El Pesebre de Navidad y su Origen Franciscano.

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En el capítulo XXX de la vida primera de Fray Tomás de Celano se
describe como San Francisco de Asís mientras predicaba por la
campiña de Rieti, Italia, le sorprendió el crudo invierno al humilde
predicador que vestía con harapos. Se refugió en la ermita de
Greccio. Era la Navidad del año 1223.

Mientras oraba rodeado de aquella paz del bosque y meditando la

lectura del evangelista San Lucas, tuvo la inspiración de reproducir en
vivo el misterio del nacimiento de Jesús en Belén. Construyó una
casita de paja a modo de portal, puso un pesebre en su interior, trajo
un buey y un asno de los campesinos del lugar e invitó a un pequeño
grupo de ellos a reproducir la escena de la adoración de los pastores.
A partir de ahí se empezó a difundir la devoción de poner en las casas
el día de Navidad, una representación del nacimiento del niño Jesús”,
Los pesebres vivientes o materiales invitan a reflexionar sobre la
pobreza de la Sagrada Familia que nos llama a imitarle en auténtica
sencillez evangélica, renunciando a los apegos materiales. En las
casas católicas se sigue escogiendo un rincón especial para ubicar el
pesebre dejando un espacio entre José y María para poner al Niño
Dios el 25 de diciembre, generalmente a las 00:00 horas.
¿Cómo celebrar la Navidad en Familia?
Es importante que nosotros como cristianos, celebremos bien la
Navidad, pues es un acontecimiento central de nuestra fe. Y qué
mejor que hacerlo en familia. Ése será el mejor regalo que le
podamos hacer al Niño Jesús. Aquí algunas recomendaciones:
 Viva el Adviento como el dulce tiempo de espera de Jesús.
 Recuerde que Navidad es Jesús. Por ello, pongamos el
pesebre en casa.
 En Nochebuena trate de asistir con su familia a la Misa del
Gallo. De esa manera no sólo celebrará a Jesús sino que
podrá recibirlo en la Eucaristía.
 En esta fiesta del amor de Dios, nadie debería quedar
excluido. Por ello, vivamos la solidaridad con aquellos, los más
necesitados.
 Cantar villancicos reunidos alrededor del pesebre y que cada
miembro “arrulle” en sus brazos al Niño Jesús.
¡PAZ Y BIEN!
25 de Diciembre: La Natividad de
Nuestro Señor Jesucristo.
La salvación nos ha llegado.
La natividad de Jesús, la natividad de Cristo, el nacimiento de
Jesús o el nacimiento de Cristo, se describen en los evangelios
bíblicos de San Mateo y San Lucas. Los dos relatos coinciden en
que Jesús nació en Belén de Judea, su madre María estaba
desposada con un hombre llamado José, que descendía del rey
David y no era su padre biológico, ya que su nacimiento fue
causado por la intervención divina.
Con la solemnidad de la Navidad, la Iglesia celebra la
manifestación del Verbo de Dios a los hombres. Hoy se nos
recuerda que el Dios del amor se encarnó de María La Virgen por
amor a cada uno de nosotros, para traernos su mensaje de
redención y de salvación y para conducirnos a la vida eterna. La
celebración de la Natividad de Nuestro Señor es, de manera muy
especial, una fecha muy significativa para todos los creyentes en
Cristo, porque ellos conocen bien su verdad e importancia para la
humanidad. Del Cielo ha bajado la luz que ilumina a todas las
naciones, trayendo su ternura y su misterio de salvación.
Todo católico debe de razonar que la Natividad del Señor
Jesucristo no es una fiesta humana la que celebramos, sino divina.
Es “la fiesta de Dios”, y es desde ésta perspectiva, la espiritual,
desde la que tenemos que abordar cada año la conmemoración de
la venida de nuestro Señor Jesucristo.
Historia de la Natividad.
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Un antiguo documento del año 354 llamado el Cronógrafo confirma la
existencia en Roma de esta fiesta el 25 de diciembre, que
corresponde a la celebración pagana del solsticio de invierno “Natalis
solis invicti”, esto es, el nacimiento del nuevo sol que, después de la
noche más larga del año, readquiría nuevo vigor.
Al celebrar en este día el nacimiento de quien es el verdadero Sol, la
luz del mundo, que surge de la noche del paganismo, se quiso dar un
significado totalmente nuevo a una tradición pagana muy sentida por
el pueblo, porque coincidía con las ferias de Saturno, durante las
cuales los esclavos recibían dones de sus patrones y se los invitaba a
sentarse a su mesa, como libres ciudadanos. Sin embargo, con la
tradición cristiana, los regalos de Navidad hacen referencia a los
dones de los pastores y de los reyes magos al Niño Jesús.
En oriente se celebraba la fiesta del nacimiento de Cristo el 6 de
enero, con el nombre de Epifanía, que quiere decir “manifestación”;
después la Iglesia oriental acogió la fecha del 25 de diciembre,
práctica ya en uso en Antioquía hacia el 376, en tiempo de San Juan
Crisóstomo, y en el 380 en Constantinopla.
Celebración litúrgica.
En la actualidad la Iglesia Católica otorga a la solemnidad de la
Navidad una importancia tal que se la antecede de un tiempo de
preparación, el Adviento, de la misma forma que la Cuaresma
constituye el tiempo de preparación para la Pascua.
Con la celebración de la Natividad en las vísperas del 25 de diciembre
se inicia el «tiempo de Navidad», que abarca la celebración de la
Sagrada Familia (domingo infraoctava de la Natividad), la solemnidad
de Santa María, Madre de Dios (1 de enero, es decir, la octava de la
Natividad), la solemnidad de la Epifanía del Señor (6 de enero) y la
fiesta del Bautismo del Señor (domingo después de Epifanía), con la
que concluye el tiempo litúrgico de la Navidad.
El tiempo de Natividad también incluye otras festividades tales como
la de san Esteban, protomártir (26 de diciembre), la de san Juan,
apóstol y evangelista (27 de diciembre) y la de los Santos Inocentes
(28 de diciembre).
Fuente: www.catholic.net. El lugar de encuentro de los católicos en la red.
El 25 de diciembre y la Navidad.
La Solemnidad de la Navidad se celebra el 25 de diciembre, la
Navidad no es el 24 de diciembre. Eso sí: Navidad no es la
celebración de una fecha, sino de un hecho, el nacimiento del
Salvador, evento absolutamente decisivo en la historia de la
salvación. Es entonces una conmemoración del significado de ese
hecho. Se lee en las profecías:
Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado; le ponen en
el hombro el distintivo del rey y proclaman su nombre: "Consejero
admirable, Dios fuerte, Padre que no muere, príncipe de la Paz."
(Isaías 9, 5).
Ese hecho fue de tal magnitud que todo el cielo lo celebró:
De pronto una multitud de seres celestiales aparecieron junto al
ángel, y alababan a Dios con estas palabras: "Gloria a Dios en lo
más alto del cielo y en la tierra paz a los hombres: ésta es la hora
de su gracia". (San Lucas 2, 13-14).
Como lo importante es el significado, todo lo anterior se resume en
que debemos ser conscientes de que hubo un día en el que Dios
encarnado llegó a nuestras vidas, las cuales deben estar listas
para fructificar bajo su luz ("Yo soy la luz del mundo" dijo Jesús en
San Juan 8, 12).
La Navidad cristiana y la Navidad consumista.
La Navidad es una fiesta que está bajo un ataque tremendo en
estos últimos tiempos. Santa Claus ha tomado el lugar del niño
Jesús y el centro comercial ha tomado el lugar del templo. Qué
triste que el domingo antes de Navidad los estacionamientos de las
Iglesias estén vacíos y en los centros comerciales sea una hazaña
encontrar un lugar donde estacionar el automóvil. Dice la Palabra
de Dios: "Donde está tu tesoro, allí está tu corazón" (San Mateo
6,21) ¿Dónde está tu corazón? ¿En un centro comercial?….
¿Cuando llegue la tribulación a tu vida, a donde vas a ir a buscar
consuelo y paz? ¿Al centro comercial? Navidad es una fiesta de
cumpleaños donde se le compran regalos a todos menos al niño
que se festeja. Donde se hace una fiesta y no se invita al
homenajeado, donde hoy, tristemente, se trata de que no se
mencione el nombre del niño que nació, su nombre es Jesús.
Preparado por: Orden Franciscana Seglar. OFS – Chinandega. Nicaragua