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Nuestra intervención recae en un abordaje más riguroso a través de estrategias

protésicas, programáticas, modificación del contexto y de entrenamiento en


habilidades

Hay algunas formas de actuación que nos pueden ayudar a afrontar conductas desafiantes de
forma proactiva, como por ejemplo:

» No hacer agrupamientos muy grandes de personas (salas de estar con muchas personas,
habitaciones con muchas camas, baños no individualizados), sino buscar espacios más bien
individualizados, individuales o de grupo pequeño. En el caso de Pedro empezar a realizar la
actividad con una ratio de uno a uno.

» No darles órdenes o instrucciones muy directivas (“haz esto”, “ponte el jersey”…). En todo
caso, utilizar instrucciones indirectas que, además, desarrollan la capacidad cognitiva.

No castigar, criticar, gritar o corregir de forma inadecuada. Un “no” siempre debería ir


acompañado de una alternativa, por ejemplo: “no podemos ir a hacer deporte al
polideportivo, pero podemos ir al parque a columpiarnos”.

» Procurar no dar muchas instrucciones a la vez (según la capacidad comprensiva de la


persona) y no hablar más de una persona al mismo tiempo. Usar un lenguaje suave, neutro,
tranquilizador, con pocas palabras.

» Tener en cuenta que los entornos donde se desenvuelve la persona deben ser seguros, y
para ello retiraremos peligros o introduciremos precauciones. Y, si es necesario, le
explicaremos lo que está sucediendo.

Las alteraciones del comportamiento pueden responder a diversas causas de tal forma que un
mismo tipo de conducta autolesiva manifestada a través de la misma conducta, como por
ejemplo morderse el dorso de la mano, puede atribuirse a orígenes totalmente diferentes que
conllevan una actuación específicamente distinta. Esta conducta podría ser el resultado de
– Un problema de salud, al tratarse de la manifestación de dolor o malestar físico.
– El medio de comunicar o expresar un deseo, necesidad o demanda subyacente (sed, hambre,
objeto o actividad de interés, persona…).
– Una forma de estimulación.
– Un modo de liberar tensión.
– Una conducta de evitación para escapar de situaciones no deseadas.
– Una demanda de atención.
– Una baja tolerancia a la frustración.
– Un modo de evitar situaciones potencialmente estresógenas (ruido, desorden, cambios…).
– Un signo de un cuadro psicopatológico.
– La expresión de un fenotipo comportamental, propia de un síndrome específico.

Las consecuencias que se suceden en el entorno tras la emisión de la conducta problema.


Debemos diferenciar en nuestro análisis, aquellas condiciones que mantienen la conducta a
través de un proceso de reforzamiento positivo (por la aparición de un estímulo apetitivo o
deseado) de aquellas condiciones que la mantienen a través de un proceso de reforzamiento
negativo (por la desaparición de un estímulo aversivo o no deseado).
Podemos encontrarnos que la persona, por medio de su conducta problema, obtiene
condiciones físicas favorables tales como objetos o tangibles (juguetes, comida, juegos,
dinero…), lugares preferentes o que por el contrario le sirva para evitar lugares o condiciones
desfavorables.
Las condiciones de tipo social son generalmente potentes reforzadores (atención, elogios,
“reprimendas”, expresiones faciales, conversación…)
es frecuente que la conducta problema le sea útil tanto para evitar una tarea complicada o que
le disgusta como para conseguir que se le proporcione otra más ajustada a su capacidad y
preferencias.

Ignorar el comportamiento consiste en retirar la atención ante problemas


de conducta no graves y no mantenidos por atención ya que la extinción
se descarta como técnica utilizable puesto que cuando la conducta
problema está mantenida o es una demanda de atención debemos
replantear el grado o adecuación de la atención que se le viene
proporcionando. Estereotipias leves y lenguaje verbal ofensivo son
algunas de las conductas ante las que puede aplicarse este tipo de
estrategia.
b) La escucha activa es una estrategia muy poderosa y aunque a veces se la
cuestiona por su poder de refuerzo hacia la conducta problema de nuevo
recalcamos la necesidad de controlar la conducta en el momento en el
que aparece, ya que el mayor peso de la intervención siempre recae en la
planificación anterior y posterior de un programa de apoyo específico y
regular en su aplicación. Detenemos la conducta buscando comprender el
mensaje que trata de transmitirnos. La escucha activa supone mostrar
interés, clarificar lo que no entendemos; y siempre evitando hacer
inferencias o la tendencia a aprovechar para decir lo que queremos. Esta
técnica consiste en redirigir a la persona hacia alguna actividad que le
interese para que oriente la atención hacia una actividad que le distraiga.
c) La refocalización atencional consiste en redirigir a la persona hacia alguna
tarea o actividad que le distraiga y que nos sirva para focalizar su
atención hacia un foco diferente y más positivo que le aleje de su
comportamiento problema.
d) La retroalimentación trata de hacer un uso predominante de la
retroalimentación positiva, haciendo énfasis en reforzar las conductas
adecuadas o alternativas y recordar las consecuencias positivas que
conllevan.
e) El entrenamiento contingente trata de aprovechar la situación en la que
aparece la conducta problema para practicar las conductas alternativas
que le estamos enseñando mediante la programación positiva
(entrenamiento en habilidades de autonomía, comunicación,
discriminación y elección).
f) El control por proximidad consiste en utilizar nuestra proximidad física para
disminuir la probabilidad de aparición de la conducta problema
(acompañamiento, contacto físico…). Se suele emplear al aparecer los
primeros signos de la conducta y siempre ha de adaptarse a las
características de la persona.
g) Con inducir un estado de ánimo positivo nos referimos a animar o inducir
un estado de ánimo alegre o positivo, a través de bromas, comentarios
divertidos, etc. Es una estrategia de refocalización atencional que resulta
muy eficaz en determinadas situaciones.
h) Control mediante instrucciones consiste en consensuar con la persona una
instrucción determinada, bien verbal o con el uso de un signo, que le
inste a controlar su comportamiento o a emitir la conducta adecuada que
previamente hemos acordado y entrenado. Debe ser una señal
individualizada que tan sólo comprenda la persona y el profesional o
cuidador.
i) Facilitar la comunicación para, desde la aparición de precursores de la
conducta problema, indagar a través de preguntas en función de
necesidades expresadas en situaciones anteriores.
j) El cambio de estímulos es la introducción repentina de EE nuevos que
permite ocasionalmente el control inmediato de la conducta y ganar
tiempo para poner en marcha otras posibles técnicas.
k) La Restricción Física de Movimientos es la técnica más invasiva de las
vistas hasta el momento y se trata de utilizar procedimientos físicos
dirigidos a limitar los movimientos de parte o de todo el cuerpo de una
persona, a fin de controlar sus actividades físicas y protegerlo de las
lesiones que pudiera infringirse a sí mismo o a otros. Se procede
únicamente para prevenir lesiones al propio sujeto (autolesiones, caidas,
…), para prevenir lesiones a otras personas, y para prevenir daños
físicos a la propiedad (destrucción de mobiliario). Sin embargo, en
ningún caso ha de procederse cuando no esté prescrito por el profesional
médico responsable, si la situación puede resolverse verbalmente, como
castigo a la persona o por comodidad o conveniencia del personal u otras
personas.

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