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Biblia 3W

REVISTA BIBLIOGRÁFICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES


(Serie documental de Geo Crítica)
Universidad de Barcelona 
ISSN: 1138-9796. 
Depósito Legal: B. 21.742-98 
Vol. XII, nº 758, 5 de noviembre de 2007

ESCLAVITUD Y CRISTIANISM

José-M. Casabó Suqué

Licenciado en Derecho, Doctor en Filosofía, Doctor en Teología

Palabras clave: esclavitud, cristianismo, movimiento abolicionista

Key words: slavery, christianism, abolitionism

La esclavitud ha durado casi hasta nuestros días, en Occidente hasta finales


del siglo XIX. Todavía quedan prácticas esclavistas en poblados africanos,
además de opresiones asimilables como la trata de blancas o el trabajo
infantil1. Pero la conciencia de la inmoralidad e inhumanidad de la esclavitud
es una adquisición enormemente extendida y casi universal. La ley francesa
del 10-5-2001  reconoce que la trata y la esclavitud (de los siglos XV-XIX)
son crímenes contra la humanidad.

La ONU declaró el año 2004 como Año internacional de conmemoración de


las luchas contra la esclavitud et de la abolición.

En su perduración y abolición, ¿fueron fundamentales causas de orden


económico, de desarrollo de la ciencia y de la técnica, y específicamente las
fuerzas necesarias para la producción de bienes? ¿O hubo un crecimiento y
madurez de la conciencia humana, primero en individuos y pequeños grupos y
luego extendiéndose a lo ancho de la humanidad?  Y, como tema específico de
este artículo ¿cuál fue la actitud de los cristianos ante ella? En nuestra actual
mentalidad nos puede chocar que el cristianismo al introducirse en la antigua
sociedad pagana no percibiese la intrínseca inhumanidad de la esclavitud y no
se esforzase por abolirla.
Vamos a hacer una sumaria relación de distintas épocas desde la aparición del
cristianismo, exponiendo el pensamiento de algunos personajes significativos
y diversas actitudes en pro o en contra de la esclavitud.

El cristianismo primitivo

El cristianismo, al entrar en contacto con una sociedad preexistente, critica y


repudia algunos aspectos que ve como incompatibles con su fe y sus
exigencias, pero también adopta, asimila o deja subsistentes otras prácticas,
costumbres, valores y corrientes de pensamiento. 

Los cristianos de los primeros tiempos tienen conciencia de la radical novedad


que Jesucristo introduce en las relaciones entre los hombres, que afectan todas
las condiciones humanas. Pablo les dice: "Todos los que habéis sido
bautizados en Cristo, os habéis revestido de Cristo. Ya no hay judío ni griego,
esclavo ni libre, hombre ni mujer: todos sois uno en Jesucristo" (Gal 3, 27-28;
Col. 3, 11).  Imposible anunciar un principio más radical de igualdad. Pero al
mismo tiempo en sus recomendaciones morales Pablo exhorta a la sumisión
de los esclavos a sus amos (Ef.6, 5-6, Col.3, 22; y la 1ª Ep. de Pedro añade
"incluso a los que son duros" 2,18).  Hay que considerar las posibles causas de
esta antinomia y la inmensa repercusión que ha tenido en la humanidad.

El principio que anuncia Pablo es fundamental, permanente e imperecedero:


igualdad de todos los hombres en Cristo superando cualquier diferencia
accidental que no puede ya ser causa de una inferioridad esencial; es un
principio escatológico a realizarse plenamente al fin de los  tiempos, pero que
está ya operando en la historia actual, por la unión real a Jesucristo. Y por
tanto tiene que traducirse en actitudes interpersonales. Y así fue en la Iglesia
primitiva, dentro de la nueva comunidad cristiana, con igualdad total como
hijos de Dios y hermanos de Cristo, destino común, trato igual, pleno acceso a
todos los cargos eclesiales. El esclavo convertido es un liberto del Señor, y su
amo es un esclavo de Cristo (I Cor. 7,22).  El amo debe tratar al esclavo con
justicia y equidad recordando que él también tiene el mismo Señor en el cielo,
que no hace distinción de personas (Ef.  6,9. Col 4,1). El esclavo es ahora un
hermano en Cristo "muy amado" (Filem. 16,17, 21). Para algunos exégetas
Pablo sin decirlo explícitamente, le insinúa a Filemón que libere al esclavo
fugitivo que ahora le devuelve, sobre todo por el v. 212 Pero para otros no
está claro que tal fuera la intención de Pablo3.  Sea como sea la carta a
Filemón dará pie a muchas manumisiones de esclavos por parte de cristianos,
pero ciertamente no era un programa de acción social 4.  El principio de la
igualdad radical en Cristo se muestra pues operando en las relaciones
interpersonales, pero al mismo tiempo la esclavitud no se cuestiona como
institución en el mundo, y se exhorta a amos y esclavos a cumplir bien sus
respectivos deberes: obediencia y respeto de parte de los esclavos, trato
humano de parte de los amos. Los pasajes que parecen inconsecuentes con el
principio que antes enuncia están en perícopas exhortativas en que Pablo
actuando como pastor y consejero de las personas a quienes se dirige, se
preocupa de la cristificación y no de las las instituciones en que viven, o muy 
raramente5.

Algunos autores creen que la expectativa de la inminencia de la segunda


vuelta de Cristo, quitaba de tal modo importancia a las relaciones en el mundo
que producía una indiferencia, una relativización de las instituciones y estados
de vida de este mundo que en breve había de desaparecer, y por eso Pablo
puede aconsejar que cada uno se mantenga en el estado en que se encontraba
cuando lo llamó el Señor, libre o esclavo, casado o soltero (I Cor 7,24)6. Pero
el mismo Pablo deja entrever que la Parusía podía tardar (2 Tes 2,1ss.
Rom.11, 25. Fil.1, 23. 2 Cor 5, 8).

Sin embargo, hay causas más importantes y complejas. El cristianismo es


primordialmente un espíritu, un nuevo modo de ver la realidad, Dios, el
hombre y el mundo, que no se dirige directamente a las estructuras seculares,
sino que crea las actitudes espirituales, la conciencia, la mentalidad que
eventualmente habrá de llevar al cambio de estructuras7.

La inserción de las exigencias cristianas en una realidad social se mediatiza


por la comprensión que tiene el hombre de la fe que ha aceptado, de sí mismo
y de la sociedad, la posibilidad de desligarse de criterios y juicios muy
arraigados, la consistencia y resistencia de estructuras políticas y sociales
seculares, la crítica de las cuales implica muchas veces un largo período de
culturización, de maduración y de reflexión que puede durar siglos. En las
instituciones sociales, jurídicas, económicas y políticas, la percepción de su
posibilidad de transformación es mucho más lenta, condicionada al
crecimiento de una conciencia histórica, al progreso de las ciencias políticas,
sociales e históricas, a la perspectiva comparativa y a muchos otros factores
variables a lo largo de los siglos.

En la Antigüedad, y por todo el mundo, la normalidad y universalidad de la


esclavitud se tomaba como un hecho invariable, con muy pocas excepciones.
Una de ellas era la tribu germánica de los Alanos. También en Israel, pocos
siglos antes de Jesucristo, partiendo de la firme creencia en la creación de los
hombres a imagen de Dios, había desaparecido la posesión de esclavos judíos,
aunque seguían teniéndolos gentiles8. El único caso que conozco de oposición
teórica y práctica a la esclavitud, que consideraban una gran injusticia, es el de
la pequeña secta judía de los Esenios, a finales de la era antigua y comienzos
de la cristiana9.

Algunos cristianos explicaban la esclavitud por el estado decaído de la


humanidad después del pecado original, como hacía Agustín, para quien era
una de las duras "necesidades" de ese estado de la humanidad. Realmente la
economía del mundo antiguo dependía enormemente del trabajo esclavo. La
necesidad de mano de obra se conseguía a menudo con guerras en que se 
hacían prisioneros que pasaban a ser esclavos.

En la primera Iglesia los cristianos no realizaron todavía una reflexión sobre


las instituciones sociales y seculares como tales a la luz de los principios
cristianos. Su fe los relacionaba con Dios de una manera especial a través de
Cristo y con todos los hermanos en la fe, y con los demás hombres, pero en
relaciones interpersonales, y organizativamente sólo en el plano de la
comunidad religiosa. Durante mucho tiempo el énfasis de los pastores seguirá
concentrado sobre esas relaciones y el comportamiento de los fieles en ellas.

El cristianismo se negaba a ser primordialmente un movimiento social y


político; y ante la acusación de deslealtad y subversión de que era objeto,
acentuaba su aceptación de la autoridad mientras no hubiese de renegar de lo
que en aquel momento era su misión esencial: proclamar el señorío de Cristo
y la salvación en Él.

Actualmente muchos cristianos piensan que la acción liberadora de Cristo no


despliega toda su potencialidad en un único momento de la historia, sino que
se dirige ante todo contra lo más alienante de una situación tal como la
perciben en aquel momento los creyentes. En otras circunstancias históricas se
pueden entender enfrentados a otros modos, o contra los diversos que va
tomando la misma. La Buena Nueva es tal para los problemas más acuciantes
de cada época. En el momento que actúa Pablo, una insistencia predominante
sobre la transformación de las estructuras, además de ser ineficaz y condenada
al fracaso, hubiese desnaturalizado el principal aspecto del cristianismo que
había que proclamar en aquel momento, confirmando el malentendido y
dificultando la expansión de la fe10.

Imperio Cristiano y Edad Media

Después de Constantino, la nueva problemática empieza a ser objeto de


reflexión, como hace San Agustín, pero dentro y a partir de la cultura clásica
heredada, y con sus limitaciones. Hay que tener en cuenta el arraigo de
aquella antigua civilización, la continuidad e inercia de las instituciones que
seguían funcionando, la perduración de las mentalidades. Lo que se ha hecho
siempre parece "natural".

Cuando los cristianos estuvieron en posición de influenciar las instituciones,


se empieza a notar de forma creciente el fermento transformador del
cristianismo en la vida social: se multiplicaron  las obras de asistencia a los
débiles y desamparados y otros, que manifestaban la caridad de los
cristianos11. Se impugnaron y finalmente abolieron los sanguinarios juegos de
circo12, aumentó la apreciación y la dignidad de la vida humana, mejoró el
concepto de la mujer, se refrenó valorativamente, y algo en la práctica, el
antiguo desenfreno sexual de los paganos, disminuyó el afán de riqueza y lujo,
se irán introduciendo en el antiguo derecho romano nuevas leyes de
inspiración cristiana, como la protección de las viudas y huérfanos, de los
campesinos contra las usurpaciones de los propietarios ricos, prohibición de la
exposición de los recién nacidos, de la usura, de embargar las herramientas de
cultivo, leyes contra los raptores, la prostitución, el adulterio de una mujer con
su esclavo, el concubinato, la difamación y la calumnia, la brutalidad de los
carceleros con los presos, de los amos con sus esclavos, de los  padres con sus
hijos, leyes de asistencia jurídica gratuita para los pobres, etc13.

Respecto a la esclavitud, humanizan algo y mitigan la condición del esclavo, y


facilitan la manumisión, por ejemplo con una simple declaración ante el
obispo. Constantino desaprueba poseer esclavos cristianos y sobre todo
venderlos a no cristianos. Pero la esclavitud como tal, tan profundamente
arraigada en las sociedades mediterráneas, y cuyo origen se perdía en la noche
de los tiempos, se sigue aceptando, sin cuestionar su legitimidad y
normalidad. La Iglesia se limitaba ante ella a la proclamación de la igualdad
ante Dios, las exhortaciones a la caridad y a la buena conducta, sin afrontar la
abolición de instituciones jurídicas que le sobrepasaban. Pocas voces aisladas
proclaman su inmoralidad, como la de San Gregorio de Nyssa (334-394) que
considera la  posesión de esclavos como un grave pecado14. Pero la Iglesia,
siguiendo a Ignacio de Antioquia, es contraria a las reclamaciones de los
esclavos cristianos de ser emancipados a costa de ella. El Concilio de Gangra
(340) anatematiza a los cristianos que animan a los esclavos a desobedecer a
sus amos15.

Prevaleció la mentalidad inmemorial y la realidad económica y social, y cegó


sobre las consecuencias que hubiesen debido seguirse de los principios
cristianos, que quedaron limitados a la trascendencia transhistórica y a la
comunidad específicamente religiosa. E incluso en esta refluyó, perdiéndose
la igualdad inicial de trato16. A menudo el espíritu no impregna realmente a
los que se dicen cristianos, o solamente lo hace sectorialmente. Y según
algunos teólogos, muchas veces no ha habido la maduración suficiente de las
condiciones objetivas que permiten percibir la relación y hacer el traspaso a
las instituciones. Hay un ritmo de concienciación y maduración histórica,
como lo hay en el desarrollo biológico y psicológico del individuo, y que no
se puede ignorar. A veces deja en la penumbra, sobre todo cuando hay
intereses económicos involucrados, aspectos, relaciones o consecuencias que
solamente nuevas conmociones o corrientes descubrirán.

En la Edad Media se multiplican las manumisiones, la esclavitud va tomando


la forma algo más mitigada de los siervos de la gleba, y los cristianos dejan
prácticamente de ser esclavos, si no son cismáticos y si no caen en manos de
mahometanos. Hacia el siglo XII la esclavitud ha desaparecido en los países
escandinavos. Pero no se aprueban leyes contra la esclavitud, y sigue
practicándose, sobre todo en la Europa meridional, con los infieles y los
paganos. Los Papas, las órdenes religiosas, los monasterios siguen teniendo
esclavos17. Los teólogos lo  justifican como de derecho natural, siguiendo a
Aristóteles18.    

La era colonial

Con las exploraciones a África en el siglo XV, la esclavitud tomó una nueva
actualidad. Los  portugueses volvían trayendo negros como esclavos.  Los
Papas no lo condenaron, tan solo protestaban si habiendo sido bautizados se
los seguía teniendo como esclavos. Nicolás V en la Bula Dum diversas y el
Breve Divino amore communiti de 1452, permitía al rey de Portugal someter a
los sarracenos, paganos y otros infieles, incluso reduciéndolos a perpetua
servidumbre19. Pío II, en 1462, amenaza con castigos a los que esclavizan
neófitos, pero no condena el comercio de esclavos20. Sixto V en 1476
excomulga a los que esclavizan neófitos de aquellas regiones.

Paulo III el 1548 confirma el derecho a tener esclavos, incluso por los
eclesiásticos, pero afirma también que los indios no lo eran y tenían derecho a
ser libres, y a liberarse21.  En efecto, en les tierras descubiertas de América,
tanto los Papas como los reyes de España se oponían a los conatos de los
conquistadores y colonizadores, necesitados de mano de obra, de reducir los
indios nativos a esclavitud.  Otras instituciones, no muy lejanas de la
esclavitud, proveyeron la mano de obra indígena que necesitaban los colonos,
como la encomienda y el yanaconazgo; pero los abusos rebelaron algunas
conciencias cristianas como la de Bartolomé de las Casas y provocaron la
importación de esclavos negros de África.

Este comercio de esclavos por el Atlántico duró más de tres siglos. No hay
acuerdo para dar cifras exactas de los negros llevados a América entre el siglo
XV y el XIX, que algunos sitúan entre 12 y 25 millones22, pero que los
cálculos más fiables situarían en torno a los 11 millones23. En este comercio
no estaban involucrados sólo mercaderes, sino que en sus beneficios
participaban nobles, grandes familias, casas reales, obispos, órdenes
religiosas, masones...  Las condiciones de la travesía eran abominables, y no
pocos negros dejaban en ella la vida24. La suerte de los esclavos
sobrevivientes una vez llegados era, lógicamente, variable, según los amos
que los compraban y las tareas a que los destinaban, pero era en general dura y
cruel24.

Ante una tal barbaridad, ¿qué se había hecho de la conciencia cristiana? ¿No
hubo voces que protestaran?
Justificaciones

Como vimos antes, desde tiempo inmemorial la esclavitud en sí era aceptada


como algo natural, y la Iglesia no lo modificó. La autoridad de Aristóteles, de
Santo Tomás, de los teólogos lo confirmaba. La mayoría de los cristianos
clérigos y laicos en las Indias la practicaron. Los jesuitas usaban negros, a
veces a centenares, para trabajar sus estancias e ingenios. Su plantación en
Xochimalcas tenía doscientos. Otras órdenes hacían lo mismo.

Se imponían los imperativos económicos.  En 1580 altos funcionarios de


Méjico y Perú escribieron que un aprovisionamiento constante de mano de
obra africana era la única manera de satisfacer las exigencias de la madre
patria en metales preciosos25. En 1646 José de los Ríos, procurador general
de Lima, escribía que "La falta de negros amenaza con total ruina al entero
reino, porque el esclavo negro es la base de la hacienda y la fuente de toda la
riqueza que este reino produce"26.

 En 1686 cuando Carlos II concede el asiento (privilegio del tráfico) a un


protestante, y la Inquisición alarmada interviene, el rey nombra una comisión
investigadora. El informe que ésta presenta declaraba:

"La introducción de negros es no sólo deseable sino absolutamente necesaria


(...) pues cultivan las haciendas, y no hay otros que podrían hacerlo, por falta
de indios. Sin el tráfico América se abocaría a una absoluta ruina (...). En
cuanto a si la esclavitud es permitida, muchos autores lo discuten (...) El
Consejo [de Indias] cree que no puede haber duda en cuanto a la necesidad de
esos esclavos para el sostenimiento del reino de las Indias ni en cuanto a la
importancia del bienestar público en la continuación y mantenimiento de este
proceder sin cambios; y en cuanto a la cuestión de conciencia, se prueba per
las razones expuestas, las autoridades citadas, y su larga y general costumbre
en los reinos de Castilla, América y Portugal, sin que haya objeción de parte
de Su Santidad o del estado eclesiástico, sino más bien con la tolerancia de
todos ellos..." 27.

Es interesante notar que en todos estos períodos del tráfico, sus partidarios,
tanto del norte como del sur y en todas las épocas, usaban el argumento de que
era un bien para los propios negros, pues estaban mejor en la esclavitud en
países cristianos que en las salvajes tierras nativas, donde tan a menudo eran
esclavos de otros negros. No hay constancia de que jamás se haya solicitado el
parecer de los propios negros, o como decía un inglés de mitades del siglo
XVIII que había hecho diversos viajes a África, si los africanos se
beneficiaban de ser esclavos en América, habría que dejarles a ellos la
decisión de ir ahí28.
Voces de protesta y su poca efectividad

Pero siempre hubo algunas personas con conciencia que veían en ello una
injusticia y una inmoralidad, respecto a los indios, como ya hemos dicho, pero
también en el comercio de negros y en su esclavitud. El propio Bartolomé de
las Casas, que había sugerido importar esclavos negros para salvar a los
indios, después comprendió que también era inmoral y anticristiano esclavizar
negros, como escribió en su "Historia de las Indias", que desgraciadamente no
se publicó hasta 350 años más tarde29.

En 1557, Domingo de Soto, discípulo de Francisco de Vitoria escribía en


su De iustitia et iure que era inmoral mantener en esclavitud a un hombre
nacido libre, o capturado por violencia o fraude, incluso si se lo compraba en
un mercado legítimo30. Tres años después el también dominico Alonso de
Montúfar, Arzobispo de Méjico, escribía a Felipe II: "No sabemos de ninguna
causa por la que los negros habrían de ser cautivos más que los indios, puesto
que nos dicen que reciben el Evangelio con buena voluntad y no hacen guerra
a los cristianos". Felipe no contestó.

Otro correligionario, Martín de Ledesma, en sus Comentaria afirma que todos


los que poseen esclavos obtenidos por engaños de los mercaderes portugueses
han de liberarlos inmediatamente bajo pena de condenación eterna. El también
dominico Tomás de Mercado que había estado en Méjico y conocía por
experiencia directa el modo en que se transportaban los negros a América, en
su Suma de trato y contratos (1569), si bien aceptaba la institución y la
inmemorial legitimidad de esclavizar a los prisioneros de guerra, denuncia el
secuestro y las abominables condiciones del transporte de negros a América, y
decía que participar en el tráfico era pecado mortal.  Fernão de Oliveira en
su Arte da Guerra no mar dice que ninguna guerra hecha con intención de
hacer cautivos para traficar con ellos como esclavos podía ser justa.
Denunciaba a sus compatriotas por ser los inventores de "tan funesto tráfico
de comprar y vender pacíficos hombres libres como se hace con animales con
el ánimo de un carnicero sanguinario". Bartolomé Frías de Albornoz, primer
profesor de derecho civil en Méjico, publica en Valencia en 1573 su Arte de
los contratos en que pone en duda la legitimidad de esclavizar a los
prisioneros de guerra, y dice que el cristianismo no podía justificar los
secuestros y la violencia del tráfico de esclavos. El libro fue condenado por la
Inquisición "por perturbar". Los jesuitas Miguel García y Gonçalo Leite se
horrorizaron en el Brasil de que la Compañía de Jesús poseyese esclavos
africanos, que consideraban ilegítimamente esclavizados. Volvieron a Europa
para protestar, pero no se tiene más noticias de ellos31. Otro jesuita, Alonso
de Sandoval en un libro de 1627, dice que la esclavitud era una combinación
de todos los males. Pedro Brandão, obispo portugués de las Islas de Cabo
Verde, procuró acabar con el tráfico y propuso que se bautizaran todos los
negros y después fuesen liberados. Todo cayó en oídos sordos32 .

Las protestas de los españoles y portugueses no dieron resultados prácticos.


Demasiadas autoridades civiles, económicas y religiosas estaban interesadas
en él. En 1683 el Cardenal Aldrano Cybo, Secretario de Estado, escribía a la
misión de los capuchinos en Angola contra la perduración del "abominable y
pernicioso uso de vender esclavos". Los capuchinos procuraron que los
protestantes no traficaran33.

El Papa Urbano VIII en una carta a su nuncio en Portugal del 1639 condena
absolutamente la esclavitud y amenaza con la excomunión, pero se refería a la
de los indios y estaba impulsado per los jesuitas de las Reducciones ante las
incursiones de los bandeirantes brasileños que hacían en ellas razzias para
obtener esclavos34.

Clemente XI a principios del siglo XVIII da órdenes a los nuncios de Madrid


y Lisboa de que actúen para conseguir poner fin a la esclavitud.  No hubo
respuesta.

Pero en 1750 Portugal suprime la esclavitud en la metrópoli, y en 1773


prohíbe la entrada en ella de negros.

En 1758 Frei Manuel Ribeiro da Rocha pedía el fin del tráfico y la sustitución
del trabajo de esclavos por el de hombres libres, y decía que "el tráfico de
esclavos es ilegal y tendría que ser condenado como un crimen mortal contra
la caridad cris- tiana y la justicia común".

Hugh Thomas concluye: "Estas denuncias aisladas permiten a la Iglesia


Católica presentarse como una prefiguración del movimiento abolicionista con
más plau- sibilidad de lo que generalmente se concede. A lo largo del siglo
XVII cartas de protesta sobre le asunto del tráfico de esclavos continuaron a
llegar a la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe en Roma de parte
de capuchinos, jesuitas y obispos"35.

Y añade: "A pesar de este descuido oficial del nuevo tráfico de esclavos
negros, es difícil no sentir que hacia el 1600 había bastantes voces hostiles
para haber hecho acabar el tráfico dentro, más o menos, de la siguiente
generación, si no se hubiese producido la entrada en el negocio de los
protestantes del norte de Europa"36.
El Atlántico norte y el movimiento abolicionista

En efecto, en el siglo XVII el tráfico pasa en gran parte a manos de los


holandeses y de los ingleses, que habían percibido los abundantes beneficios
que se podían obtener de él.

En el siglo XVIII se intensifica el tráfico, en gran parte en manos inglesas, (en


la década de 1780 se llevaron a América unos 70.000 negros por año); pero al
mismo tiempo se produce una creciente crítica y acción religiosa, social y
política contra el tráfico de esclavos y la esclavitud misma, que finalmente en
el XIX conseguirá su abolición.

 Los grandes impulsores fueron los cuáqueros (arrepentidos de haber


participado antes en el tráfico), cristianos evangélicos, los liberales, algunos
ilustrados y enciclopedistas franceses, y siempre algunos católicos. Ya en
1688 los cuáqueros alemanes firmaron una petición contra la esclavitud, y en
1754 en su  asamblea anual en Filadelfia se produjo una intensa discusión por
estar "viviendo en comodidad y abundancia mediante el duro trabajo de los
que la violencia y la crueldad han puesto en nuestro poder". Y decidieron
hacer propia la causa de los africanos. Siguieron muchos panfletos, acciones
personales y sociales. Se destacó en ellas Anthony Benezet y su incansable
actividad, influyendo en el pastor presbiteriano Benjamin Rush para que se
fundase la primera sociedad abolicionista. En 1765 lo que antes eran
escrúpulos de personas concienzudas, se vuelve serias dudas, y crece la
convicción de que el tráfico de esclavos era un mal en sí mismo. En 1767
proponen una ley en Massachusetts contra el tráfico, que no fue aprobada. Su
acción continuó en los EE.UU., Inglaterra y Europa.

Francia

Francia tiene uno de los precursos del abolicionismo en el jurista y


politicólogo Jean Bodin (1529-1596) que en su gran obra Les six livres de la
République (1576) la declara inhumana e ilegítima37. Pero defiende la
monarquía absoluta, y será el rey absoluto por antonomasia, Luis XIV, quien
en 1685 promulga Le Code Noir 38.

Con la Ilustración proliferan las impugnaciones. Rousseau en el 1755 la


condena absolutamente. El mismo año el artículo de Jaucourt
en L'Encyclopédie de Diderot  afirma que el comercio de esclavos es un
negocio que conculca la religión, la moral, la ley natural y todos los derechos
humanos, que todo esclavo merece ser declarado hombre libre, y nada en el
mundo puede hacer que la esclavitud sea legítima. Montesquieu dice que es
mala para el amo y para el esclavo, pero necesaria en América. Su insistencia
en discutirla influenció mucho, entre otros en Marat que en 1774 publica Les
Chaînes de l'esclavage. Voltaire acusa a la Iglesia por no haberla abolido,
pero invierte dineros suyos en el tráfico. En 1777 se prohíbe la entrada de
negros en Francia. Condorcet 1781 proponía suprimir la esclavitud, antes
incluso que la trata. Afirmaba que "reducir un hombre a esclavitud,
comprarlo, venderlo, retenerlo en su servidumbre, son verdaderos
crímenes"39. Diversas obras literarias de éxito muestran los horrores de la
esclavitud, y en 1788 se crea la Société des amis des Noirs.

Lógicamente toda esta corriente desemboca en la Revolución Francesa.


Después de la Declaración de derechos del hombre y del ciudadano en 1789,
los esclavos de Santo Domingo se rebelan, y en 1793 el comisario de la
República Sonthonax proclama ahí la abolición de la esclavitud. El año
siguiente en el decreto del 16 plu-viôse del año II, la Convención la suprime
para Francia y sus posesiones. La iniciativa sale del Abbé Grégoire, que toda
la vida quiso mantenerse simultáneamente fiel a la Iglesia y a la
Revolución40. De Tocqueville, si bien considera que el cristianismo está en el
origen de esta concepción igualitaria del hombre, dice que fue la Revolución
Francesa que la puso en práctica41.  Pero en realidad el decreto del 16
pluviôse fue meramente declarativo y no tuvo efectividad. En 1802 Napoleón
en el Consulado, el 30 Floréal año X restablece la esclavitud, y con ella el
tráfico.

No fue hasta la Revolución de 1848 que se suprimió definitivamente en


Francia.  Su gran protagonista fue Victor Schoelcher, autor del decreto de
abolición durante la IIª República, y que llama a la esclavitud crime de lèse-
humanité42.

Inglaterra

Desde mitades del siglo XVIII en Inglaterra los cuáqueros extienden su


actividad abolicionista fuera de su comunidad, y se multiplican las obras
literarias y de teatro, los ensayos, las conferencias, les opiniones sobre la
inmoralidad del tráfico y de la esclavitud. Indudablemente fueron uno de los
principales factores en su abolición. Thomas concluye: 

"Se puede dudar si la abolición se hubiese impuesto cuando lo hizo si no


hubiese sido por la capacidad del movimiento cuáquero para organizar
primero a sus propios miembros, y luego a los demás"43.

Fue en  conjunción con uno de los principales personajes en esa campaña,
Thomas Clarkson, que ya como estudiante en Cambridge publicó un ensayo
sobre la ilegitimidad de esclavizar a alguien contra su voluntad. Toda su vida
subsiguiente luchó con incansable tesón por la abolición, y se lo puede
considerar como el fundador del moderno movimiento de derechos humanos,
y de los métodos para concientizar al gran público con conferencias y
exhibiciones de material, así como uno de los primeros en hacer triunfar un
boicot de consumidores, en ese caso el del consumo de azúcar obtenido con el
trabajo de esclavos44.

John Wesley, fundador del Metodismo, da a conocer Thoughts upon Slavery,


donde dice que el peor crimen de Inglaterra era su tolerancia del tráfico.Tuvo
mucha repercusión. En 1755 se publica A system of Moral Philosophy, obra
póstuma del protestante irlandés Francis Hutcheson, profesor de filosofía en
Glasgow, en que afirma que "ningún daño causado o crimen cometido puede
cambiar una criatura racional en una pieza mercantil vacía de todos derechos".
Uno de sus oyentes era Adam Smith45.

En el último cuarto del siglo comienzan a presentarse proyectos al Parlamento


para la abolición del tráfico. Será una larga lucha de proyectos presentados y
rechazados, hasta que en 1807 se apruebe por gran mayoría una ley
prohibiendo el tráfico, en buena parte por la constancia de William
Willberforce, que en 1784 se había convertido al cristianismo evangélico46. 
En 1803 Dinamarca prohíbe la trata de esclavos en todo su territorio.

Inglaterra empieza una política marítima de persecución del tráfico, en la


época que Thomas denomina "La era ilegal" (libro VI). En la década de 1830
efectúa una completa emancipación en todos los territorios de su Imperio.

Las trece colonias que se rebelan contra la metrópoli y forman los Estados
Unidos, mientras "luchan por una libertad, piensan poco en otras"47.  En la
redacción de la Declaración de Independencia Jefferson quería introducir
acusaciones contra el rey Jorge III por el tráfico de esclavos, pero se omitió,
como explicaba él mismo más tarde, paro no irritar a Georgia y Carolina del
Sur, con una economía basada en gran parte en la esclavitud, y porque, si bien
los del norte tenían pocos esclavos (él sí tenía), lucraban vendiéndolos a otros.
Solamente en Vermont no había habido nunca esclavos. Después de la
independencia los cuáqueros promovieron la lucha contra la esclavitud, pero
solamente consiguieron emancipaciones y prohibiciones parciales y
condicionadas, hasta que en 1807 se aprueba una ley federal prohibiendo el
tráfico, aunque no se obligó seriamente a su  cumplimento. Recién en 1862, a
raíz de la guerra civil, es abolida la esclavitud con la introducción de la XIIIª
Enmienda a la Constitución.

España e Iberamérica

Mientras tanto en España en 1802 el geógrafo Isidoro Antillón lee ante la


Academia de Derecho una disertación contra el comercio y la esclavitud de
los africanos. En 1811 en las Cortes de Cádiz el sacerdote Miguel Guridi,
diputado de Tlaxcala en la Nueva España, presenta el primer proyecto formal
de abolición de la esclavitud, que causa horror en Cuba y en otros lugares del
Imperio. En 1812 Antillón presenta otro, y es asesinado en la reacción
absolutista de 181448. En 1816  el Consejo de Indias propone a Fernando VII
la inmediata abolición del tráfico, pero no es aceptada.

En América Bolívar libera a sus esclavos, y a todos los negros que luchen en
la guerra de independencia, y la Junta de Caracas declara abolida la esclavitud
en 1810. Chile lo hace el año siguiente.

En Buenos Aires en 1812 el Triunvirato prohíbe el tráfico, y en 1813 se


declara la "libertad de vientres", los hijos de esclavos nacen libres. En 1826 se
suprime la esclavitud en Bolivia y en 1829 en Méjico. En 1850 Brasil prohíbe
el tráfico, no la esclavitud.

En 1815 el Congreso de Viena decreta la abolición del tráfico de esclavos, a


ser aplicada al arbitrio de cada país signatario. Pero el tráfico seguirá todavía
muchos años, más o menos clandestinamente, a pesar de las patrullas de
navíos ingleses y de otras nacionalidades que lo persiguen. Entre 1831 y 1855
más de medio millón de negros son llevados a Brasil, y entre 1840 y 1860
unos 200.000 a Cuba, muchos de ellos en barcos norteamericanos. Las
entregas a Cuba no cesaron hasta el 1870.

Pío VII de vuelta en Roma, trabaja para la abolición, pero será Gregorio XVI
en 1838 que prohibirá el tráfico de esclavos a los cristianos bajo pena de
excomunión. La Bula se publica en Madrid en 1840. El cónsul inglés en La
Habana pide que se publique allí, pero el Capitán General se niega.

En 1860 una cuarta parte del azúcar del mundo se producía en Cuba, que
proveía una quinta parte del mercado inglés y tres cuartas partes del de
EE.UU. Y Thomas comenta:
"Es pues comprensible que los gobiernos españoles no quisiesen actuar de manera que les hiciese perder
los ingresos de esta eminencia sacarina, o que empujase a los hacendados del azúcar a la rebelión. Pero
otros no estaban dispuestos a aceptar esa serena indiferencia ante la crueldad que la dependencia de la
esclavitud implicaba"49. 

Había mucho miedo de una sublevación de esclavos como la que destrozó


Santo Domingo. En 1844 el Ministro de Asuntos Exteriores Martínez de la
Rosa consiguió que se aprobase una ley con severos castigos para los que
participaban en el tráfico. Pero O'Donnell en Cuba impidió que se publicase
allí. En la rebelión de 1868-78 los hacendados dieron la libertad a los negros
que luchasen por ellos, y España hacía lo mismo para los que luchaban por la
metrópoli.
En 1870 Segismundo Moret proclama una ley de libertad de los nacidos de
esclavos y de emancipación de los esclavos de más de 60 años. Fue ocasión
para que Emilio Castelar pronunciase en la Cámara uno de sus más famosos
discursos:
" .. hemos tenido diecinueve siglos de cristianismo, y aun hay esclavos. Solamente existen en los países
católicos, Brasil y España  ... Hemos tenido apenas un siglo de revolución, y no hay esclavos entre los
pueblos  revolucionarios, Francia, Inglaterra y los Estados Unidos han abolido la esclavitud. Diecinueve
siglos de cristianismo, ¡y todavía hay esclavos entre los pueblos católicos! ... ¡Levantaos, legisladores
españoles, y haced de este siglo diecinueve el siglo de la completa y total redención de los
esclavos ... !"50

Finalmente la esclavitud es abolida en Puerto Rico el 1873, en Cuba el 1886.

El Emperador Pedro I en Brasil en 1871 declara libres a los nacidos de


esclavos, y manumite los esclavos estatales. En 1887 quedaban 750.000
esclavos, pero muchos huían de las fazendas. El ejército se negaba a
capturarlos, como había hecho durante siglos. Por primera vez la Iglesia en
Brasil se declara a favor de la abolición, que es finalmente aprobada por la ley
áurea de 1888.

Causas de la abolición

Podemos ahora preguntarnos: ¿el desarrollo de las ciencias y les técnicas


incidió en el cambio de conciencia respecto a la esclavitud? Su abolición,
¿coincide con la revolución industrial, de manera que la conciencia de su
injusticia sea un producto de la aparición de nuevas fuentes de energía y de
fuerza para el trabajo - vapor, electricidad - que hacía superflua la mano de
obra esclava tan necesaria en tiempos anteriores? En la guerra civil americana,
el norte abolicionista se está industrializando a grandes pasos, mientras que el
sur agrícola sigue dependiendo de la mano de obra humana.

Cuestión compleja. Las fechas de la acción abolicionista eficaz parecen


bastante paralelas a la difusión de la máquina de vapor, pero las muchas voces
aisladas de protesta a lo largo de los siglos, la conversión y decidida acción de
los cuáqueros y otros activistas, e incluso la abolición de la esclavitud por la
Revolución Francesa, preceden temporalmente el impacto del uso de estas
máquinas y de la revolución industrial. Thomas se inclina netamente por la
toma de conciencia basada en motivos cristianos, humanos y éticos en muchos
individuos y grupos, y su acción decidida. Cree que el fin del tráfico y de la
esclavitud no se produjo, como decía el historiador francés Claude
Meillassoux, porque "la esclavitud como medio de producción impedía el
crecimiento agrario e industrial", sino por el esfuerzo decidido de filántropos
en Francia, Norteamérica e Inglaterra, y más tarde en España, Brasil y otros
lugares, trabajando a través de la prensa, los parlamentos y la diplomacia. Lo
hicieron posible al comienzo la difusión de ideas libres de censura, como era
factible en los EE.UU. e Inglaterra51,  y en cierta medida en Francia52, la
acción decidida y la organización de los cuáqueros, y la influencia de
individuos como Montesquieu, Benjamin Constant, Mme. de Stael en Francia,
Clarkson y Willberforce en Inglaterra, Benezet y Moses Brown en los
EE.UU., Antillón, Labra y Vizcarrando en España, Dom Pedro y Soares de
Souza en Brasil, etc53.

Es decir que hay otras fuentes de concienciación que no dependen de bases


materiales o de vinculación a intereses. Sin embargo su traducción en cambios
sociales e institucionales está condicionada por las complejas realidades del
entorno físico y cultural, como hemos visto repetidamente en estas páginas.
No se puede descartar que la disponibilidad de energía producida por el
progreso científico y técnico haya sido un factor importante, en grandes
números, en la abolición de la esclavitud, sin que sea el único ni el más
importante. Sea como sea, si el progreso científico y técnico ha contribuido a
la posibilidad de emancipación de los seres humanos, razón de más para
celebrarlo, y no menos desde el punto de vista cristiano.

Y desde el punto de vista católico, uno desearía que hubiese habido una
acción más eficaz de toda la institución eclesial en el movimiento
abolicionista. Quizás el peso de las mentalidades, el autoritarismo, el
conservadurismo y los intereses económicos y políticos prevalecieron sobre
las muchas voces y conciencias católicas que como otros hombres y mujeres
en Occidente sentían la enormidad de la injusticia que se hacía a los negros, y
la inhumanidad del trato que se les infligía. Desgraciadamente no parece que
se movilizase a favor de los esclavos de la manera como lo hicieron los
cuáqueros, otros protestantes, e incluso muchos liberales e ilustrados. La
nueva conciencia de la Iglesia sobre sus errores, fallos e injusticias pasadas,
sobre todo desde que Juan Pablo II ocupó la sede de Pedro, movió a éste a
pedir perdón a los negros de África por el tráfico de esclavos de siglos
atrás54, como también a los indios de América por el trato sufrido a manos de
los católicos55.

Notas
[1] La Oficina Internacional del Trabajo y el Alto Comisiarado para los Derechos Humanos de la ONU
estiman en 27 millones los individuos en situación de esclavitud "tradicional", y a diez veces   más los
niños y los jóvenes trabajando en condiciones asimilables a la esclavitud. Según Philippe-Jean
Catichini, Lutter contre l'esclavage en Le Monde des Livres del 1-04-2005, p. VIII.

2 Por ej. F. Prat, p.332,:"Il ne lui demande pas en propres termes l'affranchassiemnt de l'esclave, mais on
voit bien qu'il y compte, qu'il en est sûr. Il lui suggère clairement cet acte de liberalité, d'autant plus
méritoire qu'il sera plus spontané".- También los Profesores de Salamanca en el comentario de la B.A.C.
p. 721: "Con una insinuación delicadísima invita a Filemón a conceder la manumisión o entera libertad a
Onésimo, legalmente esclavo aún, pero cristianamente y "hermano". Así parece debe interpretarse ese
"cierto harás más de lo que yo te digo" del v. 21."
3- Por ej. J.B. Lightfoot: He tells him to do very much more than emancipate his slave, but this one thing
he does not directly enjoin. (p.324). - G.H.P. Thomson dice: Paul does not ask Philemon to give
Onesimus his freedom. Paul's interest centres on his concern that love should be the determining factor
between the master and the slave". Cambridge Bible Commentary, p. 181. Para Franz Mußner Pablo trata
a Filemón como a un cristiano laico maduro, quien desde el amor en Cristo ha de determinar él mismo lo
que conviene hacer con su esclavo fugitivo. "Probablemente no quiere hacer ninguna proposición
determinada. El amor determina lo que se tiene que hacer. Cuando crece el amor, aumenta la depuración
de la conciencia para todo lo que Dios quiere y los hombres necesitan. De este modo la conciencia puede
examinar lo que es necesario, lo que aquí y ahora pide la voluntad de Dios" en Franz Mußner, p.152.

4 - V. R.Völkl, p. 319.- Harnack, (1924) I, 192-194.-  Fliche-Martin, I, 401-404.- C.J.- Cadoux,. p. 131-


135.

5 Aspecto particularmente destacado por J. Murphy-O'Connor, p. 174-182, especialmente p. 179: Pablo


no da "normas" sino que clarifica la condición de hijo maduro liberado por Cristo; no considera las
instituciones en sí, sino la oportunidad que dan para la conducta de los creyentes.

6 Cadoux cree que quizás las concepciones escatológicas "pesaron algo en el fracaso de la Iglesia en
percibir la inherente iniquidad de la esclavitud" p. 617.

7 Cullmann ve en el caso de la esclavitud un ejemplo típico de la actitud de los primeros cristianos ante
las instituciones del mundo. “Dans la communauté chrétienne elle-même, il n’y a donc plus ni esclave ni
maître. En tant que membres de l’Eglise, les esclaves cessent d’être esclaves et les maîtres d’être maîtres,
tous sont disciples du Christ. Néanmoins, puisque les membres de l’Eglise continuent à vivre dans le
monde, l’esclavage, institution du monde, subsiste. Cet exempte est typique. II montre que l’évangile ne
formule pas de prime abord un programme social. Ce qui doit changer d’abord, ce sont les individus
humains: les changements sociaux ne seront qu’une résultante. “Cherchez d’abord le royaume de Dieu”.
Ainsi les premiers chrétiens ne s’attaquent pas d’abord au cadre extérieur de l’injustice. Ils commencent
non par supprimer ou réformer les cadres sociaux donnés, mais par observer, à l’intérieur de ces cadre
mêmes, l’amour intégral envers tous les frères. C’est ainsi qu’à côté des institutions sociales du monde, ils
créent une communauté nouvelle: l’Eglise. Que les frères chrétiens réalisent vraiment cet amour entre
eux, qu’ils gagnent ainsi le monde, et l’esclavage tombera automatiquement, même hors de l’Eglise", p.
96-97.-  V. también Rengstorf, art. Doûlos, Th. W. N. T. II, 275.- Schnackenburg, (1959) p. 204-206. (=
210-212). Prat, p.329-333.

8 "As men are all equally made in God's image, they have equal rights in any fundamental sense. It is no
accident that slavery among the Jews disappeared during the Second Commonwealth, coinciding with the
rise of Pharisaism ..." Paul Johnson, p. 156.

9 Los autores antiguos hacen grandes encomios de los Esenios por su vida austera, piedad y humanidad:
Plinio el Viejo, "Historia Natural"; Flavio Josefo, "Antigüedades Judías", 18; Filón de Alejandría Quod
omnis probus sit liber. Resumen en Norman Golb, p. 3-6.- Hay también en la Antigüedad un anónimo
comentador de la "Política" de Aristóteles que lo critica diciendo que la esclavitud es inicua porque la ha
engendrado la violencia, y que el poder del amo es contrario a la naturaleza, y que sólo la ley humana
establece la diferencia entre el hombre libre y el esclavo. (Citado en un artículo de Victor Schoeler de
1842).  Asimismo Dio Chrysostomos a fines del 1er siglo d.d.C. afirmaba que la distinción entre esclavo
y libre no se basa en la naturaleza.

10 "The early Church saw its task as that of bringing to people the good news of the Gospel. To have
sought to create an economic and social upheaval would not have served this end. The spread of the
Gospel, with its impact on human relationships, would create a climate of opinion in which the social
order would be reviewed and reformed." G.H.P. Thomson, p.324.

11 V. H.I. Marrou, p. 364-365.

12 V. P. de Labriolle, en Fliche-Martin, III, 372.

13 V. Palanque, en Fliche-Martin, III, pp. 35, 61-62.


14 Según Jean Andreau y Raymond Descat, 2006.

15 Cit. por R. L. Fox, p.325.

16 El canon 5 del Concilio de Elvira (313?) manda prohibir durante bastantes años la comunión a las
mujeres que encendidas de furore zeli hubiesen con sus castigos matado a una esclava. Id. p. 323 y 664-
665.

17 V. J. Dutilleul, Dict. de Théologie Catholique, T.V/1, p. 485.- Sobre la trata de esclavos en la temprana
Edad Media v. Peter Brown  p. 146.- Cuando Fernando el Católico conquista Málaga en 1487, esclaviza a
toda la población mora, y envía como regalo cien esclavos al Papa Inocencio VIII, quien los distribuye
entre el clero de Roma. V. Hugh Thomas,  p. 83-84.

18 Hasta hace muy poco teólogos y moralistas no consideraban la esclavitud como contraria al derecho
natural. J. Dutilleul dice en el citado artículo del Dict. de Théol. Catholique, en la forma más mitigada y
suave posible: L'idée d'un perpetuus famulatus, pro perpetuis alimentis, spontané ou contraint, si
toutefois les droits inaliénables de l'homme sont saufs comme dans un vasselage interprété avec bénignité
chrétienne .. n'est pas inadmissible. Y cita a Th.Meyer, Ferreti, Cathrein, etc.. (p.504).  Hoy en día un tal
aserto nos choca como queriendo salvar una posición tradicional de la Iglesia y de las autoridades, a costa
del bien, de los derechos humanos y de la humanidad.

19 Thomas, p .65.

20  Thomas p. 71-72, y dice que el uso que hace de ello la Catholic Encyclpaedia como si se tratara de
una condena de la esclavitud es "misleading".

21 Thomas, 124.

22 Thomas Sotinel, en Le Monde 24-4-1998.

23 Es la cifra que da Thomas, p. 861-862, que trae todos los principales cálculos y da finalmente su
propia opinión.

24 Thomas 146, 411-430.- Miguel Izard, pp. 13-14.- Sala-Molins, 1987.

25 Izard, pp. 32-34.

26 Thomas, 139.

27 Thomas, 182.

28 Thomas, 216.

29 Thomas, 469. La Historia de las Indias, escrita entre 1527 y 1561, fue publicada en España en 1875 y 
traducida en Francia en 2002.

30 Thomas, 126.

31 Thomas, 124-146.

32 Ibid

33 Thomas, 456.

34 Thomas, 451.
35 Thomas, 147. Thomas usa el nombre actual; entonces se llamaba la Congregación del Santo Oficio o
de la Suprema Inquisición.

36 Thomas, 148.

37 V. Yve Benot (2003).

38 Ver su reedición por Luis Sala-Molins, ( 1987 ) en que se lo califica como  le génocide utilitariste le
plus glacé de la modernité.

39 Réflexions sur l’esclavage des nègres , 1781

40 Grégoire, Abbé, De la traite et de l'esclavage des noirs, Arléa, 2006. Recen.: Le monde des livres 18-
5-07, p. 10.

41 Tzvetan Todorov (1989) p.262 cita esta frase de Tocqueville: C'est nous qui avons donné un sens
déterminé et pratique a cette idée chrétienne que tous les hommes naissent égaux, et qui l' avons
appliquée aux faits de ce monde.

42  Sobre Schoelcher V. la biografía de Nelly Schmidt (1994).-  En su número del 24-4-98, Le monde des
livres reproduce el artículo de 1842 de Victor Schoelcher sobre la esclavitud. Hay una recensión de la
reedición del libro de V. Schoelcher Esclavage et colonisation en Le monde des livres 18-5-07, p. 10.

43 Thomas, 797.

44 Thomas 492-496.- The Economist, 24-2-2007, p. 60-61.

45  Thomas, 469-470.

46 Thomas le rinde este homenaje: "Willberforce's achievement is one of the most remarkable examples
of the triumph of an individual statesman on a major philanthropic issue, and at the same time one more
reminder that individuals can make history". p. 556.- Howad Temperley (2007) reseña dos biografías de
Willbeforce, de William Hague y de Stephen Tomkins.

47 Thomas, 482.

48  Pere Jofre i Bosch, Art." Isidoro de Antillón" en la Enciclopèdia Catalana, (1ª ed.) vol. 2, p. 239

49  Thomas, 769.

50  Thomas, 787.

51  Sobre Inglaterra, reseñas biográficas de personalidades notables en la lucha por la abolición en


Hochschild, 2005.

52 Para Francia v. el dossier publicado por Le monde des livres el 24-4-1998.

53 Thomas, 797.-  En la edición del 13 de noviembre 1998 de "La Vanguardia", R. García Cárcel hace
una recensión del libro de Thomas.  A lo largo del artículo sostiene que la abolición de la trata se debió a
"la crisis de rentabilidad que empieza a apuntarse a fines del siglo XVIII y que irá acompañada de la
ofensiva del discurso abolicionista..". "La religión contradijo escasas conciencias en el tema de la trata. El
discurso abolicionista siempre irá ligado a la propia crisis de rentabilidad."  Y más adelante "La crítica
ilustrada - de Montesquieu a Pitt - responde a la evolución negativa de los beneficios empresariales." Sin
embargo, no es eso lo que dice Hugh Thomas en su libro, ni de lejos. Considero inadmisible endosar esa
opinión a un historiador del prestigio de Thomas en una reseña de un libro suyo, cuando en realidad, si
bien tiene en cuenta ese factor y el influjo que puede haber tenido en algunos comerciantes, acaba
sosteniendo, con gran respaldo de datos, que los factores determinantes en la abolición de la esclavitud
fueron otros. La trata de esclavos, como otros negocios, producía a veces pérdidas y otras beneficios, pero
generalmente fue rentable, incluso mucho, con frecuentes beneficios del 100% y hasta del 300%. 
Algunos se arruinaron en ella, pero otros muchos hicieron fortunas. Además de los comerciantes,
participaban en ella reyes y nobles, órdenes religiosas y masones, obteniendo buenos beneficios. Thomas
se basa siempre en documentos, véanse como muestra los ejemplos que trae en las páginas 442 a 444.
Además, si como sostiene García Cárcel, la trata había dejado de ser un negocio rentable, lo lógico sería
que se dejara de practicar. ¿Quién se larga a un negocio con viajes penosos y llenos de riesgos si no
espera de él cuantiosos beneficios? Los intereses que lucraban con la trata se opusieron tenazmente al
movimiento abolicionista, y a medida que éste conseguía proscribirla, la siguieron practicando muchos
años clandestinamente. ¿Y para qué? ¿Para beneficiar a los negros? Como dato ilustrativo, menciona
Thomas que entre 1818 y 1831, después por consiguiente de abolida la trata en Francia, salieron unas 500
expediciones negreras clandestinas de los puertos franceses, 305 de los cuáles de Nantes. "Cada viaje
desde Nantes devengó quizás un promedio de beneficios de 180.000 a 200.000 francos:
considerablemente más altos que en el siglo dieciocho" (p.626). Y las fortunas catalanas y españolas
originadas principal o parcialmente en la trata, (las que menciona García Cárcel y otras varias) se hicieron
en el siglo XIX, a pesar de que, según dice, había dejado de ser rentable.

54Discurso en Yaoundé el 13 de agosto de 1985.

55 Mensaje a los indios de América, Santo Domingo, 13 de octubre de 1992.

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© José-M. Casabó Suqué, 2007


© Biblio3W, 2007

Ficha bibliográfica:
CASABÓ SUQUÉ, José-M. Esclavitud y cristianismo. Biblio 3W, Revista Bibliográfica de Geografía y
Ciencias Sociales , Universidad de Barcelona, Vol. XII, nº 758 , 5 de noviembre de 2007.
<http://www.ub.es/geocrit/b3w-758.htm>. [ISSN 1138-9796].

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