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Mi Madre India

Autor: Fray Ignacio Rueda Latasa

Me lo escupió como ofensa y a mí me supo a alabanza


¡ Tu Madre ... !
¡ Mi Madre ! ... ¿ Qué ?
Y soltó una carcajada,
como tan solo los hombres vacíos suelen soltarla.
Se me tensaron las venas como cuerdas de guitarra,
cuando alguien mete la mano ... así !
sin saber tocarla.

Y tiemblan, vibran y suenan a muerte; luego se calman;


pero en su pulso más íntimo late un eco de venganza.
Así temblaron mis venas al eco de sus palabras.
¿¿ Mi Madre, qué ?? ...
¡ Tu Madre ... era india... !
¡¡ India, sí ... de pura raza !! ¡ Todo el mundo puede verlo,
lo lleva escrito a las claras
sobre la tersa vitela del óvalo de su cara;
con caracteres incaicos, sobre un fondo de oro y plata.

Para rematar, dos trenzas rubrican pecho y espalda,


como si dos dioses indios hubieran firmado el acta.
¡¡ India mi madre !! ¡ Muy india ! Lo lleva escrito a las claras.
Un collar de baratijas le brinca en su pecho y cantan
como un nido de gorriones, que al respirar se le espantan.

... Dos arrancadas le cuelgan de sus orejas con gracia,


como si fueran marcando poquito a poquito las ancias,
de un dia mejor que nunca llega a reventar el alba.
¡ India mi madre ! ¡ Muy india y larguísimas sus faldas,
que solo el viento o la mano de mi padre las levanta.
¡ Tu Madre ...
¿ Mi madre, que ... ?

Sirvió como india en mi casa y era para todo y todos ...


como una bestia de carga ...
Para todo si, lo admito; pero no para el canalla de tu padre
que mil veces quiso ultrajarla,
o poseerla después cuando era mujer casada.

Para todos no, ¡ Lo juro ! ¡ Lo juro por taita Dios,


y por Santa Maria Virgen del Quinche, mi virgen de la montaña.
Que si ella fue ampo de nieve, mi madre no le fue en saga.
Sobre la piel de su cuerpo palmo a palmo, no hay mas tacha
que los fuetes que mi padre le propinaba.

Mi Tata, mi tata, borracho y todo, lo quiero con pasión


emocionada;
porque la borrachera mas grande de mi padre y mas amarga
no era del alcohol que llora en el trapiche de cana,
sino el puro ensangrentado de un racimo de mil lagrimas.
Borracho para olvidar, borracho de ira y de rabia
borracho y así borracho la ultrajaba

¡ Mama, mama ! como un relicario beso las huellas que hay en


tu cara
porque son como cien hijos que con pasión te hizo tata;
con la viril iracundía de su hombría pisoteada, en el trapiche
cruento de una injusticia nefasta.

¡ No llores mama, que ya está próxima una nueva aurora clara,


en que el oro de la raza, trabajado en filigrana por nuestros dedos,
será del viejo amor, nueva alianza.
Y no temas que ya nadie a de osar pisar el alma de esta madera,
que aspira ser andamio y ser casa de un futuro alagador.

Sino ... las cañas se vuelvan lanzas. Las piedras vuelvan balas.
Y a tí ... a tí, que así me has brindado la ocasión
de estas palabras ... Anda sigue tu camino;
Con tu soberbia de casta. Y en el mundo de tus prejuicios te sirva
como joroba a la espalda.
La vida te ha sido fácil
y por serla inapreciada.

Ojala que cuando vuelva las tornas, si están cercanas,


sepas superar la vida con esfuerzo y elegancia.
Temo que sean tus hijos parásitos del mañana
y que si llevan las trenzas, se ahorquen por no aguantarlas.
La vida para vivirla hay que sufrirla y amarla
¡ Adios ! Sigue tu camino pero mide tus palabras.
Pensaste hacerme una ofensa y a mi, a mi, me supo a alabanza.
Mi Madre es india ... ¡ Indiaaa ! ... ¡ Indiaaa ! ... ¡ India !

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