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Representación política y
elecciones
Sitio: Cursos
Curso: Introducción al derecho electoral mexicano
Libro: Unidad 1. Representación política y elecciones
Impreso por: Ana Bertha Peña Cruz
Fecha: Monday, 16 de March de 2020, 15:29
Tabla de Contenidos
Introducción
1.1 ¿Qué es la democracia?
1.2 ¿Qué son y para qué sirven las elecciones?
1.3 ¿Cómo han evolucionado las elecciones en México?
1.4 ¿Cómo son las elecciones actualmente en México?
Fin de la unidad
Introducción
En las democracias modernas los ciudadanos eligen a sus representantes
a través del voto siguiendo un conjunto de reglas que pueden definirse,
en un sentido amplio, como el derecho electoral de un país determinado.
Es cierto que la democracia representativa tiene otras características
importantes, como la división de poderes o el reconocimiento de los
derechos civiles con usos políticos, pero el fundamento de la democracia
representativa son las elecciones, en la medida en que la hacen funcional,
permitiendo a los ciudadanos elegir a sus gobernantes y representantes.
o La renovación periódica de los cargos públicos mediante
elecciones competitivas, libres y auténticas.
o La división de poderes.
o Los derechos civiles con usos políticos.
La división de poderes
La división del poder público implica la fragmentación de este a efecto de
limitar las competencias y atribuciones de las instituciones que lo
conforman, estableciendo contrapesos entre sí para controlar el ejercicio
del poder y evitar que se abuse de él. En este orden de ideas, los tres
poderes del gobierno son:
o El Poder Ejecutivo. Se refiere a la rama del poder público
responsable de la gestión diaria del Estado, es decir, de
administrar y gobernar. El Poder Ejecutivo es unitario y está
depositado en el Jefe de Gobierno (presidente o primer
ministro). En las repúblicas, el Jefe de Gobierno es también el
Jefe de Estado; mientras que en las monarquías el rey es el
Jefe de Estado, aunque en las monarquías parlamentarias su
función solo es simbólica.
Ejemplos de representantes del Poder Ejecutivo: presidente Barack Obama
(EE.UU., república) y la reina Isabel II (Reino Unido, monarquía
parlamentaria)
o El Poder Legislativo. Es la rama del poder público cuya
función primordial consiste en la elaboración y modificación
de leyes. Esta tarea generalmente está a cargo de un cuerpo
deliberativo (congreso, parlamento o asamblea) que puede
ser unicameral o bicameral.
Arriba, la Asamblea Legislativa de Costa Rica (unicameral), abajo, las
Cámaras de Senadores y de Diputados de México (bicameral)
o El Poder Judicial. Es la rama del poder público encargada de
la aplicación e interpretación de las leyes, en casos concretos
entre particulares o entre estos y el Estado. Los órganos
judiciales (cortes, tribunales o juzgados) suelen gozar de
imparcialidad y autonomía. Generalmente existen varios
niveles (geográficos) de los tribunales, siendo las decisiones
de los tribunales inferiores apelables ante tribunales
superiores. Los integrantes del Poder Judicial normalmente
son nombrados por alguno de los otros dos poderes.[3]
Los tres poderes públicos son: Ejecutivo, Legislativo y Judicial, los cuales
existen para funcionar como contrapesos entre sí a fin de controlar su
ejercicio y evitar abusos de poder.
Los derechos civiles con usos políticos son necesarios para la existencia
de una democracia y para influir en la toma de decisiones de los
gobernantes.
[3] En algunos países también existen las elecciones judiciales, es decir, elecciones
de jueces, pero es muy inusual.
Representación de un voto
o La movilización del electorado en torno a valores sociales e
intereses políticos y partidistas y, por lo tanto, la creación de
vínculos y confianza entre personas y partidos.
o La creación de una ciudadanía mejor informada mediante la
explicación de problemas y exposición de alternativas.
o La integración de instituciones políticas representativas de las
preferencias de los diversos grupos de un Estado.
o El establecimiento de una oposición capaz de ejercer control,
lo cual implica la oportunidad de cambio de gobierno.
Las elecciones son instrumentos clave en la designación de
representantes políticos, la participación de la ciudadanía, la evaluación
gubernamental y la interacción entre partidos o grupos políticos. Entre
sus principales funciones destacan: la renovación del poder de forma
pacífica y la legitimación de los representantes electos.
Tipos de elecciones
Las elecciones pueden clasificarse con base en su ámbito o nivel, con los
cargos públicos que se eligen, con la forma en la que se elige y con el
momento en que se elige (ACE Project 2017; Fernández y Nohlen 2015).
Al respecto del ámbito o nivel de las elecciones, estas pueden ser de tipo
nacional, local o municipal. En relación con los cargos que se eligen, la
división se relaciona con el poder público (Ejecutivo o Legislativo) y, por
tanto, si es de carácter unipersonal (presidente o gobernador) o si es
pluripersonal (Congreso o Asamblea).
o Periódicas. Los cargos de elección popular deben renovarse
tras un plazo establecido en la ley, mismo que siempre debe
cumplirse.
o Libres. El electorado debe poder participar en las elecciones
en un contexto de ejercicio pleno de las libertades políticas y
civiles, además de que el gobierno en turno no puede
intervenir en la selección de los candidatos o partidos
políticos.
o Auténticas. La voluntad del electorado debe reflejarse de
manera cierta y positiva en el resultado de los comicios. Se
requieren reglas claras y equitativas que sean del
conocimiento de todos, que garanticen la imparcialidad, la
transparencia y limpieza en los procesos electorales.[4]
o Competitivas. Debe existir una oposición política con
posibilidades reales de obtener un cargo de elección popular
a través del voto. Es decir, la oportunidad de que la oposición
se convierta en gobierno y las minorías en mayorías.
o Plurales. Deben permitir la representación de los diversos
intereses de una comunidad política.
o Universales. El derecho a participar en las elecciones debe
extenderse a cualquier persona que cumpla con los requisitos
establecidos en las leyes respectivas, como edad mínima,
salud mental o derechos políticos vigentes; sin distinción por
sexo, raza, religión, clase social, educación u otros.
Las elecciones deben ser periódicas, libres, auténticas, competitivas,
plurales y universales
Para que las elecciones puedan ser consideradas democráticas deben ser
periódicas, libres, auténticas, plurales y universales. Las elecciones que se
celebran en países no democráticos no cumplen con estos requisitos y
son utilizadas en beneficio del régimen existente.
[4] Entre los elementos que pueden garantizar la limpieza en las elecciones se
encuentra la existencia de un padrón de electores confiable, la credencialización de
los electores, autoridades electorales confiables e imparciales, la vigilancia en el
proceso electoral, la difusión oportuna de los resultados y la persecución y
establecimiento de sanciones por delitos electorales (Crespo 2013, 32-33).
Más adelante, en 1996 hubo una reforma electoral muy importante que
determinó, entre otros aspectos, que ningún partido podía tener más de
300 diputados en la Cámara de Diputados y que ningún partido podía
tener una sobrerrepresentación mayor de 8% respecto a su votación
obtenida. Asimismo se crearon escaños de representación proporcional
en la Cámara de Senadores, se robusteció el sistema del financiamiento
público y se instauró un sistema de acceso equitativo a los medios de
comunicación pública. También se obligó a las entidades federativas a
adecuar su legislación electoral para que no hubiera diferencias de fondo
entre los comicios federales y los locales.
La creciente independencia y
especialización de las autoridades
electorales
Durante gran parte de la historia del siglo XX, en México la organización
de las elecciones fue responsabilidad del Poder Ejecutivo, lo que afectaba
la certeza en los resultados electorales y la equidad de la contienda
política, de forma tal que la creación de instituciones capaces de
garantizar la autenticidad de los comicios fue el eje central de los cambios
democráticos. Así, tras los años, las instituciones electorales mexicanas se
han separado de los poderes Ejecutivo y Legislativo, tanto en el ámbito
federal como en el de las entidades federativas, resultando en
instituciones autónomas.
o Los poderes Ejecutivo y Legislativo son electos mediante el
sufragio universal, libre, secreto y directo.
o Debe garantizarse que las elecciones sean libres, auténticas y
periódicas para considerarlas producto del ejercicio popular
de la soberanía.
o Dichos procesos electorales deben regirse por los principios
de equidad, certeza, legalidad, independencia, imparcialidad,
objetividad y transparencia.
o Las elecciones se realizan mediante procedimientos
especiales que deben satisfacer plenamente determinadas
condiciones para garantizar la validez de la renovación de las
funciones públicas.
o La organización de las elecciones está a cargo de un
organismo público y autónomo.
o Debe existir un sistema de medios de impugnación asignado
a un tribunal de jurisdicción especializada para garantizar que
todos los actos y resoluciones electorales se ajusten a las
normas.
o Certeza. Consiste en dotar de facultades expresas a las
autoridades para que todos los participantes en el proceso
electoral conozcan previamente con claridad y seguridad las
reglas a las que está sujeta su propia actuación y la de las
autoridades electorales.
o Legalidad. Es la garantía formal para que los ciudadanos y las
autoridades electorales actúen en estricto apego a las
disposiciones consignadas en la ley para que no se emitan o
desplieguen conductas discrecionales o arbitrarias al margen
del texto normativo.
o Imparcialidad. Consiste en que las autoridades electorales
eviten irregularidades, desviaciones o la proclividad partidista
durante el ejercicio de sus funciones.
o Independencia o autonomía. Se refiere a la situación
institucional que permite a las autoridades electorales emitir
sus decisiones con plena imparcialidad y en estricto apego a
la normatividad aplicable al caso, sin tener que acatar o
someterse a indicaciones, instrucciones, sugerencias o
insinuaciones provenientes de superiores jerárquicos, de otros
poderes del Estado o de personas con las que guardan
alguna relación de afinidad política, social o cultural. Implican
una garantía constitucional a favor de los ciudadanos y de los
propios partidos políticos.
o Objetividad. Obliga a que las normas y mecanismos del
proceso electoral estén diseñados para evitar situaciones
conflictivas sobre los actos previos a la jornada electoral,
durante su desarrollo y en las etapas posteriores a la misma.
o Máxima publicidad. Todos los actos y la información en
poder de las autoridades electorales son públicos y solo por
excepción se podrán reservar en los casos expresamente
previstos por las leyes y justificados bajo determinadas
circunstancias.
Fuente: Elaboración propia con base en CPEUM, artículos 50, 80, 115, 116
y 122
o Mayoría relativa (MR). Los sistemas de mayoría
normalmente utilizan distritos unipersonales o uninominales,
siendo ganador el candidato que haya obtenido la mayor
cantidad de votos, aunque no necesariamente la mayoría
absoluta. Los sistemas mayoritarios tienen el propósito de
generar un gobierno definido, por lo que tienden a premiar al
partido más grande (en términos de votos). Los sistemas
mayoritarios privilegian la gobernabilidad, entendida como la
capacidad de gestión y la estabilidad del gobierno en turno.
o Representación proporcional (RP). Los sistemas de RP
utilizan circunscripciones plurinominales y los ganadores son
los partidos que obtienen determinado porcentaje de los
votos, según lo requieran las fórmulas electorales
respectivas. Estos sistemas privilegian la proporcionalidad
entre votos y escaños, intentando que tal relación sea lo más
equilibrada posible. Por ello, los sistemas de RP favorecen el
pluripartidismo, es decir, facilitan el ingreso al Legislativo de
un mayor número de partidos.
Sin embargo, este último límite no aplica al partido que, debido a sus
triunfos en los distritos uninominales, obtenga un porcentaje de
curules mayor a la suma de su porcentaje de votación más ocho
puntos, (CPEUM, artículo 54, base V). Esto quiere decir que es posible
que haya partidos que estén sobrerrepresentados en la Cámara solo
por sus triunfos en distritos de MR, los cuales son irrevocables por
haberse obtenido por voto directo, pero en este caso se les prohíbe
participar en la asignación de escaños por el principio de RP, para
evitar todavía una mayor sobrerrepresentación.
[6] Cabe señalar que en la práctica hay gran variedad en la proporción de diputados locales
electos por el principio de RP, siendo el porcentaje más bajo 23.8% en Baja California Sur y el
más alto 48.7% en Jalisco (Gilas et al. 2016, 198).
La sede de los ayuntamientos de Puebla, San Luis Potosí, Mérida y
Chihuahua
Fin de la unidad