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MATERIA
ARMONÍA DE LOS
CUATRO
EVANGELIOS
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PROGRAMA DE ASIGNATURA
DESCRIPCIÓN DE LA ASIGNATURA
OBJETIVO GENERAL
OBJETIVOS ESPECÍFICOS
METODOLOGÍA
Método constructivista
Método expositivo
Método deductivo e inductivo.
TÉCNICAS DE EVALUACIÓN
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INSTRUMENTOS DE EVALUACIÓN
CONTENIDO:
Primera Unidad:
1. Introducción
3. El nacimiento de Jesús
Segunda Unidad:
9. El segundo discurso
Tercera Unidad:
3
14. El viaje a Perea: Camino a Jerusalén
Cuarta Unidad:
RECURSOS DIDÁCTICOS:
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
EDERSHEIM, ALFRED
“La vida y los tiempos de Jesús el Mesías”
Tomo I, talleres-gráficos M.C.E. Horeb, España 1988
HOFF, PABLO
“Se hizo Hombre”
Editorial Vida, florida 1992
STALKER, JAMES
“Vida de Jesucristo”
Editorial Caribe, Miami Florida 1973
FRANCISCO COOK
“La vida de Jesucristo”
Editorial Portavoz, Michigan EE.UU. A.1999
Donals C. Stampas
“Biblia de estudio Pentecostal”
Editorial Vida, Florida, 1996
Thomas Nelson
“Biblia el Diario Vivir”
4
Editorial Caribe Nashville, Tennessee EE.UU. 1997
5
CRONOGRAMA DE CLASES DE ARMONÍA DE LOS CUATRO EVANGELIOS - CICLO I – 2009
1) Introducción
2) Los antepasados de Jesús No. 1
3) El nacimiento de Jesús No. 2
4) El Bautismo, prueba y preparación de
(Ver pág. 6)
Jesús
PRIMER EXAMEN
5) Comienzo de su ministerio
6) El primer discurso de Jesús
7) Los milagros de Jesús No. 3
8) El segundo discurso de Jesús No. 4
SEGUNDO EXAMEN (Ver pág. 6)
9) Viajes de Jesús en Galilea
10) El tercer discurso de Jesús
No. 5
11) La enseñanza a los doce
No. 6
12) El cuarto discurso de Jesús V
13) El viaje a Perea: Camino a Jerusalén (Ver pág. 6)
TERCER EXAMEN
14) El quinto discurso del Señor
15) La institución de la cena del Señor
16) El discurso de despedida de Jesús No. 7
17) El proceso y pasión de Cristo No. 8
18) La Resurrección de Cristo
(Ver pág. 6)
EXAMEN FINAL
V = Vacación de Semana Santa
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TAREAS Y ACTIVIDADES DE EVALUACIÓN
NOTA:
Se evaluará la asistencia a clases con un porcentaje de 5% en cada examen.
Es importante que usted vea periódicamente esta tabla para estar listo a las tareas y
exámenes
INTRODUCCIÓN
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TRASFONDO HISTÓRICO
¿Qué fue lo que ocurrió durante los 400 años que intervienen entre los dos
testamentos?
A raíz de lo que hacía Antíoco Epífanes, surge un grupo de judíos encargados de velar
por la conservación y restauración de los actos religiosos. Comenzó la insurrección con
un anciano llamado Matatías, luego se unieron otros judíos y sus hijos, entre ellos
Judas, conocido como Macabeo (Martillo), le siguió su hijo Simeón Macabeo y otros
más, de ahí el nombre de Macabeos. Después de muchas luchas, lograron purificar el
templo y restablecieron los sacrificios y los actos religiosos.
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La dominación romana comenzó en el año 63 a.C. El general romano Pompeyo se
apoderó del país y depuso al gobernador de la familia Macabea, Aristóbulo II respetaban
las cuestiones religiosas pero los judíos tenían que someterse al Imperio.
En el año 40 a.C. Herodes el Grande consiguió que el senado romano lo nombrara rey
de Judea. Herodes profesaba la religión judía, aunque era de raza idumea. Trató de
ganar favor de los judíos construyendo en Jerusalén un magnífico templo para
reemplazar al que había sido dañado por la guerra, el que Zorobabel había restaurado
después del exilio babilónico.
Jesús nació poco antes de la muerte de Herodes el Grande en el 4 a.C. (Mt. 2:1, 13–15).
No ha sido posible determinar la fecha exacta del nacimiento de Cristo.
La división de Herodes el Grande entre sus hijos, produjo tres gobernantes regionales,
de los cuales Herodes Antipas, tetrarca de Galilea y Perea, ejerció sus funciones
durante todo el ministerio de Jesús; este es el Herodes que vemos en los evangelios,
aparte de los relatos de la infancia de Jesús. Arquelao, que se hizo cargo de Judea y
Samaria, fue depuesto después de diez años de mal gobierno, y se impuso un gobierno
directo en ambas regiones a Poncio Pilato.
2. Las diferentes reacciones judías ante esta situación se reflejan en las actitudes de
los “partidos o sectas” que surgieron en esa época dentro del judaísmo, las cuales son:
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temperamento celoso o apasionado o por alguna asociación con el partido de los
zelotes.
En los primeros siglos de nuestra era, el Evangelio de Mateo se distinguía como el más
leído e influyente de los cuatro Evangelios. En la mayoría de las listas de los libros del
Nuevo Testamento, Mateo aparece en primer lugar.
Cada uno de estos tres evangelios relata los acontecimientos de la vida de Jesús;
añadiendo u omitiendo algún detalle; pero en general el suceso es el mismo (Mt.14:13-
21; Mr. 6:30-44; Lc.9:10-17).
EVANGELIO DE MATEO
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fue pariente de Bernabé (Col. 4:10) quien acompañó a Pablo y a Bernabé en su primer
viaje misionero (Hch.13:5).
EVANGELIO DE LUCAS
El tercer Evangelio fue escrito por el médico Lucas, el cual no era judío, y quien
acompañó como compañero al apóstol Pablo en algunos de sus viajes. Fue el historiador
más hábil de los cuatro y se caracteriza por el estilo helénico que utilizó. Su propósito al
escribir fue el de poner en orden todo lo que los historiadores anteriores habían escrito
(Lc. 1:1-4) y además, presentar a sus lectores, que probablemente eran los griegos, a
Cristo como el hombre divino, el hombre perfecto, o el "Hijo del Hombre” que es un título
que usa a menudo, y como el Salvador tanto de los judíos como de los gentiles (aquellos
que no son de la raza judía). Lucas se remontó en cuanto a la genealogía de Cristo no
solamente hasta Abraham como lo hizo Mateo, sino hasta Adán, quien es el padre de la
raza humana (Lc. 3:23-38). Por otro lado, como médico que era, nos da detalles en
cuanto al nacimiento del Señor Jesús de la virgen María, que los otros Evangelios omiten
completamente. Ya que escribió para los griegos, explicó en su Evangelio las
tradiciones y palabras judías, como por ejemplo la palabra hebrea "Gólgota" (ver Lc.
23:33) que es traducido directamente como "el lugar de la Calavera".
EVANGELIO DE JUAN
El cuarto Evangelio fue escrito por Juan, "el discípulo amado" (Jn. 20:2). Èl, junto con
Pedro y Jacobo, pasaron experiencias de estrecha relación con el Señor Jesús, como la
transfiguración. Su propósito al escribir, fue el de presentar a Cristo de tal modo que
todos llegasen a creer en Él, como el Hijo de Dios y el Salvador personal. El verbo
"creer" aparece cien veces en su Evangelio, lo que indica la importancia que daba a esta
actitud necesaria para nuestra relación con Cristo. Juan, que vivió hasta fines del primer
siglo, escribió su Evangelio casi una generación después que los otros tres. Él tuvo que
volver a aclarar que Cristo era el Hijo de Dios y no solamente un mero hombre, puesto
que empezaron a haber falsas enseñanzas para aquel entonces.
Aclaró, además, que Cristo era Dios manifestado en carne, agregando muchas
porciones de suma importancia que atestiguan la divinidad eterna de Jesucristo.
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SINOPSIS
Tema Mateo Marcos Lucas Juan
El Señor El Rey - el El siervo - el El Hombre El Dios eterno
Jesucristo es: Mesías Hijo perfecto
El símbolo Ap. El León El Buey El Hombre El Águila
4:7; Ez. 1:10
La raíz del A.T. Jeremías 23:5 Zacarías 3.8 Zacarías 6.12 Isaías 4.2
He aquí en en Zacarías 9.9 Isaías 42.1 Zacarías 6.12 Isaías 40.9-10
el A.T
La genealogía Desde Ninguna Desde Dios Ninguna.
Abraham por Adán
Jesucristo es Su eternidad
presentado Su genealogía Su carácter Su familia en Dios
por:
Los judíos en Los romanos la Los griegos: la
Escrito para: referencia al actividad sin perfecta La iglesia:
A.T. largos discursos humanidad.
Para que se Luego, Hijo del Creer, vida.
Palabra clave cumpliese inmediatamente hombre
Versículo clave 1:1 y 26:64 10:45 19:10 20:30-31
LA GENEALOGÍA DE JESUCRISTO
Los judíos tenían un interés tremendo en las genealogías. Mateo llama a esta
parte “Libro de la genealogía” (Biblos guenéseos). La genealogía demuestra la
partida del linaje de una persona.
Ellos daban la mayor importancia a la pureza de linaje. Si alguien mostraba la más
mínima mezcla de sangre extranjera, perdía su derecho de ciudadanía judía y ser
miembro del pueblo de Dios.
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Mateo inicia su relato, con lenguaje que recuerda al libro de Génesis, con las
palabras “libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham”, y
luego traza la línea de descendencia a través de cuarenta y dos generaciones
desde Abraham hasta Cristo (1:1–17).
Lucas inmediatamente después de su relato sobre el bautismo de Cristo, dice que
“Jesús mismo al comenzar su ministerio era como de treinta años, hijo, según se
creía, de José”, y luego retrocede desde José, a través de más de setenta
generaciones, hasta “Adán, hijo de Dios” (Lc. 3:23–38).
Mateo enfatiza la relación de Jesucristo con las dos personas más significativas
de la historia de Israel:
a) David (El gran rey)
b) Abraham (El padre de su nación)
Investigar: ¿Por qué razón nombra primero a David y después a Abraham?
En todo caso, resulta extraño que, si la lista de Lucas tenía la intención de trazar la
genealogía a través de María, no se lo dijera claramente. Es más probable que
ambas listas tuviesen la intención de trazar la genealogía a través de José. Si
Matán, abuelo de José en Mt. 1:15, es Matat, abuelo de José en Lc. 3:24, luego
“sólo tendríamos que suponer que Jacob (padre de José en Mt.), murió sin hijos,
de modo que su sobrino, el hijo de su hermano Elí (padre de José en Lc.), sería su
heredero”.
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María y José eran descendientes directos del rey David.
Las leyes levíticas de herencia no incluían necesariamente a cada generación, por
lo tanto, se omiten algunos nombres y en algunos casos se duplican.
Mateo señala la genealogía a partir de Abraham; mientras que Lucas lo hace a
partir de Adán. Mateo está dirigido a los judíos, por eso señala a Jesús como
descendiente de Abraham. Lucas está dirigido a los gentiles, por eso enfatiza a
Jesús como Salvador de la humanidad.
Investigar: ¿Quiénes son estas mujeres y por qué razón Mateo las nombra?
EL NACIMIENTO DE JESÚS
(Mt. 1:18-25; Lc. 2:1-7)
Los dos relatos del nacimiento de Jesús en Mateo y Lucas son claramente
independientes entre sí, y ambos registran el hecho de que nació por acción
directa del Espíritu Santo, sin padre humano (Mt. 1:18–25; Lc. 1:34-35) y se nos
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dice que su nacimiento tuvo lugar en Belén al final del reinado de Herodes el
Grande (Mt. 2:1; Lc. 1:5; 2:4).
José acepta a Jesús como su hijo; requirió una revelación divina para persuadir
a José de que lo hiciera, aceptando a María como su esposa estando ella encinta,
en el período de desposamiento.
El nombre dado al Hijo de Dios es Jesús, el cual es la forma griega del nombre
Josué o Jesúa del A.T. y significa “Dios es Salvador”.
Jesús nace de una virgen (Is. 7:14) por la acción del Espíritu Santo. El pasaje
habla de un nacimiento virginal, así como una concepción virginal.
El texto hebreo de Is. 7:14 utiliza una palabra almah que denota una joven
casadera o virgen; mientras que la traducción griega del mismo versículo emplea
“partenos” sin vacilaciones para la palabra virgen. Cualquiera que sea su
significado histórico, Mateo ve cumplida la profecía de Isaías con el nacimiento de
Jesús de la virgen María.
En Mt. 1:25, indica que María y José iniciaron sus relaciones maritales normales
después del nacimiento de Jesús. En las Sagradas Escrituras la relación sexual se
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describe como “conocer”, (Gn 4:1, 17, 25; 24:16; Jue. 11:39) Se habla de la
relación sexual íntima como el acto de conocer a un hombre o una mujer.
2. Fuentes cristianas
Las fuentes cristianas más antiguas son algunas cartas de Pablo, como la carta
a los Gálatas que fue escrita antes de los Evangelios. Pablo, sin conocer
personalmente a Jesucristo, se familiarizó con sus actividades y sus dichos, de
acuerdo con la TRADICIÓN ORAL. Los datos acerca de Jesucristo que nos
proporcionan sus cartas son muy escasos y se concentran en la pasión y
resurrección, pero revelan la estabilidad de la tradición aun antes de
consignarse por escrito.
Las fuentes más completas son los cuatro EVANGELIOS, que se fundamentan en
el testimonio de los discípulos inmediatos a Jesucristo. Aunque el propósito de los
evangelistas no fue en primer término biográfico, nos proporcionan relatos
históricamente fidedignos (Lc. 1:1–4). Así mismo, todas las Epístolas muestran
muchas enseñanzas de Cristo.
¿Por qué es importante estudiar la vida de Jesús?
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• Por el lugar sobresaliente que ha tenido la persona de Jesucristo.
Sólo Mateo menciona este suceso. Los magos eran astrólogos del oriente, sabios
religiosos de la región de lo que ahora es Irak e Irán, especializados en la
astrología, la medicina y las ciencias naturales. Tuvieron una participación
prominente en las cortes en muchos países orientales, como consejeros de los
reyes. Su visita ocurrió cuando Jesús tenía entre 40 días y dos años de edad
(Mt.2:16) y sirve para destacar la identidad real de Jesús (v. 11), reafirmar que el
Mesías procedía de la ciudad de Belén (v. 6), y puntualizar la adoración y la fe de
los gentiles (v. 8), en contraste con la hostilidad judía (v. 3).
En Mt. 2:2 “Su estrella hemos visto en el oriente”: Como estudiosos y
conocedores de las estrellas, los magos observaron un fenómeno inexplicable en
los cielos, que de alguna manera interpretaron como una señal del nacimiento del
Rey de los judíos.
Muchas explicaciones naturales de la estrella han sido expresadas, inclusive la de
un cometa (el de Halley que apareció en el año 12 a. de J.C.), o una nova o
supernova (hubo una de prominencia entre el año 5 y 4 a. de J.C. según datos
chinos), o de una unión planetaria en el año 7 a. de J.C. (la de Saturno y Júpiter
hubiera sugerido a los astrónomos babilónicos la idea de un rey en el “país
occidental”, como ellos llamaban a Palestina). Uno o más de estos fenómenos
pueden haber contribuido a la búsqueda hecha por los magos, sin embargo, el v. 9
sugiere algo fuera de lo común.
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Mateo así lo emplea aquí basándose en su convicción de que el mismo Jesús era
el verdadero Israel.
Ya habían pasado casi treinta años desde el hecho narrado en Mateo capítulo 2.
Ahora Juan el Bautista aparece en la escena. Su tema era: “Arrepentíos de
vuestros pecados y volveos a Dios”. Su llamamiento al arrepentimiento a la luz
del juicio que se avecinaba era un llamado claro de que Israel, como había
sucedido tantas veces en tiempos anteriores, no llevaba una conducta conforme a
su llamado como pueblo de Dios.
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Juan tiene que haber tenido un aspecto extraño. Mucha gente iba a oír a aquel
predicador que vestía ropa excéntrica y se alimentaba con comida poco común.
Algunos iban, probablemente, movidos por la curiosidad y terminaron
arrepintiéndose de sus pecados al oír su mensaje poderoso.
La descripción de las vestiduras de Juan lo relaciona con Elías (2 R 1.8). El ropaje
de Juan lo marcan como un segundo Elías, (11:14 y 17:10–13).
Sus palabras acerca de ser “hijos de Abraham” (V. 9) señalan que sólo el ser judío
no era una protección suficiente en contra del juicio; y que ser descendientes de
Abraham, automáticamente no los coloca en el reino de Dios.
El bautismo de Juan
Los baños y LAVAMIENTOS sagrados eran comunes en las religiones vecinas a Israel
a.C., pero el bautismo del Nuevo Testamento tiene sus antecedentes inmediatos
en el Antiguo Testamento y el judaísmo intertestamentario. La Ley prescribía
varios lavamientos con agua (Éx. 30:20; Lv.16:26; 22:6; etc.)
Su práctica de bautizar a aquellos que respondían, tal como los gentiles que
querían unirse a Israel tenían que bautizarse, los marcó como el “remanente” que
representaba al verdadero pueblo de Dios. Cristo lo instituyó en obligatorio para
todos sus discípulos (Mt 28:19).
El ministerio profético de Juan alentó las esperanzas mesiánicas del pueblo. Juan
era tanto el que cumplía la profecía como el último de los profetas antes de Cristo.
Por lo tanto, se lo describe de la misma manera que a un profeta del AT.
Su venida se cumplió (Is. 40:3–5) y su misión especial era la de proclamar una
ceremonia religiosa de lavamiento que prometía el perdón de los pecados.
El bautismo de Juan es un tipo de la experiencia de salvación y de ser bautizado
en el Espíritu. De la misma manera que el bautismo de Juan coloca al individuo en
medio del agua, así el bautismo de Jesús coloca al cristiano en el Espíritu,
identificándolo como alguien unido por completo al Señor. El fuego purifica, pero
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también destruye. De ahí que la salvación en Jesucristo purificaría a los
verdaderos judíos que lo aceptaran como Mesías, y destruiría a aquellos que lo
rechazaran. Juan enfatizó que el que había de venir los bautizaría con el Espíritu
Santo y fuego.
¿En qué sentido el Señor bautizaría con el Espíritu Santo y Fuego?
A lo largo de toda la historia de Israel, los judíos habían estado esperando el
tiempo en que había de venir el Espíritu (Ez. 36:26-27; 37:14; 39:29; Jl.2:28).
La palabra hebrea para “espíritu” es “ruaj”, y en griego “pneuma”; ambas no solo
quieren decir espíritu, sino también “aliento”; y el aliento es “vida”. Por lo tanto la
promesa del Espíritu es la promesa de la vida eterna.
La palabra “ruaj” también quiere decir “viento”, el cual denota “poder”. El Espíritu
de Dios es el Espíritu de poder. Cuando el Espíritu de Dios entra en el hombre, su
debilidad se reviste del poder de Dios. Para un judío, el Espíritu traía la verdad de
Dios a las personas. Es por eso que el Espíritu capacita a las personas a
reconocer y ver la verdad de Dios.
Con relación al bautismo de fuego, hay tres ideas:
1. La idea de iluminación
2. La idea del calor del amor hacia Dios
3. La idea de purificación
Había una razón muy sencilla y vital. El hecho de que nunca en toda la historia,
se había dado que un judío se bautizara como lo hacía Juan; ya que no
necesitaban, según ellos, hacerlo porque ellos conocían y usaban el bautismo,
pero solamente para los prosélitos que llegaban al judaísmo de otra o de ninguna
religión.
Era natural que fueran bautizados los prosélitos, que estaban manchados por el
pecado y contaminados. El bautismo era para los pecadores y ningún judío se
consideraba pecador, por ser del pueblo elegido e hijos de Abraham.
Precisamente ese era el momento y la oportunidad de Jesús. En su bautismo se
identificó con todas las personas que había vencido a salvar.
Juan el Bautista insistió en que se bautizaran los judíos. El que Jesús se haya
sometido a un bautismo de arrepentimiento fue causa de dificultades para los
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primitivos cristianos. Cuando menos habrá representado para Jesús una
expresión de su dedicación a la voluntad de Dios y al ministerio, quizás también
una expresión de su entera identificación con su pueblo ante Dios.
Cristo se sometió al bautismo con el que inició su identificación pública con los
pecadores, identificación que culminó en la cruz.
• Segundo, una voz del cielo confirmó su papel como Hijo de Dios (Sal. 2:7 sobre
las palabras usadas). El punto esencial de la historia es cómo Cristo recibió el poder
para lo que debía enfrentar.
Luego de ser bautizado, el Espíritu descendió sobre Jesús (Mt. 3.16; Mr. 1.10; Lc.
3.21). Esta revelación remarcó a Jesús como el Mesías, ungido por el Espíritu, según
lo predicho en Isaías. De esta manera Jesús fue comisionado como el rey mesiánico, y
su condición de Hijo de Dios fue declarada sobre la base de una autoridad no menos
que la de Dios mismo.
Las tentaciones de Jesús (Mt. 4:1–11; Mr. 1:12, 13; Lc. 4:1-13)
Como resultado inmediato después de haber recibido el Espíritu, Jesús fue
enviado al desierto para enfrentarse a los ataques del demonio. Las tentaciones
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fueron intentos de engañar a Jesús para que obrara mal. Lo comprendió y resistió
gracias al poder del Espíritu y salió sin tacha.
Satanás tentó a Eva en el jardín, y aquí tienta a Jesús en el desierto. La palabra
“Tentación” parece sugerir una experiencia puramente negativa; sin embargo,
ésta era una preparación determinada divinamente para la misión de Jesús. La
palabra más comúnmente significa “prueba”. Este tiempo de prueba muestra que
Jesús era realmente el Hijo de Dios, capaz de superar a Satanás y sus
tentaciones. Jesús en el desierto; estaba solitario, hambriento y por lo tanto muy
vulnerable.
Esta tentación de Satanás sirvió para mostrarnos que Jesús era humano y
proporcionó a Jesús la oportunidad de reafirmar el plan de Dios para su ministerio.
Fue tentado y no cedió a la tentación.
Las tentaciones de Satanás se enfocan en tres cosas: Deseos físicos, Posesiones
y poder, así como también el Orgullo. En 1 Juan 2:15, 16 se halla una lista similar.
Heb. 4:15, 16 dice que Jesús fue tentado como nosotros lo somos, pero que Él no
cedió ni una vez y no pecó.
Jesús estaba hambriento y débil luego de un ayuno de cuarenta días, pero optó
por no usar su poder divino para satisfacer la necesidad natural de alimento. Los
alimentos, el hambre y los deseos de comer son buenos, pero el momento no lo
era. Había decidido poner a un lado el uso ilimitado e independiente de su poder
divino a fin de experimentar su humanidad en plenitud.
El diablo fue el agente y tentó a Jesús a que usara mal su posición; pero el
propósito hostil del diablo fue empleado por Dios para probar a su Hijo.
¡Satanás citó las Escrituras para hacer que Jesús pecara!
¿Tenía Satanás poder para dar a Jesús los reinos del mundo?
¿Acaso Dios no tiene control sobre ellos?
Satanás pudo haber estado mintiendo acerca de lo que implicaba su poder o pudo
estar refiriéndose a su dominio temporal en la tierra por causa de la naturaleza
pecadora de la humanidad.
La tentación que le presentó a Jesús fue la de mostrar al mundo que él ya era su
gobernante, sin tener que ejecutar el plan de salvación. El diablo estuvo tratando
de distorsionar la perspectiva de Jesús buscando que su atención estuviera
puesta en el poder del mundo y no en los planes de Dios.
Jesús fue capaz de resistir todas las tentaciones de Satanás porque no solamente
conocía las Escrituras, sino que las obedecía. Efesios 6.17 dice que la Palabra de
Dios es un arma, espada de dos filos, para ser usada en combate espiritual.
El diablo también conoce las Escrituras, pero no los obedece. Conocer y obedecer
la Biblia es cumplir los deseos de Dios antes que los de Satanás.
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Palabra, rhema: Lo que se dice o se habla, en contraste con logos, que es la
expresión de un pensamiento, un mensaje, un discurso. Logos es el mensaje;
rhema es la comunicación del mensaje. Aplicado a la Biblia, logos designaría la
totalidad de su mensaje; rhema un versículo.
El significado rhema diferente al de logos se ilustra en Efesios 6.17, donde se
habla, no de las Escrituras como un todo, sino de aquella porción que el creyente
maneja como una espada en tiempo de necesidad.
Cada sugerencia del diablo es rebatida por unas citas de las Escrituras, las cuales
provienen totalmente de Deut. 6–8. Este pasaje relata la experiencia de Israel
cuando fue probado en el desierto y los textos citados enfocan sobre las lecciones
que Israel debiera haber aprendido con esa experiencia.
Los ángeles, como los que ayudaron a Jesús, tienen un papel significativo como
mensajeros de Dios. Son seres espirituales que tuvieron que ver con la vida
terrenal de Jesús, tales como: anunciar su nacimiento a María, anunciar su
nacimiento a los pastores, socorrerlo en el Getsemaní, etc.
Tanto Adán como Cristo enfrentaron tres aspectos de la tentación. Adán sucumbió
a ella, trayendo sobre la humanidad pecado y muerte. Cristo resistió, para darnos
justificación y vida.
“Los deseos de los ojos” “ERA AGRADABLE A LOS OJOS” “EL DIABLO…LE MOSTRÓ…TODOS
LOS REINOS DE LA TIERRA”
“La vanagloria de la vida” “ÁRBOL CODICIABLE PARA ALCANZAR “ÉCHATE DE AQUÍ ABAJO”
LA SABIDURÍA”
Como los primeros predicadores cristianos, Lucas consideró que el verdadero comienzo
de los hechos que formaban la base del evangelio, estuvo en la aparición de Juan el
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Bautista (Hch. 10:37). Su testimonio sobre Jesús marcó el fin de la antigua era de la ley y
la promesa, y el comienzo de una nueva era de cumplimiento.
Según Lc. 3:1-2, los gobernantes de ese tiempo eran:
• Tiberio fue emperador romano entre los años 14 y 37 y su año quince era el 27–
28 o el 28–29 (los diferentes modos de cálculo de fechas aun en tiempos romanos
provocan una ligera incertidumbre).
• Pilato era gobernador de Judea entre 26 a 36 d.C.; una inscripción en Cesarea le
da el título oficial de “prefecto” (más bien que procurador).
• Los gobernantes de las otras regiones del que fuera el reinado de Herodes como
tetrarca de Galilea, son mencionados también Felipe y Lisanias.
• Aunque sólo un sumo sacerdote ejercía el cargo en un momento dado, se nombra
a dos: Caifás (que lo fue del año 18 al 37 d.C.) y su suegro Anás (que lo había sido
entre el año 6 y el 15 d.C. y continuaba ejerciendo influencia).
Ya habían pasado casi treinta años desde el nacimiento de Jesús. Ahora Juan el
Bautista aparece en la escena. Su tema era: “Arrepentíos de vuestros pecados y
volveos a Dios”. Su llamamiento al arrepentimiento a la luz del juicio que se avecinaba
era un llamado claro de que Israel, como había sucedido tantas veces en tiempos
anteriores, no llevaba una conducta conforme a su llamado como pueblo de Dios.
Algunos iban a Juan, probablemente, movidos por la curiosidad y terminaron
arrepintiéndose de sus pecados al oír su mensaje poderoso.
Arrepentimiento: El término aquí significa una pena interna que da lugar a un “giro” en
la vida. Se le dice a los publicanos y los soldados que deben cambiar su comportamiento
anterior dentro de su esfera de actividad (Lc. 3:11-14).
Juan no fue sólo uno que descorría el telón para la llegada de Jesús; él ya estaba
lanzando la misión que Jesús desarrollaría; él era el precursor, como lo cita Is. 40:3. El
profeta Isaías era uno de los grandes profetas del Antiguo Testamento y uno de los más
mencionados en el Nuevo. Como Isaías, Juan fue un profeta que instó a que la gente
confesara sus pecados y viviera para Dios. La profecía de Isaías compara a Juan con un
heraldo real que ordena reparar los caminos como preparativo para la llegada del Rey.
I. En la primera (Lc. 3:7–9) advirtió al pueblo que no había valor en ser bautizado
sin un verdadero propósito de dejar atrás el pecado, expresándose en acciones.
El arrepentimiento era necesario aun para los judíos; el hecho de que
descendieran de Abraham no era una defensa ante el inminente juicio. De
hecho, el hacha ya estaba levantada, lista para derribar los árboles
infructíferos, pero aún había una oportunidad de arrepentirse antes que fuera
demasiado tarde.
II. Un segundo párrafo (Lc. 3:10–14) indica específicamente cómo debían vivir.
Las multitudes de personas comunes debían mostrar generosidad hacia los demás en
24
sus necesidades, algo así como una “obra de amor” que fuera más allá de los requisitos
mínimos de la ley. Los publicanos y los soldados que vigilaban el país, debían actuar
honesta y justamente. Juan no abogaba por un levantamiento social radical, pero insistía
en los principios morales que llevarían a la transformación de la sociedad desde dentro
más bien que por medio de una revolución violenta.
III. Un tercer párrafo (Lc.15–17; Jn 1:19–34) lleva al punto vital. Durante la vida de
Juan y aun después, mucha gente preguntaba si él era el Mesías. Sea lo que fuere que
pensaban sus seguidores, Juan estaba seguro de su propia posición. El que es más
poderoso vendría después de él. Juan sólo podía limpiar a la gente con la señal del
bautismo en agua, pero el que vendría purificaría al pueblo con fuego.
Juan enfatizó que el que había de venir los bautizaría con el Espíritu Santo y fuego.
El traslado de Jesús cumplía la profecía de Is. 9:1-2 que señalaba que Jesús, el
Mesías, sería la luz resplandeciente a la tierra de Zabulón y Neftalí, la región de
Galilea; la cual resulta ser el escenario de las actividades de Jesús hasta su último
viaje a Jerusalén en el cap. 21. En Galilea la misión de Jesús crecería y
prosperaría. Jerusalén, por el otro lado, llegaría a ser el lugar de rechazo y
muerte. Este contraste se destaca cuidadosamente a través de todo el Evangelio,
culminando en el regreso de Jerusalén a Galilea para lanzar la misión cristiana
posterior a la pasión, muerte y resurrección del cap. 28.
Jesús empezó su ministerio con la misma frase que la gente había oído de Juan el
Bautista: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado”.
Para desarrollar su ministerio Jesús necesitaría colaboradores; es por eso que
Mateo muestra a Jesús seleccionando los hombres que serán sus ayudantes y
asistentes. Los declara pescadores de hombres. Esto es muy importante, porque
uno puede ser pastor, evangelista, misionero, maestro, diácono etc.; pero si no se
está esforzando por llevar a otros a Cristo, no está haciendo la obra de Dios.
Jesús pronto desarrolló un ministerio de predicación poderoso y con frecuencia
hablaba en la sinagoga. La mayor parte de los pueblos que tenían diez o más
familias judías tenían una sinagoga. El edificio servía para reunirse los sábados y
25
como escuela durante la semana. El líder de la sinagoga no era un predicador sino
más bien un administrador. Su tarea consistía en invitar rabinos para que
enseñaran y predicaran. La costumbre incluía invitar a rabinos visitantes como
Jesús a hablarles.
Los tres aspectos más sobresalientes de su ministerio fueron: predicar, enseñar
y sanar. Al enseñar mostraba su interés de que entendieran; al predicar
mostraba su interés en una entrega, y al sanar mostraba su interés en la persona
total. Sus milagros de sanidad autenticaban sus enseñanzas y su predicación,
demostrando que de veras venía de Dios, y que el reino de los cielos se había
acercado a ellos.
26
La mujer samaritana 4:5-42
LAS BIENAVENTURANZAS
El discurso se inicia con un cuadro completo del verdadero discípulo que son las
“bienaventuranzas”. Cada bienaventuranza incluye una bendición, una descripción
de quienes se consideran bendecidos, y una explicación de la bendición.
El adjetivo “bienaventurados” viene del griegomakarios) ) de la raíz “mak” que
indica algo grande o de larga duración. Se trata de un adjetivo que denota
felicidad, alguien muy bendecido, digno de ser congratulado. Es una palabra de
27
gracia que expresa un regocijo y una satisfacción especiales, concedidos a la
persona que experimenta la salvación.
La frase clave, que abre y cierra las series, es: “porque de ellos es el reino de los
cielos”. Esto se refiere a aquellos que reconocen a Dios como Rey y quienes, por
lo tanto, ven con anticipación el cumplimiento de su propósito en sus vidas.
Es importante notar que en la primera parte de cada bienaventuranza no hay
ningún verbo, según nuestra gramática; el cual debería de ser “bienaventurados
son los…”, como aparece en la Biblia inglesa en cursiva para indicar que se ha
añadido.
¿Por qué es así?
La razón es que Jesús no dijo las bienaventuranzas en griego; Él hablaba arameo,
lengua emparentada con el hebreo; ambas tienen una forma de expresión muy
corriente, que es en realidad una exclamación, y que quiere decir: “¡Oh, la
bienaventuranza de…!” Esa expresión en hebreo es “ashre”, que es muy común
en el Antiguo Testamento.
Por ejemplo, en Sal. 1:1, en hebreo empieza: ¡Oh la bienaventuranza del hombre
que no anda…”, que es la forma que Jesús usó en las bienaventuranzas. Es decir,
que las bienaventuranzas no son simplemente afirmaciones, sino exclamaciones
que denotan una felicitación de algo que ya se es en realidad; algo en presente y
no en futuro, es algo que se disfruta aquí y ahora.
Los pobres en espíritu (Mt. 5:3)
Sabiendo que las bienaventuranzas no se dieron originalmente en griego, sino en
arameo, se puede tomar en cuenta que los judíos tenían una manera especial de
usar la palabra “pobre”, que en hebreo o arameo es “aní o ebyon” usada para
describir a la persona humilde e indigente que pone toda su confianza en Dios
(Sal.68:10; 107:41). En el griego la palabra “pobre” es “ptojos”, e indica al hombre
totalmente indigente, que no tiene absolutamente nada.
Ahora tomemos los dos lados, el griego y el arameo y juntémoslos y veremos que
los pobres son los que reconocen su pobreza espiritual y, dejando a un lado toda
autosuficiencia, buscan la gracia de Dios.
28
La palabra llorar que se usa aquí es la más fuerte que existe en griego; se usa
para hacer duelo por los difuntos más queridos, como el llanto de Jacob por José
(Gn.37:34), es un dolor en el corazón, que hace incontenibles las lágrimas y da la
idea de estar contrito. Esta bienaventuranza expresa que la persona está
desesperadamente dolorida por su propio pecado e indignidad (Sal.51:17). No se
refiere necesariamente a los agraviados, sino a los que experimentan la pena del
arrepentimiento. Entonces la bienaventuranza quiere decir:
¡Ah, la bienaventuranza de la persona que tiene el corazón destrozado ante el
sufrimiento del mundo, y por su propio pecado; porque en su dolor encontrará el
gozo del Señor!
Mansos (Mt. 5:5)
La palabra Manso en griego es praüs y la palabra mansedumbre es praotes que
indica la verdadera humildad que destierra todo orgullo. Una persona sólo alcanza
su verdadera humildad cuando está consciente de que Dios es su Creador, y que
sin Él no puede hacer nada. Praotes describe la humildad, la aceptación de la
necesidad de aprender y de la necesidad de ser perdonados; no significa
debilidad, sino fortaleza sujeta a control. La palabra lleva la idea de humildad y
autodisciplina. Moisés era un hombre manso (Num.12:3).
Esta bienaventuranza quiere decir:
¡Ah, la bienaventuranza del que tiene la humildad de reconocer su propia
ignorancia, debilidad y necesidad; y que tiene bajo control, porque él mismo está
bajo el control de Dios; porque tal persona es soberana entre los seres humanos!
Los que tiene hambre y sed de justicia (Mt. 5:6)
Este es uno de los versículos más importantes del sermón del monte, porque el
requisito fundamental para todos lo que viven piadosamente es tener “hambre y
sed de justicia”. Moisés, David y el apóstol Pablo tuvieron tal hambre. La
condición espiritual del creyente durante toda su vida dependerá de su hambre y
sed de: La presencia de Dios, la palabra de Dios, la comunión con Cristo, la
comunión del Espíritu, la justicia, el poder del reino, y el retorno del Señor. Esta
bienaventuranza sería así:
¡Oh, la bienaventuranza del que anhela una integridad total; porque tal persona
alcanzará una completa satisfacción!
Los misericordiosos (Mt. 5:7)
La palabra griega para misericordioso es “eleemon” y en hebreo es “jésed” y
quiere decir “la capacidad de ponerse uno en el lugar del otro de manera que ve
con sus ojos, piensa con su mente y siente con sus sentimientos”. Eso es
precisamente lo que hizo Dios; vino a la humanidad, no como el Dios soberano,
sino como un hombre. El ejemplo supremo de la misericordia, Jásed, es la venida
de Dios al mundo en Jesucristo. Sólo los que muestren esta misericordia, recibirán
misericordia. Así que la quinta bienaventuranza sería:
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¡Ah, la bienaventuranza de la persona que se pone hasta tal punto en el lugar de
los demás, que puede ver con sus ojos, pensar con su mente y sentir con su
corazón; porque el que es así con los demás, descubrirá que los demás hacen lo
mismo con él y sabrá que eso es lo que Dios ha hecho en Jesucristo!
Los de limpio corazón (Mt. 5:8)
La palabra griega de “limpio” es katharós, que tiene una variedad de usos: como
ropa limpia, el trigo limpio de polvo y paja, leche o vino no adulterado, etc. Los de
limpio corazón son los que han sido liberados del poder del pecado por la gracia
de Dios y que se esfuerzan por agradar y glorificar a Dios y ser como Él.
Únicamente los de limpio corazón verán a Dios, lo cual significa ser su hijo y morar
en su presencia, tanto ahora como eternamente. La bienaventuranza sería:
¡Ah, la bienaventuranza de la persona cuyos motivos son absolutamente puros,
porque algún día estará capacitada para contemplar a Dios!
Los pacificadores (Mt. 5:9)
Son los que se han reconciliado con Dios, han hecho la paz con Él mediante la
cruz y que se esfuerzan mediante su vida y testimonio por guiar a los demás,
incluso a sus enemigos, a estar en paz con Dios. Esta bienaventuranza se podría
decir:
¡Ah, la bienaventuranza de los que producen relaciones como es debido entre las
personas para traerlas a Jesucristo, porque están haciendo algo que recuerda a
Dios!
Dios es el supremo pacificador, y sus hijos siguen su ejemplo.
Los que padecen persecución por causa de la justicia (Mt. 5:10-11)
Todos los que procuran vivir en armonía con la Palabra de Dios por causa de la
justicia les espera la persecución, sufrirán el rechazo y la crítica. Experimentarán
la persecución, la oposición del mundo y el sufrimiento; pero cuando esto suceda
el creyente se debe alegrar porque a los que sufren más, Dios les da mayores
bendiciones. La bienaventuranza sería:
¡Ah, la bienaventuranza de los que sufren por causa de la justicia, porque
recibirán recompensas celestiales!
Esta última bienaventuranza recalca la persecución que resulta de seguir a Jesús
y que coloca a sus discípulos en la sucesión de los fieles siervos de Dios. El
cambio a la segunda persona les da una aplicación directa a los oyentes de Jesús.
30
Lo distintivo que los hace objeto de la persecución se ilustra con dos objetos: sal y
luz; cada uno es esencial, pero tiene su efecto necesario en el ambiente sólo si se
mantiene distinto de él y, a la vez, plenamente involucrado en él. Cualquiera de las
dos funciones de la sal, como sabor o como preservativo, cumple la figura. Los
rabinos usaban la sal como un símbolo de la sabiduría (si pierde su sabor, lit., “se
vuelve necio”). La luz da la figura de una ciudad bien iluminada sobre una
montaña, y representa el efecto unido de la combinación de “luces” de los
discípulos individuales.
JESÚS Y LA LEY (Mt. 5:17–48)
Esta sección larga trata un solo tema; lo importante es que sus partes no deben
interpretarse aisladamente de las demás. El tema es el “cumplimiento de la ley
por Jesús”, lo que se expresa por medio de declaraciones generales seguidas de
una serie de seis ejemplos contrastando las enseñanzas de Jesús con lo que se
aceptaba como la ley del AT (V.21–47), terminando con un resumen final (V.48).
Jesús coloca la Ley lado a lado con los Profetas hallando el cumplimiento en él
mismo. El cumplir es realizar aquello a que las Escrituras señalan, y eso es lo que
él ya ha hecho.
Pero el cumplimiento de la ley no significa su abolición; sigue siendo totalmente
autoritativa y requiere el respeto total del discípulo (V. 18, 19).
El propósito de Cristo es que se cumpla el requisito espiritual de la ley de Dios en
la vida de sus seguidores (Ro. 8:4).
El V.20 indica que el legalismo meticuloso de los fariseos y los escribas es
inadecuado en el contexto nuevo del reino de los cielos.
Así en los dos primeros ejemplos (V. 21–30) meramente evitando literalmente el
homicidio y el adulterio no llega a la médula del problema. Debajo de estos
actos exteriores están las actitudes fundamentales del odio y la lujuria. Donde el
corazón no esté limpio, hace falta una acción drástica para corregirlo antes que
resulte en pecado abierto.
Mt. 5:31, 32 muestra que una apelación literal a Deut. 24:1–4 había llevado a
sancionar el divorcio con tal de que la certificación correcta se observara, pero
Jesús reafirma el propósito original de Dios en cuanto a la permanencia del
matrimonio (En 19:3–12, el Señor explica detalladamente este tema).
En Mt. 5:38–42, Jesús enseña el amor a los enemigos y muestra que el deseo
natural de venganza y retribución podría ser justificado convenientemente por los
reglamentos del AT, que tenían el diseño original de limitar los alcances de la
retribución legal (ojo por ojo, etc.). Pero el extender este principio a la ética
personal le da paso a los intereses egoístas. Por medio de una serie de ejemplos
(V.39–42), Jesús, en su lugar, demanda una actitud generosa que no sólo rehúsa
al desquite, sino que no lo resiste, aunque legalmente estuviese permitido.
31
Mt. 5:46 “Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis?
¿no hacen también lo mismo los publicanos?” Los publicanos, por ser
recaudadores de los impuestos que se pagaban a los romanos, eran siempre
odiosos para los judíos, quienes se sentían intranquilos bajo el yugo extranjero y
les disgustaba cualquier cosa que les recordara esa situación desagradable. Pero
la extorsión que practicaban los publicanos los hizo aborrecibles ante la
comunidad, y en el lenguaje común eran puestos al mismo nivel de las “rameras”.
Ni siquiera el Señor tuvo escrúpulos al decir de ellos lo que otros decían, por lo
cual podemos estar seguros de que nunca lo habría hecho si hubiera sido una
calumnia. El significado de este versículo por lo tanto, es el siguiente: “Si amareis
a los que os aman, no estáis comprobando que éste sea un principio superior; el
peor de los hombres haría lo mismo; aun un publicano lo hace.”
El dar a los pobres, las oraciones y los ayunos eran elementos centrales en
la religión judía, y se asume que todos sean válidos para los discípulos de Jesús.
El asunto no es si se deben practicar, sino cómo y por qué.
Es un modelo de oración que contiene siete grandes aspectos, cada uno de los
cuales representa una necesidad humana básica:
32
1. La necesidad paternal: “Padre nuestro” (v. 9). Al orar, todas nuestras
necesidades son atendidas por la benevolencia de un Padre amoroso.
2. La presencia de Dios: “Santificado sea tu nombre” (v. 9). Entre a su
presencia mediante la alabanza.
3. Las prioridades de Dios: “Venga tu reino” (v. 10). Declare que las
prioridades de Su reino (Ro 14.17) serán establecidas en usted, en sus
seres amados, su Iglesia y su nación.
4. La provisión de Dios: “Dánoslo hoy” (v. 11). Jesús, el que suple nuestras
necesidades, nos dijo que oráramos diariamente, pidiéndole que provea
para todo lo que nos haga falta.
5. El perdón de Dios: “Y perdónanos” (v. 12). Necesita el perdón de Dios y le
hace falta perdonar a los demás.
6. Poder sobre Satanás: “Y no nos metas... líbranos del mal” (v. 13). Pida al
Señor una cerca de protección alrededor de usted y sus seres queridos.
Pídale que le vista con Su armadura (Ef 6.14–18).
7. Sociedad divina: “porque tuyo es el reino” (v. 13). Glorifique a Dios que le
hizo participante de Su reino, poder y gloria. (2 Ti 4.18).
Mt. 6:7 Por su palabrería traduce una “palabra sin sentido” desconocida en el
idioma griego, sugiriendo lo que nosotros conocemos como “jerigonza” o el
balbuceo desprovisto de sentido. El enfoque no está sobre la “repetición”, sino en
lo que no tiene significado alguno y en ruido, sobre la actitud de oración que
piensa que Dios tiene que la obligación de atenderle. La verdadera oración no es
una técnica ni un desempeño, sino una relación.
Mt. 6:8. “No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe
de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis” Por lo tanto él
no necesita ser informado de nuestras necesidades, ni movido por nuestra
incesante oración, para atenderlas. Pero téngase bien presente que no se refiere a
Dios como el Padre general de la humanidad cuando nuestro Señor dice: “Vuestro
Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis”; porque
no es a los hombres como tales a quienes se dirige en este discurso sino a sus
propios discípulos: los pobres en espíritu, los que lloran, los que tienen hambre y
sed de justicia, los misericordiosos, los de limpio corazón, los pacificadores, los
que permiten que se diga de ellos toda suerte de mal por causa del Hijo del
hombre.
En una palabra, se trata de los hijos de Dios, los cuales han sido regenerados y
miran los intereses de su Padre como suyos propios, a quienes se les asegura
aquí que su Padre, por su parte, hará suyos los intereses de ellos, y no necesita
que se le recuerden ni que se le comuniquen las necesidades de ellos. Y, sin
embargo, él desea que sus hijos oren, y añade sus provisiones prometidas a la
petición que ellos hagan por ellas; y de este modo nos anima a acercarnos a él y a
mantenernos a su lado, a hablar y a andar con él, a abrirle a él todos nuestros
33
asuntos y asegurarnos que pidiendo así, recibiremos, buscando así hallaremos,
llamando así se nos abrirá.
En Mt. 6:22-23 y Lc.11:33-36 podría parecer estar fuera de lugar aquí, pero
dependen de un juego sutil de palabras. Sin embargo, estos versículos también
atacan el materialismo egoísta y nos invitan a una devoción de todo corazón hacia
Dios. La persona con el ojo bueno o “sano” es la que intenta servir a Dios y no a
las riquezas.
“La lámpara del cuerpo es el ojo: así que, si tu ojo fuere bueno”, es decir,
“claro”. Con referencia al ojo externo, esto quiere decir sanidad; especialmente,
que no mira en dos direcciones. Aquí, como en el griego clásico, se usa
figuradamente para indicar la sencillez del ojo interior, que tiene un solo objetivo,
al cual mira directamente, como contrario al hecho de tener dos fines en vista.
“todo tu cuerpo estará lleno de luz” “iluminado”, o “alumbrado”. Así como con la
vista material, el hombre que mira con ojos buenos y sanos, camina en la luz,
viendo claramente todo objeto, así un propósito simple y persistente de servir y
agradar a Dios en todo, hará que todo el carácter sea consistente y luminoso.
La persona de ojo maligno es egoísta, codiciosa y miserable.
Mt. 6:24 y Lc. 16:13 refuerzan el mismo punto. Riquezas es la traducción del
término arameo mamón, que se refiere a las posesiones materiales y que alude a
Mammón, el dios del dinero.
34
Hay una simplicidad hermosa en Mt. 6:25–34 y Lc.12:22-31, con el ejemplo de las
aves y a las flores para ilustrar el cuidado pródigo de Dios por todas sus criaturas.
Lo que aquí se prohíbe es la preocupación, no la provisión responsable para las
necesidades de uno mismo y las de su familia; ¡Dios provee alimento para las
aves, pero éstas tienen que buscarlo! La base de la confianza del discípulo, en
contraste con la preocupación de los gentiles, reside en reconocer a Dios como
vuestro Padre celestial. La actitud correcta es poner a Dios en primer lugar y
confiar en él para nuestras necesidades prácticas.
En el mundo actual muchos, de los cuales algunos son cristianos, no tienen todas
sus necesidades satisfechas. Este pasaje no resuelve el problema, pero
necesitamos entender cómo la provisión de Dios se relaciona con el mal uso
humano de lo que Dios ha provisto.
LAS ÚLTIMAS ENSEÑAS DEL PRIMER DISCURSO (Mt. 7; Lc. 6:37-38, 41-42)
Mt. 7:1–6 El juzgar a otros, Aquí el Señor advierte en contra de la crítica de otras
personas sin considerar lo vulnerables que nosotros mismos podemos ser ante la
crítica; seáis juzgados bien puede referirse al juicio de Dios, al igual que al de
otras personas. Pero el V. 6 indica que existe el juicio correcto que al discípulo le
toca ejercer (además V.15–20).
Mt. 7:12 La regla de oro. Este versículo concluye y resume las instrucciones de
Jesús para vivir como discípulo.
“Así que (para decirlo todo en una palabra) todas las cosas que quisierais que
los hombres hiciesen con vosotros, así también haced vosotros (las mismas
cosas y de la misma manera) con ellos; porque esta es la ley y los profetas”
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Esta es la sustancia de todo deber relativo; aquí se concentran todas las
Escrituras.
Primero, Mt. 7:13-14; Lc.13:24 dan un franco contraste entre los que son salvos y
los perdidos; las dos puertas y los dos caminos conducen respectivamente a la
perdición y a la vida. El verdadero discipulado es un asunto de deliberadamente
tomar la opción de no andar con la corriente, sino que es un asunto de vida o
muerte.
Segundo, Mt. 7:15–20; Lc. 6:43-44 sigue una división más sutil, que cae dentro
del grupo de los que profesan ser discípulos. Los falsos profetas se presentan
como aquellos que pertenecen al grupo (están vestidos de ovejas), sin embargo,
su intención es destruir (como lobos rapaces). Los falsos profetas son conocidos
tanto en el AT como el NT. (Deut. 13:1–5; Jer. 23:9–32; Mat. 24:11, 24; 1 Juan
4:1–3). Así que no toda la supuesta profecía puede aceptarse según su
apariencia; debe ser probada. La prueba no es lo que dice el profeta sino su fruto.
El significado de fruto no se especifica, pero la metáfora ocurre varias veces en
Mateo para indicar una conducta que es genuinamente agradable a Dios.
Tercero, Mt. 7:21–23; Lc. 13:24, aquí el Señor presenta a aquellos que
aparentemente se creen discípulos genuinos y que apelan a sus actividades
carismáticas para comprobarlo, pero que resultan no tener una verdadera relación
con el Señor ante quien apelan. “Señor” se traduce Kurios hasta aquí usado
sólo como un título para Dios. En el vocabulario diario griego era un término
normal para saludar cortésmente, y así se usa comúnmente en los Evangelios.
Aquí, sin embargo, se usa claramente como una señal de lealtad, aun de
adoración. Los profetas falsos del V. 15 eran engañadores, pero éstos se
engañan a sí mismos. Su aceptación no depende de su profesión, ni siquiera de
su aparente actividad cristiana, sino de si Jesús los conoce. Nótese la
extraordinaria autoridad que él asume como juez; entrar al reino de los cielos
depende de su reconocimiento y consiste en estar con él.
Finalmente Mt. 7:24–27; Lc. 6:46-49, aquí sale otra división basada en la
conducta. Tanto los prudentes como los insensatos se describen como el que oye
mis palabras; la diferencia está en hacerlas. Además, esta división abarca a los
que pertenecen al círculo de Jesús. Toda esta sección final del discurso nos deja
incómodos ante la demanda de considerar no sólo lo que profesamos, sino si se
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basa en una relación genuina con Jesús que resulta en una vida de verdadero
creyente.
Mt. 7:28, 29 La fórmula regular para concluir los discursos en Mateo se extiende
aquí para notar la reacción de los oyentes.
Señal: Esta palabra indica una prueba de la cercanía de Dios y de su obra (Jn. 3:2;
7:31). Los milagros son “señales” de algo más importante oculto detrás de ellos mismos.
Testifican del poder dado a la persona que los realiza (Mr. 6:20). Los judíos demandaron
señal de Jesús (Jn. 2:18; Mt. 12:38). Pero una “señal” no es necesariamente un milagro;
por ejemplo, el anuncio de los ángeles a los pastores tocante al nacimiento de Jesús
incluyó una señal no milagrosa (Lc. 2:12). Otra característica de esta palabra es su unión
frecuente con la palabra “prodigio”, tanto en el Antiguo Testamento como en Nuevo
Testamento.
Cuando se dice que los milagros alteran el orden de los fenómenos naturales, no
significa la ruptura de las leyes que rigen la naturaleza. Cada milagro tiene un propósito
e interrumpe la regularidad superficial de una Ley en obediencia a otra más alta y más
sutil. No hay razón para afirmar que los milagros rompen la ley natural y la unidad
orgánica por la que Dios actúa. Para entender los milagros es necesario distinguir entre
la constante providencia soberana de Dios y sus actos extraordinarios.
Los evangelios destacan la autoridad ejercitada por el Señor en acción y no sólo en
palabras, sino con milagros. Mateo presenta una serie de milagros que demuestran la
autoridad de Jesús. Algunas secciones más largas son compiladas con una estructura
balanceada; Mateo relata las historias mucho más brevemente que Marcos, dejando a
un lado la mayoría de los de talles pintorescos y enfocando la atención en Jesús mismo.
37
La impresión que deja es de una autoridad irresistible, vista tanto en el poder de Jesús
sobre la enfermedad, el poder demoníaco y las fuerzas naturales, y en la respuesta
radical que él requería de aquellos que le seguían.
MILAGROS DE SANIDADES
Estos relatos se agrupan como para conducir a la profecía que aclara su significado en el
Mt. 8:17. Además, se ligan por el hecho de que los que han sido sanados pertenecen a
un grupo excluido de una vida plena en esa sociedad: Un leproso, un gentil y una mujer.
El hecho de que Jesús tocó a un leproso era una demostración poderosa de buena
voluntad al poner su interés cariñoso por encima del tabú social. La orden de “ve,
muéstrate al sacerdote”, era para cumplir lo que la ley requería (Lev. 14:10–32) y sirvió
como “testimonio a ellos” tanto del respeto que Jesús tenía de la ley como de su poder
sanador como Mesías.
La orden equilibrante de “no lo digas a nadie” nos recuerda el peligro de atraer el
entusiasmo popular por razones erradas.
38
El centurión y su criado eran soldados no judíos en el ejército de ocupación. Detrás de
la actitud vacilante del hombre de ser visitado por Jesús estaba el problema de las
relaciones entre judíos y gentiles: no se podía esperar que un maestro judío se
contaminase entrando en una casa de gentiles.
Su sencilla aceptación, sin embargo, en lenguaje militar, de la autoridad práctica de
Jesús sobre la enfermedad es evidencia de una fe mayor que la de ninguno en Israel.
Este breve relato tiene paralelo con Mt. 20:29–34. La apelación a Jesús como hijo de
David, eso es, el Mesías, ocurre frecuentemente en los escritos de sanidad de Mateo.
Señala una fe que Jesús pone a prueba con su pregunta en el Mt. 9:28 y que sirve de
base para su sanidad.
La mayor parte de lo registrado por Juan se centra en Jerusalén, pero los pocos relatos
de Galilea son de gran significado. Las primeras dos señales ocurrieron en Galilea, como
también la multiplicación de los panes en Jn.6. Pero la mayor parte de las señales que
Juan registra ocurrieron en Judea. Sin embargo, la segunda señal significativa que Jesús
hizo fue realizada en Galilea, en Caná, o sea, el mismo lugar que vio la primera. El
oficial mencionado en el v. 46 sin duda era del servicio de Herodes Antipas. El v. 47
muestra el grado de desesperación del padre por su hijo.
39
MILAGROS SOBRE LOS ELEMENTOS NATURALES
En sus milagros, Jesús con frecuencia ataca el poder de Satanás y los demonios. Uno
de los propósitos claros de Cristo al venir a la tierra fue atar a Satanás y librar a los que
él tiene esclavizados. Jesús ató a Satanás en parte, mediante la expulsión de demonios
y de modo más completo en su muerte y resurrección (Jn.12:31), y así quebrantó el
poder del dominio de Satanás y restauró el poder del reino de Dios.
La mención que hace Mateo de “dos endemoniados”, en oposición a “uno” del cual
hablan Marcos (5:2) y Lucas (8:26), es difícil de entender; parece que de ambos, uno era
más prominente, y a él se refieren en detalle Marcos y Lucas, quienes mencionan
solamente a un hombre poseído de los demonios, pero Mateo aquí (como en 20:30 y
9:27) dice que había dos, posiblemente porque el relato se escribe como un testimonio al
poder de Jesús, y en la ley judía hacía falta tener dos testigos.
La gente se maravillaba al ver la autoridad de Jesús para echar fuera demonios, los
espíritus malignos que Satanás gobierna y envía para acosar a la gente y tentarla a
pecar. Como su líder, quizás sean ángeles caídos que se le unieron en rebelión contra
Dios. Los demonios pueden lograr que una persona enmudezca, sea sorda, ciega o
pierda la razón. Jesús enfrentó a muchos demonios durante su estancia en la tierra y
siempre impuso su autoridad sobre ellos. Según nos relata Lucas, no solo el demonio
salió de este hombre, sino que lo hizo sin siquiera dañarlo.
MILAGROS DE RESURRECCIÓN
Jesús resucita a una niña (Mt. 9:18–26; Mr.5:21-43; Lc.8:40-56). Aquí se ve otra
intensificación de la autoridad de Jesús; aun la muerte está sujeta a él. Escondido en ese
relato hay otro milagro de sanidad, el de un desorden menstrual incurable. El hijo de la
viuda resucitado (Lc. 7:11-17) y la resurrección de Lázaro ((Jn.11:1-54). Estas
resurrecciones se consideran como “vivificaciones”; ya que tales personas volvieron
a morir. Las primicias de la resurrección fue la de Jesús. Luego la resurrección de los
creyentes para vida eterna (En el arrebatamiento, los muertos en Cristo y en la 2ª Venida
del Señor: los santos del A.T. y los mártires de la tribulación).
El SEGUNDO DISCURSO DE JESÚS
40
Antes de dar el segundo discurso, Jesús al ver las multitudes que lo seguían se refirió a
ellas como un campo listo para la siega. (Mies es sinónimo de cosecha o siega). Todas
esas personas eran como ovejas perdidas que necesitaban un pastor y alguien que los
guiara a la salvación.
La necesidad era demasiado grande para cumplirla Él solo; así que pidió ayuda a
algunos de sus seguidores más íntimos. Entonces elige a doce que serían sus
colaboradores. Él necesitaba obreros que supieran enfrentar los problemas de la
gente; quería que ellos libraran la batalla contra las fuerzas del mal echando fuera a los
espíritus inmundos y sanando a los enfermos.
Se deduce entonces que la clase de obreros que Cristo desea en su reino son los
que:
1. Enseñan y predican el evangelio del reino
2. Sanan a los enfermos
3. Echan fuera a los demonios
LA ELECCIÓN DE LOS DOCE APÓSTOLES (Mt. 10:1–4; Mr. 3:13-19; Lc. 6:12-16)
Apóstoles significa “enviados” y así es apropiado aquí. Esta es la única vez que Mateo
emplea esta palabra; normalmente él llama a los seguidores de Jesús “discípulos” o “los
doce”. Jesús llamó a sus discípulos; no los presionó, ni los forzó ni les pidió que fueran
voluntarios. Eligió personas de diferentes oficios: pescadores, activistas políticos,
recaudadores de impuestos, etc. Eran personas normales y corrientes, no tenían una
educación especial y los escogió, no solo por lo que eran, sino también por lo que
podrían llegar a ser bajo su influencia y por su poder.
Jesús delega en sus doce discípulos el poder que Él mismo poseía; esto es, la
autoridad de llevar adelante el ministerio mesiánico, a través de la sanidad de todo tipo
de dolencias y la expulsión de demonios.
Aquí es donde comienza el “segundo discurso”. Jesús instruye a sus discípulos sobre
el alcance de su misión, la sustancia de su mensaje, las obras que van a realizar, lo que
han de llevar consigo, y los procedimientos a emplear.
41
Simón Pedro Simón Pedro Simón Pedro Simón Pedro
Simón Cananita Simón Cananita Judas hno. de Jacobo Judas hno. de Jacobo
En estas listas encontramos algunas cosas de interés, como por ejemplo que Simón
Pedro está a la cabeza de cada lista. Sin embargo, esto no quiere decir que tenía la
supremacía, pues bien sabemos que había rivalidad entre los apóstoles (Mt. 20:20-24).
Por otro lado, no cabe duda de que en realidad él era el líder por su impetuosidad y su
energía.
Hay tres grupos en cada lista, y cada grupo comienza con: a) Pedro, b) Felipe, c) Jacobo
hijo de Alfeo. Entre los doce había tres pares de hermanos: Pedro y Andrés, Jacobo y
Juan y Jacobo y Judas hermano de Jacobo. En estas listas Bartolomé corresponde a
Natanael; Simón Celador y Simón Cananita son la misma persona; y Tadeo es también
Judas, hermano de Jacobo.
Jesús pidió a sus discípulos que fueran sólo a los judíos porque Él vino primero a los
judíos.
Un gentil es uno que no es judío. Los samaritanos eran una raza mixta entre judíos y
gentiles, después de las cautividades en el Antiguo Testamento.
42
Dios había elegido a los judíos para que hablaran de Él ante el mundo. Y eso es lo que
en realidad sucedió: discípulos y apóstoles judíos predicaron las buenas nuevas del
Cristo resucitado en todo el Imperio Romano y muy pronto los gentiles se añadieron a la
Iglesia. La Biblia enseña con claridad que el mensaje de salvación de Dios es para
todos, sin importar raza, sexo ni nacionalidad.
Los judíos estaban esperando que el Mesías estableciera su reino. Esperaban un reino
político y militar que los libertara del gobierno romano y que los hiciera volver a los días
de gloria bajo el reinado de David y Salomón; pero Jesús hablaba de un reino espiritual.
En la narración de Mr.6:8-9 permitía tanto sandalias como bordón, y en Mt. 10:10 y Lc.
9:3, dice que no. El verbo que se traduce “proveáis” aquí en Mateo, por lo general,
significa “obtener”. ¿Sería que la prohibición, por lo tanto, no era la de usar equipo
normal y esencial para viajar, sino la de no comprar nada extra? Jesús pudo haber
querido decir que no llevaran un par extra de sandalias, ni bastón ni bolsa. Sea
como fuere, el principio era que debían salir, listos para la tarea y para el viaje, sin trabas
por el exceso de bienes materiales.
3) ¿Por qué dijo Jesús que debía sacudirse el polvo de los pies si una ciudad u
hogar no los recibía? (Mt.10:14)
Era costumbre judía que cuando los judíos piadosos salían de las ciudades gentiles, con
frecuencia se sacudía el polvo de los pies para mostrar su separación de las prácticas
gentiles. Si los discípulos se sacudían de los pies el polvo de un pueblo judío, indicaban
que se separaban de los judíos que habían rechazado a su Mesías. Este gesto
demostraba a la gente que estaban eligiendo mal, que la oportunidad para escoger a
Cristo no se presentaría otra vez.
Los discípulos en una sociedad hostil son tan vulnerables como ovejas en medio de
lobos. Para sobrevivir y poder cumplir su misión tenían que ser astutos y sencillos.
Al llevar a cabo su misión los discípulos deben estar preparados para enfrentar la
persecución y el martirio.
Mt. 10:19-20 Jesús dijo a sus discípulos que cuando fueran arrestados por predicar el
evangelio, no se preocuparan de lo que deben decir en su defensa: el Espíritu de Dios
hablaría por medio de ellos. En circunstancias amenazantes así, los discípulos contarían
43
con la ayuda del Espíritu de vuestro Padre y, por lo tanto, no tendrían que preocuparse
Esta predicción se cumplió en Hch. 4:8–14 y se cumple también en los pastores
entregados al Señor.
Mt. 10:22 “el que persevere hasta el fin”, también aparece en el pasaje de las señales
antes del fin (Mt.24:13), aplicable para los creyentes en la tribulación. Permanecer hasta
el fin no es la manera de alcanzar la salvación sino la evidencia de que el creyente se ha
entregado de veras a Jesús y ha nacido de nuevo. La persistencia no es un medio de
asegurar nuestra salvación, sino el resultado de una vida rendida al Señor.
Mt. 10: 26–33; Lc. 12:2-9, trata el tema de las maneras equivocadas y las acertadas en
cuanto a tener temor. Jesús exhorta a sus discípulos que no tengan miedo.
Mt. 10:34–39; Lc.12: 49-53; 14:26-27 El precio del discipulado se muestra en términos
rígidos. La cruz es un instrumento de muerte, pero aquí simboliza la disposición de
ofrendar la vida al señor, no el cargar con algún peso o dolencia particular. Es negarse a
sí mismo y seguir a Cristo. El lenguaje acerca de llevar la cruz para seguir a Jesús se
comprende más claramente en Mt.16:21–28; es el lenguaje del martirio, como está
señalado en Mt. 10:39, que denota más bien la situación de los mártires en la tribulación.
El principio judío de que el representante de una persona debe ser considerado como la
persona misma, es un argumento de peso. Recibir a una persona, a un profeta, a un
justo, o a un individuo común, es lo mismo que recibir a Jesús y a Aquel (el Padre) que lo
envió.
44
EL PRIMER VIAJE POR GALILEA
45
Juan fue encarcelado en la fortaleza de Macairo, por Herodes, el que se había casado en
forma ilegal con su cuñada. Juan criticó en público su pecado. Herodes era un “tetrarca”,
uno de los cuatro gobernadores que tenían bajo su responsabilidad igual número de
distritos en Palestina. Su territorio incluía las regiones de Galilea y Perea. Es conocido
como Herodes Antipas, y juzgó a Jesús antes de que fuera crucificado (Lc. 23:6–12).
Fue hijo de Herodes el Grande, el que mandó matar a los infantes en Belén (Mt.2:16).
Al ser encarcelado, Juan tuvo algunas dudas acerca de si Jesús era el Mesías. Aunque
reconoció su identidad evidentemente esperaba algo más. El juicio que Juan esperaba
no era para ese tiempo, sino que tendrá lugar durante la consumación en la era por
venir.
Entonces, Juan envía mensajeros con una pregunta a Jesús. La pregunta de Juan
sugiere que éste estaba sorprendido por el estilo del ministerio de Jesús.
Como respuesta, el Señor entretejió textos del AT (Is. 35:5-6 y 61:1-2), que se vieron
cumplidos clara y visiblemente en sus acciones escritas en Mt.8 - 9. Por más que a Juan
le hubiera parecido inesperado, estos actos de misericordia eran en verdad los “actos del
Mesías”; actos de sanidad en favor de ciegos, paralíticos, sordos y leprosos, y a la
resurrección de muertos y el anuncio de las buenas nuevas acerca de Dios. Con estas
evidencias, la identidad de Jesús quedó aclarada.
A pesar de la duda de Juan, Jesús prosiguió a felicitarlo como un verdadero profeta, y
más. Jesús ensalzó a Juan como un hombre de valor, de consagración y de grandeza.
La gente misma había reconocido la voz auténtica del mensajero de Dios. Pero, por más
grande que fuera, Juan seguía siendo el precursor (Mal. 3:1), el último y mayor de los
profetas, el Elías que volvía para inaugurar los últimos días (Mal. 4:5-6).
46
Los que aceptan a Jesús (Mt.11:25–30; Lc. 10:21-22)
Los que respondieron no fueron las personas importantes, sino los niños pequeños y los
fatigados y cargados. La razón radicaba en la relación especial de Jesús con Dios, como
Hijo con Padre. Jesús sostiene una relación única e incomparable con el Padre. La
iniciativa está de parte del Padre, quien revela el significado del ministerio de Jesús, y
con el Hijo, quien revela al Padre.
El yugo tenía el propósito de aliviar la incomodidad al llevar una carga pesada. Pero
también simbolizaba la obediencia y la aceptación de la responsabilidad. Los rabinos con
frecuencia hablaban de asumir “el yugo de la ley”, y bajo la dirección de éstos la carga se
podía hacer pesada. El yugo de Jesús, en cambio, es fácil, no porque su llamamiento al
discipulado sea menos exigente, sino porque nos hace discípulos de uno que es manso
y humilde de corazón. La clave radica en la invitación personal: Venid a mí.
47
El Señor continuó su ministerio enseñando el evangelio de Reino de Dios. Mientras
caminaba le trajeron un endemoniado que era ciego y mudo. Esto ocasionó una
oposición de parte de los fariseos.
En este pasaje se acusa a Jesús de estar en liga con Satanás. Con esto la oposición se
vuelve más “teológica”. Reconociendo en Jesús su poder sobrenatural, la oposición se le
atribuye no a Dios sino a Satanás. Primeramente, Jesús responde haciendo ver la
inconsecuencia del cargo, y luego remarca lo serio que era, como blasfemia contra el
Espíritu.
Los fariseos habían rechazado a explicación del Señor, tenían que hallar otra que, de
igual manera, pudiera explicar su autoridad sobrehumana, y la hallaron en la supuesta
coalición con Satanás (Beelzebú).
2. Segundo Él les recuerda que no era la única persona que estaba expulsando
demonios; ¿Estarían todos ellos en liga con Satanás?
Por lo tanto, no es una señal del poder diabólico, sino de la obra del Espíritu de Dios en
acción. Existía, pues, una división radical entre aquellos que reconocían a Dios en
acción, y que, por lo tanto, estaban con Él, y aquellos que al atribuir la obra de Dios a su
gran enemigo se comprobaban estar en contra de Él. Por medio de esta blasfemia contra
el Espíritu se ponían deliberadamente del lado contrario y fuera del alcance del perdón.
48
El mayor pecado que la Biblia registra es la blasfemia contra el Espíritu Santo, llamado el
pecado imperdonable (Mt. 12.31).
¿Cuál es el pecado imperdonable? (Mt. 12:31)
El concepto de un pecado imperdonable ha sido fuente de dificultad para muchos, debido
a que parece contradecir las enseñanzas bíblicas acerca de la gracia. Sabemos que la
gracia de Dios perdona todo pecado, pero el Señor mencionó un pecado que no puede
ser perdonado. Los líderes religiosos fueron a escuchar al Señor, pero se opusieron
virtualmente a todo lo que éste decía. Cuando expulsaba demonios alegaban que lo
hacía utilizando medios satánicos.
Estaban tan ciegos espiritualmente, que atribuían a Satanás la obra del Espíritu Santo.
Aún más, rechazaban la acción del Espíritu Santo en sus propias vidas.
En esencia, el Espíritu Santo estaba dando testimonio de que Jesús es el Hijo de Dios,
que es Dios, mientras ellos repetían “no es Dios”, “es agente de Satanás”.
Fue entonces cuando Jesús dijo: “Todo pecado y blasfemia será perdonado a los
hombres; mas la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada”.
49
Otra evidencia de la ceguera y oposición de los líderes religiosos, es la demanda a Jesús
para que éste desplegara sus poderes sobrenaturales, a fin de acreditarse así como el
Mesías. Ellos ya habían sido testigos de muchas de esas señales.
El problema no era la ausencia de ellas, sino su propia incredulidad ante Dios. Más
tarde, rechazaron inclusive la mayor de todas las señales, la de la resurrección
(Mt.28:11–15).
La demanda de tener una señal reaparece en Mt.16:1–4. Aquí sigue con toda
naturalidad del debate anterior; si Jesús pretende que su poder es de Dios, tiene que
comprobarlo.
El hecho de que Jesús rehusara dar una señal, se basa en un concepto más amplio de
su autoridad como uno mayor que Jonás o Salomón. Si aun los paganos podían
reconocer la presencia de Dios en los grandes hombres del AT, ¿por qué no podía esta
generación (judía) aceptar la autoridad de uno en quien todas las formas de la autoridad
(profeta, sacerdote, rey, sabio) hallaban su cumplimiento? El rechazar el llamado de
alguien así, conduciría sólo al juicio.
La familia de Jesús
(Mt.12:46–50)
50
eludiendo a su familia terrena, sino que extiende su círculo familiar para incluir las
relaciones espirituales.
PARÁBOLA viene del griego parabole que significa literalmente “poniendo cosas a la
par” o “comparación”. La Septuaginta traduce el término hebreo mashal, que quiere
decir: un símil elaborado donde el relato, aunque ficticio, es verosímil, en contraste con la
fábula. La parábola es una breve comparación basada en una experiencia cotidiana de
la vida, cuyo fin es enseñar una verdad espiritual. No son fábulas ni alegorías porque se
basan en un hecho o una observación real o por lo menos verosímil.
Etimológicamente, por lo tanto, está muy cerca de la “alegoría”, que por derivación
significa “diciendo cosas de modo diferente”. Tanto las parábolas como las alegorías han
considerado generalmente como formas de enseñanza que presentan al oyente
ilustraciones interesantes, de las que pueden obtenerse lecciones morales y religiosas;
la “parábola” es un símil más bien largo o un cuento descriptivo corto, generalmente
destinada a inculcar una verdad única o a responder una pregunta única, mientras que la
“alegoría” denota el cuento más completo en el que todos los detalles, o la mayoría de
ellos, entran en la interpretación.
51
• Del juez injusto (Lc. 18:2–8),
• El mayordomo injusto (Lc. 16:1–9),
• El hijo pródigo (Lc. 15:11–32).
La discusión entre Jesús y los discípulos en Mt. 13:10 revela el propósito del uso que
Jesús hace de las parábolas. El fin de Jesús no es esconder sino revelar (Mr. 4:33), pero
los misterios solo pueden percibirse cuando la mente está abierta hacia Dios (Mt. 11:25).
David comprendió su falta cuando Natán le contó un mashal (2 Sam. 12:1–13). Siempre
en la parábola hay un elemento sorpresivo y novedoso que llama a la reflexión e inspira
la decisión. Muchas parábolas se proponen entablar la discusión.
Esta experiencia de encontrar lo perdido cobra valor teológico en Lucas 15. Según la
narración de Lucas, Dios es como un padre que celebra la vida de sus hijos, pero que
sufre y se angustia cuando estos se alejan para andar quizás en malos pasos. Cuando el
hijo regresa, el padre se alegra, como se alegra Dios por cada pecador que regresa a su
familia.
Si vamos a ver, Lucas no tiene que explicarnos lo que se siente cuando perdemos algo
que consideramos importante. Eso lo sabemos, tenemos la experiencia acumulada de
años de pérdidas y encuentros. Tampoco nos tiene que explicar cuánta alegría nos da
encontrar lo que perdimos, pues lo hemos vivido muchas veces. Lo que Lucas nos dice,
52
y que probablemente no sabíamos o nunca lo hubiésemos pensado así, es que los
mismos sentimientos cruzan el corazón de Dios.
No debemos caer en la trampa de alegorizar las parábolas, es decir, tratar de encontrar
un mensaje oculto detrás de cada palabra del relato. Al estudiarlas, debemos buscar el
punto central y comprender a partir de allí la totalidad del relato.
Al explicar las parábolas a sus discípulos Jesús les abrió los misterios del reino de los
cielos. Tiene su propia lógica, que el razonamiento humano no puede penetrar; su
verdad debe ser revelada. Es necesario pedir al Señor la revelación de lo que está
escrito en su Palabra.
Los que no tienen este don, como lo había predicho claramente Is. 6:9-10, nunca
recibirán más que un oír superficial del mensaje de Dios, y no les hará ningún bien.
Jesús no está diciendo aquí que las parábolas están diseñadas para esconder la verdad,
y de esa manera cerrar la entrada a tales personas al reino de los cielos, sino que en
realidad no todos tienen la habilidad de penetrar su significado. Esta habilidad es algo
dado a los discípulos, en vez de ser el resultado de la habilidad humana.
¿Hay Parábolas en el Evangelio de Juan?
El Evangelio de Juan sólo contiene dos parábolas, la del redil asociada con el Buen
Pastor (Jn. 10:1-21) y La vid verdadera (Jn. 15:1-5).
No deberíamos tampoco pasar por alto las muchas descripciones “figuradas” que usa
Jesús sobre sí mismo en este evangelio, por ejemplo: “la puerta”, “la luz del mundo”, y “el
camino, la verdad, y la vida”, “El pan de vida”, etc.
53
El siervo inmisericorde (18:21–35)
Los obreros en la viña (20:1–16)
Los dos hijos (21.28–32)
Las bodas (22.1–14)
Las vírgenes prudentes y las insensatas (25:1–13)
Los talentos (25.14–30)
54
El sembrador (Mt. 13:1–23; Mr. 4:1–20; Lc. 8:4–15)
La semilla de mostaza (Mt. 13:31–32; Mr. 4:30–32; Lc. 13:18–19)
Los labradores malvados (Mt. 21.33–41; Mr. 12:1–12; Lc. 20.9–18)
La higuera (Mt. 24:32–35; Mr. 13:28–31; Lc. 21:29–33)
55
El deber de perdonar al hermano 18:15-22
La incredulidad de sus hermanos 7:1-9
El viaje a Jerusalén 9:51-56 7:10
56
Primero debían tener un pleno conocimiento de Jesús y de su misión como discípulos
antes de darlo a conocer a otros en una manera que no originara una rebelión.
Les iba a estar costando muchísimo trabajo entender la razón de su venida hasta que su
misión terrenal terminara.
En Mt. 16:21 es la primera de las tres veces en que Jesús predijo su muerte (las
restantes están en 17:22-23; 20:18).
Mientras que el escenario sigue cerca de Cesarea de Filipo y el relato es continuo desde
los versículos 13–20, la frase: Desde entonces, Jesús comenzó, marca el comienzo de
una fase nueva y decisiva de la misión de Jesús.
El enfoque geográfico sería Jerusalén, y su carácter sería dominado por la cruz. Este
pasaje corresponde a las profecías de Daniel: el Mesías sería quitado (Dn. 9:26); vendría
un período de crisis (9:27); y luego el Rey vendría en gloria (7:13-14).
La reacción de Pedro
Pedro, amigo de Jesús y seguidor devoto, el que acababa de proclamar en forma
elocuente su identidad verdadera, procuró protegerlo del sufrimiento que profetizó. Como
otros judíos del momento, él entendía la obra del Mesías en términos primordialmente
terrenales o políticos; en esto él expresó las cosas de los hombres, y en tanto que los
discípulos de Jesús compartían esta perspectiva puramente humana, la misión de Jesús,
es decir, las cosas de Dios, nunca tendrían sentido para ellos.
El mismo mensaje que Jesús oyó en las tentaciones del desierto, que no tendría que
morir, las escucha ahora de Pedro. Éste acababa de reconocer a Jesús como el Mesías;
ahora, sin embargo, desecha la perspectiva de Dios y evalúa la situación desde el
aspecto humano. Satanás siempre intenta que pongamos a Dios a un lado. Jesús
reprendió a Pedro por esta actitud.
Quítate de delante de mí, Satanás: Las palabras son idénticas a las de Mt. 4:10. Jesús
reconoció en las palabras de Pedro la misma tentación diabólicamente inspirada que le
sugería evitar el sufrimiento como parte de su vocación mesiánica.
Cuando Jesús usó esta figura de sus seguidores, “tome su cruz, y sígame”, los
discípulos sabían lo que significaba. La crucifixión era un método romano común de
ejecución y los criminales condenados tenían que llevar su cruz por las calles rumbo al
sitio donde cumplían su sentencia.
Cualquier idea de compartir la gloria del Mesías tuvo que dar lugar a la de compartir la
humillación y el rechazo de Jesús. Jesús explica la paradoja del discipulado: Perder la
vida es encontrarla; morir es vivir. Si uno trata de librar su vida física de la muerte, el
dolor o la incomodidad, puede terminar arriesgando la vida eterna.
57
Mt. 16:28 Tomando en cuenta que todos los discípulos murieron antes del regreso de
Cristo, hay dos posiciones:
1. Que las palabras de Jesús aquí se cumplieron en la transfiguración cuando Pedro,
Santiago y Juan vieron su gloria (17:1–3).
2. Muchos sostienen que este versículo se refiere a Juan el amado, quien pudo ver
en visión al Señor viniendo en su reino, en la isla de Patmos (Ap.1:1 ; 19:11-16)
58
la reacción de los discípulos sugiere que sus pensamientos no se concentraron en esa
parte de la predicción.
59
La frase “se humille”, en griego “tapeinón” literalmente significa “rebajar”.
Metafóricamente, la palabra significa envilecer, humillar, rebajarse. Quiere decir “el que
se comporta de una manera modesta, libre de todo orgullo”. Describe a una persona que
está desprovista de toda arrogancia y de auto exaltación; alguien que somete su
voluntad a la voluntad de Dios.
Pensemos en los niños pequeños, la gran mayoría de ellos no tienen conciencia de sí
mismos, y están siempre aprendiendo, siempre abiertos a escuchar y especialmente a
ser amonestados por sus padres o familiares. Esta es la actitud que nos trata de enseñar
el Señor Jesús con esta comparación. Por lo tanto, el camino hacia el reino de los
cielos es el de la simple confianza y entrega de un niño; y el camino hacia la grandeza
en el reino se recorre con la humildad de un niño, expresada en humilde servicio.
60
Cómo se debe personar al hermano (Mt.18:15–20)
Sólo Mateo registra esta enseñanza. Este pasaje explica cómo debiera funcionar en la
práctica este principio de los versículos 10–14. Se dirige a ti (en singular), el discípulo
individual que se da cuenta del pecado de su condiscípulo y acepta que es su
responsabilidad hacer algo. Las palabras contra ti probablemente no se encuentran en
el texto original y lamentablemente restringen el ámbito del significado.
La respuesta ante alguna ofensa personal se tratará en los versículos 21–35; aquí está
en juego el peligro que corre el hermano, no un efecto de su pecado sobre alguien
personalmente. Las palabras de Jesús no son una licencia para un ataque frontal a cada
persona que nos hiere o margina. No son una licencia para iniciar una campaña
destructiva de chismes o pleito de iglesia. Tienen como objetivo reconciliar a los que
están en desacuerdo, de modo que todos los cristianos puedan vivir en armonía.
Cuando alguna persona nos ofende, con frecuencia optamos por lo opuesto de lo que
Jesús recomendó. Respondemos con resentimiento u odio, buscamos venganza o
chismeamos. Sin embargo, debiéramos ir a esa persona primero, por difícil que nos sea.
Luego debemos perdonarla tantas veces como se necesite (18:21-22). Jesús muestra el
procedimiento adecuado para disciplinar y corregir a un creyente (1 Cor. 5:1–5; Gal. 6:1).
Se recomienda seguir tres pasos:
Primeramente en privado
Luego ante testigos
Finalmente ante la iglesia
La meta debe ser ganar a tu hermano, restauración y no castigo. Para tal efecto se
debe usar al mínimo la publicidad. Al hermano que ha errado se le debe acercar uno
solo, o a lo sumo con uno o dos más.
Sólo si estos pasos fallan será necesario llevarlo a la iglesia (la congregación local); se
espera que el ofensor escuche la convicción unida de sus condiscípulos. Si no es así, el
único recurso será el de cortar el compañerismo, aunque presumiblemente todavía con
la esperanza de que este proceder sacuda al hermano y lo mueva al arrepentimiento y a
la restauración. El derecho de la congregación, y su responsabilidad, de tomar una
decisión tan seria descansa sobre el mismo principio de delegación que se usó con
Pedro en Mt.16:19, pero ahora toda la congregación comparte esta autoridad (Mt.18:18).
Jesús tiene en mente el día en que estará presente no en cuerpo sino por medio del
Espíritu Santo. En el cuerpo de creyentes (la iglesia), el acuerdo sincero de dos
personas es más poderoso que el acuerdo superficial de miles, porque el Espíritu Santo
de Cristo está con ellos. Dos o más creyentes, llenos del Espíritu Santo, orarán de
acuerdo a la voluntad de Dios, no de acuerdo a la suya, y sus peticiones serán
concedidas.
Instrucciones sobre el perdonar a otros (Mt.18:21–35)
El enfoque aquí avanza a cómo deben responder los discípulos ante un condiscípulo
cuando éste comete algún pecado que les afecta personalmente. Se presupone que la
respuesta es el perdón; la única pregunta que queda es si habrá algún límite. La oferta
61
de Pedro de siete veces parece generosa, aunque una discusión rabínica posterior
sugiere que tres veces es razonable, Los rabinos enseñaban que debían perdonar tres
veces a un ofensor. Pedro, procurando ser generoso, preguntó si era suficiente perdonar
siete veces, el número “perfecto”. Pero Jesús descartó tales cálculos y le contestó:
“Setenta veces siete”. Con esto daba a entender que no debiéramos ni siquiera llevar
la cuenta de las veces que perdonamos a alguien. Nuestro deseo de perdonar tendría
que ser sin límite. Jesús no ofrece una fórmula matemática o legalista. Él alude al perdón
ilimitado.
Diez mil talentos combinan el número griego más grande con la unidad de moneda más
grande. Aun un solo talento era una pequeña fortuna; diez mil estaban fuera del alcance
de los sueños más locos de las personas ordinarias. Representa la mayor suma
imaginable; en contraposición, con cien denarios, la cual no es una cantidad
insignificante; es el pago de 100 días laborables, pero es una pequeña fracción,
comparado con los diez mil talentos. Por lo tanto, a la luz de la incalculable gracia de
Dios hacia nosotros, es absurdo y malo, el que rehusemos perdonar a otros.
En los tiempos bíblicos, serias consecuencias esperaban a los que no podían pagar sus
deudas. El prestamista podía forzar al deudor y su familia a trabajar hasta que la deuda
fuera cancelada.
El deudor también podía ir a la cárcel, o su familia podía ser vendida en calidad de
esclavos para ayudar a pagar la deuda. Se esperaba que el deudor, mientras estaba en
prisión, pudiera vender sus propiedades o que sus familiares pagaran la deuda. Si no,
permanecía en prisión el resto de su vida.
Por el hecho de que Dios ha perdonado todos nuestros pecados, no debiéramos negarle
el perdón a nadie. Cuando no perdonamos, nos estamos poniendo al margen y por
encima de la ley de amor de Cristo.
62
Jesús visita a Marta y María 10:38-42
Discursos a los discípulos 12:1-13:1-21
Los judíos rechazan a Jesús 10:22-42
La fiesta de los Tabernáculos era una fiesta popular y nadie que quisiera entrar en
contacto con el mayor número posible de gente podía hacer algo mejor que aparecer en
Jerusalén en aquel momento.
Ese fue el razonamiento de los hermanos de Jesús. Quizá habían oído que
recientemente muchos de los discípulos de Jesús lo habían abandonado. Pero Jn.7:4
muestra que no alcanzaban a captar el carácter de la misión de Jesús. Su propósito no
era el de estar a la vista del público. Para él no era más probable que el mundo creyera
en él que sus hermanos.
En ese caso, Jesús no estaba negando que iría a la fiesta, sino que estaba negándose a
hacerlo tal como querían sus hermanos en una demostración pública.
Este mapa ilustra el último viaje a Jerusalén
63
El v. 8 ha presentado dificultades si se supone que ninguno de los que vino antes de
Jesús fuera sino ladrón o asaltante, lo que claramente sería incompatible con el A.T. El
significado más lógico es que los que vinieron antes de Jesús y declaraban ser el único
camino de entrada eran falsos; una referencia a los muchos falsos mesías que abundan
en la historia de ese período.
Más de doce personas seguían a Jesús. Ahora designa un grupo de setenta para
preparar algunas ciudades que Él visitaría más tarde. Estos discípulos no poseían
calificaciones únicas. No eran los más educados, ni los más capaces, ni los de más alto
nivel social que otros seguidores de Jesús. Lo que los capacitó para su misión fue su
conocimiento del poder de Jesús y su visión para llegar a toda la gente.
Jesús envió treinta y cinco parejas para alcanzar las multitudes. No intentarían cumplir
su tarea sin ayuda. En cambio, pedirían a Dios que enviara más obreros. Jesús les dijo
que aceptaran la hospitalidad cortésmente porque su tarea los calificaba para ello. Jesús
dio dos normas a los discípulos para el viaje. Debían comer lo que les pusieran delante,
o sea, aceptarían la hospitalidad sin críticas, y sanarían los enfermos.
EL VIAJE DE JESÚS A PEREA
EL VIAJE A PEREA
64
Zaqueo, el publicano 19:1-10
La parábola de las diez minas 19:11-27
Este es uno de los hechos más sobresalientes en la vida de Jesús, el escenario fue en
Betania, a dos kms de Jerusalén, lugar donde el Señor acudía a visitar a María, Marta y
Lázaro, cuando estaba en Jerusalén.
Juan aclara la identidad de Lázaro y especialmente su relación con María quien ungió a
Jesús, aunque no relata este episodio sino más adelante (Jn. 12).
Cuando registra el pedido de las hermanas usa la palabra fileo para “amor”, pero en el v.
5 se usa la más fuerte agapao.
En la ley judía el varón tenía el derecho de divorciarse de su mujer, con una declaración
sencilla; no había juicio ni apelación; lo hacían “por haber hallado en ella una cosa
indecente” (Deut. 24:1–4). En el N.T. era una práctica común, apoyada por algunos
rabinos, que resultaba virtualmente asunto del capricho del esposo, por cualquier
razón, incluso por servirle comida ligeramente quemada.
Jesús otra vez, como en Mt.5:32, declaró que el divorcio, por la razón que fuere, era
incompatible con el propósito de Dios para el matrimonio. Al hacerlo, restableció el
intento original del Creador al decir que “al principio no fue así” expresado en Gn. 1:27;
2:24, como superior a la provisión de Deut. 24, que se dio por la dureza de corazón.
Moisés había hecho todo lo que estaba en su poder para oponerse al divorcio. Fue
solamente por la dureza del corazón del pueblo, que Moisés concedió que se podían
divorciar; ya que el esposo hace duro su corazón para no perdonar a la esposa por su
falta.
Las normas del divorcio, según el Señor, eran concedidas para tratar con el resultado del
pecado, no una expresión de la intención original de Dios. El divorcio podría parecer
necesario, pero nunca puede ser bueno. El principio de que serán los dos una sola
carne se puede cumplir solamente en un matrimonio sin disolución.
Esta posición firme, sin embargo, es la que Mateo modificó aquí y en 5:32, por la frase a
no ser por causa de fornicación. Ni Marcos ni Lucas incluyen esta parte muy debatida,
y a veces se piensa que es un esfuerzo por parte de Mateo de ablandar una prohibición
total sobre el divorcio.
Sin embargo, es más probable que Mateo esté sencillamente declarando lo que
cualquier lector judío hubiera dado por sabido, que la infidelidad matrimonial,
automáticamente anularía un matrimonio creando otra unión de “una sola carne”.
65
En los tiempos del A.T., el adulterio era castigado con la muerte; pero en los tiempos del
N.T. una anulación formal era la respuesta aceptable. Este no era un “divorcio”
voluntario, sino el reconocimiento necesario de que el matrimonio ya estaba finalizado.
Jesús declara que el que se divorcia de una esposa infiel, y suma a su pecado
casándose con otra, haciendo de este modo imposible la reconciliación con la mujer con
que había estado casado, comete adulterio, cosa que sólo Dios puede juzgar (He.13:4) y
no nosotros.
Mateo manifiesta que eran dos ciegos, mientras que Marcos y Lucas se refieren sólo a
uno. Probablemente se referían al mismo acontecimiento pero Marcos y Lucas
particularizaron a uno de ellos, el que hablaba.
Los ciegos llamaron a Jesús “Hijo de David” porque los judíos sabían que el Mesías
sería un descendiente del rey David (Is. 9:6-7; Jer. 23.5-6). Aquel pobre mendigo ciego
pudo ver que Jesús era el tan esperado Mesías, mientras que los líderes religiosos que
fueron testigos de los milagros de Jesús permanecieron ciegos a su identidad, no
abrieron sus ojos a la verdad.
A pesar de que Jesús estaba preocupado por los acontecimientos que se avecinaban en
Jerusalén, al detenerse a ayudar a aquellos ciegos puso en práctica lo que había dicho a
sus discípulos acerca del servicio.
EL ÚLTIMO MINISTERIO EN JUDEA
66
La entrada triunfal en Jerusalén (Mt. 21:1-22; Mr.11:1-11; Lc. 19:28-44;
Jn.12:12-19)
La sequedad del árbol es la señal visible de la suerte que habría de correr el templo que
Jesús predijo en 23:38; 24:2. Fue el vivo poder de la palabra de Jesús que impresionó a
los discípulos, y Jesús usó el incidente como un modelo del poder disponible a la fe,
como en 17:20.
La autoridad de Jesús (21:23–27)
Después de las acciones de provocación de Jesús, una reacción oficial era inevitable.
Esta llegó de los principales sacerdotes y los ancianos, los oficiales responsables del
templo, que constituían la mayor parte del Sanedrín.
Jesús estaba, implícitamente, atribuyéndose una autoridad que amenazaba la
supremacía de ellos y que Él tendría que justificar si le fuera posible, como en el caso de
la demanda de señales. Sin embargo, nuevamente rehusó involucrarse. Al contestarles
con su pregunta acerca de Juan el Bautista los acorraló muy eficazmente.
67
Pero esto no era una evasiva ingeniosa, ya que infería una continuidad entre la misión
de Juan y la de Jesús. Si Juan era verdaderamente el mensajero de Dios, lo que ellos no
se atrevían a negar, entonces Jesús no era menos.
LA ÚLTIMA SEMANA
Este es el sermón profético dado en el Monte de los Olivos por el Señor Jesucristo, dos
días antes de su muerte; en el cual se ve la autoridad, la soberanía y el conocimiento del
futuro que Él tenía, en cuanto a la tribulación, incluyendo el día de Su segunda venida.
Uno de los objetivos del Señor a realizarse en la tribulación, es la preparación de la
nación de Israel para el reino que ha de instituirse a Su regreso en cumplimiento de los
pactos con Israel. Es decir, traer conversión a la multitud de judíos, que entrarán en las
bendiciones del reino y experimentarán el cumplimiento de todos los pactos de Israel.
Las buenas nuevas de que el “Rey ya viene” serán predicadas (Mt.24:14) de manera que
Israel se vuelva a su libertador. Así como Juan el Bautista predicó tal mensaje para
preparar a Israel para la primera venida del Mesías, Elías predicará para preparar a
Israel para Su segunda venida.
El ánimo del Señor estaba admirablemente preparado para pronunciar este sermón
apocalíptico, debido a que dentro de breve tiempo iba a ser crucificado.
En este mensaje el Señor se refirió a la degeneración y corrupción que predominaba en
el pueblo, la cual era sumamente mala. Él denunció severamente a los líderes religiosos,
y declaró que iban a recibir un fuerte castigo, a través de dos circunstancias: La
destrucción de la ciudad de Jerusalén y mediante Su segunda venida.
En Mt. 24 y 25 se narran los juicios contra Israel y contra los gentiles, dando una
cronología de la forma siguiente:
1. La destrucción del templo y de la ciudad de Jerusalén (Mt.24:1-2)
68
2. El comienzo del quinto discurso (Mt.24:3)
3. El período de la tribulación (Mt.24:4-26)
4. La Segunda Venida de Cristo (Mt.24:27-30)
5. La reunión de Israel (Mt.24:31)
6. Indicaciones complementarias para esperar la venida de Cristo (Mt.24:32-
51)
7. El juicio contra Israel (Mt.25:1-30)
8. El juicio contra los gentiles (Mt.25:31-46)
Las señales antes del fin (Mt. 24:3 – 25:46; Mr. 13:1-37; Lc.
21:5-36)
Con el versículo 3 comienza el quinto discurso (profético) el cual fue dado como
respuesta a la siguiente pregunta de los discípulos:
¿Cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?
La respuesta de la primera parte de la pregunta no la registra Mateo, sino que se
encuentra en Lc.21:20-24.
El sermón se resume de la siguiente manera:
1. Señales generales de la historia del mundo hasta los últimos días (Mt.24:4-14)
2. Señales especiales que indican los días finales del mundo en la gran tribulación
(Mt.24:15-28)
3. Señales espectaculares que ocurren en su segunda venida triunfante con poder y
gran gloria (Mt.24:29-31)
4. Advertencia a los santos de la tribulación para que estén alerta a las señales que
indicarán la esperada venida de Cristo inmediatamente después de la tribulación
(Mt.24:32-35).
69
5. Advertencia a los creyentes a que estén preparados para el momento inesperado
de su venida (Mt.24:36-51)
6. Descripción del juicio de Israel y el juicio de las naciones inmediatamente después
de Su segunda venida aquí en la tierra (Mt.25:1-46).
El Señor Jesús no dio un plan detallado de todos los acontecimientos que acompañarían
Su segunda venida, acerca de los cuales se habla en las Epístolas y en Apocalipsis, sino
que trató de dar, a grandes rasgos, una idea de las señales que precederían tanto la
destrucción de Jerusalén como a Su segunda venida.
El Señor dio tres órdenes claras y terminantes:
La exhortación a velar, está acompañada por una serie de parábolas que confirman esta
necesidad imperiosa, tales son:
• La parábola de la higuera (Mt. 24:32-34)
• La parábola del siervo (Mr.13:33-37)
• La parábola del padre de familia (Mt. 24:43-44)
• La parábola del siervo fiel (Mt.24:45-51)
• La parábola de las diez vírgenes (Mt.25:1.13)
• La parábola de los talentos (Mt. 25:14-30)
Todas y cada una de estas parábolas tiene como fin enfatizar la necesidad absoluta de
estar apercibidos para la venida de Cristo.
70
En Mt. 24:4-14 el Señor da las señales que caracterizarán todo el curso histórico de los
últimos días y que se intensificarán a medida que se acerca el fin, las cuales son:
1. Aumentarán los falsos profetas y engañarán a muchos (Mt. 24:4-5,11)
2. Aumento de guerras, hambre, terremotos, lo cual será principio de dolores (Mt. 24:6-
8)
3. Al acercarse el fin, la persecución del pueblo de Dios será más severa y muchos
abandonarán su lealtad a Cristo (Mt. 24:9-10)
4. Aumentará la violencia y el crimen y disminuirá el amor (Mt.24:12)
5. Se predicará el evangelio del reino en todo el mundo (Mt. 24:14)
Mt. 24:15-28 Toda este pasaje describe las señales extraordinarias que ocurrirán
durante la gran tribulación, es decir, en la segunda mitad de la última semana de Daniel.
La señal más importante es “la abominación desoladora” (Dn.9:27); un acontecimiento
visible que les avisa a los fieles que estén vivos durante la tribulación, que la venida de
Cristo a la tierra al final de los tiempos ocurrirá muy pronto.
Los santos de la tribulación podrán saber con bastante certidumbre cuándo terminará la
tribulación y vendrá el Señor a reinar en la tierra (24:33); ya que el tiempo que transcurre
entre la abominación desoladora y el fin, se revela en la Escritura como tres años y
medio: tiempo, tiempos, y la mitad de un tiempo; o mil doscientos sesenta días; o
cuarenta y dos meses (Dn.12:7; Ap.11:2; 12:6; 13:5-7).
El quinto sermón, continúa con la segunda venida de Cristo. Puede ser que algunas
partes se hayan referido a la destrucción de Jerusalén, y si aceptamos que fue así, de
todas formas solo se cumplieron parcialmente, de manera que el resto se cumplirá
plenamente en la Segunda Venida de Cristo. Inmediatamente después de la tribulación
ocurrirán señales cósmicas que precederán a la venida de Cristo y darán una clara
advertencia de su inmediato regreso (Mt. 24:30).
El retorno de Cristo a la tierra con poder y gran gloria no tomará por sorpresa a ningún
creyente de la tribulación que presta atención a la Palabra de Dios y observa las señales
relacionadas con el sol, la luna y las estrellas y el sacudimiento de los poderes del cielo
(Is.13:6-13).
Mt. 24:37 La venida del Hijo del Hombre tiene una doble referencia: la primera es la
etapa de su regreso en un momento desconocido e inesperado, el cual es el
arrebatamiento de la iglesia. La segunda etapa de su venida después de la tribulación,
se refiere cuando Él destruirá a los malos y reunirá a todos los justos en su reino
(Ap.19:11-20:4).
La segunda venida de Cristo será una manifestación completa y visible del Hijo de
Dios a la tierra, por lo que no debe confundirse con la venida por su iglesia en las
nubes, la cual será inesperadamente, como ladrón en la noche.
71
El juicio contra Israel y contra las naciones gentiles (Mt. 25)
Sólo Mateo narra estos juicios. Sabemos que en la tribulación la efectividad del mensaje
y predicación de Elías, se verá en que multitudes de judíos se convertirán durante ese
período de tribulación y estarán esperando al Mesías (Mt. 25:1-13).
También Dios desea poblar el Milenio con una multitud de gentiles salvados que serán
redimidos mediante la predicación del remanente creyente. Estas son las “ovejas” que
entran al Milenio (Mt. 25:31-46).
En la parábola de las diez vírgenes el Señor está indicando que, después de la reunión
de Israel (Mt. 24:31), el siguiente evento será el juicio del Israel viviente en la tierra para
determinar quiénes entrarán en el reino milenial.
Las diez vírgenes no se refiere a creyentes de la Iglesia ¿Por qué?
Hay varias razones para rechazar o refutar el punto de que las diez vírgenes representan
a la iglesia durante la era presente:
1. El tiempo indicado por la palabra “entonces” (25:1) no sería una referencia a la era de
la iglesia, sino que continuaría la cronología de los eventos relacionados con Israel, ya
que el Señor continúa respondiendo la pregunta que le hicieron los discípulos.
2. Por cuanto el Señor regresa a la tierra para la fiesta y la cena de las bodas, como un
Esposo, tiene que venir acompañado de la Esposa.
3. Por cuanto habrá una relación del Espíritu Santo con los santos de la tribulación,
especialmente con aquellos que son testigos del Él, la referencia al aceite como el
Espíritu Santo sería adecuada.
4. En la parábola no sólo las prudentes sino también las insensatas, que estaban
destinadas para la ira, fueron a recibir al Esposo. Esto no podría representar el
arrebatamiento, ya que ningún perdido sale a recibirlo en ese momento.
5. El término “lloro y crujir de dientes” (25:30) se usa en todos los demás casos de los
Evangelios en relación con Israel (8:12; 13:42,50; 22:13; Luc. 13:28) y en este caso
también se refiere a Israel.
6. En Ap.19:7-16 la cena de las bodas sigue a las bodas mismas. Es decir, que las
bodas son en el cielo y la cena de las bodas o la fiesta es en la tierra en el Milenio.
72
Esta parábola describe la venida del Esposo y de la Esposa a la tierra para la fiesta de
las bodas en la cual serán admitidas las cinco vírgenes prudentes y excluidas las cinco
insensatas.
Las diez vírgenes representan a la nación de Israel después que la iglesia ha sido
arrebatada:
♦ Las cinco prudentes son el remanente de Israel creyente
♦ Las cinco vírgenes insensatas son el remanente de Israel incrédulo
Los que tengan luz serán admitidos y los que no la tengan serán excluidos. Los que
tengan vida (creyentes) serán recibidos y los que no tengan vida (incrédulos) serán
rechazados.
Esta parábola ilustra aún más esta verdad de que Israel será juzgado en la segunda
venida del Señor para determinar quiénes entrarán al milenio y quiénes serán excluidos.
Cuando el Señor Jesús venga otra vez con poder, Él reconocerá el remanente fiel de
Israel (Ez.20) para determinar quiénes recibirán la bendición del reino. La declaración
“entra en el gozo de su señor” es la entrada a la tierra para recibir la bendición del reino
(Ez.20:40-42), mientras que el destino del siervo malo y negligente que fue echado a las
tinieblas de afuera es que “a la tierra de Israel no entrará” (Ez. 20:37-38).
El juicio contra Israel será en la tierra después de la Segunda Venida (Ez.20:34-38, para
separar a los salvos de los no salvos. Los no salvos serán cortados y los salvos serán
introducidos el Milenio que Él instituirá para cumplir los pactos.
73
El resultado del juicio es:
Este juicio sucede inmediatamente después del juicio contra Israel (Joel 3:1-2). Según el
profeta Joel, este juicio tendrá lugar en el mismo tiempo en que el Señor restaure la
nación de Israel a su tierra, la cual será en su 2ª venida. Los que serán sometidos a este
juicio serán los gentiles vivos de todas las naciones.
Entonces debe entenderse que el juicio será contra los gentiles vivos en la segunda
venida de Cristo.
La base sobre la cual se hará este juicio será el trato que den las naciones gentiles al
grupo llamado “mis hermanos” que son evidentemente los mismos testigos creyentes del
período de la tribulación.
Este juicio es para determinar la condición espiritual de aquellos que serán juzgados.
Para determinar si el que es juzgado es salvo o no.
Una vista rápida al pasaje parece indicar que este será un juicio que se basará en las
obras (Mt. 25:35-36; 42:43) y que el resultado dependerá de las obras de los que sean
juzgados.
1.
Porque es un principio aceptado en la Escritura que un hombre nunca se salva por
las obras.
74
2.
Además los que alimentaron, dieron de beber, vistieron y visitaron a “los hermanos”
fueron llamados “justos” (Mt. 25:37).
Debido a que durante ese tiempo de la tribulación “será predicado este evangelio del
reino en todo el mundo para testimonio de las naciones” (Mt. 24:14), los gentiles de este
juicio, serán recibidos o rechazados con base a su aceptación o rechazamiento del
evangelio que predicarán “los hermanos”.
El caso de Rahab se puede tomar como ejemplo. Ella creyó y fue justificada por lo que
había hecho con los israelitas: “por la fe, Rahab la ramera no pereció” (Heb.11:31; Stg.
2:25-26) Así estas naciones creerán a los mensajeros y los tratarán con bondad. De esa
manera se concluye que estos gentiles serán juzgados con base a sus obras como
producto de su fe, para determinar si son salvos o si se pierden; por haber recibido o
rechazado la predicación del Evangelio del remanente fiel durante el período de la
tribulación.
♦
A Los salvos se les dirá: “venid benditos de mi padre al reino preparado para
vosotros” (Mt. 25:34)
♦
A los no salvos les dirá: “apartaos de mí, malditos, al fuero eterno preparado para el
diablo y sus ángeles” (Mt. 25:41).
El grupo de gentiles que será introducido al reino cumple las siguientes profecías: Dn.
7:14; Is.55:5; Miq. 4:2, que declaran que un gran grupo de gentiles será juzgado bajo el
reinado de Jesucristo.
I nstitución de la cena del Señor (Mt. 26:17-29; Mr. 14:12-25;
Lc.22:7-23; Jn.13:21-30; 1ª Cor. 11:23-26))
Esta era la última cena pascual que celebraba el Señor, con todo el simbolismo histórico
y teológico que incluía. Con esto se le daba un nuevo significado por medio de su
muerte, que desde este momento haría de esta cena el modelo para el acto central de la
adoración cristiana.
Jesús prosiguió usando el pan y el vino de la cena pascual como ayudas visuales para
explicar el significado de su próxima muerte. Si el pan partido representaba su cuerpo, la
realidad de su próxima muerte quedó clara. Pero al decirles tomad, comed les indicaba
que de alguna manera estaban involucrados en su muerte.
75
Las palabras pronunciadas al momento de la copa aclaraban más la idea, ya que su
sangre sería derramada para el perdón de pecados para muchos. Al comer y al beber los
seguidores de Jesús serían identificados con su muerte, y así experimentarían el perdón
que él otorgaría con su muerte. En esta forma el Nuevo Pacto profetizado en Jer.
31:31–34 sería establecido por medio de la sangre de Jesús. Así como la primera
pascua había establecido un pacto que señalaría a Israel como el pueblo de Dios, así
ahora un nuevo pueblo de Dios se estaba formando.
El viejo pacto fue una figura del nuevo (Jer. 31.31; Heb. 8-10), y apuntaba al día en que
Jesús sería el último y final sacrificio por el pecado. En lugar de un cordero sin mancha
sobre el altar, el Cordero perfecto fue levantado en la cruz. La Pascua abarcaba una
noche y una cena, pero la Fiesta de los Panes sin Levadura, que se celebraba
simultáneamente, seguía por una semana más.
Según los evangelios sinópticos, la “Santa Cena” de Jesús fue instituida en la primera
noche de la Pascua (Pésaj), mientras que Jn. 13:1-4 dice que fue el día anterior. Esto
explicaría por qué los Evangelios no mencionan un cordero, normalmente el elemento
central de la comida pascual, ya que no se podría sacrificar antes de la fecha oficial.
Los Evangelios sinópticos supuestamente están en desacuerdo con las fechas dadas por
Juan, pero no es cierto necesariamente. Desde que el día judío comenzaba al ponerse el
sol, una comida servida el primer día de la fiesta de los panes sin levadura se daría en la
tarde en la que ese día comenzara; la siguiente tarde, la comida pascual oficial, sería el
“día” siguiente en términos judíos.
Es posible que el himno que cantaron los discípulos se tomara de los Salmos 115–118,
eran los salmos tradicionales que se cantaban como parte de la cena de Pascua.
El Señor quiso alentar a sus discípulos y prepararlos para cuando Él se fuera, y para el
tiempo que venía.
Aunque en repetidas ocasiones el Señor les había dicho a sus discípulos que era
necesario que Él muriera, ellos no habían llegado a comprenderlo y no se sentían
preparados para tan triste suceso.
DISCURSO DE DESPEDIDA
76
En Getsemaní 26:36-40 14:32-42 22:39-46
En este discurso de despedida, les declaró que iba a ser glorificado a través de la obra
que iba a cumplir. Junto con esto les enseñó que el distintivo de los discípulos era el
amor entre ellos y para con los del mundo.
Sin embargo, el Señor les recordó que cuando él se fuera, no les dejaría solos, sino que
enviaría al Espíritu Santo, el cual vendría a enseñarles y recordarles lo que Él les había
dicho. El Señor les enseñó antes de ir a Getsemaní, la figura de la vid y los pámpanos.
Si estamos en Él, entonces el Padre celestial, quien es el labrador, cuidará de nosotros.
1. Sufrimientos
Todo esto sucedería a través de hombres impíos que no conocían a Dios ni a Cristo. Por
lo tanto, el Señor hace una oración por sí mismo, por los discípulos y por la iglesia.
EL PROCESO Y PASIÓN DE CRISTO
Aquí se establece la escena para prender a Jesús con engaño y matarle; faltando dos
días para la fiesta de la pascua, la cual conmemoraba el rescate de la esclavitud en
Egipto, que Dios obró por su pueblo, y en particular el sacrificio del cordero pascual para
protegerlos de la muerte (Ex. 12:1–30). Hay un simbolismo obvio en el hecho de que
Jesús sería crucificado en esta fiesta.
77
Este fue un complot deliberado para dar muerte a Jesús. Sin esta conspiración, no
hubiera habido sentimiento popular en contra de Él. Es más, la popularidad de Jesús era
tanta que los líderes religiosos temían arrestarlo durante la Pascua. No querían que sus
acciones incitaran un alboroto.
La presencia de Jesús en Jerusalén, por primera vez en el relato de Mateo, dio a los
principales sacerdotes y ancianos la oportunidad de matarle, tal como los fariseos lo
habían propuesto previamente en Galilea (Mt.12:14). Sin embargo, Jesús tenía
bastantes partidarios, y un alboroto en el pueblo sería un problema si Jesús fuera
arrestado públicamente. Pero surgió una solución inesperada a este dilema, por medio
de Judas Iscariote, al entregarlo él mismo (Mt. 26:14–16).
Caifás fue el sumo sacerdote que gobernó durante el ministerio de Jesús. Era yerno de
Anás, el sumo sacerdote anterior. El gobierno romano había asumido el proceso de
nombrar todos los líderes políticos y religiosos. Caifás sirvió por dieciocho años, mucho
más que otro sumo sacerdote, lo que sugiere que colaboraba bien con los romanos. Fue
el primero en recomendar la muerte de Jesús a fin de “salvar” la nación (Jn. 11:49-50).
El ungimiento sugiere el papel de Jesús como el Mesías, palabra que significa “el
ungido”, pero, a la vez, presagia su muerte. El acto extravagante de la mujer simboliza
el sufrimiento mesiánico de Jesús que se avecinaba. Fue un acto de amor y devoción y
una buena obra. Pero los discípulos sólo podían ver el desperdicio. Los discípulos
estaban indignados pero el Evangelio de Juan hace una alusión especial a Judas
Iscariote (Jn 12:4). La respuesta de Jesús no tuvo la intención de minimizar el cuidado
de los pobres. Los actos individuales de caridad pueden ser olvidados pronto, pero lo
que esta mujer ha hecho permanecería como un modelo de devoción dondequiera que
este evangelio sea predicado.
Betania era el hogar de Marta, María y Lázaro, y Juan 12:3 dice que la mujer era María.
Este Simón es un desconocido; quizá Jesús lo había curado de su lepra. No era que
estaba leproso, sino que era un ex-leproso; ya que según la Toráh, ningún rabino judío
podía entrar a la casa de un leproso.
El vaso de alabastro era tallado a partir de un yeso traslúcido. Se usaba para guardar
aceites perfumados. El perfume era de nardo, un aceite importado de la India, que a
veces se usaba para ungir a los muertos, pero también era un cosmético de lujo.
Mateo y Marcos ubican este hecho antes de la última cena, mientras que Juan lo hace
una semana antes, casi antes de la Entrada Triunfal. De los tres, Juan ubica este
acontecimiento en el orden cronológico más probable. Se debe recordar que el
propósito principal de los escritores de los Evangelios fue dar un informe exacto del
mensaje de Jesús, no presentar una relación cronológica exacta de su vida. Mateo y
Marcos pudieron haber optado por ubicar este acontecimiento aquí para hacer un
contraste con la devoción completa de María y la traición de Judas, los próximos
acontecimientos en ambos Evangelios.
78
El conocimiento íntimo que Judas tenía de los movimientos de Jesús y su grupo durante
su estadía en Jerusalén le permitió señalar a las autoridades cuándo y dónde Jesús
podría ser arrestado discretamente.
Treinta piezas de plata era la cantidad de compensación a un dueño por la pérdida de un
esclavo (Ex. 21:32), y la frase se usa para el “sueldo” del pastor rechazado (el Mesías)
en Zac. 11:12, al cual alude Mateo en 27:9-10. Esta era una cantidad considerable, casi
un sueldo anual. Sólo Mateo narra la cantidad exacta del dinero que Judas recibió
por vender a Jesús. Los líderes religiosos habían planeado esperar hasta después de
la Pascua para apresar a Jesús, pero la oferta inesperada de Judas aceleró sus planes.
¿Por qué decidió Judas traicionar a Jesús?
Judas, esperaba que Jesús iniciara una rebelión política y echara a los romanos. Como
tesorero, seguramente esperaba que le fuera dada una posición importante en el nuevo
gobierno de Jesús. Pero cuando Jesús elogió a María por haber derramado el perfume,
equivalente a un gran precio, Judas pudo haber deducido que el reino de Jesús no era
físico o político sino espiritual. Sus ansias de dinero y posición social no podrían hacerse
realidad si seguía a Jesús, de manera que lo traicionó a cambio de dinero y el favor de
los líderes religiosos.
Es probable que Judas ya estuviera por dejar a Jesús, y decidió hacer efectiva esta
oportunidad. Quizás porque él era el único no galileo entre los doce y puede haberse
sentido fuera de lugar, especialmente cuando el grupo galileo marchó al sur, hacia
Jerusalén.
Posiblemente, puede haberse sentido desilusionado por el estilo del ministerio de Jesús,
en especial si él había tenido esperanzas nacionalistas. El puede haber concluido que
Jesús era un Mesías falso, de modo que era su tarea religiosa detenerlo.
El huerto de los Olivos llamado Getsemaní, un poco afuera de los límites de la ciudad,
era el “campamento” regular del grupo durante esta semana en Jerusalén. La mayoría
de los peregrinos que venían a celebrar la Pascua tenía que dormir afuera, ya que la
ciudad estaba extremadamente apiñada durante la fiesta. Si hubiesen cambiado de lugar
esa noche podrían haber echado a perder el plan de Judas, pero nuevamente Jesús
eligió no evadir lo que él había predicho.
Los sufrimientos físicos y espirituales de Cristo comienzan en Getsemaní. Su sudor era
como “grandes gotas de sangre” (Lc.22:44). Bajo mucha presión, los vasos capilares de
las glándulas sudoríparas pueden romperse y mezclarse así la sangre con el sudor.
Lo que el Señor quiso decir “pasa de mí esta copa” ha sido un tema de mucha discusión:
1. No puede ser que Cristo estuviera orando para que se le salvara de la muerte
física, porque Él estaba resuelto a morir por el pecado de la humanidad.
79
2. Es más probable que Él estuviera pidiendo el ser liberado del castigo de la
separación de Dios, la pena máxima por el pecado. Cristo pidió que su muerte física
fuera aceptada como el pago total por el pecado de los hombres.
Sin embargo, le dijo al Padre: “pero no sea como yo quiero, sino como tú”. Él se
entregó para sufrir tanto la muerte física como la separación espiritual de su Padre
celestial a fin de alcanzar la salvación de toda la humanidad.
80
De allí su estilo de la no violencia, en contraste con los dirigentes de los zelotes. Así,
mientras que parecía que la iniciativa estaba de parte de Judas y de los hombres
armados, en realidad fue Jesús quien estuvo a cargo de la situación y el propósito de
Dios que se estaba cumpliendo.
Judas había dicho que debían arrestar al hombre a quien él saludara. El arresto no lo
hacían soldados romanos bajo la ley romana, sino los líderes religiosos.
Judas identificó a Jesús no porque fuera difícil de reconocer, sino porque había aceptado
ser el acusador formal en caso de que fuera llamado a juicio. Judas supo conducirlos a
uno de los lugares de retiro de Jesús donde no hubiera personas que interfirieran con el
arresto.
El hombre que le cortó la oreja al siervo fue Pedro (Jn 18:10). Pedro trató de impedir lo
que para él era una derrota. No concebía que Jesús tuviera que morir para obtener la
victoria. Pero Jesús demostró que su entrega a la voluntad de Dios era perfecta. Su
Reino no sería promovido con espadas sino con fe y obediencia.
Este concilio, también llamado Sanedrín, era el cuerpo político y religioso más poderoso
del pueblo judío. A pesar de que los romanos gobernaban a Israel, daban poder a la
gente para tratar disputas religiosas y civiles, de modo que el Sanedrín tomaba muchas
decisiones locales que afectaban la vida diaria.
Pero la pena de muerte tenía que ser aprobada por los romanos (Jn 18:31), así que otro
juicio, ahora romano, sería necesario (Mt.27:11–26).
Durante la audiencia Jesús declaró abiertamente su propia autoridad, y los miembros del
Sanedrín despreciativamente lo repudiaron, cumpliendo de esta manera la predicción de
Jesús en Mt.16:21.
No se nos dice cuál fue la acusación contra Jesús de parte de los testigos falsos. Pero la
supuesta expresión de Jesús: Puedo derribar el templo de Dios y edificarlo en tres días
no se dice que sea falsa y fue dicha por dos testigos, lo que le dio validez.
Una amenaza al templo era amenazar todo lo que era más precioso en la vida y culto de
Israel.
81
Pedro niega a Jesús (Mt. 26:69-75)
Jesús predijo este fracaso de Pedro. Al entretejer los relatos de Jesús y Pedro en la casa
de Caifás, Mateo nos invita a comparar a los dos hombres que estaban bajo
presión. Mientras que Jesús se mantuvo firme, Pedro respondió a la presión en
aumento con negaciones violentas y crecientes, negando conocer a Jesús el galileo, a
Jesús de Nazaret, aunque no pudo esconder su acento galileo.
La historia termina con el llanto amargo de Pedro, pero no su restauración. Mateo no lo
menciona más por nombre, aunque existe un amplio indicio en la mención de los “once
discípulos” de 28:16.
Pilato, aunque tenía el deber de hacer justicia, demostró estar más interesado en la
política que en la justicia. Tuvo varias oportunidades de tomar la decisión correcta.
La conciencia le decía que Jesús era inocente; la ley romana decía que un inocente no
debía morir; y su esposa había tenido un sueño perturbador. Pilato no tenía excusa para
condenar a Jesús, pero temía a la turba.
Barrabás había tomado parte en una rebelión contra el gobierno romano (Mr. 15:7). Era
enemigo de Roma, pero para los judíos era como un héroe, un líder nacionalista popular
quien tendría más seguidores en Jerusalén que el “profeta galileo”. Probablemente no
fue muy difícil a las multitudes incitadas a elegir según la opinión de los principales
sacerdotes y los ancianos. No es necesario asumir que estas personas fueran las
mismas como los peregrinos galileos que dieron la bienvenida a Jesús en Jerusalén en
Mt.21:8-9; más bien éstos eran habitantes de la ciudad (Mt.21:10-11).
82
Pilato tuvo que dar el veredicto formal, lavándose las manos intentó quitarse la
responsabilidad de la muerte de Jesús y transferirla a la multitud.
Los soldados gentiles tenían a su merced a un “rey” judío, e hicieron teatro con una
coronación burlesca, usando cualquier cosa que les viniere a la mano: el capote rojo de
un soldado como ropaje imperial, una caña como cetro real y una corona hecha de
espinas. De esta manera el “rey de los judíos”, ya maltratado por su propia gente, fue
deshonrado igualmente por los gentiles.
Mateo dice muy poco acerca del
horror físico de una crucifixión; el
énfasis en esta sección vuelve a
caer sobre el rechazo y la burla,
esta vez por el mismo pueblo de
Jesús. Pero aun dentro de este
marco improbable, salen a relucir
algunos de los títulos mesiánicos
más grandes, a pesar de que
eran en mofa. Por lo tanto,
dentro de la misma burla se
puede vislumbrar algo del
verdadero significado de la
muerte de Jesús. Y ecos
frecuentes de las palabras de los
Sal. 22 y 69 recuerdan que en el
sufrimiento y la muerte de Jesús
las Escrituras se estaban
cumpliendo.
El Gólgota era un lugar donde
se hacían ejecuciones con
regularidad, estaba situado justo
fuera de la ciudad. Los soldados
forman una parte importante de
la escena ya que durante su
turno de guardia ocurrió una
confesión crucial.
A Jesús se le ofreció vinagre mezclado con hiel o ajenjo, era un narcótico para calmar el
dolor de los moribundos; pero Jesús lo rechazó, habría de sufrir totalmente consciente y
con mente lúcida.
La costumbre era que los soldados tomaran las vestimentas de los que eran
crucificados. Estos soldados echaron suerte y se repartieron las vestimentas de Jesús,
cumpliendo así la profecía de David en el Salmo 22, el cual es un paralelo de la
crucifixión.
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La burla la hicieron los judíos de diversas clases. Los dos ladrones, probablemente eran
insurgentes políticos, Josefo usa la frase “ladrones” para designar a los que luchaban por
la libertad de los judíos.
Los que pasaban eran judíos término medio, que sabían algo de Jesús y de sus
pretensiones concernientes al templo, y que habían oído de su reclamo de ser el Hijo de
Dios. Finalmente, los principales sacerdotes junto con los escribas y los ancianos
repitieron similar sarcasmo, pero también en burla agregaron el precioso título de rey de
los judíos. Era obvio el rechazo total de Jesús por parte de su pueblo
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Muchos sepulcros familiares de aquella época todavía se pueden ver en los alrededores
de Jerusalén, labrados en piedra, con una pequeña entrada, cubierta con una gran
piedra, y espacios para varios cuerpos.
El sepulcro nuevo en este caso, indica que no habían colocado otros cuerpos allí
todavía. Sólo un hombre rico podía costearse un sepulcro así, tan cerca de la capital.
LA RESURRECCIÓN DE CRISTO
Solamente Mateo menciona la guardia. Tuvo que hacerlo con el fin de contradecir un
informe falso que estaba en circulación (Mt.28:15). La presencia de la guardia también
aumenta nuestra conciencia de la magnitud del milagro de la resurrección de Jesús.
Debido a que la tumba estaba labrada en la roca en un lado de la colina, había una sola
entrada. Para sellarla, pasaron una cuerda sobre la piedra que cerraba la entrada, y
sellaron con arcilla los extremos de la cuerda.
Pero los líderes religiosos tomaron una precaución mayor: solicitaron que hubiera
guardias en la entrada de la tumba. Una guardia de soldados romanos ofrecía la
seguridad máxima. Con estas precauciones, la única forma en que la tumba podía
quedar vacía era que Jesús resucitara. Lo que los fariseos no entendían era que ni la
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roca, ni el sello, ni los guardias, ni todo el ejército romano podrían impedir que el Hijo de
Dios resucitara.
Este no es un relato de cómo resucitó Jesús de los muertos, sino de cómo se supo de su
resurrección. La remoción milagrosa de la piedra no fue con el fin de dejar salir a Jesús,
sino para dejar entrar a las mujeres para ver la tumba vacía. Cada uno de los Evangelios
presenta un relato diferente acerca de cómo se supo del asunto, pero ninguno de estos
describe el evento propiamente.
En contraste con los dirigentes judíos, las mujeres habían descansado correctamente el
sábado. Ahora podían volver a ver el sepulcro; Mateo no menciona ninguna intención de
entrar. Pero la aparición de un ángel del Señor cambió todo. El ángel había llegado para
mostrarles que Jesús ya había resucitado, y para ese fin él había removido la piedra y
les había mostrado el interior de ese ambiente vacío donde estaba puesto.
Para los discípulos un alivio volver a Galilea, es allí donde la misión cristiana tiene su
lugar de comienzo, en una reunión con el Jesús resucitado. Con base a esa autoridad,
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Jesús ahora envía a sus discípulos a extender su gobierno entre todas las naciones por
medio del hacer más discípulos. La naturaleza de ese discipulado se amplía con dos
participios más, bautizándoles y enseñándoles.
Jesús dejó a sus discípulos estas últimas instrucciones: estaban bajo su autoridad,
debían hacer más discípulos, bautizarlos y enseñarles que hay que obedecerlo a Él; Él
estaría con ellos siempre. En misiones previas Jesús había dicho a sus discípulos que
fueran sólo a los judíos. A partir de ese momento su misión tendría alcances mundiales.
Jesús es Señor de la tierra y murió por los pecados de toda la humanidad.
La ascensión del Señor es una parte integral y necesaria en el plan divino para la
salvación del hombre. El Señor vino a este mundo, se humilló y se encarnó para dar su
vida muriendo en la cruz.
Resucitó para ascender nuevamente a la diestra del Padre; y lo hizo desde el monte de
Los Olivos a la vista de sus discípulos. El Señor llevó a sus discípulos a las afueras de
Betania, y ahí les dio las últimas instrucciones. Después de bendecirles, fue recibido por
una nube del cielo.
Este suceso se complementa en Hch.1:9.11 diciendo: “Este mismo Jesús, que ha sido
tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo”. El Señor vendrá
por segunda vez a establecer su reino aquí en la tierra.
Conclusión
Con gozo sabemos que el sepulcro está vacío y que ha resucitado. Luego vimos cómo
ascendió al cielo, el lugar que había abandonado para venir a salvarnos.
Realmente no se ha dicho todo cuanto pudiera decirse de nuestro Salvador; ya que nos
unimos a la misma opinión del apóstol Juan, quien dijo que no cabrían los libros en el
mundo entero que podrían escribirse sobre Él (Jn. 21:25).
¡Gracias Dios por llegar al final de este maravilloso estudio de los evangelios!
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