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ATRAPA LOS SIETE: JUGAMOS, INNOVAMOS Y CONOCEMOS LOS SACRAMENTOS EN LA

CLASE DE RELIGIÓN. 1
TEMA 1. ¿Qué es un sacramento?

0. INTRODUCCIÓN

Como inicio de este curso que esperamos que sea interesante para
todos los que iniciáis este proceso formativo, vamos a empezar con una
introducción que va a ser el hilo conductor de los primeros elementos básicos
de trabajo de nuestro curso.

Los que tratamos con jóvenes y con adultos escuchamos con frecuencia
testimonios como: “yo no practico. La misa me aburre y no me entero de nada.
Me parece que ir es hacer teatro. Me encuentro perdido. Además, ves los que
van y cómo se comportan después…. Y yo prefiero no ir y ser mejor que
ellos…..Ahora, eso sí, yo creo en Dios, yo estoy bautizado y he hecho la
primera comunión, pero ahora no me va practicar”

“No practico” es una expresión amplia que encierra muchos significados


en las personas que lo pronuncian:

-Se reduce la relación con Dios a algo muy personal e íntimo, al margen
de la mediación eclesial.

-El abandono de la Eucaristía de manera habitual (a este abandono va


unido de ordinario el Sacramento de la Penitencia)no impide el que se “pidan”
los demás sacramentos: matrimonio, unción, bautismo, confirmación...).

Se trata de una situación anómala y contradictoria. En el fondo hay una


pobreza de fe. La fe no es algo relacional. Se entiende, sobre todo, como
hechos aislados a lo largo de la vida. Pasados estos hechos, ya se puede
olvidar de todo.

Además, comportamientos como los señalados más arriba manifiestan


una carencia antropológica. La persona humana se expresa y realiza en
plenitud al celebrar los sacramentos y al vivir de ellos.

Por lo tanto y viendo la reflexión antes mencionada, el curso que vamos


a realizar tendrá los siguientes objetivos:
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TEMA 1. ¿Qué es un sacramento?

- Conseguir mejorar la formación docente y el grado de conocimiento en


uno de los aspectos fundamentales que tenemos al alcance de nuestra mano,
siendo el juego, el elemento motivador por excelencia en cualquier fase del
proceso E/A.

-Nuestra sociedad cambia y el sistema educativo y la escuela deben


hacerlo en paralelo a ella. La neurociencia nos dice que el aprendizaje debe
partir del cerebro de quien aprende. Por ello, el profesorado debe formarse en
metodologías donde el alumno sea el verdadero protagonista y el maestro, su
guía.

-Se pretende proporcionar recursos dirigidos al aprendizaje activo del


alumno y poder motivar al niño a una vida sacramental plena y consciente, en
contacto continuo con Dios, para que persevere en el seguimiento a Jesús.

Los sacramentos son parte fundamental de las clases de Religión, ya


que, son signos por los cuales nos podemos encontrar con Dios y con su
Gracia .Serán el primer encuentro que el niño tenga con Dios y Jesús, por lo
tanto tendremos que enseñárselos de una manera activa en la cual los niños se
sientan partícipes de esta enseñanza y así poder aprenderlos y llevarlos a su
práctica.

El curso que a continuación comenzamos ira estructurado en tres


ámbitos:

 Parte vivencial. Los sacramentos como forma de vida.


 Conocimientos sobre los sacramentos.
 Parte práctica para su utilización en las aulas.

Esperamos poder llegar a todos y cada uno de los participantes de este


curso, ya que nuestro objetivo no es otro que compartir esta afición con todos y
que esta formación repercuta en positivo en el aprendizaje de nuestros
alumnos y así conseguir un desarrollo integral para ellos.
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TEMA 1. ¿Qué es un sacramento?

1. ¿Qué es un sacramento? Historia

Para entender los sacramentos, comencemos por explicar la misma


palabra. Con ella designamos algunas acciones de la Iglesia, en las que- por
medio de ritos y elementos visibles- se expresa y se transmite una gracia
divina. Sin embargo, la denominación sacramento no es original, sino que es el
nombre que, a partir del siglo III, empezaron a dar los cristianos de la lengua
latina a lo que los cristianos de lengua griega (incluidos los apóstoles) habían
llamado misterio.

La forma de referirse a las cosas es importante. Para los griegos,


algunas acciones de la Iglesia eran misterios, es decir, no tanto cosas
desconocidas o enigmáticas, sino realidades visibles pero con un fondo
invisible más real e importante aún que lo podía verse. Nosotros seguimos
utilizando la palabra “misterio” en este sentido: por ejemplo, cuando decimos
que el nacimiento de un niño es un misterio, porque aunque conocemos el
proceso físico de su crecimiento, hay algo en cada nueva vida que se nos
escapa y cuyo sentido último no alcanzamos a explicar. Por eso, toda la vida
de Jesús es de algún modo un misterio, porque en las acciones visibles
realizadas por un hombre como nosotros hay una acción de la gracia invisible
de Dios, de su amos infinito que supera cualquier dimensión humana, y que de
este modo se da a conocer. Por tanto, de la misma manera, en algunas
acciones que hace la Iglesia repitiendo algunos gestos determinados de Jesús,
sigue habiendo más realidad invisible que apariencia visible, y eso nos permite
hablar de verdaderos misterios.

Los cristianos latinos, sin embargo, eran más concretos que los griegos.
Su mentalidad era menos proclive a la contemplación y buscaban más
específicamente una acción determinada, visible y concreta. Para ellos, las
celebraciones de la iglesia eran importantes no por lo que “escondían”, sino
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TEMA 1. ¿Qué es un sacramento?

por aquello visible a lo que comprometían ante Dios. El bautismo y la


Eucaristía, sobre todo, eran una especie de juramento sagrado que el hombre
hacía ante Dios, un compromiso adquirido ante Él. Y por esta razón empezaron
a designarlas con la palabra Sacramentum, que era el juramento que los
soldados romanos hacían ante los Dioses de servirles defendiendo el honor de
Roma. Al usar esta palabra, se significaba que las celebraciones de la Iglesia
eran un juramento sagrado ante Dios, que implicaban un estilo determinado de
vida, y que se había puesto a Dios como garante y testigo de este compromiso.

Los Santos Padres recibieron esta reflexión sobre los sacramentos y la


enriquecieron con su propia comprensión. Y así, San Agustín los definió como
signos sagrados, o signos sagrados, o signos visibles de realidades santas.
Pero con el tiempo, la realidad invisible contenida en el sacramento se fue
difuminando, y quedaba solo ante los fieles el rito visible y la palabra que lo
acompañaba. Los sacramentos empezaron a entenderse a partir de las
apariencias visibles, como signos que causaban una gracia. Por eso, los
teólogos dividieron los sacramentos en materia (el elemento material utilizado),
forma (la palabra que les acompaña) y efecto (la gracia que producían). De
esta manera, se invierte en cierta medida la forma original de comprender los
sacramentos: ya no se tratan de la gracia de Dios que actúa por medio de
Jesús y de sus acciones, algunas de las cuales se siguen repitiendo en la
Iglesia (o importante es la acción divina, que se visualiza en un signo), sino que
ahora se entienden como actos de la Iglesia a los que Dios ha vinculado una
gracia (lo importante es la acción humana, que causa una gracia).

Hay, por tanto, una tendencia a considerar los sacramentos como “algo”
que hace la Iglesia, como una “acción” a la que está obligado el cristiano, una
“obligación” entre otras cosas. Esto explica porque en el siglo XVI la “reforma”
protestante eliminó los sacramentos de la vida cristiana: porque eran vistos
como meros” actos “en los que la gracia ni se visibiliza ni tiene importancia.
Este sigue siendo hoy nuestro peligro.

El Concilio Vaticano II ha situado la celebración de los sacramentos en la


perspectiva correcta: en los sacramentos, Dios sale al encuentro nuestro en
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TEMA 1. ¿Qué es un sacramento?

Jesucristo para invitarnos a compartir su propio ser divino. No puede ser


cristiano más que acogiendo esta iniciativa de Dios y entrando en la comunión
con Él. Los sacramentos no son una obligación, sino una demostración de la
cercanía de Dios, que nos llama a vivir con Él.

La vida cristiana es la participación en la vida divina, que se realiza de


manera sacramental. Dice el Concilio Vaticano II: “Los seguidores de Cristo
han sido llamados por Dios y justificados en el Señor Jesús, no por sus propios
méritos, sino por su designio de gracia. El bautismo y la fe los ha hecho
verdaderamente hijos de Dios, participan de la naturaleza divina y son, por
tanto, realmente santos. Por eso deben, con la gracia de Dios, conservar y
llevar a la plenitud en su vida la santidad que recibieron “(LG40). La vida
cristiana empieza, por tanto, como una iniciativa divina, que utiliza la mediación
de los sacramentos. Por la misma razón, la vida cristiana se mantiene, como
iniciativa divina y con su gracia, por medio de la participación de los
sacramentos. En otro lugar, el Vaticano II dice: “Los sacramentos están
ordenados a la santificación de los hombres, a la edificación del Cuerpo de
Cristo y, en definitiva, a dar culto a Dios , pero, como signos, tienen también un
fin instructivo. No solo suponen la fe, también la fortaleza, la alimentan y la
expresan con palabras y acciones; por eso se llaman sacramentos de fe.
Confieren ciertamente la gracia, pero también su celebración dispone
óptimamente a los fieles a recibir la misma gracia con fruto, a dar culto
rectamente a Dios y a practicar la gracia con fruto, a dar culto rectamente a
Dios y a practicar la caridad” (SC 59). Por consiguiente, la vida cristiana se
inicia y se sostiene con la celebración sacramental, que sirve para expresar y
explicar la misma fe, que se fortalece y sostiene en los sacramentos.

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