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El Masacre •

se pasa a pie
FREDDY PRESTOL CASTIlLO

EL MASACRE SE PASA A PIE


El Masacre •
se pasa a pie
FREDDY PRESTOL CASTILLO
FREDDY PRESTOL CASTILLO
191....1981

Freddy Prestol abogado, la-


Castillo nació en boró en asun-
San Pedro de tos catastrales,
Macoris el día 24 de civiles, penales,
junio de 1914, hijo de comerciales y admi-
Miguel Angel Prestol nistrativos.
(Gimbemard) Alvarez, comerciante De sus investigaciones mientras
Importador-exportador y de servíael cargode Rscal, escribió un
Hortensia Castillo Marcano. interesante ensayo sobre
Realizó sus estudios primarios en DistribuciónGeográfica del Crimen
el Colegio Santo Tomás de Aquino en la República Dominicana, que
y los universitarios en la antigua mereció aplausos en el Primer
Universidad de Santo Domingo, Congresode Procuradores celebrado
donde alcanzósiempre las más altas en el año 1940 y comentarios
notas. De adolescente ganó elogiosos de Don Consrancio
diferentes honores, graduandose de Bernardo de Quirós, distinguido
licenciado en Derecho a la edad de criminalista español, así como
21 años. también del diplomático y jurista
Como abogado desempeñó los español Luis [iménee de Asúa,
cargos de Procurador Fiscal de Como escritor, Freddy Prestol
Neyba, Juez de Instrucción de San Castillo fue un excelente narrador.
Cristóbal y de Dajabón, así como Publicó numerososcuentos y relatos
Juez del Tribunal de Tierras de de tema bucólico dando preferencia
Jurisdicción Original en Santo al paisaje y a la psicología de la gente
Domingo. del Sur de la República. Entre sus
En el ejercicio profesional como cuentos mejores pueden citarse
"Los intitulados tierra", "Herejía de el titulo común de "Tabla Gesta y
Venancia lamala", "La tragedia de Cantares del Valle de Nevba". En
Juan Marte", "El buen cabo e vela" distintos periódicos dejó ensayos y
y otros. Como libros, publicó "El estudios de carácter jurídico. Uno
Masacre se pasa a pie" sobre la de esosensayos fue escritoen Neyba;
matatua de los haitianos originada se titula "El crimen en la frontera
por Truiillo en 1937, y "Pablo sur", También dejó escrita una
Mamá" que alude al periodo de "jurisprudencia de Tierras (El litigio
gobierno de seis años de Catastral ante la Suprema Corte de
Buenaventura Baes, Justicia)",
De 1940 a 1950 Freddy Prestol Murió en la ciudad de Santo
Castillo escribió una serie de Domingo el día 20 de febrero de
artículos en d diario La Nación bajo 1981.
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HISTORIA DE UNA HISTORIA

Escribí bqjo cielo fronterizo, en soledad. Sin darme


cuenta; yo estaba exiliado. Evidentemente. en aquel yermo.
era un preso más. sin ser preso. En medio de la noche oía
el aullido interminable de los perros vagabundos, leves
como hojas secas, hambrientos. elásticos como las sogas
de la hacienda. Escribíajurtivamente. mientras la aldea
dormía. Y en aquel meandro profundo del silencio yo
pensaba en mi triste destino: condenado a soledad. lo
mismo que mi generación. penitenciada a la esterilidad.
Salía del bohío, en la noche. a contemplar las estrellas de
la noche fronteriza. ¡Bellas estrellas! Entonces el cielo
denso. compactado, bajo. parecía darme en el rostro.
Intimamente venía a mi mente una palabra: soledad.
Aquella palabra se llenaba de horror.
Leía en la noche al favor de la candileja amarilla e
inestable del velón de cera de abejas. Entonces me dije: -
Lo que he perdido en hojas lo he ganado en raíz!
Lo dije en alta voz, como si.fuera una protesta o una
explicación de mi vida.
1 sentí consolación.
Las noches de la aldea estaban grávidas de puñales.
de presidiarios libertados. La noche olía a ron.
8 Freddy Prestol Castillo

Solitario, en la triste cabaña. rodeado porla noche, una


voz interior me acusaba y me decía: "Cobardel Vete!" La
voz continuaba hasta la madrugada cuando me vencía el
sueño.
SL yo debía haber sido libre, haber huido. Debí haberme
escondido en una balandra de pescadores y abandonado
la sumisión. En cambio había sucumbido para dar un
pedazo de pan agrio a mi madre.
Las cartas de mi novia, la maestra, que se habíafugado
del país, me repetían el mismo camino: huir. ¡Buscar la
libertadl Yo, en cambio, permanecía en la aldea, como el
buey uncido al arado. Pensaba en el determinismo de los
días por venir. Los días pasaban. Parecía que no pasaban.
Días grises, iguales, como el color del pasto que rodea al
pueblo, como el rostro de aqueUa sabana que me parecía
una madrastra, en cuya extensión y soledad vagaba mi
pensamiento.


• •
Tiranía es todo esto. La tiranía tiene el rostro como el
de las estatuas: no ríe. La tiranía acogota con su mirada
amaJilla, peligrosa. (Cada vez que escribía, veía sobre mis
pliegos furtivos los ojos amarillos de la tiranía).
La tiranía es el tirano y todos los que no son el tirano.
La tiranía es Don Panchito el Matón -aquél que agonizara
catorce noches. cantando como gallo, croando como rana,
roncando como cerdo.
También, el cabo Sugilio: manos de tenazas, ojos
profundos de animal de presa, actitud de leopardo. Don
Panchito el Matón y el Cabo Sugilio estarían en todas
partes. ¿No asecharían mi libro? ¿No espiarían mis
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pliegos? .. Ah. no! Don Panchito no sabe leer! Tampoco sabe


el cabo Sugilio! Puedo escribir, tranquilo, en la noche!


• •
Al cabo de mis sufrimientos, estaba escrito el libro. Si
caía en manos de la policía secreta, habría sido sentenciado
a muerte.
El peligro hizo de mí y del libro dos personajes
oprimidos. Un día me fugué del poblado. A partir de esa
fecha el libro asumió su propia biografta.
En la biografr.a del libro están la historia del Doctor M.
y del Padre Oscar. A este último merecen estar vivas estas
páginas. Yo también le debo la vida. Trazaré brevemente
la historia del Doctor y del Padre Oscar.
El Doctor era cifra de sabiduría y de vibración humana.
Profundo conocedor de esta isla mágica. de sus ríos, de
sus montes, de su historia, de sus hombres. Podía hablar
largas horas acerca del hombre dominicano desde el
desembarco de Colón en "La [sabela". También podía
explicar todas la especies de insectos, de aves y peces de
la Isla. Conversador exquisito: violento, taumaturgo, un
Quyote mulato. A ratos parecía un desquiciado. Siempre
genial y valiente. Su cátedra de Medicina, en la
Universidad, atraía a todos los alunmos. aun los de las
otras disciplinas. La cátedra del Doctor. al atardecer, dicha
como en soliloquio, en bqja voz. a veces como aguacero
lento, y otras, como una cascada salvqje. congregaba a
los estudiantes de derecho. Sus digresiones. para
ambientar temas. eran maravillosas. ¡Vaya un hombre
genial! Cirujano famoso. clínico. botánico. novelista.
hablista, investigador, "Causseur". Se asfixiaba en el
10 Freddy Presto) Castillo

ambiente tóxico de la tiranía. Sospechoso al fin para la


dictadura. creíamos que en cualquier momento un asesino
pagado, irresponsablemente. afavor de noche e impunidad.
le arrancaría la vida al salir de la cátedra o en cualquier
esquina.
Yo le habíafacilitado los originales del libro. Los recibió
como una prenda. ávido de devorar el garabateado texto.
Le expresé que yo debía antes copiarlo para que pudiese
leerlo con más facilidad. DYo que no. Deseaba leerlo tal
como saliera de mi pensamiento.

*
* *
En las afueras de la capital. en su oficina privada. el
Doctor leía entusiasmado el manuscrito. A veces suspendía
la lectura y hablaba solo. como discutiendo. con detonantes
interjecciones.
-Diabloooo!... -gritaba-o
-Maldito país!... No!No! Malditos poliiicost, porque este
es un pobre país ignorante y castigado por el hambre!
-Horror! Horror! ¿Es que tenemos que cobrar deudas
de sangre. también con sangre? .. No! Pese a sus crímenes
del siglo pasado. los haitianos son nuestros más
desgraciados hermanos. más desgraciados que nosotros!
-Maldita dictadura. que destruye los caracteres y
envilece los hombres! Maldita dictadura!...
Súbitamente callaba y daba pasos en redondo.
acomodando los quevedos y enarcando sus bigotes agudos.
Mientras tanto, caía la noche. Oíanse las cigarras. Y.
lejanas, las voces de arrieros nocturnos. conductores de
recuas con carbón vegetal. A veces se colaba por la ventana
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alta. mientras leía. un pedazo de merengue vagabundo o


un trémolo lejano y dUuído de tambores en la medianoche.
El Doctor suspendía la lectura en que estaba inmerso. y
decía:
-Síl... Sí/... pobrecillos de nosotros!... pobrecillos! Eso
somos!... Ron. tambora. merengue... y dictadores!... ¿Para
qué valen estas noches tan azules, estas estrellas tan
brillantes, este olor de la noche, tan profundo como el ladrido
del perro del campo? Toda esta belleza? ¿Para qué? .. Para
contemplar la barbarie!... Ah!... sí/... Los haitianos!...
pobrecitos ... Necesitan sanidad. comida. educación...
¿salvqjes? .. Tanto como nosotros! Y parecia gritar.
El ama vit#a había oído, y llegó hasta la puerta. cerrada.
No se atrevió a abrir y ni siquiera a tocar. Conocía los
accesos de ira del Doctor cuando leía aquellos libros que
eUa lúnpiaba en el revuelto escritorio. Detrás de la puerta
escuchaba al Doctor con su voz recia y semi-ronca. en la
noche. hablando. discutiendo, casi gritando. De súbito
callaba. En esos momentos se oían las 1wjas de papel.
cambiadas nerviosamente, en busca de una frase que él
paladeaba y repetía. Repetía entonces los párrafos. Cerraba
los ojos. Meditaba. Estirábase y parecía dormir en el
butacón. Despertaba con una frase dura:
-Carqjo!. ..
-Cuándo seremos gentes? ..
Un timbre sonó. La criada uieja fue dando tumbos a la
puerta.
Una agresiva turba -los sabuesos del Servicio secreto-
penetró en la residencia donde moraba un silencio parecido
al de los templos coloniales en los días enque no hay oficios
rü fieles; esos profundos instantes de los atardeceres de
las iglesias viEjas. Los matones penetraron con ín.fi..Llas
12 Freddy Prestol Castillo

proconsulares. Eran delincuentes al servicio de la represión;


hijos de los bqjosfondos, donde no hay padre. ni maestros,
ni pan. Unicamente lodo y malas palabras. AUi crecen como
las flores amarillas de los basureros. Hazañeros, con
hambre, como los perros del barrio. También son perros.
De niños saltaron a hombres. Han vagado sin pan y sin
metas. Claro, la meta es el crimen. En pandilla de barrio
(ladrones perseguidos por la Policía). También, ladrones
vestidos de traje militar, e instituídos de autoridad
investigadora, sabuesos, como los perros del barrio. Pero
ese es el precio de su pan. Pan veteado de gotas de sangre.
Sin sanción de jueces.
-¿Dónde está el hombre ese? ¿Dónde está?
El ama vieja temblaba.
Voces ásperas de arriero, buenas para el sabaneo de
reses como las oía yo en mi niñez en las haciendas del Este.
Voces para asustar reses y hombres diluídos en la
inmensidad de las posturas y dehesas. 1aquellas manos de
los sabuesos: fornidas, grandes, como para asir la cabeza
de un toro fuerte y salvaje en las herradas; para enlazar a
toda carrera reses criscas y peligrosas. ¡Un solo lanzamiento
de la cuerda y la res ya está enlazada! Manos toscas para
sonar el rebenque al ganado en los atardeceres. El cabo
Sugilio enlazaba bien, pero cantaba mejor, al ganado. Ya
olvidó todo aquello. También olvidó su arte de dominar la
mancera y levantar el arado cuando se atascaba en las
raíces. Ahora, policía, sabueso. Su patrón le pagaba una
miseria. Así, a muchos, los del campo, que no sembrarían
jamás. Los otros, los de la ciudad, no conocen el arado.
Divago al recordar el asalto al Doctor. Sigo divagando.
Las manos de los maleantes me hacen recordar las
palabras pintorescas y duras del Doctor M., en nuestras
charlas. El decía:
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-Las gallinas se acabarán en esta tierra/... Los que


deben sembrar maíz están en los parques y plazas
boquiabiertos. con hambre. esperando un "enganche" en
el Ejército o adscritos al Servicio Secreto. para matar
gente!...
Temblaba el ama viida. Veía, con horror; aquellas manos
de tenaza, que buscaban al Doctor. (El vago tiene ahora
oficio: detective).
Una puerta del pasillo se abrió violentamente.
-Aquí estoy! (El Doctor hablaba altaneramente).
-Venga!
-Cabo Sugilio: pángale las "esposas"! (Cabo Sugilio:
un leopardo. Un gato. Un gallinazo. Un ave de presa. Unos
ojos rojos. como las lámparas de la torre de televisión,
cercana. Huele a ron. Pone las "esposas" con rapidez que •
asombra).
-Vamos. pronto!
El Doctor hablaba sin inmutarse. altaneramente.
despreciativa-mente. sereno. ¿Por qué tan sereno? Después
lo supimos. Cuando salió de la casa. escoltado por
criminales. ya había resuelto suicidarse en protestafrente
al régimen. Vtntes de salir de su oficina, se inclinó por última
vez sobre mi libro. Parecía. que aún. en aquel momento.
regustaba una palabra o una imagen).
Súbitamente penetró al despacho uno del grupo. Debió
ser jefe de aquella chusma. Tomó en sus manos los
originales de mi libro. ¿Sabría leer? .. ¿Qué buscaba este
mcstín ávido de sangre? Su ignorancia le negó una víctima
que habría sido yo! Alfm. tiró el mazo de papeles sobre el
escritorio del Doctor. El libro quedó abierto. arriba de la
mesa. como un mendigo postrado einerme. El rufián miró
14 Freddy Prestol CastUlo

a todos los lados. ¡Solamente libros!... ¡qué lástima! pensó.


Volvió la vista a todos los rincones. ¡Solamente libros!... Al
fin acertó a robar elfino reloj del médico. halladojunto a
aquellos papeles.
Pocas horas después la ciudad se enteró del
acontecimiento. El famoso Doctor M. había intentado el
suicidio. Con su maestría de médico había trazado un corte
de ciruiano en su garganta.. utilizando una hoja de afeitar.
En la torre colonial que es la prisión, lo hallaron
desfalleciente. Fue recogido y trasladado al principal
hospital del Estado. El amo del país "había lamentado" .
todo aquello (según la prensa) y ordenado enérgicamente
que el médico "fuese salvado".
En esa situación nadie habría osado visitar la señorial
y silenciosa, la ascética casa del doctor, donde quedaban
su museo de Historia Natural, su biblioteca, los libros que
él había escrito, inéditos, y aquella ama torpe y buena,
que evocaba un viejo reloj de pared fatigado de años. El
ama temblaba, muda, frente a lo que acababa de ver. Yen
el escritorio, los originales de mi libro, abiertos!


• •
El Padre Oscar, su amigo, sacerdote, humanista,
intelectual brillante, hombre de gran valor, penetró en la
estancia. Quiso poner aquello en orden. Le intrigó el mazo
de papeles. Rápidamente se dio cuenta de que era un libro
inédito. Con su insaciable cwiosidad. de lector, comenzó a
leer. Su rostro mostraba asombro y se inclinó detenidamente
sobre los papeles. Mientras leía, su rostro traducía una
emoción pro.fimda. Aquellas páginas le causaban atracción.
Envolvió los infolios, escondiéndolos en su sobretodo. Salió
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rápidamente. El Padre Oscar salvaba mi vida. Salvó


también el libro. Cuando retornaron los sabuesos -esta
vez eran otros, aparentemente cultos-los infolios estaban
a salvo. El Padre los ocultó valientemente, arriesgando su
vida, tal como el que carga una bomba de tiempo. Años
después me hizo llegar los originales. Antes, me había dicho
que los había quemado. A Partirde aquel instante mi madre
escondía aquellas páginas llenas de correcciones y de
ilegibles notas. como esos edificios en construcción
adornados de una telaraña de andamios.
Después de lafrontera vagué en la ciudad como el perro
sin amo. Presa de permanentefrustración, había decidido
escapos: Mi preocupacíon era el libro en manos de mi madre
anciana. Quise guardarlo yo. pero rehusó airadamente. Lo
había escondido. ¡No revelaría el paradero a nadie! Ella
tenía la obsesión de los sabuesos del régimen. En sus
sueños. me dijo. los había visto llegar cargados de mala
noche. de ron y de puñales. ¡Matarían a su hilo! Y
nuevamente ocultaba aquellos papeles.


• •
Los policías tocaron a mi puerta imperativamente.
Buscaban a un hombre. Otra vez tocaban. Mi hermana se
llenó de miedo. Mientras mi madre abría la puerta. aquella
corrió al patio con los infolios y los enterró, como sembrar
simientes de miedo. Falsa alarma. "Estamos equivocados",
dijeron ásperamente. Desde entonces quedó enterrado el
libro. amarillo de días y de ocultaciones: amarillo. como
esos presidiarios privados de sol.
Sucedió la llegada de una primavera espléndida -un
cielo roto de aguaceros- como los habían pedido, con
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rogativas, los ganaderos del país, cuyos pastos se


calcinaban; como los pedía el hambre de todos. Las aguas,
evocadoras de las antiguas "niegas" que vieron los más
ancianos, hacían ya, del libro, el mejor abono para los
hetechos del patio: olvidado de todos. Yo, también lo había
olvidado, como algunos padres olvidan a sus hgos. Un día
pregunté por el libro. Mi hermana palideció. ¡No recordaba
dónde lo había enterrado, para salvarme! Casi Uoraba.
Aramos entonces elJardín. No aparecía. ¡En esos instantes
me parecía haber perdido un hyol Alfln apareció: era más
bien un rimero de abono. Otra vez, quise Uorar: hojas
rasgadas, casi ilegibles; pedazos raídos por los insectos,
trozos convertidos en estiércoL A la postre, había aparecido
el hYo deforme. el monstruo... Pero el hYol
Tomé en mis manos el cadáver. Con solicitud de padre,
he intentado darle nueva vida. Esta es la historia de esta
historia.

FREDDY PRESTOL CASTILLO


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CAPITULOI

El maestro había pronunciado una palabra rara:


"DqJabón"... Se refería a una aldea lejana de mi país. Era
en la clase de "Geografia Patria" y tratábase de límites
entre la República Dominicana y la República de Haití,
ambas en la Isla Hispaniola o de Santo Domingo, una de
las grandes Antillas, en el mar Caribe.
El maestro hablaba rutlnariamente. No conocía su país.
Era de una familia ilustre de la capital y jamás había salido
"a esos pueblos". Los capitaleños hablaban despectivamente
de "esos pueblos" de su propio país. Umitados a su pequeña
ciudad colonial, llena de rancios prestigios, hacían alarde
de una concentración citadina, en el fondo antinacional,
que los separaba de las demás provincias, aldeas y
territorios. El maestro era extranjerizado en sus
preferencias. En suma, un importante señor capitaleño,
que leía el 'Times", las revistas deportivas, de arte y de
modas, exóticas. "Esto es cMUzaciónl" decía, al hojear las
revistas extranjeras. Pero, esos pueblos... "Esos pueblos
deben ser insoportables"... Y hacía un mohín despectivo
con sus labios pequeñitos, todo él trazado en su figurilla
de confesor, de cura frustado. "Esos pueblos, allá" ... (se
refería a las aldeas lejanas, con su estampa gris de siglos,
varadas como barcas inútiles en su tierra de sabana o de
loma: como sus árboles antiguos, que jamás caminan y
permanecen en el mismo sitial). Esos pueblos, con una
historia heroica y amarílla de años.
18 Freddy Prestol Castillo

Al maestro nada de esos pueblos le interesaba.


"Dajabón!"... me intrigaba ese nombre. raro. y yo
pensaba cómo seria aquel lejano haz de nuestra tierra.
frente a Haití. ¡Rarezas de la geografía! En esto. escuchaba
el "gong" que ponía punto a las aburridas clases en que
se intentaba explicarnos el país en que vivimos.


• •
Los estudiantes hijos de ricos vivíamos entre paredes
blancas. gruesas e inútiles: aquella arquitectura chata que
nos dejó España en una Colonia pobre. donde no hubo
Cortes ni boato. ni mínas, ni indios cargueros. Una colonia
pobrisima que a la postre vivió de los recursos que enviaba
México en la famosa limosna del "situado". Dicen que
nuestros abuelos sólo miraban el mar. en espera de los
galeones que traían sueldos y ayuda para la mísera
Colonia. Con todo. al cabo de siglos. éramos un país
aparentemente libre y yo y mis compañeros provincianos.
hijos de hacendados y ricos comerciantes. estábamos lejos
de todo: del país. de sus dramas: lejos. en fin. de la vida
dominicana. Sólo nos interesaban los domingos el foot
ball, el basse ball, el tenis y sobre todo nos orientaba una
autoridad sonora: el pito de orden del Rector. Colegio de
·San Román". Plácida vida -alta- como los pendones de
la caña de azúcar en nuestras haciendas del Este.
Mi padre tenía vastos campos sembrados de caña de
azúcar. Yo no conocí ese paisaje. ni el barracón de los
sembradores negros. ni la dureza de los soles. No conocía
lo que había dentro de aquellos bohíos. achatados y tristes.
En mi pueblo había visto el puerto -amplio. profuso
de naves extranjeras- que cargaban azúcar para países
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lejanos. Yo veía los obreros, sucios, unos hombres que


cantaban tristes melodías en los atardeceres del puerto,
cuando se encendían las modernas lámparas eléctricas
de la joven ciudad fabril. Parecíanme otra clase de
hombres. Su dureza los hacía repulsivos. En cambio, los
miraba con interés cuando cargaban azúcar en los barcos.
Algo así como los niños miran en un libro de dibujos
horribles, animales peligrosos y fuertes.
En esa sazón el azúcar adquiría precios astronómicos
en las bolsas extranjeras. En los campos, la caña de azúcar
levantaba orgullosos pendones, más altos que los hombres
que la cultivaban. También había risas y automóviles en
mi pueblo. La. gente masticaba "chiclets", hablaba inglés,
jugaba al tenis y después iba al cine o a las exclusivas
salas de fiestas. Recuerdo los valses de aquellas fiestas y
los levitones de los caballeros -los ricos comerciantes de
mi pueblo. A veces, en medio de las fiestas, se oían, en el
puerto cercano, los resoplidos de las dragas y grúas y el
ronco pito de los barcos. Otras, se escuchaban los
ferrocarriles que conducían el azúcar hacia el puerto. Los
ferrocarriles de las empresas norteamericanas cruzaban
dentro de la ciudad. como si se tratara de otra hacienda
de los norteamericanos. La. calle tenía un nombre pedestre:
"Calle de la Locomotora.


• •
Ahora, en el ambiente refinado del colegio, nuestras
conciencias las forja un maestro sofisticado. lleno de
cortesía vacía, desprovisto de sentido nacionalista. Héle
allí: todo es cuidado y medido, como en las tiendas. Su
luciente melena de rey Sol, su cuidado mostacho; su traje
siempre negro y antañón, como las tocaa de un prior; su
20 Freddy Presto} Castillo

apellido sonoramente colonial. Todo un bazar de


principalía en el gris caserón. Hablaba a paso.
ceremonioso. Nosotros creíamos que le tenía miedo a todo:
a los muertos y a los vivos. Sobre todo le tenía miedo a los
gobiernos.
Aquella mañana. en la clase de geografía nacional -
suplicio para él!- nos hablaba de las fronteras de la
República Dominicana y decía:
-Sí, niños. síl ... La frontera está aquí.v. (y señalaba
con el dedo gordezuelo). Aquí está un río llamado el
Masacre... frente a Haití. (Yo veía los dedos gordezuelos y
aquellas pulidas manos abaciales que nunca habían dado
un hachazo. ni regido las bridas de un caballo).


• •
Pero la riqueza de los antillanos es asunto que ellos
no manejan: se resuelve en las Bolsas extranjeras. En
estas islas del Caríbe, donde el signo económico es la caña.
fundada en la obra de mano de los negros. se viven
sorpresas increíbles. Allá. no aquí. se dictamina el precio
de nuestros productos. lo que quiere decir que allá y no
aquí. se le pone el precio a nuestro trabajo. ¡Bolsa de Wall
Street! Supremo tribunal de los precios! Ruleta que
enriquece. o que lanza a la miseria. .
Nuestros pueblos. que afanan al sol, aprueban. Boleto
ganado: Alza! Ficha perdidosa: Quiebra!
y nosotros. los alegres habitantes de Macoris del Mar.
habíamos perdido al póker de la caña!
El paisaje brillante. de sol, de mi pueblo. se tomó gris
y nostálgico. Adiós la marinería exótica. rubia y ebria.
EL MASACRE SE PASA A PIE 21

que abarrotaba el puerto y los bajos fondos. Adiós el humo


de las fábricas gigantes. Sólo recuerdos. soledad.
Lajocunda ciudad se había transformado. Los puñales
del hambre atravesaron el corazón de mi pueblo que había
sido como un muchacho grandote y deportivo. al estilo
del insulso "scholar" yankí, con una historia de máquinas.
barcos. azúcar y negros trepidantes como las grúas del
puerto. Sí. es la verdad. Habíamos perdido al póker de la
caña.
Ahora visitaba la vieja capital urgido por estrecheces
económicas. para ir a la Universidad a proseguir mis
estudios de Leyes. luego de la pausa que me impuso la
muerte de mi padre.
Cuando murió, sólo había unas pocas monedas
guardadas por él para asumir la última obligación -la
del enterramiento. pagado.puntualmente y sin pedir a los
amigos-.
¿Cómo había sido aquello? .. Nuestra riqueza familiar
en dineros, tierras de caña de azúcar y haciendas. se había
evaporado. Mi padre había decidido pagar la mínima
obligación; entregarlo todo a sus acreedores. incluso la
casa solariega. la rica mansión que nos vio nacer. De
nuestro ayer sólo quedaba la unánime fama de mi padre,
en boca de banqueros. agíotístas, comerciantes y sobre
todo en voto de los pobres. Todos decían que "había sido
el más honrado hombre del pueblo".
Volví a la casa y hallé una soledad, una serenidad triste.
casi macabra. en los rostros y en los rezos de mi madre.
Después: el mismo paisaje del pueblo, chato, gris.
miserable.
22 Freddy Prestol Castillo


• •

Mi refugio es el mesón de los obreros de "Santa


Bárbara", en el hotelucho de Teodora Jáquez. una negra
mitad celestina, mitad beata, siempre apiadada del dolor
ajeno. Mesón pobre que frecuentan escasos estudiantes
provincianos y por lo común obreros -hombres del puerto.
de factorías, que llegan cansados, con deseos de gritar,
de acusar, pero que permanecen callados. En Santo
Domingo está prohibida la expresión del pensamiento. Sólo
tenemos el derecho de hablar para hacer loas al Presidente.
En el mesón: palabras gruesas de mi tierra. el cuento
procaz, cantos agudos y libidinosos del Caribe y la amplia
sonrisa blanca de negros y mulatos, con fuerza de toros.
Son, los más, campesinos sin tierra, o con alguna tierra
enliada en litigios de sucesión, mientras discuten derechos
y buscan abuelos desconocidos, tragados por los años.
para heredar. Ninguno cultiva un pedazo de tierra. Todos
venden sus tierras. Y al cabo, aquí. al puerto. Estos son
los contertulios: ex-campesinos. Ahora. mozos de puerto.
de garita. tarados de todos los vícos. especialmente el
alcohol. que consume todo su salario. El mesón es
pintoresco: cantos del último "son": la prostituta espectral
que ya dejó el oficio y, ahora, pide limosnas; el mozo de
servicio que nos dice "tú", porque no sabe de cortesía entre
el servidor y el cliente. Y en el rincón, las caras pálidas de
los estudiantes.
Los estudiantes, hablábamos soñando. ¿De qué? De
nuestro futuro, de los problemas nacionales, del estado
social del país. Esto había que hacerlo con discreción,
por temor a la delación. que aparejaba comúnmente la
muerte. [Ilusíones, esperanzas! ...
EL MASACRE SE PASA A PIE 23


• •
No pude pagar los impuestos estatales para obtener
mi título. Los demás 10 habían obtenido. Incluso vi al más
retrasado de los compañeros, asumiendo la dirección de
un gran bufete. Pese a mis brillantes notas académicas,
yo andaba calle arriba y abajo, cavilando en quién pudiese
hacerme la merced de facilitarme unos pocos pesos para
obtener mi título y hacer mi juramentación. Fue imposible.
Decididamente pensé entonces -pienso todavía-: esta
es una tierra sin señores!
Salí a la plaza. Había un debate sobre política. Todos
hablaban de política. Todos unánimemente alababan al
Presidente. Pensé que alguno de estos caballeros pudiese
ayudarme. Recordé entonces que mi amigo. poeta de
renombre. me había presentado a uno de aquellos
importantes personajes. El generoso caballero me escuchó
con afecto poco usual por los que están en las eminencias
del poder. en este país. Me dio esperanzas. Yo debía
aguardar. mientras él propiciaba mi ingreso al servicio
judicial. Así. podría yo ocupar una silla en un Tribunal o
Corte de Santo Domingo. o de alguna Provincia. en Macorís
del Mar, por ejemplo. También podría ocurrir que el
poderoso. que no me conocía, dispusiese que yo fuese a
cualquier pueblo remoto... ¿guién era yo? .. ¡Un joven
letrado desconocido!
En verdad. la política es un fichero o una caja de
naipes. Las cartas me vinieron mal. La orden fue: salir
hacia Dqjabón. aquel pueblo remoto. frente a Haití. que
en mi niñez mencionó, como cosa lejana. el maestro
amanerado.
24 Freddy Presto} Castillo


• •
Héme ahora hacia Dajabón, en un carromato
cualquiera. Vehículo de viejo modelo -esto es natural-
porque nadie mandará buenos carruajes a aquellos
contornos del desierto. Hacia aquellas lejanías sólo van
restos de máquinas y restos de hombres. Funcionarios
fracasados, de tipo menor, maestrillas, letrados cansados,
comúnmente viejos, en fin, el excedente de la pleamar
burocrática. Hacia allá voy. ¿Qué será de mi? ..


• •
Después de Santiago. Una carretera con sol. Pueblos
tristes, secos. Aquí -pensaba-; la vida habrá que
investigarla mediante ecuaciones de segundo grado. Niños
flacos, espectrales. Chivos algebraicos. Casas bajas y
pardas, de "cana". Sol, sol, sol! Todo está aplastado por el
sol. Ahora, vueltas de la ruta asfaltada. Unas cruces en
un calvario lugareño. Y al fin!... El viejo y quertdo mar.
Al preguntarle al conductor por el nombre del pueblo,
me dice:
-"Monte Crtsti"-
Un pueblo soñoliento frente al mar.
Fue la sala trágica de nuestras guerras de
emancipación y de nuestras guerras civiles. Advierto su
rígido y sin embargo atrayente paisaje, su amable gente,
que sabe sonreír, y pienso en su historia, desde las
despoblaciones del siglo 16. ordenadas por don Antonio
de Osorio, para frustrar el comercio con los "herejes", que
violaba las prohibiciones de la Audiencia de Santo Domingo
EL MASACRE SE PASA A PIE 25

y los mandatos del Rey. En esto quiero como


adormecerme. mientras el carromato sigue la ruta. (Mi
destino es más lejos. más tierra adentro. todavía). Otra
vez los mismos paisajes. alternando sol y chivos. Escasa
gente. ahora.
Más soledad. Ya. la lejanía gravita sobre mi espíritu.
Presiento la Frontera! esta tierra que no conocen los
llamados sabios de mi país sino los soldados -los
"guardias"- de mi patria; y los peones descalzos. sin
zapatos y sin conciencia.


• •
Dqjabón al fin!
Un pueblo de cana tostada por el sol más fuerte de la
Isla. Aldea pajiza. de estampa indígena. con sus tres calles
vacías y soñolientas. que termina en el Masacre. donde el
pueblo lava sus pies de barro.
¿No hay gentes?. Poca. Casi todos han huído. Aquí la
gente sigue emigrando. desde los días coloniales. Veo
negros espantados y bocas mudas.
Un parque. con laureles robustos. como los fornidos y
comilones hijos del ventero del pueblo. Y... silencio.
¿Qué ocurre en Dajabón? ..
"El Corte". pasaba en esos días. ¡El Corte!... ¿Qué era
aquello? .. Ninguno me lo había querido explicar. Ni la
misma mesonera. Después lo sabría todo.
Hoy. el carromato del correo trajo un bulto más. ¡Era
yo! Estaba destinado a la Justicia de la aldea.
EL MASACRE SE PASA A PIE 27

CAPITULO II

Yo no sabía del deprimente poder de la "sabana" de


mi país sobre el espíritu. A 10 largo de ésta, última linde
del viejo cacicazgo de "Marién", he vagado como un muerto
en los días de mi magistratura. Algo triste, anonadante,
con un sabor acre y místico me venía de aquellos pajonales
pardo-grises donde la vaca abandonada por el hatero pace
día por día una hierba dura y cerdosa, persistente al sol:
el "rnaícoté".
Vacas tristes, -¿por qué me parecían tristes las
vacas?- "maicoté" y sol. Ahora no hay peones haitianos.
El haitiano desapareció desde que el capitán Ventarrón
inició MEl Corte". "¡El Cortel" ¡Qué temblor y pavura vi en
más de un labio grueso, afro-español, y en más de una
articulación de sonidos ambígüos, pugnando por hablar
claro el español, para demostrar que era dominicano quien
hablaba!
El "Corte"... Es como decir, el Exodo. ¡Qué tardes de
polvo y de so1l Y las noches, largas. (La noche se alarga
como para ayudar al crimen. En mi lecho, despierto,
anhelaba la aurora. La aurora no llegaba. Continuaba
aplastante, la noche).

* •
28 Freddy Prestol Castlllo

El Capitán bebía. bebía. bebía. Y la sabana era larga.


inmensa. En la sabana caben todos los muertos.
-5a1gentooooo!... Saigento Pío...
-Presente. mí Capitán!
El Capitán hablaba tambaleándose. ebrio. Dentro de
la embriaguez hacía un esfuerzo y entre la tiniebla de su
mente aparecía una luz roja. como de sol sangriento.
Haciendo esfuerzos. contestó el saludo y dijo al Sargento:
-Acabo de recibí unaj óidene sería]. El Gobierno
ordena el degüello de cuanto "mañese" jallemo. No repete
edá ni pinta. Quémelos jata vivos. EyL. SalgentoooL. tá
jablando el Capitán Ventarrón! Un trago!... y cuanto romo
jalle, tráigalol Ya uté sabel Teímíne en la candelaL.
Capitán Ventarrón no podía resistir el peso de la
tragedia de la cual se le hacía ejecutor. Tenía el encargo
de teñir de rojo toda la larga campiña. los llanos y las
lomas. Para asumir su papel de Atila. acudía al alcohol.
¡Matar a núllaresl Ancianos. niños y mujeres... ¿Por qué? ..
¡No 10 sabía!... Era una "orden"...
En un momento recordó que su abuelo había nacido
en HaltíL. Y entonces sorbió casi medio frasco de ron.
Sus labios temblaban todavía. y miraba la gran sabana.
como un idiota.


• •
"Anta" Y Antigua Suríel, es lo mismo. Pero es más
poético: Anta. Anta junto al Masacre. donde lava y canta.
Seno duro. como las peladillas del arroyo. Cadera como
las de la acémila de la Granja Agricola. Orquesta de paletas
EL MASACRE SE PASA A PIE 29

que lavan. nalgas flexibles y voz profunda que se va por el


río.
Dice ei Cabo Pirulí
que eta noche va pa allá...
Dejelé la pueita abieita
y la camisa lavá... "
Esto es en la orilla dominicana del rio. Un rio pequeñito
que divide dos países: Masacre.
Marcelle junto al Masacre. el río pequeñito. Marcelle
lava y mira desconfiada hacia la otra orilla. Marcel, la
haitiana. Parece que tiene miedo todavía.
Suunsuá... Suunsuá, papá...
Suunsuá...
Marcene. haitiana. Escapada del "Corte". Lava en el
Masacre. el río internacional pequeñito. Junto a Marcene.
está. sarnoso. el perro "Pítí". Perro haitiano. corredor.
fugitivo. leve como la hoja seca del "chacha".
Marcene no ha sabido nada de sus padres. desde la
fuga. El Sargento. desde el fortín. le dijo que su papá era
un ladrón de ganado. Marcene, haitiana, no contesta.
Anta Suríel, la negra reina. tampoco sabe de su novío
haitiano. Daniel. el hojalatero. También era zapatero en
Dajabón. ¿Dónde está Daniel? Enterrado en la sabana.
Anta no sabe dónde. De saberlo habria ido a clavar una
cruz en la tierra parda de la sabana. Daniel era bueno.
[Legbá, Papá Legbá, haitiano. lo protegerá!
Río claro; a veces, ocre; a ratos verde. Otras. rio tinto.
Río con secretos. "Masacre".

• •
30 Freddy Prestol Castillo

El drama de Daniel había sido el de todo un pueblo


negro que vivía en llanos y montañas. ¿Cómo era ese
pueblo? Un clan de pastores y cultivadores nómadas que
finalmente habían asentado en las lejanas y olvidadas
tierras de la frontera de la República Dominicana, frente
a la República de Haití. Estos negros habían llegado hasta
los hatos de los patronos rústicos dominicanos asentados
en Dajabón y aldeas aledañas y finalmente se habían
injertado en la vida de aquellos señores holgazanes que
vivían de los cultivos de los negros de Haití. Por ejemplo,
todos los caballos de los García, ricos en extensas tierras
que jamás habían arado, fueron criados por el haitiano
Toussaínt, el arriero. Lo mismo la gran vacada del amo
don Chepe. Las vacas pIietas y berrendas habían sido
acaIiciadas y mimadas por Tamí Pié. Mientras tanto. don
Chepe, el patrón. un criollo negroide. con lejanos ancestros
españoles y haitianos. dormía la siesta en su gran bohío.
bajo la sombra de los viejos árboles de su fundo. Sólo
Tamí iba al campo y los mulos resabiosos únicamente
obedecían a él. Otros peones cargaban las cosechas para
la casa de don Chepe. Una vida igual, sin incidentes. vista
desde la paz del bohío grande de don Chepe, con un fondo
de sabanas. verdes bajo la Iluvía y permanentemente
pardas y grises en el estío. A don Chepe no le interesaba
saber qué es la "República Dominicana". Le bastaban su
tierra ancha. sus vacas y sus siembras. fomentadas por
negros de Haití. En cambio. su única preocupación era
ser míembro del "honorable Cabildo" del poblado.
El haitiano comía de los frutales y tiraba la simiente al
llano. Nacían árboles. Muchos árboles. También. en las
barracas del hato. nacían haitianos, muchos haitianos.
La tierra se poblaba de haitianos y de árboles.
Con el tiempo el haitiano había llegado a ser "el
hombre", como dice la expresión popular. Y él estaba
EL MASACRE SE PASA A PIE 31

satisfecho en esta rustica Arcadia donde a veces se usa el


español. que apenas entienden los peones. Los cantares
son de Haití. Hay en la piel un color cobre que resulta del
cruzamiento de nuestros negros y el haitiano. Las negrillas
de la señora principal del pueblo han casado todas. con
haitianos. Estos ocupaban todos los menesteres:
hojalatero. zapatero, agricultor y peón. También había en
las lomas una propiedad cultivada en que todos los amos
eran haitianos.

*
* *
Aquella mañana el Capitán seguía borracho y salieron
los sargentos con bandas de hombres a continuar sus
órdenes. Entre ellos destacaba. junto al Sargento Pío, otro
a quien llamaban MEI Cruel". El mote denuncia sus
hazañas. Tiene una ingenuidad de pantera alcoholizada
que no distingue entre el bien o el crimen. Estampa menor,
frente a la del Sargento Pío. que miraba la tierra soleada
con sus ojos' de tártaro. Sargento Tarragona: había todas
las artes del gato y la rapidez del tigre. Sin embargo, está
preocupado: ha recibido órdenes de terminar "en candela".
Esto significa que debe matar. destruir y finalmente
entregar a las llamas las casas y las gentes.


* *
La sabana es inmensa. La "cédula" -un documento de
identificación exigido por las leyes de Santo Domíngo->
seria el pretexto. Iban los soldados bajo el pretexto de la
búsqueda de infractores a la ley que obligaba a portar el
32 Freddy Presto} Castillo

documento identificatorlo y arreaban grandes masas de


haitianos hacia los llanos lejanos. Lejos de las aldeas
podrán realizar más ampliamente el festín homicida. Los
haitianos iban mansos, en filas largas. Viejos, como Tarní,
el limosnero; jóvenes y muchachas de carnes duras y
fuerte grajo. Colores varios en las rústicas vestimentas.
Por su parte. los soldados tragaban ron repetidamente.
-Muchachos... romot.. romo! que vamo a trabajai,
decía el Sargento, mientras saludaba militarmente a los
soldados, casi sin levantar el rostro. Todos bebían.
Los negros iban a cumplir una sentencia de muerte,
sin protesta. Sabían que toda clemencia era imposible.
Gritos de horror callados por la trágica muerte.
Espanto, estertores. 1 silencio. 1 otra vez los gritos de los
otros a quienes les llegaba el turno. Uno grita:
-No matá a mí... Yo dominiquénl...
-No matá... tomá cuátt (ofrecía dinero).
Gritaba un soldado, ebrio, endemoniado:
-Levanta el brazo... pa'matá pronto! ... maldito "mañél"
-Ah, bon dieu!. .. y caía.
Los puñales continuaban la siega, como en una vasta
era. Los segadores eran mozos del campo que antes de
soldados habían aprendido en sus aldeas a destripar
verracos. Toda esa arte surgía ahora, trágica. implacable.
Uno gritaba:
-No mata, Pié... no me matá!...
-¡Cállate, negro el diablo!. ..
Y... seguía la música sorda de los puñales bajo sol,
mientras huían, asustadas, las abejas de los apiarios.
Sol de las diez, bravo, hurente, sol de la Línea Noroeste.
mientras sucumbe todo un pueblo, que cae como las
espigas de un inmenso maizal.
EL MASACRE SE PASA A PIE 33

-Muchachos! Pa'lante!... Pa'acabá con estos negros,


con esta "garrapata", que se han cojío la tierra de los
dominicanos! Pa'lante!
El Sargento gritaba. Dentro de su embriaguez, en el
momento del sacrificio de los negros de Haití,
inexplicablemente venía a su mente algo que surgía del
subconsciente: "estos negros, son bueno... Pero son
ladrone! Deben morir!"
1así fue la vendimia roja. Como la quería el Capitán. 1
como la quería el amo del Capitán y de todos: el amo de la
República Dominicana.
-Carajo! decía un sargento de Mao -ojos de fiera,
modales burdos, pelambre rala, un "colorao"-:
Carajoooo! ... voy a recoidai mi tiempo, cuando ei Generai
asaitó la Foitaleza de Santiago... que peleamo jata con lo
diente!... Látima que eto maidito "mañese" no pelean!...
Pero lo que voy a hacé con eta "cotorrita"... Tendrán que
nombraime "Generaí!"...
"Cotorrita" era el mote de su largo puñal. El Sargento
salió al patio. En la noche fronteriza parece que se está
en otro mundo. Noche fresca. Con aullidos de perros
distantes. Con pedazos, a ratos, de merengue -más
. distante todavía. Detrás del cuartel escandaliza una
lechuza. El Sargento Elongínío habla solo. Elonginio:
matón. Pero ahora, en el silencio, recuerda a sus hijitos,
desnudos, con el vientre crecido de parásitos, descalzos,
que no van a la escuela, en una barraca de la capital. El
Sargento Elonginio, entonces, se pone tierno.
La noche cae lentamente. Tierra triste y desolada.
Desde hace días no cantan los pájaros, que parecen haber
huido.
Súbitamente se rompe el silencio. Del fondo del patio
34 Freddy Prestol Castillo

del cuartel se oye una tonada. Un sargento. a quien llaman


"La Diabla". canta con voz ronca de borracho al ritmo de
un acordeón viejo:
"Ay, Siña Juanica
"de poi Díó, Siña Juanica...
"Se me muere eí niño
"y no tengo melecina... "
Avanza la noche, más fresca todavía. Sólo se oyen, al
cesar el canto del borracho. los eternos grillos y las voces
de cambios de mandos:
-Antencióoon!
-Altoo!
-Atención!
-Alto!
CAPITULO III

El Capitán tiene nuevos ajusticiadores. Manuel Robert


es uno de ellos. Joven, enérgico, atleta corpulento, como
un "jaíquí" -árbol duro de la Línea-.
La tropa le sorprendió camino de la tumba. Abría un
conuco en unas tierras prietas, tupidas de "cambrón" y
de malezas, en los terrenos del viejo Juanico Rivas. Qué
de luchas, cuántas agonías, para hacer el conuco! ... Había
hecho las tumbas desnudo y solo, y casi sin probar
alimentos. Fumaba únicamente tabaco del malo, a veces.
Salia de su casa antes de clarear, a pie, y se ínternaba en
las soledades acompañado de su hacha y su "cachimbo".
Pero eran buenas tierras, las del viejo Juanico. Negras
tierras como las de Moca y con pequeñas lagunas. Por
eso hizo promesas de una siembra a medias, al viejo
usurero, propietario.
Juanico Rivas, el dueño, era un avaro típico ya anciano.
Decían los lugareños que tuvo más vacas que pelos en el
cuerpo, h'eredadas de su padre, el General Rívas,
guerrillero de la zona. Las onzas de oro las tenía en fundas
y pasábase el día montado en una mula vieja, recorriendo
ranchos y tomando café, en una pintoresca actitud de
potentado y de mendigo. Como los de su clase en la
frontera, él no trabajaba la tierra. Manteníase de los
repetidos sorbos de café y de algún puñado de "yuca".
cultivada por otro, en su latifundio.
36 Freddy Prestol Castillo

Los tiempos habían cambiado para Juanico. Había


desaparecido el ganado; de una parte, por las guerras,
las "revoluciones", que mataban reses y hombres. Otra
causa de extinción del ganado era el robo de los haitianos.
Decía Juanico hallarse en la miseria, pero era simple traza
campesina. Propietario de las mejores tierras desde "La
Carbonera", "Joussard", "Doña Maria", "Santiago de la
Cruz" hasta "Partido" y "Vaca Gorda", término de su gran
hato rustico, donde jamás había sembrado una mata de
hierba.
Ahora andaba con un gran reloj, "líontína" y una gran
cadena de oro en el bolsillo; su "cachimbo", un roto
sombrero de alas enormes y un "sable de cabo", terciado.
-Yo tengo que jablay con ei Generai... eto "mañese" (los
haitianos) me han acabaol. .. Ya no me para una "salea" ni
una becerra... No tengo una res ... y de ante, no podía caminai
por la sabana... poique antonce no era rná que una mancha
prieta de ganao... Ah! "mañeses" del Diablo!... Anteanoche
estubién aquí, y no quedó un rabo e yuca pa los probe negros
jijo mío... y pa mí tengo, que los haitianos trabajan con el
Diablo!... Caminan con la noche como de díal. ..
El viejo estaba ignorando cuanto ocurría en "Juan
Calvo" y en "Doña Maria".
Esa mañana, esperó a Manuel Robert, inútilmente.
La tropa lo había apresado. Después vinieron por el viejo.
-¿En qué pueo seiviile?...
-¡Eche pa'lante! dice una voz aguardentosa. "1 no
pregunte!... que son "jóídenes!"... Y agarre ese "colín" a vé
si e verdá que toavía uté es hombre!
Camino largo y blanquecino, de caliche, por donde va
Juanico Rivas custodiado. ¿Dónde va? .. No 10 sabe. ¿Irá
también a matar haitianos?
CAPITULO IV

Al Capitán y a sus acólitos los sorprendió con los ojos


abiertos la mañana. Buen centinela que no duerme es la
cobardía. maridada con la palabra gruesa y el alcohol.
Los ojos del Capitán querían ser rayos luminicos para
desnudar el misterio de la noche. puestos en asechanza
sobre la ruta que parte a la izquierda del Masacre y llega
al pueblo haitiano de "Juana Méndez", ¿Vendrán?
¿Vendrán los haitianos a vengar a sus hermanos? ..
A la incertidumbre. otro trago. El miedo se disfrazaba
bajo un alarde dantesco de armas brillantes y sonrisas
serviles en la taberna.
En este momento. nuestro Capitán es como un Dios.
posado en un tugurio del víllorío, cerca del Masacre.
"Ventarrón" ha progresado. El muchachón anónimo que
vagaba raído bajo los robles de las plazas de la capital.
ahora es todo un senor. Algo más: es un Calígula que se
incorpora. tinto en crimen. a nuestra Historia. aquí. en
las lejanas .pampas y en las verdeantes montañas de la
región fronteriza.
Por eso las horas habían pasado en el figón. entre risas
de contertulios y alabanzas al Capitán. Mientras tanto. la
aldea dormía. Entre los contertulios estaban Manuel Mejía
y Francisco Espartero. obligados a acompañar al Capitán.
Es la tiraníal Nuestro país tiene un dogal de hierro
afianzado a la garganta y sobre cada cabeza está el hacha
38 Freddy Prestol Castillo

del verdugo! ¿Quién es el verdugo? .. Cualquiera! Este o


aquél. Primero. el delator. Después cualquier mocetón de
campo que abandonó las tierras en busca de mejor suerte
y que ahora tiene una nueva misión de carnicero: matar
a su hermano. a su padre. a su amigo. 1eso es "Ventarrón":
carnicero.
Cuando se retira el Capitán. termina el suplicio de
don Lauterío, de don Francisco y de Rafael Mejía. ¡Se va!
¡Va borrachol Bebió toda la noche. hasta salir el sol. Y lo
ven alejarse. Estos buenos hombres de aldea. se miran
entre sí. Son hacendados que han vivido siempre del
trabajo esclavo del haitiano y ahora quedan con inmensos
latifundios sin brazos de trabajo! Se miran y callan. Como
que quisieran decir:
-¡Vete para siempre. Capitán!
Pero callan y caminan lentos a la casa donde los han
esperado toda la noche las esposas y los hijos. llenos de
temor.
Al llegar a una esquina. Rafael Mejía, obeso. que jamás
había frecuentado la taberna -era sumamente avaro para
gastar en una botella- va embriagado. pero conserva un
átomo de conciencia para su defensa personal por su
temor al Gobierno. En una esquina se cae. y le parece ver
algún espía que le sigue. Don Rafael. entre alcohólico y
cuerdo. mira. Ve mal. Entonces grita. torpe y ventrudo:
-¡Viva Trujillo!
(Y vuelve a vocear tres veces, como si conjurara a una
bestia infernal).

• •
EL MASACRE SE PASA A PIE 39

El automóvil del Capitán -el único en la aldea-


recorre las calles arenosas impulsado por una falsa
urgencia.
Los ojos de unos pocos miran a la calle al través de las
rendijas entre las tablas de palma de que están hechas
casi todas las casas. Aún temen algunos, pues hay
haitianos escondidos en las casas. ¿Vendrán, a requisar
la casa, los presos o los "reservistas?"...
El puñal y el garrote no habían permitido el éxodo de
los negros hacia Haití, su patria. La orden fue sacrificarlos.
No debían los haitianos retornar a su país, sino quedar
en la sabana, como quedan los frondosos mangos que
ellos habían sembrado. La única esperanza es la noche,
que puede encubrir la fuga de algún afortunado que estuvo
escondido largas horas dentro del horno viejo de alguna
casa en la cual había nacido, o en el aposento de alguna
señora que no hubiera sido registrado.
La negra Moraime Luis había crecido al lado de la
hotelera del pueblucho. Esa tarde, frente a las noticias
del degüello, tembló como azogada. ¿Qué debía ella hacer?
¿Salir?... ¿Huir, correr, hacia Haití? .. Pero... ¿Cómo? Los
soldados estaban vigilantes, de ronda frente al fortín, a la
salida del pueblo en la ruta que lleva hacia "Juana
Méndez", la más próxima aldea de Haití... ¿Dónde iría?...
A ella le pasa igual que a Yusén, el zapatero. Es de Haití,
pero allá no conoce a nadie.
Moraime Luis no conoce sus parientes en Haití, hija
de una haitiana lavandera a quien esta tarde sacaron del
patio del mesón. El cuerpo, tirado al río, fue arrastrado
por las aguas hasta la hacienda de la viuda Tabale. Y ella
¿qué haría?...
¡Huir! El único camino.
40 Freddy Prestol Castillo

La dueña le decía:
-¡Moraime. cuidado! ¡si te ven, te matan! ¡escóndete
debajo de mi cama! ¡Pronto!
La. negra corrió a esconderse debajo de la cama de la
dueña. señora principal. de la "élíte" de Dajabón. Esto la
salvó.
A los pocos momentos aparecía la patrulla. en busca
de la negra. Había penetrado al patio. abierto.
-¡Doña Francina! ... ¡Venimo a bucaila! ... ¡A la negra!
Tengo jóidene dei Capitán... Dése pronto. que tengamo
que dir a la sabana. en "seivicio..... dei Capitán...
Era la voz del más terrible de los presidiarios: KEI Gato".
Condenado a 30 años por asesinato y robo. ahora andaba
libre. Era un ajusticiador.
Doña Francina mintió admirablemente. Dijo que la
negra se había fugado y que probablemente la habían
matado al pasar el Masacre.
"El Gato" como que creyó. y ya se retiraba. Sintió sed
y se acercó a la gran tinaja. cerca de la cual estaba
refugiada la infeliz Moraime. Un momento dudó. husmeó.
como animal de presa que se cree cercano de su victima.
Calló y quedó vacilante. mirando a la señora. Volvía a
mirarla. Al fin decidió irse. Al salir. dijo estas palabras:
-Hubiera querido jallá a esa negra. pa cobrailel...
Siempre la había enamorao y nunca me quiso. dizque poi
sarnoso!. .. Y esta señora la cuidaba como hija... y parece
que la quería casá con algún blanco. para que no fuera
dei "Gato"...
"El Gato" salió a la sabana. Entonces la señora arregló
las cosas de Moraime para que pudiese escapar. Moraime
lloraba. ¿Adéfude iría? ..
EL MASACRE SE PASA A PIE 41

Debería ir con cuidado. Iría por la calle, por los patios.


A! pasar la plazuela, debía esconderse tras los bancos.
Llegaría cerca de la Iglesia y se escondería en ella si
acertaba a pasar algún carninate.
Al llegar allí, pensó:
-Esta es mi Iglesia!
Allí la habían bautizado, en español. Sí, ella era
dominicana! ¿Por qué tenía que irse? ..
Entonces tuvo la intención de gritar a todo pulmón:
-No! ¡No! Soy dominicana! Esta es mi tierra!. .. Aquélla
no es mi tierra!
Pero se arrepintió a tiempo, porque oía pasos de
soldados.
Ya va en pos de la última calle, esquivando el fortín.
Lleva su bulto que le preparó la "doña" y unas monedas
que ésta le dio.
-Vete!. .. Vete!. .. le había dicho, entre sollozos
disimulados, el ama.
-Bon dieu ... y tené que dime y dejá a Francén... Ella
ma mere... Ella cría a mí!. ..
Ya avanza. Va a llegar a la orilla del Masacre. Cruzará
el rio por el corral de los Roca, sus amigos. (Allí hay vacas
asustadas, como gentes. ¿Presentirán los animales la
tragedia?)
Casi al pasar el río, hacia la libertad, un perro sarnoso,
de esos que vagan junto al Masacre, la denunció con sus
ladridos de hambre. La patrulla, con "órdenes", borracha
de ron y sangre, no perdona.
Los aterrados gritos de la negra llegaban claros hasta
42 Freddy Prestol Castillo

la casona de la dueña que quiso salvarla. Gritos fuertes;


lamentos en dos lenguas, como el Masacre, que dijérase,
canta a dos pueblos ribereños.
-Pardón!. .. Pardón!. .. Dieu!. .. Dieu!. .. No me matá...
No me matá.. Toma el cuart!. .. Toma el cuart!. .. no me
matál. ..
I extendía las monedas. Inútilmente.
Moraime Luis dejó la virginidad en la arena del río,
buscando la libertad. También dejó la vida. Los soldados
tragaban ron entre tanto. I la noche caía. silenciosa, como
una llovizna fina. Súbitas ráfagas de ametralladoras.
Desde ese instante no vale la pena preguntar por una
negra más. El río ayuda a ocultar el crimen. Se lleva el
cuerpo. ¿A dónde? A cualquier parte, hasta que lleguen
los cerdos montaraces y los perros vagabundos!
CAPITULO V

En el villorio se extendió la noticia de la muerte de


Moraime Luis. la negra que atendía el albergue de la gran
señora doña Francina. El hotelito sufre los efectos de este
inusitado acontecimiento: han matado todas las negras
que había criado la dueña. doña Francina, un tipo
auténtico de la región. Viuda desde joven, con
entrenamientos en caballos y menesteres de su hacienda,
su esposo extranjero, muerto a destiempo, la dejó sedienta
de amor. Doña Francina no había tenido hijos. He aquí
un breve retrato de esta interesante dueña: su cabellera
era negra. larga; su sed de amor, inextinguible. Maestra
de la simulación y cifra del recato. Tiene una sonrisa
sosegada como una lluvia fina. Decidora, hurgadora. Hasta
saberlo todo. El amor, para ella. pasó ha tiempo. dice, y
entonces sus bellas pestañas tapan sus brillantes ojos
como si una ventana iluminada se cerrase de súbito en la
noche. Nada impide que trascienda una angustia amorosa
que cubre con mantas cristianas. para ir a la primera
misa del alba. Doña Francina, en la aldea, asume todo el
atuendo de la dignidad y en efecto, es una digna señora.
En su mocedad fue esposa de un danés. el señor Broberg.
Este extranjero. cuya historia es incompleta como las hojas
de un libro viejo y roto, tiene una bíografía marinera que
lo lleva a buscar maderas de tinte a Monte Crístí, donde
finalmente echa anclas y en lugar de piloto marino
buceador de atún, se convierte en comerciante, patrón de
tierra adentro. Broberg, después, va adelante. En este país
44 Freddy Prestol Castillo

"la tierra es barata y los hombres apenas desean


trabajarla". Broberg viaja. Va hasta la aldea de Dajabón,
y se queda: le gustaron las tierras y estuvo cierto de que
todavía en estas Antillas, a pesar de las declaraciones de
los políticos y de los periódicos. el hombre puede fácilmente
explotar al hombre. Sobre todo, hay unos seres a quienes
dificilmente podría llamarse hombres: los negros de Haití.
brazo barato. El señor Broberg se quedó. Tuvo en su
casona bodegas repletas de buen vino francés que él traía
de la ciudad haitiana de "Cabo Haitiano". Por otra parte.
los hatos florecieron y su vacada llenaba sabanas
completas, hasta la llegada de las frecuentes revoluciones.
Joven y rico, el señor Broberg, casó con doña Francína,
una bella india de la aldea. El señor Broberg había
cambiado los ojos azules-almendra. de Helssen, su novia
danesa, por los ojos castaños de la cálida criolla. ¿Buen
negocio?... Parece que sí. Doña Francina gobernó las
tierras, los peones, el dinero y ---claro-- antes que nada,
el primer siervo había sido el señor Broberg. Pero el señor
Broberg murió joven. Dejó a la criolla a media iniciación
en los misterios del amor. Esto acontecía en el cálido
ambiente de Dabajón, donde el sol más fuerte de esta Isla
obliga a permanente siesta bajo grandes laureles.
Después, doña Francina debió sufrir noches terribles de
soledad. (Doña Francina es un tipo intenso en el amor,
intenso en los odios y con dotes admirables de simulación
para medio encubrir su desmandada índole de mujer).
Cuando habla de amores, se quieren desbridar sus
emociones, que ella recoge diestramente, como tiñe sus
canas. Doña Francina tiene una preocupación: siempre
permanecer joven. ¿Para qué? ¿No ha muerto, en haz y
paz, el señor Broberg?
Doña Francina ha razonado que el mejor negocio para
controlar la vida de los demás es la posada. Allí se habla
de todo. Allíse sabe todo. Su posada es la más disntinguida
EL MASACRE SE PASA A PIE 45

del poblado. Negocio semífeudal, movilizado y sostenido


por una parvada de esclavillas: sus ahijadas, hijas de
peones haitianos, traídas a criarse en casa de doña
Francina. El azar lanzará, de tarde en tarde, algún
diplomático que va o viene de Haití y que debe hacer noche
en Dajabón. También, en el albergue viven los magistrados
jóvenes designados por el Gobierno desde el momento en
que una ley declaró Provincia a aquel tenitorio lejano, lleno
de gloria en la historia nacional. Toda esta convivencia es
sociabilidad, delirio de doña Francina. También es ocasión,
dentro de la confianza, cuando aparece la coyuntura de
una noche de soledad, a una confesión amorosa. El
Magistrado joven, en la noche, al llegar medio ebrio, olvidó
los zaguanes de la casa y penetra equivocado en otros
departamentos. A esa hora podría sorprenderlo una
declaración de amor. Inesperada oferta: ¡aturde al
Magistrado joven! Pobre señor Broberg! Preferentemente
se ocupaba en los negocios. "Tan bueno"... pero esta
hazaña es deliciosa. ¡Interesante dueña de tierra lejana,
de rostro enérgico, con don de mando, hecha a la comidilla
de la política y al amor, sí. .. y ¿por qué no? al amor! ...
Aparece tarde, en la mañana. No importa: todo está hecho
por las negras. La principal había sido Moraime Luis,
aquella que mataron los presos al intentar cruzar el río
hacia Haití.
Cuando aparece esta dueña, su rostro noble -caoba
claro-- que fue bello y ahora mantiene con recurso de
maquillaje, es cifra de honestidad. Entonces va a la iglesia.
Asunto concluído.
Atiende a los recién llegados con una sonrisa francesa
cortesana. Irradia su viva sangre de mujer noroestana,
hecha al boato que fundó el señor Broberg. Este le dejó
mucho ganado. muchos negros y un ancho hato. Doña
Francina es la gran señora. Habla español pocas veces, y
46 Freddy Prestol Castillo

siempre en "creole", con su servicio. Vuelve la cara al


huésped. llena de picardía y al preguntar si es soltero o
casado. le dice:
-Aquí... sufrirá usted mucho, por el atraso del
pueblo... pero aquí le trataremos como en su casa... ¡Sabe
Dios si después le haré falta. cuando se vaya! ...
y hacía un mohín intensamente femenino. mientras
ordenaba, en "patoís", a los criados, hacerse cargo de los
bártulos del advenedizo: un juezjoven -28 años- ¡soltero!


• •
De noche vienen visitas importantes a la casa. Uno de
los contertulios es don Sebusto, Presidente del
Ayuntamiento, estanciero, hombre conservador. cuyo hato
ha quedado solo. sin peones. ¿Quién se encargará de todo
ese ganado? .. Don Sebusto pone el tema de la
conversación:
-Esto es lo nunca visto. Francinat ¿qué vamos a
hacernos las gentes para vivir?... ¿Es que no quieren a
los haitianos?... ¿Qué les han hecho esos negros, tan
buenos?... Lo que soy yo. estoy al irme. al venderlo todo.
irme a la capital, de donde son mis padres... Pero. ¿quién
va a comprarme?
y luego mira hacia una y otra parte, arrepentido de
haber criticado las medidas del Gobierno. de desalojar a
los haitianos.
Después continúa:
-Hija. ya no podemos vivir... Dejabón está acabado...
y el Gobierno cada día creando impuestos y más
impuestos... Ya en mi casa. hace años. no se bebe el vino
EL MASACRE SE PASA A PIE 47

aquel de Musié Brobergt Apenas ya se puede vestir


decente. La seda está por las nubes. Y yo. que no usaba
más que seda. de la que venía de Haití... Con la "patente"
de comercio es lo mismo... A cada rato un inspector. que
llega a revisar... Nosotros no estábamos acostumbrados
a esto... Nuestro comercio con Haití era libre... No había
tanta exigencia de aduana. Sí. la había. pero era otra cosa.
Nosotros. hasta el pescado lo traíamos de Haití. Y qué de
vínost,.. Broberg, el pobre. siempre estaba borracho de
buenos vinos... ahora estaría desesperado! 1 recuérdate:
nuestras negras no tenían nada que ver con la Sanidad.
que aquí no se exigía nada de eso y tan bien como se
vivía!... Ahora. "certificados de salud". y mil cosas... Qué
vamos a hacer? ..
Este es el tema de todas las noches: lamentación del
viejo tiempo. en que los gobiernos apenas hacían presencia
en estas lejanas tierras. Diálogos bajo estrellas. porque
en Dajabón no hay corriente eléctrica. La gente toda se
alumbra con lámparas de kerosene. lo cual es
intrascendente según los contertulios. comparado a la
bondad de ese tiempo viejo. en que ni siquiera el peligro
de las revoluciones. que esquilmaban gran parte de los
ganados. significó un problema tan agudo como el que
ahora confrontan los propietarios de Dajabón con el éxodo
o matanza de sus trabajadores haitianos.
En la conversación interviene don Lauterto, el
comerciante comprador del café de Restauración. Repite
nuevamente su tesis: "No hace falta escuelas sino comercio
libre con Haití". El repite la historia del abuelo: "No conocía
la "O" y dejó un hato lleno de vacas que no se podían
contar" y calla. De lo que hablan. se colige que a esta
buena gente le habría bastado seguir como "territorio".
sin necesidad de erigir ninguna "provincia". que trajo
simplemente burocracia -empleadillos menores. jueces
48 Freddy Prestol Castillo

viejos, algunos funcionarios jóvenes; más impuestos, más


control del Estado.
Negros de salario barato, que casi equivale a decir
esclavos; comercio libre, que quiere decir contrabando de
buenos vinos y buenos lienzos; y el café de Restauración,
una zona alta, donde la uva crece espléndida y dolorosa,
cultivada por haitianos, que la venden barata, después
de bajar sus cargas al borde de precipicios y montañas.
Además, el café de Restauración se puede comprar
alterando las pesas...
Hablaba don Lauterio:
-5í, Francinal... recuerdo los días de Musié Broberg...
pero ahora los impuestos tienen muerto al comercio. Una
vigilancia... y una de leyes... que esto se acabó!. ..
Estos eran los diálogos de todas las noches. A veces,
sin embargo, don Sebusto y don Lauterio reprimían sus
pensamientos. Medio dudaban de su interlocutora, gran
amiga de todos los capitanes y jefes regionales enviados
por el Gobierno... ¿No seria capaz de una delación? .. Pero
este pensamiento de duda se disipaba pronto y en su
intimidad se arrepentían don Sebusto y don Lauterio:
Francina, era pura, pensaban finalmente. Era, la señora
del buen danés, el señor Broberg, que la había adorado.
Recordaban que este danés, entre sus divertimientos, tema
el de hacer montar a caballo a su esposa, lucida jineta y
diestra tiradora de pistola. 1un día murió repentinamente!
¿Moriría envenenado?... malas lenguas lo habían dicho!
Pero no, era mentira. ¡El señor Broberg fue mandado a
buscar por Dios! ¡Y punto, a estas dudas acerca de la
gran señora, buena! Por esto, volvían a la tertulia la
siguiente noche.
En esta última, casi nadie hablaba. La noticia de la
muerte de Moraime Luis, a manos de los soldados, había
EL MASACRE SE PASA A PIE 49

abatido a doña Francína. "Maldito Gobierno". "Pobre


Moraime"l (Esa noche, hablaba francés. como en
soliloquio, sin apenas advertir la presencia de don
Lauterío).
-Dajabón est mort... Mort, Dajabón... Ce son assasíns,
Assasínsl... Cette gouvemement!...
Finalmente, en español:
-¿Qué será de Dajabón?... ¿Morirán de hambre
todos?... ¡Este Gobierno!... (y miraba hacia todos lados,
escrutando espías, para seguir hablando) ... ¿Por qué se
han de ir los negros, tan buenos? .. Trabajaban barato...
Estos buenos trabajadores limpiaban una tarea de tierra
por diez centavos... y a veces por una carga de batatas...
Esa noche había faltado don Sebusto. quien
precisamente pasaba de largo en aquel momento. Doña
Francina le veía ir dando tumbos. como borracho. Esto le
extraña a Francína, que sabe que don Sebusto no toma
licor. Es un señor correcto, que guarda cuidadosamente
sus onzas de oro, producto de sus ventas de ganado, y
que sólo asiste a la tertulia y a la iglesia. Don Sebusto
venía de la Comandancia, donde acompañaba al Capitán
en sus beberlas, por temor.
-Adiós!... don Sebusto!... (La voz de doña Francina
tenía tono interrogante, imperioso).
Don Sebusto entendía y venía, lleno de miedo,
aguardentoso y ridículo:
-Francina... decía. ¡Francinal... ¡esto es el Diablo que
ha venido a castigamos!... Yo me voy con mi familial ¡Esto
es terrible!... Y hay que andar derecho, para evitar que
cualquiera lo denuncie! Lo meten en enredo y en un
momento lo "liquidan"!...
so Freddy Prestol Castillo

¡Figúrate que matarme todos mis mayorales!... ¿Qué


me hago? ..
¡Estoy loco! Y tener que pasarme la noche y el día
bebiendo, con este hombre! Tengo que írme, aunque sea
a coger un borbón, a pedir limosna, allá en la capital o en
La Vega.
Don Sebusto contaba sus penas. En la taberna, el
Capitán le había llamado "ladrón". Y le había tomado un
préstamo... ¡esto era ya lo último!...
-Francina... me moriré del corazón. Figúrate que
hasta al viejo Jean Pié, con 80 años. lo degollaron... y a
las negras lo mismo. Hoy no hubo leche en la casa. Los
becerros "se mamaron" y la "bobera" me está acabando
los becerros... los gusanos acaban mi ganado. sin jallá
quién me ayude, pues la misma gente dominicana tampoco
aparece. Se la han llevado a matar negros para allá, por
"'Juan Calvo"... ¡Qué es esto! ¡Ni un peón! Porque los
dominicano han tenío que esconderse... Si no, los cogen
de "reservistas", para ponerlos a hacer crímenes...
Doña Francina está desesperada por las voces
descompuestas de don Sebusto, que se oyen claras en
toda la aldea. Don Sebusto. bajo la embriaguez, que no le
hacortado el discurso, prosigue dando voces:
-A Juanico, mi hermano, lo han trozado!... Figúrate...
su siembra... tan bonita... se la comerán los pájaros, los
"pericos", porque no hay quien coja el maíz y las guineas
están a su gusto... También tiene un gran campo de maní.
Sin recogerlo, se está naciendo en la misma mata, por no
jallarse un solo peón... Señores!... ¡Qué es esto! Y bien,
Francinal... ¿qué es 10 que han hecho estos pobres
negros? ..
-No hable de esto, don Sebusto, que es peor!... Agarre
la lengua! ... observó doña Francina.
EL MASACRE SE PASA A PIE 51

-No, no, respondía don Sebusto ¡Yo me muero!. ..


Está la vaca enferma que da miedo Y yo que tenía tres
negro que eran médico, los pobre Y los tres están
degollao, dentro del corral... ¿Te acuerdas de Alberto?...
Es el colorao aquel, que criamo en casa... Lo matán a
palos!... Lo hallé entre la breña comío de perro!... 1 Sabá,
el largo aquel, que tejía los techos de cana... Lo mismo. Y
Barahona, el prieto que sabía domar tan bien los potro...
apaliao... ¡Esto es el Diablo, que nos ha venío a acabá!... Y
ahora. .tener que beber!. .. que no acostumbro eso: para
evitar chisme, para evitar calumnia y que digan que uno
es enemigo del Gobierno, ¡que es lo peor!. ..
Alta noche. Se ha ido don Sebusto y termina el suplicio
de doña Francina. Se apaga el lamento del hatero. ¿Qué
hará él? piensa. mientras va dando tumbos hacia su casa.
Dajabón duerme. Y el Capitán bebe. bebe. bebe...
CAPITULO VI

Las aldeas son bellas en la noche de luna. La luna


casi no se ve en las ciudades. Sin embargo, cuán bella
debe estar en la capital de mi país, bajo las arboledas,
cuando ella cae como delicado copo de algodón.
Esa luna es un raro aderezo de ciudad, bajo frondas.
en las elegantes avenidas. I aquí, en la aldea de "Manuel
Bueno"... es silencio, quietud en la paisaje y en el llano
verde, que también es el llano rojo.
Las casas tostadas de la aldea están cerradas.
dormidas y bajo el bosque de "cambrón" descansan el
sargento Pío Tarragona, sus soldados y sus presos. Todos
aparecen teñidos en plata. ¿Hay serenidad en estos
hombres? Arden las pipas. Uno. de voz aguardentosa con
trémolos de bajo, sonoro; aquél que estira los brazos que
le duelen. de las faenas del crimen. El otro, como alocado.
está hablando vaguedades. Raro cuadro. Son los obreros
del crimen. Fatigados y sin esperanzas. como los demás
obreros del mundo.
Más adelante. solo. fuma el Sargento en la noche. Un
grupo de inconformes está más lejos. Hablan.
-Compay Venancio... yo hasta toy arrepentio... que
me faltan fueiza!... Cuanto má negro matamo, hay que
matá mucho má!... Eto es el diablo! Eto parece que no
acabará!... Mis pobres hijos!", Ni habían comío cuando
me atrapán... Iba yo pa los laos de "Mariano Cestero"
54 Freddy Prestol Castillo

cuando ahí que me paran y me dan este puñal. Y yO...


que me toy creyendo que es para beneftciá alguna res... y
es a matá gente!. .. Y el diablo de Pío, que nunca está
conforme y nos dice que semos gallina!... Yo toy al juirme!...
Mi mujer ta "recentinita" y los hijo, a lo mejoí, mueito de
lajambre, poique el cunuquito estaba pelao... poi la seca...
Bueno!... ¿Y, no dizque iban a regalaí los fundos de los
negros? .. Pero nadat.i.
El otro estaba lo mísmo: desvencijado y con disgusto.
-No me diga ná... compay Loreto... que estoy cansado
de este maldito Gobierno!. .. Poné a uno de asesino, caraja!
El corazón lo llevo vanito, de tanta atrocidá! Yo, que una
vez juí clérigo en Dajabón y ayudaba al padre, uno llamao
Fermín Pére, que me dicen que despué ajorcó los hábito y
se hizo generai y agora es diputao... Ese, era "padre", en
Dajabón... y no toy acotumbrao a esta atrocidá. Aquí se
va a armá la dei carajol. .. poique pa eso de matai, están lo
preso, creminale, que han matao y les gusta matai. .. Yo
vine a esta frontera porque no tenía tierra donde trabajai...
pero no a matá gente; que me ñamo Ruperto de la Cruz,
de Villalobo Nosotro, los de la Cruz, no somo ni ladrones
ni asesino .
Salto otro:
-Yo no soy santo ni letrao como usté, poique he tenío
la degracía de tené que matá a dos o tré que me han asaitao
pa mataime... pero si se va a botá a los negro, que le tiren
algo a uno!... aunque sean un cabol... pero no: no se le
pué poné la mano a nada! ... poique de viaje dicen que eso
es propiedá del "Supirioi Cumando"... ¿qué es eso? Lo
cierto es que tosas la vaca y marrano, los mulo, los
caballos... to son pa el "Supíríoí Cumandol'v.. Toy
cansaoL. Quisiera dirmeL. Yo que cría que iba a mejorá
y tor lo mísmo, Porque el Sargento es una fiera: no hay
EL MASACRE SE PASA A PIE 55

quien enconda un marrano o una vaquita. Esta mañana


amarré un par de novilla que eran preciosidá. Tan linda!...
y casi al parí... Pensé que conseguiría la leche pa mis
hijo!... Y tuve casi al matame con el raso Pére, el guardia
que me la quitó, dizque para el "Superioi Cumando"...
Carajol Ese maidito "Siño Cumando" si es gandíooo! Pienso
dírrne, casi ya...
Se acerca un bajetón, con la ropa teñida en sangre:
--Cállese compay!... que este es el cuento de siempre.
La soga paite por lo ,má delgao... A fajano nosotro con los
negro... y los pueico y las vacas y lo demá... no se sabe pa
quién!. .. y... cállate boca! ... poique ei diablo dei Saigento
se molesta. se "sube"... poique tiene "óídene"... Pero las
morocota de Yosefo se las robó toítícal, .. poique se traga
el tabaco y jata la candela, que no deja ni siquiera la
ceniza... Yo. que quería poné una pulpería!
Tercia otro. un largo. que había sido presidiario y había
extinguido su condena cuando "El Corte":
-y yo, que me diba pa mi casa. de los lao de Moca y me
hícíén matá to los negros que jallara, sin sabé por qué. Se
me ocurrió hablarle al Sargento y en un tris me traga! "Son
joidene!"... Son "jóídene"... Que dique poique roban vaca! ...
Ta bien!... pero yo no tengo vaca ni diablo que robaimel. ..
y los que tienen vaca, como los Herrera, en Lajabón, dejan
caé muerto a uno y no le dan una gotica de leche. aunque
se le pieida... "No se pué", le dicen a uno, cuando se le pide
un morro de leche. "No se pué!" ¡Pa los pueicos! ... Yantonce,
cuando los negros le roban, don Sebustoen su casa, acostao,
y yo mancornando negros y haciendo barbaridades... Y tó
pa ná! ... Ni una chiva! ... Porque amarré una chiva flaca pa
jacei un tocinito pa Mameíta, mi mujei, y de viaje se la
llevan los guardia! ... ¡Eto es el Diablo! Ni una "níca"... y con
10 brazo crebado de tirai puñalá desde que amanece... y
56 Freddy Prestol Castillo

jata en la noche Aquí vine poi dos rese que le robé a un


español en Moca y son la rese que má cara me han
salío!...
Habla el último, un bajetón, rápido como un gato.
-Cuando vide que me llamán pa matá negro, dije: Me
saívé... ! Lo que sor yo, saígo con plata y vaca... ¿Que no? ..
Allá está Jacqueline, eí puípero, que tiene más vacas que
pluma un gallo... y morocota de las gorda... españólase...
No se sabe de onde las saca. Yo decía:
- To eso es para mí ... 1 así, llego con la guaidia y los
dejo alejado; y asaito al negro, que se asuta, poique son
cobaide... Y le digo: Jacqueline, la boisa o la vida! y me da
los cuartos, morocota toda!... Y así que lo da lo mato! ... y
yo, que saígo al corral que ante era de eí, y agora era
dizque míol. .. y saígo a ver mi ganao!... ¡gue yo era ya
rico!. .. ya tenía ganao!... sin recoidaime que los encuero
tienen que seguí encuero... Y entonce engañao a la guaidia
y me la llevo pa otro sitio. Todo bien. Pero al llegar a Loma
de Cabrera... allí me registran y el Capitán me quita los
doblones y los mete en su saqueta... ¡Carajo! y vide al
poco rato que viene Bacá, el preso viejo, arreando las rese
pa el "Supirioi Cumando"... Que no hay tal Cumando!
sino el mesmo Capitán! que se las roba toas y las manda
pa su fmca, en Mao!... Carajo! y agora, seguí uno de
pendejo, de buey... [Eto no pué seguít... Me voy ahorita...
Ya amanece. Hasta ahora han estado prendidos los
"cachimbos", rústicas pipas ériollas. El Sargento desde
lejos lo ha escuchado todo. Ya viene.
-¿Dónde están los maestros de escuela?... ruge.
Señala a los dialogantes y ordena:
-5áquenlos!... Que voy a enseñarlos mejor!
EL MASACRE SE PASA A PIE 57

Los hombres se alinean frente al bosquecillo. Los


despachó con tres tiros de su pistola.
Entonces miró al resto de aquella tropa desvencijada
y sin fe, tan mártir como los mismos haítíanos. Con los
ojos asiáticos rojos de ira, gritó estas palabras:
-Ha sío con pistola, porque no son haitiano!... Pero
así es como yo hago cumplí las órdenes de la ler!... Sepan
que ete asunto naide tiene que averigüa1lol... Eto es cuetión
de lajefatura y sólo tiene que sabé lo que pasa, eí General.
¡Ei General que ta en la Presidencial Ya tan arreglao!...
banda de jabladorel... Yo lo oí tooo!. ..
El amanecer se inicia enterrando los reservistas que
querían fugarse. Aquí nadie puede fugarse. Este es un
campo de expiación. ¡Para todos!...
Después siguen adelante en cumplimiento de las
órdenes del "Superior Comando". Ellos no saben quién es
ese jefe: el "Superior Comando". "Ei Supirioi Cumando"...
¿quién es? ¿Es un hombre? Y siguen a lo lejos. Todos
piensan que es una penitencia. Y todos, callados, se
preguntan:
¿"Quién es el 'Suptrtoí Cumando'?" ... Monstruo
insaciablel Tendrá un gaznate donde cabe toda la
ganadería de la frontera. Debe engullir todas las vacas.
todos los caballos, todas las monedas. Todos los hombres.
CAPITULO VII

Lejos de la aldea de Dajabón, están los palmares de


"Castellarws". En un panorama de pinos y palmeras reales
han vivido cerdos y negros. En libertad. Los negros han
trabajado intensamente y tienen crianzas y grandes
cultivos. En aquella tierra también las hordas han
cumplido su misión de exterminio.
El canto del palmar de "Castellanos" es triste. Se
escucha susurrante el ulular del viento bajo las gasas del
pino. ¿Canto o miserere?... Una paz que espanta.
Esta es una luna nada poética. Luna acusadora, más
bien. Blanquea sobre más de trescientas cabezas que han
quedado intactas a la candela a lo largo de la senda. Las
cabezas son de hombres jóvenes, ancianos y mujeres. La
langosta asoladora tenia uniforme de soldado y traje
rayado de presidiario.
Aquel paisaje hecho para el amor, fue un lugar para la
muerte. Al atardecer ya han pasado los lamentos y los
gritos. Todo está concluido..Paz. Paz de muerte.
Mientras mi mula va saltando sobre los cráneos
dispersos como los pedernales del río. pienso:
"¿I dónde está el alma?... ¿Existe el alma?... ¿Y la
conciencia?.., ¿Existe la conciencia? .."
Se salvaron únicamente Yosefo y su familia, mestiza,
hija de haitiano y de negra dominicana.
60 Freddy Prestol Castillo

Esta es la historia. Cuando los iban a matar a todos,


el sargento Pío había detenido la horda de presidiarios.
Yosefo Dís, y sus hijos, debían vivir. Desde luego, esas
gentes debían irse a Haití.
Es un diálogo que detiene los puñales. ¿Por qué? ..
Claro: Manuelita es dominicana y ha procreado una familia
de siete, con Yosefo, el haitiano más rico en yerbas y
ganados. Pero no es su riqueza, ya pillada -los presos
vaciaron sus estancias y ya las vacas van para la hacienda
del Capitán, en Mao-lo que salva a Yosefo y a sus negros.
Es que la dominicana Manuelíta es hermana natural del
sargento Pío. El Sargento y Yosefo son compadres. Había
bautizado a Francois, el mayor.
-... Bueno... Yosefo... yo tor violando la ler! Tor
violando la ler!... y váyanse pa Harti!... ahora mismo!...
Recoge tus trastos y tus hijos pa poneilos en la raya. ante
de que vengan otros!...
Yosefo casi no entiende... Dejar a "Castellanos"... "Su"
tierra! Cuando vino, era pobre. Ahora debía dejar aquella
tierra, dejarlo todo y venir en dos mulas con los hijos y
unos pocos trastes. Debía dejar el dinero, las vacas, los
cerdos, que eran muchos. Ahora debía irse a Haití. ¿A
qué? A pasar hambre.
Manuelita no ha escuchado las palabras del Sargento
y grita lastimeramente.
-No me maten mis hijo!... ¡Cójanlo tóo!... ¡Qué abuso!
y el probe Yosefo, que se había hecho dominicano!... ayer
mimo recebió los papele de la capital, de un Menisteriol. ..
Los papeles dicen que ya Yosefo es de aquí, como
nosotros!... Y la casa.... y los animales... tanta lucha...
Qué abusol Qué abuso!
-Manuelita... Manuelita, dice el Sargento. ¡Tate quieta!
EL MASACRE SE PASA A PIE 61

Tate quieta! que tú sabes que son óidenes del "Supíríoí


Cumando de lo jefe grande!.. .. Tate quieta, que tú ere
dominicana!...
- y mis hijos... y Yosefo. (Hablaba con angustia y
decisión). Quería huir y también deseaba morir.
El sargento Tarragona la dejó hablar e imprecar. Entre
tanto, ordenó aderezar dos mulas y dos burras. Allí trepó
los hijos. a Yosefo y a Manuela.
Cuando ésta montó, le dijo dos palabras, con
enternecimiento:
-Adiós, mi hermana! ¿Qué, se va a hacé! (Entonces.
parecía un condenado). Lloraba. YvoMa a mirar, ya lejana,
a la hermana, que iba a un país desconocido.
La familia iba entristecida, hacia la frontera, próxima.
Pero Jacmel está muy lejos. De allí salió Yosefo hace 20
años. El piensa: "Más de 350 kilómetros". He aquí 20 años
perdidos. derribando "jaíquíses", candelones". árboles
duros, de la frontera, y madrugando. venciendo las lluvias.
transportando los ganados del viejo patrón español,
Nebbott, catalán. Luego había fundado en "Castellanos",
donde el cerdo se reproduce como las hojas de los mangos.
Yosefo es cristiano. De sus gruesos labios. sólo se escapan
estas palabras:
-Bon Dieu!... Bon Dieu!...
Este sol mata. Un sol amarillo, casi rojo, sol de la
Cuaresma. Los pequeños,' al anochecer, tendrán hambre.
Jacmel está lejos y la bolsa viene vacía. pues todo su dinero
lo robó "Compay Santos", el presidiario que cumplía
condena en Monte Cristi por haber matado a su mujer. a
SU suegra y a su hijo. Los hijos de Yosefo van a la otra
tierra, la de su padre.
62 Freddy Prestol Castillo

Los mnos ahora lloran en español. ¿Quién los


entenderá en Haití?


• •
Mientras camina mi mula en la noche, sesgando las
cabezas de este osario, pienso en la noción de "Justicia"...
Sí. la Justicia.... Vuela mi pensamiento a la capital de mi
país y veo en algún gabinete de Palacio unos señores calvos,
obesos y seguramente cobardes. ¿Qué hacen estos
hombres? Abuen seguro revisarán códigos. escrutarán las
leyes internacionales, agenciarán ardides y alguno dirá
que sustenta una teoría "nueva e interesante". Fumarán
tabaco americano en largas pipas. ¿Para qué es todo esto.
en un salón de preciosos tallados en cedro y caoba a estas
altas horas de la noche. trabajando como enfebrecidos?
Es. para "justificar" al gobernante que dispuso "El Corte"
y excusar la bárbara hazaña de "El Gato", "Compay Santos".
el sargento Tarragona y sus hombres!
"Justicia"... Estos que fuman tabaco de Virginia no han
conocido el paso de esta langosta trágica sobre la tierra de
"Castellanos". Yo. en cambio, estoy recordando el
espectáculo como en un sueño de borracho. Sobre mi
cerebro pasan. tirados desconcertantemente, como en una
fantasmagórica tela moderna. un río de sangre sobre el
cual flotan muchas cabezas, mezcladas con una infinita
cantidad de frutas. Sobre este río de mi quimera nadan
grandes ganados, vense montañas cargadas de yerba,
cuerpos de gañanes decapitados, cerdos que huyen, vacas
asustadizas. Y sobre el río, fuego, mucho fuego, humo,
mucho humo... ¿Qué es esto? Es un balance de conciencia.
y todo esto acontece en una isla antillana dMdida en dos
países, en cada uno de los cuales existen sendos pueblos
azotados por el hambre y por los látigos de los que mandan.
EL MASACRE SE PASA A PIE 63

¿A dónde voy? .. Yo mismo no lo advierto. mientras


camina la mula. ¿Qué busco aquí? me dice mi conciencia.
"¿Por qué te hallas aquí?"... "¿Por qué no te vas?"... 'Tienes
hambre... como estos muertos... pero el pan que comes
está sucio de sangre... Si sigues aquí, flotarás también en
ese río, río sangriento!!!"
y sólo escucho el ulular de los pinares, el lejano ladrido
de los perros.
Vuelvo a pensar en los rechonchos señores que a estas
horas estarán trazando ardides para el uso internacional.
Pienso también en el periodista de mi país, atado al carro
de la opresión, que dará en titulares la noticia de estos
acontecimientos que él no ha 'visto. Noticia mentirosa.
Yel periodista sabrá que miente, contra su conciencia.
En la primera plana del periódico, acaso mañana. dirá el
periodista: "Hay paz en la frontera. Sólo han ocurrido
ligeros Úlcidentes personales entre algwws propietarios y
los ladrones haitianos". (Ese señor nunca ha estado en
"Castellanos".) Acaso temblará al conversar con cualquier
sargento o presidiario, ebrios, en algún baile en la aldea
de "Capotillo". Allí, el sargento Tarragona. gran
acordeonista, tocando el "Juangomero" -una música
excitante de la Línea- le hablaría de los degollados, con
la misma placidez deportiva de un universitario al narrar
entusiasmado sus triunfos en el estadio de volley-ball,
Cualquier día. después de "El Corte", acaso aparezca
una extraña cabeza en la plazuela de cualquier aldea de
Haití. Esto podría coincidir con un acto de "cordialidad
dorníníco-haítíana", seguido de los formales brindis de los
diplomáticos. Los diplomáticos son unos hombres
exquisitos. Aman la paz. Explican la paz. Los diplomáticos
brindarán por la amplia cordialidad entre los dos pueblos.
(Pienso ahora en los presidiarios: están liberados de sus
cadenas, por "El Corte". Yo, soy ahora el presidiario.)
CAPITULO VIII

El viejo blanco. de barbas estiradas. parecía un Quijote


en aquellas soledades de negros, La casa era un primor
del desierto. de arquitectura sólida y simple. de cabaña.
Miguel Bueno. el anciano. después de un señorial en el
que hasta su puerta llegaba el jefe de tropas de Lilis -el
general Guelito Pichardo- y Demetrio Rodríguez, en otras
etapas. se disponía ahora a afrontar la masacre. Intentaba
todavía salvar la vida de unas negras que habían sido
como sus hijas. destinadas a la casa y al servicio de la
"doña". El sabía que no tardaría en llegar a su querencia
la tropa de presidiarios que encabezaba el sargento Pío.
Hombre que jamás ha mentido. que apenas sabe escribir.
pero cuyos tratos de ganado siempre de palabra los había
respaldado la más rígida dignidad. debía mentir ahora.
Para salvar unas vidas.
Triste aquel paraje. cuyas casas. sin embargo.
brindaban sonrisas al trajinante. Se advertía desde lejos
la casona, montada sobre zancos de "candelón". una
madera durísima de la linea. La techumbre. de "cana'.
una fibra que medra en las tierras secas. aparecía tejida
como por manos de ángeles.
Las tropas del cabo "Bíjo" habían consumado sus
habituales actos de barbarie. Miguel Bueno había
enterrado todos sus negros. Lernbé. el anciano, no había
podido huir. Lo viejos de la aldea lo habían escondido.
Pero maldita la sagacidad de aquel presidiario. "El Gato".
66 Freddy Prestol Castillo

como le decían; descubrió al anciano e hizo de él su más


indefensa víctima. Después se fueron, dejando la casa de
Miguel Bueno en penumbras, con lloro reprímído,
Ahora era otra mesnada. Llegaban a la casa de don
Miguel Bueno en busca de más negros. Alguien habría
denunciado. posiblemente.
La situación es dificil. Las negras, en el aposento de la
esposa de don Miguel Bueno, Pero él tenía ya su resolución:
a él, también habría que matarlo!
-5argento!- Pase usted, pero usted solo!... que mi casa
no se ensucia con presos criminales!... tampoco soldados!...
En esta casa han pisado grandes jefes. como Demetrio,
Guelito... pero no criminales!. .. Atrás! Ymátenme.
Algunos soldados quieren entrar y 10 intentan; pero
don Miguel amenaza. Su arma es el viejo bastón, regalo
del general Demetrio Rodríguez. pero ya no tiene fuerzas
sino carácter. El carácter del anciano, medio detenía a los
presos, con puñales en las manos.
¡Atrásl y amenaza. Los presos están indecisos. Ellos
saben quién es Miguel Bueno: un hidalgo de prestigio, un
hombre que todo 10 ha dado al pobre. Algunos temen. Por
eso están indecisos.
Entonces surgió una voz de león: el sargento
Tarragona.
-Atrás! Canallas! Malditos! ¿No ven quién es que
habla? .. Atrévase cualquiera, con este viejo!... Atrás!
1 todos enfundaron los puñales.
Don Miguel parecía un condenado. Estaba lívido.
Parecia una estatua. con el bastón en alto. Rígido y mudo.
Por su cerebro pasaba entonces una tempestad. El amor
al próximo, en él, es superior a la muerte. Lo había
EL MASACRE SE PASA A PIE 67

resuelto: él debía morir con los últimos negros. Apenas


veía ahora al sargento Pío, que se le acercaba humilde,
como un perro. recordando los bienes que don Miguel
había hecho a su madre viuda, pobre, cargada de hijos.
También evocaba las escenas de la guerra civil de antaño.
don Miguel, con su prestigio. lo había arrancado del poste
donde estaba amarrado por la guerrilla en el preciso
instante en que sobre él estaban abocadas las carabinas
de la tropa que iba a fusílarlo..
En aquel instante, velozmente recordaba la mañana
aquélla. Después de la lluvía. Había cesado el tiroteo y lo
recogieron herido. Un jefe sureño que andaba en la guerrilla.
dijo: "Primero con éste, que es el más valiente". Yya estaba
amarrado al palo de "cígua". "Amárrenlo bien. Y que se
encomiende a Díól", gritaba el jefe. Pero en aquel instante
don Miguel Bueno llegaba para evitar la ejecución. El jefe
de tropas aceptó dineros de don Miguel y lo dejaron a él allí.
desliándolo del palo para llevárselo a la casa, a esta misma
casa. donde en este instante los presidiarios vienen
enfurecidos a registrar para degollar los negros escondidos.
-Atrás! sucios, fuera de aquí! Espérenme en el camino!
Estas órdenes se cumplen siempre. 1 ahora. vuelve don
Miguel a la vida. Abraza a Pío. y le dice. con dificultad:
-Hijo DÚO••• ¿qué es esto?!... ¿Por qué estás en esto? ..
¿Por qué estás en esto? .. Tú. que eres valiente... ¿por qué
estás en esta labor de cobardes? ..
Hubo de recoger al anciano. víctima de un sincope.
Mientras lo acuestan en la gran mecedora, el sargento Pío
consuela a don Miguel:
-Ya se fueron". don Miguel, esos sucíost... Aquí no
pasará nada. No se matará un negro! Que saígant Aunque
a mi me fusile ei "Supirioi Cumando!"
68 Freddy Prestol Castillo

Después. tranquilo tomaba el café y recordaba el


tiempo pasado:
-No recuerda usté, don MigueL .. cuando yo ordeñaba
aquí? .. y el día que vino el general Demetrio... y aquella
vez que me tenían amarrado del palo de "cígua" y usté me
dio la vida.. .! Ay. don Miguel... tan bueno siempre... y
aquella ve, que me estaba pudriendo de una pierna y doña
Micaela, su señora, me salvó... ¡se recuerda cuando me
sacó de las manos de Toño Jorge. cuando me iban a
fusilar? Usté es mi taita, que no supe quién fue el mio.
Usté es mi taital
Callaba don Miguel y seguía el sargento:
- y esto... esta mañana... lo oidena el Gobieino... Los
jefes... ¡eljefe grandote. don Miguei!... ¿Qué va uno hacé? ..
y es que esto negro se quieren cogé a la República!... y
son tan ladrone!... don Míguet..; A usté mismo, lo tienen
acabaol ...
En aquellos ojos de fiera aparecían unas lágrimas
raras. Calló. Miró la alta luna entre los pinos. y se alejó
entonces con su tropa, que no había entendido la escena.
Semi-dormido sobre la fuerte mula. continúa su
monólogo alIado de sus presidiarios, que no le entienden:
-Ea Dió!... probecito agora. como limosnero, y todavía
mano abieita... Tó el que vivió cerca de él nunca supo lo
que es la jambre.... Toa esta tierra es de eí... y esto no era
más que una mancha de vaca y cuanto animal Dios crío ...
y lo acabán las revoluciones... pero todavia mano abieita,
dispuesto a morí poi saívaí a las negras que ha criado
como sus hijas... No... No!... no puedo cumplí la orden del
capitán "Ventarrón:" ¡en la casa de don Miguel no me meto!
¡Mañana me afustlaránl Y toy confoimel Pero ¿poi qué eí
Generai no manda una guerra, contra Haití?.. Estoy
EL MASACRE SE PASA A PIE 69

avergonzao de matá esta gente... A mí me gusta peleai,


como los revolucionarios! ... Las tropas con sus jefes, con
sus coinetas... y sus banderas!... ¿Poi qué no cojemos a
Harti?...
Nadie habla. Nadie entiende. Tampoco nadie podria
hablarle. El es la más peligrosa de todas estas fieras. La
noche ha borrado cincuenta rostros patibularios.
CAPITULO IX

Caminos largos y blancos, como regados de trigo. Si el


crimen tuviese horario, como lo tiene el trabajo -que se
inicia al alba y termina enelcrepúsculo-e- de seguro que
no serian estas horas aptas para su labor. En la noche, la
luna habla al alma. La sabana, dormida, tibia aún, usa
sus holandas de vapor traslúcido. Todo aparece dormido
bajo el trigo de la luna.
Van los hombres caminando y no aparecen ya negros.
¿Dónde están? ¿Habrán huído? ¿Habrán cruzado ya el
Masacre?
Nohabían huído. Yacían muertos bajo los "cambrones".
Al sargento Pío se había adelantado el cabo Bijo, el azuano
de los ojillos asiáticos.
El hozar de los cerdos indicó la macabra realidad. La
plata de la luna mostraba cientos de cabezas que vagaban
en la sabana en las rutas del cerdo. Y el perro guía corría
con las presas. Atrás iba la manada de los otros perros.
En el camino había huesos de piernas. Parece que el
destino de este pueblo, Haití, es caminar. Ahora, en los
dientes de cerdos y de perros. El haitiano es un gitano
negro bajo los cielos del Caribe. Su destino es caminar:
huir de su tierra, que está llena de látigos, como en el
viejo tiempo cuando era una plantación francesa,
productora de café, azúcar, añil, para enriquecer a los
colonos. Ahora huyen dellatlfundlo, en gran parte exótico.
¿Por qué vienen a Santo Domingo? .. ¿Por la tierra? .. Es
72 Freddy Prestol Castillo

que buscan nuevo paraje para poder ejercer el más


elemental de los derechos: ¡vivir! Pero no habrá alto en
esa marcha. Después de la masacre, todavía andará la
canilla por el llano, en boca de cerdos o de perros.


• •
El soldado Patricio había nacido pobre. Niño pobre,
joven pobre. Hombre, pobre. ¿Por qué los otros tienen y él
no? .. Tenía sed de oro en esta fiesta trágica. El veía que
el Sargento robaba las reses y las monedas. El no
alcanzaba a nada, como tampoco los presos y los
"reservistas". Pero ahora traía sus ideas de buscar oro en
Los Almácigos, donde hay haitianos ricos que compraban
oro a los buscadores de los ríos.
Esta idea le hace esconderse en el bosquecillo, mientras
va adelante la tropa, de la cual se aleja.
El raso Patricio ahora está solo, bajo restos de luna.
El va a discutir con los perros. Que ellos se coman los
cadáveres... pero él buscará el oro entre los muertos. El
raso Patricio es un enajenado mental. Parece haber
enloquecido en estas marchas de muerte. Ingenia la traza
de quitar las dentaduras de oro a los muertos.
¡Bárbara obsesión!
Pese a su locura, parecía temblar, pero ya estaba en la
ocasión de sus maquinaciones. ¡Registraría las bocas de
los muertos! En las ciudades también hay enfermos
ladrones que violan los sepulcros.
Estaba ya bajo los árboles con las cabezas en las
manos. Temblaba.
Esta cabeza... ¿quiere reír? .. y tiembla. La mira bajo
la luna y la vuelve a observar. Va a morderle la cabeza? ..
EL MASACRE SE PASA A PIE 73

Ay!Yla tira. "Maldito mañé"... maldito! grita. para espantar


el miedo. La cabeza no tiene oro! Y la tira hacia allá. Ahora.
la otra... Está dura. Abre con dificultad las mandíbulas!
Tampoco tiene nada!... y la lanza. Aquella sí tendrá! Es
grande. como de algún comerciante rico. Y abre la boca y
tampoco halla nada!
Así. llega el amanecer. Ahora le acecha un perro. testigo
delator. El tira ya la última cabeza. irritado y el ladrido lo
exalta... ¡Mas no aparece oro!
El loco luce torpe, como borracho, en medio del osarío.
¿Seria mentira lo del oro?. Pero no, dice... Está en la
sabana, escondido, en fajas, en saquetas que ellos habían
escondido antes de llegar el cabo Bijo... y huye, hacia acá,
hacia allá. No halla el oro. ¡Canallas de los presos que
hablaban de oro! ¡Es mentira! ¡El se vengará!
La mañana lo sorprendió agotado. Está solo. Ha
quedado sin montura, porque la mula se fue sola. lejos,
por los llanos. ¿I ahora?... Piensa en el castigo del Sargento,
Ahora está solo, sucio, loco. Piensa otra vez en Los
Almácigos. Va a pasar por "El Pino". otro víllorto. Ahí está
su "suerte"... Va a hacer "zafra" entre los negros. Piensa
adelantarse a los otros. Cuando llegue a "El Pino", asaltará
la casa de Isaías Ten. el que compra ganado y se sacó el
premio hace dos meses.... ¡Este tiene dinerol...
-Ahora llegará tarde el Sargento... y las morocotas
seran -,
- para Inl....
"El Pino" se columbra a lo lejos. Piensa: ¿El Sargento habrá
llegado? Ordena sus pensamientos: con las reses del haitiano.
¿que hará? Lo mejor es esconderlas en el monte; o venderlas
en Dajabón pero ¿cómo. en Dajabón, si allí está el Capitán?...
éstees el dueño de todas las reses ... ¿Cómo se hará? .. Ahl sí...
es la casa de Isaías... pero... ¿dónde está su puñal? .. No lo
tiene ... ¿Dónde lo dejó?.... Ah! lo perdió en la sabana. mientras
registraba cadáveres. ¡Qué torpe es él! y ¿cómo va a actuar? ..
74 Freddy Prestol Castillo

El raso Patricio estaba desesperado. Pensó entonces en


esconderse. Quizás, mejor huir... sí, huir!... vestirse de
campesino!... y huir. ¿Hacia dónde?... lejos ... lejos... hasta
que lo confundan con un haitiano y también lo mate otra
patrulla... Pero... huir... huir!... Piensa: "Maldita la pobreza ..
y yo que antes de meterme en la guardia era buen zapatero .
ganaba poco, pero... estaba mejor!".
Entonces echó a correr!... Se quitó la camisa militar.
La. tiró y siguió huyendo. En medio de la enorme llanura.
El loco huía, cada vez corría más.
Una patrulla lo detuvo y lo condujo. delirante. ante el
Sargento.
-Me voy!... me voy!... me voy!... Y no articulaba otra
palabra.
El Sargento llegó frente al loco:
-Dejen quieto a ese hombre!... que yo nunca he creído
en la gente dei Sui. .. Se juyó... como gallina! Dizque quería
dinero... 1peidió la mula y la pelliza!... La.va a pagar carol ...
porque una mula aquí vale má que un cobaide!.. .


• •
El papel enviado al Capitán decía. mediante cotorras
nebulosas. escritas bajo los cambrones por un soldado
que era el único que sabía escribir: "Para ínfoímaíle, señoi
Capistán... que eí Raso Patricio se juyó como gallo cobaide
y ha paráo en loco ... De sueite que diga lo que sea. Con
repeto, Saigento Tarragona".
En un momento de descuido. raso Patricio. el loco. se
fugó. Allá va huyendo, haciendo zígzags en la sabana.
¿Hacia dónde va? .. Huye. huye.
CAPITULO X

En "Los Almácigos", en la loma. en su jergón de hojas


de plátano, paralítico y ciego. En su juventud había sido
maestro de primeras letras en Haití. Qué le aconteció a
Mustalí Doís, en su país, no se sabe: pero desde hacía
más de 50 años sentó reales en la tierra dominicana. El
viejo habla mitad en "patots", mitad en español,
especialmente cuando está con los .níetos.
-ehristophe le roil... hombre grande!... más grande
que tó el dominiquén una vez Dessalines mató dos mil
blancos en "El Cabo" Et le empereur Soulouque... Et
Tousaint...
Ninguno 10 entiende. Medio caminar quiere. a tientas.
y pugna por saber de qué lado está Haití. como si pudiera
mirar. Mustalí le teme a Juan Nazario, el dominicano,
marido de su hija. Cuando averigua que Juan está en la
labranza, se atreve a musitar una amenaza que entonces
intenta poner luz en sus ojillos apagados:
-Dominiquén... Dominiquén... Pas vaut... Dominiquén
ne travails pas... Domíntquen, voleur... Vive le noire
Toussaintl ... Vive Toussaint Louverturel
Mustalí recuerda sus años de maestro rural, antes de
haberlo tragado la selva dominicana.
Entonces parece que el negro de los ojos muertos ve
las claras estrellas. las altas y relucientes estrellas de la
76 Freddy Prestol Castillo

Línea Noroeste, regadas en profusión en el azul de la noche


fresca. Mustalí recuerda, hecho un ovillo, que Haití dominó
muchos años a los dominicanos. ¿Cuántos?.. No lo
recuerda, pero fueron muchos!
-No jablá pañol... Pití... ne palé pañol, piti... tu soy
jaitién...
Los niños no tt entienden. El viejo está en su rincón
acartciando viejos sueños -del Haití imperial- mientras
dice una frase esterotipada, aprendida en las mocedades
de la escuela, la frase oficial de Haití: "Une et indivisible"...
1 calla.
"Dominiquén pas vaut"... Lo ha pensado siempre
mientras vive como dominicano en una tierra que no es la
suya. "Dominiquén pas vaut"... mientras servía como
esclavo para el patrón mulato de Santiago de la Cruz,
trabajando en el alambique o en el cañaveral; o arreando
ganados hasta Puerto Plata, desde Dajabón...
Un día. cuando Juan Nazario, el dominicano,
concubino de su hija, le enrostró que el haitiano "es un
perro sarnoso", él calló, mientras musitaba, bajito:
- Toussaint va vuelva pa mandá dominiquén! ....
(Toussaint va a volver a mandar a los dominicanos).
Pero Juan Nazarío, el dominicano, no entendía estas
palabras. Ahora hay sangre de dominicanos en la casta
de Mustalí. 1el viejo es una "cosa" inútil en el rancho. Su
hija. mujer de Juan Nazarío, no supo, como Mustalí, quién
fue Toussaint. Pero ella odia al dominicano. Por su parte,
su marido, Juan Nazario, en momento de ira,
especialmente cuando los haitianos roban su conuco o
sus reses, truena:
-¡Malditos negros éstos!... que debían matarlos a
tóo!... Pa que se larguen de una vez!... No vale criá... tó se
EL MASACRE SE PASA A PIE 77

lo llevan!... no vale sembrá, que se lo roban too ... y yo,


dominicano, hasta me he separao de mi país al meterme
con estos negros sucios, que jieden a pájaro muerto! Estoy
loco porque se arme una bronca con Haití, pa dentrá a
ese país maldito, cortando cabeza y barriga hasta Puerto
Principe... pa acabá de una vez con esta maldita raza!... 1
creo que el ladrón fue Jeremí, el hermano de la negra
haitiana madre de mis hijos... Me robó, aunque sabe que
trabajo pa lo sobrino, estos catízo, hijos mío y de la
haitiana. ¡No sirven! ¡Mala raza!
El viejo Mustalí oía y callaba. Pero pensaba:
"Dominiquen pas vaut"...
Volvía otra vez Juan Nazario a las andadas:
-1 lo mejor es que éto diablo hasta ya se crén con
derecho. ¡Ay CaráL. 1 el día que Gobierno se meta en
esto, jata lo "catizo" se van!!
La luna de "Los Almácigos" está como pensativa. Parece
intervenir, escuchar, las palabras que suenan en el rancho
de Juan Nazario, junto al cafetal.
Son dos pueblos, dos entidades diferentes, en una
preciosa y diminuta isla verde del Caribe. En el aire se
percibe un lejano tambor. En el patio, los hijos de Juan
Nazario hablan en "patoís", Entonces Juan Nazario sale
al patio y les vocea:
-Maldita razaL. raza de ladrones!". Hablen español!
Entonces los "catizos" hablan español.


• •
Cuando los presos llegaron a "Los Almácigos" aún
dormían las casuchas míseras. Este es un pedazo de la
78 Freddy PrestoI Cast1llo

miseria humana tirado frente a un paisaje con luna. En


la única venta del camino está una mesonera hermosa -
canela y níspero en la piel-o Por su puerta repta un
camino con sol amarillo. sol de Cuaresma. Después de
una fiesta de pinares, las casuchas parecen ratas,
acurrucadas en el relente. Hay respiraciones largas. olores
fuertes, en los ranchos pajizos pintados con cal. ¿Por qué
será? El negro ama lo blanco: cal para los ranchos. O el
rojo sucio, tirado con una escoba burda, dura como la
greña del que pinta.
Catlin Dass gritó muy duro, frente a "El Gato". el
presidiario... Gritaba y saltaba y hasta arremetió al asesino
borracho, que lanzaba una espantable carcajada.
Catlin Dass despertó al caserio y ya los negros huían
por los llanos como gallinas de Guinea.
-Atajenl Atajenl-
-Las negras pa un lao y los hombres pa otrol, gritaba
el Sargento. Después agregó. con fuerza:
-El que tenga "cuartos". que cante pronto! que no se
puede peideé el tíerupol
-Yo no tiene ná, Sargent... pardónl...
Murieron todos los del caserío. Entonces se escuchó
otra gritería infernal. en español. Eran los "catízos", hijos
de juan Nazario.
. -No nos maten. que somos dominicanos!... Nu sóm
dominiquén... semo dominicanos... Dominiquénl. ..
-Coja las vaca y salvá a mí 1..• soy dominiquénl...
-Coje tó, soy dominiquén!...
-Yo dominicano... dominiquénl. .. Yo no conoce Haití.
nacé aquí.
EL MASACRE SE PASA A PIE 79

-Yo de aquí... mi páí dorniniquén. Yo críá en Lajabón!


-¡Carajo!! ¿Y van a matá a los dominicanos?
Fue una voz imperiosa. la de Juan Nazarío, que detuvo
a la tropa. Entonces el Sargento reconoció a Juan Nazario,
el dominicano, el valiente, que había sido su compañero
en la guerra civil, en el "Cerro de las Mercedes".
-Alto! Paren ahí! Alto! gritaba con energía. deteniendo
a los presidiarios que le iban encima a Juan Nazario, quien
los esperaba con su machete en alto. listo a la pelea.
-¡Carajo. Juan Nazario! ¡Juan Nazario! repetía.
mientras lo abrazaba con afecto.
- y tú. ¿qué buscas aquí en estas lomas entre estos
haitianos? ¿Qué buscas entre estos pueicos
condenados?... ¡Un hombre de veidad! como tú? ¡Habla.
Juan! ...
-Esto negro son mis hijos!' dijo Juan Nazario. "Y toy
arrepentío!. .. lo abandoné tó por meterme a estas lomas a
sembrar café y a críá... Pero ¿qué iba a hacé en el monte? ..
Aquí ni una puta jalla un hombre... y este sol y la mima
jambre de uno, que se pasa una semana tumbando palo
y chapiando, que pone a uno que no sabe lo que hace! Y
despué llega el hombre a queré hasta una perra de mujer...
Yo estaba talando monte con Mustalí. el viejo ese,
paralítico. y me trajo la hija pa cocinai. Y de ahí salió
paria la negra. Y asina y asina... y uno metío en el monte,
con estos sarnosos. que me he convertío en un perro
haitiano. Pues ya uste vé, que no me valía hablai claro.
que la guaidia me creía "rnañé".
Calló y después agregó:
-Peidone a estos negros!... que son mis hijos! ¡aunque
sean mitad hartíanot ¡Hágalo poi su teniente Juan Nazario!
¿Se recueida?
80 Freddy Presto} Castillo

El Sargento meditaba. Era verdad. Se trataba de Juan


Nazario, su compañero de la guerra civil. Juan Nazario:
valiente entre valientes.
r-Compadre Nazario!... Compadre Nazario!... ¿Usté sí
se ha tirao pa mala banda! Un hombre como usté, que
debía sei oficiai de la Guaidia, porque no le tiembla el
puíso, yo que le conozco!... y dizque metía a "mañé", en
estos montes! Caray! ¡Jesucrito!! Ofrécome a la Meicé!...
Dígale que reúnan lo que tengan!
Juan Nazario, que sabe la pobreza de sus negros,
contesta con resolución:
-Compadre Pío!... ¡aquí no aparece ni mieida de
perro!... Uste tendrá que matarnos a tó ... ; pero a mí
primero! Porque quiero morir en paz con usted!... y si veo
que delante de mí matan a una negra, aunque sea
haitiana, le faltaré al respeto, eso síl... y usted me conoce!
Se turbaba entonces el Sargento, frente a aquel reto.
El sabía quién era Juan Nazario. El conoce el valor de
Juan Nazario. Los presos aguardan la orden. Los "catizos"
tiemblan. Hay un grave silencio. Algunos musitan una
súplica, suave, casi ininteligible. Otros dicen: "Nú sem
dorníníquén"...
Juan Nazarío, erguido. les dice:
-Cállense, perros sarnosos!.-
Juan Nazario acucia a la muerte y le dice, altanero, al
Sargento:
-Lo que sea!... pronto! - Y ya tiene el machete
levantado. para la pelea. Seguía callado el Sargento Pío,
que no sabía qué hacer. Al fin dijo estas palabras,
lentamente, casi con amargura:
-Juan Nazario! ... coge el camino y vete con todos estos
EL MASACRE SE PASA A PIE 81

negros para Haití! Llévalos... y vuelve a tu tierra!... que tú


eres de los dominicanos buenos!
Juan Nazario bajó el sable y contestó:
-Me quedaré allá... porque ya soy otro perro sarnoso!
A esta hora va la familia de Juan Nazario para Haití.
El ciego Mustalí, el antiguo maestro. en su borrico manso.
Atrás queda la loma. la tierra sin dueño. plena de cafetos
cargados de uvas rojas que se caerán por falta de
cultivadores.
Ninguno habla en el camino. Juan Nazario va. el último.
cuidando su tropa de "perros sarnosos". como él los llama.
Cuando alguno de sus hijos habla en "patoís" se oye
su voz de mando:
-¡Malditos perro! ... hablen españolt ...
CAPITULO XI

La escuela era una choza derrengada. Escuela de "El


Almácigo". Los discípulos comúnmente eran hijos de
haitianos. También había "catízos" -hijos de haitianos y
dominicanas- o a la inversa. En aquel paraje de fealdades
la maestra era el contraste: era bonita. Aquí estaba el
peligro para una mujer: ser maestra. que equivale casi a
decir que es miserable, y poseer una belleza que incita el
sadismo de cualquier bárbaro de los que pueblan esta tierra
lejana. La muchacha era del Sur, con veinte años apenas.
Tenía un color canela y ojosverdosos. Bellas trenzas negras
y un cuerpo propio para modelo en una sala aristocrática
de modas de una gran ciudad. En cambio. era maestra, en
el campo. Pobreza: he ahí la palabra que lo explica todo, en
este país. Ángela Vargas, la maestra, habría quertdo ir desde
su pueblo -Azua- a la Universidad y recibirse de
farmacéutica. En Santo Domingo, cuando la mujer rehusa
la lectura de revistas, recetas de cocina, figurines de moda
y resuelve afrontar disciplinas mentales, opta comúnmente
por la farmacia. Pero a esta niña pobre la muerte del padre
le quebró la quimera universitaria. era maestra en campos
de Azua, donde la acompañaba la madre. La muchacha
había aceptado la dureza del campo para mantener una
pobreza digna.
Un día, una orden del Departamento de Educación,
caprichosa, como todas las órdenes de los jerarcas de ese
Departamento, dictadas a veces por pasión, la puso en la
84 Freddy Prestol Castillo

frontera lejana, a enseñar a negros de Haití, la nueva gleba


que, al favor de la penetración de nuestras tierras,
debíamos considerar como "dominicanos", por haber
nacido en nuestro suelo. I allá fue Ángela Vargas, que
está ahora en las pardas tierras de "ElAlmacigo", un paraje
agreste, en soledad, sin caminos, donde ella -la maestra-
es la única persona que sabe eso de que hay una República
Dominicana. ¿Qué es eso?.. dirían los asombrados
habitantes del paraje, que sólo tienen una vida mísera,
como la de los cerdos, sin noción de patria.
Los discípulos eran negros; descalzos, semi desnudos,
hambrientos. Las "circulares" -órdenes e instrucciones
técnicas del Ministerio de Educación- exigían mil remilgos
y requisitos acerca de ropas, útiles, libros, etc., que debían
cumplir los ..alumnos"...
La maestra pensaba: "¿Y cómo exigir trajes escolares
a quien anda en harapos, como sus padres?"... Por ello, la
maestra no los exigía y ofrecía sus clases a los niños semi
desnudos.
Una vez vino el Inspector. El Inspector es un hombre
que fue maestro alguna vez y que ha ascendido en el
escalafón. El Inspector abriga sueños de mejoría. El, debe
llegar lejos. Para esos fines, debe mostrar ante el Ministro
mucho celo ... ser muy exigente! ...
El Inspector reprendió a la Maestra por no cumplir la
Orden Circular número 15, y la número 20... y otras
tantas... De aquí, partió en su mula y desapareció en la
sabana. El Inspector, iba gozoso: la Maestra de "El
Almácigo" le daba la oportunidad de denunciarla .
Además, él la había enamorado y 10 había despreciado .
Demostrar su celo ... y así, ir acopiando merecimientos
para ser ascendido en el escalafón... El, quizás llegara a
ser "Subsecretario"... ¿Y por qué no? .. podría llegar algún
EL MASACRE SE PASA A PIE 85

día, con alguna ayuda de una gran señora de su aldea


donde pernoctaba el Presidente en sus viajes fronterizos...
hasta un mismísimo señor Secretario o Ministro de
Educación!...
El "expediente" contra la Maestra de "El Almácigo" no
tardó. Para defenderse y no ser echada del servicio, fue a
la capital. Al fin mantuvo el cargo mísero. El Departamento
comprendió la penuria de los habitantes de "El Almácigo",
cuya pobreza no les permitía usar ropa: tierra lejana, seca,
sin camino, sin comercio, pobreza. Unicamente, loma alta,
llano inmenso, soledad. El señor Ministro apenas levantó
la vista al hablar con la maestra, pero al fin aceptó sus
razones. Es, la frontera. Allí hay hambre y sed. Yel adiposo
Ministro, echando bocanadas de su habano, al fin excusó
el "delito" de la maestrilla. Esta había gastado la mesada
en el viaje. Pero... había que defenderse del Inspector!.
A la salida del edificio, un señor mofletudo, con
redondos lentes, desde el interior de un vehículo lujoso.
le mandó decir con su chofer "que la invitaba a dar un
paseo... y visitar su casaquínta"... Esta oferta es frecuente
para las mujeres bonitas y pobres. Pero a la maestrilla, le
sobraba dignidad. Pensó en sí misma, en su madre. Miró
su traje desvaído por el sol de aquellos llanos. Miró sus
zapatos fuera de moda, no obstante lo cual era bonita.
Pensó en la pobreza y aborreció al gordo que espiaba detrás
de los cristales del lujoso automóvil plateado, coronado
con una placa oficial: "Sub-secretario".
Mientras huía de la mirada del sátiro, que simulaba
una fiera adiposa entre los cristales del auto, pensaba en
los llanos de "El Almácigo": ahí hay pobreza; pero tiene
libertad. Hasta allí no va el tragón Sub-secretario. que no
conoce la frontera. Allá está fuera de la asechanza de los
malvados. Y. ella, tiene esperanzas de llevar alguna luz a
aquellas almas de serranos que ahora están aprendiendo
86 Freddy Prestol Castillo

a hablar el español con claridad, a quienes ella quiere


hacer entender qué es la República Domínicana.


• •
Otra vez en "El Almácigo". Los niños desnudos. El
salario de hambre. Pero la maestra está más conforme
que en la ciudad llena de asechanzas. Desde la ventana
mira a lo lejos, la inmensa pradera. Siempre teme ver la
mula del Inspector. Mientras él llega. ella está haciendo
Patria. Está aislada del país. A veces llega, tardíamente.
un periódico. En el último que leyó la maestra. encontró
un largo discurso del Ministro adiposo: hacía la apología
del "Padre de la Nueva Escuela Dominicana".
Un día le llegó a la maestra un oficio inesperado. La
escuela sería cerrada el mes próximo. La maestra quedaría
en la calle. Pero no hubo tiempo para ello. "El Corte" -la
matanza- llegaba esa mañana hasta la misma puerta de
la escuela de "El Almácigo". A la maestra la despertó la
grita desesperada de los negros.
Angela Vargas veía la matanza. horroriZada. Vio caer.
tajado como un arbusto. el cuerpo del manso negro
Samuel, el cargador de agua. cuyos hijos enseñaba. Carlos
Almonte, un presidiario que cumplía condena en la
frontera por sus crímenes en Puerto Plata. ahora estaba
liberado por orden del Gobierno y miles de hombres como
él, delincuentes, blandían armas y cuchillos en su
horrenda siega de cabezas! Vio también a Daniel, el
carpintero. el que había tallado las mesas rústicas de la
escuela, caer fulmínado, después de gritar, implorar. su
derecho a aquella vida de pobre sobre la dura tierra que
ahora le servía de lecho bajo un sol tórrido.
EL MASACRE SE PASA A PIE 87

¿Qué hacer? .. Gritar. implorar! Nada. Sus lloros e


imploraciones se perdían en el infernal espectáculo de la
sabana verde que ahora es la sabana roja. Pero ya iba la
turba hacia los niños. acorralados! Y no pudo más! Cayó
sin sentido, como loca, clamando a Dios! Sí. Dios! Dios
para todos los hombres. sin distinciones de piel, de
nacionalidad! Dios! Dios para todos! Y se sumió en un
vértigo profundo. Al despertar gemía. ¿Qué veían sus
ojos? .. Haces de cadáveres!
La Maestra clamaba en nombre de la humanidad. En
esto. el capitán Ventarrón. también aguardentoso. llegaba
a la puerta de la escuela. en busca de otro grupo de
haitianos que ella había escondido en el salón. Allí se
detuvo. El Capitán, borracho. recordaba que él estaba
enamorado de la maestra. la cual jamas le había dirigido
una mirada.
Frente a la escuela estaba la horda. detenida! Los
militares. los presos homicidas vestidos de azul. entre ellos
"El Gato" y "Bacá", a la cabeza. La maestra clamaba a los
pies del Capitán. ¿Qué pasó entonces? No se explica. El
Capitán se había retirado con su horda.
Después que abandonaron el lugar. la Maestra sacó a
los negros. Al favor de la noche huyeron hacia Haití
pasando la frontera.


• •
Pero el mes ha llegado. después de la sangre. Ahora la
maestra. despedida del empleo, debe retirarse. ¿Hacia
dónde? No sabe. Ella podria conservar el mendrugo
rogando al Inspector. ~l Inspector, también, codícía, a la
Maestra que es bonita. Ella sabe el próximo drama de
88 Freddy Prestol Castillo

ciudad, con pobreza y belleza. En la ciudad habrá muchos


señores que mandarán por ella a hábiles celestinos. Pero
afrontará su destino con carácter. Se va. La escuela queda
vacía, agujereada por el agua. Desnuda por el viento.
Silenciosa y vacía, como la inmensa sabana.


• •
Al regreso, después de verme en Dajabón, la Maestra
llegaba a Monte Cristi. Mientras esperaba un carromato
viejo que habría de conducirla a Santo Domingo, acertaba
a pasar el Inspector. Aquel hombre se acercó a la Maestra
sin empleo, y le susurró estas palabras:
"Si usted se queda aquí, unos días, arreglaría su
necesidad de trabajo mañana esperan aquí al
Presidente... El Presidente es muy bueno... y las mujeres,
bonitas corno usted, todo lo consiguen de él"...
La maestra sintió en aquel momento más repugnancias
por el funcionario celestino. Tomó el auto rápidamente de
un brinco!
Cuando aquella joven comenzó a gemir, los pasajeros
del autobús la miraron sorprendidos.
¿Qué le pasará?... se dicen entre sí. Uno, perspicaz, le
dice al otro:
-Esa era la maestra de "El Almácigo"!... la "botaron"
porque no quiso al capitán "Ventarrón"!...
El otro pasajero, entre vulgar y descreído. comenta:
-Las mujeres son estúpida! ... miren esa, tan bonita.
llorando por un empleíto de maestra... si le diera la gana...
conseguía lo que quisiera... si la viera el Presidente!
~ carromato continuaba su marcha hacia Santiago.
CAPITULoxn

Bajo este árbol frondoso donde pasamos un rato de la


siesta. esquivando un sol de fuego. pienso en la agonía de
Haítí, despreciado aún por los dominicanos negros. que
lo consideran inferior y cobarde. Por su parte este haitiano
ha desplazado al criollo en una competencia de trabajo
dando más rendimiento por menor salario. en una vida
cuasi animal. de abstinencia. sostenido con la caña que
come en los cortes de las empresas azucareras que los
transportan hoy. reeditando escenas de la esclavitud:
pagan 15 pesos por cada cabeza de haitiano. a los
ministros y validos de Haítí, que han comerciado con sus
hermanos, en esta reaparición de la trata de negros en el
siglo de las luces.
Vemos estos inmensos prados de la frontera y asalta
una pregunta: ¿De quién es esta tierra?... Enantes.
abandonada. Luego cultivada por Haítí, que la pobló de
estancias y frutales -cafetos. aguacates. mangos.
sombrios- y ahora desolada. bajo crimen. ¿Para qué? ..
¿Quién vendrá a esquilmar estos cafetales abandonados.
estas praderas vacías?...
Los dominicanos apenas mantuvieron posesión en las
tierras. A ellas apenas llegaba la revolución. Después de
los conquistadores y las cruces monásticas de la Colonia.
una soledad mantuvo alejadas estas regiones del aliento
nacional. Las lides revolucionarias llegaban a "Juan
Calvo". "Cerro de las Mercedes". "Chacuey", "La Guajaca".
90 Freddy Prestol Castillo

Solo en la Restauración llegaron soldados dominicanos a


estas cumbres. Allí quedaban los muertos y luego un
silencio eterno.
Soledad de estas tierras dignas y nobles. ataúd de tanta
generación perdjda en montoneras. La vacada inmensa.
que sólo era una mancha. fecundada día tras día. mientras
en Dajabón siestaban señorillos principales. fumando
largos tabacos o lentos cachimbos en cabañas de pura
arquitectura de kiosco senegalés. De noche estaba sin luz
la aldea. Sólo poma claridad una luna grande; y siempre.
las clarísimas estrellas del antiguo Cacicazgo de Marién.
La hístona de la Revolución de estas tierras. es trágica.
Generaciones de hombres de todas las razas. segadas por
la guerra civil. Los mútilos. los inservibles. no podían ser
conducidos a hospitales y se dejaban en las sabanas. El
ganado era violado. La montonera sólo cargaba sal. En la
sabana aparecían cientos de asaderos de carne. Los
revolucionarios. que peleaban sin mesada alguna. comían
carne robada en la sabana. Pero volvía a reproducirse el
ganado en un ritmo que hacía ricos a amos perezosos. que
manejaban los hatos con pastores haitianos. Esos mismos
son los negros que ahora han sido acosados de estas tierras
prietas. abonadas con sangre.
En sus noches. la aldea de Dajabón es callada y sin
luz. Cortantes brisas de las sabanas llegan hasta el pueblo
yen ellas viene la grita de los perros moutaraces. Desde
"Chacuey", desde "Beller", campos desolados. donde ahora
acontece nueva muerte de haitianos. como en las guerras
de nuestra liberación. Sobre aquellas sabanas nos
liberamos de las cadenas con que sojuzgó Haití a la
República Dominicana por 22 años. En ese periodo Haití
degolló. fusiló, hostigó sin piedad al pueblo dominicano.
¿I estos puñales de hoy? ...
EL MASACRE SE PASA A PIE 91

Ha siete días que la matanza azota aldeas y campos.


lomas y llanos. Haití está en desbandada. cargado de
bártulos. de niños. con gallos y enseres. cruzando
despavorido las lindes internacionales. el rio pequeñito.
el Masacre.
Cuando hemos tomado las mulas. precisamente llega
una tropa con el sargento Tarragona. Al pasar saluda y nos
dice: -Sigan con Dió!... que nosotros vamo pa la loma
arríbal, el haitiano e una "garrapata" que le ha caío a la
República y a la garrapata hay que matarla hasta la última!
¡Adiós!-
Una inmensa manada aparece arreada por presos y
"reservistas". Vacas. toros y robustas novillas. producto de
la jornada. Cuando uno preguntó para dónde iba ese gran
ganado. el preso que iba de guía. vociferó:
-Este ganao lo llevamo ahora para Mao!... pa la fmca
del capitán "Ventarrón"!... El "Capí" es el dueño de tó el
ganao!!...
y sonreía. de lado. socarrona y tristemente.
CAPITULO XIII

Las hojas de aquel bello árbol, el "chachá", caían


profusamente. Así iba cayendo Haití. Haití cambiaba
corazones, por mangos.
Un mango cuesta un corazón. Los corazones caen como
los mangos. La brisa tumba mangos para los cerdos, que
los devoran, o que son triturados por los cascos de la
mula, pues el viandante no les hace caso. Esa misma brisa
turba el hambre de Haití y cada mango cuesta un corazón.
Haití está muriendo bajo la luna tras la fruta, la fruta que
sembró aquel pueblo en las tierras dominicanas,
abandonadas por los dominicanos.
Los soldados dominicanos no hacen caso a las frutas
porque esta tierra no los mantiene, sino el Estado
Dominicano, con sueldos míseros. Pero el soldado está
contento. El soldado no hace caso a los mangos ni a los
aguacates. En cambio mata al negro que llevaba mangos
robados en la parcela, después de caminatas enormes
bajo la noche oscura.
En la frontera hay una rara medida de los valores
humanos. Una res vale más que un preso y un haitiano
vale menos que un mango. Arde un sol terrible. La brisa
pinta cobre o hace brillar ébanos. En las capitales se habla
de paz. Alguna revista habla de la "prosperidad" antillana,
mientras en aquella tierra los hateros criollos no pueden
criar una vaca porque de noche se lalleva Haití, que viene
94 ,Freddy Prestol Castillo

en busca de "yucas" y de carne. La tragedia hace jugar al


haitiano una carta peligrosa: Violar las frontera. En su
país los campesinos no tienen tierras. También, la sequía
acabó con sus posibilidades agrícolas en un país cuya
topografia abrupta --casi todo montaña- apenas ofrece
esperanzas de siembra buena. Entonces el hambre lanza
a ese pueblo misero a pasar la raya fronteriza. Caminata
furtiva de hambre, que paga cada fruto con un rojo
corazón.
Esto apenas se sabe en las ciudades. Tampoco 10 han
de mencionar los sutiles diplomáticos. con añorante
recuerdo parisino. que fuman largos habanos y al favor
de permanentes siestas hablan y discuten cordialmente
sobre los pormenores de la "guerra europea".
Haití sembró la tierra dominicana durante muchos
años. Ahora queria volver a la cosecha. Hambre. En las
tierras de estancieros los peones eran de Haití -peones
baratos. Estos pastores. desplazados a Haití. ahora volvían
a robar las ganaderias que ellos habían amamantado como
si fuesen su propia familia, en las solitarias haciendas
dominicanas. Haití retornaba de noche.


• •
Si un mango cuesta un corazón, una becerra 10 merece
doblemente. El cálculo proporcional turba al hambriento.
1 para llevarse una res. a veces es preciso cargar con el
corral. Cuando se agoten 40 kilómetros de llanuras y
montañas bajo el capote negro de la noche que guardó
los diamantes de sus estrellas. el negro tal vez habrá
llegado vivo al Masacre, sesgando las patrullas que no
perdonan. Es una naipe a la muerte. La otra cara es la
EL MASACRE SE PASA A PIE 95

vida. Es, el hambre de Haití. que roba de noche. En el


Masacre. río fronterizo. pequeño. está el último esfuerzo.
El ganado bebe, acuciado, la última agua dominicana y
deja la boñínga, abono del matorral. Si un puñal. que
sale de la sombra. no mata. silenciosamente. al pastor
negro, a la mañana siguiente el carnicero haitiano tendrá
arduo trabajo. El Haití hambriento consiguió carne!


• •
En el camino. mil huellas de profunda pisadas. Eran
muestras de pezuñas: de reses y de negros. Las reses
venían robadas de muy lejos -más de 40 kilómetros- de
"Las Matas de Santa Cruz". Los pastores venían de más
lejos todavía, ---de "La Alcahie"-. Y pasaron el Masacre.
y volvieron las otras noches. Los perros de las estancias
no ladraron. ¿Por qué? ¿Misterios? ¡Se llevaron todas las
resesl
-Ei diablo me paita!... ya no se pué viví!... no valió
matá hasta las negra preñál. .. Esto haitiano son má malo
que la misma desgracia!. .. Ya tengarno que dijno pa otro
lao... pa Santiago. donde se puea criá una vaca o un
marrano... Dipué de tanta bregat.. y las vacas se las lleván
toas!...
-Taita!... Taita! ... dice Ezequiel Míolán, cambiando el
cachimbo. al anochecer:
-Eta tierra ta amardecía... tengamo que dijnol... son
cosa e brujería\. .. Me dormí entre el corral... y no ladrán
lo perro\. ¡Virge!
CAPITULO XIV

Los corrales se vaciaban. El haitiano es el caminante de


la noche. Y el mejor guía es la brisa. Las narices de los
haitianos parecen oprimir la brisa para que les diga dónde
están los corrales. denunciados por el olor a estiércol, en la
noche. El mapa del robo opera en la noche mientras la brisa
es cómplice. Un abecedario de los olores. que lee esta raza
primitiva. "El Patú" era buen arreador de ganado para sus
hambres y la de sus hijos. que ahora están en Haití. del otro
lado de la raya. Tusent, su hijito. se estira de hambre. en el
lecho de hojas. desde que pasó "El Corte". "El Patú" duerme
de día: y de noche vuelve a la República Dominicana. Parecía
ensalmado el negro. Había ido a la Mole de San Nicolás a
ver un "bocó", especie de mago o de augur. El "bocó" matarla
al soldado que estuviera acechándolo a orillas del Masacre.
en los estrechos caminos donde sólo cabe una res o un
hombre. El "bocó" había dicho que el soldado moriria y el
ganado y "El Patú" llegarían vivos a Haití. "El Patú" aprendió
las canciones para la majada y el ensalmo para los soldados
que cuidaban el río internacional. 1 efectivamente. los
animales no se resistían. Ibanse tras él como a las piezas de
hierba plenas de pasto.
"El Patú". Lo llamó así el sargento Almonte, que había
espiado quince noches inútilmente. mientras aquel barría
quince corrales de estancieros. desde "La Guajaca", donde
había escopeta. hasta "Las Matas de Santa Cruz". donde
había puñales que tenían el "prestigio" de "El Corte": la
98 Freddy Prestol Castillo

sangre seca sobre la hoja vil, dejada expresamente, para


matar a Haití. Le decían "El Patú", por la marca que la
arena del río recogía de su pie. El pie del haitiano, como
el del ganado, es pata: y la de Hilarión era desmesurada.
Su huella en la arena era inconfundible. 1 sin embargo,
era inútil la ametralladora. ¡El ensalmo del "bocó"!
Cuando el río aplanchaba la arena para después bajar
arrulloso, parecía preparar una página para que el ladrón
estampara su huella. La arena era blanca y aplanchada,
como una sábana. Los ojos de los soldados espían. Nadie
pasa. Sopla la brisa. Ya es hora alta. Vienen unas nubes
como alas de pájaros negros y tapan la luna. En este instante,
"El Patú" acaba de pasar! Quedaron en ridículo rifles y
ametralladora! Buscan al pastor en los bosques cercanos,
nutIidos de soldados. Yava lejos. El ganado va arreado sobre
las tierras secas de Haití. Ahora la luna esplende clara, otra
vez, como para reírse de los soldados! El camino muestra la
huella mojada en agua del Masacre, un pequeño río
internacional que se vadea a pies. En la arena está el pie
desmesurado de Hilarión! Entonces lo acecharian al retorno.
Pero siempre, la luna. La oscurídad rara. 1un silencio donde
pueden oírse las cercanas abejas en los árboles. Otra vez el
ganado pasó fácilmente antes del amanecer. La res dejó la
huella cálida del excremento en las oríllas dominicanas del
río. 1 desapareció, como sombra. Como "El Patú". Ahora,
Haití calma su hambre. El "bocó! Trabaja bien!
Ya el viejo Fundador Flores estaba seco, como la ubre
de la última vaca. De ríco lugareño. Haití lo había puesto
en la última miseria. La barba gentil, de amo, ya era barba
mendiga. Aparecía bajo los mangos viejos en la antigua
estancia donde había ordeñado vacas t:. sargento
Tarragona, siendo niño. Ahora está el viejo viendo fenecer
la tarde fronteriza, que ya se va. como pájaro lejano...
Entra ya la noche. Aún sigue bajo los mangos viejos. Bajo
,r
EL M1\SACRE SE PASA A PIE 99

los mangos hay dos ojillos brillantes. como luciérnagas.


que lanzan odio hacia el confin de Haití. hacia el Oeste.
Los corrales están vacíos. "El Patú" dejó a la familia sin
leche y también sin vegetales. en la estancia donde el viejo.
noble y humanitario. escondía tantos haitianos para
evitarles la muerte en la mañana de "El Corte".
El viejo. como somnoliento. dice:
-Después de salvarlos. los puse en camino de Haití.
que comienza detrás de mi conuco... Pero no agradecen! ...
sólo saben robar... A mí. que me maten si me han de dejar
sin mis vacas!... Quizás Hilarión me las devolverá! Los
haitianos no nos dejan vivir... Siempre han sido ladrones:
pero ahora son más ladrones que nunca... Ah! "El Patú"!...
Ese es el que se lleva todas las vacas. Ayer se llevó todas
las vacas del vecino Mellizo...
1 "El Patú" continuó robando reses. Dejaba solamente
el estiércol de las reses en el río, y la marca del pie
desmesurado. inconfundible. "El Patú" era guía certero
en las noches oscuras. Entonces caminaba mejor que los
soldados con linternas.
Pero una vez el "bocó" parece que falló en el servicio.
Chago Díaz no erró en la puntería. porque esta vez la luna
favoreció a los que acechaban.
Fue dentro del corral de Mellizo Feliz. un estanciero
de "Santiago de la Cruz". El maizal. con su hojarasca alta
y verde. engañó a Hilarión. Chago lo esperó desde que
comenzó a oscurecer. No venía "El Patú". Habría de venirl
Su olfato no perdería ninguna majada. Pateaban las reses
produciendo un sonido como el de los mangos amarillos
al caer. La. madrugada hería con sus frios alfileres la dura
carne del Alcalde Pedáneo que mataría al ladrón que
robaba sus vacas y sus noches de sueño. Al fin apareció
"El Patú". Miraba con recelo. Husmeaba la brisa como los
100 Freddy Prestol Castillo

leopardos. Parecía hacer un esfuerzo por determinar el


olor del cuerpo de Chago, escondido detrás del maíz alto.
Husmeaba y caminaba con sigilo. Deteníase y volvía a
desandar. Entraba nuevamente. Al fin caminó hacia el
corral. Chago lo miraba. negro. muy negro. más negro
que los cuervos. Los dientes se veían blancos y quería ser
tan alto como el mango del corral. Chago Díaz apuntó. y
no falló la puntería, pues tiró a quemarropa.
El negro saltó muy alto. ¿guerría treparse hasta la
luna? Chago lo vio saltar más alto que el mango. según
contara. y en el aire gritó frases estruendosas, como los
"pericos", en patois -lengua del campesino de Haití-.
Llamaba al "bocó" de Limbé y cayó con estruendo. como
una enorme fruta desprendida de un árbol infernal. En la
brisa de la madrugada vagaban alaridos en patoís, una parla
que es puro alarido animal. invocando al "bocó" para que
matase a Chago. Pero Chago etá abrazado de la becerra
prieta que le queda más cerca, para que ella sea la que
muera cuando venga el maleficio del "bocó.....Tiembla Chago
bajo la luna clara como una lámpara eléctrica, mientras "El
Patú" lanza blanca espuma de la roja boca. Pero Chago
continúa abrazado de la becerra, que muge tristemente.
porque "el bocó no tardará en llegar".
Con el disparo despertó el caserío y llegaron vecinos.
Los hombres fueron en busca del Capitán, a Loma de
Cabrera. para identificar al ladrón mágico que está muerto
entre el maizal. Cuando regresaron, ya "El Patú" se había
fugado y la becerra prieta seguía mugiendo y pataleando
entre el corral porque el "becó" despertó y trataba de matar
la becerra. pues Chago la había abrazado. Patalea la
becerra mientras le dan naranja agria exprimida en los
belfos y rezan los peones bajo la última luz de la luna.
Vuelve a gritar la becerra. 1 "El Patú" se ha ido. La
empalizada está rota, porque la destruyó al correr.
EL MASACRE SE PASA A PIE 101

Entonces se inició la búsqueda. "El Patú" apareció al fín,


a orillas del Masacre. casi al vadear el río. En aquel
momento todas las reses mugían con temor. Estaban
nerviosas como los vecinos. ¿Volvería "El Patú"?
Después que llegó el Sargento. miraba hacia las lomas
de Haití y decía:
-A esta gente hay que quemarla como la mala yeiba
del eunuco! ... ¡ojala que ei gobiejno me ordene quemájata
"El Príncipe". en la Capitai de Haití. Tengamo que mandá
en Harti para que se acabe esta sínvergüenzálj. Aquí to el
mundo tá acabao... no se pué criá... no se pué vivíl! Los
maldito negro se lo llevan tó de noche!... 1 eso que no le
hemo repetao ni las mujeresl Mala yeiba!... hay que
arrancaila pa que no retoñe!...
Haití: significa hambre. El hambre no sabe de límites.
"El Patú" y sus hermanos seguirán caminando de noche.
La noche de la frontera es la única oportunidad para que
Haití coma. Tierra castigada: seca. deslavazada en la
montaña. En el llano apañada por la campaña exótica,
cómplice de los negros finos que se criaron en París,
hermanos de Hílaríón, "El Patú".
CAPITULO XV

Después de "El Patú", las reses las robaban otros


tantos como él. De noche hay ladrones, reses, puñaladas
y gritos. En el día el sol muestra una soledad terrible y los
hombres están bajo el fuego de la calentura eterna de la
brisa, que tiñe de cobre o afirma el ébano. Entonces, hay
silencio, un silencio aplastante.
Los negros están realizando su robo, lo que equivale a
decir que sacian su hambre y asumen su martirio: roban
de noche. Son como los "cocuyos" -unas luciérnagas del
Trópico- que alumbran en las noches. Sus ojos no
necesitan faroles o linternas. como los "guardias", que
los persiguen inútilmente.


• •
La becerrada venía de "Las Matas de Santa Cruz",
donde el ladrón clavó cruces sobre cerros. Fueron inútiles
los rifles de los hacendados y los perros de todos los hatos
sufrieron el ensalmo del "bocó" de la Mole de San Nicolás.
En la sabana de "Doña Maria" se desuella la res. El
negro corta a tientas -raro sastre de la noche- y no
yerra ni puñaladas ni cortes sobre el ganado. Los soldados
estarán a esta hora rondando el Masacre y Albert Loui
saja la vaca vieja o la becerra color de azabache. Destripa
104 Freddy Presto! Castillo

rápidamente, pues su derecho sobre la vaca tiene por


límite el tiempo en que el sol duerme, mientras las nubes
tapan el ojo delator de la luna.
A veces se detiene Albert y husmea la brisa, como el
perseguido y piensa que a sus hijos los dejó con hambre
en Haiti. Ahora no sabe si lo matarán a él. Los puñales de
los presos son tajantes. Después, cortan la cabeza de los
ladrones y la tiran del otro lado del río, para escarmiento
de Haití. Albert Loui saja con presteza, que ya el sol se va.
Hace frío esta noche, pero él no lo siente. El, está frío. El,
es un muerto! Eso lo sabe Albert Loui. Está trabajando la
becerra prieta que arreó de un hato, al amanecer. Sus
hijos le esperarán en el río. Quizás llegue con vida... pero
nó! El, es ya un muerto! Maldito pensamiento ¿Por qué él
se cree un muerto? Vuelve a husmear.
¿Vendrán? .. 1mira, silente y suplicante, a la oscuridad
y a la inmensa sabana. "Faím" "Faírn"! Hambre! Hambre!
Los negros pagaban caro la carne. Pagaban con carne
de negros. Los "charnpetres" -policías rurales de Haití-
no dejarían entrar a aquel país las reses robadas. Al ladrón
lo castigan con palizas, con largos encierros, sin darle un
mendrugo. A veces lo cuelgan en alguna aldea lejana donde
el "charnpetre", mestizo, tiene odio a los negros, "raza
bastarda", según los mulatos de Haití. En Haití hay
hambre y odio de raza. Los mulatos que estudiaron en
París, o que apañaron los latifundios, miran con odio a
sus hermanos, la raza de ébano que quedó sin tierra y
que roba eternamente al Santo Domingo aledaño al río
Masacre. Los "champetres", a veces, queman a los
ladrones. Hay mútilos de los dedos, del fuego de los
"champetres". Si Alberto Loui llega a Haití con las reses
vivas, tal vez lo matará el "champetre", su hermano de
raza. Después hará transacciones el "champetre" con los
propietarios dominicanos, para devolverles el ganado que
EL MASACRE SE PASA A PIE 105

robó Albert Louí -un muerto más. Albert Louí ya es un


muerto! y por eso no siente el frío de la noche en la inmensa
sabana. Ahora está degollado! El! Junto a la becerra
azabache que acababa de desollar. Los puñales surgen
del seno de la noche. Como los luceros. Como los perros
hambrientos. Inesperadamente. Quedará insepulto Albert,
hasta que lo destruyan el sol. la lluvia. el viento. ¿Qué
será de los pequeños hijos de Albert? Todavía le aguardan
a orillas del Masacre. Amanecerá y Albert no aparecerá.
¿Ha muerto? .. No lo saben. Tampoco tienen a quién
preguntarle. Permanecerán aún en el juncal del río.
escondidos. como los perros sarnosos de Haití.
CAPITULO XVI

Ahora, el Capitán exigía enterrar los muertos, aunque


nadie quería hacerlo; o bien, ocultarlos bajo algún bosque,
lejos de la vista de los caminantes. Estos eran los ardides
de la "higiene histórica" que limpiaba el suelo de la
República Dominicana de un bicho advenedizo.
-¡Vamos a enterrarlos! ¡Es mejor!, decía un soldado.
-¡Lo enterrará usté si es que le gusta!... que ¿yo? Ni
cavo siquiera el hoyo para haitianos. Mis manos puén
joyá para enterrá un ratón podrío, pero para enterrá
haitiano?... ¡me las corto, mejor! ¡El haitiano sólo sirve pa
robá! ... y al ladrón hay que degollarlo y dejárselo a los
otro ladrone, que son lo perro y los puerco... o mejor, darle
candela, pa que se vaya la peste! ...
Hablaba así un soldado alto, el raso Angeles, un
muchachón de la Línea, nativo del paraje de "Santiago de
la Cruz", a cuyo abuelo, el viejo Saínt-Hílaíre, de origen
francés, habían hecho prácticamente mendigo los ladrones
haitianos. El mocetón hablaba recordando las noches de
insomnio, cuidando el "conuco" y las reses. La langosta
negra arrasaba en las noches los plantíos de yuca y de
maíz. Los ladrones cargaban con todo. Entonces acertaba
a bramar a lo lejos el toro motón, el más querido de la
casa, tal como si avísara que iban los ladrones hacia él.
Alguna vez se asustaban las gallinas de Guinea y los
obesos cerdos amarrados bajo los naranjos. Todo había
108 Freddy Prestol Castillo

sido sustraído. Hasta las últimas vacas de leche de la Gasa


del anciano. Luego en las mañanas los peones traían la
trágica muestra: restos de ganados queridos. descuartizados
y abandonados en la sabana, porque, parece. al ladrón 10
había sorprendido el día y hubo de abandonar el botín
descuartizado. El viejo temblaba. fumando. nervioso. su
cachimbo. la vieja pipa de barro que guardaba como recuerdo
de sus mejores días. Había sido robado y descuartizado el
toro motón: un hijo de la familia. Toda la familia lloraba.
Otro día fue la vaca "Carmelita". La misma historia de robo
y abandono en las sabanas. Entonces el viejo calló y sólo
miraba hacia Haití, con ánimo de quemar toda aquella tierra
maldita y a todos aquellos hombres, que no son hombres
¡porque son meros ladrones! Azules ojos de abuelo Saínt-
Hilaire y azules lomas de Haití, distantes. En los ojos del
viejo había fuego. Y al siguiente día abuelo Saínt-Hílaíre
amaneció muerto. Debió matarlo la pena del robo de la vaca
"Carmelita". que había criado a los nietos con su leche
mañanera.
Todo esto venía al pensamiento del nieto. el soldado
Angeles, que se negaba a enterrar haitianos.

*
• •
En la sabana se procede al entierro o a la quema de
negros. De allá llega. desesperado, a su rancho de Dajabón,
Yusén, el negro hojalatero. marido de Morgenía, la
dominicana, que ha dado a Yusén prole larga que sólo
hablaba "patoís"... ¿Cómo se ha salvado este hombre? .. es
puro milagro! Yusén gritaba, bañado en sangre -una oreja
menos, sangrante-s:
-Bon Dieu! Bon Dieu! Cela debacle! Debacle!
Morgenia, vá pa Haití, plont!
EL MASACRE SE PASA A PIE 109

Mientras recogían. huyendo. los pobres bártulos. hacía


la historia. Escapó en la sabana al filo del machete de
Ramoncito "Come Burro". el presidiario que le odiaba porque
no le prestó su caballo antes del "Corte". Mientras Yusén
está en la sabana enterrando a sus hermanos de raza.
cremando los más. por orden de los soldados. el presidiario
"Come Burro" recuerda la negativa del caballo. "Come Burro"
también ha recibido en "El Corte" el mote de "Come Gente";
tal su capacidad de matar. La afilada hoja del machete rasga
el aire para decapitar a Yusén. Es diestro el "Come Burro".
o mejor. el "Come Gente". Salta la oreja derecha. porque el
golpe. dirigido a la misma cabeza. lo sesgó Yusén con
rapidísimo giro y en lugar de un occipital tajado. la sabana
gana una oreja que ahora se confunde con tantos otros
miembros tajados. mientras Yusén salta pirámides de
cadáveres que arden; esquiva otros "tiros" de sables y
garrotes. aunque algunos palos le alcanzan el recio tórax.
Mas resiste. mientras en su fuga discute con el viento. para
llegar a Dajabón como un animal sin casta. La casta será
"El Corte": la guillotina. Guillotina de sabana y de loma. De
noche y de día. Sentencia de muerte. Sin apelación. Así
también eran las sentencias de Toussaint y Dessalines. La
carnicería de esta sabana de "Juan Calvo" recuerda la frase
de aquel jerarca haitiano. dirigida a los habitantes de Santo
Domingo: "Los perseguiré hasta en las montañas. como
animales montaraces". Esto acontece en este sacrificio
bárbaro de donde ha logrado escapar Yusén, el buen negro.
que había unido su sangre a la de la negra dominicana de
Dajabón. Creía Morgenia que Yusén manaba más sangre
que aguas el Masacre. esa mañana. Se desespera. Gritan
los hijos. Se alarma el vecindario. que no tenía idea exacta
de cuanto estaba pasando en parajes remotos. Yusén piensa:
"Los guardias están al venir. Vendrán por mi. A matarme.
Debo vivir". Sale al patio. Toma emplasto seco de boñiga de
su vaca y hace el vendaje que paraliza la hemorragia. Su
110 Freddy Prestol Castillo

cabeza tiene una oreja menos. Pero a salvar la vida! ¿Hacia'


dónde? .. Hacia Haití! A pasar el Masacre: Ahl no recordabal
Hace 30 años que salió de Haití y allá no tiene conocidos!
El, es dominicano!... Sí, pero debe ir a Haití, aun a morir...
al fin, Haití es su patria. A salvar sus hijos y a Morgenía, su
mujer. La mujer ha arreglado atados de ropa a todo correr.
Yusén no sabé qué llevar consigo a Haití. Su debilidad le
entorpece. Hace esfuerzos.
¿Qué tomará? .. Ahí está su chiva!... hace dos días
que no come, desde que él salió... los gatos tristes, buenos.
El perro Michel, flaco, pero bueno, dormilón. No los debe
dejar! Las hamacas, los catres de los mocosos, las vasijas
del menester. Salta luego al corralillo y apresa la mulita
flaca -la única- comprada en un remate. Dejará las dos
vaquitas de los niños, en la finca de don Chepe. Este es
un noble señor, anciano, antiguo general. Don Chepe se
las cuidará. Y quizás las pueda volver a buscar. O tal vez
se las lleve el capitán "Ventarrón", para su estancia, en
Mao ... Todo esto lo piensa a la velocidad de la luz el negro
Yusén, con una oreja menos y cagajón de ganado como
venda. ¿Vendrán los soldados? .. El debe seguir vivo, para
Morgenia y sus hijos. Y se van. Se van a Haití, es decir, se
van al país desconocido. Al cruzar el Masacre, respira la
pobre familia. Mientras camina ya en tierra haitiana Yusén
Nataniel recuerda a Ramoncito "Come Gente". ¡Todos los
dominicanos no son asíl, "los dominicanos son buenos"!
Y, según supo, el abuelo del capitán "Ventarrón" era
también un negro de Haití!... Entonces ¿por qué el Capitán,
cuyo abuelo fue también un negro, ha ordenado matar a
todos los negros haitianos? .. Mientras piensa acucia a la
mulilla adquirida en el remate de la Alcaldía unos días
.antes. Es la salvación. El Masacre quedó atrás, con las
huellas de los cascos de la nerviosa mulilla que, en aquel
momento, recordaba el capítulo de José y María con el
burro. bajo la persecución romana. Atrás quedaron las
EL MASACRE SE PASA A PIE
!
111

gruesas "javíllas" -árboles frondosos, que están a oríllas


del Masacre-. Sigue Yusén, bajo el sol, la amarilla senda
del camino que ha de llevarlo al pueblo de "Juana Méndez",
donde no conoce a nadie. Lo afecta la sentencia que dictó
un señor todopoderoso en la capital de mi país. Este
ordenó: "Mueran todos los haítíanost" Como deshacer una
jugada de soldaditos de plomo!


• •
-¡Estamos cobrándoles!-
Así me decía don David, el repartidor de las tierras,
riendo plácidamente con su boca desdentada donde viaja
el cigarro de comisura a comisura como un péndulo.
-No me hable de humanidad ni de yerbas de
academia!. .. Estamos cobrándoles! Es una deuda vieja!
Hace un siglo estos mismos negros desangraron al pueblo
dominicano, degollando hasta en las iglesias! ... ¡Estamos
cobrándoles!
y miraba con odio sobre las montañas verdes, las
montañas azules, las montañas estrujadas de Haití.
En la tarde, que ya se vestía de estrellas, escuchábanse
los alaridos de una cercana jauría de perros.
-Oígalosl... son perros. Están comiéndose a sus
dueños... lo mejor que hacen!, para acabar de una vez
con esta porquería de haitianos.-
Miré a los lejos. borrosamente, desde el altozano donde
estábamos. Hacia un punto corrían los flacos perros,
secos, de largos dientes, afilados en el mismo ayuno largo
del amo haitiano. Dos hambres: la del perro y la del dueño
del perro, acaso muerto ya en las sabanas dominicanas.
112 Freddy Prestol Castillo

El perro se irá luego. Pero volverá después a vadear el río.


Va a los lugares por donde pasó la matanza. Allí debe .
quedar algo, todavía. El perro está entonces satisfecho,
como el capitán "Ventarrón".
Ir y venir del perro flaco, en la caminata del hambre,
como los haitianos. A pesar del horror de la noche. ¿Para
qué vuelve? Para vivir. O tal vez para morir! Todo es de noche.
Cada noche es una partida de naipes. Si matan al hombre,
que va hambriento. ¿quién 10 sabe? .. ¿quién 10 denuncia?
Los muertos de esta vorágine no tienen nombre. Ni siquiera
cifra como en el presidio. Si nuestras mulas chocan en el
camino con un cadáver, pararemos las mulas y enterraremos
a ese hombre. ¿Cuál hombre? El muerto no seria "hombre",
para don David. Era, "un haitiano... Nada más que un
haitiano"... Mientras esperábamos bajo los árboles, don
David cambiaba el cigarro de comisura a comisura. Lo veía
tenebroso, con el pedacito de luna que asomaba.
Frente a aquél hombre fantasmal, en el momento en
que se apagaba la tarde, yo descendía a las emociones de la
infancia. Flaco. fuerte. anguloso, un tanto achinado, orlado
de balas y puñales, don David me hacía evocar aquellos
espantables personajes que el aya susurraba a mis oídos
para obligarme a dormir, en mi niñez. A medida que se
apagaba la tarde en aquella montaña, don David me parecía
un demonio. Un demonio del desierto. I su risa sardónica.
con que él puntualizaba sus historias de matanzas, se
apagaba en la noche, al final de cada relato, como un sonido
acuoso de remos en un agua profunda y tenebrosa. En aquel
instante había vuelto yo a la delirante vida de la infancia,
llena de duendes, trasgos y personajes misteriosos.
Entre tanto, la noche aplastaba -nos aplastaba a
todos, a mí especialmente-. La noche anulaba, pintaba
de negro. Como el destino de Haiti. Con el color de Haití.
CAPITULO XVII

Dajabón. El caserío estaba desierto. Había miedo.


ausencia de noticias y temores. Una discreción medrosa.
Nadie se atrevía a hablar. El Capitán. en tanto. ebrio. El
Capitán bebía. bebía. otra vez bebía. A cada rato. en la
taberna. le llegaban mensajes. las "informaciones" de los
"servicios". Además de los detalles numérícos de víctimas.
los mensajes informaban acerca del número de reses
rescatadas. Entonces reíay se caía de las comisuras labiales
una saliva parda. al tiempo que su rostro tomaba un color
espectral como el de los cadáveres. Al reír parecía un diablo.
El pensaba en su hato. de Mao. La yerba. verdecita. Y las
reses. incontables. gaje de la vorágine. Culminación de su
sueño de propietario. Lo decía bajo el alcohol. El también
había sido pobre. "El Corte" lo había enriquecido.


• •
En la taberna no hay hora. No hay límite en esta tierra
ni para el alcohol ni para la muerte. "Ventarrón" está
rodeado de acólitos que siempre aplauden sus palabras y
gracejos. A veces. ebrio. ha pescozeado a alguno. Nadie
protesta. Algunos propietarios. hombres de cierta categoría.
acompañan al Capitán aun maldiciendo interiormente el
vejamen de pasar una noche entera en el garito. entre
borrachos profesionales. bajo luz mortecina de kerosene.
114 Freddy Presto} Cast1llo

porque en la aldea aún no han instalado la corriente


eléctrica.
¿A qué teme el capitán "Ventarrón"? Quizás piensa en
un ataque de armas haitianas. "Ventarrón" es criminal y
cobarde. Por eso bebe. sin límite. Ninguno de los de su
mesa. en la taberna. podría levantarse. Tampoco ninguno
puede fumar sino tabaco de VIrginia. porque el Capitán,
que había nacido en una barraca, en un barrio miserable
en Santo Domingo. no soporta ahora otro olor de tabaco.
Enverdad. el Capitánes un sertrans-formado. Los galones
han obrado ese milagro. Por eso él ahora aspira a casarse
conuna bella muchacha de Gazcue. Todo esto es celebrado
como genialidad entre borrachos. El Capitán bebe. como
brindando por el Dios del Corte. el ídolo de la matanza. Un
hatero obeso. con humildad de perro. le acompaña y
devuelve sonrisas por pescozadas. ¡Cosas del Capitán! Al
mismo tiempo tragan "Barbancourt Cinco Estrellas". El
Capitán sólo toma el"Cinco Estrellas". y lo trae. por cajas.
desde el pueblo haitiano de "Juana Méndez", o sea. de
contrabando. Ningún aduanero osaría tomar cuentas al
Capitán. En la noche de la taberna. está don Lauterío, un
comerciante cuya profesión es la de intennediario en las
compras de café de Restauración -excelente grano. cuyo
precio quintuplica don Lauterio y cuyos proveedores
también han muerto en "El Corte". Don Lauterío. sin
embargo, sonríe. con una sonrisa tallada en latón. como
esos antifaces de carnaval. ¡Hay que salvar la pelleja con
el Capitán! Yhay que esperar toda la noche. en la taberna.
hastaque él decida abandonarla. casi siempreal comenzar
el otro día. Don Lauterio recuerda sus negocios. y sus
pesas. amañadas. para engañar. ¡Es el negocio! Pero.
¿ahora?... ¡Sin negros de Haití!... ¿Se caerán las uvas en
las lomas? .. ¿Se perderá el café de Restauración?
Don Lauterío, quien afirma que no hace falta escuelas
EL MASACRE SE PASA A PIE 115

"porque su abuelo no conocía la "O" y murió "rico". piensa.


sin embargo, que hacen falta los haitianos. Pero calla, y
sigue manso y sonriente mientras prosigue la noche con
un caminar lento, lento, como el de los quelonios.
Terrible soledad de Dajabón. Se percibe el ulular del
viento en las frondas; suenan copas; hay frases de sintaxis
alcohólica y un denso olor a cigarrillo rubio, de Vírgínía,
el que fuma el Capitán. A veces el Capitán dormita,
mientras los demás callan. Súbito despierta. cuando en
sus dedos se deshace el cigarrillo encendido.
Entre tanto, sólo hay calma. No vienen haitianos
vengadores. Acaso volverán perros mendigos, como sus
amos, refugiados en "El Cabo" o en "Juana Méndez". El
Masacre sigue corriendo, casi sin sonar de guija. Río
estrepitoso en sus cascadas de "La Garrapata" y "Loma
de Cabrera", pasa cauto, como otro haitiano, frente al
fortín dominicano. ¿Teme? El río sigue callado, hasta el
Atlántico.
CAPITULO XVIII

La angustia que poma temblores en los labios color


tabaco de don Sebusto, producía lágrima viva en el úníco
ojo de Francisco Seijas, un estanciero fronterizo, en el
paraje de "Santiago de la Cruz". "El Corte" -la masacre-
derrumbaba las columnas del templo de este patroncito.
Cuando el español de la Conquista de la Isla de Santo
Domingo caminó por las secas tierras que fueron Provincia
de Monte Crístí, fundó como buen castellano en dos
lugares que evocaban la topografía de sus tierras solares
en la Península: una fundación en "Partido" y otra en
"Santiago de la Cruz", Dos pobladillos de España. Todavía
parecen querencias españolas. Cuando se llega a "Partido"
o a "Santiago de la Cruz" se advierte de inmediato la
vigencia de las cosas españolas. en pleno litoral de la
frontera y pese al contacto con Haití.
La vista corre hasta fatigarse sobre la larga sabana.
Así debió ocurrirle al español cuando aquellas tierras eran
pisadas por sus mulas en la Conquista. Desde los llanos
trae el caminante caído el espíritu, fatigado de la calidez
africana del llano de Dajabón. La ruta de caliche sigue,
sigue y deja atrás a "Juan Calvo", Se levanta en collados
ligeros mientras la ascensión progresa, Parece que el
viajero va a mirar mejor las estrellas, mientras desaparece
el gris y surge un verde promisor. La brisa parece una
caricia de seda y finalmente esta el fresco de las
eminencias. La ruta. un camino construído por el
118 Freddy Prestol Castillo

Gobierno. se puebla de estancias de ambos lados. Las


casas aparecen entre penachos de cocoteros.
El viajero ha salido del suplicio de la sabana.
Gente blanca en aquella tierra de negros. Por frente al
pobladillo pasaban o retornaban las tropas en las antiguas
revoluciones que estremecieron a Santo Domingo durante
años. Los viejos criadores compraban seguridad. pagando
con reses a los jefes de tropa. que debían alimentar las
montoneras. Estos patroncitos producían reses y alcohol.
Era la producción de los haitianos que cultivaban los
cañaverales y las estancias. En este poblado también vive
el otro hermano de Francisco Seíjas, Juanico. También
tiene ron y vacas.
Los dos hateros blancos ven pasar el acontecimiento y
no aciertan a explicárselo. Ayer había revoluciones. pero
hoyes más tremendo el problema. En "Santiago de la Cruz"
todo está como paralizado. aun la brisa entre los pinos. El
historial de estas vidas es el mismo que el de los otros hateros:
una propiedad feudal y rústica. Labranza. vaca. cañamelar.
en las mismas lindes de Haiti. La caña se cultiva fácilmente.
mediante los negros. Después la labor la culminan los
caballejos flacos y el trapiche. que trabajan bajo sol y lunas.
Del "guarapo" -savia de la caña azucarera- se fabrica el
alcohol. En estas lejanías, don Francisco no paga impuestos.
Es fácil violar las leyes impositivas. La frontera está cerca: -
en su patio-. Hay veces que la vaca de don Francisco pace
las gramas de la sabana de Haití.
Sus vacas regresan por la tarde. Tiene suerte. Pero
otras veces "se quedan". Por el patio de don Francisco.
que linda con la República de Haití. vienen las sedas y los
doblones. producto de la venta ilícita. El piensa: "Allá los
Gobiernos! Esta es mi casa. esta es mi tierra". Y como
buen Maquíavelo, le ofrece comida a las tropas -del
EL MASACRE SE PASA A PIE 119

Gobierno o de la revolución -es lo mismo- que pasan


por su puerta.
Su ftlosofía es: "Estar bíén con todos. especialmente
con el que manda". Seco. menudo de carnes. ligeramente
giboso, hociquillo alargado, como el de las ratas. lleva un
ojo tuerto que él oculta tras gafas negras. Don Francisco
es un alma doble. Habilidoso, utilitarista, simulador.
-Los Gobiernos... allá...
Cuando habla, mira al corral y calcula cuántas
becerras dará. de esas, a los jefes de tropas que pasan a
matarse en el Cerro de "Las Mercedes" o en cualquier otro
matadero de aquellos lejanos sitios. Los gobiernos allá: El
sabe cómo se compra inmunidad! Al fin, la frontera está
en su patio y en su patio no hay aduanas. No hay para
qué contar las horas de trabajo de estos peones! Después
del sol, las brasas del horno del trapiche tiñen de rojo el
rostro de BereIÚS Mandiá y Samuel Dass. viejos capataces.
indiferentes ya. en años. al frío de la madrugada, mientras
vigilan la miel hasta que "esté en punto" para trasegar.
Así se transforma la caña. que había estado en el campo,
esperando reducida lluvia para terminar luego en alcohol.
Después el producto va a Haití.
En todo ese proceso la tierra ha estado oyendo
canciones en "creole" y órdenes de don Francisco, también
en "creole",
En esta vida -la de don Francisco es un signo- la
República Dominicana no pasa de dos vanas palabras.
"República" "Dominicana": No la conoce nadie. Aquí sólo
se escucha el francés pedestre de Haití, y cada día es igual
al anterior. Días sucesivos de producción rústica: más
frutas -mangos, aguacates. sembrados por los negros-
más becerros y más cabras, también críados porellos para
120 Freddy Prestol Castillo

don Francisco. Y también más negros, hijos de haitianos,


que apenas oyen el español.
Aunque había robos, éstos no le preocupaban. Don
Francisco sabe que "él gana siempre", con el bajo salarío,
que paga a los trabajadores. Cuando le avisaban que faltaba
una becerra. chillaba para simular protesta. ¡El sabía quién
era el ladrón y quizás dónde estaba la vaca!. .. Acaso el
ladrón era Samuel. el del horno, que trabaja callado toda
la noche y en cuyas manos faltan varios dedos que se tragó
el trapiche de don Francisco. Samuel, que no conoce la
palabra "salario", que no exige nada, luego se roba un
becerro de don Francisco! Pero él necesita a Samuel. El
patrón decía: "Mejor es perder una res que a un esclavo
que está siempre a mi servicio"...
Por aquí también ha pasado "El Corte" y don Francisco
lo vio todo, callado. Sin protestar. El sabe: En Santo
Domingo está prohibido protestar. Ni siquiera por los
chillidos de Natalí, el negro más viejo, que le avisó "El
Corte", la matanza. entre sus corrales. Natalí gritaba como
marrano en Pascua. Don Francisco lo vio todo, callado.
Como Natalí cayeron todos sus trabajadores. Seguía
callado don Francisco, que conserva buenas relaciones
con los "jefes" militares que suelen descansar y tomar
whisky en su casa, servidos por sus dos bellas hijas, en
estado de merecer. Las dos muchachas tienen el mismo
pensamiento: Desean pescar algún oficial de las Fuerzas
Armadas dominicanas. ¡Un Capitán! No importa que sea
feo o viejo. Pero. un Capitán!. ..
El viejo Seijas había criticado y maldicho al Gobierno.
"criminal". Pero cuando llegaba la ronda a su casa, él
hablaría mal de los haitianos. "No se puede vivir. Todo lo
roban! ¡Son unos perros! ..;" decía el aguzado don
Francisco.
EL MASACRE SE PASA A PIE 121

Después repetía:
-Lo mejor que ha hecho el Gobierno es botarlo a
todos... Son perros! Y más ladrones que los gatos! A mí
me han acabao! Me han robao tó los animales... Este es
un Gobiernazo! Viva el General!...
Así. él satisface a la tropa que pasa: con atenciones y
con mentiras. El teniente. un matón. con cualquier
nombre. recuerda después la sonrisa de alguna de las hijas
de don Francisco. "Ese viejo ... es un gran hombre!. .. Muy
amigo del gobierno!"... (Por su parte. la muchacha queda
prendada de las barras del militar).
Don Francisco mira a lo lejos. advierte que ya se ha
ido la visita militar. y cree que ya puede hablar. para
desfogar su angustia:
-Ya no se puede traer seda!... la misma sal criolla es
mala. de minas insalubres y con un impuesto y más
impuesto!. .. Yo. que estaba tan acostumbrado a esas cosas
de Haití... Yahora... Maldito Gobierno!... debían tumbarlo!
pero ¿es que ya no hay "machos". en este país?... Y tener
que ir a todas partes. a las reuniones de autoridades de
esta nueva Provincia. que para nada nos sirve. y aplaudir
el nombre del General y hallarlo todo bueno!... Los hombres
de trabajo no pueden vivir!...
Y ahora mira hacia las plantaciones. escocidas por el
estío. Estío de la Línea. abrasador. ¿Quién arará la tierra?
Nadie! Se poblará de "cambrón"!... Y cómo se vive aquí? ..
Piensa en las muchachas. Ojalá que hallen pronto un
capitán o un teniente. Es la solución.
"Esto se acabó". Las mismas palabras de Rafael García,
de don tauteno y de doña Francína, en Dajabon,
- "Al fin me iré... Y le dejaré esta tíerra al Diablo!".
122 Freddy Presto1 Castillo

Pero en aquel momento llegaba a su puerta el automóvil


del Capitán. Don Francisco se transformó, como un actor.
Estalló en una sonrisa que era pura mueca macabra.
-Pase Capitán!. .. que aquí todavía aparece un trago.
para usté!... •
El Capitán venía ebrío, tambaleándose. Apenas alcanzó
la mecedora. De inmediato comenzó a roncar.
Don Francisco sólo decía:
-Tan buen hombre!. .. tan buen hombre! Y 10 miraba
como a un bicho repugnante y peligroso. Después se alejó
y. ya dentro del dormítorío, rezongó en voz baja:
-Debía morirse! ¿Es que no hay santos en el cielo?
y con su único ojo miraba el amplio cielo estrellado
que captaba desde su ventana.
CAPITULO XIX

Manuel Robert, Antolín, Ramoncito "Come Burro", Chepe


Lorenzo y Loreto de la Cruz. estaban transformados, El peso
del crimen. Manuel especialmente. Estaba loco. Había
olvidado a sus hijos flacuchos. comidos de fiebre. prez del
Masacre. Había oMdado a Ramona, la mujer. que estaba
encinta. Había oMdado la "tumba" en las tierras prietas de
Juanico Rivas. Corría aquí y allí. Puro CalíguIa de los llanos
que usaba todas las armas. usando sus fuerzas para
destruir. sus brazos hechos al trabajo. para curar los
becerros. pues él era el mejor médico para los animales en
el llano. Con su afilado cuchillo hacía operaciones dificiles y
jamás perdía la "mancorna". Ha matado viejos conocidos.
que ahora no conoce. Vagan sus ojos. La tropa lo había
alentado con frases burdas y tragos conidos.
-Adelante. compadre Manuelt... Pa acabá de una vé
la "tala" de estos monte maligno... y no se apure. que
después de ésto. usté va a "la Guaidia" (el ejército)
derechito... y tal vé de Teniente!... Muchacho. otro trago!...
y viva el Generail ...
Aunque está loco. Manuel como que percibe el sabor de
la promisora oferta. El ejército... El ejércitol 'Teniente". nada
menos... El supone que los tenientes consiguen mucho
dinero... Tenientel El fetiche surte su efecto: "Teníente!"
Uno le decía:
-Compadre Manuel... no se afloje!... que nosotro semo
124 Freddy Prestol Castillo

dominicano y er Generai nos va a ayudá... Uté va de


Teniente y yo sor casi Capitán... Pa acabá con esta
tristeza... que siempre tamo "fallo".
Circo amplio. la sabana. La sabana roja.


• •
Los hijos de Manuel, en tanto, pobrecíllos, pasaban
hambre. ¿Dónde está "taita"? preguntaban. La mujer
enferma, cercana del parto; los fogones de la cocina
apagados; la abuela víejísíma, hablando sola. Y las yaguas
del techo del rancho llenas de agujeros, que apenas
detenían el agua aquellos aguaceros que cayeron en
Dajabón esos días, después de un año de sequía. Pobre
casa de Manuel Robert, hombre bueno, que sólo araba la
tierra y que ahora es una pantera alcoholizada!... ¿Por
qué? ¿Por qué hace eso? .. El no 10 sabe.
Parece una tórtola la casucha parda de Manuel, alIado
del bohío del haitiano Atis, que pudo huir hacia Haití. El
paraje de Manuel, bajo el frondoso árbol de "chachá" está
lleno de oMdo y de hambres. Todos miran hacia la sabana.
¡Noven nada! El salió por allí. Pero "taita" no ha vuelto, con
las pocas yucas del conuco para los desnudos! "¿Dónde está
taita?"... repetían los niños mientras la madre dormitaba.
Sueño de hambre y abandono. 1esto, es "El Corte" .


• •
Pero... aquel negro...
Manuel quiere como despertar dentro de la bruma
alcohólica. ¿No será Mandín, el muchacho haitiano que
EL MASACRE SE PASA A PIE 125

lo ayudaba en el ordeño. en la estancia de Puzzo, el patrón


italiano. en la finca ribereña al río ... Ah... sí!... pero ya
está muerto!... ¿Quién lo habrá matado? .. y se queda
como un idiota que quisiera llorar. ¿Por qué quieren salir
lágrimas, ahora a Manuel Robert? ..
Entonces echaba a correr. sin rumbo. ¿Dónde estaba
él?
Barca de sueños grises -el licor- del más malo. que
trae la tropa del almacén del haitiano Theofil, el
comerciante.
Manuel tiembla pero se repone. porque el cabo
Encarnación Reyes lo alienta. ¿Por qué ese hombre le
hablaba así? ¿Por qué él temía a ese hombre?.. El.
Manuel un valiente!...
Pero es cierto que el Cabo lo domina, con sus palabras
instigadoras:
-EL.. compadre Manuei!... cuidado si se afloja!. ..
Entonces retomaba la fiera del alcohol.
Los otros civiles. los "reservistas". como les llaman.
campesinos uncidos al crimen. pugnan con Manuel. Es
que desean figurar en la lista del Capitán. ¿Qué desean
estos hombres? ..
-Aunque sea como "raso..... pero yo tengo que
engancharme en la Guaidia!
El cabo Reyes, que conoce la historia de Manuel, trata
de alentarlo con otras palabras:
-Recuérdese. ManueL.. a su "taita" lo acabán ésto
negro!... lo deján encuero! Su páí murió como Jesucristo,
encuero! por estos negros...
Manuel recuerda, ya fatigado. Pero no puede más. Es
126 Freddy Prestol Castillo

verdad. pero ya no puede más. Ha despertado! ¿Quién es


él? El es otro hombre. El es un producto del "Corte".
Manuel no se conoce. 1 entonces. recuerda el rancho. los
hijos sin pan y la mujer encinta. 1 parece un muerto.


• •
El viejo Robert había llegado a las llanuras de Dajabón
como la hoja que vaga a merced de las brisas: Un Simbad
del comercio a quien el azar cambió el paisaje marino de
las Islas Vírgenes por el amplio espacio de la sabana de
Dajabón, Le aconteció como al danés señor Broberg. En
lugar de peces. los ganados. Trabajó con suerte. Inició la
brega como barrendero en la casa italiana de Fabbale,
que mercaba sedas y sal. al tiempo que especulaba en
ganado con los compradores del Cibao y de la capital. El
peón Robert ahorraba los cobres. que eran de Haití. porque
en la aldea no corría la moneda de la República
Dominicana. sino excepcionalmente. al paso de algún
viajero. Días y soles y abstinencias y los "gouls" -moneda
de Haití- aumentaban la pila de los ahorros. Al final
compró unas cuantas reses en "Partido" y las vendió a los
compradores. Mucho trabajo. pero engrosaba el ahorro.
Con los años. se emancipó al fin.
Puso entonces los pies en la riqueza de las yerbas de
un hato en "Doña Maria" cuyo verde se tiñó como un
mosaico mágico de reses y toretes que eran un primor.
Detrás vino el cañaveral para aprovechar el negro barato.
Luego el trapiche. De las ganancias surgió la tienda. con
toda clase de artículos. Así. se hizo potentado. porque en
aquellos tiempos la yerba era siempre verde. por la mucha
lluvia. Desarrollaba la crianza libre sobre la vasta tierra
comunera. También tuvo hijos y los puso al comercio. Y
EL MASACRE SE PASA A PIE 127

finalmente pasó a la muerte. dejando fama de hidalgo y


de piadoso. Era un inglés caritativo y manso. Pero había
sucedido lo de siempre: Los hijos se encargaron de destruir
la riqueza y sólo les habían quedado los hatos. contra los
cuales los ladrones iniciaron una guerra que a la postre
dejaron pobres a los hijos de Robert.
Los Robert habían trocado el buen zapato por la soleta
rústica. Desde entonces Manuel trabajaba como peón.
También tenía su pequeña labranza. De esta etapa Manuel
recuerda las canciones de siembra. la "junta". "la
burrícada". un trabajo cooperativo donde el amigo ayuda
al otro con medio día de trabajo. pero sin recibir más que
unos tragos de café. Recordaba las coplas del "toro motón".
el cual. robado una noche por haitianos. al día siguiente
se ahorcó el patrón. uno de esos sentimentales y anónimos
romances que a veces se escuchan a orillas del Masacre.
en el atardecer. mientras arrean el ganado del italino
patrón. Puzzo.
Pero todo eso era "ayer". Ahora andaba con el calzón
raído. descalzo. Sabía que ya no podía ir a Guayubín, a
las fiestas de la Patrona. ni tampoco comprar la "cantina"
en las "velaciones". fiestas campestres de recordación de
difuntos.
Sí. habían sido los malditos haitianos. que acabaron
con las reses.


• •
Ahora oía gritos. 1 cuando el cabo Reyes le recordaba
a su padre y su pobreza. se transformaba horriblemente.
También oía frases promisorias... El ejército... Tenientel
¿Qué es eso? .. Debe ser algo grandet... Pero otra vez vuelve
128 Freddy Prestol Castillo

la luz. Piensa ensus hijos. No, él esotro. El no esManuel.


¿Dónde esta?
Abandonó la tropa. a riesgo de muerte. Salió hacia
Dajabón, ya era bastante, aunque no llegara a ser
Teniente. Esa. es la casa. la misma! Está cérradat ¿La
mujer habrá muerto? .. ¿Y los niños? .. ¡Ya ha despertado!
El sol está fuerte. Otra vez es Manuel Robert.
Cuando llega a su casa. sus hijos, que antes corrían
sobre "taita" al regresar del conuco, le huyen!. .. Gritan,
desesperados. ¿Qué ven los niños?... ¿Por qué gritan?...
El es "taita"... El "taita" bueno...
Pero siguen huyéndole los hijos y gritando. Le rehusan.
No se dejan besar. Manuel casi llora. ¿Por qué no le desean
sus hijos?
Los niños huían. Los niños gritaban. ¡No era Manuel!
Era, "el otro". el que había llegado. Los niños temblaban
frente a la caricatura del crimen!...
Se recostó del árbol del patio. Comenzó también a
llorar. Y esto. es "El Corte".
r
CAPITULO XX

En las aldeas. los señores que se benefician de la tierra


y de los nuevos esclavos ponen el grito en el cielo. mientras
discurre este torbellino sangriento. Los casuchones de la
aldea de Dajabón escuchaban tímidos lamentos de
protesta. ¿Protestaban contra el crimen. o protestaban
contra una violenta transformación del régimen de vida,
del régimen de producción. que sustentaba la molicie o
pereza del dominicano fronterizo? ..
Esto. que lo he pensado tantas veces antes. vuelve a
mi pensamiento, mientras las sabanas arden. Paisaje de
humo, de hombres y ranchos quemados. ¡Debía quemarse
todo!, tal fue la orden. Incluso el hombre, como en autos
de fe. entre blancos europeos, en el siglo 16! Este es otro
auto de fe.
Siete días comió sin límites el perro del campo. ánima
seca. que parece volar en la brisa, como la hoja del
"chacha". Perro nativo de la loma o de la sabana. cuyo
destino era nacer para morir. Con hambre. Algo así: Como
un negro de Haití. Por eso el perro también sabía el camino
más corto y oculto. De un brinco, como el haitiano,
atraviesa el riacho, asalta a las vacas de "Joussard" y
"Doña María". y corre a lo largo del pequeño río, a pesar
delasbalasde los estancieros que portan escopetas. Alma
seca, vagabunda, del paisaje. que se guía por los olores,
husmea las piedras. devora las distancias. El perro
fronterizo, el perro. haitiano. En la vida y en el destino.
130 Freddy Prestol Castillo

Robar para comer. 1al fin, morir trágicamente. Los peones


dominicanos matan a machete los perros que devoran los
becerros. Estos peones también matan, con las mismas
armas, a los ladrones haitianos. Muertos el perro o el
hombre. los sepulta el silencio. como las piedras que se
tiran al fondo del río.
Ya estoy escribiendo bajo luces de estrellas. La aldea
es otro muerto más. Desde "Chacuey", cabe el río, donde
existen unos petroglifos trazados hace milenios por otros
hombres acosados con lanzas por los conquistadores
españoles. viene el frío viento de la noche con el mensaje
de los perros de "Chacuey". Perros lejanos. Pero ¿por qué
los siento tan cercanos aquí. en mi cabaña. en medio de
la noche? Sus ladridos. más que lamentos. más que signo
de fiesta. me sugieren una protesta.
CAPITULO XXI

La acequia era cavada con .tractores grandes.


mandados por el Gobierno. Larga y recta. como una gran
herida sobre el pecho del llano que siempre ha tragado
hombres y en cuya tierra abonada por cadáveres. será
ahora más verde y lozano el pastizal. Allí pacen los ganados
en tierra comunera y abierta. decorada por los mangos
que sembró el caminante. Grande la acequia: Es una
bocaza que quiere tragarse a Haití.
¿Por qué este cielo tan triste?.. Parece que ahora la
tarde quiere regar la extraña simiente: siembra de
hombres.
Venía la tropa. callada. Ahora eran los obreros de la
acequia. Traían los hombres algo más que cansancio de
una jornada. También sufrían la languidez y abatimiento
que subsígue a las jornadas del alcohol bajo el suplicio de
un sol tremendo.
Delante iban los presos. víctimas y victimarios. La
desgracia. la miseria. el azar de la cárcel. los lanzó un día
a la frontera.
-Sí. compadre... vine a la frontera a cumplí cinco año...
Pero fue que ya no podía más... Don Crescencio había
cercao toa la tierra. Nos fue tirando al camino. Mi máma
me dijo: "Dtrna, no hay leña. ve a b u scat unos
charamícos"... 1cuando recogía una ramitas seca. ahí me
asaító ei mayorai de don Crescencio... "Deje eso! ladrón!..."
132 Freddy Prestol Castillo

No pudimos sancochá los rulos. Tó era yeiba de don


Crescencio. ¡Lo cercó tóo! No podíamos ni siquiera buscar
una "jaiba" en el río ... ¡Lo cercó también! Pero un día me
pasé por debajo e los alambre y pescaba en el río. Taba
contento porque había cogío cuatro pejes. Ute sabe que
allá se cría el ganao pero nojotro no comamo la caíne... La
mandan para la capitai!... I una botella e leche. no se la
venden a un probe, ni pa los niño... Antonce, me dijén
que don Crescencio había cogío presa a la vieja poique se
había metío en su finca y estaba desyerbando un
cunuquito... pa no morino de jambre!... Entonce, dije: "Se
acabó"! 1 fui y maté adon Crescencio...
-A mí me sucedió algo parecío... Maté al mensurita,
el que se metió en la tierra de mi taita pa medísela a la
Compañía... Dizque la tierra no era de taita... y ahí
habíamos nacío toiticos...
-Pero mireen... yo. ante, no había matao ni a un gato .
Vine poique en Villa Vasque la tierra tá salá por ei riego .
y yo tenía apiración de hacé una finca, en esto montes
abandonao, poique pallá, to é de los rico y me vía cansao
de echá días... y tando trabajando, me cogíén lo guaidia
para vení a mata mañese... Ya toy que no süvo.
-Pero miren. no se apuren. Dipué de esto, iremo a la
Guaidia... a sé jefe. A mí lo que me guta é la Guaidia. Se
consigue cuaito pronto ... Yo no voy a seguí comío de
"sangríjuela" limpiando canale por dó mota... i de noche,
picao de mosquito... No se apuren... lo reseivistas, vamo
p'arríba. Tamo flaco y cansao, pero p'alante... si no noj
mata la jambre y este maidito aguaídíente. quizá llegamo...
Póngase duro!... que ya eto se tá acabando...
Estos "reservistas" retornan hoya la aldea cansados,
alcoholizados. Sienten fiebres y raras dolencias. Algunos
morirán de inexplicable mal. Otros, como el raso Patricio,
EL MASACRE SE PASA A PIE 133

enloquecerán. Después de "El Corte", deambularon


muchos locos en la aldea. Casi todos quedarían con los
nervios destrozados. Habría monómanos, víctimas de
insomnios; y en todos, la misma desolación. ¿Por qué han
matado? ..
Acaso habían probado pan cuando robaban alguna venta
misera en aquellas soledades. En la venta había a veces
pan seco, duro como guijas de arroyo y bacalao viejo, comido
de ratas. Sin embargo, siempre había ron. Así es la bodega
de nuestros campos, en la bodega siempre hay alcohol.
Manuel Robert, con ojos grises y rojos, aparece como
quien carga callado una cruz grande y pesada, sin
protestar, cercano a la locura. A veces siente apagársele
la palabra en la garganta. Trae quebrado el cuerpo, que
era una caoba recta la mañana en que se lo llevaron.
Piensa en sus hijos. ¿Por qué sus hijitos le huyen? Esta
es su permanente pregunta.
Color de la ceniza es su rostro. Ya no es el hombre
fuerte. Parece un anciano. Siete noches de expiación y de
crimen le han cobrado con creces. El rostro está relajado
en arrugas prematuras. ¿Y sus hijos?... esta pregunta le
atraviesa el corazón y parte su pequeño cerebro de
campesino. Murió el que dejó con fiebres. ¿Lo enterrarían?
Y ¿quién le responde por la pérdida de su hijo? .. Su mujer
está al morir, pues los hijos ni ella han probado bocado al
no poder ir a la labranza, temerosos de ser confundidos
con haitianos y ser muertos por las tropas de presidiarios.
Pasaba frente a la tienda a la salida del poblado y
algunos de los que estaban a la puerta, se espantaron al
verlo:
-Adió? ... ¿Adió? .. ¿y ese es Manuel Robert? .
Señore!. .. tiene cara de muerto y viene como jorobao ..
Un hombre tan fuerte!...
134 Freddy Prestol Castillo

Cuando llegaron al fortín de Dajabón. allí estaba el


Capitán, que licenció a los soldados. Los "reservistas"
recibieron órdenes de pasar a cambiar la ropa. Dejarían
los trapos sucios que traían y debían vestir entonces el
traje vil, rayado, de los reclusos. el uniforme de los
presidiarios criminales.
-Vístanse de gatos!... rugió el Cabo de servicio.
Manuel Robert como que despertó violentamente.
cuando el Sargento de Guardia entregó las ropas
degradantes. prenda del ladrón o del criminal, -a veces
del político- de mi país... A él, Manuel, que había
cumplido las órdenes del General que ordenó el degüello,
convertirlo en presidiario? .. ¿Era un error? .. ¿No sería
otro?
Pero el Sargento urgía. El mismo que en la sabana lo
instaba a matar más hombres. El Sargentico que le
susurraba que él, Manuel Robert, sería un teniente del
Ejército...
Había ajetreo en el fortín. Lo causaban un "reservista"
que había resistido convertirse en preso. Y eran órdenes.
Ordenes del General de la capital. Ordenes que el Capitán
tenía que ejecutar, temeroso él, de vestir el mismo traje.
Ordenes! Y las órdenes... se cumplen, y nada más!.
Es que el General es hábil político. Los políticos
cambian el color como la salamandra, según el sesgo de
su interés, de su "éxito". La palabra éxito, en la política
de mi país, se explica por sí sola: Exito, sin rubores, sín
distinción de medios.

• •
EL MASACRE SE PASA A PIE 135

Manuel y sus compañeros comparecieron ante un juez


nervioso. delgado. como un pájaro flaco. El juez
preguntaba. volvía a preguntar. Tomabajuramentos. Nadie
contestaba. Entonces. el juez dictó al flaco y acatarrado
secretario. alcohólico permanente. una fantasiosa historia.
Manuel y sus compañeros callan. Se preguntan qué
es todo esto.. No comprenden nada.
El flacucho juez continúa dictando. Es una historia
colorida. Dicta otra vez. Continúa. En un momento está
exhausto y manda a buscar ron a la bodega. Se llevan a
Manuel y sus compañeros para el fortín. Desde afuera.
todavía se escucha el dictado. El juez. sigue dictando... El
juez dícta.la "declaración" de Manuel.
CAPITULO XXII

Después de la matanza, los presidiarios son ahora los


arrieros del capitán "Ventarrón". Las reses van a ser
contadas para enviarlas a sus fmcas lejanas.
-Uoo Uooo...
-Vaca Uoooo ...!
-Maldita joca, mañosa!
-Ey... compadre... tranque la puerta, que se va el
ganao!
-Vaca del diablo!... entra!... Uoool
-Entra, Candelón, entra!
-Uoo... Uoo!
Voz de arriero, de pastor, enérgica, que a veces tiene
un tono místico, como religioso, en los atardeceres.
Aniceto de la Cruz. Un dios de los ganados. El mejor
rabadán. Gran jinete y gran arreador. Lo hace siempre
bien, aunque ahora, como preso, no recibe paga del
Capitán. Un preso, en esta tierra, es un esclavo. Aniceto
lo sabe, y dice con tristeza:
-Un preso... es casi igual que un haitiano.
y volvía entonces:
-Uool. .. Uoo!...
Los ganados parecían entender las órdenes de Aniceto.
Ordenes en español. Pero a veces Aniceto canta al ganado
en "patoís",
138 Freddy Prestol Castillo

-AlIé.o. allé ... Esperens..oAllé, vache...


-Maldita vaca parece que está recordando al negro
Fran Luí, su dueño Mírenla... Mírenla... como que quiere
llorá...
-AlIé... vacá... uool
-Compay Tatán... Compadre Tatán... yo soy perdío...
jata la vaca me tienen grima... sí, desde que maté al "posta"
del correo de Restauración. Probe viejo. Era mi amigo. 1
desde entonce estoy amardecío.
Aniceto rompe el monólogo.
Otra vez vuelve su enérgica voz:
-Vaca!... Uoo! Vaca del diablo...
-EL.. Tatán, ataje para allá uoó... Con cuidado! no
se vaya a dir este ganao pa Haití Tatán... que esta vaca
son del Gobierno... y si se pierde una, la paga su pellejo.
-Uooo! Eche la berrenda! Enlace la joquita aquella!
Brinca como los macos. Parece que a esta novilla el dueño
la enseñó a bailá "luá"...
Apenas respira entre gritos y órdenes.
-Adió... ya vé? A uste le atienden y a mi me tienen
grímal, hasta las vaca!... sí, es lo del viejo de Restauración!
-Cuidao, compadre, cuidao... estos chifle de vaca
están contao... y el Capitán viene hoya ver este ganao...
Aniceto de la Cruz, erecto, ágil, sobre la mula. Se le
veía triste al evocar su crimen. "Hasta las vacas me tienen
grima", decía. Todo 10recordaba entonces, a pesar de los
gritos y bramidos del ganado, en medio de la polvoreda
oliente a orines y excrementos de ganado.
Aquello de Aniceto fue uno de los tantos crímenes del
hambre bajo el estío implacable. Sequía. Sequía en la Línea
Noroeste. Aquel amanecer, ya lejano, él no había podido
resistir más. La mujer estaba encinta, porque en la
EL MASACRE SE PASA A PIE 139

frontera pare mucho la hembra. lo mismo que la cerda. 1


el conuco. según Aniceto, "taba como el perro sarnoso".
Sus ojos habían llorado al cielo. El cielo permaneció
impasible. El santo de su devoción tampoco hizo el milagro
del aguacero. La única vaca, para colmo, se la habían
llevado los haitianos la noche anterior. Se moriría su mujer.
En estas lejanías no hay dispensarios públicos para los
campesinos. Ya tenía la fiebre. Y el conuco se secó
totalmente por falta de lluvia. Salió del bohío. Su vista
sólo alcanzaba a ver la yerba mala "Madame Michel" y la
otra hierba maldita. resistente al sol, el pajón que llaman
"rabo de zorra.....
I había matado en el camino al "posta", un anciano que
a veces comía en su rancho. No sabía cómo fue aquello. El
"posta" ahora estaba bajo las piedras del mangal que sigue
hasta Restauración. La mujer murió también. porque no
tuvo asistencia y a él se lo llevaron preso para Monte Cristi.
El posta sólo llevaba papeles y él miraba sin entender, porque
no sabía leer... ¿Con qué mató al cartero? Con una estaca
seca. Yahora qué? .. Sambá, sí. el haitiano. quizás lo salve!...
¿Huiría?... pero no!... ¿;y la mujer? ..
Antes de hacerlo preso. vino Sambá, el augur haitiano,
su vecino, y le dijo que ya más nunca dormiria y que lo
cogerían preso... No huyó. Estaba como loco pero
recordaba todavía a la mujer. Esta ya no hablaría. en el
rancho. Y sus pequeños hijos, cuando se fuera a la cárcel
morirían de hambre. Y cuando llegó la guardia a hacerlo
preso, estaba idiotizado.
-Ah! si lloviera! Ah! Ah! si no se hubieran secado los
plantones de yuca... Ah! si lloviera!
Seguía idiotizado.
-Ah! si lloviera...
140 Freddy Prestol CasUllo

y cuando la ronda lo echaba por delante. sólo repetía:


-Ah!... si lloviera...


• •
Pena de Aniceto de la Cruz. vestido de azul, con el
traje que mandó el Gobierno a los presidiarios. El "posta".
anónimo, duerme a orillas de la ruta de Restauración,
entre los pinares bajo las duras piedras grises.
-Uool Uool
El corral ya no podía recibir más reses. Pero venían
más reses. Los presos. bajo la amenaza de la vida. no
habían perdido una. Una res vale más que un preso: Y el
Capitán las quiere todas!
Anieeto ordenaba el corral. A algunas las curaba.
Alguien le había hablado de obtener la libertad preparando
el ganado para el día que viniera el Capitán.
Por eso hoy cantaba, regocijado a veces, otras, triste.
Entre tanto sus ojos atisbaban sobre valles y lomas las
manchas pardas y negras. rojas, de todos los colores. de
la vacada que debía concentrar en la aldea de Loma de
Cabrera. Corrían las reses apresuradas por hombres
vestidos de azul -los presos- que las acuciaban. Estos
tenían las caras hoscas. Algunos pensaban en sus tierras
lejanas. de donde habían emigrado al través del delito y
de la cárcel. Cantaban canciones típicas para el arreo.
cantos sentimentales, como de un rosario campesino. Huía
el ganado y atrás los pastores, casi todos a pie. salvo
algunos en mulas rengas o caballejos inservibles. La
mancha se acercaba y se percibía entonces el color de la
novilla y los cuernos rugosos de la vaca vieja.
EL MASACRE SE PASA A PIE 141

Hoy vienen el Capitán y el Mayor! Hay que encerrar


todo el ganado!

*
* *
-Compadre Miguel. .. ¿Será verdá lo que dijén? .. que
dizque el General ha mandao que a cada preso y a cada
"reservista" le dejen una mancorna buena pa su leche y
un torete pa el arado? .. Si eso es verdá, estamo salvo!. ..
Mira!. .. Yo vengo enamorao de aquellas dos berrendas...
-Bueno. asina me dijeron!... Y si nos dan las parcelas
de los haitianos y dos animalitos. estamos felice ... Yo,
traigo seguido a la mujer, que está dando lástima en Jánico
desde que me robé la pieza de hilo... que por una pieza de
hilo robá, de noche, he pasao más calamidá que el mimo
Crito. Pero oiga. Simplicio... yo creo eso cuando lo vea...
no lo creo!...
La mancha seguía caminando sobre el lomo verde de
las montañas. Parecían vacas de juguete sobre un mantel
verde. en juego de niños. La mancha se derramaba ya del
dorso de la montaña y se precipitaba como un alud sobre
el llano pardo. Entre tanto. la brisa traía dulces canciones
y palabras groseras.
-Pancho... Pancho... Cleto!... ataje por allá... ataje!. ..
si cogen ese trillo paran en Haití!... Y esto becerro conocen
su dueño a distancia... Recuérdese de la vaca prieta, ayer...
Cuide esa vereda! Pancho! sepa que una res de estas, vale
más que dos de nosotro!. .. gue son del Gobierno!... y si se
pierde una nos sacan la lengua! ...
Al segundo. el mayoral Juan Zenón.Je llaman "Juanico
Vaca Muerta". Sabe la historia de la vaca que hizo andar
142 Freddy Prestol Castillo

todo un día a uno de los presos y desapareció hacia Haití.


¿Dónde está el preso?
Huiria a Haití, o bien está enterrado bajo el aguacate
del camino. Sus mismos compañeros, que arrean el
ganado, cumplirán fielmente las órdenes del Capitán:
Ganado perdido. preso ahorcado.
En el inmenso corral. ya estrecho, la vacada está
asustada y el aire ensordecido de voces. bramidos.
patadas. cornadas y órdenes.
De improviso surge un fuerte ventarrón que nubla
todos los ojos. Nadie ve. Vuelan ramas. está oculto el sol.
Toda la tierra del llano ardiente anda en alas de la brisa
como un simún en el desierto. Están al ahogarse los
hornbres.Lo mismo el ganado. El ganado rompe trancas.
Corre en todas direcciones. En el torbellino las pezuñas
destrozan animales. hombres y caballos. Las pezuñas
cortan como lanzas. El infernal espectáculo ha conmovido
a la aldea. sobre la cual avanza el alud desbordado de la
gran vacada. que tala sembríos, pisotea hombres y tumba
ranchos. ¿Dónde está el Capitán? No ha llegado. Esto lo
salva. Después de la polvareda y del destrozo. algunos
hombres corren. Son presos que atajan el resto del ganado
que no llegó a huirse a Haití. Tirado en el suelo aparece
Aniceto, que apenas habla ya. Mana sangre por oídos y
boca. Lo han pisoteado centenares de reses. Medio quiere
incorporarse para todavía ordenar. bajo el horror del
Capitán. dueño de aquel ganado que en gran parte ha
huído hacia Haití. Pero no puede. Aniceto va a morir.
-Eso chifle tan contao!... y el Capitán viene hoy....
dice desde la arena... atajen!...
Tan sólo escupía esa frase junto a la arena. mientras
moría en manos de los presos. sucios de tierra y de
excrementos de reses. Uno. que miraba. decía:
EL MASACRE SE PASA A PIE 143

-El pota... el "posta"... Castigo de Diól...


Cuando lo alzaron muerto de la arena, el mayoral
Juanico "Vaca Muerta", sin ninguna ternura, sólo dijo:

. ,
-Ave Maria Jesúl... las uñas de este ganao cortan como
sIerra....
Aniceto es uno más. Nadie lo recordará. Esto es la
frontera. Pero todavía, hay que esperar. En breve llegarán
el Capitán y el Mayor. Los presos aguardan, quizás la
muerte. ¿Quién responderá del ganado que se huyó hacia
Haití? ¿Quién le responderá de sus reses al Capitán?
Los presos tienen un solo pensamiento: lo que acaba
de pasar: "no es de gentes". Es una maldición de Haití.
CAPITULO XXIII

Llegaron el Capitán y el Mayor. Las órdenes fueron


rápidas. Las reses para sus estancias. en Mao, y Aniceto
para el cementerio. Es un preso. Un preso no vale nada.
Más vale una novílla.
Después que su automóvil desapareció entre el polvo
amarillo de la ruta. la mancha de reses le siguió. con paso
lento. al compás de los cantos de los conductores. presos
también. como Aniceto. La mancha iba alejándose. Y ya
no se percibían las canciones. Así desaparecía la ilusión
de los presos. El camino se había tragado al Capitán y al
Mayor. También a las reses.


• •
-Juan de Dio!... Yo que tanto I)abía soñao con la
joquita preñá, y tanto la cuidél ... pa nál ... que al que de
ajeno se viste en la calle 10 dejnúan...
-Asina memo. Baitolol... Ná noj ha valío bregar... y
eso que dique el Genera! había mandado a decí que loj
ganao eran para los preso y lo reseivita.
Los ojos del que habla. Juan de Dios, vagan como
pájaros, sobre la paz del paisaje. Va su vista detrás de las
reses a lo largo del camino herido por miles de pezuñas.
Las pezÚñas que degollaran a Aniceto de la Cruz.
146 Freddy Prestol Castillo

Amaba lajoquita y la bertenda. como a dos mujeres. Y


el Capitán se las llevaba. Para el Capitán eran dos reses
más. que él no conocía, porque los ricos no tienen que
conocer sus reses. sino saber el número, como tampoco
conocen los soles ni las lunas -para eso están los peones,
que ahora son presos-o Los presos agotan los años de
cárcel en los establos de los capitanes, mientras florecen
cruces; y los códigos, inútiles, hablan de "trabajos
públicos" y "reclusión".
Pero para Juan de Dios las becerras eran fetiches. El
había pensado en buena suerte con las becerras. Y ahora
las llevaban a matar. Las llevaban a cebar en las yerbas
de Mao, para después entregarlas a los compradores. Y
él, tanto que las adoraba!...
Queda triste. con su traje azul de presidiario. Los
presidiarios, en Loma de Cabrera, visten paño burdo azul.
En.'los llanos, en Monte Cristi y Dajabón, usan el rayado
gatuno, tela denigrante, como el presidio. Con traje azul
está Juan de Dios, a quien una sentencia de un tribunal
de La Vega envió a la cárcel por robo de unas reses y
luego fue mandado por el Gobierno a la Frontera, a matar
hombres.
Como Juan quedaron todos. boquiabiertos. Con la res
se había ido el alma. Frontera: reses, árboles, presos.
sangre. Ya no hay haitianos. Pero hay dolores sordos en
cada Juan de Dios que ahora no queda más que con
remordimientos. Ni una becerra!
-Si yo cónoco éta jugá hago una de la] mía... Me
hubiera día pa mi casa en la confusión!... Yo me creía que
diba a quedai rico, y agora tor sucio e sangre y cagao de
mieida de vaca; pa ei Capitán...
-Cállese, Perico... laj cosas se arreglan! Tenga caima...
Que yo sé ecrebí... Ya tengo mi plan. Ei maetro de ecuela
EL MASACRE SE PASA A PIE 147

me lo dijo ... Una caita pa la capitai, pa que ei Generai


sepa la cosa!. ..
-Eso sería lo mejoi. .. Que yo tor caliente de veidá! Er
pendejo dei Capitán vino y sin má ni rná, se llevó to ei
ganao!... Pendejo! ... Ei no sabe lo que e brega a sol y sereno...
-Amigo Vitoriano. a mí sí que me tiene trozao ete
asunto. Yo que jata pensaba traé mi mujei. .. y pensaba
hacé una criansita...
-Pero no crea que hemo peidío tuavía... Ai Capitán ése
lo tengamo que acabá Que le va a pasá como al pecao,
que se fuñe poi la boca Ete tiburón tiene unas agalla que
ni una sierra de cortá madera. Se fuma ei túbano y jata la
candela!... Y pa nojotro, mieida... Veidá que ei preso no vale
dó mota... Yo le vua a probá ai mieida ese. que yo, Rupeito
Cígarán, no me ajogo en una poncheríga díagua...


• •
Los diálogos seguían, subidos de dolor. Eran el
responso de tanta ilusión propietaria que destruyó pura
y simple. una orden del Capitán. Y las órdenes se cumplen.
Los ganados para él. Los muertos al cementerio. como
Aníceto, cuyo nombre él no sabía; y los otros presos a la
barraca.
Días después una carta llegó a la Capital y la
investigación se acercaba. El capitán "Ventarrón" rugía
de coraje. Los presos estaban en línea, bajo el sol de las
diez; y el Capitán recorría de Este a Oeste. con la amenaza
en los labios, que dictaban la pena de muerte fácilmente,
a pesar de que el Congreso de la República la había borrado
de los Códigos. Pero ¿y qué? .. Un preso vale menos que
una becerra. Casi tanto como un haitiano...
148 Freddy Prestol Castillo

En el rostro del Capitán había rasgos de terror. El veía


aparecer la Junta de Investigación Militar, y se le
anticipaba. Pagaba cien pesos a quien aceptase el papel
de delator. Pero las reses se las habían llevado todas y
habían quedado todas las manos vacías. La res es un
fetiche. Nada vale una moneda tardía. Victoriano, Perico,
Juan de Dios y todos, no anhelaban más que sus becerras
queridas... Mla joquita"... "Ia berrenda"... "la prietecita"...
"el torete motón"... La tropa se negó a hablar. La carta,
trazada en cotorras jeroglíficas sobre papel de estraza.
seria la guillotina para el capitán "Ventarrón".
La Junta Militar llegó. Una carta anónima. fírmada,
con el rubro de "Los Presos", fue la sentencia de muerte
para aquel Calígula de los llanos que fumaba cigarrillos
de Virginia y bebía Barbancourt "Cinco Estrellas".
El Capitán había querido monopolizar al ganado como
había monopolizado el alcohol. La gran manada frustró
aí Capitán como la pezuña de la joca desgarró el fuerte
pecho de Aníceto, sembrado como un mango, anónimo
en la negra tierra de una estancia a la salida del poblado.
Informó la Junta. y el capitán "Ventarrón" fue
expulsado de las fllas del Ejército.
El Capitán ahora debe vagar como enantes. manso.
humilde, anónimo, bajo los viejos robles de las plazuelas
de la capital del país. ¿Quién le conoce. ahora? Casi nadie!
Al Mayor le tocó la misma suerte. Cayó como Aniceto
bajo la pezuña de las reses.


• •
La primavera sonríe. Cada estancia abandonada es
un paraíso para el hambre de los que sólo han sabido
EL MASACRE SE PASA A PIE 149

matar y tocas tambora, como Juan de Sena. Las parcelas


frutecidas, atraen como las muchachas tiernas. El paisaje
tiene ahora putas, canciones, puñales y estancias. Entre
tanto los platanales quieren caerse con los frutos que
sembró Haití.
La esperanza de los presos es ahora la parcela, -la
tierra- para los que nunca habían tenido tierra. Gleba
de latifundio, con derecho apenas a comer. Ahijados del
patrono del cafetal o eternos mojados en las yerbas del
amo en la fmca larga y ancha donde había tanto cielo y
tanta tierra. un cielo sin santos, para los desgraciados, y
una tierra ancha donde no había un pedazo para sembrar
un "conuquíto" para los hijos. Sólo había allí dos caminos:
esclavitud o delito, que lanza a la Frontera. Dificilmente
hombre. Sencillamente esclavos. Esclavos en sus
provincias lejanas. Esclavos, otra vez, en la Frontera.
CAPITULO XXIV

Llegaron los jueces, entre ellos aquel que había


interrogado a Manuel Robert.
Estos jueces eran unos hombres flacos, lánguidos,
atormentados. Ejercían, más que magistratura, un oficio
de mentirosos. Estaban destinados a deformar los
acontecimientos. Algunos había presa de honda
melancolía, amarillos. Parecían sufrir, aquellas nuevas
gentes de la aldea. Habían sido creados y destinados por
'una ley especial. Antes de salir a la Frontera habían
recibido instrucciones: Harían inauditas relaciones,
atribuídas a los miserables reservistas y campesinos
autores de la matanza. Un Ministro, en la capital, había
trazado la estratagema: Del proceso debía surgir una tesis
de simple lucha, personal, entre pastores y cultivadores
dominicanos, con negros haitianos.
En mi libreta de aquellos días, leo estas notas: "Hoy
han llegado unos tres jueces para instruir procesos a los
campesinos que realizaron el degüello por órdenes
superiores. Una ley ha creado esta nueva organización
judicial. Los tres jueces llegaron a la posada y seguido los
"confesó" la dueña, doña Francina. Hay un viejo, que tose
interminablemente, flaco, enfermizo. Hay otro, hombre
maduro, que tiene un tic nervioso que le hace mover
continuamente la cabeza, como negando. El otro es un
borracho. Al llegar al pueblo, lo primero que éste ha
preguntado es, ¿dónde están las casas de licencia! y si
152 Freddy Presto1 Castillo

hay muchachas libres. Pobre juez: En esta aldea no hay


ni siquiera agua, y mucho solo. Tampoco hay luz. Hacia
este desierto no emigra la puta. En los garitos sólo hay
hombres armados que cuentan interminables cuentos de
matanza.
Pronto los jueces cumplían su misión. La comedia
discurría con los aparatos de Justicia y ni siquiera tuvieron
la delicadeza de eliminar la figurilla del Cristo sobre el
escritorio del inquisidor. Pero al cabo los jueces estaban
desesperados. Contestaban los interrogatorios la realidad:
Habían matado por órdenes del Capitán. Luego el juez
dictaba al mecanógrafo una historieta. Así iba engrosando
la mentira los anales de nuestra jurisprudencia. Así se
ingeniaba una traza cómica y cruel para satisfacer al Haití
diplomático, transaccionista, el Haití de los mulatos
criados en París, que luego transarían la sangre de sus
hermanos por unas monedas que les extenderla el hombre
fuerte que rige mi país. Políticos haitianos harían de esta
: incidencia la mejor vendimia. Nuevo traslado de una zafra:
Esos mismos políticos haitianos, que cobran quince pesos
a las factorlas azucareras por cada cabeza de negro que
viene al cañamelar de la República Dominicana, se
aprestarían a esta otra zafra horrible. Surgiría la
"indemnización" a las víctimas, para hacerse mansión en
barrios residenciales. Entre tanto, miles de mutilados
deambulan por las tierras erosionadas de Haití,
convertidos en ladrones de la fruta que sembraron en la
República Dominicana. Para morir a plazos.


• •
Con esos propósitos trabajaban los tristes jueces de
cartón, los jueces fabulistas. Entre estos jueces y los
EL MASACRE SE PASA A PIE 153

"reservistas" que ellos acusarán, no hay diferencia. Todos


cumplen órdenes del que manda. Ahora les toca a los
jueces.
Tras los jueces vinieron fotógrafos. Retrataron los
"reservistas" en recintos fortificados, en Monte Cristi,
vestidos de presidiarios.
Me repugnaban estos jueces, cuyo trato rehusaba. ¿Me
parecían cerdos? Comían un pan culpable... Pero... ¿No era
yo, también, un cerdo? Así me recriminaba mi conciencia.
Sin embargo, digo: ¡no lo soyl Escribo mis notas de este
crimen! Es para denunciarlol Si callara, me igualaría a los
jueces, que llegan cada día, demacrados, a comer un plato
de lentejas en el mesón y callarán para siempre.
-¿Mucho trabajo?... ¿eh?... le digo a uno de ellos.
irónicamente.
El pobre diablo no capta la íronía y me contesta:
-¡Sí. estamos muy ocupados... es trabajo largo!...
Yo lo miro y pienso en el drama de mi país, en mi propio
drama. A estos jueces. como a mí, los lanzó a esta tierra la
miseria. La vida urge al universitario que no halla destino
ni una mano amiga. A veces se llega a viejo como este
pobre anciano, el juez que habla tiernamente de la mujer
y sus híjos, allá en San Carlos. El juez envía por correo
todo el salario, que apenas satisface la necesidad de educar
y sostener una larga familia. También un joven académico
acepta esta piltrafa de magistratura por necesidad, como
el perro traga la carne aunque esté envenenada.
Estos hombres aceptaron esta magistratura -máscara
de magistrados- por las pequeñas grandes tragedias del
hogar dominicano. Su labor está ahora secundada por
fotógrafos que retratan a los "delincuentes". Los jueces
casi han terminado, porque tenían instrucciones de
154 Freddy Prestol Castillo

terminar en un mes. Para eso debían de interrogar millares


de campesinos. Su imaginación había ingeniado luchas,
combates campales entre bandas de campesinos
haitianos, usurpadores, y bandas de campesinos
dominicanos. Ya los recursos imaginativos estaban
exhaustos. Aquella mañana venían los fotógrafos. Estos
eran los verdaderos jueces de la gran comedia. Los pobres
abogados, que fungían de magistrados instructores,
quedaban a la misma altura que los "reservistas": Dos
tipos de víctimas de la miseria de mi país. Una diferencia
había: Aquellos eran ignorantes. No sabían el peso de su
cruz. Para los universitarios con hambre la coyuntura era
más cruel, aún: Conocían su crimen. Su entreguísmo llegó
al ridículo de retratarse entre los acusados. Acusados por
su propia conciencia! Al enfocarlos, los fotógrafos parecían
reírse de estos jueces. Pero si se miraba su rostro
detenidamente, se hallarían signos de martirio. Los
jueces... compañeros de los "reservistas". Veraz cuadro
de. nuestra miseria nacional.
. El drama de los jueces debe ser contado en todo su
horror. En mi "Diario" hay tres notas, escritas una
madrugada, mientras la aldea dormía:
"Hace un momento que el juez Rosón, el más abatido
de estos pobres juristas mentidores, se ha colgado de
una soga, en mi habitación. En el modesto cuartucho,
donde dormimos en pequeñas camas de soldados, he
sentido bruscamente algo que arrancaba mi
mosquitero. En la oscuridad no distinguía. Sentía
conmoverse la casucha que alberga al hotel. He
prendido luz y grande fue mi asombro al ver colgado
un hombre que acaba de ajustarse una soga, de la
cual pendía! Rápidamente, con un machete que uso
bajo la cama, he cortado. Al cortar la soga, ha caído el
hombre, que no llegó a desnucarse por sus piernas
EL MASACRE SE PASA A PIE 155

largas. apoyadas en mi cama. Cuando el hombre ha


caído. veo al juez Rosón. Está lleno de lágrimas.
Llorando, me dice: "jNol. .. ¡no!... ¡no debo vivir!..." (El
hombre. ciertamente. está loco). He llamado al médico.
Este viene dandos tumbos. Está borracho. El loco
magistrado sigue llorando: "[Debo morir!... ¡debo
morir!" ... La inquietud del hombre nos obliga a
amarrarlo. mientras amanece. Esta es la noche más
lenta! no acaba de amanecer.
Al otro juez lo traían de la taberna a media noche. en
estado de postración alcohólica. ¡Pobres juecesl Sólo había
uno que resistía. Un día me llamó en secreto y me dijo:
"Me voy... ¡basta!... ¡basta!".
y se fue. Después supe que la policía del régimen lo
había golpeado y encarcelado. ¿Dónde estará?
Pero, hay más jueces, los de primera instancia. Estos
también han comenzado sus trabajos. Conocen en
audíencía los procesos. contra los "homicidas". según se
lee en los dictámenes, y condenan. automáticamente. Los
juicios formaban voluminosos procesos de papel. En otra
aldea. un juez. alicaído y seco. que parecía una vaca vieja.
cumplía su "deber". Sentenciaba. Sentenciaba. Como el
Capitán: que bebía. bebía.
CAPITULO XXV

El juez había actuado con toda diligencia. según las


órdenes que había recibido. Un día terminaron todos los
procesos. Este juez se disponía a recibir su ascenso en la
carrera judicial. El juez tenía esperanzas. como los
"reservistas". Estos esperaban recibir pequeñas fincas con
unas cuantas reses.
Mi Gobierno informaba a Haití y especialmente. a
Washington. que "los criminales. autores personales de
los acontecimientos fronterizos. habían sido sentenciados
por Tribunal competente. en forma legal".
En este momento terminaban dos tragedias y se
ínícíaban otras: La de los "reservistas" y de los jueces de
instrucción.
Regresaban los jueces. ya desprovistos de sus
transitorias Magistraturas, sin más restitución que sus
suplicios y cuatro meses de salario bajo sol en aquellos
parajes remotos. Permanentemente. quedaban en las
placas fotográficas. Pero... ¿está satisfecho Haití? ..
Los "reservistas" deberían regresar pronto a sus lejanas
chozas. Una tarde llegó a las celdas rumor de cornetas y
aires militares. Era el General. que llegaba a Monte Cristi.
Loreto de la Cruz no le conocía. Había oído hablar de él
como de cosa inaudita. tremenda. ¿Cómo sería el General?...
pensaba Loreto. Debía ser como aquellos haitianos maléficos
que dominan la imaginación de nuestros niños: Un
158 Freddy Prestol castillo

"misangó", el haitiano que se comía a los niñitos. Esta es la


imaginación infantil de Loreto, que parece un niño a pesar
de sus músculos y su fuerza de toro.
Chepe Lorenzo lo imaginaba muy alto, como los árboles
de su fundo, que habían dado sombra en el paso del
camino a todas las revoluciones. Así debía ser el General.
Alguno lo había visto como en un recuerdo esfumado
al través de alguna estampa que llegó a su campo en algún
periódico. Pero no 10 recordaba bien.
El sargento de guardia abrió las prisiones y ordenó la
salida. Los presos fueron alineados. Al frente tenían "El
Morro" -una montañuela cercana- frente al mar. Se
destacaba la blanca arena del patio del presidio y al fondo
el kaky de los militares.
El General apareció al fin. Venía vestido con todas sus
condecoraciones. Brillaba el sol sobre oro, plata y aceros.
Un traje azul, un hombre erecto y encima una cabeza gris
y joven.
---'Como ustedes han luchado por la Patria -les dijo-
la Patria. que defiende mi Gobierno. viene a recorn-
pensarlos... Ustedes están libres! Pueden regresar a sus
hogares. Les aconsejo prudencia, orden. Las autoridades
no les molestarán en nada. Ustedes son grandes patriotas y
su condición de "reservistas" la aprecia el Gobierno!
Después recorrió las filas de presidiarios. El General
estrechaba la mano a cada uno. Su mano era delicada.
fina, como de salón. En cada mano de presidiario ponía
diez pesos. Una paga.
Loreto de la Cruz 10 miró fijamente y Manuel Robert
también.
- ... Y ese, es el General?
-No parece!...
EL MASACRE SE PASA A PIE 159

Ellos lo creían más grande, más fuerte, sobrenatural.


Los generales ¿no son hombres altos, como las caobas de
su fundo? .. y se volvían a preguntar si ese era el mismo
General... Ese hombre lo puede todo!... Y ¿por qué tiene
las manos tan finas? .. Chepe preguntaba, como un niño.
Después se alejó el General acompañado de su séquito.
Los reservistas quedaron callados, maravillados de esta
rauda escena. Era como la aparición y desaparición de
una deidad.
Al cabo de un momento, el Sargento decía:
-Ustedes están benditos I no se laven la mano con
que saludaron al -General!... Están benditos y con
"cuartos" y antes de irse, déjenle algo al Sargento, que
está triste sin un centavito...
Los hombres lo complacieron. El Sargento recogía para
su fiesta. Una fiesta patriótica: celebrarla la llegada del
General.


• •
Juan de sena no sabía qué hacer. 1 ahora? .. Ya está
libre. ¿Seria verdad lo que le había dicho el cabo Bijo, que
el General iba a darle un fundo a cada "reservista"? .. El
pensó preguntárselo al General, pero ese hombre tenía la
cara muy seria...
Atrás queda la sabana, con soledad. En aquel atardecer
muchos hombres la cruzaban. Iban vestidos de kaky,
unos; otros, de burdo paño azul, despojo de la soldadesca,
que le había regalado míseros trapos viejos para que nc
llegaran desnudos a sus chozas.
Huía el viento. Más rápido que las perdices de
160 Freddy Prestol Castillo

crepúsculo. ¿Huiría a los hombres? ¿Tendría temor de


estos hombres?...
Estrellas caen sobre la sabana. No se ven los
caminantes. cuyos pies descalzos parten los terrones hacia
todas las rutas. llevan dinero. El dinero que les dio el
General que ordenó "El Corte". La. paga: diez pesos!
-El General estaba vestío como un Dió!
-Con ese Jefe. cojo yo a Haití en dos días!
-Ya se acabán los alcalde... los jefe semo nosotro lo
dijo el General... Semo los jefe ahora... los reservista .
-Ya se le acabó la fuerza al Gobernador... Que me
mande a busca a trabajá sin paga, como prestatario!...
para él hacé su carretera, dentro de su finca... ¡Se acabó
eso, amigo!... semo lo jefe!
-Semo los jefe!... Ni los alcalde ni la Guardia tienen
que vé con nosotro! Lo dijo el General.
-Antonce. estamos de oro. Ya se acabó el Fiscal... ya
no me llamará por la muchachita que me llevé hace unos
días!...
- y yo, que andaba juyéndole al español Nebó ... por
dos vaquitas que le robé... ya se acabó amenazarme con
el Fiscal... soy un jefe.
-Pero lléguese ahora donde el español y amenácelo...
- y yo, ayer vide a Puzzo, el italiano. que me tenía
sometío por dos marranitas que le cogí. Es un italiano
ladrón, que engaña al que le compra y no le paga ná a los
trabajadores de su fmca... y entonce dizque someterme al
Fiscal, por dos marranita... Lo vide y le amenacé... Iba
finito. huyendo para su casa... soy un jefe.
- y yo, que estaba necesitando unos palos del monte
EL MASACRE SE PASA A PIE 161

de Juanico Ríva, el maldito viejo que es más duro que un


palo de "candelón"... y que nó y que nó... que si entraba al
monte me echaba al Fiscal... ya mí cayéndoseme el rancho
arriba por falta de esa madera... Ya lo sabe: Soy Anac1eto
Roldán, jefe... Y se acabó todo!...
No se veía el rostro de los interlocutores. Lejanos. se
escuchaban pedazos del merengue, en la noche:
"Heroína, tolalá...
La de Sanche, tolalá..."
CAPITULO XXVI

A Dajabón venían ahora otros hombres. Eran los


reclutados de los bajos fondos de las ciudades. También.
campesinos sin tierras y sin trabajo agrícola. declarados
"vagos" por sentencias. Estos hombres vendrían a
asentarse en Dajabón y en las comarcas que le rodean.
Los "vagos" vinieron traídos como reses en camiones del
Ejército. Llegaron cuando se habían ido todas las reses y
el viento de la montaña había escondido los restos de los
ranchos y de los hombres, trocados en cal.
Luego que se fueron los camiones del Ejército, llegó a
Dajabón "La China". Ella tiene el nombre que siempre
abunda en cualquier café del bajo mundo, donde siempre
hay una "China". Esta "China" preguntó a todo el que
halló por su hombre: Cholo "El Colorao", a quien trajeron
para estas tierras con el propósito de darle una porción
totalmente sembrada de cafetos. En la loma el cafeto está
abandonado. Se cae la fruta. No hay manos de Haití para
recoger esa fruta y llevarla a Dajabón al trato desleal de
don Lauterto. Las grandes labranzas están colmadas de
frutos. No hay brazos. El Gobierno va a repartir toda esa
riqueza a los dominicanos. Para eso ha escogido pobres
del bajo mundo. 1 presidiarios.
¿Cómo vino "La China"? No lo sabernos. Pero nada es
dificil para la puta, que emigra como las golondrinas.
Camina a pie. sobre el camión. en carreta o finalmente en
automóvil. aunque no pague el transporte. Asimismo viaja
164 Freddy Prestol Castillo

el soldado de mi Patria. En los caminos se hace conduc:


a título de caridad o de temor. Cambia de carruaje, com
"La China", y al fin llega a su lejana meta.
Su compañero, "Cholo El Colorao", emisario delíctus
de La Vega, recuerda que ha ido cinco veces a la cárce
Después ha estado varias veces en la capital y no ha podid
ingresar al Ejército. El, anhela ser "teniente".
-Compadre... a mí lo que me gusta es la Guardia!.
pa conseguí cuartos y un carro!... y agora metío en éste
No sea pedejol.
-Pero amiguito... ni guardia ni juego... Yo, que tocab
con Mímílo, el que toca el "tres" y con el ciego de Guazuma
en la orqueta de "Bermúdez"... Al general Piro Estrella 1
encantaba nuestra música y al mismo general Trujillo 1
tocamo en "Cuesta Colorá" A mí 10 que me gusta es 1
música... que esto de trabajá con pico y asá... bueno!... es
e bueno pa lo preso. Usté ha visto que al ru1señoi le dén Ul
machete. compay Bolo? .. Nosotro tengamo nuestra orqueta
La Orqueta "Benefatoi"... y agora meteme en esto montes..
,¡señores!... el monte, pa los pájaro!... A mí lo que me gust
es racá mi "güira". como cuando el viejo Ñico Lora romp
con uno de eso merengue que jacen bailá jata a 10 mueito..
Entonces respiraba, añorando aquel merengue. tórrídi
como la tierra de Villa Lobos. Dulce, como sus mujeres.
-Pero... ¿qué hacei? ..
Perucho, el de Guayubin, no era músico. Era "billetero"
-¿Quién le ha dicho a naiden que yo quiero meterm
en yeiba ni conuco? .. Yo sor billetero. Me basta con m
venta en la semana, en la calle "Ei Soi"... y recuerda:
-... Suma... suma veintiuno... La Vingel... Sumé
veintiuno...
EL MASACRE SE PASA A PIE 165


• •
Como "La China", otras prostitutas han arribado
después a Dajabón y seguido hacia Loma de Cabrera. Allá
sentarán reales junto a sus maridos.
Cada día se renovaban aquellas turbas sucias que
salían de los camiones oficiales. Eran hombres terrosos.
Algunos manifestaban la humedad de las mazmorras de
la cárcel hacia donde los lanza el juez, que jamás ha estado
dos horas escudriñando una cárcel criolla. Pero el juez
sólo encarcela a los que son pobres.
En la última arribada de camiones venían presidiarios
y "colonos". Los "colonos" estaban tristes, inconformes, y
miraban la ruta por donde fueron traídos como ganado.
El Gobierno reparte las tierras cultivadas. Presos y
"colonos". Los "vagos" de todas las ciudades tienen ahora
imprevista calidad de "propietarios", de "colonos", en
nuestra frontera.

.. ¡ *
• *
-Yo... que estaba atendiendo una casa de juego del
mayor Caraballo y me tiraba cada día buenos "clavaos" ..
y ahora meterme en esto! ... Por que no tené la cédula .
Pendejá!... ¿qué me han hecho a mí los negros? .. Esta no
é mi cuerda!...
Luego, miraba a uno y otro lado, y agregaba:
-y sin podé hablá... ¡que aquí mismo lo guindan!. ..
Este Medardo Patricio recordaba la tierra fuerte de
"La Joya" -tierra peligrosa como un puñal- y a su
barragana de barrio. Manuela "Golpe-e-Biela".
166 Freddy Prestol Castillo

Interiormente maldice al Gobierno. que le da tierras qu.


él no quiere, aun cultivadas por Haití.
-Esto... pa lo pájaro!. .. o pa lo negro!... Pero yo so
como los pajarito... me conformo con poco... Que cojai
su yeiba... yo me quiero dí, ¡de viaje!.. .


• •
El Gobierno había poblado las tierras de hambriento
y delincuentes. Contrastes. Los recién llegados queríai
volver a la miseria de las ciudades. En cambio, aquí est
la riqueza: Yerbas. Mangos. Aguacatales. Se extienden po
kilómetros. Platanales verdinegros. Está la yuca en lo
surcos, como mujer parida. Las turbas han devorado esta
riquezas. Pero no han sembrado la tierra. Vienen con e
hastío de las ciudades. Personajes de la mala vida, de 1.
mala noche, pero que para ellos es la gran vida: El alcoho'
los vicios. La prostituta, realenga. espectral, como lo
perros flacos.
Estas turbas de delincuentes están conformando otn
aspecto del drama. Como ya no hay vacas o becerras qu
robar, los hombres ahora discuten las mejores parcelas
El crimen va agotando víctimas cada noche, cada tarde
cuando los imprevistos "colonos", ya asentados en las fértile
tierras que no trabajan, discuten las mejores al filo de puña
La patrulla militar venía. Hacía justicia". La patrulla fusílab
en el acto al "colono" que cometió el crimen.
Esta justicia sumaria es típica de esta tierra. Así fu
la escena de la última tarde. Bartolín, el de Juan Górnez
defendía la parcela que antes había sembrado el haitiano
Sambá. No se conformaba con la del negro Dadá, que 1
había entregado el cabo Bijo. En la parcela de Dadá ya no
EL MASACRE SE PASA A PIE 167

hay más que "rabo de zorra", matojo. Tierra sarnosa, decía


Bartolín. El quena la otra. En esta lucha mató al otro
músico, que a la sazón era el dueño de la tierra buena,
con verdes platanares que no había sembrado ninguno
de los contendientes.
Después ajusticiaron a Bartolín. Las dos parcelas
quedaron vacías. Cholo MEl Colorao" miraba y decía:
-Carajo!... aquí la yuca sale carat,.. (Después venía
"La China" con un plático con dos yucas salcochadas.
Estaba semidesnuda. En la frontera no hay "pargos" -
clientes-o La soledad la obliga a pasar hambre y a ser fiel
a Cholo "El Colorao)".
-Ya hay poca yuca... Cholo!. .. Uste tendrá que
sembrai!
Pero Cholo no piensa en trabajar la tierra, y calla. El
piensa como los demás: ¡huir! Volver a la ciudad, a la
taberna, al alcohol, a la noche!
Pobre puta que sigue a su hombre. Como ésta. otra.
¿Estarán arrepentidas?.. ¿Acaso el hambre las habrá
transformado?
Venían tras sus hombres, en una mezcla de lealtad al
varón y espíritu vagabundo de conocer aquellas tierras. Puta
salvaje, sucia como el arroyo, como su hombre, hijo de ese
arroyo. Con la puta vino una boca más. También ella puso
morfina en el espíritu apático de aquellos hombres. "La
China", todas las chinas que hay ahora en estas parcelas,
pasan hambres, bajo el toldo viejo que dejó el haitiano.
La parcela, por otra parte, se achicaba. Cada día había
menos yuca. Haití, volvía de noche. Parecían cerdos los
que pasaron anoche sobre la querencia del colorao Cholo
y "La China". Como buena ama, "La China" protesta contra
los ladrones: Acabaron con la yuca, con el platanal y hasta
se llevaron el pequeño marranito!
168 Freddy Prestol Castillo


• •
Haití venía de noche. Tenía el ladrón pies de seda. A
veces de noche despertaba algún colono. Al día siguiente,
en el camino se veía una cabeza. ¿De quién?.. Nadie
preguntaba. Era, la noche. Era, Haití.


• •
Ahora la lucha tiene un objetivo: la parcela. Parcela
fronteriza. En ella están Medardo Patricio, el vago, y Cholo
"El Colorao" También "La China", Lola Güano y "Pancha
Tres en Uno" Nadie trabaja. Todos comen. "La China"
siempre duerme, porque en las ciudades las putas del
bajo fondo no duermen y apenas comen. Esta "China"
casi no sabe cocinar, acostumbrada a comer en ventorros
nocturnos. "La China" ahora es de Medardo. Abandonó
al "Colorao",
Medardo callaba. Esa noche decidió "cuidar" el resto de
la yuca. En medio de la noche, detrás del maizal seco, se
enfrascó en lucha con el negro Natali, que vociferaba que
esa era su labranza y que tenía hambre. La media noche se
lleva las palabras de los hombres que luchaban al machete.
Al amanecer apareció Medardo sin vida. Toda la yuca se la
llevó Natalí. "La China" no sabe llorar. En la frontera se
sepulta al hombre en el mismo haz de tierra donde pierde la
vida. No hubo que traer a Medardo al rancho.
"La China" ahora se va, como el pájaro salvaje. Deja el
rancho. Camina en la noche, porque está casi desnuda y
de día el solla azota demasiado. Fue a parar lejos, lejos.
Ahora está instalada en el rancho de un presidiario, el
"Compay Santos". "La China" sabe escoger:
EL MASACRE SE PASA A PIE 169

-Vine pa acá porque aquí tan buenos los trozo!... y al


hombre le gusta trabajai!... y Medardo. el segundo marido.
me dejó "encuera..... como un Crito.


• •
Si hubieran cruces. esta tierra parecería un bosque.
¿Una cruz para Medardo? .. ¿Para qué? .. Nadie la miraría.
Una cruz sería como una mata de mango más. en medio
del inmenso bosque...
En medio de esta riqueza. las turbas que habían venido
a Dajabón en los camiones. estaban semidesnudas.
hambreadas. Haití había venido de noche y había
cosechado bajo la luna.
Frontera: Puñales. sequía. reses. hambre... En medio
de la riqueza del bosque y de la tierra... y en tanto un
permanente florecer de cruces; que no había cruces. sino
brasas. rojas. en la noche. Las brasas entregan la ceniza -
ceniza de hombres- a la brisa clara. zacatecas de la frontera.


• •
Esa tarde. al regresar de la "Loma de la Garrapata".
me senté bajo el mango donde descuartizaron a Samuel,
el negro que había sembrado aquella estancia que hoyes
el asiento de Cholo "El Colorao". Pensaba en el destino de
Haití. Pensaba en el destino de la República Dominicana.
En el interino don Davírí. el repartidor de tierras del
Gobierno. me hacía sus nauseabundos relatos de
degüellos. Don David nunca terminaba. Sus relatos eran
largos. como aquella inmensa extensión de mangos y
aguacatales.
170 Freddy Prestol Castillo


• •
El bosque volvía sobre la tierra que antes había labrado
Haití. Agotados los sembríos, aquella chusma de la
frontera sólo hacía "casabe", del resto de los yucales. Esta
chusma "casabera" estaba olvidada ya de los gobiernos.
Chemo Natividad era uno de tantos casaberos.
He aquí el diálogo entre Chemo Natividad y un "catizo"
de Juan Nazario, que ha retornado de Haití.
-Esta yuca son de nosotrel... Yola sembrá!... Cuando
mi "páí" taba aquí!...
-Antonce!... ¿tú eres de ellos? .. Agora te entierro con
tó y yuca!
Una voz enérgica, como de fiera.
Un choque. Otro. Cortan los dos machetes.
-Hartiano de mierda!... hartiano del diablo!. .. esta
tierra e mía! ...
-Dominiquen malditel... esta tierra mía!...
-Yo dominiquen también!. ..
Cuando termina la lucha sólo aparece Chemo
Natividad. Viene del río. Chemo Natividad tiene emplasto
seco de res sobre las anchas herídas que manan, manan,
sin parar.
Esa misma noche los que estaban del otro lado del río
hallaron un saco donde creían estaba la yuca que buscaba
el castizo en su antiguo fundo. Al abrir el saco hallaron
una cabeza. Los demás hijos de Juan Nazario miran el
saco como perros escuálidos. No hablan. AlIado de ellos
corre el Masacre. ¿Estará horrorizado?
EL MASACRE SE PASA A PIE 171


• •
Este es el mercado donde más caro se vende la yuca
en mi país. He aquí un calendario trágico. El maestro rural
me hizo el relato:
Lunes: Samba Pié. Martes: Michel Jean... Miércoles:
Fenelón Dois. Jueves: Samuel, el ordeñador. Viernes:
Perico, el carpintero. Sábado: Timué Dis. Domingo: Antuán
Salé y Sampré, el zapatero.
Así las semanas. Así los meses. zafra de puñal. Tan
intensa como la de la caña de los ingenios de azúcar.
Cuando cayeron, llevaban mangos y yucas. Allá, detrás
de aquellas lomas, los esperaban. Con hambre.
Inútilmente. Miseria con una sola moneda: la luna
redonda, que flota sobre el agua del Masacre, pobre
riacho... que se pasa a piés...


• •
El cabo Ri.vas dice al parcelero:
-¿Qué llevaba este maldito?
-Ea, señoi... pobre negro!... Llevaba sus manguitos
pa Hartí...
El cabo Rivas contó: Llevaba 50 mangos.
Luego dijo:
-Llévenle esos mango a los puercos del teniente Bolo,
que están atrá del cuartet. ..
Hay en la tarde un gris plomizo que me hace pensar
en aquellas "lluvias" de Suro, nuestro gran pintor. Me
172 Freddy Prestol Castillo

parece que estas estrellas grandotas. lloran estos dramas.


Los cerdos del teniente Bolo están devorando los mangos.
Felices. En cambio, estos mangos, que nadie mira, en esta
riqueza de fruta de la frontera, cuestan un corazón de
Haití. He dicho bien, antes: Haití está trocando corazones
por mangos. 1ya estamos en el estío.


• •
Oí voces en la noche. Al cabo de los meses, otra vez en
Dajabón se concentraban los camiones. El Gobierno
ordenaba retomar a las ciudades a aquella chusma de
maleantes y de putas que habían pasado un año en la
frontera. Regresaban destruidos, casi desnudos. Pero
estaban felices: Volverían al alcohol, a la noche! Después.
en las parcelas, habría una soledad tremenda. Volverían
los dos eternos de esta latitud: El bosque. 1también Haití.
CAPITULO XXVII

Héme aquí todavía en estas tierras. Soy un testigo


mudo. Un testigo cómplice. Estoy acusado por mi con-
ciencia. ¿Cuál es mi deber? .. Acusar! Debo irme! ¿Y por
qué continúo en esta aldea. recluído en una choza. aisla-
do, sumergido en la soledad de sus noches. frente a la
Inmensa sabana? Intento a veces leer. bajo luz mortecina
de kerosene. el Boletín Judicial. órgano de la Suprema
Corte de mi país. para no permanecer ajeno a la evolu-
ción de nuestra jurisprudencia. No tengo con quien dia-
logar. Desde temprano las casas de la aldea están cerra-
das y yo me he retirado del hotelucho de doña Francína,
a quien detesto por inquisidora y dúplice. de quien se
barrunta que es un espía del Gobierno para hacer dela-
ciones de los funcionarios que puedan criticar estos acon-
tecimientos. Mi compañero. el juez. un excelente caballe-
ro. ha optado por envenenarse cada día con alcohol. Tan
pronto terminan las audiencias de los pocos casos que
acontecen aquí -algunos robos. heridas. sustracciones
de muchachas- el juez va a juntarse con un oficial del
Ejército. perteneciente a una aristocrática familia de Puer-
to Plata. hombre fino. que repugna todo esto. y quien tam-
bién ha resuelto soportar este ambiente bajo una perma-
nente borrachera. Estoy solo.
Unicamente me confortan las cartas de Ángela. la
maestra. mi novia. También me llenan de estupor esas
cartas. En la capital de mi país ha caminado de aquí a allí.
174 Freddy Prestol Castillo

a todas partes, y no halla trabajo. Aunque es buena oficinista,


todas las puertas ministeriales las ha hallado cerradas. Su
historia es la historia de muchas muchachas bonitas.
La habían perseguido hábiles celestinos. El principal,
entre éstos, había sido un Ministro. Había investigado el
barrio donde vive Angela y el lujoso automóvil del poderoso
había estado varias veces en su puerta. Primeramente
había enviado al chofer, con una misiva sugerente: quería
verla para un trabajo. Ángela había ido. El Ministro,
oloroso a colonia, elegante, parecía ataviado por un sastre
londinense. En las dos manos tenía unos anillos brillantes
sobre los que fulguraban los rayos de carisimas piedras.
Simuló interesarse por su necesidad de trabajo. La invitó
a volver en dos días. Angela fue a la entrevista, en el
Ministerio. Cuando llegó, el ujier tenía recado: el señor
Ministro la esperaba en su casa-quinta y había un
automóvil dispuesto para conducirla.
Ángela se sorprendió. pero rápidamente resolvió
rehusar. Puso un pretexto. Dijo al ujier que prefería verlo
al día siguiente. Novolvió. Pero el Ministro, parece. estaba
"comprometido" a presentar esta presa interesante. Volvió
a ver a Angela.
Hábilmente intentó auxiliarla con dinero, pero ella
rehusó. Desde entonces la muchacha estaba asediada: en
la casa, en la calle. El Ministro, incluso, movió agentes,
femeninos para invitarla a fiestas; agenció todos los ardides.
Al fracasar, había dictado algo como una sentencia: no
hallaría trabajo en nínguna oficina. Esta orden se cumple
cabalmente y es una orden que alcanza incluso a las
industrias privadas. No había trabajo en ninguna parte.
He tenido que auxiliarla, rozando su dignidad,
enviándole algún dinero al través de mi amigo, el doctor
Vélez, un médico que no hace mucho salió del presidio,
por sus ideas libres, enfrentando al régimen.
EL MASACRE SE PASA A PIE 175

En cada carta hay más angustia. ¡Debo salir! Salir de


este suplicio. Con altanería valiente. Angela me dice:
"Debemos salir a toda costa. incluso para que tomes un
barco y te vayas al extranjero. aunque te pierda yo".
Cuando releo estas lineas me siento acusado. Veo que
Ángela Vargas. la ex maestrilla de "El Almácigo". tiene una
fuerza de decisión que a mí me falta. Estos pensamientos
me obseden y paso largas noches de insomnio. Entonces
recuerdo al juez aquel que se fugó. No podía resistir más
su degradado encargo de juez de opereta trágica. Se fue.
Entonces lo persiguieron. A mi casa vino a interrogarme
el mayor Ozuna -un negro que usa una larga pipa y gasta
un lujoso automóvil. a quien yo había conocido como
jardinero en la casa de un Mínístro amigo de mi padre.
El Mayor inquiría con aires de procónsul. Yo debía
saber de las ideas del juez. dónde vívía, qué comentaba.
qué propósitos tenía. Me advertía que ya había sido
denunciado a todo el servicio de la policía secreta y que
algunos lo sindicaban como comunista. Era un ingrato.
El General. tan generoso. lo había honrado en una misión
tan cuidadosa y secreta. y pagaba con traición. El Mayor
me advertía el precio de la traición en el régimen. La mano
del General. tan fina y aristocrática. como la sintiera el
reservista Loreto de la Cruz. era una maza de acero para
los desleales. El mayor Ozuna imprecaba a grandes voces
y de sus palabras trascendía el odio que me tenía: Yo nunca
había asistido a: sus comilonas. Tampoco a las del Capitán.
Siempre rehusé ir a la casa de doña Sebastíana, donde se
celebran fiestas y comilonas y ella aposentaba al General.
El ÚIÚCO ausente era yo. el renegado. Todos me acusaban.
"Ese fiscal hay que observarlo... parece desafecto..... Doña
Sebastiana parecía sentenciar. como antes había
sentenciado a la maestrílla, mi novia. Una vez recibí una
sugerencia del Mayor. llegó a mi choza simulando amistad.
176 Freddy Prestol Castillo

Traía una botella de whisky. Por cortesía acepté, a


disgusto. Yo presentía, y simulaba beber. ¿Qué trae ese
hombre? .. pensaba.
Cuando estuvo casi ebrio me abrazó.
-Magistrado... quiero que me complazca... Vaya a la
casa de doña Sebastiana... y también invite a la maestra
del Almácigo... le conviene a los dos. El General viene a la
fiesta de San Fernando...
Capté la trama que me tendía. Rápidamente apresté
la respuesta:
-"Con mucho gusto, mayor Ozuna... iremos... "
Este mismo hombre, al cual todos en la aldea rendían
tributo, menos yo, había ingeniado la especie para
destruirnos. En sus informes, pues cada militar debía
informar quincenalmente sobre todo lo que acontecía en
sus jurisdicciones, él halló la más aplastante fórmula:
Había dicho que la maestrilla, cifra de la honradez más
acrisolada -era concubina del fiscal ... Esta especíe volvió
de expediente en expediente hasta el Inspector de
Educación en Monte Cristi y éste, para complacer al Mayor
y dar rienda a sus resentimientos de pretendiente
frustrado de la maestrilla, provocó su destitución.
También cobraba méritos con doña Sebastiana, que
había dispuesto destituir la maestrilla que no aceptaba
sus invitaciones.
Yo conocía todo esto y sabía que estaba vigilado y
acusado. Permanecí indiferente a la palabra tosca del
Mayor. Yo, no sabía nada acerca del juez que se había
fugado.
Esto lo recuerdo en las noches de insomnio. Recuerdo
también el paso de Angela Vargas a verme, en Dajabón,
cuando regresaba. destituida del empleo, hacia la capital.
EL MASACRE SE PASA A PIE 177

Fue a verme a la oficina. Hablamos poco. Pero sellamos


en un beso un amor profundo. estremecido por la tragedia.
Quedó en remitirme la dirección. Le aconsejé prudencia y
que desconfiara de todos. Entonces ratificamos nuestro
voto de amor. con la entrega. que le hice. de los
manuscritos de mis notas de la matanza. Ella debía
conservarlas, a todo trance. En último caso, entregarlas a
mi madre. cerrados los folios. Llevar esas notas equivalía
a portar una bomba de tiempo, susceptible de estallar en
cualquier instante. Esas notas, en manos de la policía
secreta. podrían llevarnos a la muerte. Yo. además sería
vilipendiado como desleal al régimen. Ella. desaparecería
cualquier día para no volver jamás.
Después de eso he recibido numerosas cartas de
Angela. Ella es una guerrillera. No concibe sino la lucha.
aun para perecer. Sus cartas. más que cartas de amor
son programas de lucha. Me inyecta esperanzas para
resistir. Y más que nada. me urge a salir de estos
escenarios. Yo la veo bajo todos los peligros. en la ciudad
capital. Vive de la venta de bordados que hacen ella y la
madre. Pasa las noches leyendo después que deja el
bordado. En sus últimas cartas inquiere sobre mi salud.
Recientemente he sufrido grandes fiebres. La. fiebre es
común en la aldea. por los mosquitos que nacen en las
aguas del Masacre. en los meandros donde no hay
corriente. La aldea está latígada por el sol, por los
mosquitos: y en las primaveras. por los "jejenes" -
diminutos insectos voladores que andan en enjambres y
hostigan la boca. la nariz. los ojos.


• •
El insomnio es el presagio de mi enfermedad. Siento
venir las fiebres delirantes. mientras estoy solo en mi
178 Freddy Prestol Castillo

choza, únicamente asistido por Bítín, la sirvienta vieja


del juzgado. La fiebre viene. Siento como que voy hacia el
fondo de un mar profundo. ¿Hacia dónde? .. Así debe ser
la muerte.
Un viaje a la profundidad, hasta perder el sentido,
hasta ser una cosa más, como un ancla desprendida del
barco en medio del océano.
Sigo bajando, hacia las profundidades. ¿Dónde
estoy? ..
Al cabo he despertado. semilúcido. Pongo la mano en
el catre en que duermo. Veo el mosquitero. Veo la cara
bondadosa de la aldeana que me sirve una tisana.
-Magistrado: Usted hablaba de muchas cosas!... como
de guerra con haitianos! ...
Reconozco entonces que ha sido un sueño delirante
en el que he visto el pasado como en una cinta
cinematográfica.
CAPITULO XXVITI

Debo anotar las visiones de mi fiebre. mientras estaba


abandonado en la aldea. Angela deberá agregarlas a las
notas que ella guarda.
Llegó aquel sacerdote negro. Se sentó a mi lado.
Comenzó a hablarme. Después comenzaron a llegar hasta
mi cama figuras en sombra. tenebrosas.
-SOy Santo Louverture... Toussaint!... Fui esclavo y
cochero. Mira mis manos: Destilan sangre... Cobré a los
blancos la injusticia. con la moneda de los oprimidos: La
injusticia. Los amos franceses degollaban los negros. mis
hermanos. Los descuartizaban a la menor queja Sus perros.
los mastines que trajo Rochambeau, el general de Napoleón.
comían carne de negros... El Comandante de la Tortuga no
recibirla pago por raciones. le había advertido Rochambeau.
Debía alimentar los mastines con carne de negros... Alnegro
se le somete al suplicio de la rueda. se descuartiza. sin
lágrímas, con hacha. como a los árboles.
-"Azúcar. café. cacao. añil. Lo producían los negros
para los blancos de Francia. que pagaban con azotes...
Pero mira las pavesas. Mira los cadáveres de los blancos.
Han ardido junto a sus cañaverales... Los he engañado a
todos. a ingleses. franceses. españoles y todos eran iguales:
Hombres que querían mas riqueza, mas ríqucza., 1103
vencí a todos... Esta tierra es mía... He pisoteado los
blancos franceses ... 1 ahora. pisotearé a los blancos
180 Freddy Prestol Castillo

españoles de Santo Domingo. Los degollaré. Mataré sus


mujeres, sus niños bonitos y sus altares, aunque yo soy
cristiano. Morirán todos en la parte de Santo Domingo
que gobiernan españoles todavía... La Isla, una e
indivisible... Haití sólo tiene por límites el mar..."
-"Soy Dornínga Núñez, española de Santo Domingo.
¡Negro insolente! ¡Cuidado si me tocas con tu bastón, en
esta plaza donde has reunido al pueblo todo, para
degollarlo! Para españolas, otros modales aprende! Mata,
degüella, presto, si deseas... ¡pero te despreciamosll"
-'Yo soy Jean Philippe Dau! ... ¡Quiero beber sangre!
¡Sangre! ¡Más sangre!... La deseo beber con "tafíá. Sangre
de blancos españoles!... ¡Matad, mis soldados! Matad a
todos estos españoles que no nos quieren porque somos
negros y ellos son esclavistas... Dadme sangre, deseo lavar
mi rostro con sangre, en honra de los dioses negros de
Haití... Aquí. en San Carlos, no quedarán ni pavesas...
Fuego, soldados, de Haití... matad hasta a los niños..."
-"Señor, soy inocente. Soy don Antonio España. Labro
mi tierra, ved mis esclavos, que son como mis hijos. Ved
que mis esclavos desprecian vuestra libertad, vuestra
liberación... ¿Por qué me matais, aquí en mi estancia,
donde crecen la caña y el tabaco y donde se eleva mi
corazón a Dios! A qué vinisteis a esta tierra, a depredarlo
todo, a matarnos a todos, a incendiar nuestras casas y a
robar nuestro ganado?.. 1 ahora, partís mi pecho con
vuestras lanzas y sacais mi corazón y 10 devora, vivo
todavía, vuestra tropa de dahomeyanos!..."
-'Yo soy negro también, como vosotros... pero soy
español... por eso, tu sable, ha traspasado mi corazón"...
-"Perdón, feroces haitianos ... ¿Qué delito he
cometido? .. ¿Me matais, únicamente por ser blanco?"
EL MASACRE SE PASA A PIE 181

-"Feroces caníbales de Haití!... respetad los ancianos.


aunque nos matéis a todos los jóvenes... No habeis respetado
ni siquiera las iglesias!... Ved los altares y las mitras. teñidas
de sangre inocente. Matadme a mí!... Soy el padre Juan
Vásquez, el que os odia, bebedores de sangre... Animad más
leña aqui, al altar. Ved más bancos de madera, ved los santos
de madera. Traed más madera. Aumentad el pábulo en que
vais a quemarme vivo, dentro de esta Casa de Dios... El os
lo cobrará. Quemaréis mi cuerpo como un pabilo. Debo
acompañar a mis feligreses. que acabais de asesinar, sin
respetar mujeres. ancianos y niños. en esta Iglesia, hoy día
de Pentecostés... Quemad! Uberais mi cuerpo miserable...
Negros malditos, bebedores de sangre!"
-"Salvajes! ... ¿por qué tiráis los niños para ensartarlos
en vuestras agudas bayonetas.....
-"Oh, hermanos!... Ved las ruinas de Santiago!. .. Todo
es pavesa... Huyamos con la noche. a los montes ásperos...
Sólo hemos quedado vivos cuatro hombres, de la masacre
de hoy. Las hordas negras han destruido las iglesias. las
casas. los oratorios. Han degollado a nuestros padres y
amigos. Sólo hemos quedado cuatro. Huyamos en la noche".
-"De dónde venís?" Huyo de Moca. El pueblo ha sido
convertido en pavesa y por ahí vienen los hombres de La
Vega a pie. entre los animales y la boñiga de ganado.
atados, como reses. Los ahorcarán o los llevarán como
esclavos a Haití... Dessalines sólo pedía sangre, más
sangre. Huyamos. ¿A dónde?...
-"Soy Serapio Reynoso, el pardo. He muerto en "La
Emboscada", deteniendo nueve mil caníbales... Santiago
ha sido pasada a cuchillo!"
-"Dominicanos... Soy Dessalines, el amo de Haití! ...
Sólo os queda un camino: la muerte por el hierro y el
incendio de vuestras haciendas... Arrearé hacia Haití todas
182 Freddy Prestol Castillo

vuestras bestias y ganados. Mi paso lo marcará el incendio.


Donde no hay campos. no hay ciudades. Vuestro destino
es morir bajo las botas de las tropas de Haití... No
escaparéis ni ancianos. niños. ni mujeres!... Esta tierra
no la pisará un solo blanco. Haití... tierra únicamente para
los negrosl. .."
-"Y yo... soy Faustíno. el Emperador Soulouque...
Moriréis, dominicanos!... El tajo de mi espada os llegará
donde quiera que estéis. Os perseguiré en las montañas,
como animales salvajes... El hierro de Haití. os matará a
todos.....


• •
Aquí termina el delirio de mi fiebre. Desperté a media
noche. Noche profunda. Siempre me parecía el fondo de un
océano trágico en que el agua no es verde. sino roja: sangre.
Abrí la ventana del horno donde estaba solo. en la media
noche fronteriza. Oscuridad impenetrable y desolación
profunda. Sólo escuchaba los alaridos de don Panchíto, el
endemoniado. mi vecino, que agonizó durante catorce noches
ladrando como perro, con rezongos de cerdo, cantando como
gallo de media noche. Don Panchíto, el matón! (Dijeron que
al morir. de su boca salieron cuatro culebras verdes. Cuando
trataron de matarlas agarrole, las culebras hablaron como
gente. En patoisl). Miré al cielo y advertí la luz pura de las
estrellas. Sentí como un alivio: las estrellas brillantes. La
mañana se asomaba a poco por el pastizal pardo que precede
al poblado. Me sorprendió meditando sobre la historia
presente que veía con mis ojos, escrita en caracteres de
sangre. y aquella historia de impiedad. despotismo y
crímenes cometidos por los haitianos. aprendida en las clases
de historia. en la infancia.
CAPITULO XXIX

La he buscado inútilmente, después de mi fuga.


Abandoné una noche la aldea de Dajabón, simulando un
servicio de la Justicia. Fuera del pueblo me aguardaba el
vehículo de un amigo. agente vendedor, que no temió
asociarse a mi fuga. Era un joven cuyo padre había sido
asesinado por la dictadura. No temió asociarse a mi delito:
Abandonar un cargo en la frontera.
1 aquí, en la ciudad, donde me ha procurado
implacablemente la policía secreta, la he buscado día y
noche, sin hallarla. ¿Dónde está Ángela Vargas, mi novia?
Había dejado, a mi madre, mis notas de la frontera.
Sus cartas llegaban con precisión de reloj, cada
semana. Primero eran cartas en papel de enamorados,
con un leve perfume. Cartas en papel rosado. en que solía
hallar un dibujo de corazones atravesados por la dulce
lanza de Cupido. Después las cartas venían en papel
modesto. Alguna, finalmente, recibí, en papel de estraza.
Las cartas señalaban la marea de su miseria. 1cada una,
estaba rebosante de amor y de tragedia. Trabajaba de
esclava en un taller de costura haciendo ropa burda de
obreros, junto a operarias flacas, algunas enfermas. Las
más eran madres que tenían que abandonar niños de
pecho. Otras dejaban pequeñas niñas en el barrio, bajo el
peligro de maleantes y borrachos, en zonas de prostitutas.
El taller era írresptrable, monótono. La única palabra que
se pronunciaba era: misera. 1 en medio de este mundo,
184 Freddy Prestol Castlllo

afanaba Angela Vargas, perseguida por una manada de


poderosos que intentaban prostituirla. Adrede. le habían
cerrado todas las puertas del magisterio. su vocación. Aún
así. Angela me escribía dulces cartas de amor, llenas de
un fuego de dignidad escaso entre mujeres de su edad.
Llegué incluso a avergonzarme. Había un contraste
enorme entre mi cobardía. uncido al carro de la tiranía. y
aquella vida. heroica, aquel ser delicado y bello. vestida
como la más desgraciada de aquellas obreras.
En una carta me anunció la muerte de su madre. Murió
de consunción y de martirios morales. El entierro. de la
más humilde escala. 10 sufragó un sindicato clandestino
de obreras. todas pobrísimas. La carta traía lágrimas. pero
también carácter. Abundaban. como siempre. los consejos.
invitándome a "ser un hombre". y dar la espalda a la
dictadura. Me señalaba el camino: el mar. el extranjero.
"para así, readquirir la calidad de hombre".
Ya no pude resistir más aquel enfrentamiento: el temor
por su seguridad y el reto de romper cadenas. que había
en cada una de sus cartas, me decidieron.


• •
Estuve en el barrio, pero nadie sabía dónde había ido.
Un día. como hiciera yo en la lejana provincia de la
frontera. ella escapó. ¿Hacia dónde? .. Ningún vecino lo
sabía. Lo había dejado todo -muy pocas cosas-: una
cama pequeña. unos muebles de madera rústica,
campesinos. Se llevó el retrato de su madre y su Virgen
de la.Altagracía. Había salido de noche. La habían visto
por el puerto. Caminaba abrazada a un capitán danés
que hablaba español.
EL MASACRE SE PASA A PIE 185

Entonces tuve celos estúpidos. ¿Me habría


abandonado? ¿Seria un caso de infidelidad final, al
comprobar mi incapacidad para liberarme?
Desde ese momento, automáticamente, iba al puerto.
No salía del puerto. Queria hallar una noticia, alguna
información. Inútil. Decidí luego visitar al doctor Vélez,
nuestro amígoe el médico aquél que vivía en las afueras
de la ciudad, entre libros y árboles. Vélez había sido el
refugio espiritual de Ángela. Como ella, él era un talento
lleno de dignidad. Había visitado numerosas prisiones
perseguido por el régimen. La rebeldía de Angela halló
respaldo cálido en aquel espíritu libérrimo.
Cuando llegué a verlo, me recibió nerviosamente con
estas palabras:
-se fuel. .. para siempre! se cansó de esperar!... Escapó
en un carguero danés que debió dejarla en Venezuela.
Antes de irse al puerto, simulando una prostituta, para
no cau~ recelos en los que la perseguían. vino a verme y
te eneygó que fueras a ver al doctor Fradíquez.
La noticía me causó un desconcierto como una descarga
de rayos. Me sentía cobarde, frustrado. 1 llegué a la
irreverencia, íntima, de sentir celos por Angela. modelo de
virtud. Callé frente al Doctor, que me miraba. duro, tras sus
gafas negras, de tuerto genial. 1 ya, apenas escuché sus
palabras imperiosas, que, como las de Angela, me urgían:
-Toma el camino de la liberación! Ten tanto valor como
Angela! Eres joven. Si tuviera tu edad. no estaria aquí!
Luego agregó:
- y ahora, debes cuidarte, pues te buscan, día y noche,
los sabuesos... He sabido que el mayor Ozuna mandó al
Gobierno un expediente acusándote de comunista y de
enemigo del régimen... por haber abandonado el cargo en
186 freddy Prestol Castillo

Dajabón... A la casa de tu madre, ha ido varias veces la


policía secreta... Te persiguen y debes caminar únicamente
de noche...
El doctor Vélez me ocultó en su casa de campo. Sólo
salía de noche para ver a mi madre y hermanos, pequeños,
todos los cuales dependían del pan que pudiera darles yo.


• •
La casa del doctor Fradíquez era sencilla, corno de un
verdadero sabio. La esposa, mexicana, y las dos niñas,
preciosas. Todo era libros y más libros. en la casa. En los
estantes, en las mesas, sobre los escritorios. Libros
marcados con cintillos de papel, pues el Doctor leía al
mismo tiempo varios libros y hacía sus anotaciones. Era
un cerebro organizado, una inteligencia clara, un
permanente estudioso, pero sobre todo, un hombre bueno.
Nativo del país, pero habiendo vivido largos años en el
extranjero, el doctor Fradíquez, sabio humanista que fi-
guraba entre los más calificados elencos de profesores en
Norteamérica, Chile y Buenos Aires, después de ~alizar
una obra magistral, como profesor, crítico, lingüista e in-
vestigador literario y ñlosófíco, había retornado a su tie-
rra, bajo la melancolía de los ausentes, y para dar, según
sus palabras, su óbolo de servicio a la tierra en que nacíó
y que jamás había olvidado. Aceptó, al efecto, una plaza
de Ministro de Educación, que le ofreció el Gobierno. Pero
muy pronto, captó la atmósfera viciada, impropia para
un hombre cuya vida había discurrido en ambientes de
libertad y dignidad. Vio las garras de la dictadura, acer-
cándose incluso, a la paz y a la dignidad de su hogar.
Advirtió cómo un coro de serviles hacía contra él una gue-
EL MASACRE SE PASA A PIE 187

rra cerca del poderoso, tildándole de frío hacia el régi-


men, e intentando, al efecto, ridiculizarle públicamente,
calificando de ineptos, sus métodos de enseñanza y pla-
nificación.
Inalterable, el doctor Fradíquez soportó aquella guerra
desleal. I en el interin, preparó su defínítíva ausencia de
su tierra querida, a la cual había vuelto, cargado de lauros,
despreciando las mejores universidades, con intención de
enseñar y levantar a su país.


• •
Cuando llegué, me recibió con aquella sonrisa serena
de hombre bueno y sencillo. guiso hablarme con pocas
palabras, porque sabía que su casa estaba espiada.
-Ya todo está hablado. La señorita debe estar en
Venezuela. El buque-escuela, colombiano, está dirigido por
un gran marino de Colombia, que fue mi discípulo en
Harvard. Lo espera. Debe ir el miércoles, a las doce de la
noche, a la puerta de San Diego. Vaya en camisa blanca, sin
saco, use una corbata roja, que es la señal. Primero, en la
tarde, mande la ropa con un marinero, que vendrá a buscarla
aquí. El buque zarpa para Buenos Aires ... Usted
deseniiJarcará allí, pues el Comodoro tiene ya mis
instrucciones, para utilizar mis amistades en Buenos Aires,
que le proveerán de falsos documentos, mientras yo llego...
¡Debe abandonarlo todo!... ¡Tener fuerzas!. .. ¡Fuerzas!... Estas
últimas palabras las pronunció en alta voz, exaltado. con
un tono que jamás había advertido en su rostro,
habitualmente sereno. Calló, para hablar seguido:
-¡Olvidarlo todo!... incluso a su madre!. .. y a sus
hermanitos huérfanos!... a todos!... A Buenos Aires! I
188 Freddy Prestol Castillo

esperarme allá. Lo relacionaré a alguna editorial... Vivirá


con dignidad!...
Después agregó, suavemente en su tono apacible de
maestro:
-Tengo esperanzas en usted... ¿Por qué no podría ser
usted una gran pluma libre en América? ..
Luego cortó el discurso, tajantemente. Miró hacia
afuera, y dijo:
-El miércoles, a las doce!... Váyase ya!... Ya veo que
se acerca un hombre que espía esta casa toda la noche!...
Váyase!
CAPITULO XXX

Las horas pasaban veloces. Estaba lleno de confusión.


Un pensamiento me absorbía: "¡El miércoles, a las doce
de la noche!" En aquella hora se iniciaría mi liberación.
Recordaba la palabra fraternal e imperiosa del doctor
Fradíquez: Debía olvídarlos a todos! Incluso a mi anciana
madre, a mis hermanos pequeños, de quienes era yo el
único sostenedor!
Pero finalmente aceptaba el sacrificio. Decidí ocultar
mi resolución.Simulé que enviaba mi ropa a la lavanderia.
Justamente, el marinero colombiano había procurado con
toda exactitud de hora, la maleta, en casa del doctor
Fradíquez y la había llevado a la fragata.
Esa noche, mi madre había sufrido un colapso nervioso,
iniciado en la tarde, cuando llegó a mi casa el Alguacil, con
unos papeles judiciales, dándonos plazo para desalojar la
vivienda, atrasada en los pagos. Estuve alIado de mi madre
toda la noche. Al fin la obligué a tomar un somnífero y cayó
en un profundo sueño. Me recosté. No podía descansar. El
corazón latía al compás de mi modesto reloj. Como que
también él, contaba las horas.
Cerca de las once, mientras todos dormían en mi casa.
Me levanté en silencio. Miré los rostros de cada uno de mis
hermanos. Me detuve contemplando el rostro angelical de mi
madre.
190 Freddy Prestol Castillo

Pensé:
-Abandonados!!
-Abandonados! En la miseria, sin pan!
-Mañana vendrá el casero a injurlar a tu madre! Luego
volverá el Alguacil a tirar en medio de la calle sus pobres
enseres. A la vista de todos. que dirán: El hijo mayor los
abandonó!
Mentalmente, releía la sentencia que había notificado
aquella tarde el Alguacil.
-Desalojo! ¿Para ir dónde? ..
-Abandono!
-Te quieres más que a tu madre... !
-Te quieres más que a tus hermanos desvalidos!ll
Estos pensamientos pasaban veloces. en segundos.
Pero hice fuerzas y continué vistiéndome. Pensaba en la
hora: Las doce de la noche! En la Puerta de San Diego!
Iba a salir. Pero antes, al mover la puerta. mi madre
pareció despertar. Estuve a punto de arrepentirme. Por
suerte, no había despertado. Gané la sala de la casa. Desde
allí podía otra vez mirarlos a todos los abandonados.
Lloraba. Salí.
Por la calle iba a marcha forzada, esquivando los policías
nocturnos. Al pasar por la Plaza de Colón, oí las viejas
campanas del reloj del Palacio Municipal. Eran las once y
media de la noche. Las campanas me produjeron pavor, casi
pánico. ¿Por qué? En aquel momento me sentía delincuente.
Habría querido huir. ¿Hacia dónde? .. Deseaba volver hacia
atrás. Pero al mismo tiempo, pugnaba por acercarme al puerto,
cercano. Caminaba torpe. como los borrachos.
EL MASACRE SE PASA A PIE 191

Al tomar la calle Isabel la Católica. acercándome al


puerto. una ronda militar me detuvo. Buscaban un
abogado comunista. Acaso era yo. según la calificación
del mayor Ozuna. Me pidieron los documentos de
identificación. Yo tenía mis documentos falsificados. para
evadir la pesquisa de mis perseguidores. Expliqué.
Dudaron. Volvieron a preguntar mi nombre. a pesar de
estar en los documentos:
-Soy Fredio Gimbematt Ustedes buscan otra personal
(Hacía esfuerzos para sesgar la mirada amarilla del Cabo
jefe de ronda. una mirada sucia, como aquella de los
soldados que mataban hombres en la frontera. Quizás
habría servido allá. O en algún penal de la tiranía. que en
ambas partes es lo mismo). Volvía a miranne el Cabo jefe
de ronda:
-Se parece mucho a usted. el que buscamos... ¡Vamos
al cuartel!...
Supliqué. Di razones. Iba. les dije. en busca de medicinas
para mi madre. que estaba quebrantada gravemente. Al fin -
inexplicablemente- me dejaron. Casi había pasado un cuarto
de hora. justamente el tiempo que debía haber aprovechado
en la Puerta de San Diego. Esperé. discretamente. que se
alejara la patrulla. Cuando iba a caminar. sonó. otra vez. el
viejoreloj de la Plaza Colón. No sé por qué, aquellas campanas,
que había escuchado en la niñez y toda la vida. ahora me
infundían pavor; un cuarto de hora para las docet... Pero estaba
paralizador Estaría como un idiota en aquel instante. No podía
andar. Ahora recordaba a mi madre. febrilmente. A esa hora
se habría levantado como era su costumbre. a revisar la casa
y ver cada uno de sus hijos en el lecho. Notaría mi ausencial
¿Qué pensaría en ese momento...?
La había abandonado sin dejarle recursos. bajo la
192 Freddy Prestol Castillo

amenaza del desalojo. consignado enunasentencia. que


yo había creído ocultar guardando los papeles del Alguacil.
y otra vez escuchaba. en la noche. aquella voz:
-Los abandonas!
-sólo piensas en ti!
-¡La tirarán a la calle!
Sonó. entonces. el último campanazo. Las doce de la
nochel Y yo, como un paralítico, en medio de la noche. No
podía andar. Estaba rígido, dentro del abierto zaguán.
oscuro, de una casa colonial. Comenzaba a llover a cántaros.
Era Mayo. Bajo la lluvia, en medio de la noche, me sentía el
más solitario y el más vil de los hombres. Entonces recordaba
a Angela -la valiente- la que se había escapado sola -y
me sentía el más cobarde de los hombresl
El aguacero continuaba. Al fin, yo deseaba que no cesara,
para justificar ante mí mismo, aquella indecisión. Me sentía
aturdido, con fiebre. Hablaba solo. En un momento, al
zaguán entró una mujer ebria, una prostituta nocturna. de
esas que andan toda la noche en medio de la ciudad dormida,
en busca de cliente. La. estancia se colmó de un nauseabundo
olor a ron. En la penumbra la distinguía a medias. Se creía
sola. Cuando me distinguió. la mujerzuela se acercó y casi
sin hablar. me extendió una botella. Simulé que bebía.
Cuando se acercó, bajo la tenue luz. vi aquel rostro,
tenebroso, como de máscara de carnaval, surcado de arrugas
prematuras y cicatrices de navajas. Era, "La Chúla"/...
aquella que había estado en las parcelas de la frontera, la
barragana del músico Cholo "El Colorao".
-¿Cómo te llamas? .. le pregunté.
-Me llaman "La China"... vengo huyendo a la Policía!...
Por esa botella acabo de darle un navajazo a una mujer...
EL MASACRE SE PASA A PIE 193

y me andan buscando... aquí. en la ciudad de los ticos, no


me buscarán... me buscarán en los barrios... donde están
los pobres, los perros...
Cuando cesó la lluvia, la rapaza desapareció en la
noche. Pobre "China", pensé, menos triste que yo.
Continuaba en el zaguán. Venía, ahora, otra voz muy
conocida por mí, en mis insomnios de la aldea de Dajabón.
Me acuciaba pertinazmente:
-Cobarde!
-Cobarde!
-Vete! Vete!
Estas dos palabras me movieron finalmente. Eché a
andar. Cuando miré el reloj, era la una de la madrugada.
Hice un esfuerzo, y comencé a correr. Bajé velozmente la
cuesta de la calle de Las Damas. Alcancé la puerta de San
Diego. Me detuve allí. Esperé. Nadie vino a ídentífícarme
por la corbata roja. Me sentía impotente, vacío, con el peso
de una pluma de ave. Entonces me dirigí al muelle,
inmediato. Desde un punto del muelle vi que en aquel
momento la fragata, que acababa de partir, tomaba la
barra del río, frente a la Fortaleza y comenzaba a desplegar
el pabellón de la República Dominicana y el de Colombia.
¡Había llegado tarde!
Corrí entonces al Malecón, frente al mar Caribe. Veía
la bellísima fragata, meciéndose, blanca, como una gran
gaviota, mientras rompía las aguas serenas del mar de
las Antillas. Desesperado, como a una novia que se va, la
contemplaba mi impotencia. A medio estuario, había
detenido la marcha, al retirarse, para disparar al
amanecer, las salvas de estilo y ceremonia. ¡Habría
querido, entonces, lanzarme a nado, hasta alcanzarla!
194 Freddy Prestol Casttllo

Permanecí allí. envuelto por la bruma. ¡la contemplé


hasta verla perderse en la línea del horizonte!
Volví entonces a mi casa, en la mañana, con un íntimo
sentimiento de culpa y de traición. Al llegar, mi madre me
esperaba. Mentí. Por complacer a mi madre, me acosté en
el lecho. Caí en un letargo torpe, entre dormido y despierto.
Aquella voz de las madrugadas, que oía en la aldea.
retornaba. No cesaba de martillar su acusación:
-¡Cobarde! ¡Cobarde!
CAPITULO XXXI

Entre mugre y soledad, sin saber a qué hora vendrá el


carcelero a abrir la puerta. Entonces, debo recordar.
-Te recuerdo, Pablo. Cuando apareciste en casa -
eras negro, feo, pobre-la tía Eloísa quiso acosarte como
a una mosca. A hurtadillas jugábamos en el patio, verde
de frutales, tornasolado de aves exóticas y nativas que
había puesto allí mi padre. Apacibles sombras verdeantes,
bellas reatas con claveles, agua en los canales, algunas
estatuas. Cerezos maduros y "jobos". Penetraste al patio
señorial como estilan los ladrones en casa de ricos: con
temor y odio. Temías a tia Eloísa! Un día me dijiste, con
brusquedad:
-Tú eres rico!
y quedaste meditando. Yo no acertaba a saber 10 que
tú sabías.
Yo preguntaba: ¿quiénes son los ricos? Creía que todos
los hombres eran iguales. Tú, sabías que no. Para mí, la
casona y los jardines estaban también en tu casa. Entonces
me dijiste que vivías próximo al puerto. en un rancho
miserable que en las lluvias había que abandonar porque el
río 10 anegaba todo. Recuerdo que me decías, al oír el piano
de tia Eloísa: "Qué bonito es el piano..." "En mi casa no hay
piano..."También me dijiste: 'Yo no tengo mamá, como tú..."
y quedaste llorando. "Ella vive ahora con un nuevo hombre,
en el batey. El hombre la golpea cada día.. El hombre trabaja
196 Freddy Prestol casuuo

con los bueyes y está siempre borracho. El hombre es fuerte.


golpea a mi madre y le canta a sus bueyes... Cuando sea
grande. mataré a ese hombre"... Yvolviste a llorar. Te calmé.
Te pedí que me dijeras cómo era eso del "batey". En el batey
hace frio en las mañanas. El carretero se levanta temprano.
Los bueyes huelen a pienso y a melaza. Sólo han comido los
bueyes. Ni el carretero. ni el gañán tienen qué comer. Del
campo de caña viene un fuerte frío. Los boyeros toman ron.
Después olvidan y cantan. Antes de irse con su carreta. el
hombre fuerte golpeó a tu mamá. porque no le había cosido
la camisa rota. que casi no se podía coser. Yo no sabía de
ese mundo. Tú, lo sabías todo y voMste a llorar. con odio.
Me parecía que me estabas odiando a mi mismo... Entonces
vino la tía Eloísa a echarte de la casona: eres una "mosca" ...
Quedé solo. sin ti. Pablo. sin tus historias del batey... ¿Qué
habías hecho de malo. Pablo?
-Pero hoy eres Ministro. y no has venido a verme. a la
cárcel. Recuerdo tus tarjetas desde París y Ginebra.
Apetecías blancas. En la última foto aparecías dormilón en
brazos de una holandesa opípara. ¡En Ginebra te vengaste
de tía Eloísa! No sé si has olvidado los arreos del boyero.
que me describías; el frio del cañamelar en las mañanas y
los desolados amaneceres del carretero. que solías contarme.
con aplomo de hombre viejo. ¿Y tu mamá? .. Ah! sí!... Murió
de consunción. ¿Dónde está? .. En el batey no había
cementerio. Sí. Pablo. la felicidad tuya es olvidar...
-Esto es el puero. El "Yumero" era balandro volador.
Esa noche había un fuerte viento en el "Ozama", el río-
puerto. Debes saber, tía Eloísa, que yo vivía en el puerto
desde que perdí la fragata colombiana que debía llevarme
a la libertad. Tenía una sola obsesión: ¡Angela! Angela
libre! Yo, esclavo! En mis sueños, en la barraca del puerto,
sentía cerca de mí al mayor Ozuna, que me buscaba. Creía
percibir su aliento de mastín, sus colmillos de bestia,
EL MASACRE SE PASA A PIE 197

presto a devorar su presa. Yo era, para el mayor Ozuna y


para los que pensaban como él, "el comunista", "el peligroso".
¡Grave crimen abandonar un cargo en la frontera! Y el puerto,
es un país distinto. Entre mugre, entre delincuentes, me
parecía aspirar un ligero aire de libertad, de defensa. En
medio del caserio parduzco, pegado al agua, se oye mejor la
voz de la noche. Olvidado de todos los míos, hasta de mi
madre! Liberado, entre mugres. Mugre del estiércol. del
basurero del puerto, del alquitrán, del humo de arenques
quemados en la brasa, del pescado. Mugre en las telas
rasgadas de velas viejas y sogas desgastadas como los dientes
de los patrones de cabotaje -peludos, animales feroces,
bebedores, fumadores-. Así eternamente: mirando al viento,
a la noche, a la marea. Ojos de gato montés, para espiar.
Manos duras, como los clavos de la barca, que azotan sin
misericordia a los rapaces del barco, los aprendices. Estos
no tienen, ni conocen sus padres. Su padre, el patrón, casi
siempre irritado. Después, también son patrones. Y habrá
otra fauna de aprendices golpeados, que aparecen como la
lama verde que se adosa a los costados de la gabarra. ¿Se
comió? ¿No se comió?.. Igual. Mal tiempo. Brisa buena.
Arrea la vela. Atesa la botavara. Atrinca el foque. El mar,
que es la libertad. Y siempre, en la miseria. Pero ahí yo estaba
mejor. El mayor Ozuna no vendria a la bodega del "Yumero",
mi escondite. Pregunta que no se pregunta: "¿Cuál noche? ..
¿Cuándo huiremos? .." Debo callar. El mayor Ozuna no me
hallará aquí, en la bodega, entre ratones y mugre.
-Miré por un agujero. Vi la cara de cobre de Alejandro
Yanga, el capitán. Callaba. Acaso sobre su frente
revoloteaba un pensamiento triste, como mosca pertinaz.
TISICA. TIsica! La. misma palabra. Y era, tísica. Era, según
dicen, bonita, aceitunada, con dos largas trenzas negras.
Híguernota, la hija del capitán. Bonita, en la barraca, por
cuyo frente sólo pasan borrachos. Tísíca. El capitán no
tiene flete. No tiene dinero. Tísica, sin médico, junto a la
198 Freddy Presto! Castillo

humedad de la barraca, hasta que suba el río y haga


abandonar el rancho. Volaban las moscas del pensamiento:
"Tisíca". Si tuviera dinero no iría clandestinamente a
Venezuela con los chinos. Pagarán allá el flete. Mamblé había
hecho el trato y había visitado la bruja. El mayor Ozuna va
a toparme pronto. "Espera". Sigo en la bodega del "Yumero" .
acompañado de ratones. Espera! Mal tiempo. El río traía
mucha basura. Mal tiempo. Espera. Malditos chinos, pobres.
Pagarán por ellos en Venezuela... Tísica.
-Era el mismo: El mayor Ozuna. Andaba en el puerto
con una mujer rubia. borracho. ¿Me buscaba? .. Si la tía
Eloísa viera la rubia. abrazada del mayor Ozuna, negro,
moriría de náuseas.
-Culpa de Mamblé, el ayudante del capitán. En alta
mar, frente a la isla "Catalina", mató los chinos y los lanzó
a los tiburones. Antes, los registró, muertos. ¡No tenían
dinero! Miré al capitán y a Mamblé. Callados. No había
dinero. "Tísica". La cubierta llena de sangre amarilla.
-Los del guarda-costas. militares, vocearon.
cercanos: "Suban. Están presos!"
-¿gué será de Oguistén, el haitiano viejo, que quedó
en el puerto? Lo había traído un camión y lo tiraron en el
basurero. Como cosa inservible. Semi-paralítico, ciego.
Había perdido la fuerza y los ojos en el cañaveral. guizás
molestaba en el batey. Lo eliminaron como hacen con los
bueyes viejos. Estaba medio loco. A veces musitaba: - "A
cuté la can!. .. a cuté la can!. .." Quizás veía bueyes,
carretas. lodazales, retoños de caña. Bajo el puente, casi
en el agua. Oguístén no tiene tierra. ni patria. Quizás
recordaba. Pasó el Masacre hace muchos años, sin
dificultad. El Masacre se pasa a pie.
-Sí, eran los mismos. Los hermanos de Oguísén. Desde
el puerto los veía pasar en camiones. como cargan las
EL MASACRE SE PASA A PIE 199

vacas. hacia las plantaciones del Este. Chillones y sucios.


Llevan gallos y cotorras. Son, cotorras. Cortarán caña como
Oguistén, el haitiano del basurero. Como Oguístén, también
escaparán a la Policía de Inmigración. Tal vez. con los años,
también tendrán su basurero. Una cabeza de haitiano: 15
pesos. Negocio bueno.
-¿Por qué. ahora. este recuerdo de limoneros, de cerezos
florecidos. de música vienesa? ¿Por qué la recuerdo desde
aquí, tia Eloísa? Perdone usted. Estoy entre presos y recuerdo
que en la infancia. al verlos pasar un día. me dijo que esos
eran los "hombres malos". Debo recordar otros malos, tia
Eloísa. Por ejemplo, eljuez. don Gregorio. Apenas de su casa
a la Iglesia. No tiene querida, un gran dato. Su puerta está
cerrada siempre. como la de un monasterio de reclusos. En
el zaguán, su perro Dobberman. Esto le ha evitado la
costumbre de la limosna a los pobres, que no pueden pedirle
limosnas. Don Gregorío, el juez. comedido, suave, se apaga
su sonrisa como esa música dormilona de un 'jazz" penoso
cantado por negros de Misisipi. No toma a fiado. Excelente
cristiano. no quiere saber de cárceles por piadoso y santero,
aunque cada día pone penas de muchos años. casi sin
escuchar a los defensores. El, tiene ya su criterio. Cuando
habla desde su escritorio, por teléfono. a un desconocido
poderoso que le llama, toma maquinalmente el lápiz Yapunta:
"¿Cómo se llama el hombre?" "¿Los presos vienen ya?"
Después suele escucharse: "De acuerdo. de acuerdo,
General". "Cumpliré sus instrucciones. señor! Y recuérdele
a Su Excelencia mis aspiraciones"! Descolgaba. Seguía siendo
don Gregorio. Seguían los abogados chillando. No importa.
La gente se acostumbra: al "don" de don Gregorio. A los
ahorcados diarios de esta cárcel.
-¡Mire usted. acusado: hable la verdad! A usted le
encontraron encima esta granadal
-¿Granada? .. Yo estaba ese día en la celda!
200 Freddy Presto} Castillo

-Sí... una granada! Sí. esa granada!


Gritaba el hombre de la voz suave, de "jazz" mortecino.
(Cuidado si explota, soldado!) "El Tribunal considera
atenuantes por la edad. Cumplirá cinco años de cárcel".
y es todo. (Al abogadito aquél, chillón, que se lo lleven los
diablos). Don Gregorio.
-Desde el salón, entre los escoltas, alcanzaba a ver al
Magistrado. No es viejo como don Gregorio. Es joven. Iba
a juzgarme y estaba más nervioso que yo. (Desde mi
captura en el "Yumero", en el frustrado viaje a Venezuela,
el sufrimiento y la prisión me han tomado insensible. En
cambio, el juez, estaba nervioso). Al verlo recordaba las
niñas de 14 y 15 años del prostíbulo en el puerto, traídas
desde lejanos "conucos" por la "tía" Caridad, la "maípíola",
a venderse. El joven juez me recordaba la mercancía de la
tía cibaeña. Hojeaba nerviosamente el expediente que me
habían fabricado. El mismo método inculpatorio que vi
aplicar a los campesinos y "reservistas" que habían matado
haitianos en la frontera. Invariable método de magistrados
fabulistas. Mis abogados habían estado brillantes. El
mayor Ozuna salió de la sala mohino y cabizbajo después
de un crudo interrogatorio de mi valiente defensor. El juez
había acordado un receso. Entre tanto, en su despecho,
andaba de una parte a otra. En el despacho no se veía un
solo libro de consulta. Desde allí llamaba por teléfono.
Alguien le respondía desde el otro extremo del alambre.
Yo pensaba: "Está lleno de miedo, el pobre juez". Lo
disculpaba.
-Señor! Es que no hay pruebas!I!... ¡No se puede!. ..
Hay que descárgalol...
-Bueno... sí... Veré ... Excuse... No se violente... Será
complacido Su Excelencia!...
EL MASACRE SE PASA A PIE 201

y colgó. Fatigado. lívido. meditabundo. Juez de colores:


amarillo. como el "cien-pies". Aceitunado. pardo. color de
"cucaracha". Casi verde. ¿Estaría enfermo?... El casquete
quería darle aspecto de Inquisidor. peligroso como una
cobra. Mas de pronto. parecía enfermo. Estaba. vencido!
"Será complacido su Excelencia". "Usted. tenía granadas
de mano... CINCO AÑOS..."
Lo vi otra vez tomar el auricular. Hablaba.
penosamente:
-Le puse cinco años al prófugo del Yumerol
Parecía desplomarse. Colgó el teléfono.
COLOFON

Esta decimotercera edición de 3,000


(tres mil) ejemplares de EL MASACRE
SE PASA A PIE de Freddy Prestol
Castillo, se terminó de imprimir en
EDITORA TALLER, Juan Vallenilla,
esq. Juanico Dolores, Zona Industrial
de Herrera, Santo Domingo, República
Dominicana, en el mes de septiembre
de 2007.
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