez mencionó, como cosa lejana. el maestro
amanerado.
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Héme ahora hacia Dajabón, en un carromato
cualquiera. Vehículo de viejo modelo -esto es natural-
porque nadie mandará buenos carruajes a aquellos
contornos del desierto. Hacia aquellas lejanías sólo van
restos de máquinas y restos de hombres. Funcionarios
fracasados, de tipo menor, maestrillas, letrados cansados,
comúnmente viejos, en fin, el excedente de la pleamar
burocrática. Hacia allá voy. ¿Qué será de mi? ..
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Después de Santiago. Una carretera con sol. Pueblos
tristes, secos. Aquí -pensaba-; la vida habrá que
investigarla mediante ecuaciones de segundo grado. Niños
flacos, espectrales. Chivos algebraicos. Casas bajas y
pardas, de "cana". Sol, sol, sol! Todo está aplastado por el
sol. Ahora, vueltas de la ruta asfaltada. Unas cruces en
un calvario lugareño. Y al fin!... El viejo y quertdo mar.
Al preguntarle al conductor por el nombre del pueblo,
me dice:
-"Monte Crtsti"-
Un pueblo soñoliento frente al mar.
Fue la sala trágica de nuestras guerras de
emancipación y de nuestras guerras civiles. Advierto su
rígido y sin embargo atrayente paisaje, su amable gente,
que sabe sonreír, y pienso en su historia, desde las
despoblaciones del siglo 16. ordenadas por don Antonio
de Osorio, para frustrar el comercio con los "herejes", que
violaba las prohibiciones de la Audiencia de Santo Domingo
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Dqjabón al fin!
Un pueblo de cana tostada por el sol más fuerte de la
Isla. Aldea pajiza. de estampa indígena. con sus tres calles
vacías y soñolientas. que termina en el Masacre. donde el
pueblo lava sus pies de barro.
¿No hay gentes?. Poca. Casi todos han huído. Aquí la
gente sigue emigrando. desde los días coloniales. Veo
negros espantados y bocas mudas.
Un parque. con laureles robustos. como los fornidos y
comilones hijos del ventero del pueblo. Y... silencio.
¿Qué ocurre en Dajabón? ..
"El Corte". pasaba en esos días. ¡El Corte!... ¿Qué era
aquello? .. Ninguno me lo había querido explicar. Ni la
misma mesonera. Después lo sabría todo.
Hoy. el carromato del correo trajo un bulto más. ¡Era
yo! Estaba destinado a la Justicia de la aldea.
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CAPITULO II
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"Anta" Y Antigua Suríel, es lo mismo. Pero es más
poético: Anta. Anta junto al Masacre. donde lava y canta.
Seno duro. como las peladillas del arroyo. Cadera como
las de la acémila de la Granja Agricola. Orquesta de paletas
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Aquella mañana el Capitán seguía borracho y salieron
los sargentos con bandas de hombres a continuar sus
órdenes. Entre ellos destacaba. junto al Sargento Pío, otro
a quien llamaban MEI Cruel". El mote denuncia sus
hazañas. Tiene una ingenuidad de pantera alcoholizada
que no distingue entre el bien o el crimen. Estampa menor,
frente a la del Sargento Pío. que miraba la tierra soleada
con sus ojos' de tártaro. Sargento Tarragona: había todas
las artes del gato y la rapidez del tigre. Sin embargo, está
preocupado: ha recibido órdenes de terminar "en candela".
Esto significa que debe matar. destruir y finalmente
entregar a las llamas las casas y las gentes.
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La sabana es inmensa. La "cédula" -un documento de
identificación exigido por las leyes de Santo Domíngo->
seria el pretexto. Iban los soldados bajo el pretexto de la
búsqueda de infractores a la ley que obligaba a portar el
32 Freddy Presto} Castillo
La dueña le decía:
-¡Moraime. cuidado! ¡si te ven, te matan! ¡escóndete
debajo de mi cama! ¡Pronto!
La. negra corrió a esconderse debajo de la cama de la
dueña. señora principal. de la "élíte" de Dajabón. Esto la
salvó.
A los pocos momentos aparecía la patrulla. en busca
de la negra. Había penetrado al patio. abierto.
-¡Doña Francina! ... ¡Venimo a bucaila! ... ¡A la negra!
Tengo jóidene dei Capitán... Dése pronto. que tengamo
que dir a la sabana. en "seivicio..... dei Capitán...
Era la voz del más terrible de los presidiarios: KEI Gato".
Condenado a 30 años por asesinato y robo. ahora andaba
libre. Era un ajusticiador.
Doña Francina mintió admirablemente. Dijo que la
negra se había fugado y que probablemente la habían
matado al pasar el Masacre.
"El Gato" como que creyó. y ya se retiraba. Sintió sed
y se acercó a la gran tinaja. cerca de la cual estaba
refugiada la infeliz Moraime. Un momento dudó. husmeó.
como animal de presa que se cree cercano de su victima.
Calló y quedó vacilante. mirando a la señora. Volvía a
mirarla. Al fin decidió irse. Al salir. dijo estas palabras:
-Hubiera querido jallá a esa negra. pa cobrailel...
Siempre la había enamorao y nunca me quiso. dizque poi
sarnoso!. .. Y esta señora la cuidaba como hija... y parece
que la quería casá con algún blanco. para que no fuera
dei "Gato"...
"El Gato" salió a la sabana. Entonces la señora arregló
las cosas de Moraime para que pudiese escapar. Moraime
lloraba. ¿Adéfude iría? ..
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De noche vienen visitas importantes a la casa. Uno de
los contertulios es don Sebusto, Presidente del
Ayuntamiento, estanciero, hombre conservador. cuyo hato
ha quedado solo. sin peones. ¿Quién se encargará de todo
ese ganado? .. Don Sebusto pone el tema de la
conversación:
-Esto es lo nunca visto. Francinat ¿qué vamos a
hacernos las gentes para vivir?... ¿Es que no quieren a
los haitianos?... ¿Qué les han hecho esos negros, tan
buenos?... Lo que soy yo. estoy al irme. al venderlo todo.
irme a la capital, de donde son mis padres... Pero. ¿quién
va a comprarme?
y luego mira hacia una y otra parte, arrepentido de
haber criticado las medidas del Gobierno. de desalojar a
los haitianos.
Después continúa:
-Hija. ya no podemos vivir... Dejabón está acabado...
y el Gobierno cada día creando impuestos y más
impuestos... Ya en mi casa. hace años. no se bebe el vino
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Mientras camina mi mula en la noche, sesgando las
cabezas de este osario, pienso en la noción de "Justicia"...
Sí. la Justicia.... Vuela mi pensamiento a la capital de mi
país y veo en algún gabinete de Palacio unos señores calvos,
obesos y seguramente cobardes. ¿Qué hacen estos
hombres? Abuen seguro revisarán códigos. escrutarán las
leyes internacionales, agenciarán ardides y alguno dirá
que sustenta una teoría "nueva e interesante". Fumarán
tabaco americano en largas pipas. ¿Para qué es todo esto.
en un salón de preciosos tallados en cedro y caoba a estas
altas horas de la noche. trabajando como enfebrecidos?
Es. para "justificar" al gobernante que dispuso "El Corte"
y excusar la bárbara hazaña de "El Gato", "Compay Santos".
el sargento Tarragona y sus hombres!
"Justicia"... Estos que fuman tabaco de Virginia no han
conocido el paso de esta langosta trágica sobre la tierra de
"Castellanos". Yo. en cambio, estoy recordando el
espectáculo como en un sueño de borracho. Sobre mi
cerebro pasan. tirados desconcertantemente, como en una
fantasmagórica tela moderna. un río de sangre sobre el
cual flotan muchas cabezas, mezcladas con una infinita
cantidad de frutas. Sobre este río de mi quimera nadan
grandes ganados, vense montañas cargadas de yerba,
cuerpos de gañanes decapitados, cerdos que huyen, vacas
asustadizas. Y sobre el río, fuego, mucho fuego, humo,
mucho humo... ¿Qué es esto? Es un balance de conciencia.
y todo esto acontece en una isla antillana dMdida en dos
países, en cada uno de los cuales existen sendos pueblos
azotados por el hambre y por los látigos de los que mandan.
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El soldado Patricio había nacido pobre. Niño pobre,
joven pobre. Hombre, pobre. ¿Por qué los otros tienen y él
no? .. Tenía sed de oro en esta fiesta trágica. El veía que
el Sargento robaba las reses y las monedas. El no
alcanzaba a nada, como tampoco los presos y los
"reservistas". Pero ahora traía sus ideas de buscar oro en
Los Almácigos, donde hay haitianos ricos que compraban
oro a los buscadores de los ríos.
Esta idea le hace esconderse en el bosquecillo, mientras
va adelante la tropa, de la cual se aleja.
El raso Patricio ahora está solo, bajo restos de luna.
El va a discutir con los perros. Que ellos se coman los
cadáveres... pero él buscará el oro entre los muertos. El
raso Patricio es un enajenado mental. Parece haber
enloquecido en estas marchas de muerte. Ingenia la traza
de quitar las dentaduras de oro a los muertos.
¡Bárbara obsesión!
Pese a su locura, parecía temblar, pero ya estaba en la
ocasión de sus maquinaciones. ¡Registraría las bocas de
los muertos! En las ciudades también hay enfermos
ladrones que violan los sepulcros.
Estaba ya bajo los árboles con las cabezas en las
manos. Temblaba.
Esta cabeza... ¿quiere reír? .. y tiembla. La mira bajo
la luna y la vuelve a observar. Va a morderle la cabeza? ..
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El papel enviado al Capitán decía. mediante cotorras
nebulosas. escritas bajo los cambrones por un soldado
que era el único que sabía escribir: "Para ínfoímaíle, señoi
Capistán... que eí Raso Patricio se juyó como gallo cobaide
y ha paráo en loco ... De sueite que diga lo que sea. Con
repeto, Saigento Tarragona".
En un momento de descuido. raso Patricio. el loco. se
fugó. Allá va huyendo, haciendo zígzags en la sabana.
¿Hacia dónde va? .. Huye. huye.
CAPITULO X
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Cuando los presos llegaron a "Los Almácigos" aún
dormían las casuchas míseras. Este es un pedazo de la
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Otra vez en "El Almácigo". Los niños desnudos. El
salario de hambre. Pero la maestra está más conforme
que en la ciudad llena de asechanzas. Desde la ventana
mira a lo lejos, la inmensa pradera. Siempre teme ver la
mula del Inspector. Mientras él llega. ella está haciendo
Patria. Está aislada del país. A veces llega, tardíamente.
un periódico. En el último que leyó la maestra. encontró
un largo discurso del Ministro adiposo: hacía la apología
del "Padre de la Nueva Escuela Dominicana".
Un día le llegó a la maestra un oficio inesperado. La
escuela sería cerrada el mes próximo. La maestra quedaría
en la calle. Pero no hubo tiempo para ello. "El Corte" -la
matanza- llegaba esa mañana hasta la misma puerta de
la escuela de "El Almácigo". A la maestra la despertó la
grita desesperada de los negros.
Angela Vargas veía la matanza. horroriZada. Vio caer.
tajado como un arbusto. el cuerpo del manso negro
Samuel, el cargador de agua. cuyos hijos enseñaba. Carlos
Almonte, un presidiario que cumplía condena en la
frontera por sus crímenes en Puerto Plata. ahora estaba
liberado por orden del Gobierno y miles de hombres como
él, delincuentes, blandían armas y cuchillos en su
horrenda siega de cabezas! Vio también a Daniel, el
carpintero. el que había tallado las mesas rústicas de la
escuela, caer fulmínado, después de gritar, implorar. su
derecho a aquella vida de pobre sobre la dura tierra que
ahora le servía de lecho bajo un sol tórrido.
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Pero el mes ha llegado. después de la sangre. Ahora la
maestra. despedida del empleo, debe retirarse. ¿Hacia
dónde? No sabe. Ella podria conservar el mendrugo
rogando al Inspector. ~l Inspector, también, codícía, a la
Maestra que es bonita. Ella sabe el próximo drama de
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Al regreso, después de verme en Dajabón, la Maestra
llegaba a Monte Cristi. Mientras esperaba un carromato
viejo que habría de conducirla a Santo Domingo, acertaba
a pasar el Inspector. Aquel hombre se acercó a la Maestra
sin empleo, y le susurró estas palabras:
"Si usted se queda aquí, unos días, arreglaría su
necesidad de trabajo mañana esperan aquí al
Presidente... El Presidente es muy bueno... y las mujeres,
bonitas corno usted, todo lo consiguen de él"...
La maestra sintió en aquel momento más repugnancias
por el funcionario celestino. Tomó el auto rápidamente de
un brinco!
Cuando aquella joven comenzó a gemir, los pasajeros
del autobús la miraron sorprendidos.
¿Qué le pasará?... se dicen entre sí. Uno, perspicaz, le
dice al otro:
-Esa era la maestra de "El Almácigo"!... la "botaron"
porque no quiso al capitán "Ventarrón"!...
El otro pasajero, entre vulgar y descreído. comenta:
-Las mujeres son estúpida! ... miren esa, tan bonita.
llorando por un empleíto de maestra... si le diera la gana...
conseguía lo que quisiera... si la viera el Presidente!
~ carromato continuaba su marcha hacia Santiago.
CAPITULoxn
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Si un mango cuesta un corazón, una becerra 10 merece
doblemente. El cálculo proporcional turba al hambriento.
1 para llevarse una res. a veces es preciso cargar con el
corral. Cuando se agoten 40 kilómetros de llanuras y
montañas bajo el capote negro de la noche que guardó
los diamantes de sus estrellas. el negro tal vez habrá
llegado vivo al Masacre, sesgando las patrullas que no
perdonan. Es una naipe a la muerte. La otra cara es la
EL MASACRE SE PASA A PIE 95
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En el camino. mil huellas de profunda pisadas. Eran
muestras de pezuñas: de reses y de negros. Las reses
venían robadas de muy lejos -más de 40 kilómetros- de
"Las Matas de Santa Cruz". Los pastores venían de más
lejos todavía, ---de "La Alcahie"-. Y pasaron el Masacre.
y volvieron las otras noches. Los perros de las estancias
no ladraron. ¿Por qué? ¿Misterios? ¡Se llevaron todas las
resesl
-Ei diablo me paita!... ya no se pué viví!... no valió
matá hasta las negra preñál. .. Esto haitiano son má malo
que la misma desgracia!. .. Ya tengarno que dijno pa otro
lao... pa Santiago. donde se puea criá una vaca o un
marrano... Dipué de tanta bregat.. y las vacas se las lleván
toas!...
-Taita!... Taita! ... dice Ezequiel Míolán, cambiando el
cachimbo. al anochecer:
-Eta tierra ta amardecía... tengamo que dijnol... son
cosa e brujería\. .. Me dormí entre el corral... y no ladrán
lo perro\. ¡Virge!
CAPITULO XIV
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La becerrada venía de "Las Matas de Santa Cruz",
donde el ladrón clavó cruces sobre cerros. Fueron inútiles
los rifles de los hacendados y los perros de todos los hatos
sufrieron el ensalmo del "bocó" de la Mole de San Nicolás.
En la sabana de "Doña Maria" se desuella la res. El
negro corta a tientas -raro sastre de la noche- y no
yerra ni puñaladas ni cortes sobre el ganado. Los soldados
estarán a esta hora rondando el Masacre y Albert Loui
saja la vaca vieja o la becerra color de azabache. Destripa
104 Freddy Presto! Castillo
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En la sabana se procede al entierro o a la quema de
negros. De allá llega. desesperado, a su rancho de Dajabón,
Yusén, el negro hojalatero. marido de Morgenía, la
dominicana, que ha dado a Yusén prole larga que sólo
hablaba "patoís"... ¿Cómo se ha salvado este hombre? .. es
puro milagro! Yusén gritaba, bañado en sangre -una oreja
menos, sangrante-s:
-Bon Dieu! Bon Dieu! Cela debacle! Debacle!
Morgenia, vá pa Haití, plont!
EL MASACRE SE PASA A PIE 109
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-¡Estamos cobrándoles!-
Así me decía don David, el repartidor de las tierras,
riendo plácidamente con su boca desdentada donde viaja
el cigarro de comisura a comisura como un péndulo.
-No me hable de humanidad ni de yerbas de
academia!. .. Estamos cobrándoles! Es una deuda vieja!
Hace un siglo estos mismos negros desangraron al pueblo
dominicano, degollando hasta en las iglesias! ... ¡Estamos
cobrándoles!
y miraba con odio sobre las montañas verdes, las
montañas azules, las montañas estrujadas de Haití.
En la tarde, que ya se vestía de estrellas, escuchábanse
los alaridos de una cercana jauría de perros.
-Oígalosl... son perros. Están comiéndose a sus
dueños... lo mejor que hacen!, para acabar de una vez
con esta porquería de haitianos.-
Miré a los lejos. borrosamente, desde el altozano donde
estábamos. Hacia un punto corrían los flacos perros,
secos, de largos dientes, afilados en el mismo ayuno largo
del amo haitiano. Dos hambres: la del perro y la del dueño
del perro, acaso muerto ya en las sabanas dominicanas.
112 Freddy Prestol Castillo
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En la taberna no hay hora. No hay límite en esta tierra
ni para el alcohol ni para la muerte. "Ventarrón" está
rodeado de acólitos que siempre aplauden sus palabras y
gracejos. A veces. ebrio. ha pescozeado a alguno. Nadie
protesta. Algunos propietarios. hombres de cierta categoría.
acompañan al Capitán aun maldiciendo interiormente el
vejamen de pasar una noche entera en el garito. entre
borrachos profesionales. bajo luz mortecina de kerosene.
114 Freddy Presto} Cast1llo
Después repetía:
-Lo mejor que ha hecho el Gobierno es botarlo a
todos... Son perros! Y más ladrones que los gatos! A mí
me han acabao! Me han robao tó los animales... Este es
un Gobiernazo! Viva el General!...
Así. él satisface a la tropa que pasa: con atenciones y
con mentiras. El teniente. un matón. con cualquier
nombre. recuerda después la sonrisa de alguna de las hijas
de don Francisco. "Ese viejo ... es un gran hombre!. .. Muy
amigo del gobierno!"... (Por su parte. la muchacha queda
prendada de las barras del militar).
Don Francisco mira a lo lejos. advierte que ya se ha
ido la visita militar. y cree que ya puede hablar. para
desfogar su angustia:
-Ya no se puede traer seda!... la misma sal criolla es
mala. de minas insalubres y con un impuesto y más
impuesto!. .. Yo. que estaba tan acostumbrado a esas cosas
de Haití... Yahora... Maldito Gobierno!... debían tumbarlo!
pero ¿es que ya no hay "machos". en este país?... Y tener
que ir a todas partes. a las reuniones de autoridades de
esta nueva Provincia. que para nada nos sirve. y aplaudir
el nombre del General y hallarlo todo bueno!... Los hombres
de trabajo no pueden vivir!...
Y ahora mira hacia las plantaciones. escocidas por el
estío. Estío de la Línea. abrasador. ¿Quién arará la tierra?
Nadie! Se poblará de "cambrón"!... Y cómo se vive aquí? ..
Piensa en las muchachas. Ojalá que hallen pronto un
capitán o un teniente. Es la solución.
"Esto se acabó". Las mismas palabras de Rafael García,
de don tauteno y de doña Francína, en Dajabon,
- "Al fin me iré... Y le dejaré esta tíerra al Diablo!".
122 Freddy Presto1 Castillo
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Los hijos de Manuel, en tanto, pobrecíllos, pasaban
hambre. ¿Dónde está "taita"? preguntaban. La mujer
enferma, cercana del parto; los fogones de la cocina
apagados; la abuela víejísíma, hablando sola. Y las yaguas
del techo del rancho llenas de agujeros, que apenas
detenían el agua aquellos aguaceros que cayeron en
Dajabón esos días, después de un año de sequía. Pobre
casa de Manuel Robert, hombre bueno, que sólo araba la
tierra y que ahora es una pantera alcoholizada!... ¿Por
qué? ¿Por qué hace eso? .. El no 10 sabe.
Parece una tórtola la casucha parda de Manuel, alIado
del bohío del haitiano Atis, que pudo huir hacia Haití. El
paraje de Manuel, bajo el frondoso árbol de "chachá" está
lleno de oMdo y de hambres. Todos miran hacia la sabana.
¡Noven nada! El salió por allí. Pero "taita" no ha vuelto, con
las pocas yucas del conuco para los desnudos! "¿Dónde está
taita?"... repetían los niños mientras la madre dormitaba.
Sueño de hambre y abandono. 1esto, es "El Corte" .
•
• •
Pero... aquel negro...
Manuel quiere como despertar dentro de la bruma
alcohólica. ¿No será Mandín, el muchacho haitiano que
EL MASACRE SE PASA A PIE 125
•
• •
El viejo Robert había llegado a las llanuras de Dajabón
como la hoja que vaga a merced de las brisas: Un Simbad
del comercio a quien el azar cambió el paisaje marino de
las Islas Vírgenes por el amplio espacio de la sabana de
Dajabón, Le aconteció como al danés señor Broberg. En
lugar de peces. los ganados. Trabajó con suerte. Inició la
brega como barrendero en la casa italiana de Fabbale,
que mercaba sedas y sal. al tiempo que especulaba en
ganado con los compradores del Cibao y de la capital. El
peón Robert ahorraba los cobres. que eran de Haití. porque
en la aldea no corría la moneda de la República
Dominicana. sino excepcionalmente. al paso de algún
viajero. Días y soles y abstinencias y los "gouls" -moneda
de Haití- aumentaban la pila de los ahorros. Al final
compró unas cuantas reses en "Partido" y las vendió a los
compradores. Mucho trabajo. pero engrosaba el ahorro.
Con los años. se emancipó al fin.
Puso entonces los pies en la riqueza de las yerbas de
un hato en "Doña Maria" cuyo verde se tiñó como un
mosaico mágico de reses y toretes que eran un primor.
Detrás vino el cañaveral para aprovechar el negro barato.
Luego el trapiche. De las ganancias surgió la tienda. con
toda clase de artículos. Así. se hizo potentado. porque en
aquellos tiempos la yerba era siempre verde. por la mucha
lluvia. Desarrollaba la crianza libre sobre la vasta tierra
comunera. También tuvo hijos y los puso al comercio. Y
EL MASACRE SE PASA A PIE 127
•
• •
Ahora oía gritos. 1 cuando el cabo Reyes le recordaba
a su padre y su pobreza. se transformaba horriblemente.
También oía frases promisorias... El ejército... Tenientel
¿Qué es eso? .. Debe ser algo grandet... Pero otra vez vuelve
128 Freddy Prestol Castillo
•
• •
Pena de Aniceto de la Cruz. vestido de azul, con el
traje que mandó el Gobierno a los presidiarios. El "posta".
anónimo, duerme a orillas de la ruta de Restauración,
entre los pinares bajo las duras piedras grises.
-Uool Uool
El corral ya no podía recibir más reses. Pero venían
más reses. Los presos. bajo la amenaza de la vida. no
habían perdido una. Una res vale más que un preso: Y el
Capitán las quiere todas!
Anieeto ordenaba el corral. A algunas las curaba.
Alguien le había hablado de obtener la libertad preparando
el ganado para el día que viniera el Capitán.
Por eso hoy cantaba, regocijado a veces, otras, triste.
Entre tanto sus ojos atisbaban sobre valles y lomas las
manchas pardas y negras. rojas, de todos los colores. de
la vacada que debía concentrar en la aldea de Loma de
Cabrera. Corrían las reses apresuradas por hombres
vestidos de azul -los presos- que las acuciaban. Estos
tenían las caras hoscas. Algunos pensaban en sus tierras
lejanas. de donde habían emigrado al través del delito y
de la cárcel. Cantaban canciones típicas para el arreo.
cantos sentimentales, como de un rosario campesino. Huía
el ganado y atrás los pastores, casi todos a pie. salvo
algunos en mulas rengas o caballejos inservibles. La
mancha se acercaba y se percibía entonces el color de la
novilla y los cuernos rugosos de la vaca vieja.
EL MASACRE SE PASA A PIE 141
*
* *
-Compadre Miguel. .. ¿Será verdá lo que dijén? .. que
dizque el General ha mandao que a cada preso y a cada
"reservista" le dejen una mancorna buena pa su leche y
un torete pa el arado? .. Si eso es verdá, estamo salvo!. ..
Mira!. .. Yo vengo enamorao de aquellas dos berrendas...
-Bueno. asina me dijeron!... Y si nos dan las parcelas
de los haitianos y dos animalitos. estamos felice ... Yo,
traigo seguido a la mujer, que está dando lástima en Jánico
desde que me robé la pieza de hilo... que por una pieza de
hilo robá, de noche, he pasao más calamidá que el mimo
Crito. Pero oiga. Simplicio... yo creo eso cuando lo vea...
no lo creo!...
La mancha seguía caminando sobre el lomo verde de
las montañas. Parecían vacas de juguete sobre un mantel
verde. en juego de niños. La mancha se derramaba ya del
dorso de la montaña y se precipitaba como un alud sobre
el llano pardo. Entre tanto. la brisa traía dulces canciones
y palabras groseras.
-Pancho... Pancho... Cleto!... ataje por allá... ataje!. ..
si cogen ese trillo paran en Haití!... Y esto becerro conocen
su dueño a distancia... Recuérdese de la vaca prieta, ayer...
Cuide esa vereda! Pancho! sepa que una res de estas, vale
más que dos de nosotro!. .. gue son del Gobierno!... y si se
pierde una nos sacan la lengua! ...
Al segundo. el mayoral Juan Zenón.Je llaman "Juanico
Vaca Muerta". Sabe la historia de la vaca que hizo andar
142 Freddy Prestol Castillo
. ,
-Ave Maria Jesúl... las uñas de este ganao cortan como
sIerra....
Aniceto es uno más. Nadie lo recordará. Esto es la
frontera. Pero todavía, hay que esperar. En breve llegarán
el Capitán y el Mayor. Los presos aguardan, quizás la
muerte. ¿Quién responderá del ganado que se huyó hacia
Haití? ¿Quién le responderá de sus reses al Capitán?
Los presos tienen un solo pensamiento: lo que acaba
de pasar: "no es de gentes". Es una maldición de Haití.
CAPITULO XXIII
•
• •
-Juan de Dio!... Yo que tanto I)abía soñao con la
joquita preñá, y tanto la cuidél ... pa nál ... que al que de
ajeno se viste en la calle 10 dejnúan...
-Asina memo. Baitolol... Ná noj ha valío bregar... y
eso que dique el Genera! había mandado a decí que loj
ganao eran para los preso y lo reseivita.
Los ojos del que habla. Juan de Dios, vagan como
pájaros, sobre la paz del paisaje. Va su vista detrás de las
reses a lo largo del camino herido por miles de pezuñas.
Las pezÚñas que degollaran a Aniceto de la Cruz.
146 Freddy Prestol Castillo
•
• •
Los diálogos seguían, subidos de dolor. Eran el
responso de tanta ilusión propietaria que destruyó pura
y simple. una orden del Capitán. Y las órdenes se cumplen.
Los ganados para él. Los muertos al cementerio. como
Aníceto, cuyo nombre él no sabía; y los otros presos a la
barraca.
Días después una carta llegó a la Capital y la
investigación se acercaba. El capitán "Ventarrón" rugía
de coraje. Los presos estaban en línea, bajo el sol de las
diez; y el Capitán recorría de Este a Oeste. con la amenaza
en los labios, que dictaban la pena de muerte fácilmente,
a pesar de que el Congreso de la República la había borrado
de los Códigos. Pero ¿y qué? .. Un preso vale menos que
una becerra. Casi tanto como un haitiano...
148 Freddy Prestol Castillo
•
• •
La primavera sonríe. Cada estancia abandonada es
un paraíso para el hambre de los que sólo han sabido
EL MASACRE SE PASA A PIE 149
•
• •
Con esos propósitos trabajaban los tristes jueces de
cartón, los jueces fabulistas. Entre estos jueces y los
EL MASACRE SE PASA A PIE 153
•
• •
Juan de sena no sabía qué hacer. 1 ahora? .. Ya está
libre. ¿Seria verdad lo que le había dicho el cabo Bijo, que
el General iba a darle un fundo a cada "reservista"? .. El
pensó preguntárselo al General, pero ese hombre tenía la
cara muy seria...
Atrás queda la sabana, con soledad. En aquel atardecer
muchos hombres la cruzaban. Iban vestidos de kaky,
unos; otros, de burdo paño azul, despojo de la soldadesca,
que le había regalado míseros trapos viejos para que nc
llegaran desnudos a sus chozas.
Huía el viento. Más rápido que las perdices de
160 Freddy Prestol Castillo
•
• •
Como "La China", otras prostitutas han arribado
después a Dajabón y seguido hacia Loma de Cabrera. Allá
sentarán reales junto a sus maridos.
Cada día se renovaban aquellas turbas sucias que
salían de los camiones oficiales. Eran hombres terrosos.
Algunos manifestaban la humedad de las mazmorras de
la cárcel hacia donde los lanza el juez, que jamás ha estado
dos horas escudriñando una cárcel criolla. Pero el juez
sólo encarcela a los que son pobres.
En la última arribada de camiones venían presidiarios
y "colonos". Los "colonos" estaban tristes, inconformes, y
miraban la ruta por donde fueron traídos como ganado.
El Gobierno reparte las tierras cultivadas. Presos y
"colonos". Los "vagos" de todas las ciudades tienen ahora
imprevista calidad de "propietarios", de "colonos", en
nuestra frontera.
.. ¡ *
• *
-Yo... que estaba atendiendo una casa de juego del
mayor Caraballo y me tiraba cada día buenos "clavaos" ..
y ahora meterme en esto! ... Por que no tené la cédula .
Pendejá!... ¿qué me han hecho a mí los negros? .. Esta no
é mi cuerda!...
Luego, miraba a uno y otro lado, y agregaba:
-y sin podé hablá... ¡que aquí mismo lo guindan!. ..
Este Medardo Patricio recordaba la tierra fuerte de
"La Joya" -tierra peligrosa como un puñal- y a su
barragana de barrio. Manuela "Golpe-e-Biela".
166 Freddy Prestol Castillo
•
• •
El Gobierno había poblado las tierras de hambriento
y delincuentes. Contrastes. Los recién llegados queríai
volver a la miseria de las ciudades. En cambio, aquí est
la riqueza: Yerbas. Mangos. Aguacatales. Se extienden po
kilómetros. Platanales verdinegros. Está la yuca en lo
surcos, como mujer parida. Las turbas han devorado esta
riquezas. Pero no han sembrado la tierra. Vienen con e
hastío de las ciudades. Personajes de la mala vida, de 1.
mala noche, pero que para ellos es la gran vida: El alcoho'
los vicios. La prostituta, realenga. espectral, como lo
perros flacos.
Estas turbas de delincuentes están conformando otn
aspecto del drama. Como ya no hay vacas o becerras qu
robar, los hombres ahora discuten las mejores parcelas
El crimen va agotando víctimas cada noche, cada tarde
cuando los imprevistos "colonos", ya asentados en las fértile
tierras que no trabajan, discuten las mejores al filo de puña
La patrulla militar venía. Hacía justicia". La patrulla fusílab
en el acto al "colono" que cometió el crimen.
Esta justicia sumaria es típica de esta tierra. Así fu
la escena de la última tarde. Bartolín, el de Juan Górnez
defendía la parcela que antes había sembrado el haitiano
Sambá. No se conformaba con la del negro Dadá, que 1
había entregado el cabo Bijo. En la parcela de Dadá ya no
EL MASACRE SE PASA A PIE 167
•
• •
Haití venía de noche. Tenía el ladrón pies de seda. A
veces de noche despertaba algún colono. Al día siguiente,
en el camino se veía una cabeza. ¿De quién?.. Nadie
preguntaba. Era, la noche. Era, Haití.
•
• •
Ahora la lucha tiene un objetivo: la parcela. Parcela
fronteriza. En ella están Medardo Patricio, el vago, y Cholo
"El Colorao" También "La China", Lola Güano y "Pancha
Tres en Uno" Nadie trabaja. Todos comen. "La China"
siempre duerme, porque en las ciudades las putas del
bajo fondo no duermen y apenas comen. Esta "China"
casi no sabe cocinar, acostumbrada a comer en ventorros
nocturnos. "La China" ahora es de Medardo. Abandonó
al "Colorao",
Medardo callaba. Esa noche decidió "cuidar" el resto de
la yuca. En medio de la noche, detrás del maizal seco, se
enfrascó en lucha con el negro Natali, que vociferaba que
esa era su labranza y que tenía hambre. La media noche se
lleva las palabras de los hombres que luchaban al machete.
Al amanecer apareció Medardo sin vida. Toda la yuca se la
llevó Natalí. "La China" no sabe llorar. En la frontera se
sepulta al hombre en el mismo haz de tierra donde pierde la
vida. No hubo que traer a Medardo al rancho.
"La China" ahora se va, como el pájaro salvaje. Deja el
rancho. Camina en la noche, porque está casi desnuda y
de día el solla azota demasiado. Fue a parar lejos, lejos.
Ahora está instalada en el rancho de un presidiario, el
"Compay Santos". "La China" sabe escoger:
EL MASACRE SE PASA A PIE 169
•
• •
Si hubieran cruces. esta tierra parecería un bosque.
¿Una cruz para Medardo? .. ¿Para qué? .. Nadie la miraría.
Una cruz sería como una mata de mango más. en medio
del inmenso bosque...
En medio de esta riqueza. las turbas que habían venido
a Dajabón en los camiones. estaban semidesnudas.
hambreadas. Haití había venido de noche y había
cosechado bajo la luna.
Frontera: Puñales. sequía. reses. hambre... En medio
de la riqueza del bosque y de la tierra... y en tanto un
permanente florecer de cruces; que no había cruces. sino
brasas. rojas. en la noche. Las brasas entregan la ceniza -
ceniza de hombres- a la brisa clara. zacatecas de la frontera.
•
• •
Esa tarde. al regresar de la "Loma de la Garrapata".
me senté bajo el mango donde descuartizaron a Samuel,
el negro que había sembrado aquella estancia que hoyes
el asiento de Cholo "El Colorao". Pensaba en el destino de
Haití. Pensaba en el destino de la República Dominicana.
En el interino don Davírí. el repartidor de tierras del
Gobierno. me hacía sus nauseabundos relatos de
degüellos. Don David nunca terminaba. Sus relatos eran
largos. como aquella inmensa extensión de mangos y
aguacatales.
170 Freddy Prestol Castillo
•
• •
El bosque volvía sobre la tierra que antes había labrado
Haití. Agotados los sembríos, aquella chusma de la
frontera sólo hacía "casabe", del resto de los yucales. Esta
chusma "casabera" estaba olvidada ya de los gobiernos.
Chemo Natividad era uno de tantos casaberos.
He aquí el diálogo entre Chemo Natividad y un "catizo"
de Juan Nazario, que ha retornado de Haití.
-Esta yuca son de nosotrel... Yola sembrá!... Cuando
mi "páí" taba aquí!...
-Antonce!... ¿tú eres de ellos? .. Agora te entierro con
tó y yuca!
Una voz enérgica, como de fiera.
Un choque. Otro. Cortan los dos machetes.
-Hartiano de mierda!... hartiano del diablo!. .. esta
tierra e mía! ...
-Dominiquen malditel... esta tierra mía!...
-Yo dominiquen también!. ..
Cuando termina la lucha sólo aparece Chemo
Natividad. Viene del río. Chemo Natividad tiene emplasto
seco de res sobre las anchas herídas que manan, manan,
sin parar.
Esa misma noche los que estaban del otro lado del río
hallaron un saco donde creían estaba la yuca que buscaba
el castizo en su antiguo fundo. Al abrir el saco hallaron
una cabeza. Los demás hijos de Juan Nazario miran el
saco como perros escuálidos. No hablan. AlIado de ellos
corre el Masacre. ¿Estará horrorizado?
EL MASACRE SE PASA A PIE 171
•
• •
Este es el mercado donde más caro se vende la yuca
en mi país. He aquí un calendario trágico. El maestro rural
me hizo el relato:
Lunes: Samba Pié. Martes: Michel Jean... Miércoles:
Fenelón Dois. Jueves: Samuel, el ordeñador. Viernes:
Perico, el carpintero. Sábado: Timué Dis. Domingo: Antuán
Salé y Sampré, el zapatero.
Así las semanas. Así los meses. zafra de puñal. Tan
intensa como la de la caña de los ingenios de azúcar.
Cuando cayeron, llevaban mangos y yucas. Allá, detrás
de aquellas lomas, los esperaban. Con hambre.
Inútilmente. Miseria con una sola moneda: la luna
redonda, que flota sobre el agua del Masacre, pobre
riacho... que se pasa a piés...
•
• •
El cabo Ri.vas dice al parcelero:
-¿Qué llevaba este maldito?
-Ea, señoi... pobre negro!... Llevaba sus manguitos
pa Hartí...
El cabo Rivas contó: Llevaba 50 mangos.
Luego dijo:
-Llévenle esos mango a los puercos del teniente Bolo,
que están atrá del cuartet. ..
Hay en la tarde un gris plomizo que me hace pensar
en aquellas "lluvias" de Suro, nuestro gran pintor. Me
172 Freddy Prestol Castillo
•
• •
Oí voces en la noche. Al cabo de los meses, otra vez en
Dajabón se concentraban los camiones. El Gobierno
ordenaba retomar a las ciudades a aquella chusma de
maleantes y de putas que habían pasado un año en la
frontera. Regresaban destruidos, casi desnudos. Pero
estaban felices: Volverían al alcohol, a la noche! Después.
en las parcelas, habría una soledad tremenda. Volverían
los dos eternos de esta latitud: El bosque. 1también Haití.
CAPITULO XXVII
•
• •
El insomnio es el presagio de mi enfermedad. Siento
venir las fiebres delirantes. mientras estoy solo en mi
178 Freddy Prestol Castillo
•
• •
Aquí termina el delirio de mi fiebre. Desperté a media
noche. Noche profunda. Siempre me parecía el fondo de un
océano trágico en que el agua no es verde. sino roja: sangre.
Abrí la ventana del horno donde estaba solo. en la media
noche fronteriza. Oscuridad impenetrable y desolación
profunda. Sólo escuchaba los alaridos de don Panchíto, el
endemoniado. mi vecino, que agonizó durante catorce noches
ladrando como perro, con rezongos de cerdo, cantando como
gallo de media noche. Don Panchíto, el matón! (Dijeron que
al morir. de su boca salieron cuatro culebras verdes. Cuando
trataron de matarlas agarrole, las culebras hablaron como
gente. En patoisl). Miré al cielo y advertí la luz pura de las
estrellas. Sentí como un alivio: las estrellas brillantes. La
mañana se asomaba a poco por el pastizal pardo que precede
al poblado. Me sorprendió meditando sobre la historia
presente que veía con mis ojos, escrita en caracteres de
sangre. y aquella historia de impiedad. despotismo y
crímenes cometidos por los haitianos. aprendida en las clases
de historia. en la infancia.
CAPITULO XXIX
•
• •
Estuve en el barrio, pero nadie sabía dónde había ido.
Un día. como hiciera yo en la lejana provincia de la
frontera. ella escapó. ¿Hacia dónde? .. Ningún vecino lo
sabía. Lo había dejado todo -muy pocas cosas-: una
cama pequeña. unos muebles de madera rústica,
campesinos. Se llevó el retrato de su madre y su Virgen
de la.Altagracía. Había salido de noche. La habían visto
por el puerto. Caminaba abrazada a un capitán danés
que hablaba español.
EL MASACRE SE PASA A PIE 185
•
• •
La casa del doctor Fradíquez era sencilla, corno de un
verdadero sabio. La esposa, mexicana, y las dos niñas,
preciosas. Todo era libros y más libros. en la casa. En los
estantes, en las mesas, sobre los escritorios. Libros
marcados con cintillos de papel, pues el Doctor leía al
mismo tiempo varios libros y hacía sus anotaciones. Era
un cerebro organizado, una inteligencia clara, un
permanente estudioso, pero sobre todo, un hombre bueno.
Nativo del país, pero habiendo vivido largos años en el
extranjero, el doctor Fradíquez, sabio humanista que fi-
guraba entre los más calificados elencos de profesores en
Norteamérica, Chile y Buenos Aires, después de ~alizar
una obra magistral, como profesor, crítico, lingüista e in-
vestigador literario y ñlosófíco, había retornado a su tie-
rra, bajo la melancolía de los ausentes, y para dar, según
sus palabras, su óbolo de servicio a la tierra en que nacíó
y que jamás había olvidado. Aceptó, al efecto, una plaza
de Ministro de Educación, que le ofreció el Gobierno. Pero
muy pronto, captó la atmósfera viciada, impropia para
un hombre cuya vida había discurrido en ambientes de
libertad y dignidad. Vio las garras de la dictadura, acer-
cándose incluso, a la paz y a la dignidad de su hogar.
Advirtió cómo un coro de serviles hacía contra él una gue-
EL MASACRE SE PASA A PIE 187
•
• •
Cuando llegué, me recibió con aquella sonrisa serena
de hombre bueno y sencillo. guiso hablarme con pocas
palabras, porque sabía que su casa estaba espiada.
-Ya todo está hablado. La señorita debe estar en
Venezuela. El buque-escuela, colombiano, está dirigido por
un gran marino de Colombia, que fue mi discípulo en
Harvard. Lo espera. Debe ir el miércoles, a las doce de la
noche, a la puerta de San Diego. Vaya en camisa blanca, sin
saco, use una corbata roja, que es la señal. Primero, en la
tarde, mande la ropa con un marinero, que vendrá a buscarla
aquí. El buque zarpa para Buenos Aires ... Usted
deseniiJarcará allí, pues el Comodoro tiene ya mis
instrucciones, para utilizar mis amistades en Buenos Aires,
que le proveerán de falsos documentos, mientras yo llego...
¡Debe abandonarlo todo!... ¡Tener fuerzas!. .. ¡Fuerzas!... Estas
últimas palabras las pronunció en alta voz, exaltado. con
un tono que jamás había advertido en su rostro,
habitualmente sereno. Calló, para hablar seguido:
-¡Olvidarlo todo!... incluso a su madre!. .. y a sus
hermanitos huérfanos!... a todos!... A Buenos Aires! I
188 Freddy Prestol Castillo
Pensé:
-Abandonados!!
-Abandonados! En la miseria, sin pan!
-Mañana vendrá el casero a injurlar a tu madre! Luego
volverá el Alguacil a tirar en medio de la calle sus pobres
enseres. A la vista de todos. que dirán: El hijo mayor los
abandonó!
Mentalmente, releía la sentencia que había notificado
aquella tarde el Alguacil.
-Desalojo! ¿Para ir dónde? ..
-Abandono!
-Te quieres más que a tu madre... !
-Te quieres más que a tus hermanos desvalidos!ll
Estos pensamientos pasaban veloces. en segundos.
Pero hice fuerzas y continué vistiéndome. Pensaba en la
hora: Las doce de la noche! En la Puerta de San Diego!
Iba a salir. Pero antes, al mover la puerta. mi madre
pareció despertar. Estuve a punto de arrepentirme. Por
suerte, no había despertado. Gané la sala de la casa. Desde
allí podía otra vez mirarlos a todos los abandonados.
Lloraba. Salí.
Por la calle iba a marcha forzada, esquivando los policías
nocturnos. Al pasar por la Plaza de Colón, oí las viejas
campanas del reloj del Palacio Municipal. Eran las once y
media de la noche. Las campanas me produjeron pavor, casi
pánico. ¿Por qué? En aquel momento me sentía delincuente.
Habría querido huir. ¿Hacia dónde? .. Deseaba volver hacia
atrás. Pero al mismo tiempo, pugnaba por acercarme al puerto,
cercano. Caminaba torpe. como los borrachos.
EL MASACRE SE PASA A PIE 191
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