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DESARROLLO SOCIAL: INFANTIL

El presente reporte de lectura, busca comprender la importancia que tiene el conocimiento

de los procesos de desarrollo en el niño, como los estados infantiles predominantes, sus emociones

y temperamentos y el desarrollo de apego con quienes los cuidan, así como sus reacciones a los

extraños y a la separación de aquellos con quienes están apegados. Es importante mostrar que el

niño no se desarrolla en un sólo ámbito, pues el desarrollo es integral, y sólo para su estudio se

encuentra dividido, porque sea cual sea la actividad que realiza el niño, se están desarrollando

todas sus capacidades, pues se asocian unas con otras, ya que están estrechamente relacionadas.

El desarrollo de los niños es producto de la interacción dinámica tanto de factores genéticos

como del contexto social y cultural. Tanto los genes de los padres influirán en el desarrollo del

niño, haciéndolo más hábil en ciertas actividades, es una capacidad innata que se trae consigo

desde el momento de la concepción, lo que ocasiona que se desarrollen de cierta forma en el

contexto en que se encuentran; y el medio ambiente es aquel medio en el que se lleva a cabo el

desarrollo del niño y donde se adquieren nuevas capacidades, este bien puede ser impuesto por los

padres o puede elegirse libremente.

“Nuestro comportamiento y desarrollo se ven influidos y determinados por aspectos genéticos

como por aspectos ambientales, el problema fundamental es conocer cómo se relacionan los unos

con los otros” (Palacios, 1995). La herencia y el ambiente se complementan, para que el niño

logre desarrollarse en los diferentes áreas sociales, cognitivas y afectivas.

ESTADOS INFANTILES

Según Wolf (1969) luego de un cuidadoso estudio de la conducta de los infantes,

menciona que existen seis estados por los cuales el bebé pasa varias veces al día. Dos son estados

de sueño; los otros son estados cuando despierta.


 El primer estado es un sueño profundo, cuando el bebé descansa tranquilo sin

moverse y está relativamente inconsciente. Si sacude un sonajero con fuerza en su oído,

posiblemente se agite un poco, pero no mucho.

 En el segundo estado es un sueño más ligero y activo, el mismo sonido la asustará

y posiblemente lo despierte. Durante este sueño ligero, también puede ver los movimientos

rápidos de sus ojos por debajo de sus párpados cerrados. Él alternará entre estos dos estados de

sueño, pasando por cada uno de ellos a determinada hora. Algunas veces saldrá de estos estados

de sueño cuando se le estimule de sobremanera y cuando esté físicamente cansado.

 Estado tres es cuando su bebé se despierte o empiece a quedarse dormido. Sus

ojos se harán hacia atrás bajo sus párpados y posiblemente se estire, bostece o levante sus brazos

y piernas.

 En el estado cuatro una vez que se despierta, pasará a uno de los tres estados

restantes. Puede ser que se despierte, esté feliz y alerta pero relativamente sin movimiento.

 Se encuentra en el estado cinco cuando él bebé, puede estar alerta, feliz y muy

activo.

 Estado seis, él bebé puede que llore y esté agitado.

TEMPERAMENTO INFANTIL

Las características que forman el temperamento en los niños son innatas, suelen tener un

gran componente genético, se manifiestan ya desde los primeros días/semanas, y cambian muy

poco con el tiempo. Aunque el temperamento sí que se modula y se matiza con las experiencias,

la educación y la relación con los demás, para formar el carácter y la personalidad.


Que esas características del temperamento no son en sí mismas buenas o malas, pero la

manera en que las ven y abordan los padres, influyen mucho en que la conducta del niño se

adapte al entorno o choque con él, y también en que el niño las vea como buenas o malas. Por

ejemplo, un niño muy activo e inquieto, encajará bien en una familia donde los padres son

también muy activos; pero chocará bastante si los padres tienden a ser más tranquilos y poco

activos.

TIPOS DE TEMPERAMENTOS

El temperamento es una característica importante de la salud social y emocional. El

término “temperamento” se refiere a la manera cómo enfrentamos y reaccionamos al mundo. Es

nuestro “estilo” personal y está presente en nosotros desde que nacemos. Existen tres tipos de

temperamentos: fácil, difícil y lento.

Los niños de temperamento fácil son, por lo general, niños contentos, activos, desde el

nacimiento y se adaptan fácilmente a situaciones y ambientes nuevos. Thoma y Chess

clasificaron como “difíciles” a los niños con ritmos biológicos irregulares, respuestas

emocionales de intensidad elevada y tendencias a sentirse y manifestar emociones negativas, por

ejemplo, en forma de irritabilidad o de llanto; no obstante, también suelen mostrar de forma más

marcada las emociones positivas. Los niños de adaptación lenta son generalmente observadores,

y tranquilos, y pueden necesitar más tiempo para adaptarse a situaciones nuevas. Los niños con

temperamentos activos tienen rutinas variadas (por ejemplo, para comer y dormir) y tienden a

mostrar entusiasmo por la vida.

EMOCIONES INFANTILES

El niño es capaz de reconocer emociones positivas o negativas desde los primeros meses

de vida. Las emociones infantiles son mucho más ricas de lo que los niños son capaces de
expresar, saben discriminar las emociones, antes de ser capaces de nombrarlas. Los niños muy

pequeños manifiestan empatía respecto a las emociones de otros, que se pueden detectar en

edades tempranas, de uno a los tres años son emociones básicas: alegría, tristeza, ira (enfado) y

miedo.

Las funciones de las emociones pueden situarse en dos niveles; la sensibilidad emocional

y la respuesta emocional, siendo éstas últimas, las que guían y organizan la conducta, jugando un

papel crucial en la infancia cómo señales comunicativas. Hay que tener en cuenta que tenemos

dos mentes, una que piensa y otra que siente (Goleman, 1995).

Cuando los niños aprenden y dominan las habilidades sociales y emocionales, esto les

ayuda no solo en la escuela, sino también en todos los aspectos vitales, si los padres y los hijos

practican y emplean estas habilidades en casa, los efectos son doblemente beneficiosos (Lantieri,

2009).

Veamos, en términos del propio Watson, la descripción de los respectivos estímulos

desencadenantes de las tres emociones básicas.

En cuanto al miedo: Los niños, y en bebés es en quienes la reacción al ruido es más

acentuada, con los ruidos fuertes casi invariablemente suscitan una marcada reacción desde el

mismo momento del nacimiento. Por ejemplo, un golpe de martillo sobre una barra de acero,

provocará un brinco, un sacudimiento, una pausa de la respiración, seguida de una respiración

acelerada con pronunciados cambios vasomotores, cierre repentino del ojo, apretar de los puños,

fruncir de los labios. El otro estímulo que provoca la reacción de miedo es la pérdida de la base

de sustentación, en especial cuando el cuerpo no está preparado para compensarla. Puede

apreciarse mejor en los recién nacidos, cuando están a punto de dormirse.


Por lo que respecta a la segunda de las reacciones básicas a la cual llamamos ira: Es

factible de observar desde el nacimiento, pero con mayor facilidad entre los 10 y 15 días. Si con

delicadeza se les sujeta la cabeza con las manos, los brazos adosados a lo largo del cuerpo, y se

les mantiene las piernas estrechamente unidas, la conducta de ira empieza a manifestarse. Hasta

hoy no han sido catalogados en forma completa los elementos de la respuesta no aprendida de la

ira. Empero, algunos de éstos son de fácil observación: la rigidez de todo el cuerpo, los

movimientos desordenados de pataleo y manoteo y la retención de la respiración".

En cuanto al amor, finalmente: "Son evidentes estímulos de las respuestas amorosas el

acariciar la piel, las cosquillas, el mecimiento suave, el coqueteo de la barbilla. Esta respuesta es

particularmente provocada con mayor facilidad por la estimulación de aquellas zonas que -a falta

de un término más apropiado-, podemos llamar erógenas: tetillas, labios y órganos sexuales".

Si estas observaciones fueran verdaderamente completas, parecería que las reacciones

emocionales del niño son muy sencillas y escasos los estímulos que las suscitan, según hace

observar él mismo. Pero, ciertamente -argumenta Watson- estamos aún lejos de poder concluir.

APEGOS DE PADRES E HIJOS

El apego es la conexión afectiva, física, conductual y biológica que se establece entre el

niño o la niña y su madre o padre. “Hay ciertas maneras de establecer un vínculo que favorezca

el desarrollo emocional del recién nacido: estar presente y cubrir las necesidades que el niño

pide”, explica la psicóloga.

El vínculo afectivo le enseña al bebé el primer modelo a seguir para entablar relaciones

interpersonales, fomenta la sensación de seguridad y su autoestima. Generar un buen vínculo

madre hijo con el bebé es importante para las futuras relaciones sociales.


El primer contacto con el recién nacido desencadena en la madre cariño y deseo de

protección: es el primer paso para generar el vínculo madre hijo con el bebé. Si bien es cierto que

durante el embarazo ya se ha iniciado el vínculo madre-hijo, no se desarrollará del todo hasta

después del nacimiento. Cuando el bebé nace ya conoce a su madre, la ha oído hablar durante

todo el embarazo y su olor le es muy familiar.

La teoría del apego es la teoría que describe la dinámica de largo plazo de las relaciones

entre los seres humanos. Su principio más importante declara que un recién nacido necesita

desarrollar una relación con al menos un cuidador principal para que su desarrollo social y

emocional se produzca con normalidad.

La fase de apego se presenta entre los seis u ocho meses, dependiendo de cuando culmine

la fase de formación y tiene una duración aproximada de dos años. Es a partir de esta etapa que

se forma un verdadero vínculo de apego. La muestra más clara de esto es que, cuando el niño es

separado de su madre, experimenta enfado.

Asimismo, es en esta etapa que puede notarse un rechazo físico por parte del niño ante

los desconocidos, quienes puede identificar como amenazas. Es por esto que durante el

desarrollo de esta etapa las acciones del infante están orientadas a obtener la atención de su

progenitora, pues siente la necesidad de su presencia.

Para concluir puedo mencionar que estudiar el desarrollo del niño nos ha llevado a

conocer las diversas etapas de su crecimiento y a la vez aprendimos que factores son los que más

influyen para que se desempeñen mejor en los diversos entornos. Es importante destacar que la

vida del ser humano se va formando poco a poco en los primeros años de vida y que éstos serán

los que definan nuestra personalidad, actitudes y quienes somos en el futuro. Se debe tener

paciencia y atención constante a los pequeños para que se les garanticé una buena formación, así
también pudimos conocer situaciones de riesgo a las que todavía hoy en día los niños se

enfrentan como la pobreza extrema, la migración, la violencia, etc., somos personas pensantes

capaces de cambiar al mundo, sólo se necesita un motivo y las ganas de hacerlo.

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