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MATERIA
Profetas mayores
1
Nombre de la asignatura: Profetas Mayores
Día y hora:
Profesor/a:
DESCRIPCIÓN DE LA ASIGNATURA
Esta materia contiene el estudio de tres interesantes libros de los profetas mayores: Isaías,
Jeremías y Ezequiel. Cada uno de ellos profetiza a Judá en el tiempo en que Dios deseaba
comunicar un mensaje a su pueblo, después de la caída del reino del norte que había llegado a
su fin por su rebeldía e idolatría.
Estos profetas son conocidos como mayores, no por su importancia sino por lo extenso de sus
escritos ya que todos los profetas jugaron un papel importante en la revelación de Dios al pueblo
de Israel.
En general esta materia contiene el estudio de un tiempo crucial para Judá; ya que tanto Isaías,
Jeremías como Ezequiel fueron llamados por Dios específicamente para hablar a un pueblo que
no quiso obedecer a Dios y sus profecías tiene mucho en común; aunque Ezequiel se remonta
hacia el tiempo del fin, donde profetiza la situación de la nación de Israel en los últimos tiempos.
OBJETIVO GENERAL
Conocer las profecías de Isaías, Jeremías y Ezequiel dadas a Judá y a otras naciones, para
poder entender y comprender el trato que Dios tiene con su pueblo y los eventos escatológicos a
cumplirse en los últimos tiempos.
OBJETIVOS ESPECÍFICOS
Comprender la paternidad literaria, fecha, propósito y los destinatarios de cada uno de los
libros.
METODOLOGÍA
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El método utilizado es el expositivo combinado con el de participación personal, con la
ayuda de material didáctico tales como: folleto guía de la materia, videos,
retroproyectores, etc.
EVALUACIÓN
CONTENIDO
LIBRO DE ISAIAS.
3
13:1—14:23 Babilonia
14:24-27 Asiria
14:28-32 Filistea
15:1—16:14 Moab
17:1-14 Damasco e Israel del norte
18:1-7 Etiopía
19:1-25 Egipto
20:1-6 La crisis de Asdod
21:1-10 Babilonia, “Desierto del Mar”
21:11, 12 Edom
21:13-17 Arabia
22:1-25 Jerusalén
23:1-18 Tiro
Isaías 24:1—27:13 La victoria final de Dios
24:1-23 La tierra y el cielo son juzgados
25:1-12 La gran liberación
26:1—27:1 Triunfo después de aflicción
27:2-13 Un pueblo para Dios
4
52:13—53:12 El cuarto “cántico del Siervo”
54:1-17 La fecunda ciudad madre
55:1-13 Gracia abundante
Isaías 56:1—66:24 Gloria y vergüenza de Sion
56:1-8 Bienvenida a los proscritos
56:9—59:15a La vergüenza de Sion
59:15b-21 El libertador solitario
60:1—62:12 La gloria de Sion
63:1-6 El vengador solitario
63:7—64:12 Las necesidades urgentes de Sion
65:1—66:24 La gran divisoria
LIBRO DE JEREMÍAS:
LIBRO DE EZEQUIEL
5
Introducción del libro
6
VI. Juicio sobre Sidón 28.20–26
VII. Juicio sobre Egipto 29.1—32.32
7
CRONOGRAMA DE CLASES DE LA MATERIA DE PROFETAS MAYORES - CICLO I – 2012 - Prof. Benjamín Portillo
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ISAIAS EL LIBRO
El Primer libro de los «profetas mayores», llamado por los Padres «el Evangelio según
San Isaías», ya que su autor fue considerado «el profeta evangélico». Predice
detalladamente el nacimiento de Emanuel (Dios con nosotros), su vida benéfica, su
muerte propiciatoria, su resurrección y su reino triunfante y eterno (9:6, 7; 11:1–10;
52:13–53:12). Su pureza, la belleza de su estilo y el maravilloso cumplimiento de sus
profecías relativas al Mesías, le dan la preeminencia entre los escritos de los profetas y
poetas hebreos.
Autor Y Fecha
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posibilidad de más de un autor parece haber sido un judío español, Moisés Ibn
Chiquitilla, cordobés del siglo II d.c. Él sugirió que Isaías 40–66 lo escribió un profeta
que vivió al final del cautiverio en Babilonia (es decir, 550 a.c.). Después, empezando
con el comentario de Doederlein (1775) y la introducción de Eichhorn (1780-83), un
creciente número de eruditos postuló como autor de los caps. 40–66, y de ciertas
porciones en los caps. 13–39, a un «segundo Isaías» que viviera en el cautiverio ca.
550 a.c.
A través del siglo XIX la hipótesis del Deutero-isaías se vio impulsada por el desarrollo
de las ciencias literarias e históricas, pero generalmente los eruditos conservadores
seguían defendiendo la teoría tradicional. Sin embargo, en 1889 Franz Delitzsch, uno
de los eruditos conservadores más prestigiosos del siglo, anunció su aceptación de la
nueva teoría en la cuarta y última edición de su gran comentario sobre Isaías (Tomo I,
pp. 36–41; Tomo II, pp. 120–133, en inglés).
Bernard L. Duhm en l892 propuso un tercero o Tritoisaías como autor de los caps. 56–
66. Hoy muchos exégetas, incluso algunos conservadores, opinan que el libro no solo lo
escribió el gran profeta del siglo VIII, sino también algunos de sus discípulos (8:16) que
vivían durante el cautiverio (caps. 40–55, etc.) y después de él (caps. 56–66, en gran
parte).
1. Empezando con el libro apócrifo Eclesiástico (escrito en 180 a.c; cf. 48:22–25), la
tradición judaica ha sostenido que el Isaías del siglo VIII escribió todo el libro. Sin
embargo, la tradición judaica no puede considerarse como más autoritativa para el
cristiano (Mc 7:8, 9) que las pruebas internas del estudio científico del libro mismo. El
valor de la tradición disminuye especialmente cuando se remonta a documentos
escritos siglos después del controvertido libro.
2. Los escritos del Nuevo Testamento (y aun Cristo mismo) introducen sus citas de
varias partes de Isaías con frases como «Isaías dijo» (Jun. 12:38–41; Rom. 9:27–29;
10:20s, etc.), sin sugerir nunca una diversidad de autores para Isaías. Sin duda este
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hecho ha influido más que otros en los que han querido defender la veracidad de la
Biblia. No obstante, debemos notar los siguientes factores:
(a) En las veintiuna veces que los autores del Nuevo Testamento citan a Isaías,
solamente utilizan once versículos de Isaías 40–66 con frases como «Isaías dijo». Es
decir, estos versículos representan un pequeño núcleo de un mismo profeta y, por
tanto, no muestran necesariamente que todo el contenido de los veintiséis capítulos
viniera de él.
(b) La manera de concebir los estudios de carácter histórico-literario en la época
moderna. Ya en el siglo XIX Delitzsch reconoció que estos estudios habían alcanzado
«la eminencia de una ciencia» (I, 38) y por eso los trató con todo respeto. Sin embargo,
no aceptaba muchas de sus conclusiones como irrevocables, ya que se basaban más
en presuposiciones no cristianas que en pruebas sólidas y bien interpretadas.
(c) Otro factor básico es el concepto que se tenga de la inspiración bíblica. La inerrancia
de las Escrituras, según las teologías ortodoxas, se refiere a la plena veracidad de la
enseñanza del texto, es decir, a lo que el autor quiere comunicar y patentizar. Es obvio
que ningún pasaje del Nuevo Testamento se dedica al problema de la paternidad
literaria de Isaías. Por eso no podemos esperar resolver este problema (que surgió en
1775 d.C.) ateniéndonos tan solo a la manera popular y no científica en que el Nuevo
Testamento se refiere al libro de Isaías. Muchos estudiosos conservadores reconocen
que la Biblia emplea un lenguaje popular, carente de precisión científica, cuando habla
de problemas geográficos, astronómicos, etc.
3. La teoría de la diversidad de autores la impulsó el pensamiento racionalista del siglo
XVIII d.c., el cual no aceptaba (dadas sus presuposiciones filosóficas anticristianas) la
posibilidad de milagros y profecías del futuro lejano. Sin embargo, Isaías recalca
precisamente el poder de Dios de profetizar el futuro lejano (41:21–23, 26ss; 44:7, 8,
25ss; 46:10, 11; 48:3–8). Un ejemplo sobresaliente de este tipo de profecía, según los
que propugnan la unidad del libro, es la mención de Ciro (44:28; 45:1) unos ciento
cincuenta años antes de su nacimiento. Sin embargo, este ejemplo no es único en la
Biblia: un profeta nombró a Josías más de trescientos años antes del nacimiento de
este (1 Rey. 13:2; y cf. Is. 9:6, 7).
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La Biblia contiene muchas profecías respecto al futuro lejano, pero el nombramiento de
Ciro no es el milagro profético que el autor de Isaías 40–55 tenía en mente al subrayar
el poder profético de Dios. Parece referirse más bien a la profecía del cautiverio (586
a.c.) que Moisés pronunció en el siglo XIII a.C. (Is 48:3–8; cf. Deut 4:25–31; 28; 31:27–
29, etc.). Recuérdese también que mientras el racionalismo niega completamente el
elemento milagroso y profético, la tradición religiosa tiende a exagerarlo. El cristiano
debe aceptar todo milagro genuinamente bíblico, pero no cualquier milagro inventado
por la tradición religiosa.
4. Los manuscritos de QUMRÁN, donde se encontraron textos de Isaías, que se
remontan a ca. 100 a.C., incluyen todo el libro en un solo rollo (como también era la
práctica en el tiempo de Jesús, Luc 4:17), sin ninguna división entre Isaías 39 y 40. No
obstante, según la nueva hipótesis, mucho de Isaías 13–39 también lo escribieron
discípulos de Isaías. Específicamente Isaías 34 y 35 se atribuyen a un Deutero-isaías, y
sí existe una división en los manuscritos de Qumrán entre Isaías 33 y 34.
5. Existen otros argumentos que apenas podemos mencionar:
(a) que profetas como SOFONÍAS y JEREMÍAS (que vivieron antes del cautiverio)
utilizaron materiales de Isaías 40–66;
(b) es improbable que los nombres de los autores de las partes posteriores a Isaías se
perdieran (sobre todo el gran genio que escribió Isaías 40–55)
(c) los argumentos que le niegan al profeta 40–66 también tendrían que negarle 13 y
14 que incluso tienen su nombre; etc.
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cautiverio, ciento cincuenta años después. Por supuesto que esto es teóricamente
posible, pero una recta comprensión de la inerrancia (véase arriba) no exige que
insistamos en tal divorcio entre la literatura y la historia.
2. El segundo tipo de pruebas es lingüístico: las porciones de Isaías con un enfoque
histórico del siglo VI a.C. utilizan un vocabulario y estilo notablemente distintos. Por lo
general, se reconoce que a través del libro también hay varios elementos de unidad
estilística y gramatical, pero esto se espera de autores de una tradición y escuela
común. La nueva teoría explica mejor la diversidad. Sin embargo, un estudio reciente y
profundo hecho por Judith Reinken, mediante una metodología estadística moderna (en
una tesis inédita de la Universidad de Chicago), concluye que no puede determinarse
nada en cuanto a la unidad o diversidad de autores basándose en el vocabulario de
Isaías.
3. El tercer tipo de pruebas es teológico. No hay contradicciones, como afirman algunos
que niegan la inerrancia de las Escrituras, aunque sí existen énfasis distintos y
enfoques variados, que corresponden a los diversos fondos históricos representados en
Isaías. Quienes sostienen que Isaías escribió todo el libro afirman que Isaías 40–66
corresponde a los últimos años de la vida del profeta, y que en esta sección este se
dedicó a resolver para las generaciones futuras los problemas provocados por sus
profecías anteriores.
Conclusión
Marco Histórico
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correría la misma suerte. Pero Isaías aconsejó que, en vez de aliarse con otras
naciones para enfrentar la amenaza asiria, confiaran en Dios. El Señor era el único que
podía de veras salvarlos y brindarles protección en tiempos peligrosos.
Aporte a La Teología
De Isaías 40–55
Esta sección se caracteriza por una viva esperanza de la salvación inminente, un nuevo
éxodo, esta vez del cautiverio babilónico (40:3ss; 43:16–21; 48:20s; 51:10; 52:12, etc.).
Domina también en estos capítulos la esperanza de un nuevo MOISÉS, el verdadero
siervo de Jehová (42:1–4; 49:1–6; 50:4–11a; 52:13–53:12), cuyo sufrimiento
propiciatorio, resurrección y exaltación harían posible la justificación de muchos (52:13–
53:12) y solo en Cristo se cumplirían plenamente (Juan 12:41).
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Sin embargo, la salvación inminente no es un fin en sí; en estos capítulos se renueva y
profundiza, como en ninguna otra parte del Antiguo Testamento, el llamado de Israel
para cumplir la misión de Dios en el mundo. Una teología de misión domina Isaías 40–
55 como fin supremo de la salvación (40:9; 41:8, 9, 27; 42:1–4, 6, 7, 10, 11; 43:10–12,
21; 44:8; 45:5, 6, 14, 22, 23; 48:6, 20; 49:6–8, 22, 23; 51:2, 5; 52:10, 15; 55:1–13).
Solamente en el contexto de esta teología de misión podemos entender otros temas
predilectos de Is 40:55.
Por ejemplo, encontramos en Isaías 40–55 un desarrollo asombroso de la doctrina de la
creación como base de su teología de misión (40:12–26; 42:5ss; 45:11, 12, 18; 48:12,
13), un marcado monoteísmo evangelístico (45:14, 20–22, etc.) y una filosofía de la
historia jamás superada en el pensamiento humano (41:1–4, 25, 26; 43:14; 44:24–28;
45:1–7, 8–13; 46:8–11; 48:14, 15; 53:10; 54:15–17). El profeta proclama que la historia
del mundo tiene significado solamente a la luz de la misión del pueblo y del siervo de
Jehová.
De Isaías 56–66
En esta sección muchos de los poemas se dirigen al pueblo que está otra vez en la
Tierra Santa (56:8); el templo se ha reedificado y se ofrecen sacrificios (56:5–7); los
días de ayuno son comunes. Sin embargo, los pecados anteriores han empezado a
manifestarse otra vez; el sincretismo y la superficialidad en el culto (58:1–12), la
injusticia social (59) y un liderazgo impío (56:9–12). Isaías 56–66 se caracteriza por el
conflicto entre el Israel genuino (los pobres; 57:15; 61:1–3; 66:2) y el Israel falso (los
ricos y poderosos; 56:9–12; 57:1–4; 59:14, 15; 65:13–16).
Se insiste en la observancia del sábado (58:13–14), la humildad (57:15; 61:2ss, etc.) y
la misericordia hacia los pobres (58:6, 7, 9, 10). Dios se presenta como santo y justo
tanto en la restauración de su pueblo como en el castigo eterno de los impíos (57:15;
60:9, 14; 66:24).
La vívida esperanza de una intervención inminente de Dios, para la redención de su
pueblo, no domina en estos oráculos, como en 40–55. Se procura explicar el atraso del
15
cumplimiento de las profecías (59:1s), pero persiste una firme confianza en el triunfo
final del Santo de Israel y la glorificación de Sion (57:15ss; 60:10, etc.). En los caps. 65
y 66, una sección de carácter apocalíptico, encontramos la esperanza de un nuevo cielo
y una nueva tierra. Después de la salvación y el juicio, Dios promete renovar el universo
que el pecado ha corrompido.
ISAIAS SU PERSONA
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2. Su retiro de la vida pública (734–715 a.C.). Cuando Acaz celebró la alianza con
Asiria, Isaías decidió guardar silencio, y se dedicó a la enseñanza (Is. 8:16, 17).
3. Los años intermedios (715–705 a.C.). Con la muerte de Acaz y la sucesión de
Ezequías, Isaías volvió a profetizar libremente (14:28–32). En 711, después de la
captura de Asdod por los asirios, Dios le ordenó andar desnudo y descalzo en señal del
juicio venidero sobre Egipto y Etiopía (Is. 20:1–6). Anduvo así por tres años,
probablemente para disuadir a Ezequías de aliarse con Egipto.
4. Últimos años (705–701). Isaías 36–39 cuenta del papel que jugó Isaías durante la
invasión de Senaquerib (701 a.c.), la enfermedad de Ezequías y la visita de los
enviados de Babilonia. Los capítulos 40–66 (después del llamamiento en 40:1–11)
carecen de detalles biográficos. El nombre de Isaías no aparece en esta parte del libro
(ISAÍAS).
Según tradiciones judaicas, Isaías sufrió el martirio de ser aserrado durante el reinado
de Manasés (693–639 a.c.). Quizás Heb. 11:37 aluda a este martirio. Por haber
pronunciado profecías mesiánicas tan claras, San Jerónimo lo llamó «el evangelista del
Antiguo Testamento».
ESTUDIO DE ISAÍAS
Siendo este uno de los libros de mayor impacto, conocido como el evangelio del
Antiguo Testamento, es importante su estudio exegético, sin dejar a un lado el punto de
vista futurista, sabiendo que es uno de los libros con mayor énfasis mesiánico en todos
los aspectos, tanto como en su persona como en su reino, hablando de su
advenimiento sacrificial como su advenimiento glorioso. El cual está directamente
relacionado con su pueblo ese pueblo que se rebeló, por lo cual fue afligido
constantemente. Pero que gozará de su restauración futura y las naciones que le
oprimieron tendrán su recompensa, es por ello que este libro se divide en dos partes
específicas que son:
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1. El juicio de Dios (1 – 39)
2. El consuelo de Dios (40 – 66)
Es así como comenzaremos a estudiar, no dudando que Dios nos mostrara su actividad
por medio de este estudio, el cual será de bendición para nuestro ministerio.
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ENCABEZAMIENTO DEL LIBRO (1:1)
El versículo de apertura es realmente el titulo inspirado del libro al llamarse “visión” que
Isaías vio, esto indica lo sobrenatural de la revelación, no sabemos con certeza de que
manera paso Dios el mensaje al profeta, pero el fracaso del mismo nos deja ver
claramente que Isaías no fue el que inicio lo que iba a seguir, ya que él lo vio, en otras
palabras, lo recibió mediante una percepción profética sobrenatural. El fue uno de
aquellos Santos hombres de Dios que hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.
(2ª Ped.. 1:21).
En primer lugar el mensaje tiene que ver con el reino del sur, y la capital Jerusalén, se
destaca como representación del reino en su totalidad. Cuando nos damos cuenta que
el reino de Judá estaba regido por descendientes de David y que la adoración en el
templo se localizaba allí, podemos entonces comprender mas claramente la apostasía y
la fuerza de la denuncia divina que Dios hace caer sobre la nación.
La llamada a los cielos y a la tierra para que oigan nos recuerda el cántico profético de
Moisés en Deuteronomio 32.
A pesar de todas las bendiciones que Dios derramo sobre su pueblo, a pesar de los
privilegios especiales que les concedió, aquellos hijos que se habían revelado contra
Dios. Eran peores, mucho peores que el buey y el asno, dos animales domésticos que
se conocen por su terquedad y su estupidez. Su pecado no era una cosa transitoria,
sino que se trataba de algo habitual. En el Vr. 4 vemos a Jehová por primera vez en el
libro como el Santo de Israel y con el Santo no podía sino ser provocado por aquella
situación persistente de pecado de su pueblo.
Sin embargo, en toda las acusación que Dios hace contra su pueblo, el tono es de
lamento y de suplica, Dios no se goza en el desconsuelo y perdición de los malvados,
sino que lo que desea es que todos se vuelvan a él y por ello dice, en el Vr. 5 ¿Por qué
querréis ser castigados aún? Las condiciones que se describen en estos versículos son
19
el comienzo del cumplimiento de las maldiciones contra Israel por su desobediencia,
según lo encontramos en Lev. 26 y Deut. 28 y 29, el profeta tenia la facultad departe de
Dios de mirar hacia delante, a lo que sería el resultado final de aquella corrupción 8,9
Dios no lleva a cabo una destrucción total como la hiciera en Sodoma y Gomorra,
aunque sus pecados hubieran justificado tal acción.
La verdad es que Dios llama a la nación Sodoma y Gomorra, (v.10). y muchos, a la
verdad en Judá protestarían de que se les comparase con aquellas ciudades perversas
de la llanura, descritas en Gen 19, pero lo peor de aquella ciudad es que se cubría con
la capa de la religiosidad, el pueblo repetía continuamente las ceremonias y las
formulas de la adoración, de acuerdo con las exigencias del ritual Mosaico, que el
mismo Dios había dado, pero tal sacrificio no tenia significado alguno porque eran vana
ofrenda v.13, el pueblo utilizaba y gastaba los patios del templo meramente toda vez
que los sacrificios no iban acompañados de la recta y conveniente actitud para con
Dios, las manos que alzaban suplicantes estaban manchadas con la sangre de otros
hombres, eran opresores y criminales v15. Dios hace un llamado a su pueblo como una
muestra de su misericordia v 18, el pacto entre Dios y su pueblo se contempla
frecuentemente en el A.T como un casamiento, aquí contemplamos un pueblo que
había perdido la fidelidad y olvidado las glorias pasadas al lado del esposo v21.
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EL REINADO DEL MESIAS 2:1-4
Aquí encontramos que la profecía se vuelve a los tiempos mesiánicos porque siempre
tiene ese significado la expresión “los últimos días” 2:2. En el Antiguo Testamento estos
versículos introductorios del Cap. 2 son casi idénticos a los de Miqueas 4. Miqueas era
contemporáneo de Isaías, Dios podía dar la misma profecía a dos hombres. Esta es
una descripción poética del próximo reino terrenal del Señor Jesucristo comparece en
paralelo con Sal. 2 y 46.
Los hombres suspiran por la paz la cual vendrá de Jerusalén Vr3 cuando el mismo
reine sobre las naciones Vr 4. pues él impondrá su justicia sobre toda la tierra
El reino no puede edificarse antes del tiempo del juicio, de ahí que este pasaje de
apelación y advertencia sea adecuado; 2:12 menciona el día de Jehová como el día
futuro del juicio; la idolatría que ha sido la maldición de Israel por las generaciones
múltiples, a de abolirse completamente. Vr. 18 muchas de las cosas que se mencionan
en el Cap. 3 tuvieron lugar durante la captura de Jerusalén por las fuerzas Babilónicas,
pero la repetida referencia a AQUEL DIA mira hacia los tiempos mesiánicos, el final del
Cap. 3 habla de la anulación varonil a causa de la guerra, el primer versículo del Cap. 4
pertenece realmente al Cap. 3 al final del cap.3 las mujeres están dispuestas a ceder
sus derechos que puedan exigir, según la ley Ex. 21:10 con tal de tener marido.
Algunos estudiosos dicen que este texto hace referencia a las siete Iglesias del
Apocalipsis que echarían mano de un hombre en referencia a Jesucristo.
El renuevo de Jehová que se menciona en 4:2 no puede ser otro que el Mesías Jer.
23:5;33:15 es notable cuantas veces en el libro de Isaías se cubre la misma secuencia
de acontecimientos, los cuales van relacionados con el juicio de Israel y el reino, y su
21
edad esto es la edad del reino cuando Cristo reinara sobre la tierra, es indiscutible que
el Vr 6 hace una regencia exacta a que Por medio de la nube y del fuego, Dios condujo
a su pueblo por el desierto después de sacarlo de Egipto Ex 13:21-22
Esto es el anuncio del juicio en forma de parábola, su presentación como cántico puede
servir para ablandar la dureza de la profecía, muestra la situación del favor de Israel y el
gozo de la misma. Su interpretación es clara a la luz del Vr7.
Este no es el único caso en el A.T donde se compara a Israel con una viña Sal 80; Os
10 El Señor mismo alude indudablemente a esta porción de Isaías al pronunciar su
parábola sobre la viña Mat. 21:33-44 que los principales sacerdotes y fariseos,
comprendieron que iba contra ellos.
Dios como buen plantador de la viña espera buenos frutos de ella.
En lugar de justicia………………………encuentra opresión ha ellos
En lugar de honradez…………………...encuentra el grito del oprimido
Algunos de los pecados de Israel, que acarrean semejante juicio vienen por tanto
claramente enumerados, los que con egoísmo añaden heredad a heredad serán
castigados con soledad en la tierra y grandes fracasos en las cosechas Vr 8,10, la
borrachera será castigada con la cautividad Vr 11-14. Dios se encargara de que los
hombres sean derribados y él sea ensalzado Vr 15-17.
Aquí encontramos los ¡Ay¡ que son pronunciados contra aquellos que desafían y se
revelan Vr. 18-19, contra los que confunden la ética y la moral Vr 20, contra los que
dependen de su sabiduría humana Vr 21, contra los jueces y borracheras Vr 22,23, la
justicia de Dios interviene con toda seguridad.
Primero. Se le invoca en términos generales Vr24
Segundo. Se le describe como un golpe de la mano de Dios Vr.25
Tercero. Se le ve como un ejército invasor Vr 26-30.
A lo largo de estos capítulos la justicia de Dios se ha visto justificada en el castigo de su
pueblo, por su iniquidad, aunque la gracia de Dios nunca falta, el brazo extendido
22
amenazador va acompañado de la llamada amorosa al individuo que quiera volverse a
Dios.
LA MISIÓN DEL PROFETA 6:1-3
La misión del profeta es de entenderla a la luz de Juan 12:39-41, el contexto indica que
se refiere al Señor Jesucristo.
LA VISIÓN 6:1-4
Isaías no pudo olvidar jamás la experiencia porque lo marcaría para toda la vida, él la
sitúa en el año en que murió el rey Uzias, algunos han pensado que la muerte del rey a
quien estimaba el profeta hizo posible que abriera los ojos para contemplar visiones de
largo alcance, para contemplar al rey celestial, aunque esto es una especulación y no
coincide con la fecha que el profeta nos da de dicha expresión (en el año) porque
puede indicar que el rey estaba en vida cuando ocurrió dicho acontecimiento, y de otra
manera puede fecharse en los tiempos de Jotam. La palabra que se emplea aquí para
Señor 6:1 significa el dueño y soberano y se emplea otra vez en los Vr. 8 y 11 otra
palabra diferente el nombre de Jehová, se emplea en los Vr. 3, 5, 12. El que Isaías vio
es el maestro y dueño absoluto de todos los hombres, destacando su majestad y gloria,
solo aquí se mencionan los serafines por su nombre en toda la Biblia y la palabra
significa literalmente “los que arden”, son seres angelicales de orden muy elevado
porque se encuentran alrededor del trono de Dios y están ocupados en la continua
alabanza.
Aquí se nos da un indicio de la trinidad una doctrina que solo se descubre de una
manera muy oscura en el A.T ¿Por qué tres veces y no dos o cuatro? Porque hay
solamente tres personas en la deidad, cada una de las cuales es el Santo. Juan. 17:11;
Luc 1:35, toda la profecía de Isaías muestra el efecto de la visión de Dios, él no puede
olvidar que Dios es Santo y emplea el titulo del Santo de Israel veinticuatro veces en el
libro.
23
Job > Job. 1:8; 2:3; 42:5,6
Daniel > varón muy amado Dan. 10:11 se vio confundido, enmudecido Dan. 10:15-17
Juan> el discípulo a quien Jesús amaba Juan 21:20 en Patmos cayó a sus pies como
muerto Apo. 1:17.
Isaías no fue la excepción ¡Ay de mi¡ que soy muerto. 6:5 el fuego vivo del altar es aquí
el instrumento de limpieza, el altar es el lugar del sacrificio.
Esta sección de profecías fueron dichas durante el reinado del rey Acaz (7:1) en un
tiempo cuando Siria e Israel eran aliados contra Judá, Acaz era un rey completamente
paganizado, pero Dios le muestra que la liberación total vendría a través de uno que se
llamaría EMANUEL.
I. profecías iniciales ( 1-39 )
II. profecías sobre Emanuel ( 7-12)
A. El nacimiento de Emanuel 7:1-6
1. Ocasión del profeta /:1-9
2. La señal de la casa de David 7:10-16
24
B. La invasión Asiria 7:18 – 8:22
C. El reino davídico y el rey 9:1 – 7
D. Dios extiende su mano para castigar 9:8 – 10:34
E. La vara del tronco de Isai 11:1-16
F. El cántico de redención 12:1-6
Esta profecía tuvo su cumplimiento y desarrollo en el momento en que Acaz quien fue
rey de Judá del 736 – 716 a.c hace pacto con Asiria para sitiar Israel, la cual también
se le conoce con el nombre de Efraín 2Rey. 16:1ss en medio del terror por la invasión
Dios habla al profeta de un modo simbólico. es muy significativa la presencia del hijo de
Isaías en este encuentro del profeta con Acaz, ya que el nombre hebreo del niño, Sear-
jasub, significa un resto volverá, Este nombre debía recordarle al rey que Jehová no
dejaría de mantener la promesa hecha a David (2 S 7.1-16), a pesar de la gravedad de
la situación. Esto mismo enfatiza la obra salvadora y protectora de Jehová 2Cro. 28:1-
27 del Vr. 10 - 16 él profeta le ofrece una señal a Acaz quien en una aparente forma de
piedad la rechaza, pero no busca a Jehová, EMANUEL es la señal que Dios ofrece, en
el 7:14. La virgen: El texto hebreo emplea aquí la palabra alma, que en otros contextos
se ha traducido por muchacha o joven. Ese término designa a una muchacha joven, en
edad de contraer matrimonio o incluso casada. La palabra virgen, corresponde a la
versión griega de los Setenta (LXX). La identificación de este niño ha sido objeto de
muchas discusiones, pero la gran mayoría de los intérpretes modernos considera que la
señal dada por el profeta (Is. 7.11) debía ser un acontecimiento cercano. De lo
contrario, Acaz no habría podido recibir esa señal como prueba de que los reyes de
Damasco y Samaria fracasarían en el intento de arrebatarle el trono al descendiente de
David. Por tanto, la madre del niño debió ser una mujer conocida de Acaz, muy
probablemente su propia esposa. Años más tarde, la versión griega de los Setenta
(LXX) tradujo el hebreo alma (Is. 7.14) por la palabra griega parthenos, que significa
virgen. De este modo, el texto de Isaías se enriqueció con una perspectiva mesiánica
25
que no poseía en su forma original. Esta relectura mesiánica no carecía por completo
de fundamento, porque las palabras de Isaías se fundaban en la promesa de Jehová a
David, es decir, en una palabra profética que contenía como en germen toda la
esperanza mesiánica de Israel (2 S: 7.16). Por eso, MT pudo citar esta profecía como
anuncio de la concepción virginal de Jesús (Mt 1.23). Emanuel significa, en heb., Dios
(está) con nosotros. Este nombre simbólico reafirmaba una vez más la protección divina
para la dinastía real y para el pueblo. Mantequilla y miel eran alimentos asociados con
la vida nómada de los israelitas (Dt 32.13-14). Por tanto, el texto puede significar que la
invasión de Judá reduciría al país a un nivel más sencillo de vida campesina. Esta
situación debía durar hasta que el niño supiera desechar lo malo y escoger lo bueno;
después, Israel (el reino del Norte) y Siria dejarían de ser una amenaza para Judá. En
efecto, Siria fue derrotada unos tres años después (731 a.C.), y Samaria, capital de
Israel, al cabo de otros diez años (721 a.C.).
El profeta continúa demostrando que Asiria vendría con una invasión más devastadora,
que la de Siria y la de Israel y como símbolo de este juicio venidero Isaías recibe la
instrucción de llamar a su segundo hijo Maher – Salal – Hazbaz “el despojo se
apresura”. Con la conquista de Damasco y Samaria por los asirios (Is 7.8-9), que
confirmaba la autenticidad de este mensaje, quedaría demostrado que Isaías era un
profeta verdadero.
Algunos estudiosos sostienen que el profeta en el año 734 a.C., después que Acaz
rechazó sus consejos (Is 7.1-9), Isaías se apartó por un tiempo de la actividad pública.
Muchos comentaristas piensan que esta sección contiene una misión encomendada por
el profeta a sus discípulos, que tal vez ya habían comenzado a formar una "escuela de
Isaías", integrada por un grupo de sus seguidores, que recopilarían sus escritos.
Existen alusiones a otros grupos proféticos en la historia anterior de Israel, aunque
estos no dejaron mensajes escritos.1Sam. 10: 5-10
26
EL REINO DAVIDICO Y EL REY 9: 1-7
27
Asiria para castigar su propio pueblo 10:5. Aunque también esta tendría su
recompensa departe de Dios.
Damasco, capital del reino arameo de Siria, fue tomada por Tiglat-pileser III en el 731
a.C. Samaria, capital de Israel, cayó bajo el ataque de su hijo Sargón II, en el 721 a.C.
En el Vr 20 EL DIA DEL SEÑOR la profecía pasa de lo general a lo particular de los
juicios que ya se efectuaron históricamente contra Asiria, hasta la destrucción final
cuando él Señor venga en gloria. Armagedón.
Este pasaje se refiere a un tiempo en el que el descendiente del rey David establecerá
un gobierno de justicia (v. 3-5), que traerá paz y armonía (v. 6-9) a toda la creación (Is.
9.1-7; Miq 5.2-5). La sección se abre (v. 1) y se cierra (v. 10) con la imagen de un
tronco de Isaí, el padre del rey David y cabeza de su linaje (1 S 16.1-20), y de un
vástago que brotará de ese tronco como su descendiente ideal. A esta figura se alude
en Rom. 15:12; Ap. 5:5; 22:16; una expresión parecida, pero que usa otro término heb.,
aparece en Jer. 23:5; 33:15; Zac. 3:8; 6:12. Enfocado desde el punto de vista mesiánico
nos muestra los siguientes aspectos del reino.
El carácter del reino Vr. 3-5
La calidad del reino Vr. 6-8
Extensión del reino Vr. 9
Establecimiento del reino Vr. 10-16.
Los versículos del 11-16 tuvieron su cumplimiento con regreso de los israelitas de la
diáspora, o sea, al retorno de los dispersados entre las naciones, después de la
deportación a Babilonia (v. 11-12; Miq. 7:12; Zac. 10:8-10). Este mismo tema vuelve a
encontrarse en Is 40--55; Is 43:5-7; 49.22.
28
Este canto con el que termina esta sección expresa alabanza y acción de gracias, Así
como el éxodo de Egipto se había celebrado con un canto (Ex 15.1-18), también el
retorno de los desterrados será motivo de himnos y acciones de gracias del pueblo de
Israel y se divide en 2 secciones.
1. del Vr 1,2 es la primera parte y contempla los pasados juicios de Dios
2. del Vr 3-6 mira al descanso o reposo de Dios.
Is. 40:1 confiesa a Dios como fortaleza, canción y salvación.
29
La prominente frase el día de Jehová aparece nuevamente, como un asolamiento del
Todo poderoso y para tomar la tierra en soledad, esto va de acuerdo con todas las
descripciones del día de Jehová.
Según la historia los conquistadores de Babilonia son los Medos (13:17) ellos tomaron
la ciudad en el año 538 a. C. y el imperio Medo – Persa sucedió al Babilónico, la cual
por más de dos mil años ha permanecido en ruinas.
Los medos: habitantes de una nación al nordeste de Babilonia; fue incorporada al
imperio persa en el 550 a.C.
14.12-15 Aquí se compara al rey de Babilonia con el lucero, hijo de la mañana, astro
que los cananeos tenían por un dios que había querido ponerse a la cabeza de los
demás dioses (v. 13). Ese dios, según creían los cananeos, habitaba en un monte
ubicado en un lejano punto en el norte. Con esta imagen, el autor ridiculiza el orgullo y
la arrogancia del rey de Babilonia, insinuando que también él será derribado como
aquel dios pagano.
También encontramos una referencia en el pasaje sobre la caída del rey de Tiro en Ez
28.11-19.
PROFECÍA SOBRE FILISTEA 14:28 – 32
Esta sentencia tiene que ver con Palestina v29. Hoy es comúnmente aceptado que el
nombre moderno de Palestina deriva de los Filisteos, quienes ocuparon la parte del sur
de la llanura costera de Judá, finalmente dieron su nombre a todo el país.
Esta carga está fechada alrededor del año 727 a. C. el año en que Tiglat-Pileser III. Rey
de Asiría, murió. Los Filisteos se estaban regocijando porque la vara que los había
azotado tanto había sido quebrada. Pero el profeta les advierte que de la raíz de la
culebra les saldrá basilisco y su fruto ceraste volador.
Tiglat-pileser III >> la serpiente
Salmanasar IV >> culebra
Sargón II >> serpiente voladora. Cada cual mas cruel que su predecesor, las crónicas
de las cortes de estos reyes descubiertas y descifradas recientemente, han confirmado
abundantemente esta predicción.
30
Las cinco ciudades filisteas, cerca de la costa sur de Palestina, eran Ascalón, Asdod,
Ecrón, Gaza y Gat
31
La ciudad filistea de Asdod, centro de la rebelión, fue derrotada por Sargón en el 711
a.C., sin que Egipto acudiera en su ayuda. La acción simbólica de Isaías (v. 2)
probablemente hizo que Ezequías, rey de Judá, desistiera de mezclarse en ese
conflicto.
PROFECÍA SOBRE EL DESIERTO 21:1 – 10
Generalmente se relaciona esta sección con la destrucción de la ciudad de Babilonia en
el 539 a.C. por las tropas de Ciro, rey de Persia; pero algunos intérpretes consideran
que se trata de una conquista anterior, realizada por Senaquerib, rey de Asiria, en el
689 a.C. 21.1 Desierto del mar. Por mar parece entenderse aquí el actual Golfo Pérsico.
Babilonia se menciona explícitamente en el v. 9.
32
probable que la ocasión del prematuro regocijo (v. 1-2) se diera en el 701 a.C., cuando
el rey Ezequías pagó tributo a Senaquerib y el ejército asirio dejó de sitiar Jerusalén (2
R 18:13-16; 19:35-36). Jerusalén hizo entonces preparativos militares, pero sin poner
su fe en Dios. Valle de la visión: posiblemente se refiera al valle de Hinom, al sudoeste
de Jerusalén.
Unas inscripciones de Senaquerib atestiguan que algunos soldados de Ezequías
desertaron durante el sitio de Jerusalén; quizá el profeta se refiere a esta circunstancia.
La preparación militar no vale nada si no va acompañada de la fe en Dios; los de
Jerusalén se fijaron en sus armas, en la fortificación de la ciudad y en el abastecimiento
de agua, pero no se fijaron en Dios, el que hizo todo aquello.
22:15-25 A veces, los profetas dirigen su mensaje de condenación a algún individuo
(Jer 20:1-6; 28:12-17; Am 7:16-17). La falta cometida por Sebna no se especifica, pero
es posible que en su función de mayordomo (V 15; 2 R 18:18) aconsejara a Ezequías
una alianza con Egipto, en contra de los consejos de Isaías (Is. 30:2-5; 31:1-3).
22:20 Cuando llegó la crisis del año 701 a.C., Eliaquim ya había reemplazado a Sebna,
aunque este continuaba en un puesto inferior (Is. 36:3; 37:2). Según algunos
comentaristas, los v. 24-25 sugieren que Eliaquim, aprovechándose de su situación,
comenzó a beneficiar con cargos y privilegios a sus parientes y amigos. Pero ese
favoritismo provocaría su caída, como cae de la pared un clavo cargado con un peso
mayor del que puede soportar. En tal caso, los v. 24-25 habrían sido escritos en fecha
posterior a la de los v. 22-23.
33
23:15 Setenta años: nos expresa un número redondo, que indica un largo período de
tiempo (Sal 90:10) idéntico a la profecía de Jeremías sobre la duración del exilio en
Babilonia (Jer. 25:11-12).
23:16 encontramos que El profeta se dirige a la ciudad de Tiro como si fuera una
ramera olvidada que ha perdido los encantos de su juventud, y la invita irónicamente a
que trate de recuperar su antiguo poderío comercial. Is 1:7, donde el mensaje profético
también se comunica en forma de canción.
Los versículos 17-18 nos muestran que a pesar de su mensaje de condenación, el
profeta prevé un tiempo en que Dios permitirá a Tiro restaurar su antiguo comercio, solo
que entonces sus ganancias estarán consagradas a Jehová.
34
castigo de los poderes celestiales y a la resurrección de los muertos. El cap. 24 trata del
juicio sobre el mundo entero (v. 1-6; cf. v. 13) y la cesación de toda alegría (v. 7-13),
excepto la de los sobrevivientes (v. 14-16a). Luego vuelve al tema del juicio: hasta los
poderes celestiales tendrán que dar cuenta al Señor victorioso (v. 16b-23).
Estos juicios son retributivos por los pecados del pueblo Vr 5, incluyen la captura y
desolación de Jerusalén Vr. 12, en el plano histórico inmediato esta profecía se dirige
hacia la cautividad Babilónica, en el plano futurista mira hacia el día de Jehová v.21y
dicho versículo también hace una referencia a los astros a los que rendían culto las
naciones paganas.
35
Judá significa alabanza, por tanto es adecuado cantar un himno de alabanza en Judá
v1
INDIGNACIÓN DE DIOS Y REUNION DE ISRAEL 26:20 – 27:13
En esta sección del libro encontramos que estos versículos tratan varios temas sin una
clara relación entre sí:
V1 Las naciones serán juzgadas
V2 – 6 Israel como la viña de Dios
V7 – 11 Israel tendrá que sufrir
V12 – 13 los israelitas derrotados volverán del cautiverio.
El v1 hace referencia a los tres poderes que habían destruido muchas naciones y que
habían amenazado la seguridad de Judá y que serian destruidas.
Serpiente Veloz >> Asiria monstruos Job. 3:8
Serpiente Tortuosa >> Babilonia legendarios Sal. 74:13 - 14
Dragón del mar >> Egipto 104: 26
V12 los límites de Israel se extendían desde el río Éufrates hasta la frontera con Egipto.
36
Egipto, lo que determinó la invasión de Palestina por parte de los asirios. Los distintos
mensajes de estos caps. Pueden agruparse de acuerdo con los "ayes" o anuncios de
desastre con los que comienzan: Is 28.1; 29.1, 15; 30.1; 31.1; 33.1. La advertencia a
Israel, el reino del Norte, en los v. 1-6, fue hecha, probablemente, antes de la caída de
Samaria (721 a.C.). Aquí sirve de introducción al mensaje dirigido a Judá (v. 7-11).
37
AY DE LA ALIANZA EGIPCIA 30:1 – 31:9
Esta es una sentencia directa porque Judá no estaba confiando en su Dios, si no en las
alianzas y en esta sección específicamente con Egipto, cerca del año 703 a.c. dos años
después de la muerte de Sargón II de Asiría, el objetivo era pelear contra Asiría.
30:8 tiene la orden dada por Dios a Isaías alrededor de los años 705 – 701 la cual era
que debería poner por escrito sus profecías para que el pueblo rebelde supiera que
había sido amonestado.
30:27 – 33 hablan de una época cercana al 701 a. C. cuyos acontecimientos son
narrados en los capítulos 36,37
38
INDIGNACIÓN DE JEHOVÁ 34:1 – 7
Esta sección y el capítulo 35 muestran respectivamente dos aspectos de la actividad de
Dios en la historia.
1. su juicio sobre las naciones
2. su acción salvadora
Ya no se trata del peligro de los Asirios (capítulo anterior) sino del tiempo posterior del
exilio de Judá en Babilonia.
34:5 – 8 se dirige a Edom antiguo enemigo de Israel y símbolo en este contexto de
todas las naciones impías.
EL DESIERTO FLORECIENTE 35:1 – 10
En contraste con las escenas de juicio del capítulo anterior, este poema prevé el alegre
retorno de Israel después de su deportación en el año 537 a. C.
35:6,7 estos versículos les traería recuerdos del agua provista milagrosamente a Israel
por su paso en el desierto, como símbolo de gran bendición.
39
A. La invasión de Senaquerib 36,37
B. La enfermedad y el error de Ezequías. 38,39
40
PARTE II EL CONSUELO DE DIOS
En los Cáp. Anteriores hablábamos sobre de los juicios de Dios para su pueblo y aun
para las naciones vecinas, desde el Cáp. 40 en adelante la profecía toma un sentido
diferente. Hablando de la cautividad de su pueblo por babilonia y su glorioso retorno.
Encontramos la más profunda exaltación profética del Mesías. Dando por sentado que
habría un consuelo inmediato físico y lo más importante un consuelo futuro y
espiritual, es así como el tema general de la segunda parte lo encontramos en el ver. 1
del Cáp. 40 ´´ consolaos. Y dicha parte la podemos dividir en 3 secciones.
41
En el ver.21, reta a la Idolatría y en el ver. 23 habla sobre la veracidad de la profecía y
la prueba suprema de que solo Jehová es el DIOS verdadero, consiste en su poder
para predecir el futuro. El término traducido por redentor, hebreo goel, designa en
primer lugar al pariente más cercano, que tenía la obligación de socorrer al miembro de
su familia que había perdido su libertad o su patrimonio familiar (Lv 25.47-49, y Ex 6.6;
Rut 2.20; Jer 32.7). Al aplicar este vocablo al Dios de Israel, el profeta sugiere que
Jehová rescatará a su pueblo de la esclavitud y le devolverá la tierra de la que había
sido despojado. Cf. Is. 54.5-8.
42
REDENCION 43:1-28.
Ahora se habla de la nación de Israel y DIOS lo recuerda a su pueblo que le pertenece
tanto por creación como por redención ver. 1. El énfasis de Isaías sobre el monoteísmo
resalta en el ver 10, la expresión “EL SANTO DE ISRAEL” ver 3, que se emplea en las
2 partes del libro muestra su relación especial, otra referencia a la redención aparece
en el ver 25.
El agua y el fuego representan simbólicamente los peligros que deberán afrontar los
exiliados al regresar a Jerusalén (Sal 66:12). La mención de estos dos elementos evoca
probablemente el paso de los israelitas a través del Mar Rojo (Ex 14:22) y a través de
los ardores del desierto (Deut. 32:10).
A Egipto he dado por tu rescate, a Etiopía y a Seba a cambio de ti : Esta frase se refiere
a los cambios históricos que hicieron posible la liberación de los israelitas cautivos en
Babilonia y su retorno a la Tierra prometida. No solamente Babilonia, sino también
Egipto y la región del alto Nilo cayeron bajo la dominación del imperio persa, que fue el
instrumento utilizado por Jehová para devolver la libertad a su pueblo. Is 41:2
43
revolución Prolífica de Ciro el libertador, estando Isaías en el siglo VIII a.c. y siendo Ciro
del siglo VI a.c. convierten esta profecía para los críticos como el argumento para
sustentar un deutero Isaías, aunque sabemos que no fue la única vez que DIOS revelo
un nombre de forma anticipada ya que lo encontramos también en 1ª Rey 13:2
referencia a Josías, lo que nos da un punta a favor para sustentar la veracidad de la
revelación Profética.
44
JUICIO CONTRA EL IMPERIO BABILONICO 47:1-15
El estudio de este Cáp. Debe compararse con lo que ya ha sido dicho en los caps.
13,14.Este Imperio Babilónico, a veces llamado en la historia imperio Neo-babilónico, o
imperio Caldeo, alcanza su esplendor en tiempos de Nabucodonosor, que fue quien
capturo y destruyó la ciudad de Jerusalén en el año 586 a.c. esto estaba muy lejos del
tiempo de Isaías. Cuando la Profecía fue dicha, la vergüenza de la triste Caída de
Babilonia se describe vívidamente en la Vr 1-5, ella ha tratado al pueblo de Dios con
una crueldad criminal V 6, ahora se destrucción ha venido y ninguno de sus dioses
puede ayudarle 12-14.
El libro de Daniel describe alguna de sus condiciones del tiempo de Nabucodonosor y
después, y el capitulo 5 de ese libro registra el cumplimiento histórico de la profecía que
pronuncia Isa. En el Cáp. 47, cuando la ciudad de Babilonia fue capturada por el
ejército de los MEDO-PERSAS.
45
El pueblo saldría de Babilonia para que todo mundo supiera que DIOS habría redimido
su gente 20.
La característica más notable de este cap. es la constante alternancia entre los
anuncios de salvación y los reproches dirigidos contra los israelitas. En esta serie de
reproches se incluye la falsa religiosidad (v. 1), la obstinación y falta de fe (v. 4), la
propensión a la idolatría (v. 5), la arrogancia, la infidelidad y la rebeldía (v. 7-8). Al final
del cap. (v. 20-21), los exiliados reciben la orden de huir de Babilonia para gozar de la
libertad que Jehová concede a su pueblo.
46
49.24 Estas preguntas expresan la desesperanza de los exiliados: ellos pensaban que
Babilonia era demasiado poderosa para permitir que le arrebataran el botín de guerra,
es decir, a los israelitas que habían sido llevados al cautiverio. Jehová responde que él
es más fuerte que todos los tiranos y que tiene poder suficiente para quitarles lo que
habían conquistado.
47
EXHORTACIONES A QUIENES SIGUEN LA JUSTICIA 51:1-23.
En este capítulo encontramos que las exhortaciones previas iban dirigidas a la nación
en bloque, mientras que estas van dirigidas al residuo fiel y piadoso, a aquellos que
siguen la justicia ver. 1-8, tres veces en estos ocho versículos DIOS por medio de su
profeta, pide a su pueblo que escuche ver. 1,4,7, en los versículos posteriores 51:9-17
pide que se despierte y entienda que las aflicciones y la ira de DIOS no vendrían mas
sobre ellos sino que por el contrario el brazo fuerte de Jehová estaba extendido para
ayudar y restaurar al pueblo y todos sus angustiadores recibirán su retribución ver. 22-
23.
48
comparación con otros pasajes proféticos nos demuestra que es mesiánico, desde Gen.
3:15 DIOS en su palabra traza la línea de la descendencia del redentor y sigue
añadiendo detalles y aspectos del mismo, algunos pasajes que pueden compararse con
este son: Salmo 22 (Salmo de la cruz ), Salmo 69, Dan. 9:26, Zac. 9:9;12:10;13:7,
también se puede añadir que este Cáp. Es la culminación de otros pasajes similares de
Isaías como: 42:4; 49:9; 50:6
Aunque ninguna prueba es tan importante como el N.T que declara expresamente que
es una profecía de Jesucristo, hay por lo menos 80 referencias a Isaías (Directos o
Indirectos), y la gran mayoría se refieren a este pasaje cuando Felipe se encontró con
el Etíope este le pregunta ¿de qué habla el profeta?
49
El comentarista Alemán del siglo XIX Franz Delitsch, dijo “todas las referencias al
cordero surgen de este pasaje del libro de Isaías, la tipología muda de la pascua
encuentra ahora una lengua para hablar”.
50
Según el pensamiento Judío los primeros versículos son un cuadro de la gloria futura
de Israel, esta profecía si es para ellos pero en un día futuro de expiación.
Se describe la humillación y pequeñez del Señor Jesucristo quien habría de pensar que
aquella “Raíz de Tierra Seca” aquella planta débil, aquel no deseado, aquel
despreciado y rechazado, pueda ser el Mesías.
Esta profecía nos demuestra que el Señor no apareciera de manera que pudiera atraer
al hombre natural, sino una humildad total, aunque el poder de su deidad se destacaba
de modo evidente, no había brillo alguno alrededor de su persona.
“Sin Atractivo para que le deseemos” es el veredicto del desprecio casi universal, a
excepción de aquellos a quienes el padre en su gracia atrajo hacia el amado hijo Jn.
6:44.
Las `palabras del ver. 3 han captado la imaginación de los hombres en todas partes,
parece inconcebible para ciertas personas que el Señor Jesucristo fuese despreciado
de tal manera.
En los momentos cruciales del Señor solo estaban con él algunos discípulos, las
mujeres piadosas, que le sirvieron en sus necesidades, el Centurión Romano, la mujer
Siro-Fenicia, de ahí la gran multitud gritaba crucifícalo, los demás le seguían durante el
tiempo de su ministerio para ver algún milagro o comer los milagrosos panes.
51
EL SIERVO DESECHADO 53: 7-9.
La sumisión mansa de Cristo frente al sumo sacerdote y Pilato. Se prefiguran en el Vr.
7, aquí en verdad como Delitsch dijo “la pascua encuentra una lengua”, ya que desde el
tiempo de Moisés los corderos para la pascua eran sacrificados. Este evento se
descubre de forma totalmente clara a la luz de Juan 1:29. “El siguiente día vio Juan a
Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del
mundo”
52
Pero acarrea bendición y gozo, la atmósfera del Cáp. 54 es la de los cautivos redimidos
cantando y gozándose.
Aquí se ve la nación como desierta, desolada, como una esposa abandonada que se
restaura a la comunión y a la bendición Cáp.54
En este pasaje encontramos que hay un lenguaje figurativo. Israel aparece comparado
más de una vez con una esposa, Dios tiene una relación con Israel que nunca ha tenido
ni tendrá con ninguna otra nación ver. 5 y en Rom.11:11 este pasaje de Isaías habla
del recibimiento de Israel, de su restauración al lugar de la bendición, la cual no puede
dejar de afectar a las naciones y a todo el mundo.
Una fase del evangelismo de Isaías se ve en su énfasis en lo universal, el tenia una
visión mas amplia que cualquier otro escritor del A.T. la salvación es para los gentiles
tanto como para los judíos “tu simiente heredará gente (gentiles)” Vr.3 “Dios de toda la
tierra será llamado” ver.5
53
Esta sección es un llamado a la santidad. Santidad que debía ser manifiesta por
medio del cumplimiento en guardar el sábado o día de reposo, una bendición especial
se pronuncia sobre aquellos que guardan el día y no lo quebrantan ver. 2.
Aquellos que guardan el día del Señor debidamente, estarán gozosos en la casa de
oración, Y las ofrendas que traigan serán aceptas al señor.
El ver. 7 termina con la nota universal otra vez “mi casa, casa de oración será llamada a
todos los pueblos;”.
Los v. 3-8 atestiguan que en la comunidad de Israel habían surgido dudas acerca de
quiénes podían pertenecer al pueblo de Dios. El profeta responde que también el
extranjero y el eunuco (v. 3) pueden ser miembros de ese pueblo si se convierten al
verdadero Dios y cumplen sus mandamientos.
56.10 Los guardianes son los jefes de la comunidad, denunciados aquí por su
incompetencia, su holgazanería y su inclinación a los excesos en la comida y en la
bebida. Jer 2.8
Los últimos 5 versículos de este Cáp. Son un eslabón con el Cáp. 57.
54
Sin embargo, incrustado en este antecedente tan negro, hay una joya brillante, como
hemos visto Isaías contiene pasajes de belleza trascendente respecto de la
personalidad de DIOS, son hermosamente trascendentes por qué son verdaderas y por
que presentan a DIOS en su gracia condescendiente ver. 15, el pre-requisito absoluto
para el compañerismo con DIOS es la humildad.
Se piensa de los soberanos de la tierra como de aquellos, que viven con los orgullosos
y exaltados, el gran soberano de todos habita con los humildes, con el creyente
humilde, lo que resulta consolador y animador para el corazón que cree y confía, un
verdadero concepto de DIOS, como lo describe Isaías en el Cáp. 6 hablando de su
propia experiencia, provocara la contrición y la humildad.
El contraste entre el contrito y el impío se describe en los versículos finales, ver. 20.
Esta sección del libro termina con la expresión “No hay paz, dijo mi DIOS, para los
impíos,” ver.21.
El sufrimiento siempre precede a la gloria. Isaías sobresalió por cierto entre los profetas
que “Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y
diligentemente indagaron acerca de esta salvación, Escudriñando qué persona y qué
tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de
antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos” 1Pe. 1:10 –
11. Así que esta sección de la gloria futura sigue a la del Siervo sufriente del Señor. Así
que todavía es cierto que el verdadero cristiano debe como su Señor experimentar
primero el sufrimiento en pruebas luchas y adversidades, para luego disfrutar la gloria
55
que nosotros deseamos.- Eso es magia, no verdadera religión, nosotros no forzamos a
DIOS con nuestro ayuno, si no que podemos entonces rogarle con mas humildad y
vehemencia.
El verdadero ayuno consiste de una actitud adecuada de amabilidad y justicia,
generosidad y atención propia al compañerismo de familia “no te escondas de tu carne”.
A veces es más fácil huir de la vida a la reclusión que enfrentarse a ella con un
verdadero Espíritu de amor semejante a Cristo.
El verdadero ayuno producirá luz, no oscuridad Ver. 8-12. acarreará gozo y buena salud
Ver.8. Traerá los resultados esperados: seguridad de que Dios oye
58.3 En los primeros tiempos, la proclamación de un día de ayuno estaba reservada
para los tiempos de calamidad nacional (Jer. 36.9; Joel 1.14; 2.12, 15); pero después
de la destrucción de Jerusalén en el 587 a.C., se establecieron días fijos para dicha
práctica (Zac 7.1-7; 8.19). Lev. 23.27.
56
promesa se dio para los que confían en él “porque vendrá el enemigo como río, mas el
Espíritu de Jehová levantará bandera contra él” Ver. 19
57
No cabe duda que los primeros tres versículos del capítulo cuentan la misión de Cristo,
se trataba del que proclamaba una liberación mucho mas grande que la liberación que
tuviera lugar en Babilonia o de la que pudiera venir como consecuencia de cualquier
otra clase de enemigos.
Los versículos 4-8 describen los beneficios de la misión, del Mesías sobre Israel.
La nación que DIOS había propuesto convertir en su origen en un reino de sacerdotes
Ex. 19:6, el ver. 9 indica el efecto de su misión sobre este mundo y el Cáp. Termina con
el cántico de Gozo del Señor.
LA SALVACION DE ISRAEL. 62.
La Jerusalén que se describe aquí ha hecho un buen camino desde la “Sodoma” del
Cáp. 1º, esta es Jerusalén como DIOS quiere que sea, como DIOS hará que sea
“corona de gloria en la mano de Jehová” ver. 3, los nuevos nombres que DIOS da a la
ciudad y a la tierra indican el contraste con su condición anterior de desolamiento,
soledad y abandono, Hetzi-Ba significa “mí deleite esta en ella”, mientras que Beula
significa “desposada” ver.4, y el versículo siguiente nos da la explicación.
La palabra de DIOS ha de ser cumplida, y ningún sentido de espiritualización ni de
alegorización puede destruir el plan claro y el intento de DIOS, Jerusalén no puede
significar aquí la Jerusalén Celestial, y mucho menos la iglesia.
La expresión anteriormente usada de camino aparece de nuevo para describir de
manera grafica el retorno del pueblo a Sion, cuando un camino se haya construido
DIOS vendrá rápidamente en salvación, entonces su pueblo será llamado “pueblo
santo, redimidos de Jehová” y Jerusalén será llamada “ciudad buscada y no
desamparada” ver. 12.
58
Pero aun la lectura superficial del pasaje, nos muestra que esta referencia es acerca de
la destrucción de los enemigos de DIOS, es la sangre de ellos no la de Cristo, la que se
derrama.
Este pasaje se aplica a la segunda venida de Cristo para juzgar, no a la primera en
sacrificio.
Del versículo 7-19 de esta sección encontramos lo que algunos exegetas llaman la
oración y la alabanza del remanente fiel encontramos la mención de “las misericordias
de Jehová” vr.7 Este cuadro nos refleja que la justicia no puede prevalecer, a menos
que sea derribada la maldad.
El juicio de quienes obran mal dará como consecuencia, a la libertad del pueblo
oprimido de Dios, de aquí que surja el cántico de amor de Dios. En estos vr. 7-19
encontramos un resumen de la historia de Israel y se refleja, una nueva llamada o
apelación a que Dios salve como en los dioses de antaño, la liberación de Egipto en los
días de moisés, se contempla como paralelo de la liberación que se avecina y espera.
El punto de vista aquí es definitivamente el exilio. Las tribus necesitan ser retornados
(vr. 17). Pues “nuestros enemigos han hallado el santuario” vr. 18.
Los vr. 10 y 11 son de especial interés puesto que son el único lugar en el antiguo
testamento donde la expresión “espíritu santo”, se usa como el espíritu de Dios
excepto salmo 51:11.
.
ORACION POR LA MANIFESTACION DE DIOS 64.
En los Cáp. Finales de Isaías 64-66 aparece una mezcla de condenación y gloria en
una forma a la que viene acostumbrada la inspiración profética a lo largo del libro.
El Cáp. 64 prosigue las aspiraciones del remanente fiel, de Israel y el Cáp. 65 contiene
la contestación de Jehová a la oración de ellos. El capítulo final (66) revela aquellos
juicios finales de Dios al restaurar Israel, y la venganza que cae sobre los
transgresores.
En el Cáp. 64 encontramos que el remanente fiel de la nación, perfectamente
conocedor del poder de Dios en la historia pasada de la nación, expresa su ansiedad
por que se repita en su propio tiempo el vr 4 es un infundió de aliento para el pueblo
59
sabiendo que las obras de Dios son maravillosas e impredecibles en su accionar ya que
el es soberano y actúa como quiere. Vale la pena mencionar que este versículo
probablemente inspiro al apóstol Pablo en 1 Cor. 2:9 en el vr. 8 encontramos la figura
del alfarero y el barro. La cual siempre ha tenido su atractivo, dicha figura Jeremías la
desarrolla más vívidamente.
En los vr. 10 y 11 parece indicarse muy claramente el punto, de vista de la cautividad
babilónica, la invasión a Siria de los días de Isaías (siglo octavo AC) había causado
mucha desolación a Judá, pero el templo quemado, eso parece requerir la destrucción
de Jerusalén por las babilonias en el año 586 AC.
60
Los primeros versículos del cap. 66 los cita Esteban en su discurso delante del concilio
judío, Hech, 7: 49,50, con el objetivo de hacer destacar la omnipresencia de Dios, él no
puede estar contenido o encerrado en un edificio. Por muy grandioso que sea, Salomón
se dio cuenta de ello cuando dedicó el templo a Dios 1 Rey 8: 27.
En esta sección se emite una advertencia a los impíos que debido a su persistencia en
el pecado, sus mismos sacrificios a Dios en el templo son pecaminosos.
Sin embargo, Jerusalén se gozara todavía porque Dios “extenderá sobre ella su paz
como un rió” vr. 12, Israel será restaurado desde los lugares lejanos de donde fue
esparcido vr 20 y los transgresores recibirán su oportuno castigo vr 24. La Pregunta
“¿nacerá una nación de una vez?” v. 8 recibió una respuesta inesperada El 15 de
mayo de 1948. Cuando la nueva nación de Israel súbitamente y sin que Nadie lo
esperara volvió a surgir, después de casi exactamente 2 mil años de una
Existencia no independiente (desde el año 63 AC) de seguro que todo está listo, como
nunca antes en esta era, para la segunda venida de Cristo
Pero la bendición futura para el pueblo de Dios en “los cielos nuevos y la nueva tierra”
v. 22 con “toda carne” adorándolo a Él v. 23 debe ser inevitablemente acompañada
por el castigo de los malos.
61
EL LIBRO DEL PROFETA JEREMÍAS
INTRODUCCIÓN
La palabra profeta deriva del griego "profétes", cuyo significado etimológico es el de "hablar en
nombre de", "ser portavoz" de otro, y traduce a su vez en la literatura bíblica el término hebreo
“nabí”. Jeremías pertenece a los Profetas Mayores.
El libro del profeta Jeremías señala principalmente las grandes cosas que Dios ha hecho por
su pueblo. Es extenso y contiene un material variado. Consiste en palabras de Jeremías,
dichas en forma de oráculos poéticos, o dichos (2–6); parte del libro tiene un estilo más de
sermón (7:1–15), impreso como prosa en la mayoría de las traducciones; hay también pasajes
escritos acerca de Jeremías, por otra persona (Cap. 26). No obstante, el libro no es una
biografía; habla de Jeremías sólo para ayudar a proclamar su mensaje.
Profetizó bajo los cinco últimos reyes de Judá: Josías, Joacaz, Joacim, Joaquín, y
Sedequías.
Poco sabemos acerca de cómo se formó el libro. No sigue una norma cronológica consistente,
por lo que resulta difícil leerlo de corrido. Tal vez fue formado en etapas. Esto se sugiere por
el cap. 36, donde se lee que el primer rollo de las palabras de Jeremías fue destruido por el
rey Joacim, y que Jeremías entonces mandó hacer otro, que contenía más palabras que el
primero (36:32). También lo sugiere el hecho de que la Septuaginta contiene una versión más
corta del libro de la que aparece en nuestra Biblia.
62
PROPÓSITO: Exhortar al pueblo a que se aparte de sus pecados y se vuelva a Dios.
AUTOR: Jeremías hijo del sacerdote Hilcías y descendiente de Abiatar (1 Re. 2:26), quien a
su vez era descendiente de Elí, el sacerdote de Silo en tiempos premonárquicos.
Jeremías nació en el año 650 a.C. en Anatot, una ciudad a unos 6 km. de Jerusalén,
especialmente separada para familias sacerdotales, en el territorio de la tribu de Benjamín.
Este dato es interesante porque Benjamín, unía políticamente a Judá, mantuvo una gran
vinculación con las tribus del norte. Así se comprende que Jeremías concediese tanta
importancia a las tradiciones de dicha zona: nos habla de Raquel y de Efraín, del santuario de
Silo y, sobre todo, concede mucha importancia al Éxodo, la marcha por el desierto y entrada
en la tierra prometida.
El profeta parece haber trabajado en la producción del libro con Baruc, su ayudante y escriba.
Baruc puede haber tenido parte, por lo tanto, en la composición del libro como se conoce
ahora.
Jeremías era el profeta de cuya vida e intimidad más se conoce. Se le prohibió casarse o
tener hijos como señal de que se acercaba el juicio y que la próxima generación sería barrida.
Jeremías vivió para ver el cumplimiento de muchas de sus profecías: la más notable fue la
caída de Jerusalén.
Jeremías no compartió con su pueblo la suerte de ser deportado a Babilonia, sino que tuvo la
satisfacción de ser un verdadero padre del pequeño y desamparado resto de los judíos que
había quedado en la tierra de sus padres. Pero cuando sus compatriotas asesinaron a
Gedalías, gobernador del país desolado, obligaron al Profeta a refugiarse con ellos en Egipto,
donde, según tradición antigua, lo mataron porque no cesaba de predicarles la Ley de Dios.
Allí se pierde su historia. Lo último que se sabe de él es que ministraba a los refugiados,
anunciaba que Egipto caería (43:8–13) y reprendía a su pueblo por su persistencia en la
idolatría (44:1-30).
BOSQUEJO:
63
Tercera parte: Las profecías a los gentiles (46:1—51:64)
MARCO HISTÓRICO:
Después de la muerte de Salomón, el reino unido de Israel se dividió en los reinos rivales del
norte y del sur. Al reino del norte se le llamaba Israel; el del sur, Judá. Jeremías vivió y
profetizó durante los reinados de los últimos reyes de Judá. Este fue un tiempo caótico
política, moral y espiritualmente hablando.
Mientras Babilonia, Egipto y Asiria luchaban por la supremacía mundial, Judá se vio atrapada
en medio de un triángulo. A pesar de que Jeremías profetizó durante más de cuarenta años,
nunca vio que su pueblo le prestara atención y se apartara de sus pecados. La nación se
deslizaba con rapidez hacia la destrucción y al final la conquistó Babilonia en 586 a.C.
A raíz del descubrimiento del LIBRO DE LA LEY durante las reparaciones del Templo de
Jerusalén, Josías lanzó las REFORMAS, que resultó en la purificación del culto y el repudio de
las costumbres cananeas (2 Re. 23). Al principio Jeremías apoyó la reforma (11:1–8), pero la
hipocresía de los líderes religiosos y del pueblo le llevó a repudiarla (8:8–12), y a anunciar
finalmente el advenimiento de un Nuevo Pacto basado en una ley escrita no en un libro, sino
el corazón del pueblo (31:31–34).
CARACTERÍSTICAS PARTICULARES:
Este libro es una combinación de historia, poesía y biografía. Jeremías a menudo utiliza el
simbolismo para comunicar su mensaje. El libro es interesante porque su ministerio comenzó
en el tiempo que el rey Josías estaba reformando la religión de Judá. Nabucodonosor trató
amablemente a Jeremías, y cuando nombró a Gedalías gobernador de Judá, Jeremías se
unió a él en Mizpa (40:1–6).
El libro presenta algunos problemas por lo que es uno de los libros proféticos más complejos y
ricos:
1° Por la variedad de géneros:
Oráculos contra Judá, narraciones de Jeremías, narraciones sobre Jeremías,
"confesiones", carta, oráculos contra las naciones, acciones simbólicas, narraciones
históricas, etc.
2° Por el desorden cronológico en el que se presentan los textos.
Jeremías fue un maestro en el arte de utilizar figuras de dicción y lecciones objetivas para
hacerse entender. En una ocasión se puso un yugo en el cuello para decir al pueblo de Judá
64
que debían someterse a la inevitable dominación babilónica pagana (27:1–12). Observó a un
alfarero rehacer una vasija que se le había dañado y convertirla en una pieza perfecta. Aplicó
esta lección a Judá, nación que necesitaba someterse a la voluntad del Divino Alfarero
mientras tuviera tiempo de hacerlo, para evitar que Dios la castigara (18:1–11).
Pero quizás la más singular lección objetiva que les dio fue comprar una heredad en Anatot,
como cinco kilómetros al nordeste de Jerusalén. Sabía que esa heredad no valdría nada
cuando los babilonios se apoderaran de Jerusalén. Con la compra expresaba su esperanza
futura. Un día Dios restauraría la nación y volverían a adorar en el templo. Dios le pidió al
profeta que pusiera la carta de venta en una vasija de barro para que se conservara, pues un
día volverían a comprarse casas, heredades y viñas en aquella tierra (32:14-15).
Dios de Jeremías dice: “Te di por profeta a las naciones”. Jeremías pensó que era solo “un
niño”, demasiado joven e inexperto para ser el vocero de Dios para el mundo. Sin embargo,
Dios le prometió estar con él.
Dios prometió librar a Jeremías durante los problemas, no evitar que estos vinieran. Dios no lo
eximió de prisiones, deportación ni insultos (1.8). Tuvo que sufrir mucho durante su ministerio.
65
Dios designó a Jeremías para que llevara su Palabra a naciones y reinos. El trabajo era
advertirle no sólo a los judíos, sino a todas las naciones del mundo acerca del juicio de Dios
sobre el pecado. Al leer el Antiguo Testamento, no olvide que si bien Dios trabajaba
constantemente a través del pueblo de Judá e Israel, su plan era comunicarse con cada
nación y persona.
El principal problema para Jeremías fue que la gente no lo comprendió ni le quiso hacer caso.
De los cinco reyes en cuyo tiempo tuvo que vivir, sólo uno le hizo caso: fue el piadoso rey
Josías, que se propuso restaurar la religiosidad en todo el país y se dejó ayudar de Jeremías
para entusiasmar al pueblo por Dios. Pero los otros cuatro lo despreciaron y no quisieron
atender a los avisos que él les deba en nombre de Dios.
Los primeros 17 años profetizó solo por medio de la palabra hablada. Después empezó a
dictar sus profecías a su secretario Baruc, y lo que le dictó son los 52 capítulos del Libro de
Jeremías en la Biblia.
Las dos visiones en su llamamiento (1:11-14) son:
1. La visión de la vara de almendro revela el comienzo del juicio de Dios, ya que el
almendro es de los primeros en florecer en la primavera. Dios vio el pecado de Judá y
de las naciones, y llevaría a cabo un juicio rápido y certero.
2. La olla que hierve, derramándose sobre Judá representaba a Babilonia entregando el
juicio ardiente de Dios, en contra del pueblo de Jeremías.
Dios hace un señalamiento del pecado de su pueblo y el juicio que mandará por
ello. Jeremías condena a Judá (algunas veces llama a Judá “Jerusalén”, el
nombre de su ciudad capital) por buscar la seguridad en cosas indignas,
cambiantes y no en el inalterable Dios.
66
Jehová busca y advierte a Israel en cuanto a su pecado. Si el pueblo persistía en sus
pecados, Dios enviaría una poderosa nación del norte.
En 7:1-20, el profeta muestra lo terrible del pecado y lo justo que era el castigo de Dios al
decretar que el pueblo tendría que salir de la tierra prometida por causa de su maldad. Jehová
se lamenta por esta situación. Si el pueblo hubiera estado dispuesto a dejar su pecado, nada
de esto hubiera ocurrido (10:1-16).
Dios esperaba fidelidad de Israel para cumplir el pacto que había entre ellos. Jeremías 11:1-7
dice claramente que el pueblo no lo hizo.
Dios comienza a presionar al pueblo y lo hace por medio de una sequía. El Señor ya estaba
cansado de todo el actuar de la nación (15:6), por ello, dictó su sentencia contra Israel. En
medio de la oposición al profeta, Dios lo anima.
Este pasaje describe el día de desastre que se aproximaba. Comienza mostrando la soledad
de Jeremías, la cual era una actitud mal vista debido a sus duros mensajes y a su estilo de
vida célibe.
Dios puso ciertas restricciones a la vida y al ministerio de Jeremías, que servirían de lecciones
objetivas para el pueblo cuando llegara la hora del juicio:
67
3. La tercera fue que no tomara parte en actividades festivas, demostrando que Dios haría
cesar en Judá toda voz de gozo y alegría (V.8-9).
En todos los casos la vida de Jeremías era para llamar la atención e ilustrar la verdad de Dios.
Este pasaje termina con otra súplica para evitar el juicio al volverse a Dios. Sin embargo, el
pueblo no hizo caso a las palabras de Jeremías y la primera ola de destrucción vino casi de
inmediato, en 605 a.C. La segunda vino en 597 a.C. y Judá quedó totalmente destruida en
586 a.C.
El pueblo usaba el día de reposo, su día de descanso, para trabajar. Consideraban que hacer
dinero era más importante que cumplir la Ley de Dios. Si se arrepentían y ponían a Dios en el
primer lugar de sus vidas, Dios prometía honrarlos entre las naciones. Casi un siglo más
tarde, cuando Nehemías guió a los cautivos en el regreso hacia Jerusalén, una de sus más
importantes reformas fue la de volver a instituir el día de reposo (Neh. 13.15–22).
Dios puede destruir a su pueblo pecador si así lo desea. Esta es una advertencia para que se
arrepientan antes de que se vea forzado a aplicar su juicio.
68
Pasur príncipe a cargo de mantener el orden en el templo. También era sacerdote y pretendió
ser profeta, su tarea era ocuparse de los revoltosos. Después de escuchar las palabras de
Jeremías, Pasur lo mandó a azotar y lo puso en el cepo, en vez de aceptar su mensaje en su
corazón y actuar de acuerdo a él. Este es el primer acto de violencia física contra Jeremías
que se menciona en el libro.
Las profecías dadas en este pasaje se cumplieron en las tres invasiones babilónicas. Tal vez
a Pasur lo llevaron cautivo a Babilonia durante la segunda invasión en 597 a.C., cuando
llevaron cautivo al rey Joaquín.
El lamento de Jeremías
Todo esto hace que Jeremías se lamente de nuevo, clamó al Señor en su desesperación,
pero no dejó de alabar abriendo su corazón a Dios. Proclamó con fidelidad su Palabra y no
recibió nada a cambio más que persecución y dolor. Expresa profunda angustia en medio de
la persecución y casi llega a blasfemar debido al lenguaje que usa para dirigirse a Dios.
El oficio de profeta no le ha ganado a Jeremías nada sino abusos y burlas (v. 10), y a pesar
de su deseo de dejar de proclamar el mensaje de Dios, no puede detenerse. El lamento
termina con una nota positiva de confianza y alabanza (v. 13). Pero de las alturas de la
alabanza, Jeremías cae a las profundidades de la desesperación (v. 14–18).
Los capítulos 21–28 narran los mensajes de Jeremías concernientes a los ataques de
Nabucodonosor a Jerusalén entre 588 y 586 a.C. Durante este tiempo, el mando lo ejercía
Sedequías, quien era el gobernante puesto por el imperio babilónico. A pesar de las
advertencias del profeta Jeremías, el pueblo no se arrepintió de sus obras.
El corazón de Sedequías no era recto como el de Josías; por tal razón, el profeta ya no
contaba con la protección real. Fue durante este período que Jeremías pasó por muchos
sufrimientos al declarar al pueblo el mensaje de Jehová.
Sedequías decidió rebelarse en contra de Nabucodonosor (2 Re. 24.20) y los nobles
aconsejaron que se aliara con Egipto.
69
PROFECÍA SOBRE LA DESTRUCCIÓN DE JERUSALÉN (Jer. 21)
70
Es decir, El muerto es Josías; por el que se va es Joacaz, (un hijo de Josías) a quien el
faraón Necao se llevó a Egipto en el 609 a.C. y que nunca regresó.
Dios pronunció juicio sobre el rey Joacim. Su padre, el rey Josías, fue uno de los reyes más
grandes de Judá, pero Joacim era malvado. Josías fue fiel al llevar a cabo su responsabilidad
de enseñar a su hijo y ser modelo de una vida recta, sin embargo Joacim fue infiel al no
cumplir su responsabilidad de imitar a su padre. El juicio de Dios cayó sobre el infiel Joacim.
No pudo reclamar las bendiciones de su padre, pues no siguió al Dios de su padre.
Sedequías reinó después de Joaquín, pero murió antes que él (52.10, 11). Joaquín (Conías o
Jeconías) fue el último rey de Judea que quedó vivo y con la posibilidad de sentarse en el
trono de Judá. Tuvo siete hijos, pero ninguno sirvió como rey, ninguno se sentó sobre el
trono de David (Jer. 22:28-30). Joaquín fue el último rey legítimo de Judá que quedó vivo. La
línea de Jesús viene de Joaquín (o Jeconías, Mt 1.11–16), lo cual demuestra que Jesús tiene
el derecho a ocupar el trono de David.
El nieto de Joaquín, Zorobabel, gobernó después de regresar del cautiverio (Esd. 2.2), solo
fue un gobernador, no un rey.
Una profecía concerniente a Joaquín (Conías o Jeconías) se cumplió en 24.1; 29.2. Joaquín
fue conducido a Babilonia por Nabucodonosor en el 597 a.C., y más tarde liberado por Evil-
merodac (2 Re. 25.27–30).
71
vuelva de la maldad. La gente es tan malvada como aquellos que fueron destruidos en
Sodoma y Gomorra.
Los falsos profetas contaban con una audiencia grande y entusiasta, y eran muy populares
debido a que hacían que el pueblo creyera que todo andaba bien.
Hay cuatro señales de advertencia en los falsos profetas, características que necesitamos
observar incluso en la actualidad:
1) Pareciera que hablan el mensaje de Dios, pero no viven de acuerdo a sus principios.
2) Diluyen el mensaje de Dios para hacerlo más aceptable.
3) Alientan a sus oyentes, por lo general en forma sutil, para que desobedezcan a Dios.
4) Tienden a ser arrogantes y a satisfacerse a ellos mismos, apelando a los deseos de su
audiencia en lugar de ser leales a la Palabra de Dios.
El pueblo se burló de Jeremías al decir con sarcasmo: “¿Cuál es la profecía de Jehová?” El
pueblo se burlaba de Jeremías y de Dios porque parecía que el profeta solo traía noticias
tristes y condenatorias, pero eran ciertas. Si las aceptaban, tendrían que arrepentirse y
volverse a Dios. Como no querían hacerlo, rechazaron el mensaje (23.33-40).
72
Los higos buenos los cautivos en Babilonia, no porque por sí mismos fueran buenos, sino
porque sus corazones responderían a Dios. Por lo tanto, Él los cuidaría y traería de regreso a
la tierra. Los higos malos representaban a los que se quedaron en Judá o huyeron a Egipto. El
pueblo creía que sería bendecido si permanecía en la tierra o escapaban a Egipto, pero
sucedió lo opuesto, ya que Dios utilizaría el cautiverio para refinarlos.
Dios cuidaba a los cautivos en Babilonia. A pesar de que los trasladaron a una tierra
extranjera, su cautiverio no fue esclavitud. El pueblo podía tener negocios y casas propias.
Algunos, como Daniel, incluso ocuparon altos puestos en el gobierno. (Dan. 2.48).
PROFECÍA SOBRE LOS AÑOS DE DESOLACIÓN (Cap. 25)
Jeremías dio este mensaje en 605 a.C., año en el que Nabucodonosor subió al poder. Desde
el versículo 3 aprendemos que el comienzo del ministerio de Jeremías fue en 627 a.C. Predijo
los setenta años de cautiverio veinte años antes de que comenzara.
El año cuarto de Joacim y el año primero de Nabucodonosor, 605 a.C., es el año en que
Nabucodonosor derrotó al faraón Necao de Egipto en Carquemis.
Año trece: Esto fue en el 626 a.C. Los 23 años incluyen 19 años bajo Josías y 4 bajo Joacim.
Jeremías recuerda 23 años de predicación dirigida al pueblo para que se arrepienta, pero
ellos rehusaron prestar atención. Por lo tanto, Dios utilizará a Nabucodonosor como su
instrumento para castigar a Judá: el pueblo será llevado al exilio durante 70 años, y entonces
el propio rey de Babilonia será castigado.
Jeremías predicó el mismo mensaje durante veintitrés años y siempre fue rechazado.
Jeremías se enfrentó a esto, pero debido a que entregó su vida a Dios, continuó proclamando
el mensaje: “Volveos ahora de vuestro mal camino y de la maldad de vuestra obras”. A pesar
de la respuesta del pueblo, Jeremías no se rindió.
En el V. 9, las tribus del norte: se refieren a Babilonia y sus aliados. Mi siervo: Se refiere a
que es instrumento del juicio de Dios (Nabucodonosor), al igual que Ciro, llamado “pastor” en
Is. 44.28.
El suceso del V. 12, se describe más adelante en Daniel 5. Las tropas de Ciro el Grande
entraron a Babilonia en 539 a.C. y mataron a Belsasar, el último gobernante de Babilonia.
El capítulo 25 se divide en dos secciones:
V.1–14 sirve de conclusión al juicio sobre Judá, prediciendo 70 años (el término de
una vida) de desolación; Setenta años: Número redondo que simboliza el lapso de
una vida y que generalmente se relaciona con el 538 a.C., cuando se le permitió a
los judíos regresar del cautiverio babilónico.
73
experimentarían a manos de Babilonia. Finalmente, la misma Babilonia sería
destruida por sus pecados.
En el V. 15 se manda a Jeremías a tomar la copa del vino de este furor de manos de Dios y
hacer que todas las naciones beban de él como castigo por sus transgresiones. Judá, el
pueblo de Dios, será juzgada primero, y le seguirá el resto de las naciones, empezando por
Egipto y terminando por Babilonia. Prácticamente, las mismas naciones se mencionan en los
capítulos 46–51.
Copa: Es símbolo de ira y juicio. El juicio se describe utilizando varias imágenes
convencionales: rugirá... dará su voz, canción de lagareros cantará, etc.
Los gobernantes (pastores y mayorales) de las distintas naciones están temerosos y
confundidos a causa de la feroz ira divina.
74
Los “príncipes de Judá”, quienes tenían la responsabilidad de las decisiones legales, “se
sentaron en la entrada de la puerta nueva” para escuchar las acusaciones (v. 10). Tras
oír la defensa de Jeremías (v. 12–15), los príncipes decidieron a su favor (v. 16).
Seguidamente, “los ancianos” recordaron las palabras del profeta Miqueas (Miq. 3.12),
muy similares a las que dijo Jeremías.
Cuando Miqueas hizo un llamado para que el pueblo se arrepintiera, no lo mataron sino
que echaron a un lado su maldad. Y como Ezequías se arrepintió y oró, el Señor liberó la
ciudad de Jerusalén en el 701 a.C.
Si bien el pueblo no mató a Jeremías debido a esta historia, perdieron de vista el punto
principal: la aplicación de la historia era para ellos. Le perdonaron la vida, pero no salvaron
las suyas por no arrepentirse de sus pecados.
Jeremías fue librado de la muerte, mientras que otro profeta justo llamado Urías no lo fue.
Urías era más bien un profeta desconocido que lo ejecutaron por proclamar fielmente la
Palabra de Dios. Esto nos muestra que Dios ha tenido otros profetas, además de los
conocidos en la Biblia.
El ejemplo de Urías, contemporáneo de Jeremías, se cita para ilustrar el riesgo personal
que este último enfrentaba. Urías fue extraditado desde Egipto y ejecutado por Joacim,
algo que contrasta con la actitud asumida hacia Miqueas por el buen rey Ezequías. Sin
embargo, su ejecución no constituye el único caso dentro de la tradición profética.
Elnatán: Era un alto funcionario al servicio del rey.
Ahicam hijo de Safán: Era funcionario de la corte de Josías y padre de Gedalías,
gobernador de Judá tras la destrucción de Jerusalén en el 586 a.C. (Jer. 40.5), y quien
también ayudó a Jeremías (39.14).
75
En el V. 6, a Nabucodonosor se le llama siervo de Dios, no porque fuera justo, sino porque
Dios lo usaría a él y a su ejército para castigar a muchas naciones por sus pecados, entre
ellas a Judá; sin embargo, también Dios destruiría a Babilonia en el momento establecido
por Él (v. 7).
El mensaje de Jeremías a las demás naciones (v. 2–11) y al rey Sedequías (v. 3, 12–15)
era someterse al yugo del rey de Babilonia (v. 2, 11, 12), porque sus países habían sido
puestos en manos de Nabucodonosor (v. 6), y cualquier rebelión era contraria a la
voluntad de Dios (v. 8).
Las naciones mencionadas aquí son vecinas de Judá: Edom, Moab, y Amón, al sur y al
este. Tiro y Sidón al norte. La rebelión era probablemente el tema que se discutía.
Nabucodonosor invadió Judá primero en 605 y luego en 597 a.C., llevándose con él a
mucha gente importante que vivía en Jerusalén, incluyendo a Ezequiel y a Daniel. A pesar
de que estos hombres eran cautivos, tuvieron un profundo impacto en los cautivos y
líderes de Babilonia.
Jeremías predijo que más personas e incluso los enormes y preciosos objetos del templo
se llevarían a Babilonia.
Sedequías estaba en una situación difícil. Jeremías le pidió que se rindiera ante
Nabucodonosor, mientras que muchos de sus líderes querían que formara una alianza y
peleara. Rendirse era deshonroso para un rey y lo verían como un cobarde. Esta fue una
gran oportunidad para los falsos profetas que seguían diciendo que los babilonios no
derrotarían a la gran ciudad de Jerusalén y que Dios nunca permitiría la destrucción del
glorioso templo santo.
Sin embargo, esto sucedió en el año 586 a.C. durante la tercera y última invasión
babilónica.
Jeremías también se dirige al pueblo (v. 16–22) y declara que los profetas que
proclamaran otro mensaje estarían mintiendo (v. 14); Dios no los había enviado (v. 15).
En los versículos siguientes Jeremías dice que si hay verdaderos profetas, éstos deben
interceder ante el Señor por Judá, de manera que los utensilios dejados en el templo se
queden allí; aunque él ha anunciado que todo sería llevado a Babilonia.
76
(v. 6), pero éste no se ajustaba a la antigua tradición profética (v.8). Sólo el cumplimiento
de las predicciones revelará quién dijo la verdad (v. 9).
Jeremías habló la verdad, pero no fue muy popular. Hananías habló mentiras, pero sus
palabras engañosas llevaron esperanza y consuelo falsos al pueblo. Dios ya había
establecido las características de un verdadero profeta (Deut. 13; 18:20–22): las
predicciones de un verdadero profeta siempre se cumplen y sus palabras nunca
contradicen una revelación previa.
Las predicciones de Jeremías se estaban cumpliendo desde la muerte de Hananías hasta
las invasiones de Babilonia. Pero el pueblo seguía prefiriendo escuchar mentiras
consoladoras en lugar de la verdad dolorosa.
“Hananías quitó el yugo del cuello del profeta”: Se trata de un acto simbólico ejecutado por
Hananías, contrario a lo que Dios había establecido.
Jeremías siguió “su camino” porque no tenía nada que responder a lo dicho por Hananías.
Luego Dios le habló nuevamente que se dirigiera a Hananías para confirmar el yugo
babilónico, y predecir su muerte. Al decir “en este año”, indica una predicción a corto
plazo que probaría la certeza de las palabras de Jeremías.
En el mes séptimo: Dos meses más tarde, Hananías murió.
D. CARTA DE JEREMÍAS A LOS CAUTIVOS EN BABILONIA (Cap. 29)
Jeremías escribió una carta a los exiliados de Babilonia del 597 a.C. (v.4–23), la carta fue
enviada por mano de Elasa, un seguro conducto diplomático, instruyéndoles para que
siguieran adelante con sus vidas y oraran por la nación pagana que los subyugó. Un
concepto totalmente nuevo que pide orar por el bienestar de los captores de Judá.
Luego se enfrenta al falso profeta Semaías (v. 24–32). Los exiliados estaban siendo
confundidos con mensajes sobre un pronto retorno.
La carta contenía la promesa de que sólo estarían en Babilonia 70 años.
Los eruditos difieren en las fechas exactas de estos setenta años en Babilonia:
Algunos dicen que se refiere a los años 605–535 a.C., desde la primera deportación
a Babilonia hasta el regreso de los primeros cautivos a Jerusalén después del
decreto de libertad de Ciro.
Otros señalan los años 586–516 a.C., desde la última deportación a Babilonia y la
destrucción del templo hasta su reconstrucción.
Una tercera posibilidad es que los setenta años son un número aproximado que
significan una vida entera.
77
Todos están de acuerdo en que Dios mandó a su pueblo a Babilonia por un tiempo
largo y no un cautiverio corto como lo que predijeron los falsos profetas como
Hananías.
Dios no olvidó a su pueblo, aun cuando estaba cautivo en Babilonia. Planeó darles un
nuevo comienzo con un nuevo propósito: convertirlos en nuevas personas.
De acuerdo al plan sabio de Dios, su pueblo iba a tener esperanza y futuro. Por
consiguiente, podrían clamar a Él en confianza. A pesar de que los cautivos se
encontraban en un lugar y tiempos difíciles, no debían desesperarse porque tenían el
privilegio de ser la nación de Dios y contaban con la misericordia de Dios.
En el v.21, estos profetas, Acab y Sedequías, eran falsos profetas en Babilonia. No
deben confundirse con los reyes que llevan los mismos nombres. Sus conexiones
familiares los identifican claramente.
Los versículos 24–32 describen la reacción de Semaías, un falso profeta (v. 31)
cautivo desde 597 a.C., quien protestó acerca de la carta de Jeremías.
Para desacreditarlo, Semaías lo acusó de hablar profecías falsas. También escribió
cartas a los habitantes de Jerusalén y al sacerdote Sofonías (v. 25) pidiéndole que
reprendiera a Jeremías (v. 27). El mensaje se trasmite verbalmente (v. 26–28) y
contiene una cita de la carta que Jeremías escribió a Babilonia (v. 5).
La palabra de Jehová a Semaías es similar a la que dirigió a Hananías (v. 28.15). Ni
Semaías ni sus descendientes volverían a Jerusalén
78
nuevo pacto con ellos para reemplazar el que quebrantaron. En el mismo lugar en que en cierta
ocasión pecaron y desobedecieron, algún día se arrepentirían y obedecerían.
Dios por medio de Jeremías, asegura a Judá su restauración una vez pasado el castigo. Dios
promete que los cautivos volverán.
Jeremías les asegura a los exiliados judíos, que están enfrentándose a un futuro aparentemente
sin esperanza, que no se extinguiría el pueblo escogido de Dios, y que permanecería un
remanente por medio del cual Dios ejecutaría su voluntad para el mundo.
CAPÍTULO 30
Dios le dice a Jeremías: Escríbete en un libro, porque la mayoría de las profecías se
trasmitían al principio oralmente y sólo más tarde se ponían por escrito. En otra ocasión se instó
a Jeremías a escribir su profecía porque no podía hacerlo en persona (36:2, 4, 32; 45:1). La
intención aquí es preservar la profecía para futuras generaciones.
En los V. 6-8, la referencia a la Mujer que está de parto, es símbolo de angustia. Tiempo de
angustia para Jacob es una alusión al Día del Señor, llamado “tiempo de angustia” (Dn. 12:1).
Jacob era el otro nombre de Israel.
En aquel día: Es el día cuando el acontecimiento tendrá lugar, cuando Dios intervenga en los
asuntos de los seres humanos y las naciones. Tradicionalmente se le consideraba como un
tiempo en el que Israel sería exaltado sobre las demás naciones, pero Amós e Isaías advierten
que será un día de oscuridad y tristeza. También se le atribuye un significado escatológico; el
principio del fin, y el establecimiento del reino de Dios sobre la tierra.
David no se refiere al rey, sino al Mesías, descendiente de David.
En 30:12-17, el lenguaje médico usado trasmite la idea de que el pecado es mortal. Aunque su
herida parece ser incurable, a causa de la multitud de sus iniquidades, Israel será sanado y sus
opresores consumidos.
La profecía de la reconstrucción de Jerusalén no se cumplió en su totalidad por la obra de
Esdras, Nehemías ni Zorobabel. Aunque la ciudad se reconstruyó después del cautiverio, la
final restauración ocurrirá cuando todos los creyentes se reúnan en el reino de Cristo aquí en la
tierra.
30:21 Este versículo se refiere a la restauración después del cautiverio en Babilonia, así como
también a la restauración final bajo el reinado de Cristo.
“De ella saldrá su príncipe”, alude al primero de los gobernantes judíos posteriores al exilio,
pero cuando se le traducía al arameo en la sinagoga (“targúmenes”) se leía “Mesías”, lo cual
señala a Jesucristo, en quien se cumplió la promesa. Jesús combinaba en su persona los
papeles de Sacerdote y Rey, y de acuerdo con esta condición tenía el legítimo derecho de
acercarse a Dios. Irrumpir en la presencia de Dios sin autorización se pagaba con la muerte.
Jesucristo es el nuevo gobernante que guiará al pueblo hacia Dios. Tendrá acceso personal a
Dios; así que tendrá un ministerio sacerdotal, que dará por resultado la restauración de la
79
nación a la vitalidad y a la adoración que siempre Dios se había propuesto. Pero antes que
suceda esto, la ira de Dios juzgará la impiedad de las naciones.
CAPÍTULO 31
Este capítulo trata en general sobre el regreso de Israel y específicamente de Judá a la tierra
prometida: así como la promesa del Nuevo Pacto que establecería con ellos. El pueblo de Dios
volvería a morar junto y bajo su bendición.
La restauración continúa con mensajes dirigidos “a todas las familias de Israel”: Al reino del
norte ahora restaurado (v. 2–22); al reino del sur, ahora restaurado (v. 23–26); y a ambos reinos
combinados en un solo pueblo (v. 27–40). Esta promesa es para todas las familias (tribus) de
Israel, no solo para la tribu de Judá. La restauración incluirá a todas las personas que confían
en Dios.
“Todas las familias de Israel”: son las doce tribus; hace énfasis en que el término “Israel”
abarca a toda la nación. El pueblo a que se refiere, es el remanente de todas las familias de
Israel que volverían del cautiverio. Muchos fueron llevados por los asirios en 722 a.C. y otros
por los babilonios en 605, 597 y 586 a.C. Dios los traería de regreso debido a su amor eterno
por su pueblo (31:3) y a su compromiso con el pacto que hizo con Abraham y con Israel. Dios
alcanza a su pueblo con amor misericordioso motivado por un amor profundo y eterno.
En el V.2, utilizando el vocabulario del relato del libro de Éxodo (“halló gracia”, Éx 33.12–17),
y el concepto de la liberación de la servidumbre, Jeremías habla del retorno de la cautividad
como un nuevo éxodo.
“Levantaos, y subamos a Sion” (v.6): Desde tiempos de Jeroboam el pueblo del reino del
norte adoraba en un santuario rival; ahora regresarán al lugar donde reside Jehová. El pueblo
será devuelto a su tierra y de nuevo organizará peregrinaciones a Sion, lo cual dará un
cumplimiento completo y final en el Reino Milenial de Jesucristo sobre la tierra.
31:15 Ramá era un pueblo a unos 8 Km. al norte de Jerusalén, probablemente el lugar donde
se mantuvo a los cautivos antes de su deportación a Babilonia, era un lugar de escala en el
camino a la deportación (40:1).
Raquel, la esposa favorita de Jacob, era la madre de José y Benjamín. Era madre simbólica de
las tribus del norte, que los asirios llevaron al cautiverio. Se describe a Raquel llorando por los
cautivos en Ramá,
Este versículo se cita en Mt. 2:16-18 para describir la tristeza de las madres de Belén cuando
asesinaron a sus hijos varones. Se considera que tiene una aplicación profética a la época en
que Herodes mató a los niños de Belén después del nacimiento de Jesús. Hubo gran llanto
tanto en Ramá, como en Belén. Dios afirma que ya ella no tenía que llorar, porque el pueblo
volvería.
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31:18–21 La alusión a Efraín en este capítulo, se debe a que Efraín, es sinónimo de Israel, era
una de las tribus más grandes del reino del norte, de las 10 tribus, fue la cabeza y adquirió gran
reputación durante la conquista porque Josué pertenecía a dicha tribu. En el V.9, el Señor dice
“Efraín es mi primogénito”.
Si bien Efraín cayó en los pecados más degradantes, Dios todavía amaba al pueblo. Un
remanente se volvería a Dios, arrepintiéndose de sus pecados y Él lo perdonaría. Dios lo sigue
amando, a pesar de lo que haya hecho. Lo perdonará si vuelve a Él.
El primer paso en la conversión de Efraín es una confesión y un arrepentimiento delante de
Dios (Os 6:4). Para evitar un regreso a los caminos de apostasía, se insta a Efraín a poner
señales (31:21) y recordar la senda que lo condujo a desobedecer a Dios. En el V. 18, Efraín da
muestras de arrepentimiento.
31:22 “La mujer rodeará al varón”: Probablemente se refiera a la idea de que la mujer
protegerá al hombre, lo inverso de lo normal. El significado no está claro.
Este pasaje es citado completo en Heb. 8:8-12. Mucho en la carta a los hebreos trata con el
tema del nuevo pacto. Esta es la única referencia al Nuevo Pacto en el A.T. y es una profecía
que los creyentes del N.T. vieron su cumplimiento establecido por Jesucristo para los que se
arrepientan de sus pecados en creen en Él.
¿QUÉ ES EL ANTIGUO PACTO?
Dios había instituido primeramente un pacto perpetuo con Abraham y su simiente, por el pacto
Dios dio a Abraham un hijo, y en su pacto de amor Dios proveyó un sacrificio, primero uno
temporal, (el cordero, en lugar de Isaac), pero después un sacrificio perfecto, su propio Hijo.
(Simiente de Abraham en la carne, Gál. 3:16).
Por este mismo pacto con Abraham Dios se acordó de los Israelitas 430 años más adelante,
para sacarlos de la esclavitud de Egipto, entonces hizo un pacto con ellos, y añadió la ley, a
causa de la trasgresión que existía, (hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la
promesa) Gál. 3:19; Este pacto fue en el Monte Sinaí. Pero este pacto era imperfecto. "porque
si aquel primero hubiera sido sin defecto, ciertamente no se hubiera procurado lugar para el
segundo...Al decir nuevo pacto, ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se
envejece, está próximo a desaparecer" (Heb. 8:7 y13).
Dios hizo el primer pacto con el pueblo de Israel cuando los sacó de Egipto. Este primer pacto
estaba basado en la ley. La ley estaba resumida en los diez mandamientos y era ampliada en
los libros de Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio. Estos libros, junto con el libro de
Génesis eran los libros que sirvieron de base para el Antiguo Testamento, y son conocidos
como la Torá o Ley.
Por muy excelentes que eran estas leyes, no produjeron un pueblo justo. Casi 1,000 años
después de haber sido dadas, el juicio de Dios cayó primero sobre Israel y luego sobre Judá.
Ellos habían roto todos los mandamientos de Dios y habían fallado totalmente en guardar su
lado del pacto. Por encima de todo, habían quebrantado el primer mandamiento, y se habían
vuelto y adorado a otros dioses. Así que los asirios y los babilonios vinieron y devastaron su
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tierra, atacaron Jerusalén y se llevaron al pueblo en cautiverio. Fue en este momento crítico en
la historia de Israel que Jeremías anunció la promesa de Dios para un Nuevo Pacto.
Dios escogió un pueblo específico de entre todos los pueblos de la tierra bajo el antiguo pacto.
Ellos eran el pueblo de Israel, los descendientes físicos de Abraham, a través de Isaac y Jacob,
posteriormente conocidos como los judíos. Hasta el día de hoy, ellos continúan siendo el pueblo
escogido de Dios de acuerdo al orden natural. Aunque las personas pueden hacerse judías al
convertirse al judaísmo, el método normal para convertirse en un miembro de ese pueblo es a
través del nacimiento físico del vientre de una madre judía.
Cuando el Mesías vino a Israel, los líderes y la mayoría de la nación judía lo rechazaron. Más
aún, la mayoría rechazó el testimonio puro y poderoso de la iglesia primitiva. Por ello, el juicio
de Dios descendió sobre los judíos y en año 70 d.C., los romanos saquearon Jerusalén y los
dispersaron por toda la tierra. Tanto sufrimiento físico como ceguera espiritual descendió sobre
el pueblo elegido pues fue por casi 1900 años que anduvieron errantes de país a país sin
encontrar descanso.
Ingresar a las filas del pueblo del Antiguo Pacto es por medio del nacimiento. El nacimiento
espiritual nos lleva al Nuevo Pacto. Todos aquellos, y sólo aquellos, que han nacido del Espíritu
de Dios son su pueblo nuevo.
¿QUÉ ES EL NUEVO PACTO?
El nuevo pacto es un pacto incondicional que Dios prometió hacer con las casas de Judá y de
Israel: Él pondrá sus leyes en sus mentes y las escribirá en sus corazones. Él será el Dios de
ellos, perdonará su maldad y no se acordará más de sus pecados. El fundamento para esto fue
establecido en la cruz. Es evidente entonces, que el cumplimiento del Nuevo Pacto con Judá e
Israel es aún futuro. El principio del nuevo pacto, esto es, el de la gracia soberana, ya está
actualmente en vigor en la Iglesia.
Dios promete hacer un nuevo pacto con todo su pueblo, tanto Israel como Judá, consumado por
Jesucristo mediante su muerte y resurrección y el derramamiento del Espíritu Santo sobre sus
seguidores. Además, el Nuevo Testamento pone en claro que los gentiles pueden participar en
el nuevo pacto si creen en Jesucristo como el
Mesías de Dios y se entregan a Él como su Salvador y Señor. Llegan a ser hijos de Abraham
mediante la fe en Cristo (Ga.3:7-9,29).
La raíz del problema no radicaba en las leyes que Dios había dado. Radicaba en la naturaleza
humana. Decía Jeremías, “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso;
¿quién lo conocerá?” La esencia del nuevo pacto es la promesa de Dios de cambiar el corazón,
“...dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón”. Mientras el corazón
humano sea orgulloso, codicioso e idólatra, no hay forma que pueda guardar las leyes de Dios,
sin importar lo disciplinado, exhortado o entrenado que sea. Tiene una ley de funcionamiento
interna que está en conflicto con las demandas de Dios.
¿Qué significa tener la ley de Dios escrita en el corazón?
Es nada menos que un cambio total de naturaleza. Dios escribiría sus leyes en los corazones
en vez de escribirlas en tablas de piedra, como hizo con los Diez Mandamientos. Un nuevo
pacto permitirá al pueblo servir a Dios en espíritu y en verdad.
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La enseñanza del nuevo pacto es realizada por el Espíritu Santo y es interna. Jesús le dijo a
Sus discípulos, “Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me
fuese, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré... Aún tengo muchas
cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar. Pero cuando venga el Espíritu de
verdad, él os guiará a toda la verdad;...” (Jn.16:7, 12, 13).
Jesús estaba enseñando que el Espíritu Santo que habita dentro de nosotros es mejor que Su
propia enseñanza, pues esta era, como toda enseñanza humana, externa. Aunque él era el
mejor maestro que el mundo había visto jamás, la enseñanza del Espíritu Santo iba a ser mejor.
A pesar de las apariencias, hasta ahora estaban listos para hacer esta transición de lo externo
hacia lo interno.
La Ley: "Pondré mis leyes en la mente de ellos, y sobre su corazón las escribiré; y seré a
ellos por Dios, y ellos me serán a mí por pueblo" (Heb. 8:10). El creyente tiene su corazón
involucrado en el nuevo pacto y ya no se encuentra bajo la ley. "El pecado no se enseñoreará
de vosotros, pues no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia".
Cuando el pecador se arrepiente y viene a Cristo, ocurre un cambio, es una nueva criatura en
Cristo (2 Cor.5:17), muere al pecado (Rom.6:11) por lo cual muere a la ley, ocurre una
transferencia, nuestro dueño o señor no es más el pecado del cual éramos esclavos, ahora
nuestro dueño y Señor es Jesucristo, así que no somos mas esclavos, sino hijos, y herederos
de Dios por medio de Cristo (Gál.4:7).
El Nuevo Pacto: Representado por Sara, es de la Jerusalén de arriba, da hijos para libertad,
nacidos según el Espíritu, herederos de la promesa, permanece para siempre. Deuda del
antiguo pacto saldada por Cristo, permanecemos libres cuando permanecemos en El y
andamos según el Espíritu y no según la carne, El deseo del Espíritu es contra la carne.
El Antiguo Pacto: Se selló con sangre: "Entonces Moisés tomó la sangre y roció sobre el
pueblo, y dijo: He aquí la sangre del pacto que Jehová a hecho con vosotros sobre todas esta
cosas" (Ex. 24:8).
El Nuevo Pacto: Se selló con sangre: "Y Jesús les dijo: Esto es mi sangre del nuevo pacto,
que por muchos es derramada" (Mr. 14:24).
Los Pactos fueron instituidos con sangre; la vida está en la sangre y sin sangre no hay
expiación o remisión de pecados. (Lev.17:11; Heb. 9:22), "De donde ni aún el primer pacto fue
instituido sin sangre" (Heb. 9:18).
El sacrificio: "Y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre,
entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención." (Heb.
9:12). "El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que
quita el pecado del mundo." (Jn. 1:29). Su preciosa sangre no cubre los pecados sino que los
lava (Ap. 1:5) y los quita.
Bajo el nuevo pacto no solamente hay un pueblo nuevo, sino también un sacerdocio nuevo.
Los sacerdotes del antiguo pacto fueron escogidos de la tribu de Leví y de la familia de Aarón.
Ellos tenían tareas específicas en el tabernáculo y en el templo, pues ellos servían como
intermediarios entre Dios y los hombres. El capítulo 7 de Hebreos nos deja ver claramente que
el nuevo pacto tiene un nuevo sacerdocio que es muy superior al anterior. Esta nueva orden es
llamada la orden de Melquisedec y Jesús es su Sumo Sacerdote.
83
La membresía del sacerdocio levítico era heredada de padre a hijo. Este sistema no siempre
daba buenos resultados. Los buenos padres no siempre tenían buenos hijos. Sin embargo, el
sistema levítico era funcional y suficiente para ilustrar el concepto del sacerdocio y Dios lo usó
hasta que Él trajo la nueva orden del sacerdocio de Melquisedec.
La ilustración de los 2 pactos: "Decidme, los que queréis estar bajo la ley: ¿No habéis oído la ley?
Porque está escrito que Abraham tuvo dos hijos; uno de la esclava, el otro de la libre. Pero el de la
esclava nació según la carne; mas el de la libre, por la promesa. Lo cual es una alegoría, pues estas
mujeres son los dos pactos; el uno proviene del monte Sinaí, el cual da hijos para esclavitud; éste es
Agar. Porque Agar es el monte Sinaí en Arabia, y corresponde a la Jerusalén actual, pues ésta, junto
con sus hijos, está en esclavitud. Mas la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es
libre....Así que hermanos, nosotros, como Isaac, somos hijos de la promesa. (ver Ro. 9:7-8) Pero como
entonces el que había nacido según la carne perseguía al que había nacido según el Espíritu, así
también ahora. Mas ¿que dice la Escritura? “Echa fuera a la esclava y a su hijo, porque no heredará el
hijo de la esclava con el hijo de la libre”. De manera, hermanos, que no somos hijos de la esclava, sino
de la libre. Estad pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al
yugo de la esclavitud". (Gá. 4:21-31, 5:1).
El pacto con Abraham y su simiente (del cual heredamos sus promesas) no cambia, ni el pacto se
invalida, (es un pacto eterno). Sino que se perfecciona en la simiente de Abraham, Cristo. La promesa
del pacto y su propósito son inmutables. Heredan sus bendiciones primeramente el judío, y luego las
naciones, de este pacto al cual se le llaman "La promesa", salen 2 hijos ó 2 pactos, el de esclavitud y el
de libertad.
El significado del Nuevo Pacto lo podemos resumir en estas palabras:
"Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que
seáis de otro, del que resucitó de los muertos...Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto
para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu
y no bajo el régimen viejo de la letra" (Rom.7:1-6). "El cual asimismo nos hizo ministros competentes
de un nuevo pacto, no de letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica.
Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria…..la cual había de perecer,
¿cómo no será mas bien con gloria el ministerio del espíritu?" (2 Cor.3:6-8).
JEREMÍAS COMPRA LA HEREDAD DE HANAMEEL (CAP. 32)
Esto sucedió en el año 587 a.C., mientras Jerusalén estaba bajo sitio, poco antes de que fuera
destruida. Jeremías fue apresado por Sedequías y permaneció preso en el patio de la cárcel
hasta la caída de Jerusalén.
Durante el encarcelamiento de Jeremías, Dios le ordenó que comprara una heredad de su
primo Hanameel en las afueras de Jerusalén, en Anatot en la tierra de Benjamín, su territorio
natal, por diecisiete siclos de plata (por su peso, era alrededor de 218 gr). Lo hizo como una
señal de que Dios restaurará a su pueblo en la tierra, y que todo regresará a la normalidad.
Hacía un año que la ciudad estaba sitiada por los babilonios y Jeremías compró públicamente la
tierra que los soldados ocupaban, en realidad era una inversión pobre.
Debe haber parecido absurdo comprar tierra que ya estaba en manos enemigas. Además,
Jeremías estaba prisionero en el palacio. Sin embargo, daba muestras de su fe en las
promesas de Dios de regresar a su pueblo y reconstruir Jerusalén. Al comprar la tierra,
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Jeremías mostraba fe en la promesa de que el remanente de Dios volvería a su país y otra vez
comprarían casas.
Jeremías le dio la carta de venta a Baruc, quien era su escriba y amigo de confianza. La carta
era una copia de la transacción en papiro, se enrollaba y se sellaba para impedir que alguien la
alterase. La copia abierta podía ser vista por cualquiera. Los documentos fueron colocados en
una vasija de barro para preservarlos.
32:15 Este versículo encierra el tema central de este capítulo; la acción de Jeremías le daría
derecho a la tierra cuando se normalizaran las condiciones.
V. 17–25 Después que Jeremías compró la heredad, comenzó a preguntarse si había actuado
con sabiduría. Estaba desconcertado por la instrucción de Dios de que comprara tierra
precisamente cuando Jerusalén estaba a punto de caer. Así que pidió a Dios entendimiento,
mientras mantuvo fe en su Palabra. Buscó alivio de las dudas que lo asaltaban a través de la
oración. En esta oración, Jeremías afirmó que Dios es Creador, el Juez sabio de todos los
caminos de los hombres y el Redentor.
La respuesta de Jehová (32:27-44)
En respuesta a Jeremías, Jehová asegura al profeta que Él es un Dios para el cual nada es
imposible. Se refiere a la situación que atravesaba la ciudad, le recuerda los pecados de
idolatría cometidos por Israel desde su juventud, su intención de castigar a los pecadores
habitantes de Jerusalén a espada, a hambre y a pestilencia y, por último, le promete la
restauración de la tierra.
Con los babilonios frente a los muros de la ciudad, el futuro parecía sombrío; pero Dios le
aseguró a Jeremías que mediante su poder el pueblo volvería a su tierra y a una buena relación
con Él; después Dios haría un pacto eterno con ellos, según lo establecido en el capítulo
anterior. Además de que esta profecía se cumplió cuando Judá regresó a Jerusalén en el año
538 a.C., también tiene un cumplimiento aún futuro para con la nación de Israel.
Este capítulo se refiere otra vez a la restauración de la paz, prosperidad y la integridad espiritual
de Israel y de Judá. Esta profecía de Jeremías va más allá del retorno de los exiliados de
Babilonia. Predice la época en que Jesucristo el Mesías establecerá su reino en la tierra.
Dios restauraría Jerusalén, no porque el pueblo clamara, sino porque era parte de su plan final.
El desastre de Babilonia no cambió los propósitos que Dios tenía para su pueblo. Si bien
destruirían a Jerusalén, sería restaurada después de los setenta años de cautiverio y al final de
los tiempos cuando el Mesías venga a gobernar.
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La justicia de Dios siempre va acompañada por su misericordia. Dios le aseguró a Jeremías que
solo tenía que clamar a Dios y que Él contestaría (33:3)
V.6 Diferente de los falsos profetas que habían estado proclamando una falsa paz, Dios por
medio de Jeremías ofrecía la esperanza de verdadera paz en el Señor.
Los versículos 15 y 16
Se refieren tanto a la primera venida como a la segunda venida de Cristo. En su primera venida
establecería su Reino en los corazones de los creyentes. Mediante su muerte y resurrección
llegó a ser Rey de todo el pueblo de Dios en la tierra. En la segunda ejecutará justicia y rectitud
en toda la tierra. Cristo es “el Renuevo de justicia” que brotará de David, el hombre conforme al
corazón de Dios.
V. 17-18. No faltará a David varón:
Indica que la dinastía de David no caducará. Aunque no siempre haya alguien reinando sobre el
trono de Judá, su línea se mantendrá y finalmente establecerá un reinado eterno. El ángel
Gabriel le reveló a María que en Jesús se cumplía este pacto (Luc. 1:32).
Por medio de un linaje interrumpido de descendientes de David, vendría el Renuevo justo, que
reinaría como rey sobre el pueblo de Dios, Jesucristo cumplió esa promesa; su linaje legal
puede seguirse desde José hasta David, y su linaje natural desde María hasta David.
Jeremías predice un sacerdocio eterno mediante el cual el pueblo de Dios disfrutaría de acceso
y comunión con Él. Esta profecía se cumple en Jesucristo, quien como “Sacerdote para
siempre…. Puede salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios” (Heb.7:21-25).
Cuando Cristo cumpla con el rol de Rey, también cumplirá con el rol de Sacerdote, manteniendo
una relación constante con Dios e intercediendo por su pueblo.
V.22 Jeremías prevé un ejército numeroso en la familia real de David y del linaje sacerdotal de
Leví. Esto se cumplirá en los que reinarán con Cristo en su futuro reino y en lo que en Cristo
han sido hechos “sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales” (1 Pe.2:5,9).
Dios actuó justamente castigando al pueblo que había quebrantado el pacto. Él usó a
Nabucodonosor como instrumento. Por medio de él administró una terrible lección al pueblo.
Sin embargo, a pesar de lo devastador del castigo, Dios como padre de la nación, mostró su
misericordia. Jehová no los destruyó por completo.
También les preservó la vida a sus profetas para que guiaran al pueblo. Es más, Dios
prometió restaurar a la nación en el futuro. Israel volvería a ser juntada y florecida bajo el
cuidado y dirección del Señor.
86
Los años más tristes de la existencia de Judá son resumidos en estos capítulos. La
destrucción de Jerusalén ha representado el mayor de los juicios de la historia de Israel.
Los capítulos 35-36 son una especie de paréntesis, en el cual se ponen las bases para
demostrar que el juicio divino es justo. Dios pone a los recabitas como un ejemplo de
obediencia en contraste con el pueblo de Judá (cap. 35). Por otro lado se hace énfasis en la
actitud de rebeldía de este pueblo a la palabra como base del juicio.
Ante el corazón duro de la nación, el castigo se hace presente. Los capítulos 37-39 presentan
la descripción de los eventos relacionados con la destrucción de Jerusalén.
CAPÍTULO 34
Esta advertencia fue dada a Jeremías en tanto que Jerusalén se hallaba sometida al asedio.
El reino de Nabucodonosor era enorme y él controlaba un ejército formado por soldados de
varias naciones.
Mientras la ciudad de Jerusalén se hallaba bajo sitio (588 a.C.), y la mayoría de las ciudades
fortificadas de Judá habían caído, se le aseguraba a Sedequías que sería capturado por los
babilonios, pero tendría una muerte tranquila y se le rendirían los honores funerarios de rigor.
En 21:1–10 se traza un cuadro más tenebroso; y el tratamiento dado a Sedequías por los
babilonios se describe en 52:8–11.
V.3 “y te hablará boca a boca”: fue cumplido en 39:4–7.
Laquis y Azeca fueron ciudades fortificadas por Roboam, hijo de Salomón. Laquis, a 44 km al
sudoeste de Jerusalén, fue destruida por Senaquerib en el 701 a.C. y ahora había sido puesta
bajo sitio por Nabucodonosor. Un hallazgo perteneciente a este período, que fue encontrado
en el lugar, menciona a Laquis y Azeca. Estas dos ciudades tendrían que caer antes de que
Jerusalén pudiera ser totalmente destruida.
87
El rey Sedequías decidió finalmente escuchar a Jeremías y trató de apaciguar a Dios, por lo
tanto, exhortó a todos los gobernantes y al pueblo a que obedecieran esa ley poniendo en
libertad a sus esclavos. De esa manera él esperaba obtener bendición de Dios; además, los
esclavos liberados estarían más dispuestos a ayudar en la defensa de Jerusalén. Pensó que
podía ganarse el favor de Dios con un acto bondadoso, pero lo que necesitaba era un cambio
de corazón.
Los esclavos fueron liberados, pero más adelante, cuando la situación mejoró, debido el retiro
temporal de las fuerzas babilónicas, forzadas a enfrentar al ejército egipcio (37:5, 11); muchos
cambiaron de opinión y reimpusieron la esclavitud.
El pueblo desobedeció las leyes de Dios desde el principio. Cuando se levantó temporalmente
el sitio, el pueblo se volvió descarado y siguió pecando.
A Israel le fue difícil mantener sus promesas a Dios. En el templo, le hacían promesas
solemnemente, pero al regresar a sus casas y trabajos, no las cumplían. Dios expresó su gran
desagrado.
V.18–20 Partir un becerro en dos y caminar entre las dos mitades era una costumbre para
ratificar un pacto (Gn. 15:9-10, 17). Las palabras “hacer” y “dividir” vienen de la misma raíz .
“Hacer un pacto”, por lo general, suponía jurar que caerían maldiciones sobre quien fallara en
mantenerlo, y ello se simbolizaba cortando un animal en dos partes y caminando entre ellas.
Esta acción simbolizaba el juicio sobre cualquiera que quebrantara el pacto. Dios decía: “Han
roto el pacto que han hecho conmigo, así que ya saben el juicio que les espera”.
CAPÍTULO 35
“En días de Joacim”: La mención de los ejércitos de Babilonia (Caldea) y Siria (v. 11)
sugiere la fecha del 601 a.C.
Los recabitas era una tribu nómada emparentada con los ceneos y con Jetro, el suegro de
Moisés. Eran una orden religiosa fundada por Jonadab hijo de Recab en el siglo IX a.C. (2 Re.
10:15, 23). Jonadab les había ordenado a sus hijos más de 200 años antes que no bebieran
ningún tipo de vino ni vivieran en casas permanentes ni cultivaran la tierra. En cambio debían
vivir en tiendas como nómadas.
La prohibición de beber vino estaba también acompañada por la de no edificar casa, ni
sembrar o plantar viña.
Todas estas cosas eran para ellos símbolos de una cultura urbana y agraria, que ponía en
peligro la pureza del culto a Jehová.
“Casa de los recabitas”: Como los recabitas eran nómadas, el uso de “casa” significa aquí
“miembros de un clan o de una comunidad” (v. 18).
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El código de conducta de los recabitas se parecía al de los nazareos, quienes hacían votos
especiales de dedicación a Dios (Núm. 6). Durante doscientos años, obedecieron el voto de
sus antepasados de abstenerse del vino. Mientras que el resto de la nación quebrantaba su
pacto con Dios, esta gente permanecía leal a su compromiso. Dios quería que los demás se
mantuvieran firmes en el compromiso que hicieron con Él, así como los recabitas se
mantuvieron firmes con su voto. Dios le dijo a Jeremías que tentara a los recabitas con vino
para mostrar su entrega y consagración. Dios sabía que no romperían su voto.
Después que Jeremías invitó a los recabitas a beber vino y ellos rehusaron (v. 1–11), aquel se
dirigió al pueblo y comparó su desobediencia a los mandamientos de Dios con la fidelidad de
los recabitas a los mandamientos de su fundador humano (v. 12–17). Cierra el capítulo con un
mensaje a los recabitas y la promesa de que su fidelidad se mantendrá inconmovible.
Existe un contraste entre los recabitas y los demás israelitas:
1. Los recabitas mantuvieron los votos hechos a un líder humano falible. Israel quebrantó
su pacto con el Líder divino infalible.
2. Jonadab dijo a su familia en una ocasión que no bebieran y ellos obedecieron. Dios
ordenó constantemente a Israel que se volviera de su pecado y ellos se negaron a
hacerlo.
3. Los recabitas obedecieron leyes relacionadas con asuntos temporales. Israel se negó a
obedecer las leyes de Dios relacionadas con asuntos eternos.
4. Los recabitas obedecieron durante cientos de años. Israel desobedeció durante cientos
de años.
5. Los recabitas serían recompensados. Israel sería castigado.
CAPÍTULO 36
Esto sucedió en el verano del año 605 a.C., poco después de la victoria de Nabucodonosor
sobre el ejército egipcio de Necao, en Carquemis, antes de los sucesos narrados en los
capítulos 34 y 35.
V.2 Esta es la primera vez que las profecías de Jeremías fueron recopiladas en un libro.
Antiguamente, muchos no podían leer ni escribir, por lo tanto, los que podían hacerlo eran
muy valiosos. Estos escribas ocupaban puestos de gran importancia y se respetaban mucho
por su conocimiento.
V.3 Un tema en que se hace énfasis una y otra vez es: “que si el pueblo se arrepiente y se
vuelve de los caminos del mal, Dios no lo castigará como ha prometido”.
89
V.4 Este versículo indica que debe atribuirse a Baruc, la redacción del texto escrito de
Jeremías, quien debe haber sido el editor de la versión final.
La escritura se realizaba a menudo sobre pergamino o en hojas de papiro que se cosían o
pegaban entre sí y se guardaban en los llamados rollos de pergamino. Después del cautiverio,
los escribas se volvieron maestros de la Ley. En la época del Nuevo Testamento, los escribas
formaban un partido político poderoso.
V.5 “A mí se me ha prohibido entrar”: No se sabe por qué Jeremías fue excluido del
templo, pero debe haber sido por sus actuaciones anteriores allí (7:2–15; 20:1-2; 26:2–6).
V.6 “El día de ayuno”: Una gran multitud abarrotaba el templo el día de ayuno. Este se
proclamaba en tiempos de grandes dificultades y no en una fecha fija (v. 9).
Cuando había alguna emergencia nacional, a menudo se hacía un llamado a días de ayuno,
donde la gente se abstenía de comer para mostrar humildad y arrepentimiento. Babilonia iba
destruyendo ciudad tras ciudad y cercaba a Jerusalén.
Dios había dicho a Jeremías que escribiera sus palabras en un rollo de libro. Debido a que no
se le permitía entrar al templo, Jeremías pidió a su escriba, Baruc, a quien le dictó el rollo, que
lo leyera al pueblo que se reunía allí.
V.18 Esta es la única vez que se menciona la tinta en el AT.
Baruc entonces lo leyó al pueblo, a los príncipes y por último Jehudí se lo leyó al mismo rey.
Baruc les dijo cómo podían prevenir la tragedia inminente. Pero se negaron a escuchar. El rey
entonces, quemó el rollo en el brasero, el cual era una vasija de metal donde se colocan los
carbones ardientes, usado para calentar un ambiente. A pesar de eso, no pudo destruir la
Palabra de Dios.
El V.25 muestra que solo tres líderes protestaron por esta acción perversa de quemar el rollo
que contenía la Palabra de Dios. Esto muestra cuán complaciente e insensible se volvió el
pueblo hacia Dios.
V.23 En fuerte contraste con la reacción del rey Josías, quien rasgó sus vestidos cuando
escuchó la Palabra de Dios (2 R 22.11–23.3; 23.21–24), Joacim rasgó el rollo de la profecía y
trató de destruir la Palabra de Dios.
V.30 “No tendrá quien se siente sobre el trono de David” : Su hijo Joaquín gobernó
solamente 3 meses antes que fuera llevado cautivo a Babilonia en 597 a.C. y ningún otro
descendiente de Joacim ascendieron al trono de David.
Tras la destrucción del rollo por Joacim, se le ordenó a Jeremías “tomar otro rollo” y escribir
“todas las palabras primeras”. Jeremías y Baruc prepararon otro rollo con comentarios
adicionales sobre Joacim. A medida que pasó el tiempo, se añadió más, completándose así el
libro de Jeremías tal como se conoce hoy y que forma parte de las Sagradas Escrituras.
“Su cuerpo será echado”: Es el castigo a Joacim por haber echado el rollo al fuego (v.23;
22:18-19).
90
CAPÍTULO 37
Encarcelamiento de Jeremías
El rey Joacim murió y designaron rey a su hijo Joaquín (Conías), pero tres meses después lo
llevaron cautivo a Babilonia. Nabucodonosor entonces designó a Sedequías, (tercer hijo de
Josías y tío de Joaquín) como su vasallo en Judá. Su nombramiento representó la profecía de
36:30 sobre Joacim, su hermano.
El rey Sedequías y sus funcionarios no querían escuchar las palabras de Jeremías, pero
querían las bendiciones de sus oraciones.
Sedequías no era un hombre voluntarioso; más bien era un hombre débil y vacilante,
generalmente llevado por el mal camino por los malvados nobles que habían subido al poder
durante el reinado de Joacim.
Cuando Nabucodonosor sitió Jerusalén en 589 a.C., el Faraón Hofra (44:30) marchó en contra
de él por invitación de Sedequías. Jerusalén volvió la mirada a Egipto para pedirle ayuda a
pesar de las advertencias de Jeremías. Pero los egipcios no fueron ninguna ayuda, ya que en
cuanto los babilonios se volvieron en su contra, se retiraron. Las advertencias de Jeremías
fueron ciertas.
Sedequías titubeaba entre la rendición y la resistencia. Demasiado asustado y débil para
ejercer autoridad; aunque parece haber tenido un supersticioso respeto hacia el profeta, por el
hecho de que pidió a Jeremías que fuera en secreto al palacio, esperando quizás que llegaran
algunas buenas noticias de Dios. Sedequías estaba desesperado, quería escuchar la Palabra
de Dios, pero temía que surgieran problemas políticos si descubrían que hablaba con
Jeremías.
Mientras Jeremías trataba de abandonar Jerusalén “para irse a tierra de Benjamín”, durante
un breve levantamiento del sitio, Jeremías fue apresado, y puesto “en prisión, en la casa de
la cisterna, y en las bóvedas”: El lugar de confinamiento solitario, probablemente una
cisterna acondicionada para ese uso.
El rey entrevistó secretamente a Jeremías a fin de recabar apoyo para su revuelta, pero
quedó desilusionado. Sin embargo, cambió el lugar de confinamiento de Jeremías y le
proveyó de comida hasta la caída de la ciudad.
CAPÍTULO 38
Estos eventos parecen haber sucedido antes que los del capítulo anterior, cerca del final del
asedio babilónico.
No sorprende que Judá estaba revuelta: el rey estaba de acuerdo con todos. Escuchó a
Jeremías (37:21); luego estuvo de acuerdo en matar a Jeremías (38:5); y finalmente lo rescató
91
(38:10). Jeremías no era popular, sus palabras socavaron la moral del ejército y del pueblo.
Sedequías no pudo decidirse entre la opinión pública y la Palabra de Dios.
El rey Sedequías entregó a Jeremías en manos de los príncipes porque temía su poder e
influencia. Su debilidad y falta de carácter moral fueron evidentes durante todo su reino.
Jeremías recomendó una y otra vez la rendición, y esto se consideraba peligroso por los
consejeros reales pro-egipcios Gedalías, Jucal (el Jucal de 37:3) y Pasur (21:1), quienes le
pidieron al rey que lo condenara a muerte.
Los príncipes pusieron a Jeremías en una cisterna y abandonado allí para que muriera.
Una cisterna era un gran hoyo en la tierra revestido de piedras para recolectar el agua de
lluvia. El fondo debe haber sido oscuro, húmedo y, en este caso, lleno de lodo. Jeremías pudo
haberse ahogado, morir por abandono o de hambre dentro de ella.
Los líderes de Judá persiguieron a Jeremías en repetidas ocasiones por proclamar fielmente
los mensajes de Dios. Durante cuarenta años de ministerio fiel, no recibió aclamación alguna,
ni amor, ni el pueblo lo siguió. Lo golpearon, encarcelaron, amenazaron y hasta forzaron a
dejar su pueblo natal. Solo los babilonios paganos le mostraron algo de respeto (39:11-12).
V.7- 8 La puerta de Benjamín era una de las entradas de la ciudad de Jerusalén donde se
trataban los asuntos legales. Un oficial del palacio (eunuco), Ebed-melec, tuvo acceso al rey.
Cuando escuchó de la situación de Jeremías, fue inmediatamente a lidiar con esta injusticia.
En el V.10, muestra que Ebed-melec tomó “treinta hombres” para rescatar a Jeremías; la
cantidad parece innecesariamente grande y la construcción gramatical es desacostumbrada,
como si la cantidad hubiera sido cambiada. Un manuscrito hebreo y la Septuaginta dicen “ tres
hombres”, siendo probablemente la cantidad original . Si la cifra correcta es 30, quizás se
necesitaba protección para llevar a cabo la orden.
Ebed-melec temía más a Dios que al hombre. De entre todos los funcionarios del palacio fue
el único que se levantó en contra de esta confabulación para asesinar a Jeremías. Su
obediencia le pudo haber costado la vida. Debido a que obedeció, sin embargo, le perdonaron
la vida cuando Jerusalén cayó (39:15–18).
Sedequías hizo traer de nuevo a Jeremías, quien siguió invocando la rendición. Como
Sedequías temía a quienes ya habían desertado y a los oficiales de la corte, continuaba
vacilando. Esta es la última entrevista de Sedequías con Jeremías.
La frase “tu alma vivirá” significa “salvarás tu vida”. El significado básico de “nepesh” es
“vida”. La palabra aparece en dos ocasiones en el V. 16, una vez traducido como “alma” y una
como “vida”.
92
38:27 Los funcionarios querían información precisa, pero no la verdad de Dios. Querían
utilizar esta información en contra de Dios, de su profeta y del rey. Sin embargo, Jeremías dijo
a los príncipes solo lo que el rey le ordenó que dijera.
Dios prometió librar a Jeremías de este problema (1.8). Los supersticiosos babilonios, que
respetaban en gran manera a los magos y a los que adivinaban la suerte, trataron a Jeremías
como un vidente. Debido a que su mismo pueblo lo encarceló, creyeron que era un traidor y
que estaba de su parte. Sin duda alguna sabía que aconsejó a Judá que cooperara con
Babilonia y predijo la victoria babilónica. Por lo tanto, los babilonios liberaron a Jeremías y lo
protegieron.
Hubo una gran diferencia entre el destino de Jeremías y el de Sedequías:
A Jeremías lo liberaron, a Sedequías lo encarcelaron.
A Jeremías lo salvó su fe, a Sedequías lo destruyó su temor.
93
A Jeremías lo trataron con respeto, a Sedequías lo trataron con desprecio.
Jeremías se preocupaba por su pueblo, Sedequías se preocupaba por él mismo.
39:15- 18 Ebed-melec arriesgó su vida para salvar a Jeremías, (38:7–13). Cuando Babilonia
conquistó a Jerusalén, Dios protegió a Ebed-melec de los babilonios.
Jeremías recibe el más cordial trato de parte de los conquistadores babilónios. El profeta es
liberado en Ramá y decide quedarse en Palestina a ministrar a los pocos sobrevivientes.
Puesto que Jerusalén había sido destruida, Mizpa se convirtió en la ciudad principal, estaba a
pocos kilómetros al norte de Jerusalén. Sirvió como refugio después de la destrucción de
Jerusalén, ya que los babilonios no la destruyeron por completo.
Nabucodonosor dejó a Gedalías como gobernador de la tierra. Sin embargo, debido a las
viejas rencillas, Gedalías fue asesinado poco tiempo después. El pueblo tuvo mucho miedo de
las represalias que podía tomar el imperio. La reacción del pueblo está en 41:17-18. Ellos
también decidieron consultar a Jehová por medio de Jeremías y la respuesta del Señor está
en 42:9-11. Lo que hizo el pueblo al final de cuentas está en 43:1-7. Jeremías fue llevado
contra su voluntad a Egipto. Allí, el profeta recordó a quiénes habían quedado cuáles fueron
las causas para sufrir el castigo divino (44:23).
El capitán babilonio, Nabuzaradán, quien no conocía a Dios, reconoció que Dios les dio la
victoria a los babilonios.
Jeremías era libre de ir a donde quisiera. En Babilonia habría tenido grandes comodidades y
poder. En Judá, seguiría enfrentando dificultades. En Babilonia, lo habrían favorecido los
babilonios, pero odiado por los cautivos de Judá. En Judá permanecería pobre y nadie lo
querría, pero el remanente de Judá sabría que no era un traidor.
Gedalías, era un hombre de alta cuna, nieto de uno de los nobles de Josías. Fue un buen
gobernador designado de Judá, y probablemente tuvo el apoyo de Jeremías. Se cree que su
gobierno duró alrededor de cinco años.
94
En el mes séptimo, exactamente dos meses después de la caída de Jerusalén, Gedalías fue
asesinado. Como no se dice el año, esto sólo puede considerarse una suposición; y algunos
piensan que los acontecimientos que se relatan necesitaron mucho más tiempo, quizás hasta
varios años.
Gedalías hizo caso omiso a las advertencias de asesinato. Quizás Ismael, descendiente de
David, se enojó porque no lo tuvieron en cuenta para el liderazgo. Fue asesinado por Ismael.
Sus autores fueron el mismo grupo desesperado que había impulsado a Judá a su fatal
resistencia a los babilonios antes de la caída de Jerusalén.
Después del asesinato de Gedalías, ochenta hombres vinieron de tres ciudades del reino del
norte para adorar en Jerusalén. Raída la barba…rotas las ropas…rasguñados, indicando
duelo por la caída de Jerusalén y por la destrucción del templo. Ismael degolló a 70 de los 80
peregrinos, tal vez por el dinero y la comida que llevaban. Sin rey, sin ley y sin lealtad a Dios,
sometieron a Judá a una anarquía completa. Ismael y los hombres que con él estaban,
después de haber hecho esta brutal matanza, echaron los cadáveres en una cisterna.
Ismael que estaba aliado con el rey amonita (40:14), se llevó a los refugiados de Mizpa,
tratando de llevarlos a los amonitas. Pero Johanán, con ciertas fuerzas judías, los rescató, y
se fueron al sur a un lugar cerca de Belén con la idea de irse a Egipto. El pueblo temía que,
todo y siendo inocentes ellos mismos de actividades antibabilónicas, sufrirían por el asesinato
de Gedalías y de la guarnición caldea a manos de Ismael.
El pueblo tenía temor de quedarse en Palestina, pero dudaba de dejar su patria en pos de la
protección de una nación extranjera, y se le pide a Jeremías que pida consejo de Dios.
Johanán y sus acompañantes profirieron la maldición en que se sentían; Jeremías
simplemente la detalló, y el remanente prometió obedecer la voz de Jehová, cualquiera que
fuese el mandato. Al cabo de diez días vino la respuesta de parte de Dios, diciendo que
deberían quedarse para recibir bendición.
Cuando Jeremías contradijo lo que ya habían decidido hacer, rechazaron el mensaje divino
que les comunicaba. Además les hace ver su error al preguntarle hipócritamente por su
consejo, habiendo ya predeterminado el curso que iban a seguir. La equivocación fue
prometer absoluta obediencia a la palabra de Dios en la esperanza de que sus deseos fueran
satisfechos.
Johanán y su pequeño grupo fueron a Jeremías para buscar la aprobación de Dios para su
plan, no su dirección. Impacientes después de diez días de espera, los rebeldes echaron a un
lado las advertencias de Jeremías.
95
Temeroso de obedecer, el pueblo se encaminó hacia Egipto, incluso forzando a que Jeremías
y Baruc fueran con ellos contra su voluntad. Pensaron que tal vez Dios les perdonaría la vida
si Jeremías iba con ellos. Jeremías sirvió como profeta durante cuarenta años, muchas de sus
palabras estaban cumplidas y rechazó la oferta de vivir cómodamente en Babilonia,
regresando en su lugar a su amado pueblo. Sin embargo, el pueblo seguía rechazando el
consejo de Jeremías. El profeta hacía todo lo que Dios le pedía, sin embargo, lo llamaron a
ministrar a personas muy tercas.
Jeremías predice que Nabucodonosor invadiría a Egipto, lo cual se cumplió en 568–567 a.C.
Al igual que Judá, Egipto se rebeló en su contra y pronto lo destruiría.
Un texto en el Museo Británico confirma la expedición que organizó Nabucodonosor contra el
faraón Amasis de Egipto en el 568 y el 567 a.C. (Ez. 29:17–20).
Este mensaje, dado en el año 580 a.C. mientras Jeremías estaba en Egipto en contra de su
voluntad, recordaba al pueblo que por seguir a otros dioses su tierra fue destruida. Jeremías
les dijo que nunca volverían a Judá debido a que la huida a Egipto iba en contra del consejo
de Dios. Pero el pueblo se negó a aprender lección alguna de toda la destrucción que sus
pecados provocaron.
La vida de Jeremías en Egipto parece haber sido muy infeliz. La tierra estaba repleta de
ídolos; su propio pueblo no le miraba con simpatía; y difícilmente podía esperar un buen trato
de parte del gobierno cuando sus actitudes políticas proclamadas durante los últimos años de
Judá fueran conocidas.
La poca vida espiritual que les quedaba a los israelitas cuando huyeron a Egipto se perdió al
hundirse en las profundidades de la idolatría. La huida a Egipto provocó un cambio en sus
hábitos paganos de adoración y sus problemas lo achacaron a que olvidaron sus ídolos. Sin
embargo, la idolatría, antes que todo, fue la que originó sus problemas. La gente se negó a
reconocer la verdadera fuente de sus problemas: apartarse del liderazgo de Dios.
V.18 Nos falta todo: La reforma de Josías puso fin al culto a Istar para ellos, la reina del cielo,
y fue vista por los judíos deportados a Egipto como la causa de los males de la nación. Desde
entonces sólo habían experimentado calamidades. Argumentaban, por tanto, que haber
dejado de rendir culto a Istar era el origen de aquella calamidad.
Jeremías afirma que la calamidad había caído sobre Judá precisamente porque se ofreció
incienso en culto idólatra, y Dios no pudo sufrirlo más (v. 22). La interpretación de Jeremías
sobre las causas de la calamidad que afectaba a Judá es diametralmente opuesta a la de
aquella gente.
96
El mensaje a Baruc (Capítulo 45)
El hecho relacionado a este capítulo aparece en 36:1–8. Cronológicamente este capítulo se
remonta al cuarto año del reinado de Joacim. El capítulo se escribió en 605–604 a.C. Baruc
era el escriba que registraba las palabras de Jeremías en un rollo.
Baruc sirvió por mucho tiempo a Jeremías, escribiendo su libro de luchas y juicios, y ahora
estaba evidentemente desalentado en su obra, estaba tentado a buscar “grandes cosas”.
Desesperado, y vencido por las dificultades que enfrentaba, Baruc recibe un mensaje de Dios
que le dice que no busque para sí grandezas, sino que agradezca haber escapado con vida.
No se da clave alguna para descifrar el porqué Baruc estaba tan afligido. En todo caso, aquí
se le alienta y advierte. Dios dijo a Baruc que dejara de quejarse y pensar en cualquier
recompensa que merecía. Si hacía esto, Dios lo protegería.
Está claro, sin embargo, que Baruc formaba parte del plan general de Dios de castigar al
pueblo escogido y que debía conformarse con desempeñar su papel.
Egipto representa una potencia mundial en ese tiempo. Por eso, quienes quedaron en
Palestina decidieron huir a ese lugar para protegerse. Sin embargo, Egipto no escapa al juicio
divino.
97
En el capítulo 46 se obtienen algunos puntos acerca de Dios y su plan para este mundo que
son:
1. Aunque Dios eligió a Israel para un propósito especial, ama a todas las personas y
quiere que vayan a Él.
V.6 Carquemis, situada en la región norte de Siria a unos 500 Kms. al norte de Jerusalén, fue
el lugar donde los babilonios derrotaron a los egipcios en el año 605 a.C.
En la batalla de Carquemis, dos de las mayores potencias mundiales Babilonia y Egipto
después de la caída de Asiria, entraron en conflicto. Faraón Necao gobernó a Egipto 610–595
a.C. pero fue derrotado por Nabucodonosor y perdió su influencia sobre la región sirio-
palestina, en el año cuarto de Joacim, rey de Judá (605 a.C.)
Esta batalla, que dio a Babilonia el liderazgo mundial, fue la primera victoria de
Nabucodonosor, estableciéndolo en su nueva posición como rey del Imperio Babilónico, tras
la reciente muerte de su padre Nabopolasar.
Los soldados de Etiopía y de Put eran de África del norte y del este. Los hombres de Lud
pudieron haber sido de Grecia.
Como el río Nilo, Egipto parecía inundar las tierras del norte. El día de Jehová Dios de los
ejércitos, sin embargo, será para los egipcios día de retribución y derrota. Galaad era
conocido por su bálsamo medicinal, pero las heridas de Egipto eran incurables.
Jeremías profetizó que no solamente los babilonios derrotarían a Egipto en Carquemis, sino
que también derrotarían a los ejércitos egipcios en su propio país (568-567 a.C.). Dios pondría
plenamente en claro que los dioses de Egipto no podían salvarlos de la derrota.
En 589 a.C., cuando Nabucodonosor sitió Jerusalén, el Faraón Hofra marchó en contra de él
por invitación del rey Sedequías. Pero cuando los babilonios enfrentaron a los egipcios, Hofra
y sus tropas se retiraron. Jeremías profetizó que Hofra moriría a manos de sus enemigos
(44:30). Esto se cumplió casi veinte años más tarde cuando Amosis, corregente de Hofra,
encabezó una revuelta.
98
En Is. 30:7 se dice que Egipto no debía intervenir. Jeremías expresa la misma opinión cuando
indica que Faraón perdió la oportunidad de hacer algo cuando Nabucodonosor fue llamado a
regresar a Babilonia debido a la muerte de su padre.
Tabor y Carmelo son prominentes montes al norte de Israel, las cuales dan una impresión de
majestuosidad por lo insignificante del entorno. De la misma manera dominará
Nabucodonosor a los egipcios.
En el V.20 se describe a Egipto como una becerra hermosa, pero la destrucción viene del
norte, de Babilonia. Según el V.26, la destrucción de Egipto no será para siempre. Sería
restaurado en el futuro y en la era mesiánica (Is. 19:23-25).
Filistea estaba localizada en la llanura costera próxima a Judá. Siempre fue como una espina
para Israel. Las dos naciones peleaban constantemente.
A menudo había hostilidad entre los filisteos y el pueblo de Dios. Hay otras profecías que
también hablaron acerca de los filisteos (Is. 14:28–32; Ez. 25:15–17; Am. 1:6–8; Sof. 2:4–7).
Se condena a los filisteos, junto a Tiro y Sidón, por vender a los israelitas como esclavos (Jl.
3:4–6).
Moab estaba en la orilla oriental del Mar Muerto. Los moabitas descendían de Lot, sobrino de
Abraham, debido al incesto que este cometió con una de sus hijas (Gn. 19:30–37). A menudo
estuvieron en conflicto con Israel. Llevaron a los israelitas a la idolatría (Núm. 25:1–3). Era
una nación que se vanagloriaba debido a su situación geográfica y política. A pesar de ello
Dios anuncia que sufriría vergüenza.
Durante la época de Jeremías bandas de moabitas atacaron regiones de Judá después que
Nabucodonosor invadió Palestina, se unieron a las bandas armadas que Nabucodonosor
envió a Judá en 602 a.C. Más tarde, Babilonia los conquistó y desaparecieron como nación.
V.7 “Quemos” era el dios principal de la nación de Moab (Núm. 21:29) y el sacrificio de niños
era parte importante en su adoración (2 Re. 3:26-27).
En el V.11 se compara a Moab con un vino que ha envejecido sin haber sido cambiado de
vasija. Pero los traspasadores (el ejército babilónico que se aproximaba) vaciarán sus
vasijas, y romperán sus odres.
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Para fabricar vino se aplastaban las uvas. Luego de cuarenta días, el vino se cambiaba de
vasija y quedaba el sedimento. Si no se hacía esta operación, el vino resultante era inferior.
Con esta ilustración el profeta quiere decir que a causa de la complacencia de Moab y su
negativa a hacer la obra de Dios, sería totalmente destruida.
Se humilla a Moab por su actitud hacia Israel; será escarnecido, lo mismo que él convirtió a
Moab en motivo de escarnio. Moab fue condenada por su soberbia. Fuego y llama contra
Moab se mencionan primero en Núm. 21:28.
Tras un castigo devastador, Dios tendrá misericordia y hará volver a los cautivos de Moab
en lo postrero de los tiempos. La misericordia se debe probablemente a que Moab, como
Amón, era un descendiente de Lot, el sobrino de Abraham (Gn. 19:30–38). El momento
preciso del cumplimiento de esta profecía no está claro.
No serían destruidos todos los moabitas; sobrevivirá un remanente. Su restauración ocurrirá
en la era mesiánica, es decir, cuando Cristo reine sobre las naciones.
V. 31, Kir-hares era una ciudad fortificada en Moab. La compasión de Dios alcanza a toda la
creación, incluso a sus enemigos.
Otros profetas también hablaron acerca de Moab (Is. 15 y 16; Ez. 25:8–11; Am. 2:1–3; Sof.
2:8–11). De acuerdo con Josefo, esta profecía de la destrucción de Moab se cumplió en el
año vigesimotercero del reinado de Nabucodonosor.
Los hijos de Amón, al igual que los de Moab, descendían de Lot debido al incesto que este
cometió con una de sus hijas. Los condenaron por robar tierra del pueblo de Dios y por adorar
al ídolo Moloc, a quien realizaban sacrificios de niños.
Milcom también llamado Moloc era el máximo dios de los amonitas (V. 3; 1 Re. 11:5, 7, 33).
Los amonitas eran un pueblo que siempre estuvo en contra de Israel. Sus actitudes desde el
principio fueron de rechazo. En varios pasajes bíblicos se encuentra a algún descendiente de
este pueblo tratando de eliminar a la nación pero no lo ha logrado (Juec.11:4-5; 1 Sam.11:11).
Sus pecados eran idolatría, orgullo, confianza en las riquezas y hostilidad hacia Israel.
Se promete a Amón restauración tras la destrucción.
Otros profetas también hablaron acerca de los hijos de Amón. (Ez. 25:1–7; Am. 1:13–15; Sof.
2:8–11).
100
V. Profecías contra Edom (49:7–22)
Los edomitas eran descendientes de Esaú, el hermano gemelo de Jacob. Por lo tanto, Israel
y Edom descendían de Isaac. Habitaban en la montañosa región al sur del Mar Muerto,
estaba localizada en una fortaleza de rocas, hoy conocida como Petra, al sur de Jordania.
Edom pensó que era invencible a causa de lo estratégico de su ubicación y la destruyeron por
su soberbia.
Tenían una historia de enemistad y conflicto con Israel. Edom se alegró por la caída de
Jerusalén (Abdías).
Los mayores pecados de Edom eran su orgullo y su ardiente odio a Israel. La ruina de los
edomitas fue su orgullo, lo cual hizo que se sintieran demasiado seguros. Pensaban que
nunca podían ser derrotados porque tenían potentes fortificaciones.
A Temán, un pueblo en la parte norte de Edom, se le conocía por su sabiduría y fue el pueblo
natal de Elifaz, uno de los amigos de Job (Job 2:11). Pero ni siquiera la sabiduría de Temán
salvó a Edom de la ira de Dios. Dedán era una ciudad floreciente que recibía caravanas de
viajeros. Dios dijo a sus habitantes que huyeran a cavernas (lugares profundos) o también los
destruirían.
Temán y Dedán estaban en los extremos opuestos del país, así que esto muestra la
destrucción total de Edom por parte de Dios. Bosra (49:13) es una ciudad al norte de Edom.
Bosra y los “vendimiadores” (v. 9) proceden de la misma raíz hebrea.
49:14–16 es un pasaje paralelo a Abdías 1–4. El V.18 está repetido con poca variación en
50:40. Los V.19–21 están repetidos con poca variación y aplicado de nuevo a Babilonia en
50:44–46. El V.22 es similar a 48:40-41, donde se aplica a Moab.
Otros profetas también hablaron acerca de Edom. (Ez. 25:12–14; Am. 1:11-12).
Damasco era, y es todavía, la capital de Siria, la ciudad más importante al norte de Israel.
Asiria y Babilonia derrotaron a esta ciudad. Nabucodonosor atacó Damasco en 605 a.C. y la
derrotó (Am. 1:4-5). Es difícil atribuir la derrota del ejército a un hecho en particular, pero Dios
destruyó Siria. Otros profetas también hablaron acerca de Damasco (Is. 17:1–3). El V.26 se
repite casi exactamente en 50:30.
Hazor es una región habitada por árabes; no debe ser confundida con la ciudad de igual
nombre ubicada al norte del mar de Galilea. Cedar y Hazor eran tribus nómadas que estaban
101
al este de Israel y al sur de Siria, en el desierto. Los pobladores de Cedar eran descendientes
de Ismael. En 599 a.C. Nabucodonosor las destruyó.
V.31 “Que ni tiene puertas ni cerrojos”: Alude a asentamientos al aire libre, característicos
de la vida nómada.
Elam estaba localizada a unos 300 kms. al este de Babilonia, en lo que ahora es Irán.
Nabucodonosor la atacó en 597 a.C. Más tarde se convirtió en el núcleo del Imperio Persa
(Dn. 8:2) y en la residencia de Darío.
1. La caída de Babilonia
El imperio babilonio había sido el instrumento de Dios para castigar a las naciones. Aun
cuando el Señor usó a este poderoso pueblo, Él no pasaba por alto sus pecados.
Jeremías también profetizó con respecto a la caída de Babilonia, un acontecimiento que tuvo
gran importancia en la historia de la redención.
Cuando el profeta dio esta profecía, el pueblo de Dios estaba exiliado en Babilonia. Aún
cuando esta ciudad era la indiscutible potencia mundial de aquella época, Jeremías predijo su
caída cinco años antes de que fuera tomada Jerusalén.
La profecía de Jeremías, sin embargo, va más allá de la futura derrota de Babilonia por Ciro.
Predice una destrucción tal, que hará que Israel y Judá hagan un pacto eterno con Dios que
nunca será quebrantado. Esa destrucción ocurrirá al final del período de la tribulación (Ap. 17
102
y 18). En esta extensa profecía, Jeremías proclama el juicio contra Babilonia y la restauración
del exiliado Israel.
En la plenitud de su poder, el Imperio Babilónico parecía inconmovible. Pero cuando dejó de
ser útil a los propósitos de Dios para castigar a Judá por sus pecados, su soberbia y
rapacidad, Dios la castigaría y la aplastaría por su cuenta. El mundo se estremeció porque su
más grande imperio cayó de repente.
Los medos y los persas destruyeron Babilonia en 539 a.C. sin mediar batalla alguna (Dn.
5:30-31). Ciro emitió el decreto permitiendo a los pueblos cautivos que volvieran a sus tierras.
A los judíos se les permitió dar fin a su exilio y volver a construir el templo y la ciudad de
Jerusalén.
En las Escrituras se usa a Babilonia como un símbolo de toda maldad. Este mensaje puede
aplicarse por lo tanto al final de los tiempos cuando Dios borre el mal de una vez y para
siempre. El orgullo (soberbia) era un pecado característico de Babilonia.
Merodac o Marduk es el máximo dios de Babilonia; Bel es un título que significa señor, y
parece haber sido aplicado en esta época a Marduk; también significa “el pequeño Marduk”.
En el A.T. Marduk recibe el nombre de Merodac. Era el dios del sol y, según el mito babilonio
de la creación, es el creador del mundo.
El término hebreo traducido como sus esculturas significa literalmente “pequeñas bolas de
estiércol”, una forma despectiva de referirse a los ídolos de naciones vecinas, preferida en
especial por Ezequiel, quien la utiliza 40 veces.
V.3 La nación del norte eran los medos y los persas, una alianza que se convertiría en la
próxima potencia mundial. Ciro tomó la ciudad de Babilonia por sorpresa, pero no la destruyó;
y subyugó a la nación en 539 a.C. Más tarde, otros reyes persas, entre ellos Darío Histaspes
destruyeron por completo a la ciudad, en el año 514 a.C. empezando así su decadencia y
continuó declinando hasta bien entrada la era cristiana, cuando dejó de existir. Las asoladas
ruinas quedaron para ser desenterradas por los arqueólogos en el siglo XIX. Actualmente son
ruinas consideradas como patrimonio del país de Irak. Permanece asolada hasta la fecha
(50:39, Is. 13:19–22). Los viajeros dicen que estas palabras dadas por Jeremías e Isaías, son
todavía verdaderas de las ruinas de Babilonia. Los beduinos las evitan porque son moradas
de animales salvajes y de espíritus malignos.
Dios castigaría a la malvada Babilonia como castigó a Asiria por lo que le hizo a Israel.
Babilonia aplastó a Asiria, la que alguna vez gobernó a la primera. Babilonia a su vez la
aplastarían los medos y los persas, a los que entonces gobernaba. Esta profecía también se
adelanta al tiempo cuando el Mesías gobierne e Israel sea totalmente restaurada. No se
encontrará pecado alguno en Israel debido a que todos los que busquen a Dios serán
perdonados.
V.4- 5 Este pasaje menciona el arrepentimiento y el retorno de los judíos a Dios en los
postreros tiempos. Ellos volverán a Dios y serán fieles a Él para siempre. Es un mensaje de
103
esperanza en favor del retorno y la restauración de Israel y Judá intercalado con la profecía
contra Babilonia.
V.11-13 Dios causaría la derrota de los babilonios porque ellos se habían regocijado por haber
derrotado a Judá y a Jerusalén. Ahora le sucedería a Babilonia lo mismo que les había hecho
a los otros pueblos.
Merataim estaba localizada al sur de Babilonia, significa “doble amargura y tierra de la doble
rebelión”; y Pecod ubicada al este, significa “castigo”. Estos nombres representan juegos de
palabras sobre los nombres de las localidades babilónicas y que indican lo que vendrá a
Babilonia. Los profetas utilizan a menudo los juegos de palabras.
Babilonia, que antes era el temido enemigo del norte, ahora se halla bajo otro peligro que
también proviene de allí. Dirigidos aquí al rey de Babilonia, los V. 41–43 se repiten con poca
variación en 6: 2–24, donde se habla a la hija de Sion. Los V.44–46, dirigidos a los caldeos,
repiten con poca variación 49:19–21, donde se habla a Edom.
El otro profeta que habló contra Babilonia fue Isaías (Is.13:1–14:23; 47:1–15).
Juicios contra Babilonia (Capítulo 51)
Este segundo capítulo acerca del juicio de Babilonia predice que el Señor causaría la total
destrucción de Babilonia a fin de librar a su pueblo de la opresión. En los postreros tiempos
Cristo destruiría todo el sistema mundial, simbólicamente llamado “la gran Babilonia”
(Ap.18:2), con todo su pecado e inmoralidad. Esa destrucción será el justo juicio de Dios
sobre un mundo dominado por Satanás y la maldad, durante la tribulación (Ap. 17 – 18).
51:2 Los aventadores trabajaban para separar el trigo de la paja. Cuando aventaban la
mezcla al aire, el viento hacía volar la paja carente de valor mientras que el trigo limpio caía a
tierra. A Babilonia la arrasarían como el viento a la paja. (También se hace alusión en Mt. 3:12
en donde Juan el Bautista menciona que Jesús separará la paja del trigo.)
51:6 “huid de en medio de Babilonia” Dios llama a su pueblo a que huya de Babilonia antes de
su destrucción final (Ap.18:4).
Ciro, rey de Persia, se alió a Babilonia para derrotar a Nínive (capital del Imperio Asirio) en el
año 612 a. C. Luego los medos se unieron a Persia para derrotar a Babilonia (539 a. C.).
51:15–19 Este pasaje se repite con poca variación en 10:12–16. El nombre “Israel” no
aparece en el texto hebreo del v. 19.
Jeremías utiliza la reiteración como un recurso literario. Se describe a Babilonia como un
martillo, un instrumento utilizado por Dios para ejecutar su juicio.
Aunque Babilonia sirvió de instrumento en las manos de Dios, caerá como le sucedió a Asiria
(Is. 10:5, 15), a causa de su arrogancia.
104
51:33 Babilonia había sembrado las semillas de la crueldad, la idolatría y la inmoralidad;
ahora recogería la cosecha del juicio de Dios. El grano se trillaba en una era, adonde traían
las gavillas del campo. Las espigas se distribuían por el suelo, una enorme sección de tierra
dura nivelada. Allí se aplastaba el grano para separar las semillas de los tallos. Para
desgranarlo, se golpeaba el grano con una herramienta de madera. Algunas veces el grano se
aplastaba con una tabla de madera usada para liberar las semillas. Babilonia pronto la iban a
trillar cuando Dios ejerciera su juicio por sus pecados.
51:36 Este versículo quizás trata de un hecho realizado por Ciro, quien tomó Babilonia por
sorpresa al desviar el río y caminar sobre su lecho seco. Lo más probable es que diga que a
Babilonia la privarían del agua que da vida. A diferencia de Jerusalén, Babilonia no iba a ser
restaurada.
La liberación de Jerusalén será milagrosa, pero cuando Babilonia sea destruida se convertirá
en montones de ruinas (v. 37), morada de chacales, en espanto y burla.
51:44 Bel es uno de los nombres de Merodac, el dios principal de la ciudad de Babilonia. La
derrota de Babilonia será también una derrota de su dios. Dios sacará de su boca lo que se
ha tragado, esto es, a los pueblos cautivos, los ídolos y las imágenes, y el botín capturado en
las tierras conquistadas.
El último capítulo de Jeremías muestra que el profeta de veras dijo la verdad de Dios y que el
juicio que predijo se había hecho realidad. Este capítulo es casi idéntico a 2° Re. 24:18 –
25:30, también a Jer. 39:1-10.
105
I. La captura de Jerusalén (52:1–11)
Este capítulo ofrece más detalles sobre la destrucción de Jerusalén narrada en el capítulo 39
(material similar se encuentra en 2 Re. 24:18–25:21). Este pasaje muestra que las profecías
de Jeremías relacionadas con la destrucción de Jerusalén y el cautiverio babilónico
sucedieron tal y como los predijo.
Ribla estaba localizada a 320 km al norte de Jerusalén. Este fue el cuartel general de
Babilonia para gobernar la región. Hamat era un distrito de Siria que incluía la ciudad capital.
Este es un pasaje histórico que acompaña al libro, muy semejante a 2 Re. 24:19–25:21.
Incendiaron el templo, la casa del rey, todo edificio grande, las casas y los muros de
Jerusalén. Además, se llevaron muchos elementos de bronce, de oro y de plata. La ciudad
quedó asolada y destruida completamente, únicamente dejaron los habitantes más pobres.
Los tres grupos llevados a Babilonia que se mencionan aquí ocurrieron en 597 a.C., en 586
a.C. y en 581 a.C. y la cifra de judíos llevados cautivos pudiera referirse a los varones adultos
solamente.
Este pasaje muestra un paralelo muy cercano con 2 Re. 25:27–30. Los reyes de Babilonia
mostraron bondad a Joaquín. En el año 561 a.C. lo liberaron de la prisión y le permitieron
comer con el rey. Dios continuó mostrando su bondad a los descendientes del rey David,
incluso en el cautiverio.
Jer. 52:34 añade hasta el día de su muerte (v. 11), probablemente una comparación entre la
suerte de Sedequías, que permaneció en prisión hasta su muerte, y Joaquín, quien fue
liberado.
Para el mundo, Jeremías nunca tuvo éxito. No tuvo dinero, familia, ni amigos. Profetizó la
destrucción de la nación, de la ciudad capital y del templo, pero los líderes políticos y
religiosos no aceptaban su consejo. Ningún grupo se agradó de él ni lo escuchó. Aun así,
vemos que terminó con éxito la obra que Dios le encomendó.
106
En la vida de Jeremías se suelen reconocer cuatro etapas, que marcan su actividad profética.
Evidentemente los textos que se le asignan a cada etapa dependen de la cronología que se
adopte. El punto más debatido es, sin duda, el saber que textos pronunció Jeremías en tiempo
de Josías, ya que este es precisamente el punto en que difieren las distintas cronologías.
Primera actividad: bajo Josías (627 – 622 a.C.)
El año trece de Josías (627 a.C.), es donde sitúa el libro su vocación. A esta primera etapa se
atribuyen algunas profecías que se encuentran en Jer. 2-6 (especialmente en 2 – 3) y 30-31
del libro. Son profecías que originalmente fueron dirigidas al reino de Israel y que
posteriormente se adoptaron también para Judá.
En esta época Jeremías predica la necesidad de una conversión interna y amenaza con la
indefinida figura del "enemigo del Norte", que solo a partir del año 605 a.C. se podrá identificar
con el imperio caldeo.
No hay ninguna alusión directa a la reforma de Josías. Es este uno de los mayores enigmas
en torno a Jeremías, pues la reforma supuso un acontecimiento de tal magnitud que
difícilmente pudo obviar en su predicación. Su silencio para unos significa apoyo a la reforma;
para otros es clara oposición a la misma. Cuando Joacaz fue llevado a Egipto, Jeremías lo
lloró.
Segunda actividad: bajo Joaquín (609 – 597 a.C.)
Cuando el año 609 a.C. Joaquín se instaló, por fin, en el trono de su padre, Jeremías
reemprendió, al parecer, su actividad.
Se aducen tres tipos de razones para explicar el hecho:
a) Por el desastre final de la reforma o por dificultades económicas sus conciudadanos
vuelven al culto a los dioses paganos.
107
Tercera actividad: bajo Sedecías (597 – 586 a.C.)
Jeremías sigue aconsejando la sumisión de los babilonios como medio de salvar el reino, la
ciudad y la tierra. No hay otro camino. En la aceptación del castigo esta la esperanza para el
futuro. Los exiliados permanecerán mucho tiempo, pero de ellos vendrá la salvación. Las
persecuciones arrecian y su vida peligra.
Teología de Jeremías
La base teológica de la predicación de Jeremías hay que ponerla en la teología de la alianza o
pacto. Todo lo bueno que tiene Israel viene de ella y, por quebrantarla merecerá el castigo. No
es extraña la importancia del pacto en su predicación: Anatot es el lugar que conserva las
tradiciones propias del santuario de Silo; en Jeremías han influido necesariamente tradiciones
del norte tan importantes como las de Oseas y del Deuteronomio. Como en los demás
profetas pre exílicos, el vocablo "pacto" no se repite demasiado en el libro de Jeremías.
La realidad del pacto se supone también en varias imágenes que sirven para acusar o
para provocar la conversión: Israel es la esposa del Señor que, si fue fiel al comienzo,
ahora es infiel; al comienzo "caminó tras" el Señor, pero ahora "camina tras" otros
dioses, sin responder al "amor" del Señor. El cumplimiento de las estipulaciones de la
alianza hace que Dios "habite" entre ellos y ellos en el país. La lealtad al pacto exige
"conocer" al Señor, "temerle", "obedecer su voz", permanecer "en su presencia"; Israel
debe circuncidarse el corazón y observar la Torá; su reflejo en la vida social es esencial
y exige verdad, justicia y preocupación por el pobre y el huérfano. Los responsables
mayores de la ruptura del pacto son los jefes religiosos y los profetas.
108
Los primeros cautivos regresan a Judá (538 a.C.)
Mientras Jeremías profetizaba en Jerusalén que la ciudad pronto caería ante los babilonios,
Ezequiel daba el mismo mensaje a los cautivos que ya se encontraban en Babilonia. Al igual
que los que estaban en Jerusalén, los cautivos seguían obstinados en su creencia de que
Jerusalén no caería y que pronto regresarían a su tierra. Ezequiel les advirtió que el castigo
era seguro debido a sus pecados y que Dios estaba purificando a su pueblo.
El profeta Ezequiel, también sacerdote, fue uno de los 10,000 judíos llevados al exilio por
Nabucodonosor en 597 a. C., cuando el rey Joaquín fue llevado a Babilonia.
Los mensajes proféticos de Ezequiel no están en orden cronológico, y se identifican por las
expresiones “Vino a mí la palabra de Jehová” o “La mano de Jehová vino sobre mí”. Dios
se comunicaba con Ezequiel en visiones. Una visión es una revelación milagrosa de la verdad
de Dios. “Visiones” es un término especial utilizado por Ezequiel para anunciar sus
revelaciones más importantes; fueron recibidas mientras estaba despierto, constituían
verdaderos panoramas visuales, acompañados por la voz de Dios.
Estas visiones parecen extrañas porque son apocalípticas. Esto significa que Ezequiel veía
imágenes simbólicas que expresaban vívidamente una idea. Daniel y Juan fueron otros
escritores de la Biblia que utilizaron imágenes apocalípticas.
El libro de Ezequiel refleja el conflicto emocional entre el hombre que se preparó para ser
sacerdote y aquel que Dios llamó a ser profeta. El joven que siempre quiso oficiar en el culto
del templo de Jerusalén tuvo que aprender a adorar a Dios sin templo y sin sacrificios, en
tierra extranjera, y enseñó a su pueblo a hacer lo mismo. Sin embargo, siempre mantuvo una
vívida esperanza en la restauración completa del pueblo, la ciudad y el templo (Ez. 33–48).
PROPÓSITO: Anunciar el castigo de Dios sobre Israel y otras naciones y predecir la salvación
final para el pueblo de Dios.
AUTOR: Aunque algunos eruditos han puesto en duda su autoría, el autor de este libro fue el
profeta EZEQUIEL. El libro mismo dice bien claro que Ezequiel escribió estas profecías. El
109
hecho de que el profeta habla en primera persona y la uniformidad de estilo y lenguaje son
pruebas convincentes de que Ezequiel mismo lo escribió.
Biografía de Ezequiel:
EZEQUIEL (En hebreo, yehezquel significa “Dios fortalece”). Nació y se crió en Judá. Era uno
de los profetas mayores, así como sacerdote. Por ser hijo del sacerdote Buzi (1:3), quizás lo
criaron en los alrededores del templo con miras a continuar el oficio de su padre.
Probablemente Ezequiel formaba parte del sacerdocio Zadoquita, el cual alcanzó prominencia
con las reformas de Josías (621 a.C.). Preparado en el sacerdocio durante el reinado de
Joacim, su fondo sacerdotal se muestra en su preocupación por la pureza ceremonial (4:14) y
el énfasis sobre el templo (40–48).
Se preparaba para el sacerdocio en el templo de Dios cuando los babilonios atacaron en 597
a.C. lo llevaron cautivo a Babilonia, junto con el rey JOAQUÍN (Jeconías) y otros nobles (2 Re.
24:14–17). La nación estaba al borde de la destrucción completa. 4 ó 5 años más tarde, en
593 a.C., cuando Ezequiel tenía treinta años, la edad cuando por lo general se iniciaba el
ministerio sacerdotal, Dios lo llamó a ser profeta . Durante los primeros seis años que Ezequiel
ejerció en Babilonia (1:3), Jeremías predicaba a los judíos que aún permanecían en Judá y
Daniel servía en la corte de Nabucodonosor.
Estaba casado, pero su esposa murió de repente durante el curso de su ministerio, el día que
comenzó el sitio de Jerusalén en el 587 a.C. (24:1, 15–17); pero Dios le prohibió el luto al
profeta (24:15–18). No se sabe si tuvo hijos.
Ezequiel experimentó el mismo tipo de encuentro impresionante con Dios, que Isaías narró
ciento cincuenta años antes. Al igual que Isaías, Ezequiel nunca fue el mismo después de su
encuentro personal con Dios. A pesar de que los mensajes de Dios mediante estos dos
profetas tenían mucho en común, las condiciones en las que vivieron fueron muy diferentes.
Isaías advirtió de la tormenta que se acercaba, Ezequiel habló en medio de la tormenta , de la
derrota nacional que devastó a su pueblo. Anunció que ni siquiera Jerusalén se escaparía de
la destrucción.
La última fecha que se menciona en una de sus profecías (29:17) corresponde al año
571 a.C., lo cual permite suponer que su ministerio se extendió durante veinte años; y quizás
aun más. Junto con ESDRAS se considera como el padre del JUDAÍSMO del post-cautiverio.
110
ESTRUCTURA DEL LIBRO: El estudio de los manuscritos de QUMRÁN sugiere una división
del libro en dos tomos, lo cual ratifica la afirmación de Josefo de que Ezequiel escribió dos
libros. Entendidos así, el primer tomo termina con una profecía de la destrucción de Jerusalén
(cap. 24), y el segundo termina con la profecía de la restauración de Jerusalén y del templo
(caps. 40–48). Ambos tomos contienen una descripción de la vocación del profeta (3:16–21;
33:1–9), como el atalaya de Israel.
TRASFONDO HISTORICO:
El libro de Ezequiel se relaciona con uno de los períodos más críticos en la historia de Israel.
Las profecías en el libro cubren un período de 22 años, de 593 a 571 a. C. Durante este
tiempo la ciudad de Jerusalén fue sitiada y destruida (587-586 a.C.) El templo fue incendiado
y la monarquía llevada a su fin. Después de la caída de Jerusalén, Ezequiel proclamó
mensajes de restauración futura y esperanza para el pueblo. Dios es Santo, pero habían
profanado a Jerusalén y al templo. La nación tenía que purificarse por medio de setenta años
de cautiverio. Ezequiel da una ilustración vívida de la santidad inalterable de Dios.
A pesar de las calamidades del destierro, los cautivos no dejaban de abrigar falsas
esperanzas, creyendo que el cautiverio terminaría pronto y que Dios no permitiría la
destrucción de su Templo y de la Ciudad Santa. Había, además, falsos profetas que
engañaban al pueblo prometiéndole en un futuro cercano el retorno al país de sus padres.
CARACTERÍSTICAS PARTICULARES:
111
Su contenido está organizado y fechado con mucho cuidado; contiene más fechas que
ningún otro libro profético del Antiguo Testamento.
EL CAUTIVERIO EN BABILONIA
Ezequiel trabajó para Dios exactamente en el lugar en que se encontraba, entre los cautivos
en diversas colonias cerca del río Quebar en Babilonia.
Jerusalén y su templo quedaban aproximadamente a 800 km, pero Ezequiel ayudó al pueblo a
comprender que a pesar de que se encontraban lejos de la patria, no tenían que estar lejos de
Dios.
La afirmación de que ese 5º año del cautiverio también era el "año treinta", resulta enigmática.
Se cree que el profeta hace referencia a su propia edad o a los 30 años transcurridos desde la
reforma que ocurrió durante el 18º año de Josías. Varios de los mensajes del profeta llevan
fecha exacta y el último de esos mensajes proféticos que llevan fecha fue recibido en el año
27 del cautiverio de Ezequiel (29:17), 571-570 a.C. Ezequiel fecha todos sus mensajes desde
112
el año en que lo llevaron cautivo (597 a.C.). Su primera profecía a los cautivos la
pronunció cuatro o cinco años después de estar en Babilonia (593 a.C.).
Esto le atribuye a Ezequiel un ministerio de por lo menos 22 años, desde 593-592 hasta 571-
570. Sin embargo, es posible que algunas de sus profecías que no tienen fecha hubieran sido
dadas posteriormente. Por lo tanto, no es preciso considerar que el año 571-570 fue
necesariamente el último de su ministerio.
V. 4 – 28 Esta es la primera visión de Ezequiel en la que Dios lo llama para ser profeta. Esta
apocalíptica revelación divina, cargada de símbolos, puede ser dividida en tres partes:
1. v. 4–14: la tormenta y los cuatro seres vivientes.
2. v. 15–21: las cuatro ruedas.
3. v. 22–28: la expansión y el trono. Una visión similar se describe en el cap. 10, donde la
presencia de Dios abandona el templo.
Aunque la visión es difícil de interpretar en algunos aspectos, su intención es revelar que el
Dios soberano está a punto de intervenir en la historia para juzgar a Judá. El Señor ha
escogido a Ezequiel, quien con gran temor se postra sobre el rostro respetuoso (v. 28), para
advertir al pueblo.
Nada en su experiencia previa lo había preparado para tal demostración del poder y de la
presencia de Dios. La “gran nube” resplandecía con vientos tempestuosos y estaba rodeada
por una luz brillante. Cuatro seres vivientes surgieron del envolvente fuego de la nube. A estos
seres se les identifica luego como querubines (10:20). Le mostraron a Ezequiel la gloria y la
santidad de Dios y que la destrucción de Jerusalén sería castigo de Dios por los pecados de
Judá. (Estos seres vivientes también se presentan en Ap. 4:6-7).
Ezequiel estaba muy lejos del templo de Jerusalén, símbolo físico de la presencia de Dios,
cuando recibió esta visión. Por medio de ella, supo que Dios está presente en todas partes y
que sus actividades en el cielo conforman los sucesos en la tierra.
113
V.5 Cada uno de los cuatro seres vivientes tenía cuatro caras, que simbolizaban la naturaleza
perfecta de Dios. Algunos creen que el león representaba la fuerza; el buey, el servicio
diligente; el hombre, la inteligencia; y el águila, la divinidad. Otros los ven como las
criaturas más majestuosas de Dios y dicen que representan a la creación entera, al igual que
representan en Apocalipsis. Los padres de la iglesia primitiva veían una conexión entre estos
seres y los cuatro Evangelios: El león con Mateo, que presenta a Cristo como el León de
Judá y Rey de reyes; el buey con Marcos, que presenta a Cristo como el Siervo; el hombre
con Lucas, que presenta a Cristo como el Hombre perfecto; el águila con Juan, que presenta
a Cristo como el Hijo de Dios exaltado y divino. La visión de Juan en el capítulo cuatro de
Apocalipsis hace un paralelo con la visión de Ezequiel.
El número 4, que se usa 12 veces en este capítulo y en 40 ocasiones a lo largo del libro,
simboliza la totalidad. Ver 37:9 (cuatro vientos); Gn. 13:14 (cuatro direcciones); Is. 11:12
(cuatro confines). Se describe a las criaturas como poseedoras de cuatro alas cada una (v. 6),
y como señal de respeto ante la presencia de Dios, se cubren sus cuerpos con dos de ellas.
La dificultad que tiene Ezequiel en comunicar su visión se evidencia cuando nos dice que,
además de aparecer las criaturas a semejanza de hombre, su aspecto era como de
carbones de fuego encendido. Las varias caras representan el gobierno divino sobre toda la
creación.
V.16–18 Junto a cada criatura había una rueda, cuya apariencia era como rueda en medio
de rueda, probablemente describe dos ruedas en ángulo recto, una en dirección norte a sur y
la otra en dirección este a oeste. Podían moverse para cualquier parte como Dios, que está
presente en todas partes y puede ver todas las cosas (1:18). Dios no está restringido a
Jerusalén, sino que rige la vida y la historia. A pesar de que los cautivos habían
experimentado grandes cambios, Dios todavía llevaba las riendas.
Las ruedas tenían aros enormes, los cuales estaban llenos de ojos, simbolizando la
omnisciencia de Dios, y el espíritu de los seres vivientes estaba en las ruedas (v. 21). La
visión en su conjunto parece simbolizar la omnipresencia de Dios, quien puede moverse en
cualquier dirección.
Sobre las criaturas aparecía una expansión, la misma palabra empleada para designar la
expansión creada por Dios en el segundo día de la creación, a la cual llamó “ cielo” (Gn. 1:6–
8). Allí separaba las aguas que estaban debajo, de las que estaban encima; y aquí a las
criaturas del trono.
V.26 Esta “semejanza que parecía de hombre” revelaba la santidad de Dios y preparaba a
Ezequiel para lo que Él estaba a punto de decirle. Esta figura representaba al mismo Dios en
el trono. De manera similar, Cristo revela a Dios en forma humana y prepara al ser humano
para su mensaje de salvación. Cristo llegó a la historia en un cuerpo humano, real. El trono
sobre la expansión estaba ocupado por alguien semejante a un hombre... que parecía como
fuego. Lo más importante para Ezequiel es que Dios estaba presente en Babilonia lo mismo
que en Jerusalén.
114
V.27- 28 Ezequiel percibió la gloria de Dios como una luz brillante y fuego. Cayó de cara al
suelo, abrumado por la santidad de Dios y por su propia insignificancia y maldad. Me postré
sobre mi rostro: Algo que Ezequiel normalmente hacía cuando estaba en la presencia del
Señor (43:3; 44:4).
El arco iris sobre el trono simboliza la fidelidad infinita de Dios hacia su pueblo. Dios envió un
arco iris a Noé como señal de su promesa de no volver a destruir la tierra con un diluvio, y de
la misma forma este arco iris era señal de su promesa de preservar a los que permanecen
fieles a Él.
“La gloria de Jehová”: Se refiere a Dios en toda su plenitud. Esta es una frase favorita de
Ezequiel, que se usa 16 veces en el libro (1:28; 3.12, 23; 8.4; 9.3; 10.4, 18, 19; 11.22, 23;
39.21; 43.2 [aparece dos veces], 4, 5; 44.4). Ezequiel ve como si esta gloria abandonara el
templo y retornara más tarde a otro templo (cap. 43 - 44).
Capítulo 2
El Dios en su divinidad llama a Ezequiel “hijo de hombre”, con lo que recalca la distancia que
existe entre ellos. Es un término usado casi 90 veces cuando Ezequiel se refería a sí mismo.
Hace énfasis en su humanidad, en contraste con la trascendencia del Dios con quien habla.
Ezequiel al experimentar la visión, no comprendió muchas cosas, pero sabía que todo tenía
significado porque provenía de Dios. Cuando Dios vio la actitud franca y obediente de
Ezequiel, lo llenó de su Espíritu y le dio poder para el trabajo que iba a realizar más adelante.
El Espíritu de Dios entró en Ezequiel y lo preparó para su tarea. Dios no espera que lo
comprendamos todo en cuanto a Él, sino que seamos siervos obedientes y dispuestos, fieles
a lo que sabemos que es verdadero y correcto.
V.4 La frase “Jehová el Señor” es un título utilizado en 217 ocasiones por Ezequiel (sólo
103 veces en el resto del A.T.). “Señor” traduce el hebreo, un término que destaca
el señorío de una persona; “Jehová” traduce el hebreo, el nombre personal de la
divinidad, quien se dio a conocer en el pacto con Su pueblo.
Ezequiel tenía que proclamar el mensaje de Dios al pueblo escuchara o no. El éxito de
Ezequiel se mediría no por la forma en que el pueblo respondiera a sus mensajes, sino por la
forma en que obedeciera a Dios y cómo llevara a cabo el propósito por el cual Dios lo llamó.
Isaías y Jeremías también profetizaron con muy poca respuesta positiva.
115
V.5 Una casa rebelde: Utilizado frecuentemente en los primeros capítulos de Ezequiel para
describir a la nación de Israel.
V.6–10 En 3 ocasiones Dios le dijo a Ezequiel que no tuviese miedo ni se rebelara, pero que
hablara sus palabras, independientemente de la atención del pueblo.
Los libros antiguos eran por lo general rollos: una página, hasta de casi diez metros, que se
enrollaba simultáneamente por ambos extremos. Normalmente, los rollos estaban escritos de
un solo lado, es decir, por una sola cara. Pero en este caso, las advertencias se desbordaron
hacia el otro lado del rollo, Escrito por delante y por detrás indica lo extenso del mensaje y
la falta de espacio para que el profeta incorporase sus propias observaciones. La mayor parte
de este mensaje consistía de endechas y lamentaciones y ayes; son los temas favoritos de
Ezequiel antes de la destrucción de Jerusalén, en señal de la plena medida de castigo que
caería sobre Judá.
Capítulo 3
En el rollo estaban las palabras y los juicios de Dios para su pueblo. Dios le da la orden
“Come este rollo”: Antes que el profeta pudiese comunicar el mensaje, primero tenía que
asimilarlo. El que Ezequiel se comiera el rollo simboliza que tenía que recibir el mensaje de
Dios y comprometerse con ese mensaje antes de proclamarlo.
En su visión, Ezequiel comió el mensaje de Dios y encontró que este alimento espiritual no
solo era bueno para él, sino que era dulce como la miel (ver en Ap. 10:8–10 un empleo similar
a este acto).
V.4 Casa de Israel: es una referencia a toda la nación, incluyendo la tribu meridional de Judá
y las tribus septentrionales de Israel.
V.7-8 El pueblo no quería oír de Ezequiel el mensaje profético de juicio sobre Jerusalén,
porque todavía eran insensibles a la verdad. Su determinación de profetizar tenía que ser más
fuerte que la renuencia de Israel a escuchar.
V.10-11 Oye con tus oídos, es un marcado contraste con la gente que se había rebelado y
rehusaba escuchar. Ezequiel debía permitir que las palabras de Dios penetraran en su
corazón antes de predicarlas a los demás.
El llamado de Ezequiel era hablarles a los exiliados, a fin de prepararlos para la destrucción
de Jerusalén y el templo.
V. 14-15 Ezequiel muestra una gran tristeza debido a las inmensas calamidades que Dios le
había mandado anunciar. Aunque sumamente perturbado, permaneció fiel a su llamamiento.
Ezequiel estaba amargado y enojado, no con Dios, sino por los pecados y actitudes del
pueblo.
116
Su visión extraordinaria había terminado y ahora tenía que comenzar la tediosa tarea de
profetizar en medio de su pueblo, al que parecía importarle muy poco los mensajes de Dios.
Antes del cautiverio, el pueblo había oído a Jeremías, pero no había prestado atención.
Ahora Ezequiel tenía que dar un mensaje similar, y esperaba que lo volvieran a rechazar.
Pero la visión de los seres vivientes y de las ruedas retumbantes estaba de su lado. No tenía
nada que temer porque Dios estaba con él. A pesar de conocer el probable resultado,
Ezequiel obedeció a Dios.
Ezequiel se sentó en silencio en medio del pueblo durante siete días. Este era el período de
luto que se acostumbraba por los muertos (Gn. 50.10). Ezequiel estaba guardando luto por
aquellos que estaban espiritualmente muertos, también es el período durante el cual se
mantenía la impureza tras haber tocado un cadáver (Núm. 19:11), y el período de
consagración de un sacerdote (Lev. 8:33). Ezequiel es un sacerdote comisionado para realizar
las funciones de profeta.
Ezequiel estaba conmovido como resultado de su encuentro con Dios; necesitaba tiempo para
acostumbrarse a la nueva situación.
Tel-abib era la localidad donde se establecieron los judíos cautivos de Jerusalén. No tiene
relación con el moderno Tel-aviv en Israel; sino un sitio cercano a Nipur sobre el río Quebar,
en Babilonia.
117
advertir al pueblo que vendría castigo por sus pecados. Otros creen que significa simplemente
que Dios haría responsable a Ezequiel de los que se perdieran.
Bajo el Nuevo Pacto, el fiel ministro de Dios debe asimismo advertirles a quienes en su
congregación están llevando una vida impía, o que no han nacido de nuevo, que serán
excluidos del reino de Dios y de la salvación si no se arrepienten. Dios quiere que se dé la
advertencia de la muerte eterna para todos los que se niegan a arrepentirse y a creer en
Cristo. De modo que Dios ha hecho de la iglesia un atalaya.
Ezequiel reconoció su impotencia ante Dios y cayó postrado en la presencia del Señor. A
Ezequiel se le permitía hablar únicamente cuando Dios tenía un mensaje para el pueblo. El
pueblo sabía que cualquier cosa que él dijera era mensaje de Dios. No tenían que
preguntarse si Ezequiel hablaba por la autoridad de Dios o por iniciativa propia.
Pero hay una etapa en que se le pone cuerdas, se amarra, se priva de la libertad al profeta y
queda mudo. Esto sucede el día en que muere la esposa y destruyen el templo.
Dios permite que el limitado contacto entre el profeta y la gente se debiera a que ésta
rehusaba escuchar la Palabra de Dios. Si el pueblo no quiere escuchar, Ezequiel no le
hablará.
Todo eso se cumple; y, coincidiendo con esa fecha, Ezequiel queda mudo. Esa mudez del
profeta coincide con la destrucción de la ciudad y del templo o, quizá, con el derribo de la
muralla. La brecha en la muralla se abre el 18 de julio, y la ciudad es destruida el 15 de agosto
del año 586 a.C. Mueren muchos en la catástrofe, la ciudad es incendiada y, de los
118
supervivientes, muchos son amarrados con cuerdas y forzados al destierro en largas
columnas. Algunos de los más pobres logran quedarse en la zona de Judá, entre ellos
Jeremías. Otros huyen hacia el norte, y uno de esos fugitivos emprende una larga marcha de
varias jornadas hacia el destierro para informar a los desterrados de todo lo sucedido. Un
fugitivo, que abandona la ciudad cuando ésta es puesta en llamas, llega a Babilonia
exactamente el día 5 de enero. Tiene que marchar a pie, o quizá utilizando los servicios de
algún animal.
El cap. 24 narra que el fugitivo proporciona información de primera mano y detallada. Pide ver
a uno de los principales personajes del destierro, que es Ezequiel, a quien encuentra mudo,
pero no sordo. El fugitivo le informa: han incendiado la ciudad y han destruido el templo.
La noticia conmociona tan profundamente a Ezequiel que le hace recuperar el habla Y
comienza a predicar, ahora con un nuevo estilo, cuyo tema central es la esperanza.
Ezequiel había profetizado el final, la catástrofe definitiva, algo así como el telón que iba a
caer sobre el último acto de la tragedia, mucho más grave que el primero. Ezequiel era
consciente de ello por haber visto las abominaciones cometidas en Israel sin que sirviera a
su corrección el castigo parcial de la deportación. No se producía la deseada conversión, y
tenía que llegar el castigo final.
Ezequiel anuncia el fin inminente en un fragmento en que la inminencia de ese fin se expresa
por la repetición de sinónimos como fin, final, término, acabamiento.
Este es el símbolo del asedio de Jerusalén. En este pasaje el profeta dibuja o diseña la ciudad
de Jerusalén sobre un adobe húmedo delgado como tableta, material que se utilizaba en la
Mesopotamia para plasmar los símbolos de la escritura cuneiforme. Alrededor de esta tablilla
colocaría símbolos del sitio (v. 2) y pondría una plancha de hierro entre él y la ciudad (v. 3).
119
Ezequiel dramatizó el sitio y la caída de Jerusalén que habrían de venir antes de que
realmente sucedieran. Dios dio a Ezequiel instrucciones específicas acerca de lo que tenía
que decir y la forma en la que lo debía decir. Cada detalle tenía un significado especial.
Los arietes son máquinas demoledoras de muros. La plancha de hierro es una plancha de
las que se utilizaban para cocinar cosas en el horno. Este acto representa los firmes ataques
del enemigo sobre la ciudad, la fuerza indestructible de los babilonios. Podría representar la
fuerte opresión del sitio. Mediante esta actuación, Ezequiel inculcaba en el pueblo la idea de
que Dios mismo llevaría a los babilonios contra Jerusalén.
Dios le mandó a Ezequiel que llevara de una manera simbólica, el castigo que se proponía
para el pecado de Israel y de Judá. Un segundo elemento en el simbolismo del sitio está dado
por la acción de Ezequiel de acostarse sobre su lado izquierdo durante 390 días, debido a la
maldad de la casa de Israel, el reino del norte y 40 días sobre su lado derecho, debido a la
maldad de la casa de Judá. Cada día representa un año. Cuando uno está de cara al sol
naciente, la izquierda es el norte, y la derecha es el sur.
Trescientos noventa días: El porqué de este número de días es difícil de determinar.
Simbólicamente Ezequiel estaba cargando sobre sí el castigo que ellos sufrían. En este
pasaje Ezequiel representa a Israel llevando su iniquidad. La septuaginta dice: “ ciento noventa
días”. Los 390 días tiene varias interpretaciones que son:
2. En los libros de los Reyes se da el total de los reinados de los reyes de Judá desde
Roboam hasta Sedequías como de 394 ½ años; pero difícilmente se puede identificar
esto con la iniquidad o el castigo de Israel.
4. Otros hayan una cierta similitud con los 430 años de esclavitud en Egipto, añadiendo a
los 390 los 40 días.
5. Desde la caída de Samaria en 722 hasta 538, tenemos 184 años, lo cual está muy
cerca de la cifra 190 años en la Septuaginta.
120
6. El exilio de Judá desde la última deportación duró unos 40 años 586–536 a. de J.C., el
de Israel unos 150 años, 734–580 a. de J.C. (la Septuaginta dice 190 años, que se
toma como el total aproximado para ambos exilios).
Estos razonamientos no dan una explicación satisfactoria. Quizá es mejor ver los años como
representando profundidad más bien que duración: la infidelidad de Israel es mucho más
grande y peor que la de Judá. Es posible que los números se deban tomar simbólicamente en
lugar de literalmente. Con los datos a nuestra disposición, no encaja completamente dicha
cantidad, por lo tanto no se debe dogmatizar acerca de cómo se tienen que contar los 40 y
390 (ó 190) años.
Los 40 años adicionales que se le aplican a Judá, pudieran representar el reinado sumamente
malvado de Manasés que influyó en Judá para el resto de su historia.
Lo que sí se puede aseverar es que el número de días asignados a Ezequiel para que se
acostara sobre su lado correspondía con los años del pecado de Israel y de Judá.
Se recostó sobre su costado izquierdo por 390 días para demostrar que Israel sería castigado
sobre 390 años. Luego se acostó sobre su costado derecho por 40 días para mostrar que
Judá sería castigado por 40 años.
Este es un símbolo de escasez durante el sitio de Jerusalén. El profeta tenía que hacer un
pan mixto en base de Trigo, cebada, habas, lentejas, millo y avena representan una estricta
dieta vegetariana. El propósito de la escasa comida y de la poca agua era simbolizar la
escasez de provisiones en Jerusalén durante el sitio. El hambre sería severa. Jeremías
cuenta en Lamentaciones lo difícil que fue el alimento en esos días (Lam. 4:4-5, 9-10).
Veinte siclos al día: Alrededor de 250 a 300 g. de pan al día.
La sexta parte de un hin: Un hin es acerca de 6.2 litros. Entonces su ración de agua sería de
un litro diario.
Estas eran cantidades insuficientes, simbolizando la escasez de alimento.
Estiércol de bueyes: Aun en la actualidad se usa comúnmente en el Cercano Oriente como
combustible para cocer los alimentos.
Excremento humano (v. 12) era algo repulsivo e “impuro” para un sacerdote como Ezequiel,
por lo que pidió a Dios que no lo obligara a usar excremento humano como combustible
121
porque eso violaba las leyes de la pureza (Lev. 21-22; Deut. 23:12–14). Como sacerdote,
Ezequiel debió haber sido cuidadoso en guardar todas estas leyes. Utilizar excremento
humano como combustible sería una descripción dramática de ruina. Por lo cual Dios autorizó
su reemplazo.
El V.14 es una de las pocas oraciones registradas en el libro.
Durante los 390 días Ezequiel subsistirá con raciones insuficientes, iniciando así la escasez
de alimentos que castigará a Jerusalén. Él evita tener que contaminar el alimento, sin
embargo, una contaminación similar tendrá lugar cuando el pueblo de Israel sea exiliado a
naciones extranjeras. La pequeña cantidad de comida que se le permitía ingerir representaba
la ración normal provista a aquellos que vivían en una ciudad sitiada por ejércitos enemigos.
La comida cocinada sobre excremento humano era un símbolo de la impureza espiritual de
Judá.
122
Explicación de las señales (5:5–17)
En medio de las naciones: Dios ha colocado a Israel en una posición privilegiada, por lo que
su castigo será más severo.
La maldad del pueblo era tan grande que ni siquiera podían guardar las leyes de las naciones
paganas a su alrededor, ni mencionar las de Dios.
“Yo estoy contra ti; sí, yo”: Es una frase usada frecuentemente por Ezequiel para referirse
al juicio de Dios. Ver 13:8 (profetas); 21:3 (la tierra de Israel); 26:3 (Tiro), 28:22 (Sidón); 29:3,
10; 30:22 (Faraón rey de Egipto); 34:10 (pastores); 35:3 (el monte Seir); 38:3; 39:1 (Gog).
Los padres comerán: Indica que durante el sitio ocurrirán casos de canibalismo. Ello se
predice en Deut. 28:53 y Jer. 19:9 y se dan un caso similar en 2 Re. 6:28-29.
V.11 “Vivo yo”: Una exclamación que aparece varias veces en Ezequiel (14:16, 18, 20;
16:48; 17:16, 19; 18:3; 20:3, 31, 33; 33:11, 27; 34:8; 35:6, 11) y en Isaías 49:18; Jeremías
22:24; y Sofonías 2:9.
Una de las principales razones de que la ira de Dios estuviera dirigida contra Jerusalén era su
profanación del templo mediante la adoración de ídolos.
V.12 El triple juicio de pestilencia, hambre y espada aparece una y otra vez en Ezequiel
(6:11, 12; 7:15; 12:16). En 5:17 y 14:21 se añade un cuarto juicio representado por fieras
salvajes. Los cuatro azotes mencionados aquí aparecen varias veces por todo el libro.
V.15 Oprobio y escarnio y escarmiento y espanto: De nuevo se usan cuatro palabras para
calificar a Israel.
“Yo Jehová he hablado”. Esta frase aparece unas 60 veces en el libro de Ezequiel, son
declaraciones sobre la determinación de Dios de ejecutar su juicio contra Judá.
123
Los lugares altos eran santuarios o sitios de adoración edificados a la intemperie o al aire
libre sobre las cimas de los montes, bajo el follaje de frondosos árboles y en otros sitios
escogidos (v. 13; Jer. 2:20). Algunos del pueblo usaban estos sitios para adorar al Señor;
Salomón adoró en el lugar alto de Gabaón (1 Re. 3.4; 2 Cro. 1.3) porque el templo aún no
había sido edificado en Jerusalén. Muchos otros rendían legítimo culto a Dios en estos sitios.
El problema con los lugares altos es que fácilmente se convertían en lugares de culto de los
dioses cananeos; ya que esta práctica era de origen cananeo; pero muchas de las prácticas
idólatras paganas eran retenidas.
La adoración de ídolos en los lugares altos fue un problema perenne para Israel (1 Rey.
12:28–33; 2 Rey. 17:9–11). Aunque Ezequiel atacaría más tarde los pecados “más nuevos”
adquiridos por Israel de sus vecinos, algunos de los mensajes tratan de estos problemas más
antiguos. Prácticas erróneas, aun si institucionalizadas por siglos de tradición en una
sociedad, todavía continúan siendo erróneas.
El Señor proclama a los montes de Israel, en otras palabras: “Estoy por traer espada contra
vosotros. Vuestros lugares altos y otros lugares de adoración serán destruidos. Vuestros
habitantes serán muertos delante de sus ídolos. Vosotros sabréis entonces que yo soy
Jehová”.
No obstante, los eventos que se avecinaban no eran sólo una forma de castigo. La expresión
y sabrán que yo soy Jehová se repite por todo el capítulo (v. 7, 10, 13, 14). Los adoradores en
los lugares altos vendrían a saber cuáles dioses eran falsos y cuál era real.
V.11 Los profetas utilizaban con frecuencia esta descripción tripartita de castigo sobre
Jerusalén: “espada, hambre y enfermedad”, como una forma de decir que la destrucción
sería completa. La espada significaba muerte en batalla, el hambre vendría cuando los
enemigos sitiaran la ciudad, y la enfermedad siempre era un peligro durante la hambruna.
124
En el capítulo 7, Ezequiel predice la destrucción de Judá, y se marca la culminación de los
capítulos 4 al 6. Advierte el desastre inminente para Israel. Proclama a la tierra de Israel, con
las palabras: “¡Ahora viene el fin sobre ti! No habrá compasión. La calamidad que está
pronosticada para Israel está por suceder. Ya no hay tiempo alguno para cambiar de
pensamiento. La guerra es inminente; Jerusalén será sitiada y su tierra desolada.
7:1- 9 “Cuando hayáis recibido el pago de vuestras prácticas, entonces sabréis que yo soy
Jehová.” Pronto iba a llegar el día de la ira y la destrucción para los israelitas. Su rebeldía
contra Dios terminaría abruptamente cuando Él los castigue por sus abominaciones; y pocos
quedarán con vida. Los que sobrevivan estarán llenos de vergüenza y desesperación. De
nada le servirán sus riquezas, serán saqueadas.
7:12-15 La nación de Judá confiaba en su propia prosperidad y posesiones en vez de confiar
en Dios. Por lo tanto, Dios planeó destruir las bases de su prosperidad. El juicio es severo y
abarcador. Nadie escapa de él, porque la espada espera en los campos y la pestilencia y el
hambre consumirán a quien se halle dentro de la ciudad.
7:19-24 Plata y oro carece de valor en tiempos de sitio; ya que no hay nada que se pueda
comprar. Esto es especialmente así en el día del furor de Jehová, ya que las riquezas no
salvarán a nadie; al intensificarse el sitio, el dinero no ayudará para obtener alimentos. Por el
contrario, ella ha sido tropiezo para su maldad. El pueblo de Dios permitió que su amor al
dinero lo llevara al pecado y por esto Dios lo destruiría. El dinero tiene el extraño poder de
conducir a la gente hacia el pecado.
Dios dio al pueblo oro para decorar el templo, pero lo utilizaron para hacer ídolos.
El pueblo de Jerusalén se vanaglorió en sus construcciones. El templo mismo fue una fuente
de vanagloria. Esta soberbia sería aplastada cuando los malvados e impíos babilonios
destruyeran las casas y lugares santos de Jerusalén.
125
Habrá retribución para los que traman injusticia social en la ciudad. No obstante, la profecía
concluye con una promesa que los exiliados regresarán a su tierra.
El sincretismo, la mezcla de elementos de varias religiones, es una de las sendas más fáciles
de seguir. Pero el Dios de Israel es un Dios celoso. No puede haber otro competidor para la
adoración y devoción de una persona.
Esta profecía está fechada en 592 a.C. (17 de septiembre del año 592 a.C.)
El mensaje de los capítulos 8 al 11 está dirigido específicamente a Jerusalén y a sus líderes.
En el capítulo 8 se registra que Ezequiel es llevado en visiones desde Babilonia al templo de
Jerusalén para ver la gran maldad que ahí se practicaba. Tanto el pueblo como sus líderes
religiosos eran totalmente corruptos.
Si bien la primera visión (capítulos 1–3) de Ezequiel mostraba que el castigo provenía de
Dios, esta visión demostró que la razón de este castigo era el pecado de Israel.
Ezequiel experimentó una impotente visitación de la presencia y del poder de Dios cuando fue
llevado “en visiones de Dios a Jerusalén”. Ezequiel tiene una visión en la que es transportado
al templo en Jerusalén. Allí ve la gloria de Dios, tal como lo había hecho en el valle. Luego se
le muestran varios ejemplos de la idolatría que se practicaba.
8:2 “…que parecía de hombre”: En éste y siguientes versículos, Ezequiel es notablemente
impreciso en sus descripciones del ser parecido a hombre que vio. El tiene cuidado en
recalcar que lo que vio era como le parecía a él, y no lo que realmente eran atributos físicos
del mensaje divino.
Esta persona pudo haber sido un ángel o una manifestación de Dios mismo. En la visión
previa de Ezequiel, dicho hombre estaba descrito como Dios en su trono.
8:3 - 4 Y me llevó en visiones de Dios a Jerusalén: En su visión Ezequiel es transportado al
templo en Jerusalén. Ezequiel había pronunciado un severo juicio contra Jerusalén en los
caps. 1–7. Ahora ofrece razones adicionales sobre la necesidad de este juicio.
Esta imagen “que provoca a celos” puede referirse a Asera, la diosa cananea de la fertilidad
cuyo carácter alentaba la inmoralidad sexual y la gratificación personal, que puede ser
identificada con Astoret y la “imagen del celo”. El rey Manasés había colocado un ídolo de
estos en el templo (2 Rey. 21:7). El rey Josías lo quemó (2 Rey. 23:6), pero ciertamente había
muchos otros ídolos alrededor.
A diferencia de los ídolos mencionados antes en este capítulo, esta imagen estaba a la vista
del público. Era una provocación; estaba allí para hacer que los que pasaban siguieran sus
caminos; incitaría al resentimiento entre los israelitas fieles; pero principalmente invocaría el
desagrado celoso de Dios.
126
8:4 “La Gloria del Dios de Israel”: estaba aún allí a pesar de lo que sucedía en el templo.
Este pasaje recuerda fuertemente otros pasajes apocalípticos del juicio final. Este capítulo
presenta una descripción del castigo venidero. La gloria del Señor comienza a dejar el templo.
El mensaje es claro. La paciencia de Dios para con su pueblo es duradera, pero no es para
siempre.
9:2 El tintero del escribano era un objeto común en los días de Ezequiel. Incluía un tablero
largo y angosto con una ranura que contenía el pincel de carrizo utilizado para escribir sobre
127
pergamino, papiro o arcilla seca. El tablero tenía huecos que contenían capas de tinta negra y
roja que debía ser humedecida antes de usarse.
9:3 ¿Qué es la gloria de Dios? Es la manifestación del carácter de Dios: su poder máximo,
trascendencia y perfección moral.
Él está totalmente por encima del hombre y de sus limitaciones. Y aun así se revela así mismo
a la gente para que pueda adorarlo y seguirlo.
9:3 “Querubines” son una orden de seres angelicales poderosos creados para glorificar a
Dios. Se asocian con la absoluta santidad y perfección moral de Dios. Eran un símbolo de la
misma presencia de Dios. Los querubines vistos por Ezequiel abandonaron el templo junto
con la gloria de Dios (capítulo 10). Entonces Ezequiel los reconoció como los seres divinos
que había visto en su primera visión.
9:4- 5 Después que Ezequiel había visto lo corrupto que se había vuelto Jerusalén, Dios llamó
a un hombre para salvar a la pequeña minoría que había sido fiel.
Dios le dijo al hombre, con el tintero de escribano, que tenía que poner una señal en aquellos
que fueron fieles a Dios. Su fidelidad fue determinada por su sensibilidad y dolor por el pecado
de la nación. Aquellos que tuvieran la marca serían salvos cuando los seis hombres
comenzaran a destruir a los malvados.
En los días finales, Dios marcará la frente de aquellos destinados a la salvación (Ap. 7:3) y
Satanás marcará a sus seguidores (Ap. 13:16-17), quienes como él será destinado a la
destrucción. La promesa de Dios de salvar a su pueblo no queda olvidada en medio del
castigo.
La palabra hebrea para “señal” es “tav”, la última letra del alfabeto hebreo, que en la escritura
antigua tenía la apariencia de una “X” o una cruz. Esta señal, colocada por un séptimo ángel-
guerrero “vestido de lino” (v. 3), constituía una señal de protección (como en Apoc. 7:3) y
simbolizaba que Dios guardaría al remanente fiel. La señal servía para distinguir a los que
habían sido fieles de los que no lo habían sido. Los seis hombres comienzan con los ancianos
en el templo.
El hombre comienza a ejecutar el mandato. Se dice entonces a otros seis hombres que maten
a todo aquel en Jerusalén que no tenga la señal. Estos seis hombres, probablemente sean
ángeles guerreros que llevaban a cabo el juicio de Dios. Simbolizaban a los caldeos que
asolarían a Jerusalén cinco años más tarde.
Estos ángeles estaban asignados para masacrar a los malvados de la ciudad. Este castigo
había sido ordenado por Dios mismo. Los ruegos de Ezequiel por clemencia son rechazados
debido a la gran violencia e injusticia en Israel y Judá.
Los líderes espirituales, “varones ancianos” de Israel promovieron en forma flagrante sus
creencias idólatras, y el pueblo abandonó a Dios y los siguió.
128
Los líderes espirituales son especialmente responsables ante Dios porque se les ha
encomendado la tarea de enseñar la verdad. Cuando pervierten la misma, pueden apartar a
un sinnúmero de personas de Dios e incluso originar la caída de una nación. Por lo tanto, no
es de sorprenderse, que cuando Dios comenzó a juzgar a la nación, comenzara en el templo y
siguió hacia fuera.
9:8 ¡Ah, Señor Jehová!: Ezequiel se pregunta si Dios ha ido muy lejos, pero su intento por
interceder no tiene validez porque el pecado es muy grande. El mismo tema se halla en Jer.
7:16; 11:14; 14:11; 15:1.
El pueblo dijo que el Señor se había marchado y no podría ver su pecado. Qué triste que en el
templo, el único lugar en donde no se debía dejar de enseñar la verdad, se enseñaba la
mentira.
129
La gloria de Dios se apartó del templo y nunca más estuvo completamente presente otra vez
hasta que Cristo mismo lo visitó en los tiempos del Nuevo Testamento. La santidad de Dios
requirió que Él abandonara el templo porque el pueblo lo había profanado tanto. Dios tuvo que
destruir completamente aquello que el pueblo había pervertido a fin de que la verdadera
adoración fuera renovada.
10:14 Cuatro caras: Por razones que no están claras, la cara de buey del cap. 1 se
reemplaza aquí con el rostro de querubín.
El Espíritu lleva a Ezequiel a la puerta oriental del templo. El Señor le muestra un grupo de 25
hombres que están tramando el mal y dando consejos impíos. Se ordena a Ezequiel
profetizarles. Los veinticinco hombres eran los consejeros de la ciudad, los cuales trazaban
la política oficial.
Dios abandonaba su altar y el templo (capítulos 9–11). Su castigo se completó cuando
abandonó Jerusalén. La puerta de la ciudad era el lugar en donde los mercaderes y los
políticos realizaban sus negocios, por lo tanto, los veinticinco hombres pudieron haber
representado los gobernantes de la nación. Debido a sus puestos de liderazgo, eran
responsables por descarriar al pueblo. Habían dicho que Jerusalén estaba segura ante otro
ataque de los babilonios.
11:3 Esta será la olla, y nosotros la carne: Como estos veinticinco hombres no habían
partido al exilio, asumían una posición privilegiada. Su orgullo se evidencia cuando se
vanaglorian de ser la carne de la olla; así como ésta protege su contenido del fuego, así
Jerusalén los protegerá del ataque babilonio. Significa que creían que eran lo más selecto, los
de influencia, los que serían protegidos de todo peligro.
11:7 Vuestros muertos: Aquí el Señor cambia la situación: Los que ellos habían matado eran
la carne, y los pecadores todavía vivos serían sacados de Jerusalén.
11:12 Desde el momento en el que entraron en la tierra prometida, los israelitas fueron
advertidos de que no copiaran las costumbres y las prácticas religiosas de otras naciones.
Desobedecer este mandamiento y seguir las costumbres paganas en vez de las leyes de Dios
siempre les acarreó problemas.
11:13 Mientras yo profetizaba, es decir, durante la visión. Ezequiel profetizó en medio de la
visión. En el transcurso de la profecía en la visión, uno del grupo muere, Pelatías hijo de
Benías. Pelatías significa “Remanente de Jehová”. Ezequiel temió que su muerte significara la
muerte del remanente de los justos, al igual que la de los impíos. Alarmado, Ezequiel pregunta
al Señor si el remanente de Israel va a ser exterminado por completo.
130
Dios prometió a los cautivos en Babilonia que continuaría estando con ellos aun cuando
habían abandonado Jerusalén. Esta era una gran preocupación para los judíos porque creían
que Dios estaba presente principalmente en el templo. Pero Dios les aseguró que continuaría
siendo su Dios a pesar del lugar en el que estuvieran. En medio del mensaje ardiente de
castigo de Ezequiel se levantaba un fresco oasis: la promesa que hizo Dios de restaurar a los
pocos fieles en su tierra natal.
Se le dice que aquellos que ahora viven en Jerusalén piensan que los exiliados ya no son
aptos para heredar la tierra de Israel. Se le ordena decirles, en otras palabras: “Aunque estáis
exiliados, yo todavía he estado con vosotros. Yo os recogeré de nuevo a la tierra de Israel.
Los que regresan quitarán sus ídolos. Tendrán un corazón nuevo y guardarán mis leyes. Ellos
serán mi pueblo y yo seré su Dios. Los devotos de los ídolos recibirán su recompensa ”
(11:18–21).
Estos versículos proféticos pueden ser interpretados de dos maneras. De forma limitada se
refieren al período post-exílico, cuando los judíos regresarían a su tierra. Sin embargo, en
sentido amplio su intención es mesiánica y profetizan la herencia que recibiría el futuro pueblo
de Dios (2 Co 3.3).. La interpretación dispensacional ve también aquí una restauración
histórica de la nación israelita al final de los tiempos.
Les daré un corazón: Una próxima transformación espiritual y moral permitirá al pueblo
seguir a Dios de todo corazón.
“Un corazón” indica unanimidad de propósito. El pueblo de Dios ya no buscará a muchos
dioses, se contentarán con Dios. El corazón de piedra, duro, sordo, inamovible será
trasplantado radicalmente por uno de carne, tierno, receptivo y sensible (Jer. 32.39; Ez. 18:31;
36:26).
Los mensajes de Dios por medio de Ezequiel están llenos de ironía. Aquí Él dice que los
judíos en cautiverio son los fieles y aquellos que están en Jerusalén son los pecadores y los
malvados. Esto era lo contrario de lo que el pueblo percibía.
Dios era el santuario para el remanente justo. Aquellos idólatras, aun cuando adoraban en el
templo de Jerusalén (11:15) no encontrarían un verdadero santuario, pero los cautivos fieles
aun cuando estuvieran lejos de casa, serían protegidos por Dios.
131
IV. Señales, parábolas, y mensajes de juicio
(12:1—24:27)
132
príncipe o gobernante, en este caso Sedequías, llevará su equipaje al hombro en la penumbra
y saldrá a través de un agujero en la pared. Será prendido y llevado a Babilonia, donde morirá
(11–13). Sus seguidores serán dispersados a tierras extranjeras. Este es un acto simbólico de
Ezequiel para demostrar la suerte corrida por el rey Sedequías y otros exiliados en Jerusalén.
Sedequías, el último rey de Judá (597–586 a.C.), estaba reinando en Jerusalén cuando
Ezequiel dio estas profecías. Ezequiel mostró al pueblo lo que le sucedería a Sedequías
cuando Jerusalén fuera atacada otra vez, y cómo este se uniría a los cautivos que ya estaban
en Babilonia. Sedequías no podría ver porque Nabucodonosor haría que le sacaran los ojos (2
Rey. 25:3–7; Jer. 52:10-11).
Ezequiel nunca llama a Sedequías “rey”, porque consideraba a Joaquín (quien ya estaba
exiliado) como el verdadero monarca de Judá. Algunos de los detalles que contienen estos
tres versículos los confirma 2 Rey. 25.
B. Señal de temblores (12:17–28)
La palabra del Señor a Ezequiel es, en otras palabras: “Israel piensa que tus profecías tienen
que ver con el futuro distante” (27). Pero él ha de proclamar: “No habrá más dilación para
ninguna de mis palabras. Lo que declaro se cumplirá” (28).
133
C. Mensaje contra los profetas falsos (13:1–23)
Esta advertencia iba dirigida a los falsos profetas cuyos mensajes no provenían de Dios. Si no
que eran mentiras que intentaban ganar la simpatía de la gente al decir cualquier cosa que los
hiciera feliz. A los falsos profetas no les importaba la verdad como a Ezequiel. Adormecieron a
la gente con un falso sentido de seguridad, haciendo que el trabajo de Ezequiel fuera mucho
más difícil.
Esta profecía condena a dos clases de falsos profetas:
El primer grupo sería los pretendidos profetas que pensaban que realmente podían
adivinar el futuro. Esperaban que sus pronunciamientos se cumplieran. Sus mensajes
eran de la clase que a la gente le gustaba oír (v.10). No obstante, a pesar de su sinceridad
y sus mensajes consoladores, estaban equivocados. La falsedad de sus palabras sería
expuesta.
El segundo grupo de los falsos profetas tenía elementos más oscuros. Para empezar, las
profetizas de este tipo trabajaban por ganancia (v.19). Además, condimentaban su acto
con alguna magia, posiblemente usando un control de brujería sobre la gente (v. 18, 20,
21). Las acciones de ellas habían llevado a la injusticia, aun a la muerte (19).
Sorprendentemente, la condenación de estas brujas es menos severa que la del primer
tipo de profeta. Perderían su poder sobre la gente y no practicarían más sus falsas
profecías. Tal vez la profesión de ellas era el resultado de la necesidad económica más
bien que de un deseo malicioso.
13:17 Existen registros en la Biblia que indican que el don de la profecía se otorgaba tanto a
mujeres como hombres. María (Éx. 15:20), Débora (Jue. 4:4) y Hulda (2 Rey. 22:14) eran
profetisas. Pero las mujeres mencionadas en este versículo se parecen más a la bruja de 1
Sam. 28:7, y son condenadas por descorazonar a los justos (13:22).
Un triple castigo se anuncia para los profetas que adivinan mentira: Perderán el lugar de
honor que ocupan en la congregación; sus nombres serán borrados del libro de la casa de
Israel; no retornarán a la tierra de Israel desde el exilio.
Condenación de la idolatría
Ezequiel había sido consultado como profeta por los exiliados por un mensaje de Dios. Al
parecer su posición era tal que hasta los ancianos de Israel venían a él para “inquirir” del
Señor, es decir, para oír un mensaje (20:1–3).
En esta oportunidad le fue revelado a Ezequiel que los ancianos tenían lealtades divididas.
Ellos adoraban a otros dioses además del Señor. Probablemente los mismos que los
“ancianos de Judá” de 8:1.
134
Dios condenó a los ancianos por adorar ídolos en sus corazones y luego atreverse a venir al
profeta de Dios en busca de consejo. En lo externo parecía que adoraban a Dios. Hacían
visitas regulares al templo en donde ofrecían sacrificios, pero no eran sinceros.
El mensaje que Ezequiel entregó fue directo: debían arrepentirse y volverse de su idolatría.
Cualquiera que intentara adorar ídolos y a la vez consultar a un profeta de Dios, sería
castigado. Si un profeta cediera a sus pedidos, él también sería castigado (ver 20:1–44).
No hay indicación de que los ancianos no creyeran en el Dios de Israel. Su problema era que
también tenían otros dioses.
El mensaje presenta los “cuatro espantosos juicios” que afligirán la tierra; hambre (13, 14),
fieras dañinas (15, 16), espada (17, 18) y peste (19, 20). Tales desastres estaban
relacionados. Una guerra debilitante traería con ella hambre, enfermedad y devoradores.
Cuatro juicios: los mismos cuatro son usados en Ap. 6:8.
135
Una alegoría de Jerusalén que primero ve en la ciudad a una niña recién nacida y
abandonada, después a una reina (v.1–14), y por último a una prostituta (v.15–34).
Este mensaje recuerda a Jerusalén acerca de su anterior condición de menosprecio entre las
naciones cananeas. Utilizando el lenguaje figurado de una niña pequeña que crece hasta
convertirse en una mujer madura, Dios le recuerda que la levantó desde un nivel muy bajo a
una gran gloria como su esposa. Sin embargo, traicionó la confianza
que Dios había puesto en ella y se prostituyó entre las naciones paganas adoptando sus
costumbres.
El amor de Dios hacia su pueblo es a menudo comparado al amor de un marido por su
esposa, pero aunque un marido mortal pueda despreciar, rechazar, aun odiar a una esposa
promiscua e infiel, Dios es paciente y justo y recordará sus promesas a su pueblo aun cuando
éste se extravía.
Israel se presenta como una esposa desatinada y adúltera, entregada a la prostitución con los
egipcios, asirios y babilonios. Su retribución vendría a manos de los amantes mismos que ella
ha perseguido.
En sus tratos internacionales Israel había absorbido con prontitud otras religiones, creencias y
prácticas. Su intercambio social la había expuesto a muchas ideas paganas. Algunas de éstas
incluyeron sacrificios de niños y adoración de ídolos (20, 21), pero otra hebra importante
incluyó prácticas sexuales de culto.
La actividad sexual no estaba incluida en los ritos de adoración puramente para la
gratificación de los participantes, sino que estaba ligada a la fertilidad; y la fertilidad, cuando
era aplicada a la tierra, significaba alimento y supervivencia. No obstante, la concupiscencia y
la promiscuidad deben todavía haber estado presentes en las actividades del culto.
16:3 Amorreo … hetea: Jerusalén había existido mucho antes de llegar a ser una ciudad
israelita. Canaán era el nombre antiguo del territorio tomado por los hijos de Israel. La Biblia a
menudo utiliza este nombre para referirse a todas las naciones paganas y corruptas de la
región. Los heteos y los amorreos, dos naciones cananeas, eran conocidas por su maldad.
Pero ahora Dios dice a su pueblo que no es mejor que los cananeos. Jerusalén:
Simbólicamente designa al reino del sur (o a todo Israel).
16:4 Frotada con sal: una práctica que probablemente tenía un efecto antiséptico. El punto
del versículo es que el bebé recién nacido fue ignorado al nacer.
Ahora ha sido pedida en matrimonio, ha sido lavada del agua y la sangre; y está vestida con
los vestidos más finos.
16:10 Te vestí de bordado: Tipo de vestimenta utilizada por la realeza. Te calcé de tejón:
Con el mismo material que cubría el tabernáculo (Éx. 25:5; 26:14).
136
16:15 Dios se preocupó y amó a Judá, solo para verlo irse en pos de otras naciones y sus
dioses falsos. La nación había crecido a la madurez y se había vuelto famosa, pero se olvidó
de quién le había dado la vida (16:22). Esta es una ilustración de adulterio espiritual (llamado
apostasía: apartarse del único Dios verdadero).
16:20-21 Los cananeos practicaron el sacrificio de niños antes de que Israel invadiera su
tierra. Sin embargo, estaba estrictamente prohibido por Dios (Lev. 20:1–3). En tiempos de
Ezequiel, no obstante, el pueblo estaba sacrificando abiertamente a sus propios hijos (2 Re.
16:3; 21:6).
Jeremías confirmó que esta era una práctica usual (Jer. 7:31; 32:35). Debido a tales actos
perversos entre el pueblo y el sacerdocio, el templo ya no era un lugar en el que Dios pudiera
habitar. Cuando Dios abandonó el templo, dejó de ser el guía y el protector de Judá.
16:26 Fornicaste con los hijos de Egipto: Alusión a las relaciones internacionales. A
menudo Israel imploraba ayuda a los países circundantes en lugar de confiar en Dios.
Parece que estos cultos de prostitución que habían sido parte del rito “en los lugares
altos”, es decir, los santuarios en los montes (16)
16:46-47 Un rasgo interesante del tema sexual del capítulo es que Sodoma y Samaria son
citadas como hermanas de Jerusalén en el pecado. Hijas: Alude aquí a los suburbios o
pequeños poblados satélites de las ciudades principales.
La ciudad de Sodoma, un símbolo de corrupción total, fue completamente destruida por Dios
debido a su maldad (Gn. 19:24, 25). Samaria, la capital de lo que había sido el reino del norte
(Israel), fue despreciada y rechazada por los judíos de Judá.
Que la llamaran hermana de Samaria y Sodoma ya era lo bastante malo, pero que la llamaran
más corrupta que Samaria significaba que los pecados de Judá eran una abominación
indecible y que su condenación era inevitable.
16:49-50 Sin embargo, el pecado de Sodoma que se recalca es su arrogancia y falta de
preocupación social por el pobre y el necesitado. Es muy fácil señalar con el dedo a Sodoma,
especialmente por sus terribles pecados sexuales.
Ezequiel recordó a Judá, sin embargo, que a Sodoma la destruyeron por su soberbia,
ociosidad, glotonería y por olvidar al necesitado que estaba a su alcance.
137
16:53–55 Se cita a Jerusalén como estando más dedicada a la iniquidad que sus hermanas.
Además, Sodoma y Samaria serían restauradas, intensificando la vergüenza de Jerusalén
16:59–62 Sin embargo, hay esperanza. Después de la caída y castigo de Jerusalén, el mismo
pretendiente que la rescató al nacer (4–7), la tomó en matrimonio (8) y la vistió lujosamente,
se acordaría aún de su promesa a ella.
A pesar de que el pueblo había roto sus promesas y no merecían más que castigo, Dios no
quebrantaría las suyas. Si el pueblo regresaba a Él, una vez más los perdonaría y renovaría
su pacto. Esta promesa se cumplió cuando Jesús pagó por los pecados de la humanidad con
su muerte en la cruz (Heb. 10:8–10).
60–63 Hay todavía la promesa del pacto eterno, aunque Jerusalén aún se avergonzará de su
pasado. Mi pacto: El pacto a que el Señor hace referencia es el pacto nupcial, aquel que
Jerusalén ha violado. Pero Dios establecerá un pacto sempiterno.
Esta es una parábola política: Una alegoría en que aparecen un águila, un cedro, y una
vid.
El capítulo 17 tiene tres secciones:
3-10 Contienen la alegoría de las águilas y la vid.
11-21 Contiene la explicación de la alegoría.
22-24 Contiene una promesa alegórica más.
4. La simiente de la tierra era un miembro de la familia real, es decir, Sedequías, (la vid)
que fue puesto en Jerusalén para gobernar.
Sedequías ya no era un cedro, sino una vid de muchas ramas… de baja altura; vale decir que
sus poderes eran limitados. No obstante, Sedequías buscó rebelarse contra Nabucodonosor
138
con la ayuda militar de Egipto, pero esta operación terminó en el fracaso. Isaías, Jeremías y
Ezequiel se oponían a una alianza con Egipto.
La primera águila, el rey Nabucodonosor de Babilonia, quien designó o “plantó” a Sedequías
como rey en Jerusalén. Sedequías se rebeló en contra de este arreglo y trató de aliarse con
Egipto, la segunda águila, para luchar en contra de Babilonia.
17.4 El principal de sus renuevos: Este señalamiento se refiere a Joaquín, rey de Judá que
fue llevado a Babilonia.
Tierra de mercaderes: el Imperio Babilónico, y la ciudad de comerciantes, Babilonia (véase
2 R 24.12, 15).
17:9-10 Viene la destrucción sobre la vegetación de Palestina debido al viento oriental y
después la destrucción por el brazo de Nabucodonosor, cuya ciudad, Babilonia, quedaba al
Este de Jerusalén. Viento del este, por lo general caliente y seco. Aquí alude a
Nabucodonosor y su ejército.
Esto se llevó a cabo mientras Ezequiel, a muchos kilómetros de distancia, en Babilonia,
estaba describiendo estos sucesos. Jeremías, un profeta en Judá, también estaba advirtiendo
a Sedequías de que no formara esta alianza (Jer. 2:36-37).
A pesar de que estaban a varios kilómetros de distancia, los profetas dieron el mismo mensaje
debido a que ambos hablaron de parte de Dios.
17:11–14 Los babilonios habían ejecutado una estrategia clásica para hacer de Israel un
estado títere. Deportaron la familia real, pero dejaron como encargado a uno de sus miembros
más débiles. Este individuo, es decir Sedequías, fue forzado a firmar un tratado con los
babilonios, asegurándose la “lealtad” de Israel.
17:15 Rompió el pacto: La acción de Sedequías, de enviar embajadores a Egipto, rompió
su pacto con Nabucodonosor. Este versículo y los versículos 16, 18–20 destacan la
importancia de respetar un acuerdo internacional.
17:19 Mi pacto que ha quebrantado: La componenda de Sedequías con Nabucodonosor fue
acordada invocando el nombre de Dios (2 Cr 36:13). Al romper el acuerdo con
Nabucodonosor, al mismo tiempo violó su pacto con Dios.
17:22–24 Otro mensaje de esperanza: algún día llegará un nuevo rey y un nuevo reino
comenzará. La profecía de castigo de Ezequiel termina en esperanza. Cuando el pueblo
depositó su esperanza en alianzas extranjeras, fue desilusionado. Únicamente Dios podía
darle una esperanza verdadera.
Tomaré yo: Alude a la intervención de Dios para poner en el trono a un descendiente de
David. La siembra del renuevo (v. 4) tenía una significación humana e histórica concreta.
Todos los árboles: Son las naciones circundantes. El árbol sublime: Es Joaquín; el árbol
bajo es un renuevo de David (y Joaquín).
139
El principal de sus renuevos Dios dijo que plantaría una ramita tierna, el renuevo, el Mesías,
cuyo Reino crecería y se convertiría en un refugio para todos los que fueran a Él (Is.11:1–5).
Esta profecía se cumplió con la venida de Jesucristo, y se establecería su reino en toda la
tierra.
El Señor pone en claro que no permitirá que Su reino quede aniquilado, sino que establecerá
este nuevo reino universal por parte de Jehová que llevará al mundo a conocerle como el
Señor de la vida humana y controlador Del destino de Israel.
Ezequiel comienza este pasaje con la cita de Jer. 31:29 de un dicho popular o refrán que
había llegado hasta los exiliados en Babilonia: “Los padres comieron las uvas agrias, y los
dientes de los hijos tiene la dentera”. Jeremías también había profetizado que este refrán
cesaría. El intento del refrán es que el pueblo puede sufrir por los pecados de sus
antepasados.
Algunas personas del pueblo de Judá creían que estaban siendo castigadas por los pecados
de sus antepasados, no por los suyos propios. Ellos pensaban de esta manera porque era lo
que enseñaban los Diez Mandamientos (Éx.20:5) Ezequiel enseñó que la destrucción de
Jerusalén era debido al deterioro espiritual en generaciones previas. Pero esta creencia en la
vida corporativa de Israel condujo a fatalismo e irresponsabilidad. Así que Ezequiel dio la
nueva póliza de Dios para su tierra porque el pueblo había interpretado mal la antigua.
Está profecía tiene el propósito de destruir la creencia de que el pueblo estaba atado por la
culpa o mérito de sus padres. Esta creencia fue expresada en la forma de un refrán que se
cita en 18:2.
Tal punto de vista podía obrar en dos maneras. El pasaje prosigue a explicar un ejemplo de
cada una:
1. Un hijo malo no escapará del castigo por la justicia de su padre (5–13)
2. Un hijo justo no será castigado por el mal que ha hecho su padre (14–18)
La palabra del Señor contradice el refrán popular, porque la persona que comete pecado será
también la que ha de ser castigada por ello. El principio se declara en el v. 4: El alma que
peca, ésa morirá. Todas las personas son individualmente responsables ante el Señor.
140
Si un hombre justo hace lo que es justo y recto, vivirá. La conducta externa de un hombre
bueno es una revelación de su carácter interno, el resultado de la obediencia a Dios. Aquí se
da una lista selectiva de pecados. Esta lista tiene su paralelo con aquellas en 18:11–13 y 15–
17.
Dios había dicho a su pueblo que no comiera comida sacrificada a los dioses falsos sobre
los montes, ni alzare sus ojos en oración a los ídolos. Un hombre justo se abstiene del
adulterio y de la impureza.
Si tiene un hijo violento, inmundo y opresor, ese hijo morirá por causa de su propio pecado.
Un buen padre no puede acumular méritos para su hijo. La segunda generación es impía y
pagará por sus pecados.
Si ese hombre a su vez tiene un hijo que evita la iniquidad de su padre y actúa con justicia,
ese hijo no será castigado por los pecados de su padre, vivirá. La tercera generación es
piadosa y vivirá. El pecado de su padre no le será atribuido, pero su impío padre morirá.
Ezequiel señala que ni el hijo ni el padre serán tenidos como responsables de la iniquidad del
otro, sino que cada persona es individualmente responsable ante Dios. El hijo no compartirá la
culpa del padre, ni el padre la de su hijo.
El problema parece haber sido uno en el que el pronunciamiento del profeta fue cuestionado.
El gran significado de la herencia y comunidad de culturas del Medio Oriente habría hecho
más difícil aceptar tales puntos de vista que en las sociedades individualistas de la actualidad.
El pecador es libre de arrepentirse y de volverse del pecado para hacer la voluntad del Señor.
Dios es un Dios de amor, pero también es un Dios de perfecta justicia. Su amor perfecto hace
que sea misericordioso con aquellos que reconocen sus pecados y se vuelven a Él, pero no
puede pasar por alto a los que pecan voluntariamente. La gente malvada muere tanto física
como espiritualmente. Dios no se goza con la muerte de ellos. Él preferiría que se volvieran a
Él y que tuvieran vida eterna.
141
7) Exhortación a arrepentirse a ser salvos (18:30-32)
La solución de Ezequiel a los problemas que respectan a la culpa heredada, es para que cada
persona tenga un cambio de vida. Cada uno será juzgado de acuerdo con lo que él/ella ha
hecho. El Señor no se complace en la muerte de ninguno. Cada persona es juzgada por sus
obras. De ahí que se inste a todos a convertirse.
En el v. 10 la figura cambia, e Israel es comparado a una vid que, aunque antes fuerte, es
arrancada de raíz y trasplantada al desierto, es decir, Babilonia. De una de sus ramas ha
salido fuego, consumiendo su fruto. Ninguna rama fuerte se deja. La referencia es a
Nabucodonosor transportando a los príncipes de Israel a Babilonia. La rebelión por Sedequías
(el fuego de una de las ramas de la vid) llevó a los babilonios a efectuar una retribución tan
severa que la línea de David fue llevada a su fin.
En 19:2 la madre era una leona, aquí una vid. La endecha hace énfasis en la muerte de la vid,
de Judá. Ni siquiera el poder político ni militar de los reyes de Judá podía salvarla. Como
ramas de una vid, serían cortadas y desarraigadas por el “viento solano”, es decir, el
poderoso ejército babilónico.
142
Los capítulos 20-24 son las advertencias finales antes de la caída de Jerusalén.
La persistente rebeldía de Israel (Capítulo 20)
Aquí Ezequiel da una vista panorámica a la historia de Israel; su pecado y rebelión (v. 5–32) y
su restauración (v. 33–44) Fue dado en el año Séptimo, es decir, 591 a. de J.C. (14 de
agosto del 591 a.C.) Se debe recordar que Jerusalén cayó en el 586 a.C.
El énfasis es sobre los intentos de Dios por hacer que la nación regrese a Él y sobre su
misericordia por su pueblo constantemente rebelde y desobediente. Ezequiel da el mensaje
acerca de que solo el pueblo es responsable de todos los problemas y castigo que han
experimentado. Dios apartará a aquellos que persisten en rebelarse contra Él (20:38),
mientras que traerá a los fieles “a la tierra de Israel, la tierra por la cual alcé mi mano jurando
que la daría a vuestros padres”.
Como en 14:1–11, algunos ancianos de Israel visitaron a Ezequiel para una consulta. Se le
advierte a Ezequiel otra vez acerca de las lealtades divididas de sus visitantes. Él entrega un
extenso mensaje recordando varios ejemplos de la historia de Israel en que cayeron en
idolatría.
El hecho de que hayan venido a consultar a Ezequiel muestra que los ancianos no habían
abandonado enteramente su adoración a Dios en favor de otros dioses. Sin embargo, la
presión estaba allí. Los exiliados eran una pequeña minoría en una sociedad multicultural más
grande. La religión babilónica tenía una multitud de dioses. Sin duda la riqueza material y el
poder de Babilonia, aun sus impresionantes edificios, parecían probar a algunos de los
exiliados que valía la pena seguir a los dioses babilónicos. Asimilarse a las costumbres
babilónicas hubiera sido fácil. (Para un comentario sobre esto ver Dan. cap. 1).
20:25-26 “Les di estatutos que no eran buenos …”: El significado de estos versículos es
oscuro. Quizás indican que debido a la continua rebelión de Israel, Dios les dio estatutos que
no eran buenos, como la abominable práctica de sacrificar infantes a Moloc (ver Ro 1:24)
Dios les permitió seguir sus propios caminos, aun cuando llevaban a prácticas injustas, tales
como sacrificio de niños.
20:37- 38 Pasar bajo la vara: Método usado por los pastores para contar o separar las ovejas
de su rebaño (véase Jer 33.13) El cuadro es el de ovejas pasando bajo el ojo sagaz del
pastor.
20:39 Los israelitas estaban adorando ídolos y dando ofrendas a Dios al mismo tiempo. Ellos
no creían en su Dios, como el único Dios verdadero. En vez, le adoraron junto con los otros
dioses de la tierra. Quizá disfrutaban de los placeres inmorales del culto a los ídolos, o tal vez,
no querían perderse los beneficios que los ídolos podrían darles.
143
20:45-49 Juicio por fuego, profecía contra Neguev
Ezequiel debe predicar al sur y al bosque del sur, El sur aquí se refiere a Jerusalén y Judá.
Desde el Neguev hasta el norte: en efecto, la profecía advierte de una calamidad que
consumirá toda la tierra de Israel. Parece que Ezequiel a veces encontraba una pizca de
credibilidad. Sus profecías de juicio eran consideradas “simbólicas” (parábolas) Muchos
israelitas se quejaban porque solo hablaba con parábolas, así que se negaban a escuchar,
por lo que Ezequiel estaba exasperado y desalentado.
Capítulo 21
En este capítulo se ofrecen cuatro mensajes sobre la espada de Jehová:
La espada de Jehová (21:1–7)
La espada afilada (21:8–17)
La espada del rey de Babilonia (21:18–27)
La espada contra los amonitas (21:28–32)
En esta segunda profecía las figuras se vuelven más precisas. La referencia a la espada,
símbolo de guerra, da una indicación acerca de la naturaleza militar del desastre. Ezequiel
debe predicar a Jerusalén, en otras palabras: “El Señor está contra ti. Él sacará una espada
para eliminar al justo y al impío (2–4)”
A Ezequiel Dios le dice: “¡Gime y aflígete! Cuando el pueblo te pregunte por qué estás
haciendo esto, diles que es debido a las noticias aterradoras que vendrán (6, 7) Y va a
suceder.”
La ciudad sería destruida porque había sido contaminada. De acuerdo con la ley judía, los
objetos contaminados debían ser pasados por fuego para poder purificarlos. El castigo de
Dios está designado para purificar. La destrucción por lo general es una parte necesaria del
proceso.
144
En este mensaje el lenguaje se torna poético, casi como si fuera un canto previo a la guerra.
En el pasaje fluye el tema de la espada lista y su tarea.
Es el cántico de la espada que está afilada y pulida a fin de entregarla en mano del matador.
La espada caerá sobre el pueblo y sobre todos los príncipes de Israel.
21:12 “Hiere tu muslo”, traducido en otras versiones como “golpea tu pecho”, ambos eran
un gesto de duelo o luto que a veces acompañan el acto de profetizar.
21:19-20 Se instruye a Ezequiel a dibujar un mapa mostrando la ruta por la cual el rey de
Babilonia vendrá. En una encrucijada de la ruta debe hacer un poste de guía que señala a
Rabá, la capital de Amón, en una dirección y a Jerusalén en la otra.
145
Los amonitas tampoco escaparán, porque su día de juicio también llegará. La gente hasta se
olvidará de que ellos existieron.
Los amonitas y los israelitas por lo general peleaban unos contra otros. Dios le dijo a los
israelitas que no se aliaran con naciones extranjeras, pero Judá y Amón se unieron contra
Babilonia en 589 a.C. Amón evidentemente se rebeló contra Babilonia aproximadamente al
mismo tiempo que Sedequías, el rey de Judá.
Ezequiel dio este mensaje a los cautivos que habían escuchado las nuevas y que otra vez
estaban llenos con la esperanza de regresar a su tierra natal. Ezequiel dijo que el rey de
Babilonia haría que su ejército marchara en la región para detener la rebelión.
Al viajar desde el norte, se detendría en una bifurcación donde un camino llevaba a Rabá, y el
otro a Jerusalén, la capital de Judá. Tenía que decidir cuál ciudad destruiría. Exactamente
como lo predijo Ezequiel, el rey Nabucodonosor fue a Jerusalén y la sitió.
21:28 Primeramente, Dios juzgó a Judá, cuando Nabucodonosor fue a Jerusalén, ahora le
llegaría el turno a Amón, no por aliarse con Judá, sino por ver la destrucción de Judá con
regocijo.
Capítulo 22
El capítulo 22 explica por qué vendría el castigo (22:2–16), cómo llegaría (22:17–22) y
quiénes serían juzgados (22:23–31)
146
22:17-22 La fundición de Israel
Esta profecía enfoca los pecados de Jerusalén, señalando que su iniquidad ha apresurado su
fin. La lista de faltas se extiende de lo moral a lo sagrado:
Derramamiento de sangre (v.3, 9)
Idolatría (v.3, 4)
Mal uso del poder (v.6)
Maltrato de varios grupos sociales (v.7)
Profanación del día sábado (v.8)
Paganismo (v.9)
Mala conducta sexual e incesto (v.10, 11)
Soborno y extorsión (v.12)
Simplemente olvidándose de Dios (v.12)
El castigo de Israel se compara con el fuego de un alto horno: la escoria será removida. En Is.
1:25 y Jer. 6:27–30 también se describe a Israel como escoria. Este castigo merecido
comprendería la dispersión del pueblo entre las naciones.
Los metales preciosos se refinan con calor intenso para remover las impurezas. Cuando se
calientan, las escorias o impurezas suben a la parte superior del metal fundido y son retiradas.
El propósito de la invasión de Jerusalén era refinar al pueblo, pero el proceso de refinamiento
mostró que el pueblo, como escoria sin valor, no tenía nada bueno en sí mismo.
Se le dice a Ezequiel que Israel ha llegado a ser como las impurezas o escorias que se hallan
en la plata sin refinar.
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Ezequiel debe decir a la tierra, en otras palabras: “Tú eres árida (24): tus gobernantes
oprimen al pueblo (25); tus sacerdotes profanan mi ley (26); tus magistrados matan para
obtener dinero (27); tus profetas dan falsas profecías (28); tu pueblo extorsiona, roba y oprime
(29) Busqué alguien que se pusiera firme a favor de la tierra, pero no pude hallar ni uno. Así
es que derramaré mi ira sobre sus habitantes (30, 31)”
Ezequiel continúa su discusión en cuanto a las razones del juicio de Dios sobre la nación al
usar otra alegoría. Una alegoría sobre dos hermanas, Ahola (Samaria) y Aholiba (Jerusalén),
que hace énfasis en la infidelidad de Israel en relación con otras naciones.
Ahola: Significa “su propio tabernáculo”, y Aholiba quiere decir “mi tabernáculo está en ella”.
Ahola cometió fornicación (concertó alianzas políticas a espaldas de Jehová) cuando varios
de sus reyes pagaron tributo a Asiria: Jehú a Salmanasar III; Joacaz a Adad-Nirari; Menahem
a Tiglat-pileser (2 Re. 15:19–29); y Oseas a Salmanasar V (2 Re. 17:1–14)
Los ciudadanos soberbios de Jerusalén se burlaron por mucho tiempo de su hermana la
ciudad de Samaria, pensando que eran superiores. Sin embargo, Dios llamó prostitutas a
ambas ciudades, esto fue un tremendo impacto para el pueblo de Jerusalén que pensaba que
era recto. Así como el lenguaje figurado de este mensaje era estremecedor y desagradable
para el pueblo, también son repugnantes nuestros pecados para Dios.
23:10 Ellos descubrieron su desnudez: Los asirios capturaron Samaria en el 722 a.C. y se
llevaron el pueblo al exilio.
23:11–21 La hermana más joven, Aholiba, era peor que la mayor Ahola. Se confabuló con
los asirios (v. 12) y los caldeos (v. 14–17), como antes había hecho con Egipto (v. 19–21)
Ejemplos de alianzas políticas con Asiria son: Acaz y Tiglat-pileser III (2 Re. 16:7–9);
Ezequías y Senaquerib (2 Re. 18:1–36); y Manasés y Esarhadón. De alianzas con Caldea o
Babilonia (2 Re. 20:12–21): Joacim y Sedequías sirvieron ambos a Nabucodonosor (2 Re.
24:2, 17).
23:12 “Se enamoró de los hijos de los asirios” quizás signifique que trató excesivamente de
complacer y tal vez se refiere a Acaz cuando pagó con dinero por protección a Tiglat-pileser III
(2 Reyes 16.7, 8)
23:14 Imágenes de caldeos pintadas de color: Los soldados babilonios estaban vestidos
con uniformes de color bermellón o rojo.
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23:17 Al principio, Judá se alió a Babilonia (Caldea), pero luego cambió de opinión. Durante
los reinados de los últimos dos reyes de Judá, Joaquín y Sedequías, buscó la ayuda de
Egipto. La infidelidad de Judá (sus alianzas con naciones paganas) le costó la única
protección verdadera que alguna vez tuvo: Dios.
23:23 Pecod, Soa y Coa: Probablemente famosos líderes caldeos.
23:25 Te quitarán tu nariz y tus orejas: Las mutilaciones eran algo comunes en Babilonia,
especialmente cuando se castigaba a una adúltera.
23:31 El cáliz de la ira de Dios simboliza el juicio divino; el ser humano se ve obligado a sufrir
las consecuencias de sus pecados.
23:39 El mismo día para contaminarlo: Adoraban en el templo el mismo día en que
sacrificaban a sus hijos a Moloc, poniendo a éste al mismo nivel que Jehová.
Capítulo 24
Ezequiel dio esta ilustración en el 588 a.C., tres años después del primero de sus mensajes
anteriores (ver 20.1, 2) El pueblo de Judá pensó que era la carne escogida porque no lo
llevaron al cautiverio en 597 a.C.
Este mensaje se dio a los cautivos en Babilonia el mismo día que los babilonios atacaron
Jerusalén (24:2), comenzando con un sitio que duró casi dos años y trajo como resultado la
destrucción de la ciudad en el año 586 a.C.
Ezequiel recibió este mensaje el mismo día que comenzó el sitio babilónico de Jerusalén. El
ataque duró casi dos años y causó la total destrucción de la ciudad.
Este mensaje representa un punto decisivo en el libro, se presenta en forma de una parábola.
La poética alegoría de la olla que hierve, simboliza el sitio de la ciudad (v. 3–5). Las
observaciones en prosa (v. 6–14) especifican las dimensiones de su infortunio.
La olla es Jerusalén, la carne sus habitantes y el fuego que la cuece el sitio impuesto por
Nabucodonosor.
Se compara a Jerusalén con una olla, y sus moradores son el contenido de la olla. Después
que se le haya puesto fuego, una mancha permanece en la olla, es decir, aun después del
primer sitio la impureza de Israel continuó. Un segundo fuego más intenso (el segundo sitio)
será necesario para quemar la impureza, es decir, castigar la iniquidad del pueblo.
Nuevamente el castigo se presenta como purificación.
La actividad de v. 3–5 se atribuye ahora a Dios, quien será quien corte la leña y encienda el
fuego para consumir la carne.
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Las “buenas piezas” (v. 4) son aquí herrumbre, lo cual indica que la corrosión del pecado se
ha apoderado de la ciudad de sangres.
24:6 Herrumbrosa: al disminuir el líquido quedaría una mancha en el interior de la olla. Sin
que se echen suertes: si esta frase está traducida correctamente, el pensamiento subyacente
pudiera ser que el contenido de la olla, es decir, el pueblo, sería esparcido al azar.
24:11 La olla vacía es colocada al fuego (el exilio) para purificarla de la corrosión, y así se
funda en ella su suciedad, y se consuma su herrumbre.
Hasta aquí las profecías de Ezequiel habían sido mayormente advertencias acerca del
desastre que vendría. Pero ahora el cumplimiento de las profecías ha comenzado. No había
marcha atrás.
El sitio de Jerusalén había empezado. La fecha de la profecía es precisa: enero 15 de 588 a.
de J.C. Fue el día en que Nabucodonosor empezó el sitio de la ciudad. Después de 18 meses
los babilonios capturarían Jerusalén y le prenderían fuego. La ciudad sería destruida en el año
586 a.C.
Cuando el pueblo le pregunta qué significan para ellos sus acciones, él les dice la palabra del
Señor a Israel, en otras palabras: “Yo estoy por profanar mi ciudad. Aquellos familiares que
dejasteis atrás morirán por la espada. Pero vosotros no seguiréis las costumbres usuales de
duelo, tal como ha hecho Ezequiel. Sabréis entonces que yo soy el Señor Jehová (20–24)”
150
24:20-24 A Ezequiel no se le permitió guardar luto por la muerte de su esposa para poder
mostrar a sus compatriotas cautivos que no debían guardar luto por su amada Jerusalén y su
templo cuando los destruyeran. Otra vez la experiencia personal de Ezequiel debe servir de
guía al pueblo en época de infortunio.
Ezequiel tenía que decirle al pueblo que se dolerían en silencio, profundamente, ante la
destrucción del templo como él se había dolido de su esposa. Ezequiel, pues, será por señal.
Además, Dios dice a Ezequiel: “Cuando la ciudad caiga, un fugitivo vendrá y te hablará. En
ese día recuperarás toda tu facultad del habla. Tú serás una señal al pueblo, y ellos sabrán
que yo soy Jehová.”
24:27 Por algún tiempo, a Ezequiel no se le permitió hablar excepto cuando Dios le daba un
mensaje para que lo proclamara al pueblo (3:25–27) Esta restricción pronto terminaría,
cuando destruyeran a Jerusalén y todas las profecías de Ezequiel acerca de Judá y Jerusalén
se cumplieran (33:21, 22) Es decir, que cuando vengan noticias de la caída de la ciudad,
verificando las profecías del profeta, ya no debe ser más como mudo y será capaz de hablar
sin restricción alguna a los que le escuchen bien dispuestos a su alrededor.
151
V. 3-4 Los amonitas se habían deleitado y regocijado maliciosamente, por la destrucción de
Israel y Judá. Además, debido al gozo que expresaron por la profanación del templo, serán
capturados y saqueados por los pueblos del oriente.
Los orientales: tribus nómadas del desierto o Babilonia. Rabá: capital de Amón.
Dios emitió juicio contra Moab, porque miró a Judá con desprecio, y debido a que encontraron
placer en la maldad de Judá; por tanto serán tomados por el pueblo del Oriente.
Los edomitas eran hermanos de sangre de los judíos, ya que ambas naciones descendían de
Isaac (Gn. 25:19–26). Edom compartía su frontera norte con Israel y las dos naciones
siempre estaban en conflicto. Los edomitas odiaban a Israel tanto que se regocijaron cuando
destruyeron a Jerusalén, capital de Israel. Dios emitió juicio contra Edom porque se vengó de
Judá, y por su odio racial contra los judíos Temán era la ciudad que quedaba más al norte en
Edom. Dedán, la que estaba más al sur. Por lo tanto, sufrirán ruina a manos de Israel.
Ezequiel anunciaba que toda la nación sería destruida. Seír: otro nombre para Edom.
Dios trajo juicio sobre Filistea porque los filisteos procuraron vengarse de Judá por haberlos
vencido en batalla, los cereteos y el resto de los pueblos de la costa serán destruidos. Los
cereteos eran oriundos de Creta, de la que recibieron su nombre. Eran o bien una tribu de
filisteos, o tal vez un pueblo que se separó y emigró del mar Egeo a Palestina, más o menos
al mismo tiempo. Una vez asentados en Palestina, cereteos y filisteos se mezclaron mucho y
a menudo se les menciona juntos.
Tiro era muy pequeño, en términos geográficos. Sin embargo, en términos económicos, era
altamente significativa, y era así una fuerza prominente en la política del Medio Oriente. La
antigua ciudad de Tiro era un importante puerto marítimo. Parte de la ciudad estaba en la
línea costera y parte en una bella isla.
Este mensaje vino a Ezequiel en 586 a.C. después de la destrucción de Jerusalén, cuyas
noticias no oyó Ezequiel hasta el año doce (33:21) Los capítulos 26 y 27 son una profecía en
contra de Tiro, la capital de Fenicia, al norte de Israel.
152
Las relaciones de Tiro con Israel tuvieron a menudo algún factor económico. Hiram I
proporcionó a David materiales para edificar el palacio de Jerusalén (2 Sam. 5:11; 1 Cró.
14:1). El también proporcionó a Salomón materiales para el templo y firmó un tratado con él.
Un poco más de un siglo después, el rey Acab concertó casamiento con Jezabel, una hija del
rey de Tiro (1 Re. 16:31). Por medio de Jezabel se introdujo en Israel la adoración al dios tiro
Baal Melqart.
Tiro se regocijó cuando cayó Jerusalén, ya que siempre compitió con Judá por el comercio
muy lucrativo que pasaba por sus tierras desde Egipto al sur y de Mesopotamia al norte. Tiro
dominaba las rutas de comercio marítimas mientras que Judá dominaba las terrestres. Ahora
que Judá estaba derrotada, Tiro pensó que tenía todo el comercio para él. Pero esta
satisfacción no duró mucho. En 586 a.C., Nabucodonosor atacó la ciudad de Tiro.
En Tiro vemos la confianza arrogante del éxito económico. La riqueza que había adquirido era
para ella la señal de ser superior. Para mantener esa superioridad estaba lista para apoyar
prácticas comerciales corruptas. La desaparición de Israel fue vista simplemente como una
oportunidad comercial. Tiro fue condenada por estas actitudes, que todavía prevalecen en la
sociedad actual. En esta profecía se reprende a Tiro por ver la caída de Jerusalén como un
evento que meramente facilitará su propia prosperidad.
V. 7 Nabucodonosor se menciona ahora por nombre por primera vez en Ezequiel. Se informa
que su sitio de Tiro duró varios años. Esta campaña aparentemente probó ser difícil aun para
los babilonios (ver 29:18) Necesitó 15 años para capturar la ciudad (586–571).
Esta profecía se da como un lamento. Compara la ciudad con una nave mercante
maravillosamente construida. V. 3 Yo soy de completa hermosura: La gran riqueza de Tiro le
había proporcionado mucho adorno, en el cual ella tenía gran orgullo (27:1–9), menciona
muchos de sus comerciantes. Los proveedores de sus maderas y sus mercancías son sus
socios comerciales. La extensa lista de países y productos nos da una idea clara de por qué
Tiro fue famosa comercialmente. Sus lazos se extendían a través de la mayor parte del
Mediterráneo, Africa del Norte, Asia menor y el Medio Oriente. (27:10–25) y luego describe
cómo se hundió, es decir, Tiro sería derribada (27:26–36). Jesús habló de Tiro en Mt. 11:22
como una ciudad digna del juicio de Dios.
27:23 Edén: no es el huerto de Edén; las dos formas de Edén se deletrean en forma distinta
en hebreo. El Edén mencionado aquí es una ciudad de Mesopotamia, al sur de Harán.
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1. Gritar amargamente 5. Ceñirse con cilicio
2. Llorar intensamente 6. Echar polvo sobre la cabeza
3. Entonar un lamento 7. Raparse la cabeza
4. Revolcarse en ceniza
Capítulo 28
Algunas de las frases de este pasaje que definen al rey humano de Tiro pueden describir a
Satanás. Se debe tener mucho cuidado a fin de interpretar estos versículos con
discernimiento. Queda claro que, en ocasiones, Ezequiel describe a este rey en términos que
no pueden aplicarse a un simple ser humano. Este rey estuvo en el huerto de Edén (28:13),
fue un “querubín grande, protector” (28:14), tenía acceso al monte santo de Dios (28:14) y lo
echaron del monte (28:16-17). Algunos Padres de la Iglesia interpretaron este pasaje como
teniendo una referencia última a la caída de Satanás (Is.14:4-20).
Este punto de vista sigue siendo mantenido por algunos grupos evangélicos en la actualidad.
Por lo tanto, Ezequiel pudo haber estado pronunciando juicio no solo sobre el rey de Tiro, sino
sobre Satanás, el que motivó al rey a pecar. En su contexto, esta profecía de Ezequiel contra
el gobernante de Tiro parece tener una velada descripción de Satanás como el verdadero
gobernante de Tiro y como el dios de este mundo. En los V.18-19 el tema cambia del rey a la
ciudad de Tiro.
Sidón era otro puerto marítimo famoso, localizado a 40 km al norte de Tiro. Dios culpó a esta
ciudad por despreciar a su pueblo. Sufriría también el debido castigo. La economía de Sidón
estaba muy ligada a la de Tiro, por lo que cuando Tiro cayó ante Nabucodonosor, Sidón
estaba destinada a seguirlo.
154
28:24–26 Esta promesa de que el pueblo de Dios viviría completamente seguro aún no se ha
cumplido. Si bien a muchos se les permitió regresar del cautiverio bajo el gobierno de
Zorobabel, Esdras y Nehemías, y a pesar de que la nación política está restaurada en la
actualidad, los habitantes aún hoy no viven del todo seguros (28:26). La profecía contiene la
promesa de restauración para el pueblo de Dios. Por lo tanto, esta promesa tendrá su
cumplimiento final cuando Cristo establezca su reino milenial. Entonces todos los que
han sido fieles a Dios morarán juntos en armonía y completa.
Un rasgo notable de este breve mensaje es la frecuencia de la frase: y sabrán que yo soy
Jehová.
Hay siete profecías en los capítulos 29–32, todas relacionadas con el juicio sobre Egipto:
1. El Faraón representado como un monstruo marino, ha de ser echado para ser
devorado, y la nación habrá de ser restaurada a una posición humilde después de 40
años (29:1-16)
2. Egipto será entregado a Nabucodonosor como recompensa por su inútil asedio de Tiro
(29:17-21)
3. Egipto será derribado, juntamente con sus aliados, riquezas, príncipes, y ciudades
(30:1-19)
4. Los brazos de Egipto serán quebrados por lo brazos del rey de babilonia (30:20-26)
5. En una alegoría, Faraón, el poderoso cedro, es cortado y entra en desgracia en el
mundo inferior (31:1-18)
6. Un lamento sobre Faraón, el monstruo marino de Egipto, destruido por el rey de
Babilonia (32:1-16)
7. Una endecha cantada ante el descenso de Egipto al mundo inferior (32:17-32).
La pregunta surge de por qué un profeta judío residente en Babilonia debiera preocuparse con
un país distante varios centenares de kms. La respuesta se torna clara cuando miramos a la
historia del período y la cronología de los mensajes.
155
reemplazaron a los asirios como poder dominante en las políticas militares del Medio Oriente,
Egipto se alió a los asirios para frenar el avance de los babilonios.
Egipto era un viejo enemigo de los judíos, ya que una vez los esclavizó durante
cuatrocientos años.
Egipto ofreció ayuda a Judá solo por los beneficios que esperaba recibir de dicha alianza.
Cuando los egipcios no obtuvieron lo esperado, abandonaron el trato sin preocuparse por las
promesas hechas. Egipto tenía grandes tesoros artísticos, una civilización floreciente y un
poder militar famoso en todo el mundo.
4. 589: Bajo Sedequías, Judá está en abierta rebelión contra los babilonios.
6. 588: El sitio se levanta temporariamente cuando los babilonios dirigen sus esfuerzos
contra las fuerzas egipcias de socorro (Sedequías había pedido ayuda a los egipcios).
Sin embargo, los egipcios son pronto rechazados, y los babilonios regresan para sitiar
la ciudad.
156
Las profecías contra Egipto en Ezequiel son extrañas en que todas, menos una de ellas están
fechadas. Aproximadamente la mitad de las trece fechas que se dan en el libro se hallan en la
sección egipcia.
Arregladas en orden cronológico, las fechas de estas profecías son como sigue:
587 (enero), 29:1–16
587 (abril), 30:20–26
587 (Junio), 31:1–18
586/587, 32:17–32
585 (marzo), 32:1–16
571 (abril), 29:17–21
La profecía en 30:1–19 no tiene fecha, pero su contenido es similar a los otros.
Así como Tiro, Egipto tenía mucho orgullo nacional. Si Tiro era “dinero nuevo”, entonces Egipto
era “dinero viejo”. Su orgullo radicaba en lo que había heredado y al parecer conservaría para
siempre. Era un país con considerables recursos (especialmente el Nilo). Tenía una historia
imperial maravillosa, un ejército bastante grande y una influencia política ampliamente difundida
a través del Medio Oriente. Pero su confianza en su glorioso pasado estaba mal colocada. Su
destino era el de ser humillado.
El Nilo era el orgullo y el regocijo de Egipto, un río que daba vida, ya que cruzaba en medio
del desierto. Sin embargo, en vez de dar gracias a Dios, Egipto declaró: “ El Nilo es mío, y yo
lo hice”.
Este período de desolación de cuarenta años en Egipto es difícil de fijar con precisión.
Nabucodonosor atacó Egipto alrededor del 572 a.C. y se llevó a mucha gente a Babilonia,
mientras que otros huyeron por seguridad a las naciones limítrofes. Alrededor de treinta y
tres años más tarde, Ciro, rey del Imperio Persa, conquistó Babilonia y permitió que las
naciones que Babilonia conquistó volvieran a sus ciudades natales. Si suponemos que pasó
un período de siete años reagrupándose y viajando, este lapso de cuarenta años es factible.
Desde ese entonces, Egipto nunca ha vuelto a ser una potencia mundial como antes fue.
La serie de profecías de Ezequiel contra Egipto comienza durante la hora más oscura de
Jerusalén. Las maniobras de Egipto para romper el sitio de Babilonia habían fracasado.
Ezequiel ya había pronosticado la caída de la ciudad. El tiene ahora desastrosas noticias
para el que quería ser su salvador. La dirección global de sus profecías era que Egipto
finalmente caería ante los babilonios, y que dejaría de ser la gran nación que una vez había
sido.
157
V. 3 Gran monstruo: Alude a un cocodrilo, o tal vez una criatura como el Leviatán (Is. 27:1).
La profecía de Ezequiel refleja algo de la amargura que ha de haberse sentido en Jerusalén
cuando se hizo evidente que el rescate por Egipto había fracasado.
Egipto era como un bastón de caña. Así como un bastón de caña se quebraría y lastimaría
a cualquiera que trata de apoyarse en él para sostenerse, así había fallado el pretendido
apoyo de Egipto a Jerusalén, añadiendo a la desesperación de la ciudad. El oráculo significa
que Egipto sufriría derrota y destrucción. La nación se recuperaría, pero nunca volvería a su
pasada fortaleza (14, 15) y ya no sería más una fuente de confianza para el pueblo de Israel
(16).
Esta profecía se dio en 571 a.C. y realmente es la última que aparece en Ezequiel.
Nabucodonosor conquistó finalmente Tiro después de un largo y costoso sitio de quince
años (586–571 a.C.). No planeó tal costo, por lo que fue hacia el sur y conquistó Egipto para
recuperar todo lo perdido al tomar Tiro. Ezequiel colocó esta profecía aquí para describir
quién llevaría su juicio a Egipto. Dios utilizaba a Nabucodonosor, un hombre malvado, como
un instrumento de su juicio sobre Tiro, Judá y Egipto, naciones de por sí malvadas.
Esta profecía no está fechada, pero su tema es similar a las otras: Es una profecía en contra
de Egipto y sus aliados. Debido a la soberbia y a la idolatría de los egipcios, serían abatidos;
caerán en manos de Nabucodonosor.
30:12 Los Faraones de Egipto declararon que habían creado el Nilo, el río del cual dependía
toda la nación. Si Dios secaba el Nilo, la nación sería destruida. Secar el Nilo denota su
profundidad. Se incapacitaría por completo a Egipto. Esto era un mensaje claro para Judá a
fin de que no confiara en la ayuda egipcia en contra de los babilonios.
30:13–19 La lista de las ciudades que serían destruidas muestra el grado de destrucción. La
nación quedará sin príncipes. Sus ídolos serán destruidos y sus ciudades serán tomadas por
asalto.
Esta profecía la recibió Ezequiel en 587 a.C., mientras Jerusalén estaba bajo el ataque de
Babilonia. Judá se rebeló en contra de Babilonia e hizo alianza con Egipto a pesar de las
advertencias de Dios (Jer. 2:36-37). El Faraón Hofra hizo un intento poco sincero de ayudar
a Jerusalén, pero cuando el ejército de Nabucodonosor se volvió en su contra, huyó de
regreso a Egipto (Jer. 37:5–7). Cuando Ezequiel dijo que Dios quebraría el brazo del Faraón,
se refería a estas derrotas.
158
Dios destruyó la superioridad militar de Egipto y se la dio a Babilonia. Al tiempo de esta
profecía, los habitantes de Jerusalén habían estado sitiados por los babilonios por más de
un año. Cualquier esperanza de que Egipto pudiera rescatar la ciudad mediante un segundo
ataque contra Nabucodonosor es finalmente contradicha en este mensaje.
5) Alegoría del poderoso cedro (31:1-18)
Este mensaje se recibió en 587 a.C., Ezequiel comparó a Egipto con Asiria, llamando a
Asiria un gran cedro. Los egipcios verían la caída de la poderosa Asiria como un ejemplo de
lo que les sucedería a ellos. Al igual que Asiria, Egipto se ensoberbeció por su fuerza y
belleza, esto sería la causa de su caída. Lo talarían como un árbol poderoso y lo enviarían al
lugar de los muertos.
31:9 “Todos los árboles del Edén” puede referirse a las naciones del mundo que sentían
celos del poder y esplendor de Asiria.
31:11 El “poderoso de las naciones” quizás sea Nabucodonosor (Dn. 2.37- 38).
La gloria de Egipto y el grado de su caída son ilustrados por la alegoría de un cedro
majestuoso que es cortado.
31:18 Yacerás en medio de los incircuncisos, junto con los muertos a espada. Siendo
que los egipcios practicaban la circuncisión y daban gran énfasis a los ritos apropiados de
sepultura, esta predicción habría sido doblemente aborrecible para ellos.
Esta profecía se dio en 585 a.C., dos meses después de que las noticias de la caída de
Jerusalén llegaran a los cautivos en Babilonia. Ezequiel profetizó numerosos juicios sobre
muchas naciones malvadas. Estos juicios sirvieron para un propósito positivo: mostrar que
las fuerzas del mal son siempre derrotadas y que un día Dios destruirá todo mal, haciendo
de este mundo un lugar perfecto, tal como lo planeó en un principio. También sirven como
advertencias de que solo Dios es soberano. Incluso los gobernantes más poderosos, como
el Faraón, caerán ante Dios. Todos son responsables ante Él.
32:2 A pesar de que Faraón se creyó un león, ante los ojos de Dios no era nada más que un
“dragón” que enturbiaba las aguas. El juicio de Dios se reduciría a la verdadera medida de
Faraón. Egipto es nuevamente advertido de su caída ante los babilonios.
7) Descenso de Egipto al mundo inferior (32:17-32)
Los hebreos creían en la existencia más allá de la muerte para todos, buenos y malos. El
mensaje de Ezequiel daba por sentado que a las naciones malvadas ya las enviaron allí (a
la “sepultura”) y que Egipto pronto las seguiría. Las palabras aquí son más poéticas que
doctrinales. A los egipcios les preocupaba el más allá (las pirámides se construyeron con el
propósito de asegurar la comodidad del Faraón en el más allá).
159
32:21-32 El Seol, la región del más allá, se condenan en juicio a todos los enemigos de
Dios, la experiencia es que muchos experimentan la misma suerte que impusieran con tanta
rapidez a otros.
32:24–26 Elam era una nación de guerreros feroces. Nabucodonosor la conquistó (Jer.
49:34–39) y finalmente reconstruyeron el país y llegó a ser parte de Persia. Mesec y Tubal
eran territorios localizados en la región oriental de Asia Menor, ahora Turquía oriental y
central.
En los capítulos 38 y 39 se describen como aliados de Gog, el príncipe de la confederación y
están incluidos entre las naciones malvadas que se juzgarán por pelear en contra del pueblo
de Dios.
Después de leer las profecías de Ezequiel en contra de estas naciones extranjeras surge la
pregunta si fue ciegamente leal a su nación. Ezequiel, no obstante, hablaba solo cuando
Dios le daba un mensaje (3:27). Además, los profetas pronunciaban juicio de Dios sobre su
pueblo pecador así como sobre sus enemigos.
Pero si Babilonia era el enemigo de Dios, ¿por qué no se menciona en los juicios de
Ezequiel? Tal vez por las siguientes razones:
1. Dios quería fomentar un espíritu de cooperación entre los cautivos y Babilonia para
preservar a su pueblo.
2. Dios seguía utilizando a Babilonia para purificar a su propio pueblo.
3. Dios quería utilizar a Daniel, un funcionario poderoso en Babilonia, para llevar a los
babilonios a Él.
El capítulo 33 establece una nueva dirección para las profecías de Ezequiel. Hasta aquí,
Ezequiel ha pronunciado juicio por los pecados sobre Judá (capítulos 1–24) y las naciones
malvadas que la rodean (capítulos 25–32).
Ahora que Jerusalén cayó, cambia de los mensajes de fatalidad y juicio a mensajes de
consuelo, esperanza y restauración futura para el pueblo de Dios (capítulos 33–48).
Este pasaje tiene inicialmente un tema similar a aquel en 3:16–21. Con anterioridad, Dios
designó a Ezequiel para que fuera un atalaya que advirtiera a la nación del juicio. Aquí Dios lo
designa para ser nuevamente un atalaya, pero esta vez para predicar un mensaje de
160
esperanza. Ezequiel ha de actuar como centinela para Israel. Junto con la tarea vienen a la vez
responsabilidades y sanciones.
Todavía hay secciones de advertencia (33:23–34:10; 36:1–7), pero estas son parte de un
cuadro de esperanza mayor.
33:10-20 El mensaje continúa atacando dos conceptos respecto a la naturaleza del pecado de
Israel:
La primera era un tipo de fatalismo, donde la gente sostenía que ellos estaban
atrapados en su propia maldad, que Dios hasta estaba contento de verles en tal estado;
y, si Dios lo quería de esa manera, no había objeto aun en tratar de cambiar. Esta idea
se rechaza. Dios no se complace en la muerte aun del impío. Era responsabilidad de
ellos cambiar sus caminos.
33:21 El año 12: Algunos versiones dicen año “11”. Si es así, y se refiere al reinado de
Sedequías, luego el intervalo de tiempo entre la caída de la ciudad y la visita del fugitivo a
Ezequiel fue de unos seis meses. Según Esd. 7:9, un viaje directo de Babilonia a Jerusalén
llevaba cuatro meses completos.
El sitio había terminado. Jerusalén había caído y la tierra había quedado desolada. Muchos
habían muerto y otros deportados o forzados a huir. Sin embargo, había algunos sobrevivientes.
33:23-33 Los que habían quedado, lejos de volverse a Dios, mantenían su idolatría. Además,
se dedicaban a apropiarse las posesiones y tierra de sus vecinos, aun abusando de las viudas
que quedaban (24–26). Ezequiel les advierte que por lo que se estaba haciendo sobrevendría
más desolación en la tierra.
161
33:24 Abraham era sólo uno: Su razonamiento era que si Abraham, un individuo solo, pudo
tomar posesión de la tierra, entonces no sería problema para ellos hacerlo, que eran mucho
más numerosos.
33:32 El pueblo venía a escuchar a Ezequiel con el fin de entretenerse. No les interesaba
escuchar un mensaje del Señor para ponerlo en práctica.
La figura del pueblo de Dios como un rebaño de ovejas aparece varias veces a través de la
Biblia. En este mensaje los pastores de la época, es decir los gobernantes de Israel, son
reprendidos por su egoísmo y falta de cuidado por sus súbditos. Además, algunas ovejas
habían engordado a expensas de otras, es decir, algunas personas habían adquirido riqueza y
poder oprimiendo a otras que eran más pobres y más débiles. Ezequiel advierte que la justicia
será restablecida.
Ezequiel llamó a los cautivos “Israel”, refiriéndose a los judíos del cautiverio, tanto del reino del
norte como del sur. Criticó a los líderes de Israel por preocuparse por ellos y no por su pueblo.
Enfatizó sus pecados (34:1–6) y pronunció juicio sobre ellos (34:7–10).
34:13 Las reuniré … las traeré: la promesa de restauración toma énfasis especial en los
capítulos 34–48. No obstante, también ocurre en profecías anteriores: 11:17; 16:60; 20:34, 42;
28:25.
33:23-29 Luego prometió que vendría un verdadero Pastor (el Mesías) que cuidaría al
pueblo como se suponía que los otros líderes debían hacerlo.
En este hermoso mensaje se ve el destino de esos pastores, la obra del nuevo Pastor y el
futuro de las ovejas. La advertencia se torna en una promesa para el futuro. El Señor no sólo
salvará a sus ovejas, sino que también levantará a su siervo David para que las apaciente, y
hará un pacto de paz con ellas. Como en otras profecías, el nombre es simbólico. La referencia
a David no significa que el antiguo rey David será literalmente resucitado y establecido como
gobernante. Su valor primordial es que el futuro gobernante tendrá los atributos ejemplares de
David, alguien en quien el Señor se deleitaba y que triunfaba sobre los enemigos de Israel.
También hay referencia a David en 37:24–26, donde su gobierno se describe como durando
para siempre. El mismo pasaje también hace referencia al pacto eterno de paz que el Señor
hará con su pueblo, un tema casi idéntico a aquel de 34:25–30.
Ambos pasajes están claramente mirando hacia adelante, no sólo al futuro inmediato de
Israel sino también a su futuro lejano. Dios hará la paz con el pueblo, y levantará a un pastor
para que las gobierne.
162
Ezequiel profetizó de nuevo en contra de Edom (también llamado Seir). Su primera profecía
contra Edom aparece en 25:12–14.
En esta profecía, Ezequiel quizás utiliza a Edom para representar a todas las naciones que se
oponían al pueblo de Dios. El capítulo 36 dice que Israel será restaurado, mientras que en este
capítulo dice que Edom (los enemigos de Dios) será “desierto y soledad”.
Es importante notar que los capítulos 35 y 36:1–15 forman una sola profecía. La figura que
corre a través de él es la de montes. El monte de Edom, monte Seír, será desolado (35:7, 14),
en tanto que los montes de Israel se tornarán fructíferos (36:8, 9) y repoblados (36:10–12).
36:21–23 ¿Por qué quería Dios proteger su santo nombre (su reputación) entre las
naciones del mundo?
A Dios no sólo le preocupaba la salvación de su pueblo, sino también del mundo entero.
Permitir que su pueblo permaneciera en pecado y que sus enemigos lo destruyeran siempre
llevaría a otras naciones a la conclusión de que sus dioses paganos eran superiores en poder al
Dios de Israel (Is. 48:11).
163
Israel había profanado el nombre de Dios mediante su perversidad, y fue destruida. Como
resultado, las naciones consideraron esa derrota como una señal de la debilidad del Señor. Por
lo tanto, Dios se proponía llevar de vuelta a los israelitas a la tierra, no primordialmente por
consideración a ellos, sino para vindicar la santidad de su grandioso nombre. Cuando llegara
ese tiempo, todas las naciones sabrán que el Señor Dios de Israel es el único y verdadero Dios.
Así que, por causa de su nombre, enviaría de regreso a la tierra a un remanente de su pueblo.
Dios no compartirá su gloria con dioses falsos, solo Él es el único Dios verdadero. El pueblo
tenía la responsabilidad de representar a Dios en forma adecuada ante el resto del mundo.
36:25–27 Dios prometió restaurar a Israel no solo material, sino espiritualmente. Para lograrlo,
le daría un nuevo corazón para seguirlo y pondría su Espíritu Santo en ellos para transformarlos
y darles poder para hacer su voluntad.
36:26 Corazón de carne: el uso del término carne aquí no debe ser confundido con su uso en
otras partes de la Biblia, donde a menudo denota flaqueza o corrupción. En este pasaje
corazón de carne es contrastado con corazón de piedra, implicando que la naturaleza fría como
la piedra y dura de corazón del pueblo sería reemplazada por una espiritualidad cálida y viva.
Se vuelve a prometer un nuevo pacto (16:61–63; 34:23–25), que se cumplirá finalmente en
Cristo.
36:32 Dios dijo que el pueblo debía avergonzarse por sus pecados. El pueblo se endureció
tanto, que perdió toda sensibilidad hacia el pecado. Primero tenía que “recordar” sus pecados
(36:31), luego despreciarlos y finalmente arrepentirse de ellos.
164
El valle no era real, es decir, no existía en realidad en la tierra; tampoco los huesos. “Me llevó
en el Espíritu” significa que Dios comunicó a Ezequiel una visión profética, en este caso,
mediante el simbolismo, representando los lugares del mundo donde estaba esparcido Israel.
Experiencia de la misma índole tiene el apóstol Juan al estar “en el Espíritu en el día del Señor”
para recibir las revelaciones de Apocalipsis (Ap.1:10).
Esta visión aún no se ha cumplido. Ezequiel sintió que quizás hablaba a los muertos cuando
predicaba a los cautivos porque casi no respondieron a su mensaje. ¡Pero estos huesos
respondieron! Y de la misma forma en la que Dios vivificó los huesos secos, volverá a dar vida a
su pueblo espiritualmente muerto. Los huesos secos representaban la condición de muerte
espiritual del pueblo.
Dios le mandó a Ezequiel que profetizara sobre los huesos. Entonces se les dio vida a los
huesos en dos etapas:
1. Un restablecimiento político en la tierra de Israel.
2. Una restauración espiritual de la fe.
No se da el tiempo entre estas dos etapas.
Se dio esta visión para asegurarles a los exiliados que serían restablecidos por el poder de Dios
y volverán a ser una comunidad activa en la tierra prometida, a pesar de sus circunstancias al
parecer sin esperanza.
37:9-10 El regreso a la vida de Israel recuerda la creación del hombre como se describe en
Gn.2:7, Adán fue formado primero físicamente, y después Dios sopló en él “ aliento de vida”.
De igual modo, el Israel muerto sería primero restaurado físicamente, y luego Dios le daría
aliento de vida (derramaría su Espíritu sobre ellos).
37:12-14 La visión de los huesos que volvieron a vivir se cumpliría en la época de la
restauración de Israel, no sólo física sino también espiritualmente. Esa restauración se cumplió
primeramente en la época de Ciro, pero se cumplirá plenamente sólo cuando Dios reúna a los
israelitas en su tierra al final de los tiempos y ocurra un gran despertamiento espiritual. Muchos
judíos creerán en Jesucristo y lo aceptarán como su Mesías antes que Él vuelva para
restablecer su reino sobre la tierra.
La reunión de Judá e Israel (37:15–17)
El pueblo de Israel se había separado en dos reinos, Israel y Judá, desde el fin del reinado de
Salomón casi tres siglos antes. No sólo ellos serían restaurados, como se prometió en la
profecía anterior, sino que además llegarían nuevamente a ser una nación.
Los dos palos representan la unión de la nación dividida de Israel, después de Salomón, en los
reinos del norte y del sur. Los cautivos esparcidos de Israel y de Judá serían liberados de sus
“sepulcros” de cautiverio y algún día se reunirían en su tierra natal, con el Mesías como líder.
37:16 El primer palo era para Judá, la tribu líder en el reino del sur. El otro era para José, por
ser el padre de Efraín, la tribu líder del reino del norte.
165
37:24-28 La promesa de Dios aquí va más allá de la restauración física y geográfica de Israel.
Promete dar una nueva vida espiritual a su pueblo para que sus corazones y actitudes sean las
correctas hacia Él y unidas entre sí.
Tendrían un gobernante, que se describe aquí como mi siervo David. Al llamar al nuevo
gobernante David, la profecía implica que tendría todos los dignos atributos del rey David y
todos sus privilegios de linaje, derecho al trono y posición ante Dios a la luz de sus promesas.
Estos capítulos describen de una forma apocalíptica la liberación por parte de Dios de su
pueblo de una invasión sin paralelo por parte de un terrible enemigo. Israel ha sido restaurado
a su propia tierra y convertido. La morada de Dios se halla en medio de ella y está viviendo en
prosperidad y seguridad. Sus enemigos vecinos ya no la molestan más. Entonces en el futuro
distante, unas naciones que habitan en los márgenes del mundo llevan a cabo una invasión
preanunciada.
En el capítulo 38 Ezequiel describe una coalición de naciones que harán un último ataque
contra Israel después del regreso del pueblo a su tierra natal, procurando destruir la nación y
poseerla tierra. En el capítulo 37, Ezequiel reveló cómo Israel, el pueblo de Dios, sería
restaurado a su tierra proveniente de muchas partes del mundo. Una vez que Israel se
fortaleciera, una confederación de naciones del norte la atacarían, guiadas por Gog
(mencionado también en Ap. 20:8).
V. 2 Gog era el rey de la tierra de Magog y principal gobernante sobre Ros, Mesec y Tubal.
En Gn. 10:2, Magog, Mesec y Tubal son los nombres de los hijos de Jafet. Se le llama Gog al
líder de esas naciones; pero al final las naciones no tendrán éxito; serán derrotadas por Dios
mismo.
Su propósito sería destruir al pueblo de Dios. Los aliados de Gog vendrían del área
montañosa del sureste del mar Negro y suroeste del mar Caspio (la actual Turquía central),
así como del área que hoy en día es Irán, Etiopía, Libia y quizás la ex Unión Soviética. Gog
166
sería una persona, pero también podía ser un símbolo de toda la maldad del mundo. Ya sea
simbólico o literal, representa el poder militar reunido de todas las fuerzas que se oponen a
Dios.
38:5 Persia, Cus y Put. Estos países son aliados de los ejércitos de Gog: Persia, Cus
(Etiopía), Put (Libia o algún otro país del norte de África), Gomer (pueblo al norte del mar
Negro) y la casa de Togarma (Armenia)
La futura batalla que se describe aquí será dirigida por un descendiente de Jafet. Gog pudiera
también ser un nombre que simboliza la maldad y la oposición a Dios.
Es probable que los países que se mencionan estén ubicados muy al Norte de Israel (38:6,15;
39:2). A ellos se unirán ejércitos del Este y del Sur. Las tierras que Gog gobernó, han de
ubicarse probablemente en la región de Asia Menor y el mar Negro. Estas tierras estarían
entonces en las regiones más lejanas del mundo del Medio Oriente. Bien puede ser que Gog
y sus naciones son simbólicos de la gente del mundo que presenta acusaciones contra el
pueblo de Dios. (El libro de Apocalipsis se refiere a Gog y a Magog en este sentido, 20:8.)
Muchos dicen que la batalla que Ezequiel describió ocurrirá al final de la historia humana, pero
existen muchas diferencias entre los sucesos descritos aquí y los de Apocalipsis 20.
Es difícil establecer el tiempo de esta batalla, pero lo más probable es que no sea
específicamente la batalla de Gog y Magog en Ap. 20:7-9, que ocurrirá al final del Milenio;
sino a la Batalla de Armagedón al final de la Tribulación.
Lo que Ezequiel vio acerca de Gog, en parte se cumple en Armagedón; pero, además de eso,
en su totalidad se cumplirá en la rebelión final contra Cristo.
La implicación de esta profecía es que en días futuros el pueblo de Dios experimentará las
máximas fuerzas del mal alineadas contra ellos. La superioridad de éstas parecería
insuperable, pero el poder de Dios protegería a su pueblo. El enemigo sería derrotado.
Visto así, la profecía llega a ser una advertencia que, aun después del regreso del exilio, el
pueblo de Israel experimentaría al mismo tiempo fuerzas inmensas en su contra. No obstante,
estas fuerzas serían derrotadas, y su destrucción sería grande.
38:21-22 Dios intervendrá directamente en defensa de Israel, desencadenando desastres
naturales severos sobre los invasores del norte. Al final, las naciones paganas golpeadas se
volverán contra sí mismas en confusión y pánico. Todos los que se opongan a Dios serán
destruidos.
Dios confundirá a los ejércitos invasores de tal modo que algunas naciones se volverán contra
sus aliados. También destruirá directamente a los ejércitos mediante terremotos,
enfermedades y otros sucesos catastróficos.
167
La historia de la batalla continúa en el capítulo 39. Se reitera el juicio de Dios contra Gog y
describe el total aniquilamiento del enemigo de Israel. Pone en relieve la milagrosa
intervención de Dios a favor de su pueblo.
La derrota de las fuerzas del mal será final y completa. Por la intervención divina se destruirán
por entero. Debido a esta victoria, el nombre de Dios se conocerá en todo el mundo. Su gloria
será evidente y las naciones comprenderán que solo Dios está a cargo de la historia de la
humanidad.
39:9, 12 Siete años. Los “siete años” pudieran indicar siete años literales, o pudiera ser un
número simbólico que significa la absoluta destrucción de los enemigos. Sus armas
abandonadas proveerán a Israel de combustible durante siete años. Se precisará de siete
meses para enterrar sus cadáveres y también la carne y sangre de ellos será un festín para
las fieras y las aves. En cualquier caso el mensaje de este capítulo es claro: el pueblo de Dios
será al fin victorioso y se suprimirá toda la maldad y sufrimiento.
39:12–16 Dos temas se entrelazan aquí:
1. La victoria total de Dios sobre sus enemigos
2. La necesidad de purificar la tierra para santificarla.
39:17–20 Después de la batalla final, se utilizarán equipos para dar sepultura adecuada a los
cuerpos muertos de los enemigos a fin de limpiar la tierra. La tierra se contaminó por
cadáveres insepultos. Los que estuvieran en contacto con los cadáveres en las afueras serían
ceremonialmente inmundos. Aun así, habrá tantos que toda clase de pájaros se llamarán a fin
de ayudar a disponer de los cadáveres.
39:29 Tanto en esta profecía como en Joel 2:28-29, Dios promete derramar su Espíritu sobre
la humanidad.
II. La restauración de Israel en el reino (40:1—48:35)
Esta última profecía es la más extensa de todo el libro. Pertenece a ese grupo de profecías
que Ezequiel introduce con la expresión vino sobre mí la mano de Jehová. Es una de esas
visiones que Ezequiel experimenta físicamente; dentro de la visión él se siente transportado a
otro lugar.
Tanto Jerusalén como el templo habían sido devastados más de 12 años antes. El pueblo de
Israel estaba disperso en el exterior o viviendo en la pobreza en su propia tierra arruinada. La
línea real había desaparecido. Había escasa indicación de que su antiguo modo de vida
volvería.
Es en esta ocasión que Ezequiel experimenta su visión. Es una mezcla de lo ideal y lo real. Es
llevado a y conducido alrededor de un nuevo templo. Ve la gloria de Jehová entrar al templo y
oye al Señor declarar que estará allí para siempre.
168
A. El templo nuevo (40:1—43:27)
Los capítulos 40–43 dan las medidas del templo y luego describen la forma en que se llenó de
la gloria de Dios. Debido a que Ezequiel era un sacerdote, estaba familiarizado con el
mobiliario y las ceremonias del templo de Salomón.
Ezequiel es llevado en una visita guiada del nuevo templo, aunque permanece fuera del
santuario interior. Sólo un sumo sacerdote podía entrar al santuario interior.
Capítulo 40
Ezequiel recibió esta visión en 573 a.C. veinticinco años después que había comenzado su
exilio. Es transportado en una visión al monte del templo (Monte Sion), donde un guía celestial
le conduce e una visita al Templo, empezando por la puerta del atrio exterior. Su propósito
era alentar al pueblo revelándole que habría una total restauración de la gloria de Dios en el
futuro, que daría por resultado unción y bendición que durarían para siempre.
La construcción del templo vislumbró un tiempo de completa restauración para los cautivos,
un tiempo cuando Dios volvería a su pueblo. Después del exilio, el templo se construyó en
520–515 a.C. (Esd. 5-6), pero no alcanzó a abarcar el plan de Ezequiel.
Esta visión del templo se ha interpretado básicamente en cuatro formas:
1. Este es el templo que sin duda Zorobabel construyó en 520–515 a.C. y es el plano real
que Ezequiel proyectó. Pero debido a la desobediencia (43:2–10), nunca se siguió.
2. Este es un templo literal que se reconstruiría durante el reinado de Cristo en el Milenio.
3. Este templo simboliza la verdadera adoración a Dios por la iglesia cristiana actual.
4. Este templo representa el reino futuro y eterno de Dios, cuando su presencia y
bendición llenen la tierra.
Ya sea simbólico o literal, parece claro que esta es una visión del reino perfecto y final de
Dios. Esto dio esperanza al pueblo en los tiempos de Ezequiel, los que acababan de ver la
destrucción de su nación y su templo sin ninguna esperanza de reconstrucción en un futuro
cercano. Los detalles de esta visión dieron al pueblo mayor esperanza porque la visión de
Ezequiel procedía de Dios y sin duda se cumpliría en el futuro.
Un argumento en contra de que el templo que vio Ezequiel se trata literalmente de un edificio
del futuro es que se mencionan sacrificios (40:38–43). Si los sacrificios se volvieran a instituir
en los últimos días, el sacrificio final de Cristo no tendría significado como tal. El Nuevo
Testamento aclara que Cristo murió una sola vez por el pecado de toda la humanidad.
Nuestros pecados se han borrado, ya no hacen falta sacrificios posteriores. Sin embargo, en
los días de Ezequiel, la única clase de adoración que el pueblo conocía era la que incluía los
sacrificios y las ceremonias descritas desde Éxodo hasta Deuteronomio.
169
Ezequiel explicó la morada de Dios con palabras e imágenes que la gente comprendiera. Dios
quería que vieran el gran esplendor que planeó para los que fueran fieles. Esta clase de
templo nunca se construyó, pero era una visión que tenía el propósito de tipificar los planes
perfectos de Dios para su pueblo: la importancia de la adoración, la presencia del Señor, las
bendiciones que fluyen de Él y el método de adoración junto con las tareas que la
acompañan.
40:3-4 ¿Quién era este hombre? Es obvio que no era un ser humano, por lo que tal vez fuera
el ángel de 9:1–11 o uno similar. Algunos dicen que quizás fue Cristo, debido a que le habla a
Ezequiel de la misma manera en que Dios lo hizo, llamándolo: “Hijo de hombre”.
40:5 La casa ser refiere al templo, la casa de Dios. El codo hebreo era de 44.65 cms. El codo
largo era de 52.52 cms. Y la caña de Ezequiel era de alrededor de 3.15 Mts.
40:38-39 El lavado de los sacrificios se hacía de acuerdo a las normas establecidas para la
preparación en Lev. 1:6–9. Esto era parte del proceso de presentar un sacrificio acepto para
Dios.
Capítulo 41
Dentro del atrio interior estaban el edificio del templo y el altar (el altar estaba frente al
templo). El hombre llevó a Ezequiel al vestíbulo del templo y midió sus dimensiones. El
entonces condujo a Ezequiel al santuario exterior y midió su entrada. Fue más allá, entrando
al santuario interior y midiéndolo también. Este santuario era el lugar santísimo.
41:4 La santidad de Dios es un tema central a través del Antiguo y del Nuevo Testamentos. El
Lugar Santísimo era la habitación más interior del templo. Allí se guardaba el arca del pacto y
en donde se decía que moraba la gloria de Dios. El sumo sacerdote entraba al Lugar
Santísimo una sola vez al año para llevar a cabo una ceremonia de expiación por los pecados
de la nación.
41:22 Las dimensiones dadas se ajustarían tanto a las de la mesa del pan de la proposición
(Éx. 25:30) o las del altar de incienso (Éx. 30:1–3).
Capítulo 42
A ambos lados del templo, frente al atrio del mismo, estaban las cámaras de los sacerdotes.
Los sacerdotes debían consumir allí las ofrendas más santas. Las cámaras eran santas.
42:14 Acercarnos a nuestro Dios santo no debe tomarse a la ligera. Las vestiduras santas que
se requería que los sacerdotes usaran pueden simbolizar la importancia de tener un corazón
santo cuando nos acercamos a Dios. Los sacerdotes tenían que usar estas vestiduras
especiales a fin de ministrar en los lugares santos del templo. Debido a que los atuendos eran
santos, los sacerdotes debían cambiarse de ropa antes de salir de nuevo al público.
170
42:15-20 La simetría perfecta del templo de la visión de Ezequiel puede ser símbolo del orden
y la armonía del Reino de Dios.
Capítulo 43
Esta es la culminación de los capítulos 40–42, porque la gloria de Dios vuelve al templo. Es
todo lo contrario al tono negativo del libro y sirve como un final adecuado para todos los
pasajes relacionados con las bendiciones reservadas para el remanente restaurado.
43:2 El hombre llevó a Ezequiel a la puerta oriental. Vio la gloria de Dios que retorna al templo
llenando, viniendo desde el oriente. En Ezequiel 11:22-23, la gloria de Dios había abandonado
el templo y se detuvo en el Monte de los Olivos, al este de Jerusalén, antes de abandonar la
ciudad. Esta profecía establece que esta gloria también regresará por el Este. La implicación
aquí es que Dios estaba regresando a su pueblo.
43:3 El río Quebar se unía al río Éufrates y fue el lugar donde se establecieron los judíos
cautivos en Babilonia.
43:9-11 Cuando Dios se apartó de la ciudad, esto fue una señal para la destrucción de la
ciudad y el templo. Para que Dios volviera ahora, debían cumplir su condición: eliminar la
idolatría.
En estos versículos se explica el significado de los caps. 40–48. El pueblo de Israel ha de
contemplar el plan del templo. Si se avergüenza de sus acciones pasadas, entonces deben
ser animados a observar las leyes y reglas adjuntas. No se dice explícitamente que debieran
reedificar un templo conforme al plan dado aquí.
Algunos comentaristas consideran que estos versículos indican que Ezequiel ordenaba al
pueblo de sus días a que construyera el templo según diseños y regulaciones que el
arquitecto angelical le dio. Pero el pueblo nunca se arrepintió, las condiciones nunca se
cumplieron, de modo que se pospuso el regreso de la gloria de Dios a la ciudad.
43:12 La ley básica del templo de Dios era la santidad, que requiere separación de todo
pecado y de toda maldad.
43:18–27 Esta visión se remontaba simultáneamente al pasado, con el monte Sinaí, y al
futuro, con el monte Calvario. Cuando el pueblo regresara del cautiverio, buscaría el perdón
mediante el sistema de sacrificios instituido en los días de Moisés.
La cuestión de reanudar los sacrificios de animales después del final y supremo sacrificio de
Cristo ha desconcertado a los intérpretes. Algunos insisten en que el templo de Ezequiel con
sus sacrificios no puede ser literal porque el sacrificio expiatorio de Cristo cumplió e hizo
obsoletos los sacrificios del AT.
Tal vez Ezequiel estaba describiendo desde el punto de vista del AT los beneficios del
sacrificio expiatorio de Cristo, que es válido para todas las épocas. Lo más probable es que
los sacrificios serán literales como ofrenda ofrecida a Dios así como lo hacían antes de la Ley.
171
B. La nueva adoración (44:1—46:24)
Capítulo 44
La puerta oriental ha de permanecer cerrada. Ezequiel es llevado al frente del templo. Allí ve
la gloria de Jehová llenando el templo.
44:2 ¿Por qué debía permanecer cerrada esta puerta que mira al oriente?
Hay varias razones:
Por esta puerta Dios entró al templo y nadie más podía caminar por donde Él lo hizo
(43:2)
La puerta cerrada indicaba que Dios nunca más abandonaría el templo (10:19; 11:23)
Evitaría que la gente adorara al sol mientras salía por el este, desde el interior del
templo (8:16).
44:3 A pesar de que a Cristo se le llama Príncipe (37:25), este príncipe tal vez no sea Él,
debido a que ofrece un sacrificio a Dios (46:4) y puede entrar solo por el “vestíbulo de la
puerta”. Es el gobernador principal de la ciudad, pero se distinguirá de los demás príncipes
pues será justo y recto. Otro punto de vista es que describe un cuadro futuro donde Cristo
ofrece en sacrificio su propia vida a Dios.
44:9 A los incrédulos no se les permitiría la entrada al templo. La visión de Ezequiel era para
una adoración restaurada, pura, donde solo participarían los que se prepararán física y
espiritualmente. En 47:22, 23, encontramos que a pueblos de otras naciones se les permite
unirse a la adoración al aceptar las normas de fe y prácticas declaradas en la Ley.
44:15 Se mencionan a los descendientes de Sadoc debido a que los sacerdotes de esta línea
permanecieron fieles a Dios, mientras que otros se corrompieron. Sadoc: fue sacerdote en la
época de David (2 Sam. 15:24–29). Los sacerdotes no sadoquitas serían castigados por su
desobediencia pasada al ser privados de las funciones más elevadas del sacerdocio.
Sadoc apoyó la decisión de Dios para que Salomón sucediera a David y, por lo tanto, lo
designaron sumo sacerdote durante su reinado (1 Re.1:32–35; 2:27,35). Sus descendientes
se consideraban como la línea sacerdotal verdadera durante el período intertestamentario.
Los levitas que previamente habían seguido la idolatría podrán aún servir en el santuario, pero
los sadoquitas podrán acercarse al Señor para ofrecer sacrificios.
4:20–31 Estas leyes se dieron en un principio al pueblo de Dios en el desierto. Aparecen en
los libros de Éxodo y Levítico. Revelan la importancia de acercarse a Dios con respeto, y dan
principios a los sacerdotes para que vivan por encima de todo reproche, a fin de cumplir con
su responsabilidad de enseñar al pueblo “a hacer diferencia entre lo santo y lo profano”
(44:23).
172
Capítulo 45 – 46
Capítulo 47
Se le muestra entonces a Ezequiel un gran río que fluye del templo hacia el mar Muerto. El
Arabá es la depresión geológica sobre la cual yace el Mar Muerto. “Recibirán sanidad las
aguas” se refiere al Mar Muerto, una masa de agua tan salada que nada puede vivir en ella. El
río sanará las aguas del Mar Muerto, para que pueda sustentar la vida. Esta es otra ilustración
de la naturaleza vivificante del agua que fluye del templo de Dios.
El agua en el mar Muerto se sanea por el río, y rebosa de peces. Sobre las riberas del río
crecen árboles frutales, pero los pantanos permanecen salados.
Este río es similar al mencionado en Apocalipsis 22.1-2, ambos asociados con el río de vida
del huerto de Edén. El río simboliza la vida que proviene de Dios y las bendiciones que fluyen
de su trono. Es un río manso, seguro y profundo, que se extiende a medida que fluye.
47:13-23 Se da a Ezequiel una descripción de los límites de la tierra que se divide entre las
tribus de Israel.
173
En la restauración habrá lugar para los extranjeros. Aun los hijos de extranjeros heredarán
propiedades como los israelitas. Cualquiera que acepte las normas y esté dispuesto a
obedecer podrá disfrutar de las bendiciones del gobierno de Dios.
Capítulo 48
El libro de Ezequiel comienza con una descripción de la santidad de Dios, que Israel
despreció y pasó por alto. Como resultado, la presencia de Dios abandonó el templo, la
ciudad y el pueblo. El libro termina con una visión detallada del nuevo templo, de la nueva
ciudad y del nuevo pueblo: todos demostrando la santidad de Dios.
Estas profecías fueron, en primer lugar, para el pueblo del tiempo de Ezequiel. Su contenido
fue expresado en términos que la gente de entonces conocía y entendía. La determinación de
las profecías no ha de verse como hechos aislados, sino como un proceso. Su propósito era
el de traer esperanza cuando toda esperanza se había agotado, y traer consejo cuando la
razón misma para vivir no era evidente. Su cumplimiento comenzaba el día en que se
entregaban. El pueblo de Dios nunca sería abandonado, no importa qué calamidad pudiera
confrontarle.
Esto no significa llegar a la conclusión de que tales profecías no tienen significado para
nosotros hoy. Como hemos visto, la caída de las naciones y las devastaciones de la guerra
son noticias tan familiares en nuestras pantallas de TV como lo fueron para las profecías de
Ezequiel. No obstante, sobre todas las cosas, el mismo Dios nos extiende la misma
esperanza de futura restauración.
¡Gloria a Dios por este estudio, “Pedid por la paz de Jerusalén…” (Salmo 122:6)
174