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Combustibles alternativos al petróleo y su

sustentabilidad

Francesco Serafini

Área de Tecnología, Universidad Nacional Experimental Francisco de Miranda

14 de febrero de 2022
Los combustibles alternativos son productos químicos que se alimentan a los motores de

combustión interna, en sustitución de los combustibles fósiles que hemos utilizado desde el siglo

pasado y de los nucleares, descubiertos en tiempos un poco más recientes. Estos nuevos

carburantes ofrecen varias ventajas como veremos más adelante.

Los combustibles derivados del petróleo, como la gasolina, diésel, gasoil y jet fuel, resultan

extremadamente contaminantes; tanto es así, que a ellos podemos culparlos, en parte, del daño a

la capa de ozono, del calentamiento global y de otros daños al medio ambiente. Además, su fuente

es un recurso natural no renovable, que cada vez se hace más escaso y, por ende, más caro.

Para mitigar estos problemas, durante muchos años se ha pensado en productos alternativos

que resulten menos costosos y perjudiciales para el planeta. Y, en parte se ha logrado, aunque es

necesario tener en cuenta que, por ahora, la investigación asociada a estos desarrollos también

implica un encarecimiento del combustible final; si bien se espera que, con el tiempo y el avance

de la tecnología, los precios disminuyan.

Otra de las ventajas de los carburantes alternativos es que pueden estar disponibles para

aquellas naciones que no posean petróleo en su subsuelo, ni otras grandes fuentes de riqueza. De

este modo, podemos decir que se trata de productos accesibles para todo el mundo; lo que, sin

duda, igualaría las fuerzas entre los países del primer y del tercer mundo.

Entre los combustibles alternativos a los hidrocarburos encontramos los siguientes:

 Bioetanol. Aunque el etanol suele ser un subproducto de la industria petroquímica, también

puede ser obtenido a partir del maíz y otros cultivos, como caña de azúcar, remolacha o trigo;

en cuyo caso se le llama bioetanol. Las emisiones de gas de invernadero que genera su

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combustión son de menor volumen que la de los combustibles tradicionales. Por eso, es el

combustible alternativo más sencillo de obtener y el más popular.

 Electricidad. Los automóviles eléctricos han sido el sueño de muchos durante décadas y ahora

ya están llegando con fuerza al mundo real. Estos vehículos no producen emisiones de CO2;

no obstante, generar la electricidad requiere del uso de carbón, gas metano o gas natural, fisión

nuclear u otras, que si contaminan y generan dióxido de carbono. En lugar de la combustión,

en este caso ocurre una reacción electroquímica.

 Biodiesel. Este combustible es obtenido a partir de aceites de origen vegetal y grasas de

animales. Su procesamiento genera menos contaminantes atmosféricos que el diésel elaborado

en una refinería de petróleo. Además, es biodegradable, seguro y no contamina.

 Gas natural. Se trata de un producto, asociado también a los combustibles fósiles, que se

encuentra abundantemente en la naturaleza y, su adecuación para el uso automovilístico es más

económica que la obtención de la gasolina o el jet fuel. Además, es una forma alternativa de

energía caracterizada como limpia; es decir, contamina bastante menos que los combustibles

líquidos. Su principal componente es el metano, aunque también contiene en menores

proporciones etano, propano y butano.

 Propano. Este producto, comercializado como GLP o gas licuado de petróleo, es también un

combustible fósil; pero, más liviano, limpio y económico que los tradicionales. Su

procesamiento es más sencillo que el de aquellos y representa una gran ventaja para aquellos

países que tienen acumulado, de manera natural, en el subsuelo la materia prima para obtenerlo.

 Hidrógeno. La oxidación parcial del metano genera, mediante una reacción exotérmica,

dióxido de carbono e hidrógeno de alta pureza. También puede ser obtenido por medio de otros

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procesos industriales. En cualquier caso, al utilizarlo como combustible prácticamente se lleva

a cero la emisión de contaminantes atmosféricos.

 Metanol. Dada la peligrosidad de este material, ya no se fabrican vehículos que lo consuman.

Sin embargo, todavía puede ser aprovechado para la producción de hidrógeno.

Además de las ventajas ya mencionadas, los combustibles alternativos de origen agrícola

o ganadero representan una acción de reciclaje; ya que, en algunos casos, se utilizan desperdicios

o excrementos de animales como fuente de energía. Asimismo, se trata de productos renovables y

biodegradables, formados a partir de elementos que podríamos clasificar como inagotables o

ilimitados.

Por supuesto, los combustibles alternativos también ofrecen algunas desventajas, no podía

ser de otro modo. La primera de ellas es que, aun cuando reducen la tasa de daños al ambienta,

todavía resultan contaminantes al momento de su obtención o durante su uso, e incluso algunos en

ambas etapas.

Por otro lado, aquellos combustibles que usan granos como materia prima, por ejemplo,

maíz o soya, pueden ver afectados los precios de estos últimos. Eso implica que los alimentos para

la gente y los animales se hacen más escasos y caros. Adicionalmente, la producción masiva de

estos comburentes para satisfacer una gran demanda, involucra la tala de árboles; así, la

deforestación y el impacto negativo a la biodiversidad, puede ser también una consecuencia

indeseada.

Por último, no olvidemos que la rotación continua de cultivos agota los suelos; de modo

que, con la pérdida de nutrientes, pueden volverse estériles y aumentar los índices de hambre y

pobreza en el mundo. En resumen, a pesar de todas las ventajas ofrecidas por los combustibles

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alternativos a los hidrocarburos fósiles, aún los intentos por un uso masivo de los mismos se

pueden calificar como tímidos.

Además, la industria del petróleo es una tecnología bien conocida y todavía tiene un

carácter universal, difícil de ser abandonado. Hay muchos intereses políticos y económicos de por

medio. A futuro, el escenario podría ser diferente.

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